La Enseñanza Popular de la Higiene Como Actividad Normal de las

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OFICINA
SANITARIA
PANAMERICANA
La Enseñanza Popular de la Higiene Como Actividad
de las Cruces Rojas Americanas *
Por el Dr.
Profesor
CARLOS
de Higiene
ENRIQUE
de la Universidad
Normal
PAZ SOLDÁN
Mayor
de Lima
(Perú)
La institucibn
de la Cruz Roja en tiempo de paz, y dentro dc la
extraordinaria
evolución que ha experimentado
en los últimos años
bajo la acción continuada de la Liga de las Sociedades de la Cruz
Roja, es fundamentalmente,
o por mejor decir debe ser, una co?zciencia presta a avisar a cada pueblo de los peligros médico-sociales
que pueden amenazar su salud, su robustez, su fuerza física y por
consiguiente intelectual y psíquica y hasta su vida, y que esté dispuesta, al mismo tiempo a reaccionar en actos capaces de resolver los
conflictos que originan el estado de cosas que ha sentido.
Esta conciencia, intelectual y moral, propia de la Cruz Roja, no
puede sin embargo tener cabal posibilidad de existir, si la institución
no trata de penetrar hondamente en el pensamiento popular, para
depositar en él, los elementos indispensables de cultura y de criterio
que formen allf otra conciencia paralela a la de la Cruz Roja.
En este sentido la enseñanza popular de la higiene debe ser canal
por donde se encaucen las actividades
mejores de las diferentes
Cruces Rojas del mundo.
Enseñar a los que no saben cómo SC
trasmiten las grandes enfermedades sociales; qué daños derivan de
los tóxicos; cómo actúan en detrimento del hombre los ambientes
insalubres de la industria;
de que forma se crea la insalubridad
de
una comarca por obra de la ignorancia o la miseria, cuando no por
ambos factores reunidos;
avisar anticipadamente
la quiebra de los
valores intelectuales
humanos, principalmente
en la infancia que
trata de adquirir su desarrollo e independencia mental, sorprendiendo
oportunamente
los signos anunciadores de esta quiebra por la aplicación oportuna de la higiene psiquiátrica;
en fin, sembrar hondo y
bien en el espíritu público de los ciudadanos, desde sus primeros
momentos de actividad, cuantas nociones concurran a formar en él
la conciencia sanitaria, tal debe ser la orient’ación más adecuada do la
Cruz Roja en el vasto yermo intelectual
americano, en donde pop
desgracia, el analfabetismo constituye aún la gran causa generadora
de la disminución del hombre, en sus diferentes aspectos.
Por haberlo entendido así la Liga de las Cruces Rojas es que ha
consagrado a esta actividad sus más atentos cuidados, como lo revela
su documentada memoria sometida a la consideración de la primera
sesión plenaria de esta II Conferencia Panamericana de la Cruz Roja.
Mas no se limitan aquí las derivaciones útiles de esta fecunda
Hay algo más todavfa: y es que
actividad normal de la Cruz Roja.
enseñando y pregonando, la Cruz Roja adquiere nuevas y más
* Reproducido
de La Reforma MBd.: 14: 16 (fbro.) 1928.
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ACTIVIDAD
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NORMAL
DE LAS CRUCE&
ROJAS
AMERICANAS
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grandes vinculaciones
sociales en el ambiente en donde actúa.
Enseñar, que es acto de amor y de fraternidad, y sobre todo enseñar
la forma como se puede prevenir el peor de los daños, la enfermedad,
tendrá siempre que ser causa intensa de adhesiones unánimes entre
el que enseña y los que aprenden.
Y es aquí en donde encuentro otra
razón más para defender como acertada esta dirección de las actividades de la Cruz Roja.
Pero no es bastante aceptar que tal debe ser una de las finalidades
esenciales de la institución.
Esto apenas representa el qué. Urge,
En otros
fundamentalmente,
decir cómo llevar a cabo tal actividad.
términos, conviene precisar la forma como esta enseñanza encaminada a la formación de la conciencia sanitaria popular debe ser
ofrecida por la Cruz Roja.
El simple enunciado del problema, revela su enorme complejidad.
No cabe dar una pauta (standard) única para tal obra. Esta enseñanza debe adaptarse esencialmente a las peculiaridades de cada país,
al estado de su cultura pública, a la mentalidad de sus habitantes, y
a los problemas de mayor urgencia y de índole médico-social que en
El indio peruano, o el sertanejo
la comarca considerada se presenten.
brasileiro no pueden ser sometidos a los mismos métodos educacionales
en lo que respecta a la formación de su conciencia sanitaria.
Aquí es
precisamente en donde aparece la enorme utilidad de dejar que cada
Cruz Roja, con pleno conocimiento
de su ambiente, busque los
medios que la conduzcan a realizar esta obra de amor y de redención
que es la enseñanza popular de la higiene.
Lo que sí puede sostenerse, sin riesgo de caer en la ilusión, es que la
enseñanza de la higiene debe fundamentalmente
ser objetiva y simple.
Objetiva, median:,e demostraciones- que tiendan a evidenciar la utilidad cierta e inmediata de las prkticas
sanitarias; simple por medio
de carteles, de leyendas, de cartillas y de cuadros que tiendan a decir
una sola pero concluyente, verdad.
Es así como la Cruz Roja, al
par que va difundiendo su propio símbolo magnífico, va despertando
la conciencia sanitaria del pueblo.
Salir de este radio de acción, entrar por senderos diferentes, ampliar
desmesuradamente los objetivos, en vez de aumentar la act’ividad es
tendencia peligrosa contra la que conviene poner en guardia ala Cruz
Roja.
Como síntesis de esta breve ponencia quiero puntualizar las siguientes conclusiones, sobre las que debe pronunciarse
el voto de la
sec&n, primero, y el de la asamhlea después:
Conclusiones
1. Siendo la Cruz Roja una conciencia intelectual y moral presta a
advertir a los pueblos de los peligros médico-sociales que pueden
acaecerles o que ya les acaecen y que debe remediar en la medida de
lo posible, urge que para responder a esta función que le es propia,
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trabaje por formar una conciencia pública sobre los grandes problemas
mgdico-sociales mediant,e la enseñanza de la higiene.
II. Las primeras experiencias tentadas en el sent,ido indicado en la
anterior conclusión, han demostrado cuanta utilidad hay en tal labor y
cuanto prestigio procura a la Cruz Roja; y por tanko es indispensable
que se intensifique la obra docente de la higiene entre el pueblo.
III. No cabe indicar para llevar a cabo esta enseñanza popular de
la higiene, métodos normales (standard).
La adaptación de la enseñanza alas condiciones de cada lugar, debe ser la obra de cada Cruz
Roja Nacional.
IV. La enseñanza de la higiene por las Cruces Rojas debe sujetarse,
no obstante, a estas dos condiciones: ser objetiva v ser sencilla.
M
puede prevenirse la difusión de los esfuerzos con peligro de la obra que
se trata de realizar.
”
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NOTA DE LA REDACCIÓN.-En una de las resoluciones aprobadas en la Sexta
Conferencia Internacional de las Repbblicas AmericAnas, hizose hincapié en la cooperación que puede prestar la Cruz Roja de cada pafs, complementando la acción
de los poderes públicos en materias de higiene o educación. El trabajo del Dr. Paz
Soldán es, pues, de rigurosa actualidad, por precisar, como lo hace, la esfera de
acción de la Cruz Roja, es decir, en la divulgación de la higiene, sin chocar con
las gestiones propias de las autoridades de sanidad, con cuyos esfuerzos debe
coadyuvar.
Sincillas Precauciones para Proteger la Vista ’
Si usted verifica trabajos peligrosos en que podrían saltarle al ojo astillas,
cenizas, llamas, o particulas ásperas, protéjalos bien por medio de una pantalla
o poniéndose antiparras.
No deje nunca que los niños jueguen con objetos de bordes ásperos.
Toda persona que asista en un parto debe emplear en los ojos del recién nacido
un profiláctico, que consiste en algunas gotas de solución al uno por ciento de
nitrato de plata.
Hay mucha ceguera debida al desaseo, pues es fácil infectar al ojo con un
germen transportado en un pañuelo sucio, esquina de un delantal, manga de
camisa, o toalla de empleo general.
Lávese las manos, y limpie bien cualquier vasillo ocular o cuentagotas antes
de emplearlo.
No se friccione los ojos, pues jamás puede saberse cuando se introduce directamente en ellos un germen.
Si le salta al ojo una partfcula extraña en la fábrica, consulte en el acto al
médico de la fhbrica, sin dejar que lo manoseen los compañeros. Si los ojos le
molestan o duelen, o se le empañan, consulte inmediatamente a un oculista de
primera clase.
Instale una iluminación apropiada en casa, sobre todo en la cocina y baño
en que la luz suele colgar de un cord6n, sin pantalla.
Evite todo chispeo, deslumbramiento o incertidumbre de la luz. No mire de
cara a una luz brillante.
Al leer o trabajar deje que una luz clara le caiga sobre el hombro desde atr&s.
Lea a la luz de una himpara cubierta con una pantalla.
Sostenga el libro a unos 35 centimetros de los ojos, y trate de no leer obras
mal impresas, en tipo pequeño, 0 en papel lustroso.
Deje descansar frecuentemente a los ojos.
1 Bdt. He8ltb News, p. 77 (mayo) 1928.
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