neurología neonatal Síndrome hipotónico del lactante Víctor Alejandro Gaona Resumen. Entendemos como hipotonía la disminución acentuada del tono muscular que afecta al desarrollo motor normal y que puede afectar a la musculatura axial y de los miembros y, en ocasiones, a la facial. Es un cuadro que genera un gran desafío ya que, en su universo, comprende una serie bastante amplia de condiciones que afectan a distintas áreas del sistema nervioso, tanto central como periférico, y que pueden ser expresión de patologías de corte benigno o de pronóstico reservado. Abarcan miopatías, alteraciones metabólicas, enfermedades de corte genético, endocrinopatías y enfermedades progresivas o crónicas, entre otras causas. El gran desarrollo de la medicina actual ha logrado poner a disposición del examinador múltiples herramientas que permiten afinar o aseverar el diagnóstico, entre las que destacan los desarrollos logrados en las investigaciones genéticas, así como los estudios de imágenes y de microscopía óptica y electrónica. Sin embargo, pese a toda esta oferta, sigue siendo la clínica la que permite usar racionalmente estos avances y orientar hacia la posible etiología, localización topográfica y control evolutivo. Es de utilidad, para el enfoque diagnóstico y la utilización de métodos auxiliares, que la localización topográfica de la afectación ya esté ésta ubicada en el cerebro, el cerebelo, el tallo, la médula, los nervios periféricos, la unión mioneural o el músculo. Palabras clave. Debilidad muscular. Hipotonía. Lactante. Neuromuscular. Neuropatía. Centro Médico La Costa. Asunción, Paraguay. Correspondencia: Dr. Víctor Alejandro Gaona. Centro Médico La Costa. Artigas 1500. Asunción, Paraguay. E-mail: [email protected] Declaración de intereses: El autor manifiesta la inexistencia de conflictos de interés en relación con este artículo. Aceptado tras revisión externa: 10.06.13. Cómo citar este artículo: Gaona VA. Síndrome hipotónico del lactante. Rev Neurol 2013; 57 (Supl 1): S23-35. Introducción El tono muscular se define como la resistencia que el músculo presenta a la extensión o elongación, lo que puede ser más evidente en los miembros, pero puede afectar tanto al tronco como al cuello o la cintura pelviana o escapular. Puede valorarse en dos modos: – Tono fásico: evaluable con la toma de los reflejos osteotendinosos, ya que es una respuesta a un movimiento de estiramiento rápido, intenso y brusco integrado por el llamado arco reflejo. – Tono postural: valorado como respuesta muscular al efecto gravitatorio, como consecuencia de una contracción prolongada, sostenida y de baja intensidad, lo que permite mantener las posturas corporales en condiciones normales. El mantenimiento del tono muscular depende de la integridad y funcionalidad adecuada de distintas áreas del sistema nervioso tales como la corteza motora, las vías descendentes, las neuronas motoras, los nervios periféricos, la placa motora y el músculo. Un fallo en cualquiera de estas zonas puede ocasionar cuadros hipotónicos, por lo que es de vital importancia, para el enfoque clínico y diagnóstico, tratar de establecer el nivel neuroanatómico de la posible lesión. www.neurologia.com Rev Neurol 2013; 57 (Supl 1): S23-S35 Una regla muy utilizada es la de diferenciar a las hipotonías en dos grandes grupos: – Paralíticas: el signo cardinal es la falta de movilidad adecuada y tiene su origen, en general, en el sistema nervioso periférico. – No paralíticas: existe una mayor afectación del tono muscular y su origen radica en el sistema nervioso central [1]. © 2013 Revista de Neurología La evaluación del tono muscular puede ser difícil de llevar a cabo, ya que depende de muchas variables, ya sean condiciones fisiológicas y patológicas, que interfieren o pueden enmascarar (aumentando o disminuyendo) la semiología. Esto ocurre, sobre todo, en los niños en los que no se puede contar con la colaboración adecuada y en los que la situación de un examen clínico puede desencadenar situaciones no apropiadas o indeseables tales como llanto, agitación o malestar. A esto se añade la variabilidad normal, tanto en el tono muscular como en los reflejos osteotendinosos, que existe conforme la edad y el desarrollo del niño, lo que hace que lo normal a determinada edad no se tenga como tal en otra fase etaria [1,2]. Aproximación diagnóstica El primer paso es tratar de ubicar topográficamente S23 V.A. Gaona la posible lesión, en un clásico ejercicio diagnóstico en neurología. Así, los datos obtenidos por medios clínicos son los de mejor rendimiento para el diagnóstico. Las clasificaciones son variables conforme avanza el conocimiento pero, desde el punto de vista clínico/práctico del examinador, debemos considerar la existencia de síndromes hipotónicos de origen central y periférico, si bien algunas patologías como la enfermedad de Fukuyama y el síndrome de Prader-Willi pueden involucrar ambos niveles [1,3]. Basándonos en una cuidadosa toma de la historia clínica y el examen físico podemos tener presunción y aproximación diagnóstica del problema que vamos a tratar, así tenemos: Indicadores de afectación central [4] – Convulsiones. – Retraso en el desarrollo motor. – Dismorfias o afectación de otros órganos. – Empuñamiento de pulgares. – Reflejos osteotendinosos normales o exagerados. – Datos de afectación pseudobulbar. – Entrecruzamiento de abductores en posición vertical (respuesta en tijera). – Historia sugestiva de encefalopatía hipoxicoisquémica, traumatismo obstétrico, TORCHS u otras. – Disrafismo espinal. Indicadores de afectación periférica [4] – Retraso en el desarrollo motor con desarrollo social y cognitivo normal. – Historia familiar de enfermedad neuromuscular. – Reducción de movimientos antigravitatorios, hiporreflexia o arreflexia, aumento de la motilidad articular. – Postura de rana o brazos en jarra con marcada hipomotilidad. – Facies miopática (boca abierta con los labios en tienda de campaña, succión débil, afectación de la expresión facial, ptosis y restricción a la motilidad ocular). – Fasciculaciones musculares. – Atrofia muscular o hipertrofia. Las manifestaciones hipotónicas en los lactantes pueden presentar cambios evolutivos conforme el paciente se desarrolle y muchas de las manifestaciones se puedan detectar o sospechar ya por la escasa a ausente motilidad del feto durante las etapas de embarazo, como las miopatías. El escaso control del tono muscular puede generar procesos de distócicos en el canal del parto y ocasionar complicaciones en las maniobras de liberación y desprendi- S24 miento. Esto puede generar confusión acerca de la verdadera patología de base y hacer presumir al examinador que el cuadro resultante se relaciona con esta distocia, lo que atribuye todo el problema a una posible encefalopatía hipoxicoisquémica que puede enmascarar e incluso agravar la patología subyacente. Es de destacar que la velocidad o capacidad de individualizar el problema, además de las dificultades naturales o limitaciones propias de los métodos de diagnóstico, radica en la disponibilidad del personal formado en la detección de los indicadores tempranos de estas patologías para la corrección y el tratamiento si tal posibilidad existe. Una vez expresado lo anterior, vamos a intentar profundizar en algunas patologías particulares clasificadas según el nivel topográfico de afectación que permiten un mejor enfoque clínico. Hipotonías de origen cerebeloso Las hipotonías de origen cerebeloso se detectan con relativa facilidad con los estudios de imágenes en RM en el curso de la evaluación de un lactante hipotónico. Malformación de Chiari Se clasifica en cuatro subtipos: – Tipo I: ectopia tonsilar cerebelosa con descenso de las amígdalas por debajo del foramen magno. – Tipo II: descenso del cerebelo y el bulbo en general asociado a un mielomeningocele y espina bífida. – Tipo III: herniación cerebelar que conforma el cuadro de encefalomielomeningocele. – Tipo IV: hipoplasia cerebelosa sin herniación [5]. La más frecuente es la de tipo I, que clásicamente se define como una herniación de las amígdalas cerebelosas 5 mm o más por debajo del foramen magno, asociada o no a otras anormalidades del SNC. Su método diagnóstico de elección es la RM si bien en niños, dada la variabilidad de distancias entre el foramen magno y C1-C2, hace que la definición basada en milímetros no cumpla con todas las exigencias y se prefiera reemplazar milímetros por segmentos medulares [6,7]. En su etiopatogenia se involucran varias causas, pero la que sostiene que el origen es una reducción de la capacidad de la fosa posterior, que condiciona la acomodación de las estructuras nerviosas como factor embriológico primario, es la más aceptada. Su forma de presenta- www.neurologia.com Rev Neurol 2013; 57 (Supl 1): S23-S35 Neurología neonatal ción puede darse por datos de hipertensión endocraneal, cefalea, debilidad o espasticidad, afectación de los pares craneales (diplopía, nistagmo, disfagia, tinnitus) o cefalea. Otras alteraciones anatómicas relacionadas son la siringomielia, la mielodisplasia y el síndrome de médula anclada [8,9]. Su tratamiento es quirúrgico. Síndrome de Dandy-Walker Está constituido por una hipoplasia o agenesia del vermis cerebeloso y expansión quística del IV ventrículo con fosa posterior amplia [10]. En la etiopatogenia se han considerado varias alternativas pero, sin llegar a establecer las causas que la generan, es el resultado de una alteración del embrión en el primer trimestre del embarazo, en la que se mencionan factores predisponentes como infecciones (citomegalovirus, toxoplasmosis), abuso de alcohol e isotretinoina. Se han documentado varias alteraciones cromosómicas (3q+, 5p+, 6q+, 8p+, 8q+, 9p, 17q) [11-13]. Su incidencia se estima en 1 cada 25.000 a 1 cada 35.000, con mayor frecuencia en el sexo femenino. El cuadro clínico que presenta va a depender del tamaño del quiste, el grado de hipoplasia cerebelosa, las alteraciones asociadas al síndrome y el momento en el que el diagnóstico se lleve a cabo. La mayoría de los casos se detectan por un aumento del perímetro cefálico que suele desarrollarse a partir del tercer mes de vida. Los estudios de imágenes, como la ecografía transfontanelar, pueden detectar el problema prenatalmente en un 25% de los casos. En la etapa de lactantes, revelan una malformación cerebelosa e hidrocefalia y pueden servir para controlar la evolución de la patología [14]. La RM es el método de elección, ya que permite visualizar las características mencionadas y las alteraciones o malformaciones asociadas referidas al síndrome. Aproximadamente dos tercios de los pacientes presentan una o más malformaciones acompañantes [15]. Las anomalías más frecuentes son los trastornos de migración neuronal, la estenosis del acueducto de Silvio y la agenesia del cuerpo calloso. El pronóstico depende de las anomalías asociadas y es moderadamente favorable cuando la hidrocefalia de trata en los primeros años de vida. Síndrome de Joubert No se ha establecido bien la incidencia, que se estima subdiagnosticada, y se calcula entre 1 cada 80.000 y 1 cada 100.000 [16]. Los signos clínicos orientadores son la presencia de hipotonía, retraso en el desarrollo psicomotor, ataxia, movimientos oculares www.neurologia.com Rev Neurol 2013; 57 (Supl 1): S23-S35 anormales y patrón respiratorio alterado en el período neonatal [17]. Resulta de hipoplasia del vermis cerebeloso, con fosa interpeduncular profunda en el istmo, horizontalización y mayor desarrollo de los pedúnculos cerebelosos superiores, lo que genera la típica imagen de diente molar. Se han relacionado con este síndrome una gran variedad de alteraciones del SNC como hidrocefalia, anormalidades del cuerpo calloso, quistes, trastornos de migración neuronal, hamartoma hipotalámico y ausencia de la pituitaria. Aquellos pacientes con estas alteraciones tienen una alta incidencia de epilepsia [18,19]. Con diferente grado de gravedad se detecta deterioro de las habilidades del lenguaje y desarrollo motor. Existe un abanico de afectación multiorgánica que abarca a la retina, riñones, hígado y esqueleto, ya que la base del problema tiene un marcado pleoformismo genético que codifica proteínas ciliares que desempeñan papeles en el desarrollo de distintas líneas celulares (retinianas, neuronales, hepáticas, renales). La transmisión, salvo en casos excepcionales ligados al cromosoma X, se lleva a cabo en forma autosómica recesiva y se han identificado unos 10 genes involucrados que condicionan diferentes subtipos, entre ellos los JBTS1/1NPP5E, JBTS2/TMEM216, JBTS3/AH11, JBTS4/NPHP1, JBTS5/CEP290, JBTS6/TMEM67, JBTS7/RPGR1P1L, JBTS8/ARL13B, JBTS9/CC2D2A y JBTS10/OFD1, que permiten el estudio antenatal, por medio de vellosidades coriónicas cerca de las nueva semanas de gestación en aquellos pacientes en cuyas familias se ha detectado el defecto molecular [20] y, una vez establecido el diagnóstico, deben introducir al paciente en un protocolo de investigación de posible afectación multiorgánica. Hipotonías de origen medular Lesiones medulares Las lesiones traumáticas medulares tienen una incidencia menor que en edades más avanzadas y peculiaridades especiales debido al distinto comportamiento mecánico de la columna vertebral. [21]. El nivel de las lesiones varía conforme a la edad y la posibilidad de sufrir una lesión cervical es mayor a menor edad; el 79% de las lesiones cervicales se producen entre 0 y 9 años. La ubicación topográfica de las lesiones condiciona clínicamente el cuadro que se va a presentar, así las lesiones por encima de C5 afectan a las funciones respiratorias y agravan el cuadro. En general, aparece un cuadro de hipotonía, alteración esfinteriana con abolición de los re- S25 V.A. Gaona flejos osteotendinosos que, en caso de no resolverse de modo favorable, en unas semanas es reemplazada por hiperreflexia, lo que ensombrece el pronóstico de recuperación. Los estudios de elección para el diagnóstico de la lesión medular son la RM y los estudios de potenciales evocados mientras que, para la parte ósea, lo son la TAC y la radiografía. Existe una lesión de médula espinal sin anormalidades radiológicas (SCIWORA, por sus siglas en inglés), que es única en niños y potencialmente reversible en un tercio de los casos, con radiografía y TAC normales pero con RM sensible a la lesión. Esta lesión está ocasionada por mecanismos de hiperextensión o hiperflexión cervical [22,23]. La signología puede observarse de forma posterior y esta demora puede ser de hasta cuatro días, así la isquemia medular por hipotensión u oclusión de las arterias cerebrales puede ser responsable de SCIWORA. El tratamiento de la lesión medular es en principio conservador y los corticoides son capaces de reducir el edema y la lesión necrótica [24]. Administrados de manera precoz, en una ventana de 6-8 horas, mejoran el pronóstico de recuperación. Se utiliza metilprednisolona en carga de 30 mg/kg, seguido de goteo de mantenimiento de 5,4 mg/kg/h durante 23 horas si el goteo se inicia dentro de las tres horas del traumatismo o durante 47 horas si se inicia en las tres a ocho horas tras el traumatismo [25,26]. Romboencefaloclasis Es la fusión de los hemisferios cerebelosos, que se puede acompañar de otras alteraciones, por hipo o aplasia del vermis cerebeloso. Se puede valorar adecuadamente en una RM. Atrofia muscular infantil y dificultad respiratoria de tipo 1 Las lesiones de la unidad motora inferior cursan con hipotonía, debilidad e hiporreflexia. La EMG documenta fibrilaciones y fasciculaciones con velocidades de conducción nerviosa normales. Dependiendo de la patología en cuestión, se incorporan otros elementos al cuadro global señalado. Esta forma es de herencia autosómica recesiva y se caracteriza por la degeneración de la motoneurona que lleva a una atrofia muscular y debilidad con hipotonía. Los cuadros clínicos pueden estar superpuestos pero ésta tiene una afectación de la musculatura diafragmática que conlleva dificultad respiratoria acompañada de hipotonía y llanto débil, además de afectación autonómica. Tiene un origen genético y la afectación se localiza en el cromosoma 11 q13-q21. Se debe pensar en esta patología en todo paciente con datos de afectación clínica de la neurona motora inferior con estudios de cromosoma 5q normales o lactantes con hipotonía y afectación diafragmática [32,33]. Enfermedad de Werdnig-Hoffman Enfermedad de Pompe Es una patología ocasionada por la degeneración y destrucción de las motoneuronas alfa del asta anterior de la médula [27]. Es la causa genética de muerte más frecuente en lactantes con una incidencia de 1 cada 6.000 a 1 cada 10.000 nacimientos y una tasa de portadores de 1:35 a 1:50 [28,29]. Se conocen la Es una patología de transmisión autosómica recesiva, sin preferencia por ambos sexos, ocasionada por una deficiencia de la α-glucosidasa ácida (GAA) que genera acumulación de glucógeno en varios órganos y sistemas. El gen que codifica la GAA se ubica en el brazo largo del cromosoma 17 (17q25) [34,35], Hipotonías de la neurona motora inferior S26 de tipo I, o infantil, de comienzo precoz; la de tipo II, o intermedia, de inicio antes de los 2 años, y la de tipo III, juvenil y denominada Kugelberg-Welander, de comienzo tardío y mejor pronóstico. Todas reconocen un patrón autosómico recesivo en el cromosoma 5 (5q-q13.311.2) que codifica el gen de la supervivencia de la motoneurona (SMN). La deleción cromosómica es la más frecuente y las formas más leves se relacionan con un menor número de deleciones, sobre todo del SMN1. Existe una relación inversa entre el número de copias del SMN2 –a mayor número de copias menor gravedad– y la gravedad del cuadro. El 80% de los pacientes con el tipo I tiene sólo una a dos copias del SMN2 [30]. El cuadro es de hipotonía y arreflexia, dificultad respiratoria y de alimentación con atrofia muscular y frecuentes fasciculaciones de los músculos linguales. El cuadro es progresivo y el pronóstico, ominoso con fallecimiento dentro del primer a segundo año de vida [30]. El diagnóstico se basa en los antecedentes familiares, si los hubiera, el cuadro clínico y la EMG. La confirmación se hace por el estudio cromosómico en la región 5q, que permite el consejo genético. La detección de una deleción homocigótica menos en el exón 7 y 8 del SMN1 alcanza una sensibilidad del 95% y una especificidad del 99% [31]. www.neurologia.com Rev Neurol 2013; 57 (Supl 1): S23-S35 Neurología neonatal si bien se han descrito muchas mutaciones en el gen, particulares de cada zona geográfica. No se conoce con claridad su incidencia pero se estima entre 1 cada 14.000 a 1 cada 30.000 con particularidades étnicas y geográficas [36]. Como existe una afectación combinada de debilidad e hipotonía se tiende a ubicarla como una enfermedad neuromuscular o miopatía metabólica. Se presenta en una forma infantil, más grave, y otra juvenil, sin considerar a ambas como entidades separadas sino más bien como una evolución de la enfermedad. La forma más grave es la infantil, que se presenta con hipotonía, debilidad muscular y cardiomegalia que desembocan en la muerte antes del año de edad. La edad de inicio es de 1 a 2 meses y el diagnóstico suele demorarse hasta los 5,3 meses de edad. Otros estudios ubican el inicio de los síntomas hacia los 4 meses de edad con muerte a los 8,7 meses [36]. La hipotonía y la debilidad muscular afectan a las funciones respiratorias, cardíacas, de alimentación y desarrollo. La histopatología es característica y revela vacuolización con gran cantidad de glucógeno en las células musculares (cardíacas y esqueléticas), las neuronas y el hígado; en tinciones de ácido periódico de Schiff. El defecto enzimático se puede detectar en leucocitos y fibroblastos, aun antenatalmente, por estudios de fibroblastos en el líquido amniótico. Si bien los tratamientos son desalentadores, recientemente se han publicado beneficios con la terapia de reemplazo enzimático en esta enfermedad [37], que tiene mejor pronóstico cuanto antes se instale. Poliomielitis Otra patología con avidez por las motoneuronas es la poliomielitis, una enfermedad infectocontagiosa viral aguda, caracterizada por un cuadro clásico de parálisis flácida de inicio súbito con sensibilidad conservada y arreflexia en el segmento afectado. Antes tenía una alta frecuencia de presentación pero hoy ha disminuido drásticamente su incidencia por las vacunaciones masivas en las acciones de erradicación de la enfermedad. Si bien estos planes, con el uso de la vacuna oral, han hecho aparecer casos de poliomielitis asociada a vacunaciones, la relación coste/beneficio es altamente gratificante y apoya su uso. La OPS (Organización Panamericana de la Salud) indica que la región de las Américas está libre de la enfermedad desde 1991. El último caso de poliomielitis salvaje registrado en nuestro país data de 1985, en el municipio de General Aquino, departamento de San Pedro, Paraguay. www.neurologia.com Rev Neurol 2013; 57 (Supl 1): S23-S35 Hipotonía por lesión de los nervios periféricos Las neuropatías periféricas se presentan con hipotonía, retardo en la adquisición de los ítems motores, retraso en la adquisición de patrones de marcha, arreflexia osteotendinosa, ataxia o deformidades del tipo pie cavo. No representan una causa frecuente de afectación en lactantes y pueden ser procesos diseminados multisistémicos o exclusivamente nerviosos. Neuropatía hipomielinizante congénita Constituye una polineuropatía grave que se manifiesta con hipotonía, arreflexia, debilidad muscular y disminución de la conducción nerviosa en la EMG. En la biopsia del nervio safeno, se observa una marcada disminución de la mielina sin la clásica formación en bulbo de cebolla, observada en otras neuropatías hereditarias del tipo DejerineSottas. La evolución va de moderada a grave afectación con óbito entre las cinco semanas a los 7 años de vida. El cuadro puede aparecer esporádicamente sin seguir un patrón dominante, sin embargo es heterogéneo y en ocasiones se relaciona con mutaciones específicas en los genes MPZ, PMP22 y EGR2, si bien diferentes mutaciones pueden originar cuadros clínicos y patológicos semejantes [38,39]. Neuropatía hereditaria sensitivomotora (Dejerine-Sottas) Es una afectación de los nervios periféricos de inicio temprano que puede manifestarse como retraso en la adquisición de los ítems madurativos motores. La gravedad de la disminución de la velocidad de conducción motora, menos de 10 mm/s, es distintiva de la enfermedad [40]. Se hereda en forma autosómica recesiva y ligada al cromosoma 17p11.2 que codifica el gen PMP22. También se han descrito mutaciones del gen P0, compartidas por la hipomielinización congénita [41], así como el gen de respuesta de crecimiento precoz [42]. La biopsia del nervio sural revela hipomielinización e imagen característica en bulbo de cebolla [42]. Síndrome de Guillain-Barré (SGB) Afecta a aproximadamente 0,5-1,5 por cada 100.000 niños al año en edades de 0 a 17 años y, desde la erradicación de la poliomielitis, es la causa más frecuente de parálisis flácida en niños con una leve S27 V.A. Gaona preferencia por el sexo masculino. Se la define como una polirradiculopatía de instalación aguda con parálisis de tipo ascendente, arreflexia y posibilidad de alteraciones sensitivas asociadas. Un gran porcentaje de casos (70-75%) viene precedido por cuadros infecciosos de hasta tres semanas antes al inicio de la sintomatología [43]. El agente etiológico más frecuente, en especial en la forma axonal, es el Campylobacter jejuni, que representa hasta el 23 al 41% de los casos en varias series [44]. Otros agentes asociados son el citomegalovirus (8-22%), el virus de Epstein-Barr (2-10%) y el herpes zóster (5% de los casos). Existen varias formas de presentación, como la polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda (PIDA), la neuropatía axonal motora aguda (NAMA), la neuropatía axonal sensitivomotora aguda (NASMA) y el síndrome de Miller Fisher (SMF). En su etiopatogenia se encuentra una reacción cruzada contra el gangliósido GM1, lo que ocasiona procesos de desmielinización y lesión axonal, sobre todo en los casos asociados al C. jejuni [45]. Otros gangliósidos se han visto involucrados y, en la actualidad, se considera al GQ1b marcador para SGB con oftalmoplejía y al anti-GT1 al SGB con afectación de los pares craneales bajos [46]; el anticuerpo anti-GD1 es más específico para la forma NAMA [47]. Para su diagnóstico, tiene una importancia marcada la presencia de una afectación motora bastante simétrica, con parálisis progresiva y depresión de los reflejos osteotendinosos. La denominada disociación albuminocitológica, detectada en el LCR, con un incremento de la proteinorraquia y escasa celularidad, se expresa después de la segunda semana en la enfermedad clásica y desde la tercera en el MillerFischer. Los recuentos de células en el LCR superiores a 50 U/L hacen que el diagnóstico de SGB sea dudoso. Más precoces son los hallazgos en la EMG, que revelan, desde la primera semana, disminución de la velocidad de conducción nerviosa, abolición de la onda F y aumento de la latencia distal [48]. El tratamiento de elección es la inmunoglobulina en dosis de 0,4 g/kg durante cinco días o de 1 g/kg en dos días (total: 2 g/kg en ambos casos), aunque esta última forma es la más recomendada. Los corticoides no son eficaces y la plasmaféresis es otra alternativa cuando existe rechazo o ineficacia con el uso de la inmunoglobulina [49]. El pronóstico es por lo general bueno con más del 90% de las PIDA con recuperación completa y prácticamente la totalidad del SMF [50]. En los casos de NAMA existe un mayor porcentaje de secuelas y las NASMA, excepcionales en niños, tienen pronóstico más reservado. S28 Polineuropatía desmielinizante inflamatoria crónica Desde el punto de vista clínico, se trata de una entidad difícil de diferenciar de la forma aguda, de la que se distingue por su progresión de signos y síntomas más allá de los 28 días o recuperación con recidivas reiterativas del cuadro. El cuadro completo puede establecerse en períodos superiores a los dos meses con predominio de afectación de las extremidades inferiores. Puede coexistir una afectación sensitiva distal significativa. La biopsia del nervio revela patrones de desmielinización y mielinización segmentarias con presencia de células inflamatorias. La respuesta al tratamiento con corticoides es diametralmente opuesta y efectiva, si bien debe prolongarse en el tiempo para evitar recidivas [51]. Porfiria Si bien son enfermedades poco frecuentes, se deben considerar en los pacientes con neuropatía periférica. Son un grupo amplio de alteraciones metabólicas del hemo que generan depósitos de porfirina y derivados por el fallo de unas siete enzimas involucradas en el proceso. Los ataques se caracte­ rizan por elevadas concentraciones urinarias de porfobilinógeno y ácido aminolevulínico; su diagnóstico puede revelarse por reducción de la actividad de la porfobilinógeno sintetasa. Los ataques se pueden presentar con debilidad muscular progresiva, que simula un SGB, y pueden progresar hasta afectar a la función respiratoria. La alteración sensitiva, si se presenta, tiende a ser distal [52]. Neuropatía axónica gigante Es una afección que afecta al sistema nervioso periférico y central, por afectación de los neurofilamentos, que se transmite de manera autosómica recesiva y cuyo origen genético se ha ligado al cromosoma 16q24.1 [53]. A las manifestaciones neurológicas se asocian alteraciones capilares con hipopigmentación y de tipo ensortijado, si bien se han descrito pacientes sin afectación capilar. La neuropatía periférica es la manifestación inicial y se puede asociar la desmielinización secundaria a la afectación axonal. Se ha comunicado afectación del SNC en el cerebelo, el tallo y las vías piramidales en estudios post mortem. Los estudios de RM revelan patrones de desmielinización y atrofia en cerebelo, tallo, médula y cuerpo calloso [54] y la EMG puede demostrar disminución de la velocidad de conducción nerviosa relacionada con la afectación de la mielina. www.neurologia.com Rev Neurol 2013; 57 (Supl 1): S23-S35 Neurología neonatal Hipotonías secundarias a la afectación de la unión neuromuscular Son procesos heterogéneos que afectan a la transducción correcta de la información motora en la unión mioneural, ubicada en el presináptico, sináptico o postsináptico. La afectación de la presinapsis se relaciona con defectos en el manejo de la acetilcolina, ya sea en su producción, resíntesis, liberación o empaquetamiento en las vesículas; las sinápticas se dan por deficiencia de la acetilcolinestesa y las postsinápticas, por una disfunción de los canales de AChR o por deficiencias en el número de AChR. Síndrome del canal lento Se clasifica en los denominados síndromes miasténicos congénitos; la mayoría de ellos se inician en la etapa neonatal, pero algunos pueden presentarse en la lactancia o aún en la edad adulta. Está causado por mutaciones de subunidades del receptor de la acetilcolina, que prolongan el tiempo de apertura de los canales iónicos y hacen que iones de sodio saturen la región presináptica [55]. Tiene una transmisión autosómica dominante con variabilidad en la expresión y alta penetrancia y su sospecha clínica puede hacerse por la historia clínica familiar, la EMG a la estimulación repetitiva, la escasa respuesta a los inhibidores de la colinesterasa, el empeoramiento con el uso de corticoides y la determinación molecular de la AChR [55]. La distribución de la debilidad muscular muestra preferencia por la zona cervical y las manos y se puede observar en los miembros de la familia afectados, que orientan el diagnóstico. Botulismo Es una parálisis flácida descendente ocasionada por la neurotoxina del bacilo anaeróbico gram positivo denominado Clostridium botulinum. Existen ocho toxinas identificadas, pero las A y las B son las que se relacionan con más frecuencia con el botulismo infantil. La toxina A se encuentra en alimentos conservados al vacío y es la forma más grave de intoxicación [56]. En su fisiopatología, la toxina se une al receptor colinérgico presináptico, sufre un proceso de endocitosis e interfiere sobre las proteínas responsables de la liberación de acetilcolina: la proteína asociada al sinaptosoma (SNAP25), la asociada a la vesícula sináptica (VAMP) y la sintaxina [57], lo que impide la unión de la vesícula con la membrana plasmática, acción necesaria para su exocitosis en las terminales sinápticas colinérgicas [58]. La ac- www.neurologia.com Rev Neurol 2013; 57 (Supl 1): S23-S35 ción de estas toxinas es autolimitada, las proteínas dañadas se eliminan y se sustituyen por las sintetizadas de novo, así se restablece la comunicación sináptica [57]. La forma infantil se adquiere por vía intestinal en la transición de la lactancia materna a fórmulas lácteas, o a la introducción de alimentos sólidos, ya que la leche materna es una barrera defensiva contra la proliferación del microbio en el intestino. La fuente de contaminación es desconocida hasta en el 85% de los casos, pero la más frecuente es la adquisición por el polvo que traslada esporos. La miel es el único alimento identificado como factor de riesgo para el botulismo [59], por ello su uso no es conveniente en lactantes o neonatos. La presentación habitual es la de constipación (95% de los pacientes) seguida de dificultad para alimentarse, debilidad progresiva e hipotonía con hiporreflexia. La debilidad se inicia afectando a los pares craneales y luego desciende al tronco, las extremidades y el diafragma. Las pupilas presentan una respuesta característica: en un inicio sin respuesta pupilar a la exposición a la luz pero con dilatación progresiva a la estimulación repetitiva de frecuencia elevada (> 20/s) o más débil si la frecuencia es menor (2-3/s). El diagnóstico de botulismo se basa en la determinación del microorganismo en las heces y recientemente se ha desarrollado un test de ELISA para la detección de las toxinas A y B [60]. La EMG apoya el diagnóstico, pero su normalidad no la excluye en etapas tempranas, al mostrar un incremento progresivo de los potenciales a la estimulación de frecuencias de 20-50 Hz. Su tratamiento se basa en el uso de la antitoxina botulínica, administrada precozmente antes de que se internalice la toxina en la terminal sináptica y en el uso de inmunoglobulina humana de dadores adultos inmunizados con la toxina botulínica, lo que atenúa de modo significativo las complicaciones y reduce el tiempo de asistencia respiratoria y alimentaria [61]. La evolución de la enfermedad es autolimitada, en general de pronóstico favorable y sin secuelas, diagnosticada a tiempo y controladas sus posibles complicaciones. Hipotonías con origen muscular Según la semiología, son patologías que cursan con debilidad disminuida con tono y reflejos miotáticos de normales a disminuidos. Los estudios de apoyo son de gran utilidad, sobre todo las determinaciones de la CPK (para los procesos distróficos), la microscopía (en aquellos con patrón histológico característico), los resultados de la electromiografía S29 V.A. Gaona (que documentan potenciales musculares breves y disminuidos) además del invalorable apoyo de los estudios genéticos en la clasificación y determinación de las distintas enfermedades. Distrofia miotónica congénita Es una patología que se transmite de forma autosómica dominante y que puede manifestarse en la etapa neonatal o más tarde. La causa es el incremento en los tripletes de CTG (citosina-timinaguanina), transmitida en la línea materna en el brazo corto del cromosoma 19 (locus 13.2) que afecta al gen DMPK (myotonic distrophy protein kinase). Los afectados tienen repeticiones de este triplete por encima de 2.000, mientras que lo normal es de 5 a 30 [62] y la expresión de la enfermedad es inversamente proporcional al número de repeticiones de los tripletes. La presentación clínica es la de hipotonía, atrofia muscular, dificultad para alimentarse y respirar que presenta complicaciones que pueden llevar al óbito. Los hallazgos posteriores involucran un retraso en los ítems madurativos motores y, en forma importante, retraso mental. Los hallazgos en la electromiografía revelan descargas miotónicas y potenciales de unidad motora disminuidos y de duración breve [63]. Una gran ayuda diagnóstica es la presencia de la dificultad para relajar los músculos tras movimientos tales como cerrar y abrir las manos o abrir los ojos con celeridad después de tenerlos un tiempo cerrados, que se puede valorar en las progenitoras. En aquellas madres portadores de la enfermedad es conveniente el consejo genético ante las posibilidades de complicaciones graves en los descendientes [64]. El tratamiento es de apoyo y corrección de las deformidades. Distrofias musculares congénitas Configuran un grupo amplio y heterogéneo de enfermedades transmitidas de forma hereditaria autosómica recesiva. Su modo de presentación, desde el nacimiento o en los primeros meses de vida, es la debilidad muscular progresiva con distribución y gravedad variables. Su representación histológica característica es regeneración y generación con variación de tamaño de las fibras musculares, además de un incremento del tejido conectivo y grasa [65], acompañadas de elevación de la CPK. Se agrupan conforme tengan afectación del sistema nervioso central o no; así las afecciones del SNC se relacionan con la distrofia muscular de Fukuyama, la enfermedad músculo-ojo-cerebro y el síndrome de Walker-Warburg [66]. S30 La enfermedad de Fukuyama es la segunda causa de distrofia en Japón y se inicia en la infancia con debilidad muscular e hipotonía asociada a anormalidades cerebrales y cerebelosas, retraso mental y epilepsia [66,67]. Está causada por la afectación del gen que codifica la proteína fukutina (FCMD) [68]. El síndrome de Walker-Warburg se conoce como lisencefalia de tipo II [69] y es el resultado de defectos en la migración neuronal con dilatación ventricular y corteza cerebral alterada por agiria acompañada de disgenesias en otras estructuras del SNC; el gen involucrado es el POMT1, que controla a la O-manosiltransferasa [70]. El síndrome músculo-ojo-cerebro se caracteriza por trastornos en la migración neuronal, hipotonía y alteraciones oculares, que van desde la miopía progresiva hasta la degeneración retiniana con atrofia óptica. Se ha individualizado el gen POMGnT1, responsable que controla la 0-manosa-b-1,2N-acetilglucosaminiltransferasa [71]. El uso de la RM y de la TAC permite establecer con claridad las lesiones asociadas a las enfermedades que involucran el sistema nervioso central. Es interesante recordar que, si bien con muy rara forma de presentación, la polimiositis puede simular un cuadro de distrofia muscular congénita de­ bido a la elevación de la CPK hasta que la biopsia muscular notifica características inflamatorias. Miopatías congénitas Este término se aplica a los pacientes con debilidad e hipotonía muscular desde edades tempranas con retraso en el desarrollo motor, en ocasiones acompañada de dismorfias faciales o articulares que presentan un patrón histológico muscular característico. Entre ellas se encuentran la miopatía nemalínica y la miotubular, la enfermedad de central core y la desproporción congénita de fibras. Su diagnóstico debe sospecharse en lactantes hipotónicos sin elevación significativa de la CPK y que en la electromiografía revelen un patrón muscular con potenciales de unidad motora de breve duración y amplitud. Miopatía nemalínica Es la más frecuente en todas las series y se adquiere de forma autosómica dominante o recesiva con varios genes que codifican la estructura de los filamentos actínicos, como el gen de la α-tropomiosina (TPM3) [72], el gen de la nebulina (NEB) [73] o el gen de la α-actina (ACTA1) [74]. Tiene una forma de inicio al nacimiento, grave y relacionada el ACTA1, con fallecimiento antes del año de edad y una forma congénita benigna que se expresa por hipoto- www.neurologia.com Rev Neurol 2013; 57 (Supl 1): S23-S35 Neurología neonatal nía, rasgos faciales y retraso en el desarrollo motor. La afectación es de predominio proximal y presenta de nula a escasa progresión. En la histopatología se revela atrofia o hipotrofia de las fibras de tipo I y presencia de cuerpos nemalínicos (bastoncitos por acúmulo de actina). Enfermedad de central core Existe una afectación menor de la musculatura facial, se presentan alteraciones de tipo escoliosis pero la enfermedad es por lo general no progresiva con escasa afectación respiratoria. Se observan zonas centrales claras con predominio de fibras de tipo I [75]. Miopatía miotubular Existe una mayor afectación muscular que puede ser grave desde el nacimiento y complicar la función respiratoria o la alimentación; existe mayor afectación de la musculatura facial y los pacientes pueden fallecer antes del año. En la microscopía se observa, a la tinción, núcleos centrales inmaduros con halos periféricos debidos a la escasa actividad enzimática en las fibras de tipo I y II, que recuerdan a túbulos [76]. Desproporción congénita de fibras Aquellos pacientes con características clínicas de miopatías congénitas y cuyos estudios histopatológicos presentan una disminución del tamaño de las fibras de tipo I respecto a las de tipo II, en una relación superior al 12%, sin las alteraciones citadas en los otros tipos, entran en esta categoría [77]. Cromosomopatías Síndrome de Down El síndrome de Down, o trisomía 21, es una de las causas más frecuentes de deficiencia psíquica y representa casi el 25% de todos los casos de retraso mental, además se acompaña de hipotonía en más del 80% de los pacientes. Se presenta con una frecuencia de 0,6-1 por cada 1.000 recién nacidos [78]. En el 90-95% de los casos, la trisomía es libre y sólo en el 5% de los casos el cromosoma extra procede del padre [79]. Cuando el fallo cromosómico tiene origen materno, aumenta el riesgo con la edad; el 75% de los casos es el resultado de un fallo en la primera división meiótica y en el 25% en la segunda, con un riesgo de recurrencia del 1 al 2%. Las traslocaciones D/G y G/G no son frecuentes pero existe una mayor posibilidad de recurrencia en ellas. Sus www.neurologia.com Rev Neurol 2013; 57 (Supl 1): S23-S35 características físicas y fenotípicas convierten a este síndrome en un diagnóstico facial, así ya desde la etapa neonatal ya se refieren más de 300 rasgos indicadores del problema [80]. Algunos de sus rasgos peculiares son un perfil facial y occipital plano, braquicefalia, hendiduras palpebrales oblicuas, epicanto, cuello corto y ancho, laxitud de la musculatura abdominal, pliegue palmar único, clinodactilia del quinto dedo de la mano y separación del primer y segundo dedo del pie. En casi todos los casos falta el tono muscular adecuado, acompañado de hiperlaxitud de los ligamentos, que afecta al desarrollo y aprendizaje motriz. El diagnóstico de confirmación se lleva a cabo por medio de cariotipo, si bien existen estudios diagnósticos prenatales que permiten, sobre todo cuando existe un descendiente previo con el síndrome, predecir la posibilidad del Down. Tales estudios serían el cariotipo de células de líquido amniótico o de vellosidades coriónicas, la determinación de AFP, estriol o gonadotrofina coriónica humana, y estudios de traslucencia nucal por ultrasonografía. Síndrome de Prader-Willi Es una patología genética y multisistémica compleja que abarca hipotonía, hipogonadismo, hipomensia y retraso motor, obesidad e hiperfagia con rasgos dismórficos mejor detectables en la infancia y la adolescencia. Su incidencia estimada es de 1 cada 10.000 a 1 cada 15.000 nacidos vivos sin preferencia por sexo o raza [81]. En un mayor porcentaje, el 70%, viene ocasionada por una deleción paterna en el cromosoma 15q11-13 y en 25% de ellos por disomía uniparental materna con los restantes casos ocasionados [82-84] por alteraciones de imprinting cuando se hereda un cromosoma 15 paterno con impronta paterna e impide que se expresen genes en la región del Prader-Willi. Sus rasgos habituales son la presencia de hipotonía con dificultades para la succión en los primeros meses de vida con frecuente mal manejo de las secreciones así como un retraso en el desarrollo psicomotor con ítems de marcha entre los 24-30 meses y desarrollo de lenguaje francamente tardío, que se inicia cerca de los 2 años de vida [82]. Hay un diámetro bifrontal estrecho con dolicocefalia, ojos en almendra e inclinación antimongoloide, epicanto, hipopigmentación de piel y pelo, saliva espesa y alteraciones dentales. La baja talla, al principio normal, se va haciendo evidente con el desarrollo y está relacionada con el fallo de la hormona del crecimiento asociada. La hiperfagia y la obesidad empiezan a partir del segundo año de vida y están ocasionadas por el S31 V.A. Gaona fallo del sistema hipotalámico, que es incapaz de regular la saciedad en estos pacientes. Se han encontrado diferentes sustancias químicas en una proporción inadecuada tales como leptina, grelina, neuropéptido Y, péptido pancreático (PP), colecistocinina y péptido tipo glucagón [85] así como niveles elevados de GABA, codificado en el cromosoma 15, lo que se asocia a alteraciones límbicas y corticales del control de la saciedad. La obesidad resultante ocasiona otras comorbilidades tales como diabetes, hipertensión arterial, síndrome de apneas obstructivas del sueño y alteraciones vasculares. El hipogonadismo se da en relación con el déficit de FSH y LH, estradiol y testosterona [86] por fallo del eje hipotalámico. sitol, lo que ocasiona el cuadro clínico [91]. Se presenta hipotonía desde los primeros meses de vida, que se agrava en el primer año, con miopatía y neuropatía con trastornos conductuales más que evidentes [92]. La afectación renal es del tipo síndrome de Fanconi con proteinuria e hiperaminoaciduria [93] y genera fallo renal progresivo. La afectación ocular, con cataratas, se asocia a un adelgazamiento de la córnea, escleróticas azules y glaucoma de ángulo cerrado. El tratamiento es paliativo y se recomienda un consejo genético en caso de historia familiar. Puede sospecharse antenatalmente por la presencia de α-fetoproteína en el suero y el líquido amniótico, sobre todo si va acompañada de actividad de colinesterasa ausente [94]. Síndrome del cromosoma X frágil Síndrome de Kabuki Se considera la primera causa de déficit intelectual de origen hereditario con incidencia de 1 por cada 4.000 en los varones y 1 por cada 6.000 en las mujeres [87]. Es de interés citarlo, ya que, si bien la hipotonía no es un signo cardinal es este problema, muchas veces sólo se detecta cuando el paciente acude a la consulta por retraso en el desarrollo. Obedece a un defecto molecular que ocasiona un número de repeticiones elevadas del triplete CGG del brazo largo del cromosoma X en la región del gen FMR1 [88]. La repetición del triplete de 50 a 200 veces genera el estado portador, al superar esta cifra se desarrolla el fenotipo cognitivo-conductual y físico del síndrome [89]. Se presenta una discapacidad intelectual de leve a moderada, retraso madurativo y de las habilidades del lenguaje con afectación de los tiempos de atención e hiperactividad [90]. El fenotipo físico comprende macrocefalia, orejas grandes y aladas, prognatismo, facies alargada y macrorquidia; cabe destacar que hasta el 20% de ellos no desarrolla el fenotipo facial. Puede cursar con hipotonía y se presenta con una prevalencia de 1 cada 32.000 a 1 cada 86.000 [95] si bien el conocimiento de la patología ha hecho que su diagnóstico se incremente en la actualidad. Su base genética es heterogénea con pruebas moleculares que ubican al gen (TRPM) en el cromosoma 9q21.11/9q21.12 [96] y recientemente se conocen mutaciones del gen MLL2 como la causa principal del síndrome [97]. Sus rasgos son las características faciales, anomalías esqueléticas, retraso mental, talla baja y alteración de dermatoglifos, que pueden asociarse a anomalías renales y cardiovasculares, criptorquidia, fallo en la hormona del crecimiento y alteraciones vertebrales. Síndrome de Lowe También denominado síndrome oculocerebrorrenal, es una enfermedad rara ligada al cromosoma X que asocia afectación ocular (cataratas, glaucoma), alteraciones renales, facies características, hipotonía con disminución de reflejos y retraso mental. Afecta clínicamente sólo a los varones, mientras que el sexo femenino actúa como portador de la enfermedad. El gen, localizado en el cromosoma X y en la región q26 (Xq25-26), condiciona el déficit de absorción intestinal de los aminoácidos (lisina, arginina), que genera un fallo metabólico en el aparato de Golgi e interfiere con el metabolismo del ino- S32 Por último, no podemos dejar de citar que enfermedades sistémicas del tipo endocrinopatías, como el hipotiroidismo o el hipertiroidismo, el hipoparatiroismo o el hiperparatiroismo, pueden cursar con hipotonía y deben tenerse en cuenta en el momento de la investigación diagnóstica. Bibliografía 1. Fernández-Álvarez E. Examen neurológico. 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The important development of medicine today has made a number of tools available to the examiner with which to refine or pronounce a diagnosis. Such instruments include the developments achieved in genetic research, together with studies conducted in imaging and optical and electronic microscopy. However, in spite of having all this material available for use, it is still the clinical features that allow a rational use to be made of these advances to be able to point towards the possible causation, topographic location and developmental control. It is useful, for the diagnostic approach and the use of auxiliary methods, to know the topographic location of the disorder, whether it is situated in the brain, the cerebellum, the stem, the spinal cord, the peripheral nerves, the myoneural junction or the muscle. Key words. Hypotonia. Muscle weakness. Neuromuscular. Neuropathy. Newborn infant. www.neurologia.com Rev Neurol 2013; 57 (Supl 1): S23-S35 S35