LAS RADIACIONES DEL RADIO

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de radio, y todo el metal obtenido hasta entonces en fot•ma de sales ascendía a algunos
centenares de gramos.
Según Thorpe, todos los minerales que contienen uranio contienen también radio. En
la mayor parte de ellos la relación del radio
ai uranio es igual a la llamada "relación de
equzlibrio", igual a 3,2 X 10-', o sea que por
cada tonelada de uranio existen 320 ^miligramos de radio. En la "antunita", fosfato cálcíco uránico hidratado, que se encuentra en
Francía y en Portugal, la proporción de radio es tan sólo de un 20-80 por 100 de Ia
anterior, por no haberse estabtecído aún ^en
el mineral el equilibrio radiactivo. Las forma-,.
ciones geológicas antiguas contienen el radio
en proporción ligeramente superior que en
las formaciones más i^ecientes.
El reconocimiento del radio por la medida
extremadamente sensible de la emanación ha
revelado la presencia del citado elemento en
todos los minerales y rocas comunes y en los
manantiales naturales, tanto calientes como
fríos. Muchas de las aguas minerales más renombradas contien^en cantidades apreciables
de radio o de emanación.
LAS RADIACIONES DEL RADIO
Y aquí tenc^mos a tres buenos seres (urano,
radio y polonio) emitiendo espontáneamente
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unos rayos misteriosos, de propiedades verdaderamente extraordinarias, cuya relación
no es de este lugar. ^, (aué clase de rayos son
éstos? Nuevos estudios, resultantes de un esfuerzo científico en cada instante centuplicado, llegan a permitir la presunción de que los
rayos de radio debían poseer algunas propiedades eléctricas, presunción que luego se confirma. Se descubrió, por ejemplo, que un electroscopio cuyas hojas de oro se hallaban separadas, por, estar cargadas de electr^cidad,
perdían su carga rápidamente al aproximar
una sal de urano al botón de contacto, lo que
evidenciaba que la sal hacía conductor al aire
(ionizaba el aire) y éste permitía el escape
de la electricidad. Y llegan a más : a demostrar de un modo material e indiscutible que
dichos rayos están formados por verdad•zros
corpúsculos.
Una pregunta más y vamos llegando ya a
los límites de este período de descanso tomado. ^Qué masa tienen estos corpús^ulos?
Extremadamente pe^queña; estas partículas
son tan diminutas que, por de pronto, la determínación de su masa no pareció merecedora de crédito. Debía ser sólo, coma ya hei
mos dicho, de
de un átomo de hidró1.840
geno ; es decir, 1.840 de estas partículas,
puestas en un montón, sólo formarían un
átomo de hidrógeno. Pero esto no era posi-
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ble, por ser el hidrógeno el más ligero de
todos los elementos y el átomo de hidrógeno
el más ligero de todos los átomos. ^, Es que
todavía había sustancias más pequeñas? 0
bien : ^ Se trataba, por lo que se refiere a estas partículas, de un nuevo elemento, de un
elemento prirnordiai?
Finalmente se consiguió también determinar la carga eléctrica de una de estas partículas, que no son otra cosa que las que hemos llamado electrones, y resultó de nuevo
a;go sorprendente. Cuando un átomo de hidrógeno, que de por sí es eléctricamente neutro, es decir, sin carga alguna, se carga, esto
es, se ioniza, entonces adquiere, sin que nunca se puedan observar cargas más pequeñas,
la misma carga que el electrón, que en último
término no es otra cosa que el átomo de electricidad.
Ya en este estado las cosas no es diffcil
concebir cómo se ha alcanzado con tanta seguridad el conocimiento de la estructura del
átomo, que nos está ocupando. Más detalles
ahora nos alejarían de la cuestión fundamental. Es hora de interrumpir el descanso y
proseguir la limpieza de la nieve que figuradamente venfamos efectuando.
EL NUCLEO DEL ATOMO
Sabemos ya varias cosas sobre la exi^tencia de electrones, modo de determinarlos en
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