814 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA La Enseñanza Popular de la Higiene Como Actividad de las Cruces Rojas Americanas * Por el Dr. Profesor CARLOS de Higiene ENRIQUE de la Universidad Normal PAZ SOLDÁN Mayor de Lima (Perú) La institucibn de la Cruz Roja en tiempo de paz, y dentro dc la extraordinaria evolución que ha experimentado en los últimos años bajo la acción continuada de la Liga de las Sociedades de la Cruz Roja, es fundamentalmente, o por mejor decir debe ser, una co?zciencia presta a avisar a cada pueblo de los peligros médico-sociales que pueden amenazar su salud, su robustez, su fuerza física y por consiguiente intelectual y psíquica y hasta su vida, y que esté dispuesta, al mismo tiempo a reaccionar en actos capaces de resolver los conflictos que originan el estado de cosas que ha sentido. Esta conciencia, intelectual y moral, propia de la Cruz Roja, no puede sin embargo tener cabal posibilidad de existir, si la institución no trata de penetrar hondamente en el pensamiento popular, para depositar en él, los elementos indispensables de cultura y de criterio que formen allf otra conciencia paralela a la de la Cruz Roja. En este sentido la enseñanza popular de la higiene debe ser canal por donde se encaucen las actividades mejores de las diferentes Cruces Rojas del mundo. Enseñar a los que no saben cómo SC trasmiten las grandes enfermedades sociales; qué daños derivan de los tóxicos; cómo actúan en detrimento del hombre los ambientes insalubres de la industria; de que forma se crea la insalubridad de una comarca por obra de la ignorancia o la miseria, cuando no por ambos factores reunidos; avisar anticipadamente la quiebra de los valores intelectuales humanos, principalmente en la infancia que trata de adquirir su desarrollo e independencia mental, sorprendiendo oportunamente los signos anunciadores de esta quiebra por la aplicación oportuna de la higiene psiquiátrica; en fin, sembrar hondo y bien en el espíritu público de los ciudadanos, desde sus primeros momentos de actividad, cuantas nociones concurran a formar en él la conciencia sanitaria, tal debe ser la orient’ación más adecuada do la Cruz Roja en el vasto yermo intelectual americano, en donde pop desgracia, el analfabetismo constituye aún la gran causa generadora de la disminución del hombre, en sus diferentes aspectos. Por haberlo entendido así la Liga de las Cruces Rojas es que ha consagrado a esta actividad sus más atentos cuidados, como lo revela su documentada memoria sometida a la consideración de la primera sesión plenaria de esta II Conferencia Panamericana de la Cruz Roja. Mas no se limitan aquí las derivaciones útiles de esta fecunda Hay algo más todavfa: y es que actividad normal de la Cruz Roja. enseñando y pregonando, la Cruz Roja adquiere nuevas y más * Reproducido de La Reforma MBd.: 14: 16 (fbro.) 1928. # b * ^ l ACTIVIDAD . * .i * . NORMAL DE LAS CRUCE& ROJAS AMERICANAS 815 grandes vinculaciones sociales en el ambiente en donde actúa. Enseñar, que es acto de amor y de fraternidad, y sobre todo enseñar la forma como se puede prevenir el peor de los daños, la enfermedad, tendrá siempre que ser causa intensa de adhesiones unánimes entre el que enseña y los que aprenden. Y es aquí en donde encuentro otra razón más para defender como acertada esta dirección de las actividades de la Cruz Roja. Pero no es bastante aceptar que tal debe ser una de las finalidades esenciales de la institución. Esto apenas representa el qué. Urge, En otros fundamentalmente, decir cómo llevar a cabo tal actividad. términos, conviene precisar la forma como esta enseñanza encaminada a la formación de la conciencia sanitaria popular debe ser ofrecida por la Cruz Roja. El simple enunciado del problema, revela su enorme complejidad. No cabe dar una pauta (standard) única para tal obra. Esta enseñanza debe adaptarse esencialmente a las peculiaridades de cada país, al estado de su cultura pública, a la mentalidad de sus habitantes, y a los problemas de mayor urgencia y de índole médico-social que en El indio peruano, o el sertanejo la comarca considerada se presenten. brasileiro no pueden ser sometidos a los mismos métodos educacionales en lo que respecta a la formación de su conciencia sanitaria. Aquí es precisamente en donde aparece la enorme utilidad de dejar que cada Cruz Roja, con pleno conocimiento de su ambiente, busque los medios que la conduzcan a realizar esta obra de amor y de redención que es la enseñanza popular de la higiene. Lo que sí puede sostenerse, sin riesgo de caer en la ilusión, es que la enseñanza de la higiene debe fundamentalmente ser objetiva y simple. Objetiva, median:,e demostraciones- que tiendan a evidenciar la utilidad cierta e inmediata de las prkticas sanitarias; simple por medio de carteles, de leyendas, de cartillas y de cuadros que tiendan a decir una sola pero concluyente, verdad. Es así como la Cruz Roja, al par que va difundiendo su propio símbolo magnífico, va despertando la conciencia sanitaria del pueblo. Salir de este radio de acción, entrar por senderos diferentes, ampliar desmesuradamente los objetivos, en vez de aumentar la act’ividad es tendencia peligrosa contra la que conviene poner en guardia ala Cruz Roja. Como síntesis de esta breve ponencia quiero puntualizar las siguientes conclusiones, sobre las que debe pronunciarse el voto de la sec&n, primero, y el de la asamhlea después: Conclusiones 1. Siendo la Cruz Roja una conciencia intelectual y moral presta a advertir a los pueblos de los peligros médico-sociales que pueden acaecerles o que ya les acaecen y que debe remediar en la medida de lo posible, urge que para responder a esta función que le es propia, I 816 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA trabaje por formar una conciencia pública sobre los grandes problemas mgdico-sociales mediant,e la enseñanza de la higiene. II. Las primeras experiencias tentadas en el sent,ido indicado en la anterior conclusión, han demostrado cuanta utilidad hay en tal labor y cuanto prestigio procura a la Cruz Roja; y por tanko es indispensable que se intensifique la obra docente de la higiene entre el pueblo. III. No cabe indicar para llevar a cabo esta enseñanza popular de la higiene, métodos normales (standard). La adaptación de la enseñanza alas condiciones de cada lugar, debe ser la obra de cada Cruz Roja Nacional. IV. La enseñanza de la higiene por las Cruces Rojas debe sujetarse, no obstante, a estas dos condiciones: ser objetiva v ser sencilla. M puede prevenirse la difusión de los esfuerzos con peligro de la obra que se trata de realizar. ” c NOTA DE LA REDACCIÓN.-En una de las resoluciones aprobadas en la Sexta Conferencia Internacional de las Repbblicas AmericAnas, hizose hincapié en la cooperación que puede prestar la Cruz Roja de cada pafs, complementando la acción de los poderes públicos en materias de higiene o educación. El trabajo del Dr. Paz Soldán es, pues, de rigurosa actualidad, por precisar, como lo hace, la esfera de acción de la Cruz Roja, es decir, en la divulgación de la higiene, sin chocar con las gestiones propias de las autoridades de sanidad, con cuyos esfuerzos debe coadyuvar. Sincillas Precauciones para Proteger la Vista ’ Si usted verifica trabajos peligrosos en que podrían saltarle al ojo astillas, cenizas, llamas, o particulas ásperas, protéjalos bien por medio de una pantalla o poniéndose antiparras. No deje nunca que los niños jueguen con objetos de bordes ásperos. Toda persona que asista en un parto debe emplear en los ojos del recién nacido un profiláctico, que consiste en algunas gotas de solución al uno por ciento de nitrato de plata. Hay mucha ceguera debida al desaseo, pues es fácil infectar al ojo con un germen transportado en un pañuelo sucio, esquina de un delantal, manga de camisa, o toalla de empleo general. Lávese las manos, y limpie bien cualquier vasillo ocular o cuentagotas antes de emplearlo. No se friccione los ojos, pues jamás puede saberse cuando se introduce directamente en ellos un germen. Si le salta al ojo una partfcula extraña en la fábrica, consulte en el acto al médico de la fhbrica, sin dejar que lo manoseen los compañeros. Si los ojos le molestan o duelen, o se le empañan, consulte inmediatamente a un oculista de primera clase. Instale una iluminación apropiada en casa, sobre todo en la cocina y baño en que la luz suele colgar de un cord6n, sin pantalla. Evite todo chispeo, deslumbramiento o incertidumbre de la luz. No mire de cara a una luz brillante. Al leer o trabajar deje que una luz clara le caiga sobre el hombro desde atr&s. Lea a la luz de una himpara cubierta con una pantalla. Sostenga el libro a unos 35 centimetros de los ojos, y trate de no leer obras mal impresas, en tipo pequeño, 0 en papel lustroso. Deje descansar frecuentemente a los ojos. 1 Bdt. He8ltb News, p. 77 (mayo) 1928. * -