ANATOMÍA APLICADA DE LOS PEQUEÑOS ANIMALES Prof. José Luis Morales López LUXACIÓN DE CADERA Fátima Guerrero Pavón ! BIOMECÁNICA ARTICULAR Todos los componentes de la articulación, pero de forma muy particular los cartílagos están dotados de flexibilidad y gran resistencia frente a diversos tipos de fatigas, principalmente la compresión y la aceleración o los efectos que la velocidad de deslizamiento entre las superficies provoca en ellas. Con respecto a la resistencia frente a la compresión, o capacidad de absorción de impactos, el cartílago y el hueso subcondral actúan como un conjunto unitario en el que la flexibilidad es gradual, siendo máxima en la superficie del cartílago y disminuyendo al profundizar hacia el hueso subcondral, de modo que a nivel del hueso compacto diafisario la flexibilidad es mínima y la rigidez máxima. Como el cartílago constituye la superficie de deslizamiento articular es también muy resistente a las fuerzas de cizallamiento. En este sentido, la enorme hidratación de la matriz cartilaginosa y el líquido sinovial colaboran consiguiendo un coeficiente de fricción muy bajo. La pérdida de hidratación eleva este coeficiente y el cartílago se desgasta con rapidez. Debido a su función deslizante las superficie de los cartílagos soportan los efectos de aceleración, efectuando la difusión de esta fatiga hacia la zona intermedia que, al ser deformable, es capaz de absorber parte de la energía y transmite la restante al hueso subcondral a través de la zona profunda. Entendemos por luxación, o dislocación el desplazamiento permanente de los extremos óseos que constituyen una articulación, perdiendo parcialmente o por completo, las relaciones que normalmente tenían entre si. La clasificación de las luxaciones se puede hacer atendiendo a diversos criterios, entre ellos: Según su etiología: - Hay luxaciones congénitas; que tiene un componente hereditario importante y se presenta, con elevada frecuencia, bilateralmente. - Luxaciones espontáneas, que tienen como etiología procesos destructivos de la articulación o que se desarrollan como consecuencia de alteraciones morbosas preexistentes. Estas luxaciones espontáneas y patológicas son poco frecuentes, y tienen como causas predisponentes artritis, lesiones de los ligamentos, parálisis o lesiones atróficas de los extremos óseos, entre otras causas. - Luxaciones traumáticas; las causas predisponentes son la edad adulta, el trabajo que realizan los animales, el estado de gestación avanzada, la gran movilidad de algunas articulaciones sostenidas por ligamentos delgados y largos y la laxitud ligamentosa. Según donde actúe el agente traumático : - Luxación directa, el traumatismo actúa sobre uno o los dos huesos de la articulación. - Luxación indirecta, la violencia obra a distancia de la articulación lesionada. Según su grado: - Completa, cuando las superficies articulares no guardan ningún punto de contacto o a lo sumo por sus bordes. - Incompleta, o subluxación, si las partes articulares se corresponden en una extensión variable. Según la posición de los extremos: Las luxaciones presentan más variedades cuantos más movimientos realiza la articulación, así las diartrosis o articulaciones sinoviales pueden adoptar las formas de luxación anterior o dorsal o craneal, y posterior o caudal o palmar o plantar: externa o interna o lateral o medial ; superior o proximal, e inferior o distal y por último ventral y dorsal. Según su número: - Simple. Múltiple, cuando se originan dislocaciones de varias articulaciones. Otros criterios: - Habitual, si aparece y desaparece con facilidad y de forma espontánea con las actividades normales que desarrolla el animal. - Recidivante, cuando aparece después de haberla reducido, en cuanto actúa sobre ella un traumatismo leve. ! RECUERDO ANATÓMICO La articulación de la cadera es una articulación esferoidea diartrodial que une el fémur al hueso coxal. Las superficies articulares comprenden el acetábulo y la cabeza femoral, tapizadas de cartílago articular y completadas por un reborde acetabular. El acetábulo o cavidad cotiloidea. Es una cavidad amplia y profunda, orientada ventrolateralmente, bordeada en su periferia por un labio regular, interrumpido ventrocaudalmente por una incisura acetabular. La superficie articular, o superficie semilunar, bordea la fosa acetabular, que se abre sobre la incisura acetabular. La cabeza femoral. Esferoidea, unida al cuello del fémur. Está en posición medial, dirigida dorsocranealmente. Presenta en la zona medioventral una fosa ligamentosa: la fóvea capitis. El eje del cuello forma, por término medio, un ángulo de 135 con el eje de la diáfisis femoral; una fosa trocantérica profunda y caudal separa la cabeza femoral del gran trocánter, colocado lateralmente. El pequeño trocánter está en posición medial bajo la cabeza del fémur. Los medios de unión están formados por una cápsula articular, kun ligamento articular y medios complementarios. La cápsula articular forma un tapiz fibroso que recubre completamente el reborde acetabular, toda la cabeza del fémur y una parte del cuello. Tiene dos porciones delgadas, próximas a sus inserciones acetabular y femoral, y una zona intermedia más gruesa. El ligamento de la cabeza femoral o ligamento redondo. Tiene su origen en la fóvea capitis y se termina en la fosa acetabular. Está constituido por un haz fibroso retorcido en espiral, de 1,5 cm de longitud por término medio en razas grandes. Tiene un aspecto cilíndrico cerca del fémur, con un diámetro aproximado de 0,5 cm. Medios complementarios de unión. Están constituidos por las masas musculares importantes que rodean la articulación, formadas, cranealmente, por el origen del músculo recto de la cadera y el pequeño músculo articular de la cadera; dorsalmente, por el músculo glúteo profundo; caudamente, por la terminación de los obturadores y gemelos de la cadera; y medialmente, por el origen de los aductores y terminación del psoas ilíaco. Vascularización. La vascularización proviene fundamentalmente de las arterias glúteas, craneal y caudal, originadas a su vez de la ilíaca interna, y las arterias circunflejas lateral y medial, formadas de la ilíaca externa. Estos vasos se ramifican y anastomosan entre si, nutriendo toda la zona periarticular, junto este aporte arterial extraarticular, existe un origen vascular más completo. Este aporte proviene de tres fuentes: - - Un plexo de la membrana sinovial, compuesto de ramas ascendentes originadas en la arteria profunda de la cadera, de la arteria circunfleja femoral medial y de su rama obturadora, así como de la circunfeja femoral lateral. Se trata de la fuente sanguínea principal y constante de la cabeza femoral. Arteriolas del ligamento de la cabeza, procedentes de la circunfleja medial y de su rama obturadora; fuente débil y variable. Una arteria nutricia del fémur, procedente de la arteria circunfleja femoral medial. La inervación. En la zona periarticular se distinguen: los nervios glúteos, separados de la cápsula por los músculos pelvianos: el nervio ciático, que bordea caudalmente la articulación; el nervio obturador, que atraviesa el foramen en su borde craneal; y el nervio femoral, que recorre la cara medial del músculo gran psoas y termina en las proximidades de la parte mediocraneal de la articulación. ! LUXACIÓN COXOFEMORAL Las luxaciones coxofemorales son las más comúnmente vistas en el perro, con un porcentaje estimado del 40-90 % de todas las luxaciones presentes en el mismo, se producen generalmente como consecuencia de un traumatismo externo y la mayoría son lesiones unilaterales. Pastores alemanes y caniches son los de más riesgo; animales con displasia de cadera son más propensos a sufrir este tipo de problemas, debido a su conformación plana del acetábulo y a la inherente inestabilidad de la cadera. Las luxaciones coxofemorales se clasifican en; craneodorsal, caudodorsal, ventral o intrapélvica. La luxación craneodorsal es la más común en perros y gatos. La luxación craneodorsal se produce secundariamente a un golpe directo a la pelvis, causando aducción y rotación externa de la extremidad, la luxación ventral se produce después de caer con el miembro en abducción. En el perro es más importante la acción estabilizadora de la cápsula, mientras que el ligamento prácticamente desaparece en perros adultos, por el contrario, en el gato es fundamental el ligamento como elemento estabilizador, por lo que la reducción y fijación de las luxaciones coxofemorales en el gato no son usualmente realizadas. Estudios clínicos Los signos clínicos se asocian con una aparición repentina, dolor deformación, crepitación y un movimiento limitado o anormal de la extremidad. Los signos específicos varían considerablemente, dependiendo de la localización de la cabeza femoral, en relación con el acetábulo. - Luxación craneodorsal; este tipo de luxación coxofemoral es la más corriente, observándose en el 78% de los casos en perros y en el 73% en gatos. La cabeza del fémur descansa dorsal y craneal respecto al acetábulo. La extremidad es más corta que la opuesta cuando se sitúa ventralmente y se extiende caudalmente. El muslo está aducido, la rodilla girada hacia fuera y el corvejón, hacia dentro. Al palpar, se nota el trocánter mayor levantado cuando se compara con el lado normal y el espacio entre aquél y la tuberosidad isquiática está aumentado. - Luxación caudodorsal; este proceso es raro y puede tratarse simplemente de una luxación craneodorsal con una elevada inestabilidad, que permite a la cabeza del fémur moverse caudalmente. En este caso, la cabeza del fémur descansa caudal y dorsalmente respecto al acetábulo y existe cierto riesgo de lesión del nervio ciático. Cuando la pata está extendida caudalmente, se produce un aumento ligero de longitud, pero ésta disminuye si la extremidad se coloca ventralmente. El muslo está abducido, la rodilla girada hacia dentro y el corvejón, hacia fuera. Al palpar la zona, se nota un estrechamiento del espacio entre el trocánter mayor y la tuberosidad isquiática. Luxación ventral; esta luxación relativamente insólita puede producirse como una entidad separada o estar asociada con una fractura con impacto del acetábulo. En caso de que no haya fractura, la cabeza del fémur descansa ventralmente respecto al acetábulo, normalmente en el foramen obturador o cranealmente respecto al mismo, enganchada bajo la prominencia iliopectínea. Sin embargo, las luxaciones craneoventrales ocurren espontáneamente a partir de un traumatismo y con frecuencia están acompañadas de una fractura del trocánter mayor, que resulta muy difícil de palpar. Se produce un alargamiento apreciable de la extremidad. - Diagnostico. Aunque la presencia de una luxación puede determinarse generalmente tomando como base los signos clínicos, es imprescindible realizar radiografías en cada caso, para excluir otras lesiones que presenten signos clínicos similares y que no responderían al tratamiento de una luxación. Reducción cerrada. En caso de luxación craneodorsal, la cápsula articular puede en teoría romperse por tres lugares; a medio camino, entre el acetábulo y el cuello del fémur (tipo A); avulsión por el acetábulo (tipo B), o avulsión por el cuello (tipo C). El tipo A es probablemente el más común y, quizás, el que responde bien a una reducción cerrada. El tipo B produce una cadera muy inestable, pues el labio fibroso del acetábulo que normalmente soporta la cubierta de la cabeza femoral ha desaparecido. Cuando se produce una luxación de tipo C, la cápsula articular situada en el acetábulo adquiere una forma de “hamaca”, que evita una reducción bien firme. Después de varios intentos de practicar una reducción cerrada, el fémur se mueve hacia el área adecuada, pero no se “percibe”, correcto. Al reducirla, no se produce un sonido de “clic” o “chasquido”. Cuando no hay factores de complicación, casi todas las luxaciones pueden reducirse cerradas. Si se tratan dentro de los 4 a 5 días primeros tras la lesión. Con el paso del tiempo, muchos factores interferirán una reducción cerrada. En algunos casos crónicos, si se vuelve a insertar el ligamento redondo a los músculos glúteos o a la caña del ilion, se reducirá firmemente la cabeza femoral. Después de varios días, la contractura muscular limita enormemente la capacidad del veterinario para reducir la luxación, particularmente en razas grandes. El tejido blando (como la cápsula articular, hematoma e hipertrofia del ligamento redondo y de los cojinetes adiposos) del interior del acetábulo bloqueará éste y evitará una reducción adecuada de la cabeza femoral. Por todas estas razones, es mejor intentar reducir la fractura tan pronto como se pueda administrar con seguridad al animal una anestesia general. Una buena relajación del animal es esencial para practicar la reducción. Para que ésta tenga resultados positivos, hay que localizar el orificio en la cápsula articular y los músculos posiblemente desgarrados y volver a colocar la cabeza del fémur a través de estos agujeros para encajarla dentro del acetábulo. La técnica de manipulación en la luxación craneodorsal comienza anestesiando al animal y colocándolo en decúbito lateral, con la cadera afectada hacia arriba. Se aplica una cinta de algodón suave en el área inguinal, que puede sujetar un ayudante y anclarse a la barra de la mesa quirúrgica y servir de contratracción. Esto ofrece al cirujano al cirujano un fulcro para ejercer tracción sobre la pata afectada. Se rota hacia ------- la rodilla, manteniendo una mano sobre el trocánter mayor y la otra sujetando la pata en la región del corvejón. Un método alternativo que aconsejan otros veterinarios consiste en rotar primero externamente el fémur, seguido de tracción y rotación interna para evitar que la cabeza del fémur roce la pelvis. En ambos métodos, se continúa con la abducción de la extremidad, y la presión ----- sobre el trocánter para guiar la cabeza femoral hacia el acetábulo. Con esta presión fuerte sobre el trocánter hacia abajo y una abducción y rotación interna suficientes en combinación con la tracción de la extremidad, la cabeza del fémur puede colocarse fácilmente dentro del acetábulo, escuchándose un “clic” característico. El movimiento puede apreciarse con la mano colocada sobre el trocánter. Si no se puede reducir la fractura, se aplica tracción en diferentes direcciones para encontrar ---“agujeros” en los tejidos blandos. A menudo, si la cabeza puede moverse verticalmente, estando en posición craneal respecto al acetábulo, se puede conseguir la reducción rotando internamente la cabeza, mientras se empuja hacia arriba y caudalmente sobre la cabeza femoral con la otra mano. Después de la reducción, se presiona el trocánter firmemente hacia el acetábulo con una mano, mientras de gira, flexiona y extiende la cadera con la otra mano para eliminar del acetábulo coágulos, cápsula articular plegada o tejido de granulación, todo lo cual podría interferir en la colocación correcta de la cabeza del fémur. Una vez que esto se ha conseguido, se mueve la articulación de la cadera con un ángulo completo de movimiento tan sólo con una presión ligera sobre el trocánter mayor. De esta forma, se puede determinar la estabilidad de la articulación reducida. Se emplea una técnica similar en luxaciones caudodorsales. Si la cabeza femoral permanece colocada en su posición durante el movimiento total de la cadera, sin presión sobre el trocánter, la reducción es probablemente estable. Si se sale del acetábulo fácilmente o parece que se una al flexionar la articulación, indicando una reducción craneal, es necesario tomar otras medidas. La reducción cerrada de luxaciones ventrales varía con el tipo de que se trate. Las luxaciones craneoventrales pueden manipularse directamente, colocando la cabeza de nuevo en el acetábulo, o pueden convertirse en luxaciones craneodorsales y reducirse como se ha descrito anteriormente. Sin embargo, no debe intentarse manipular luxaciones caudoventrales, pues pueden lesionarse el hueso y los tejidos blandos. Se coloca la extremidad en tracción con una mano, mientras que con la otra mano se aplica contratracción contra el isquion. Luego, la mano de tracción aplica una acción de palanca o elevación sobre el fémur proximal que se auxilia con el pulgar de la mano opuesta. Así, se consigue levantar la cabeza femoral lateralmente y colocarla dentro del acetábulo. La reluxación de cadera tras la reducción a cielo cerrado es frecuente, debido al daño del ligamento de la cabeza del fémur, de la cápsula articular y del tejido muscular que rodea a la articulación, por ello se requiere la estabilización articular después de la reducción para prevenir una reluxación de cadera. Hay varios métodos de estabilización de la cadera, entre ellos están: vendaje de Ehmer, método del clavo De Vita y fijación externa. - Vendaje de Ehmer: este tipo de vendaje de “no apoyo” es el más común de todos para la estabilización después de una reducción a cielo cerrado. El vendaje no sólo previene el apoyo de la extremidad, además, permite una abducción del fémur y una rotación, de tal modo que maximiza el contacto de la cabeza del fémur dentro del acetábulo. Se coloca un vendaje de venda y algodón acolchado sobre el metatarso para evitar los problemas de dermatitis en la piel, y será el lugar de comienzo para la realización del vendaje. Los dedos son dejados al aire para controlar la posible formación de edema. El tarso y la rodilla se flexionan, y se coloca un vendaje adhesivo en forma de ocho para mantener la flexión, rotación interna y ligera abducción, apoyando sobre la cara lateral y medial de la extremidad. Se realiza mayor abducción y rotación de la extremidad haciendo un cabestrillo sobre el dorso del animal y pasándolo por el abdomen, teniendo la precaución de evitar el prepucio en los machos Se toman proyecciones radiográficas para comprobar la reducción de la articulación, ya que son frecuentes las luxaciones de la articulación, tanto durante la realización del vendaje como después. Cualquier complicación que se desarrolle durante el periodo del vendaje, y antes de que la articulación sea estable, conllevará el que quitemos el vendaje y empleemos otra técnica de estabilización. - Técnica De Vita: también llamada enclavijamiento isquioilial, consiste en la colocación de una aguja intramedular desde la parte ventral del isquion, sobre la cabeza del fémur, y anclada en el ala del ilion. La aguja intramedular también puede utilizarse en un método de reducción abierta. La aguja es insertada por medio de una incisión en la piel, ventral al isquion; avanza cranealmente sobre el cuello del fémur, teniendo cuidado de no lesionar el nervio ciático, y es enclavada en el ala del ilion. El uso de clavos con rosca da mayor estabilidad y disminuye la incidencia de migraciones del clavo. El clavo se corta bajo la piel para prevenir infecciones, formación de seroma y heridas en la piel. - Fijador externo elástico: la técnica consiste en la colocación de un clavo en le ilion, cranealmente al acetábulo y perpendicular al eje de la espina. Un segundo clavo es colocado en el trocánter mayor, de proximal a distal, de craneal a caudal y de lateral a medial. La aguja sale del fémur cerca del trocánter menor. Es esencial una adecuada colocación del clavo para dar función biomecánica, así como para no lesionar el nervio ciático. Los clavos son unidos externamente por una banda elástica. La tensión provocada por la banda elástica tiene como resultado la aplicación de una presión dirigida medialmente sobre el trocánter mayor, y la rotación interna y abducción del fémur. Esto provoca la permanencia de la cabeza del fémur dentro del acetábulo y proporciona estabilidad. El fijador externo elástico es aplicado tras una reducción cerrada, permitiendo el apoyo de la extremidad, el movimiento de la articulación y andar pronto tras la cirugía, sin luxación posterior de la articulación, y evita la inmovilidad de la articulación. Reducción abierta. • Abordajes a la cadera: Hay cuatro abordajes principales a la cadera: craneal, caudolateral, dorsal y ventral, siendo el abordaje craneal el más utilizado. Además, existen otros dos abordajes posibles, el craneolateral y el hemipélvico o completo: - Acceso craneal: es un abordaje muy versátil debido a que puede ser ampliado hasta la diáfisis del fémur y el ala del ilion, o combinado con el abordaje dorsal. - Acceso craneolateral: incluye la sección del tendón del glúteo superficial, elevación del cuerpo muscular del glúteo medio y tenotomía parcial o completa del tendón del glúteo profundo. - Acceso dorsal: este permite una máxima exposición de la cadera. Puede incluir transección de los músculos glúteos u osteotomía del trocánter mayor y tenotomía de los músculos obturador interno y gemelos, este último es preferible y proveerá una completa exposición de la articulación. La fascia del glúteo superficial y tensor de la fascia lata es incidida, y el músculo glúteo superficial retraído craneodorsalmente. El trocánter mayor es osteotomizado, reparándose posteriormente con un tornillo de compresión, o agujas y banda de tensión. - Acceso caudolateral: este rara vez es requerido, pero puede ser usado para la reducción abierta de la luxación caudodorsal. El glúteo superficial es retraído craneodorsalmente y el bíceps femoral caudalmente. El fémur es rotado interiormente para permitir la transección del tendón combinado del obturador interno y los músculos gemelos, próximo a la fosa trocantérica, teniendo máximo cuidado de no producir daño yatrogénico al nervio ciático, que discurre proximalmente. - Acceso hemipélvico o completo: este combina un acceso lateral al ilion y un acceso dorsal al acetábulo. Está indicado en la reducción abierta y fijación interna de fracturas múltiples pélvicas con componentes acetabulares. - Acceso ventral: concede una exposición limitada a la articulación, mediante sección del músculo pectíneo, próximo a su origen en el tendón prepúbico. Está indicado para la excisión atroplástica de la cabeza femoral, aunque debido a la proximidad de la femoral circunfleja, y el riesgo de dañarla, se utiliza normalmente el acceso dorsal a la articulación. • Técnicas : Las situaciones en que la cadera permanezca muy inestable después de la reducción o en que la cabeza del fémur no pueda reducirse necesitan un abordaje abierto. Si es posible, la cadera debe reducirse antes de realizar el abordaje, pues la disección es más fácil. La elección del tipo de abordaje varía según la situación. Después de descubrir la articulación, los objetivos son extraer o reducir cualquier parte de tejido blando que pueda interferir en el acetábulo, para reducir la cabeza femoral dentro del acetábulo y estabilizarla. Las técnicas de estabilización se dividen en extracapsulares e intracapsulares: Técnicas extracapsulares: - Capsulorrafía simple; la cápsula articular es la estructura que aporta mayor estabilidad a la cadera. Puede ser usada como método único o combinada con otros métodos. La cápsula puede estar rota en su parte media, en cuyo caso se sutura con materia no absorbible, o separada a nivel de su inserción en el acetábulo o cuello femoral, en cuyo caso se ancla por medio de tornillos o túneles. - Transfixión del glúteo profundo; el fundamento de esta técnica consiste en obtener una estructura anatómica nueva, de función idéntica a la cápsula articular, y reforzar la acción de la misma. El método consiste en la transfixión del músculo glúteo profundo, su vientre craneal, mediante un tornillo y una arandela dentada aplicadas en la parte craneodorsal del cotilo, comprimiendo el tendón del glúteo entre la arandela y el acetábulo. La vía de acceso es la clásica craneodorsal, pero sin seccionar el glúteo profundo, que constituye el elemento de sujeción. - Capsulorrafía protésica de Bradem; cuando el daño de la cápsula impide su reconstrucción. S realiza un agujero en el cuello femoral, lateral y distal a la inserción de la cápsula. Posteriormente se colocan dos tornillos con arandela, de un diámetro acorde al tamaño del animal, sobre el acetábulo, situados a las 10 y a la 1 del reloj en la cadera izquierda, y a las 11 y a las 2 en la derecha. Se pasan las dos suturas de material no absorbible, previamente ancladas en el túnel, por debajo de las arandelas dentadas, tensándolas y anudándolas en posición fisiológica. El efecto de esta técnica es similar al del vendaje de Ehmer ya que limita la rotación y adducción, movimientos que facilitan la luxación craneodorsal. - Alambre ilio-trocantérico; consiste en la fijación de un alambre de cerclaje entre la zona ventral del ilion y el trocánter mayor. Al anudarlo creamos una tensión que rota la cabeza femoral, encajándola en le interior del acetábulo. Al igual que en la técnica anterior, limita la rotación y la adducción de la cabeza femoral, creando una fibrosis pericapsular que estabiliza la articulación. - Transposición del trocánter mayor; se práctica una osteotomía trocantérica y, una vez conseguida la reducción y la capsulorrafía, se vuelve a fijar el trocánter, en posición distocaudal mediante una banda de tensión. El principio de esta técnica es que, al aumentar la tensión sobre los músculos glúteos, estos provocan una abducción y rotación interna y de este modo, asientan la cabeza femoral más firmemente en el acetábulo. Técnicas intracapsulares. - Enclavamiento transacetabular; esta técnica enclava la cabeza femoral al acetábulo. Pueden presentarse complicaciones, como la rotura del clavo o la penetración del colon o recto, por lo que esta técnica debe evitarse si es posible. Se usa en los casos de luxaciones crónicas o recurrentes, en los que es difícil de mantener la reducción. Se practica un acceso por medio de osteotomía trocantérica, se rota el fémur externamente para exponer la fóvea capitis, y se perfora un clavo de Steinmann desde la fóvea capitis a través de cabeza y cuello, para salir lateralmente al trocánter mayor; el clavo, por tracción lateral, se retira hasta que no asome por la cabeza; se practica la reducción de la cadera y, entonces, el clavo es introducido a través de la fosa acetabular hasta salir al canal pélvico no más de 1 cm. El clavo se dobla y se corta lateral al fémur, para evitar su migración, y dejando suficiente longitud para facilitar su extracción a las 2-3 semanas. - Clavo pasador de Paatsama; indicado cuando la cápsula está gravemente dañada; consiste en la sustitución del ligamento redondo de la cabeza por un material de sutura no reabsorbible, anclado a un pasador colocado medialmente a la pared de acetábulo; este método es útil en aquellos pacientes que necesitan un apoyo rápido de la extremidad. Se puede utilizar un acceso dorsal o craneolateral a la cadera. Se hace un orificio desde la fóvea capitis hasta la cara lateral del fémur, saliendo próximo al tercer trocánter, y otro orificio a partir de la fóvea acetabular, a través del acetábulo; se pasa el pasador junto con la sutura protésica a través del orificio acetabular presionando sobre la pared medial del acetábulo, comprobando por tracciones sucesivas que quede bien anclado transversalmente al mismo, a continuación se pasa la sutura a través del orificio preparado en cabeza y cuello femorales y se sujeta por medio de una aguja u otro orificio practicado a través del trocánter. No reemplaza de forma permanente al ligamento ya que termina rompiéndose, pero mantiene su función hasta conseguir la cicatrización de la cápsula y la fibrosis periarticular posterior. ! COMPLICACIONES: - - - - - Desarrollo de una rápida EDA posterior a la intervención, como consecuencia de inestabilidad o mala técnica, provocada por invasión de la articulación por parte de los implantes. Reluxación: generalmente debida a la permanencia en el interior del acetábulo, de restos de ligamento redondo, cápsula articular o fragmentos de hueso avulsionados por el ligamento redondo. Remodelación del cuello femoral: suele producirse en animales jóvenes en los que se anclan implantes en dicha estructura. No suele tener trascendencia si bien puede aflojar o incluso soltar el implante. Lesiones articulares indetectables que pueden dar lugar al desarrollo de osteoartrosis de evolución lenta. Rotura de implantes y molestias: es normal la rotura de los implantes, sobre todo clavos, suturas y cerclajes por los movimientos cíclicos continuos que se producen en la articulación. No es habitual que estos produzcan molestias pero si esto ocurre será necesario su retirada. Necrosis avascular en perros jóvenes. Tras la luxación y manipulaciones para su reducción y fijación, pueden producirse un compromiso en la vascularización de la cabeza femoral que de lugar al desarrollo de un Legg-perthes. ! PRONOSTICO Dependerá de varios factores como son: Tiempo transcurrido desde el traumatismo Tamaño del animal Unilateral o bilateral Presencia de lesiones asociadas Problemas articulares preexistentes En general, en los casos de luxaciones recientes y en ausencia de otras lesiones que compliquen el problema, el pronostico es muy bueno, si se trata adecuadamente. En el caso de luxaciones crónicas o recurrentes el pronostico es más complicado, pero podemos obtener excelentes resultados en le 70-80% de los casos si el tratamiento quirúrgico es el adecuado. Si se produce una Reluxación a pesar de una adecuada técnica de estabilización o si persiste el dolor o una función incompleta por fenómenos degenerativos debidos a una inestabilidad articular, las únicas soluciones serían la excisión artroplástica de la cabeza y cuello femoral, o bien la prótesis total de cadera. ! PLANTEAMIENTO ANTE UNA LUXACIÓN DE CADERA. Como hemos visto, la luxación de cadera es una patología con una etiología muy clara y un diagnostico sencillo, pero con gran variedad de técnicas quirúrgicas, todas resolutivas en mayor o menor grado. Esto nos plantea un dilema, ¿ qué técnica utiliza ante una luxación de cadera? : 1º Decidir si la tratamos de forma conservadora o quirúrgica. 48h Reducción Cerrada - 48 h Control 7d Reducción Abierta + 48 h Reluxación 2º Verificamos que no existen lesiones articulares que condicionen el tratamiento. Reducción Abierta Con lesiones articulares Sin lesiones articulares ¿Reparación? Exéresis de cabeza femoral Fijación o estabilización 3º Establecer la estrategia de tratamiento quirúrgico. Fijación o estabilización Abordaje craneolateral Sutura I-T + Capsulorrafía Inestable Transfixión glúteo profundo Abordaje Dorsal con osteteotomía de trocánter Capsulorrafía Prostética Inestable Transposición trocánter Inestable