“Una nueva propuesta para el aprendizaje de los verbos ir, venir

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Reflexiones y Experiencias Innovadoras en el Aula.
ISSN 1989-2152
DEP. LEGAL: GR 2327/2008 Nº-38 – MARZO DE 2012
“Una nueva propuesta para el aprendizaje
de los verbos ir, venir,
llevar y traer en español”
AUTORIA
AMELIA ALUJAS VEGA
TEMÁTICA
ENSEÑANZA DEL ESPAÑOL COMO SEGUNDA LENGUA
ETAPA
EE.OO.II. o Formación de Adultos: Enseñanza de Español para Adultos
Resumen
Para el hablante no nativo de español el aprendizaje de los usos de ir venir, llevar y traer pasa a
ser una de las partes complicadas de nuestra lengua. Los alumnos, a menudo, utilizarlos
aplicando el uso que estos verbos tienen en sus lenguas maternas y, en cambio, no suele haber
una concordancia binaria de significados entre sus lenguas de origen y el español; es por eso
que se corre el riesgo de que se conviertan en errores fosilizados. El tratamiento que estos
verbos reciben en los programas de Español como Lengua Extranjera tampoco consigue
resolver los problemas de adquisición.
En este artículo presentamos unas bases teóricas previas a la realización de tareas y prácticas,
focalizadas en la reparación de errores; partimos de un punto de vista teórico pragmático y para
mejorar la didáctica de estos verbos con función deictica a partir de los niveles intermedios.
Revisamos, profundizamos y reformulamos ciertos aspectos léxico-semánticos que los
configuran y reformularmos ciertas inexactitudes que pueden indudir a errores en su
aprendizaje.
Palabras clave: errores, «ir», «venir», «llevar», «traer»
1. INTRODUCCIÓN
La idea de este trabajo surge de nuestra experiencia como profesores de español lengua extranjera (en adelante
ELE). Observamos a diario que los alumnos que cursan los niveles intermedios (B1 y B2 del MCRE) y superiores (C1 y C2 del
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MCRE) continúan equivocándose con los usos correctos «ir, venir, llevar y traer», sobre todo, con los usos de «venir» o
«traer».
A pesar de que estos verbos formen parte de las palabras más utilizadas en nuestra lengua y estén dentro del
llamado “léxico básico”, observamos que la mayoría de los planes curriculares de ELE programan su estudio en los niveles
intermedios. Aunque pensemos que deberían incluirse ciertos usos y funciones en los en los niveles iniciales, en este trabajo
sólo nos centramos en los estadios intermedios (B1 – B2) y superiores (C1-C2) del aprendizaje y focalizamos nuestro trabajo
a la corrección de errores.
Nuestro objetivo principal se concentra en en reforzar un marco teórico previo a la fase práctica, el fin es que con el
fin de que los alumnos superen las dificultades derivadas de una débil conceptualización y originando errores en los usos de
los mismos. Pretendemos, a la vez, colaborar con la labor del docente y con este fin revisamos ciertos aspectos léxicosemánticos que los configuran y que podrían aportar falsas interpretaciones.
2.- PLANTEAMIENTOS Y MECANISMOS QUE SUBYACEN EN EL ERROR.
Sonsoles Fernández (1991) ha clasificado dentro del paradigma de errores verbales la alteración en los usos de «ir,
venir, llevar o traer», concretamente del tipo léxico, porque el hablante no nativo neutraliza los semas específicos de ambas
formas. La autora alerta que estos errores suelen tener un periodo muy amplio de permanencia en los estadios intermedios
del aprendizaje y, además, corren el riesgo de convertirse en errores fosilizados, incluso en alumnos que alcanzan un alto
dominio en nuestra lengua.
Al retrasar la instrucción formal, los alumnos han aprendido los usos de «ir, venir, llevar y traer» de modo esporádico
e indirecto, poseen una conceptualización escasa o débil, por lo que han establecido ciertas analogías erróneas, basadas en
los mecanismos de uso en sus Lenguas Maternas (LM), produciendo efectos agramaticales en nuestra lengua meta.
A medida que se progresa en el aprendizaje las fórmulas con las que han asentado ciertos mecanismos
gramaticales, en este caso resultan ineficaces, ya que las situaciones son menos previsibles y los alumnos hallan ante la
dificultad para seleccionar el modo correcto para adecuarlo a la situación que necesitan.
Por otra parte, Fernández (1991) da cuenta de que la elección de la forma correcta varía según se trata de
producciones orales o escritas; pues, ante la inmediatez del discurso oral los alumnos priorizan el principio de comunicación
y la atención se focaliza en pro del mensaje, en detrimento de la forma. Las fórmulas rutinarias, con que hubieran debido
establecerse los anclajes en las etapas iniciales del aprendizaje, han fallado y los alumnos no han integrado los
automatismos deseados en sus Interlinguas.
3.- MARCO TEÓRICO
3.1- Iniciación a la dimensión y perspectiva de las lenguas
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Los humanos nos insertamos activamente en el espacio al mismo tiempo que nos iniciamos en un sistema lingüítico,
sea en la lengua que sea y ambas funciones van creciendo paulatinamente. Realizamos una actividad configuradora del
entorno, que nos viene dada por nuestras culturas de procedencia, con connotaciones sociales, psicológicas e históricas.
Sin embargo, aunque no hay ningún sistema lingüístico que pueda reproducir exactamente la realidad, entre otros motivos,
porque la realidad es un concepto abstracto y de controvertida definición.
En la dimension especial tomamos como referencia nuestro cuerpo (referencia corpórea), con el cual entramos en
constante interacción y nuestro cerebro media en la comprensión y la percepción que acabamos teniendo de la realidad. De
este modo, la dimensión especial se traspasa al espacio lingüístico y coordinamos los espacios relacionales con los
funcionales o dinámicas1.
Desde una perspectiva, conceptual o cultural, necesitamos siempre tres referencias situadas diversamente en el
espacio:
un objeto localizante
un objeto localizado
un elemento relacionante
Cada objeto se caracteriza por su relación con otro seleccionado, una localización va a ser siempre conocida o
presumiblemente conocida por el interlocutor y funcionará como punto referencial.
Las lenguas se adecúan a circunstancias diferentes, anclan sus puntos de referencia de distinto modo y respecto a
unas coordenadas diferentes, en los estudios pragmáticos llamado “origo”. Para la Pragmática el “origo” es el punto de
referencia en el basan las relaciones, sobre todo, las relaciones deícticas.
Por otra parte, todas las lenguas disponen de conceptos lingüísticos que otras no disponen. Pero, esta situación no
significa que hablantes de otras lenguas no tengan la capacidad de comprender un nuevo concepto.
3.3 Deíxis y verbos deícticos
Por otra parte, «ir, venir, llevar, y traer» han recibido en la investigación lingüística la denominación de verbos
deícticos. La deíxis lingüística, que en griego significa «señalar» o «indicar», consiste en la codificación de la información
relativa al contexto de la enunciación y forma parte de la semántica y la pragmática. Lyons (1980: 574) la ha definido del
siguiente modo.
« La localización e identificación de personas, objetos, eventos, procesos y actividades de las que se habla, o a
las que se alude, en relación con el contexto espacio-temporal creado y sostenido por la enunciación y por la
1
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típica participación en ella de un solo hablante y al menos un destinatario».
Coseriu (1981: 34) sugerió que ciertos verbos «ir, venir, llevar y traer», incluían componentes deícticos en su
significado; actualmente se incluyen en la deíxis espacial junto a otros elementos gramaticales como los adverbios.
3.3 Tipos de movimiento
La Nueva Gramática de la Lengua Española clasifica todos los verbos de movimiento por criterios semánticos. Se
trata de una amplia clasificación nocional que incluye diferentes tipologías semánticas verbales. Tesnière distinguió en los
verbos de moviento, entre otros, dos tipos de verbos:

Los verbos de dirección o direccionales describen un movimiento que no se codifica por una determinada
posición del hablante o de la geometría del espacio como «caminar» o «andar».

Los verbos de desplazamiento expresan un movimiento de un lugar X a un lugar X’ y no están polarizados
por un lugar de referencia humano o geométrico y dentro de este grupo encontraríamos a «ir, venir, llevar y
traer».
Cano Aguilar (1981) tomó como referencia la dualidad que describía Tesnière (1959) según los dos tipos de
movimiento:

movimiento intrínseco, centrado en el sujeto que se desplaza como andar o caminar.

movimiento extrínseco, centrado en el espacio que el desplazamiento se efectúa como
«ir, venir, llevar,
traer».
En este último grupo –movimiento extrínseco- se establece una relación semántica o bien con el punto de partida o con el
punto de llegada del movimiento.
3.3.1 Fases del desplazamiento
Retomando las clasificaciones de Tesnière y Cano Aguilar y tratando a «ir, venir, llevar, traer» como verbos de
desplazamiento en el primer caso y como movimientos extrínsecos en el Segundo, se categorizan tres etapas para
configuran el desplazamiento: origen (punto inicial o departida), itinerario (punto medio o proceso) y meta (punto final).
ORIGEN - ITINERARIO – META
IR - LLEVAR toman dos de las tres etapas mencionadas: origen e itinerario
VENIR - TRAER toman dos de las tres etapas mencionadas: itinerario y meta
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El verbo «venir» al igual que el verbo «llegar» tienen como referencia la meta del movimiento. Sin embargo, la
diferencia entre ambos verbos estriba en que «venir» recupera la imagen de una porción del trayecto y no implica
obligatoriamente contacto con la meta, mientras que «llegar» implica contacto con la meta o fin del recorrido; la misma
relación se estable entre los verbos incoativos «ir» y «partir» y al origen del movimiento.
Desde un punto de vista sintáctico, Cifuentes Honrubia (1989) que separa verbos de desplazamiento y de manera
de desplazamiento según el componente direccional, expresado por el complemento de lugar y por la localización de los
participantes en la conversación. En «venir» y «traer» encontramos que varía la combinación sintáctico semántica de los
anteriores.
3.4 La antonimia
Por otra parte, estos cuatro verbos suelen aparecer agrupados en relaciones binarias de significado: «ir - venir» o
«llevar - traer», pero en realidad escasas veces corresponden al tipo de pares verbales con significados opuestos ni
tampoco existe una relación antonímica clara entre ellos. En cambio, en los programas ELE aparecen como pares de
antónimos opuestos, sin incluir más explicaciones, pudiendo inducir al estudiante al error.
La oposición básica entre estos verbos se basa en la relación de distancia respecto a un punto, pero en términos de
acercamiento o de alejamiento del centro deíctico2.
IR y LLEVAR
(alejamiento)


VENIR y TRAER
(acercamiento)

Los verbos «ir» y «llevar», se alejan del centro deíctico -del punto cero- y los verbos «venir», y «traer» se acercan
al centro deíctico - al punto cero-. Tengamos en cuenta que los verbos con dirección opuestas en español en el caso de «ir»
suelen ser «volver» o «regresar» con una correspondencia antonímica de tipo recíproco.
Observemos la direccionalidad de «ir, llevar, venir o traer» en el siguiente gráfico:
2
En la teoría de la enunciación (É. Benveniste 1966 y 1974), el yo-aquí-ahora constituye el «centro deíctico» o «punto cero» de las
coordenadas contextuales para la realización e interpretación de cada acto de comunicación. C/Maestro Cebrián, 4 - Bajo 9. - Teléfono 958 10 72 90 - 18003- GRANADA ESPAÑA [email protected]
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“Vienen de la montaña y van al coche”
(Observemos ambos verbos acompañados de las preposiciones: «de» y «a». La preposición «de» denota el origen o
procedencia y la preposición «a» la finalidad y la meta de la acción)
3.5. La perspectiva egocéntrica
La percepción espacial propone al sujeto un determinado anclaje, por lo tanto, una posible perspectiva que variará
según la manera en cómo las lenguas interaccionan con el entorno.
De esta experiencia surgen las perspectivas “egocéntricas” y “no egocéntricas” orientadas hacia el punto de vista
que seleccione el observador. Casi todas las lenguas habladas en occidente poseen un punto de vista egocentrista, el sujeto
se ubica en su propia perspectiva, cuyo centro deíctico es la primera persona (el yo). En cambio, en las lenguas orientales el
centro deíctico está orientado desde una perspectiva exterior al emisor, suele tomarse perspectiva del receptor, el centro
deíctico se traslada al lugar del que escucha, se trata de una proyección relacional.

En la perspectiva egocéntrica, la relación espacial designada por cualquier elemento deíctico está ligada a la
orientación visual de un observador concreto, sea hablante u oyente; es el punto de referencia en la
localización de objetos.

En la perspectiva no egocéntrica, esta orientación no juega ningún papel, el punto de referencia es el objeto
localizante o base.
Destacamos aquí otra inexatitud, pues la mayoría de lenguas occidentales poseen también una perspectiva
egocéntrica, lo que diferencia la lengua lengua española de las demás lenguas, es que el hablante toma como referencia su
ubicación en el punto partida. Los manuales ELE suelen proponer diálogo donde aparecen ejemplos como el siguiente:
- madre: ¿Puedes «venir» un momento?
- hijo: Sí, sí, ya «voy».
En el ejemplo se observa cómo ambos hablantes toman su propia ubicación como punto referencia. El hijo, desde el
alejamiento del punto de partida y la madre, hacia el acercamiento al punto de llegada. El hablante ha seleccionado, en cada
situación, su propio campo perceptivo para ubicar la referencia u “origo”.
3.6. Concomitancia, contextos intercambiables.
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En algunos contextos es posible el intercambio de «ir» por «venir» o «llevar» por «traer», alcanzando casi la
categoría semántica de sinónimos. Son los contextos comitativos que permiten al hablante elegir entre el uso entre ambas
formas verbales; únicamente atenderá a intenciones significativas poco relevantes en la comunicación.
Proponemos el siguiente ejemplo para contextualizar la intercambiabilidad entre ambas formas. Observemos la
pregunta de un aduanero:
Por favor, ¿Me puede enseñar lo que trae, usted en la maleta?
Por favor, ¿Me puede enseñar lo que lleva usted en la maleta?
En esta sistuación el emisor puede adoptar dos perspectivas diferentes sin alterar el contenido significativo del
mensaje:
a) referencia el alejamiento del punto de partida, «llevar»
b) referencia el acercamiento al destino o meta «traer».
3.6.1 La presencia del hablante en la meta del movimiento
Se da el caso de comitancia con las fomas «venir» y «traer» en los contextos que implican la presencia del hablante
en la meta del movimiento o se considera la meta como localización propia. Denominamos localización propia al lugar en el
cual se espera la presencia del emisor o del receptor en el momento de la llegada.
Fillmore explica que, en este caso, la intercambiabilidad de «ir» y «llevar» aparece en contextos donde hay ausencia
de movimiento en la meta. Considera que la fomas de «venir» o «traer» son adecuadas si el emisor o el receptor estuvieran
en el punto de llegada en el tiempo que se produce la enunciación. Observemos los siguientes ejemplos comitativos con «ir»
y «venir»:
- Mis amigos vinieron a París a verme.
- Mis amigos fueron a París a verme.
- Cuando estaba en el Hospital mi madre me llevaba la comida todos los días.
- Cuando estaba en en Hospital mi madre me traía la comida todos los días.
3.6.2 Cambios espaciales en el estilo indirecto
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La reproducción de un mensaje en estilo indirecto en español no presenta grandes problemas al alumno extranjero.
Por su parte, los manuales ELE listan la trasposición de elementos lingüísticos que deben cumplir los requisitos de idoneidad
lingüística con respecto a los cambios en los puntos de referencia: temporales, espaciales y de persona, adecuándose a las
normas lingüísticas de la lengua.
Los manuales incluyen también las permutaciones de «ir» por «venir» y «llevar» por «traer». Sin embargo, en un
número elevado de ocasiones estos verbos no variarán los usos, por eso, se hace necesaria la incorporación de la
dimensión pragmática a la puramente lingüística para su comprensión; porque son verbos que expresan desplazamiento,
cuya trayectoria seguirá la misma dirección en el discurso inicial: el alejamiento del punto de partida o el acercamiento al
destino o meta. Retomemos el ejemplo del aduanero
El aduanero me pidió que le enseñara lo que llevaba en la maleta
El aduanero me pidió que le enseñara lo que traía en la maleta
4. CONCLUSIÓN
Como hemos comprobado que es difícil adecuar nuestro entorno en términos de espacio y movilidad al sistema
lingüístico, sobre todo, porque adaptamos un lenguaje que es propio del ámbito de las matemáticas y de la física.
En el caso del español las partes gramaticales referidas al espacio y al movimiento necesitan un tratamiento
integrado con unos principios teóricos sólidos, previos a la fase de realización de tareas, para que ayuden al alumno a
entender los parámetros y referencias espaciales que rigen los usos. En este caso, hemos abordado la cuestión a partir los
niveles intermedios, lo que significa tener en cuenta las fases de consolidación y profundización en el aprendizaje.
En el caso de los verbos «ir, venir, llevar y traer» se hace necesario un tratamiento pragmático al puramente
lingüístico; sobre todo, eficaz en la reparación de errores inducidos en etapas previas del aprendizaje. Hemos orientado las
actividades teóricas en la concienciación de cinco puntos básicos -verbos de desplazamiento, el proceso del trayecto, la
antonimia, la perspectiva egocéntrica y la concomitancia- intentando superar ciertas imprecisiones y procurando romper
ciertos mitos falsos en torno al aprendizaje de estos verbos y necesarios antes de proceder a las áreas de profundización
prácticas del aprendizaje.
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BIBLIOGRAFÍA
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Cifuentes, J. L. (1989), Lengua y espacio. Introducción al problema de la deixis en español, Alicante: Universidad de
Alicante.
Cifuentes, J. L. (1999), Sintaxis y semántica del movimiento. Aspectos de gramática cognitiva, Alicante: Instituto de Cultura
‘Juan Gil Albert’.
Coseriu, E. (1981), Principios de Semántica estructural, Gredos, Madrid.
Fernández, S. (2003), “Propuesta curricular y Marco común europeo de referencia. Desarrollo por tareas”,(Colección E),
Edinumen, Madrid.
Fillmore, C. J. (1966), Categorías deícticas en la semántica de 'venir'. Fundamentos del lenguaje, 2, 219-227.
Fillmore, C. J. (1982), Hacia un marco descriptivo de la deixis espacial. En RJ Jarvell & W. Klein (Eds.), Discurso, lugar y
acción: Estudios en la deíxis y temas relacionados (pp. 31-59). Wiley, Londres.
Lyons, J. (1980), Semántica. Teide, Barcelona.
MATTE BON, F.(1995), Gramática comunicativa del español, 2 vols, Edelsa, Madrid.
VV. AA. (2009) Nueva Gramática de la Lengua Española, Espasa-Calpe, Madrid.
Autoría
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