La búsqueda de la felicidad © Las instituciones culturales están

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Escritos/la búsqueda de la felicidad
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La búsqueda de la felicidad ©
Las instituciones culturales están regidas por el dominio de lo trágico inmóvil. Lo trágico inmóvil es lo nominal,
lo inmutable, lo ya establecido. Las instituciones tradicionales que conocemos, como las jurídicas, políticas, de
trabajadores, de seguridad y defensa, etc., están formadas por los esquemas clásicos. Lo clásico es lo
tradicional, lo que de modo natural es convencional y se transmite por los miembros de la especie. De ahí que
las institucionales tradicionales operen como estructuras esquizoides que nos quitan el derecho a ser felices.
De ello se desprende que ver ser feliz a otros molesta al poder.
Ahora bien, lo que podemos aprender de estas reflexiones en torno a la felicidad es la posibilidad de sentir el
cambio. Dado que cuando uno es feliz pasa de un estado de menor energía a otro de mayor. De ahí que ser
feliz se relacione con el cambio, el devenir. Cambio que no se produce en las instituciones oficiales, de ahí que
alcanzar este deseo sea una tarea ardua.
De igual forma, la necesidad de saber qué es la felicidad, nos lleva a ver en ella algo universal, esto es, algo
común a todos los pensamientos y a todos los seres humanos, vale decir, algo común que penetre la
inmovilidad de las estructuras. En efecto, la inmovilidad es lo que no nos permite ser felices, puesto que ese
anquilosamiento en el cerebro es la que genera, en poco tiempo, signos en el cuerpo. Los signos en el cuerpo
son las enfermedades que muestran cómo uno no es feliz...
Pero, ¿qué es la felicidad?, un sueño, una ilusión, un privilegio para algunos. Meditemos un poco hacia nuestro
interior para alcanzar este fin último que es la de ser feliz.
Acotemos el problema para un mejor análisis del caso:
Todos desean el sumo bien
Éxito
Todos desean triunfar
Mejor bien
Todos buscan la felicidad
Fin último
Según este esquema, es evidente que la mejor respuesta es la capacidad de hacer preguntas, ya que sin ella
jamás sabríamos que podemos ser feliz.
Comencemos en preguntarnos si el dinero es la felicidad. Pues esta es una confusión similar con lo idéntico.
Pues todos quieren dinero, entonces, parece ser que en el dinero está la felicidad.
Tener dinero parece que es la felicidad. Digo parece porque existe en él una confusión que se asemeja a lo
idéntico. Lo idéntico es que todos quieren dinero, por eso tener dinero parece la felicidad.
Evidentemente, la persecución por el dinero no es una tontería, dado que es una llave maestra que abre la
felicidad. En efecto, el dinero te dá todo aquello que se puede comprar o vender, ley de mercado, imposición
del comercio, consumo y especulación. Sin embargo, hay una cosa que el dinero no puede comprar o vender.
Lo que no se puede comprar o vender (ley de mercado) es la sabiduría, esto es, el conocimiento de lo que es
valioso.
Lo primero es darse cuenta. Primer paso para alcanzar la sabiduría. La sabiduría. La sabiduría consiste en
librarse de las ilusiones del sentido común. Liberarse que el dinero no es la felicidad.
Por lo que se refiere a lo primero, es necesario eliminar las cosas que no son la felicidad. Esto es lo que llamo
refutación a la riqueza.
Hay riquezas naturales, como la comida, la salud, la belleza, y hay riquezas artificiales, en los cuales por ser
finitas son limitadas, como el vestido, el consumo. Porque siempre se quiere más. Es evidente que en esta
clasificación entra el dinero.
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Por otra parte, si identificamos la felicidad con el fin del hombre, en donde el dinero es un medio para distintos
fines, por ejemplo, para comprar. De ello se desprende que el dinero es un medio para otros medios, como
tener una vivienda, un automóvil, una televisión.
Es más, el dinero se asemeja a la tecnología. El uso de la tecnología es también un medio para tener poder
sobre la naturaleza. De ahí que la técnica sea un bien artificial. A propósito del poder, parece que hay algo de
divino. Por ejemplo, observemos a las autoridades, estos son odiados por todos, sin embargo, el sujeto del
poder cree ser amado por todos..., encima es evidente que quien tiene poder está poseído ya sea por una
enfermedad, como la epilepsia, o por complejos, como el de inferioridad. Así pues, la felicidad no es tener
poder, pues no tiene cabida en el poder. En efecto, la tecnología sobre la enfermedad y la muerte natural no
puede actuar.
Se puede pensar que la gloria, el honor, esto es, ser bueno para ser recompensado por la sociedad, los jefes,
los padres, ser famosos parecería alcanzar la felicidad. Pues el honor es la felicidad de un bien que está oculto,
es decir, de un bien que está ahí, pero la naturaleza del bien se mantiene oculta.
Por eso cuando anteriormente se dijo (supra) que la salud no es esencia de la felicidad y debido a que el
cuerpo es como un barco y el alma como un timón; y el barco tiene varios fines, a saber, transporte, guerra.
Hagamos una lista de las cosas que no son la felicidad:
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El dinero
La tecnología
El honor
La salud
El éxito
Estos son medios, por eso son bienes
parciales, accidentales..., medios
para otra cosa. No pueden ser fines.
El placer podría ser la felicidad, pues es parte del significado de la felicidad. Pero, ¿puede haber algo que
cause placer?, vemos, de hecho, que puede haber placeres:
1) Intelectuales,
2) Corporales.
Concentrémonos primero en los corporales. Se puede conseguir el placer extremo, pero tal vez te falte la salud
o la recta razón. De ahí que el placer deba ser el adecuado ya que el mismo viene del mundo exterior, causado
por los objetos físicos. Muchas veces el placer es el rehén de la fortuna, esto es, el dinero. Por eso decimos
que el placer no puede ser la felicidad.
Entonces, ¿qué es y cómo llegamos a la felicidad?
La felicidad se relaciona con el bien, por un amor a lo que es el bien, por conocer aquello que es una virtud
(dynamis) del alma y del cuerpo. Si bien el mundo, el cuerpo y el alma quedaron eliminados en nuestra
búsqueda de la felicidad no son el mayor bien. Entonces, nos queda el placer de la inteligencia. La inteligencia
es lo que se aproxima a la verdad en sí y para sí por deseo al bien universal. El bien universal es lo general. Es
evidente que esto implica un esfuerzo de abstracción por eso decimos que ello es la felicidad, porque es un
bien común a todos, pues todos buscan ser felices, todos buscan la verdad en sí que se halla en la inteligencia.
A pesar que domine en nuestra búsqueda lo universal concreto -lo particular es distinto a lo abstracto- que
intenta encontrar el bien universal en las cosas sólidas, como el mundo, el cuerpo, el sentir del alma.
Si bien el fin que se busca por el buscado no puede ser lo inestable; ¿cómo podemos tener un blanco que está
siempre en movimiento?..., En hora buena, esto es lo que yo llamo la angustia por la felicidad...
En conclusión, la pregunta por la búsqueda de la felicidad nos ha llevado a descubrir que la misma no es otra
cosa que la angustia por un deseo. Si bien esta angustia parece inalcanzable, conviene a priori darse cuenta
que el disfrute es un abismo. Es la capacidad de hacer la pregunta. Pues la pregunta es la que guía. Ella es la
que nos permite construir el mundo que deseamos. Es el derecho a plantear nuestra utopía. La utopía como
objeto de deseo. Energía dynamis de la vida. Reservorio del futuro cuyo anhelo no es otro que el derecho a no
aceptar que somos lo que ya tenemos (los medios).
Aceptar la noción de futuro como prolongación y no cambio del presente provocan la muerte, por que paralizan
el ser, pues los medios implantan trampas, un ajuste a lo dado, sin trascendencia, privando así nuestro deseo,
el hábito que nos permite ser y estar en el mundo.
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Tanto en nuestra vida privada como pública la pregunta siempre nos acompaña. Ella nos persigue. De ahí el
sentimiento que emerge cuando nos equivocamos o erramos. Nuestro fin es entonces ser felices en lo humano
y sobre todo en el deseo.
-«Recordad que el secreto de la felicidad están en la libertad, y el secreto de la libertad, en el coraje.»
Tucídides † ( infra )
Octubre de 2007
Gustavo Ricardo Rodríguez
Licenciado en Filosofía
Facultad de Historia y Letras - USAL
Investigador IIPC/USAL
Derechos reservados - Hecho el depósito que marca la Ley 11.723.
† Tucídides. Político destacado de Atenas durante el periodo llamado siglo de Pericles (siglo V a.C.), que llegó a dirigir los grupos
conservadores y aristocráticos opuestos a la facción popular o democrática del pueblo griego.
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