VII. R esponsabilidad societaria 361 toda vez que lo verdaderamente importante es la identidad sustancial del tema objeto de legislación. Por último se consideró que la norma vulneraba el artículo 58 de la carta Política por cuanto el estado debe garantizar el ejercicio y goce de los derechos adquiridos con arreglo a las leyes civiles, los cuales una vez adquiridos, no pueden ser desconocidos por nadie hacia el futuro. Para resolver el interrogante planteado debemos comenzar por admitir que a partir de la vigencia de la ley 50 de 1990, la regla general es la improcedencia de la acción de reintegro, no obstante, excepcionalmente, procederá en favor de administradores o revisores fiscales que sean despedidos sin justa causa cuando; 1) Se encuentren vinculados a la compañía mediante contrato de trabajo. 2) Que al primero de enero de 1991 contaran con diez (10) o más años continuos al servicio de su empleador, y 3) Que no hubieran o no hayan manifestado su voluntad de acogerse al nuevo régimen. En consecuencia, aquellos administradores o revisores fiscales que cumplan con estas condiciones, conservan aún la acción de reintegro en el evento de ser despedidos sin justa causa. No sobra advertir, que obviamente, sino media contrato de trabajo, o por lo menos sino existe relación laboral, no se vulnera, para estas personas, el derecho a la igualdad toda vez que en verdad no se encontrarían en las mismas circunstancias que los trabajadores vinculados a la sociedad en una de estas dos formas. De otro lado se debe considerar que cuando los administradores o revisores fiscales pierden toda credibilidad es sensato retirarlos del cargo pues de lo contrario se estaría colocando a la misma sociedad en un estado de constante riesgo para sus intereses y por contera se colocaría en peligro la seriedad y confianza de los terceros frente a ella, tal vez por ese mismo motivo el mismo legislador ha consagrado la posibilidad de revocatoria de los nombramientos que realicen los órganos colegiados sociales y lo revistió, a la norma que la consagra, con la característica especial de norma de orden público al establecer en el inciso del artículo 198 del Código de Comercio que “...se tendrán por no escritas las cláusulas del contrato que tiendan a establecer la inamovilidad de los administradores... o que exijan para la remoción mayorías especiales distintas de las comunes” lo cual es lógico si consideramos la condición de mandatarios que tienen los administradores; entre el articulado y el título de la ley...”. Sentencia C-434 de Septiembre cinco (5) de 1996. M.P. Dr. Gregorio Hernández Galindo.