Por Sergio Ferrari

Anuncio
Cooperantes suizos en el Sur
“El corazón de la cooperación
es el intercambio”
Por Sergio Ferrari*
Si la cooperación constituye una esfera sensitiva – amada o criticada – de la política
exterior helvética, el rol de los cooperantes suizos que trabajan en el Sur es muchas
veces poco conocido y no suficientemente dimensionado. Y por tanto son cerca de
200 los expatriados helvéticos que trabajan en África, Asia y América Latina, enviados por alguna de las 25 ONG de intercambio de personas (voluntariado) agrupadas en la plataforma UNITE. Agricultor y teólogo de formación; con gran experiencia en el terreno de la cooperación y de la inmigración-asilo (sobre todo en relación a Asia y Africa), el pastor evangélico Armand Heiniger se desempeña desde
el 2003 como presidente de esa plataforma. Función clave para evaluar el estado
actual del intercambio de personas “Suiza-Sur”, a través de este diálogo abierto y
“sin fronteras”, realizado a pocas semanas de su retorno de un viaje profesional en
América Central.
P: Su experiencia está especialmente ligada a Asia y Africa y, más precisamente, a
la inmigración y los refugiados provenientes de países que vivieron profundas
conmociones en el último medio siglo como Laos, Kampuchea o Congo. ¿Su dedicación actual a la cooperación significa un cambio de perfil o un complemento de
su actividad profesional?
R: La cuestión de la inmigración y el asilo así como la cooperación al desarrollo, son para
mí partes de un todo indisociable. En mi caso, esta dedicación responde a una exigencia
que viene de mis valores cristianos – una exigencia del Evangelio- a favor de más justicia
y de la atención a los más pobres y relegados. Nuestra experiencia en el sureste asiático,
durante y luego de la guerra anticolonial, nos sensibilizó mucho sobre la realidad de un
mundo que no tiene mucho que ver con la seguridad cotidiana helvética. Durante 17 años
nos empapamos del sufrimiento en esa conmocionada región. Nos confrontamos a lo que
significa realmente ser responsables hacia los otros. Y en ese marco comencé a colaborar
desde hace ocho años con UNITE –primero como experto para definir los proyectos y
luego como presidente- , lo que corresponde perfectamente a mis convicciones de estar
atento a los más débiles y los más “pequeños”.
Lo que el cooperante deja en el Sur…
P: Con una historia personal tan rica en cuanto a la cooperación con el Sur,
¿cómo interpreta el rol de los voluntarios (cooperantes) suizos que trabajan en esta
esfera?
R: Como representante consular suizo durante algunos años en Laos, ví todo tipo de
proyecto y pude observar las consecuencias de algunos de ellos que luego desaparecieron. Y estoy persuadido que la presencia de voluntarios, en el marco de la cooperación a
través del intercambio de personas, es una opción mejor para trabajar con nuestras con-
trapartes del Sur y transmitir un espíritu de servicio más que una lógica de provecho.El
balance crudo de cualquier cooperante se responde con la pregunta: ¿qué quedó cuando
yo me fui? Y pienso, a la luz de más de 30 años de observación, que no siempre lo más
genial es financiar proyectos. Que es fundamental compartir conocimientos, vivencias interculturales y motivación. En mi experiencia en África comprobé con mis propios ojos el
impacto de los voluntarios suizos sobre el personal local, por ejemplo a nivel médico,
aunque también en otras esferas como la agricultura. Fui testigo de grandes transformaciones. Un elemento adicional no menos importante: la comprobación que luego de situaciones dramáticas, como la que vivió el Congo, muchos de los actores nacionales que
tratan de promover la reconstrucción han sido contrapartes de voluntarios.
No hay nada casual en esta constatación. Se trata de una cuestión de proximidad, de
idioma, de comprensión cultural que sólo se alcanza al convivir, al compartir con el otro.
Me viene a la mente la imagen de la cebolla con muchas capas. Muchos proyectos son
importantes y tocan las capas externas. La presencia de un voluntario que vivió en el lugar, que aprendió el idioma, que compartió la cotidianeidad, asegura casi siempre que se
llegue a las capas más profundas…
Sensibilidad humana e interculturalidad
P: Junto con la potencialidad de ese intercambio hay también riesgos…Al ser una
cooperación estrechamente interpersonal, el resultado de la misma dependerá en
gran medida de la calidad y madurez de ese actor-cooperante…
R: Sin duda no todo es éxito en el intercambio de personas. Hay casos de gente que se
adaptó mal y no logró transmitir lo que yo llamo “el corazón de la cooperación”. Fui testigo
de algunas experiencias de este tipo, incluso de ruptura de contratos. Y por eso insisto
que la cuestión “mental”, psicológica, de sensibilidad, que es aún más importante que la
capacidad técnica o profesional del individuo. Y enfatizo la importancia de la formación
antes de la partida.
P: ¿Qué significa para Usted el corazón de la cooperación?
R: Llegar, en un contexto dado – a veces difícil y muy diferente- a compartir una parte de
las riquezas que poseo. Es decir, la capacidad de un voluntario para compartir con una
persona o grupo social que no tuvo la oportunidad de lograr una capacitación. Entender
que ese intercambio debe ser liberador, permitiendo a ese individuo o grupo llegar a ser
autónomo y convertirse en un activo promotor en su sociedad.
P: ¿Cómo evaluar realmente ese plus que aporta la persona que viene de afuera? Y,
por otra parte, ¿qué lugar ocupa lo que ella recibe?
R: Iba a eso. Si tomo el ejemplo del Congo, país profundamente siniestrado, mi evaluación del aporte de los voluntarios surge al analizar el día después de esa destrucción. Y
constato que diversos individuos o grupos que se beneficiaron en su momento con el
apoyo de un voluntario tienen hoy capacidad de iniciativa al margen de cualquier presencia de personal del norte. Por otra parte, cuando hablaba del corazón de la cooperación, lo entiendo como un proceso de ida-vuelta. Un voluntario que no es capaz ni está
abierto a recibir algo durante su estadía en el Sur, será deficiente. Y en esto, insisto, juega un elemento esencial la formación antes de la misión. Cada vez hay que priorizarla y
mejorarla más. Es esencial. Algunos de nuestras ONG en la plataforma UNITE han comprendido esa importancia y juegan un rol motor en ese aspecto.
Mirando a América Central
P: Realizó recientemente un viaje a Nicaragua, integrando una delegación de personalidades suizas que conmemoraron allí a cooperantes asesinados en 1986. Visitaron proyectos y voluntarios. ¿Qué impresión tiene en esta primera visita a América Latina en lo que respecta al intercambio de personas?
R: En el corto plazo en que estuvimos allí y a partir del contacto con una decena de
cooperantes y sus contrapartes, pude constatar el impacto del trabajo del personal suizo.
Percibí que hay una evolución con respecto al perfil de hace veinticinco años. Si bien no
deja de haber iniciativas de base, hay hoy cooperantes consejeros, asesores, reforzando
instituciones. Y ahí hay una pista muy importante: el apoyo a estructuras, instancias existentes, para mejorarlas, para reforzarlas, para que estén más aptas a los nuevos retos
cotidianos.
Por otra parte quedé impresionado por la gran motivación de nuestros cooperantes. Y
constaté que se sienten bien en su propio rol, en sus trabajos, frente a sus exigencias profesionales y humanas. Están bien con ellos mismos. Y esto refuerza la tesis sobre la importancia de la proximidad en el intercambio. Y para ello el conocer el idioma nacional,
local, es esencial. Y es lo que pasa en Centroamérica.
Y otro elemento no menos importante, es el rol de las coordinaciones binacionales. Una
de las cuales, con tres personas, está en Managua y la pudimos visitar e intercambiar.
Debo decir que la cuestión de la coordinación en el marco de UNITE me intrigaba mucho.
Y quedé profundamente convencido. Juegan un rol esencial y muy eficaz. Todos los
cooperantes con quienes hablé lo subrayaron. Incluso un nuevo voluntario que acaba de
llegar me señaló la importancia de contar con esa estructura de acogida. Y me dijo que no
sabía como hubiera podido hacer si no existieran los coordinadores…
Un plus para una Suiza abierta
P: Quisiera concluir con un tema que es siempre de actualidad y debate… La validez del intercambio de personas en el marco de la cooperación suiza. Algunos no
están tan convencidos e incluso argumentan que es caro…
P: Mejor no entrar en las cifras. Se demostraría rápidamente que los voluntarios suizos
cuestan mucho menos que los expertos que van y vienen…En cuanto al resultado, hay
decenas de ejemplos y de experiencias que prueban la validez de este intercambio. No
me imagino que Suiza pueda obviar esta forma de cooperación que es una señal clara de
su voluntad de servicio hacia las naciones y comunidades más necesitadas. Por otra
parte, no se puede subestimar el rol activo que juega cada uno de esos voluntarios durante su afectación y al retorno en cuanto a la información sobre el Sur y la sensibilización
de la sociedad civil helvética. Un ejercicio nada despreciable. Mucho más hoy, donde se
perciba cada vez en nuestro país más un creciente “miedo hacia al extranjero”. Estamos
en una fase restrictiva en lo político y el plus de los que vivieron afuera y nos aportan las
vivencias del intercambio es un aporte esencial para asegurar una Suiza sensible y abierta hacia el otro.
* Colaboración UNITE
Descargar