Cooperación internacional. Más que pensar en qué debería ser para mí la cooperación internacional convendría pensar en qué debería ser para podemos (o partiendo de las premisas políticas de podemos) la cooperación internacional, lo que lleva a la pregunta a: ¿en qué medida la cooperación internacional puede beneficiar y empoderar a las mayorías sociales (locales y globales)? Pensando la pregunta así se nos pueden ocurrir distintas prácticas o áreas de trabajo fundamentales que construirían un mundo con un poder más repartido. También algunas premisas sobre las que pensar un mundo más justo, empecemos con estas: ● Dejar de pensar el mundo en términos de estados y pensarlo en términos de grupos sociales. En este sentido, no tendría mucho sentido hablar de “países ricos-países pobres” sino de grupos sociales ricos y grupos sociales pobres. Existe una conexión entre “los ricos del mundo” igual que la existe entre “los pobres del mundo”. Lo es en la medida en que las causas de la pobreza son las mismas allí y aquí: el reparto del poder de manera desigual o lo que es lo mismo, la falta de democracia. ● Dejar de pensar la cooperación internacional como una cuestión de ayuda oficial al desarrollo. Entre otras cosas porque el sistema global de ayuda oficial de desarrollo está en crisis y la lógica donante-receptor se está rompiendo; en segundo lugar porque las cuestiones de “desarrollo“ tienen que ver sobre todo con políticas globales que no se deciden en el sistema de ayuda al desarrollo (comercio, deuda, etc), las cuales se insertan en la estructura de reparto desigual del poder de la que hablábamos más arriba. ● En esta línea, concretar que “desarrollo” hay formularlo en término de derechos, es decir, orientar la acción política y la organización socioeconómica hacia el cumplimiento de los derechos humamos incluyendo aquí al mismo nivel derechos civiles y políticos y derechos económicos, sociales y culturales. También las críticas y las particularidades que desde el feminismo, ecologismo e indígenas se han realizado a los mismos y asumiendo nuevos instrumentos internacionales surgidos a partir de ellas. ● Dejar de entender la cooperación internacional como un subcampo de las relaciones internacionales y entenderlo como el marco legítimo y preferible para el conjunto de las relaciones internacionales, más allá de la idea de “interés nacional”. A partir de estas premisas, la cooperación internacional (como política de gobierno) debería trabajar hacia tres objetivos entrelazados: 1. Combatir la impunidad económica internacional sobre la que se construye la desigualdad de poder entre los grupos sociales globales (entre ricos y pobres). Por impunidad económica internacional entendemos la libertad de los ricos para llevar a cabo prácticas económicas a nivel internacional empobrecedoras de las mayorías sociales y que impiden a los estados cumplir con el desarrollo, es decir, asegurar a su población el disfrute de los derechos económicos y sociales. Encuentro tres líneas fundamentales en este área: a. Regulación financiera internacional, con especial hincapié en la construcción de una fiscalidad global, acabar con los paraísos fiscales, restricción de prácticas financieras especulativas, reconstrucción de sistema monetario internacional a través de nuevas IFIs democráticas y orientadas a cumplimiento de derechos. b. Transformación de las relaciones comerciales, en línea con lo anterior las relaciones comerciales han de potenciar el cumplimiento de los derechos y no su conculcación: tendría sentido sustituir la lógica de los Tratados de Libre Comercio por acuerdos específicos de cooperación económica entre estados o regionales que potencien la actividad económica justa y sostenible y que se realicen de manera transparente y participada por multitud de actores sociales afectados. La liberalización comercial per se no es buena ni mala, sino que ha de insertarse en lógicas de cooperación económica orientadas a la consecución de los derechos humanos. c. Control y establecimiento de límites a los actores privados en la economía internacional. Una economía de un mundo justo no puede estar dominada por actores privados que solamente rinden cuentas ante sus accionistas. En este línea el trabajo iría por la construcción de instrumentos internacionales que permitan regular y sancionar las prácticas de las multinacionales que vulneran los derechos humanos (incluidos económicos, sociales y culturales); así como potenciar los mecanismos nacionales e internacionales que potencien el control democrático de las mismas. También convendría elaborar convenios internacionales que limiten el crecimiento de las empresas bajo una misma propiedad y que operan en múltiples lugares. 2. Mecanismos internacionales que obliguen a los estados a que cumplan los derechos humanos. a. Una apuesta por democratizar las Naciones Unidas dando la máxima importancia a la Asamblea y a organismos más participados que el Consejo de Seguridad. En la medida en que existen trabas insalvables desde la posición de un único gobierno para esto, potenciación de las agrupaciones de estados (G77) que plantean transformación de las mismas. Creación de organizaciones regionales y transnacionales alternativas que puedan servir de contrapeso a las actualmente existentes dominadas por los estados más poderosos. b. La construcción de mecanismos internacionales que permitan y obliguen a satisfacer los derechos humanos. Trabajar en la línea del establecimiento de Tribunales Internacionales de Derechos Económicos a los que se pueda denunciar aquellas prácticas de otros estados y otros actores que vulneren los derechos humanos. Establecimiento de mecanismos sancionadores cuando un estado no los cumpla. Enfriamiento hasta ruptura de relaciones diplomáticas con estados que no cumplan los derechos humanos. c. Construcción de estructuras internacionales que sostengan la provisión de bienes públicos globales. En la medida que existen problemas globales que sólo se pueden gestionar adecuadamente desde unas perspectiva global, trabajar en la línea de la creación y consolidación de instituciones / mecanismos que los regulen por encima de los intereses de estados particulares / actores privados. Por ejemplo, aspectos relacionados con la energía y el fin del petróleo barato; el cambio climático, el agua o el propio “desarrollo”. 3. Democratizar las relaciones internacionales a. Descolonizar y despatriarcalizar las relaciones internacionales. En la medida en que parte de la dominación internacional se realiza a través de dominación cultural y simbólica, apertura a nuevos sujetos en la participación internacional. Establecimiento de prácticas de cooperación “sur-norte”; establecimiento de mecanismos para participación masiva en la toma de decisiones de no occidentales y mujeres. b. Potenciación del establecimiento de relaciones internacionales al margen de las lógicas estatales. Construcción de espacios globales autónomos construidos desde la sociedad civil que puedan servir de contrapeso a los propios estados en la actividad internacional. Potenciación de la participación directa de la sociedad civil a través de iniciativas y denuncias ante tribunales internacionales de vulneración de derechos humanos. Apoyo a los movimientos sociales y pueblos en la lucha por sus derechos legítimos. c. Introducción en las políticas públicas de lógicas cosmopolitas. potenciación de una visión internacional en todos los ámbitos de gobierno a nivel estatal que permite cuestionar la idea de “interés nacional” o al menos redefinirlo de una manera más abierta a las interdependencias e impactos del mismo en otros territorios así como en las generaciones futuras.