SISTEMAS JURISDICCIONALES DE EVALUACIÓN EN LA ARGENTINA: ANÁLISIS DE SUS FUNCIONES EN CONTEXTOS DE REFORMA EDUCATIVA - EL CASO DE LA CIUDAD Y DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES DURANTE LA ÚLTIMA DÉCADA Silvina Larripa – CONICET/Universidad de San Andrés, Buenos Aires [email protected] Resumen: Este trabajo sintetiza los primeros hallazgos de una investigación en curso que se propuso como objetivo principal analizar los sistemas de evaluación educativa vigentes en dos jurisdicciones de Argentina (la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires) atendiendo a sus características técnicas y a sus funciones efectivas a lo largo de la última década, en el marco de una preocupación más general por comprender las funciones que cumplen las políticas de evaluación en el proceso de gobierno y la gestión de los sistemas de educación básica. Palabras clave: sistemas de evaluación; gobierno de la educación; mejora educativa INTRODUCCIÓN Hemos organizado esta ponencia en tres apartados. En el primero se presenta una descripción sintética del contexto en el que surge el sistema nacional de evaluación de aprendizajes en la Argentina y se consideran algunas de las principales críticas que este sistema recibió, las cuales generaron un marco propicio para la creación de dispositivos de evaluación paralelos al nacional en algunas jurisdicciones argentinas. El segundo apartado desarrolla las características centrales de los dos sistemas jurisdiccionales de evaluación de aprendizajes más importantes del país: el de la Ciudad de Buenos Aires y el de la Provincia de Buenos Aires, analizando sus funciones a lo largo de un período signado por reformas educativas. Por último, en el apartado de conclusiones, se sintetizan los datos presentados y se exponen reflexiones acerca de los alcances efectivos y los desfíos pendientes que presentan las políticas de evaluación educativa en tanto mecanismos vinculados al diseño de estrategias de mejoramiento de los sistemas de educación básica. 1. SURGIMIENTO DEL SISTEMA APRENDIZAJES EN LA ARGENTINA NACIONAL DE EVALUACIÓN DE Siguiendo una tendencia internacional, la evaluación de los sistemas educativos se instala como práctica efectiva en América Latina a partir de los años ‘90. Para mediados de esa década, la mayoría de los países de la región cuenta con algún sistema de evaluación de aprendizajes de escala nacional. 1 Tabla 1 (América Latina: Sistemas nacionales de evaluación de aprendizajes) En la mayoría de estos países, la creación de sistemas de evaluación de aprendizajes de escala nacional se inserta en un conjunto mayor de transformaciones caracterizado por la sanción de leyes generales de educación que establecen cambios profundos en la estructura de los sistemas educativos, así como en la selección y organización de los contenidos de la enseñanza (Braslavsky y Gvirtz, 2000; Braslavsky, 1999; Braslavsky, 1995). En varias naciones, asimismo, estas transformaciones se inscriben en reformas del sistema de gobierno de la educación que suponen procesos de descentralización. El caso argentino no escapa a esta tendencia. En el año 1993, en el marco de la sanción de una nueva ley de educación (la Ley Federal de Educacióni) se crea, en el seno del Ministerio de Educación de la Nación, el Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad (SINEC). Un año antes, la sanción de la Ley de Transferenciaii establecía el traspaso definitivo de los colegios e institutos de formación superior nacionales a las provincias y a la Ciudad de Buenos Aires, completándose de este modo un proceso de descentralización iniciado varias décadas antes (Bravo, 1994). Desde 1992, entonces, cada una de las 24 jurisdicciones en que se organiza políticamente la Argentina es responsable del gobierno y sostenimiento de la educación en todos sus niveles y modalidades. Asimismo, y como parte de la transformación impulsada por la misma Ley Federal se modifica la estructura del sistema educativo hasta ese entonces vigente, y se concentra en el Ministerio de Educación Nacional la facultad para definir un nuevo marco curricular (los denominados “Contenidos Básicos Comunes”) para la formación de los alumnos y maestros de todo el país. En este contexto, la implantación de un sistema de evaluación de aprendizajes de escala nacional se concibió como una política que, gestada desde el gobierno central, diera impulso a un proceso de transformación educativa en las provincias, velando porque el funcionamiento de los sistemas educativos jurisdiccionales siguiera la orientación de las políticas nacionales. Como expresa un documento oficial: “La evaluación ha devenido un instrumento crucial tanto para el gobierno y conducción de los sistemas educativos como para, más particularmente, el 2 seguimiento y la puesta en práctica de reformas educativas” (Argentina, MCyE, El Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad en Argentina, OEI, 1997, p. 12). Más aún, es posible afirmar que la creación del SINEC se concibe como el establecimiento de un instrumento de política educativa llamado a cumplir funciones de dirección y control de la transformación curricular, tal y como explicita el propio texto de la Ley Federal: “La evaluación de la calidad en el sistema educativo verificará la adecuación de los contenidos curriculares de los distintos ciclos, niveles y regímenes especiales a las necesidades sociales y a los requerimientos educativos de la comunicad, así como el nivel de aprendizaje de los alumnos y la calidad de formación docente” (Argentina, LFE, art.49). En síntesis, puede decirse que existe una estrecha relación entre la instauración del sistema nacional de evaluación de aprendizajes y la búsqueda del gobierno central por dar impulso a la reforma educativa y lograr la alineación curricular de las provincias y de la Ciudad de Buenos Aires en el marco de las transformaciones educativas iniciadas a partir de la sanción de la Ley Federal de Educación. Sin embargo, esta función de “impulso” y “verificación” de la transformación educativa y curricular que atravesó a la política de evaluaciones nacionales en sus inicios, no tardó en despertar disidencias en algunos ámbitos provinciales y en la Ciudad de Buenos Aires. En un contexto en el que algunas jurisdicciones asumieron con recelo o abierta oposición (como en el caso de la Ciudad de Buenos Aires) los cambios que pretendían introducirse desde el Ministerio de Educación de la Nación, el sistema de exámenes nacionales cosechó críticas propias. Éstas se concentraron en el enfoque de evaluación sobre el que se sustentaba el SINEC (centrado en el establecimiento de comparaciones entre grupos antes que en la referencia a criterios externos) y en el tipo de instrumentos empleados (pruebas de opción múltiple). Sin dudas la comunidad educativa de especialistas y de docentes había sido históricamente ajena -y en su mayor parte contraria- a este tipo de comprobaciones (Gvirtz y Larripa, 2001; Braslavsky, 1999). La calidad técnica de las pruebas, su confiabilidad y validez, también fueron objeto de señalamientos por parte de los supervisores escolares, directivos y docentes, como mostraron varios estudios (Montoya et al, 2005; Pinkasz et al, 2005; Narodowski, Nores y Andrada, 2002). Datos aportados por una investigación que tomó por objeto de análisis el SINEC (Larripa, 2003) confirmaron, en efecto, problemas técnicos de 3 importancia en el diseño de los exámenes nacionales, los cuales impiden -entre otros aspectos- la obtención de medidas de rendimiento comparables en el tiempo.iii Las críticas que despertó el SINEC, sumadas a la necesidad que vieron muchas jurisdicciones de organizar un sistema de evaluación propio capaz de responder más directamente a sus objetivos, originaron la puesta en marcha de sistemas de evaluación paralelos al nacional. Actualmente, los sistemas de evaluación de escala jurisdiccional más importantes de la Argentina son: el sistema de evaluación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (creado en 1992) y el sistema de evaluación de la Provincia de Buenos Aires (creado en 1997). La investigación –actualmente en curso- cuyos primeros hallazgos se exponen en esta comunicación ha tomado por objeto de estudio ambos sistemas jurisdiccionales de evaluación, cuyas características centrales son abordadas en el siguiente apartado. 2. SISTEMAS JURISDICCIONALES DE EVALUACIÓN DE APRENDIZAJES EN LA ARGENTINA: LOS CASOS DE LA CIUDAD Y DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES Un sistema de evaluación de aprendizajes puede ser analizado en términos de sus propósitos o finalidades, su objeto o referente, su enfoque y diseño metodológico (que incluye el proceso de elaboración de instrumentos de recolección de datos), el modo en que los resultados producidos son considerados y comunicados y, finalmente, el/los uso/s dados a dichos resultados en el marco de los propósitos que orientaron la evaluación (Ravela, 2006). Para los dos casos que nos preocupan, hemos sintetizado estos aspectos en la siguiente tabla, los que son desarrollados en dos apartados: Tabla 2 (Sistemas de evaluación de aprendizajes en la Ciudad y en la Provincia de Buenos Aires) Caso 1: la política de evaluación de aprendizajes en la Ciudad de Buenos Aires Como permite observar la información contenida en la tabla 2, la institucionalización de un dispositivo de evaluación de aprendizajes en la Ciudad de 4 Buenos Aires supone considerar dos etapas diferenciadas: la primera (1992-2000) donde la participación en la evaluación es opcional para las escuelas; y una segunda etapa (a partir del año 2001) en la que, como producto de la experiencia acumulada, se constituye un sistema de evaluación que administra evaluaciones a una muestra de establecimientos de educación básica en áreas curriculares y poblaciones que han ido variando en el tiempo. 2.1.1. Primera etapa (1992-2000) La Ciudad de Buenos Aires -que, recordamos, había asumido una posición de rechazo a la reforma educativa impulsada a partir de la Ley Federal de Educación 1993- buscó diferenciarse de la política nacional de evaluación de aprendizajes desde un principio (Benveniste, 2000 y 2002). Para ello, se propuso “diseñar y poner prueba una metodología de evaluación alternativa” (Carlino, 2003), que se vio concretada en la puesta en marcha de un proyecto denominado “De la Evaluación al Mejoramiento: un proceso de construcción de la calidad educativa”, desarrollado en el ámbito de la Dirección de Investigaciones Educativas de la Secretaría de Educación. Este proyecto asumió como objetivo general “construir e instaurar progresivamente en las escuelas primarias dependientes de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires un sistema de evaluación de la calidad educativa generado por la participación de los miembros que integran las instituciones escolares y los niveles de conducción pertinentes”. Se trataba de “...instalar una cultura evaluativa en las instituciones escolares” (Bertoni, Poggi, Teobaldo, 1993:11) para lo cual se consideró central promover la adscripción voluntaria de las escuelas al proceso de evaluación. El proyecto persiguió otra importante finalidad: “...proveer información significativa y próxima al campo de experiencia de los actores involucrados a fin de proponer estrategias de mejoramiento más acordes con las necesidades relevadas” (Bertoni, Poggi, Teobaldo, 1993:11). Conforme con este objetivo, y a fin de aumentar el grado de receptividad y aprovechamiento de los resultados por parte de los directivos y -sobre todo- de los docentes, en lugar de centrar el referente de la evaluación en el curriculum prescripto, se optó por aproximarse al curriculum enseñado. Se consideró que si en una primera etapa del proceso se evaluaban contenidos distintos a los enseñados por los docentes, la posibilidad de que éstos atendieran a los resultados se iba a ver limitada. 5 A fin de obtener información sobre los contenidos efectivamente abordados por los docentes en el aula, antes de construir los instrumentos de evaluación de alumnos, se administraron encuestas a directivos y maestros en un gran número de escuelas. En estas encuestas, se les solicitaba a los docentes que señalaran los contenidos del curriculum prescripto que efectivamente hubieran enseñado hasta la primera mitad del ciclo lectivo, y durante la última etapa del año. A este relevamiento se lo denominó “mapa curricular” y se constituyó en una práctica que se reiteraría de manera constante -aunque con algunas variantes - como paso previo a la construcción de cada una de las pruebas administradas en la jurisdicción. Otra de las características centrales que asumió el proceso de construcción de los instrumentos de evaluación estuvo dada por la inclusión de ítems abiertos (en lugar de ítems de opción múltiple). Esta decisión también buscó marcar una diferencia respecto de la mayoría de los instrumentos de evaluación de alumnos que estaban siendo adoptados por los sistemas de evaluación de los países de la región, incluyendo al propio SINEC argentino. La inclusión ítems abiertos –aún dentro de las limitaciones que supone la evaluación en una única instancia y mediante una prueba escrita- buscó además obtener información sobre las estrategias empleadas por los niños para abordar las tareas propuestas en la prueba, diferenciándose así de otros dispositivos de evaluación, más preocupados por la cuantificación de los aciertos y errores. El uso de ítems abiertos es una característica fundamental de todos los instrumentos de evaluación administrados en la Ciudad de Buenos Aires que se mantiene hasta la actualidad. Durante esta primera etapa, se dio participación a los docentes en el proceso de elaboración de los ítems de las pruebas a través de una comisión destinada a proponer ejercicios aunque se reservó a los especialistas de las áreas curriculares la decisión final de incluir o no en las pruebas definitivas los ítems propuestos por los maestros. Además se encargó a los maestros la administración y la corrección de las pruebas en su sección. Esta última tarea debía realizarse conforme con pautas de categorización de respuestas preparadas por los equipos centrales especialistas, y con la asistencia de un miembro del nivel de conducción de la escuela y/o un supervisor y/o un miembro del equipo técnico. Luego del procesamiento de los datos recabados, el proyecto contempló instancias presenciales con supervisores, y talleres de trabajo con directivos y docentes de las escuelas participantes, destinadas a presentar y trabajar sobre los resultados de las evaluaciones, de las encuestas a directivos y docentes, y de los instrumentos que 6 relevaban información socioeconómica de los alumnos evaluados y de sus familias, que acompañaban las pruebas de conocimientos. 2.1.1. Segunda etapa (2001 en adelante) En el año 2001, con la creación del Sistema Participativo de Evaluación del Desempeño de los Alumnos se produce un cambio importante en la política de evaluación de la Ciudad de Buenos Aires: se decide, por primera vez en la historia de la evaluación educativa en la jurisdicción, administrar las pruebas en una muestra de escuelas, de forma tal que los resultados sean representativos de la población de alumnos de la ciudad. Esta decisión implicó, obviamente, que la participación de las escuelas dejara de ser voluntaria. Asimismo, y en el marco de un proceso de reforma curricular que en 1999 había dado como resultado versiones preliminares de nuevos planes de estudio para la educación básica (los cuales se pusieron a disposición de todas las escuelas), se decidió tomar como referente de la evaluación el curriculum prescripto (aunque siguió elaborándose el “mapa curricular” o indagación sobre los contenidos que los docentes decían enseñar). Las pruebas fueron elaboradas por especialistas de la Dirección de Curricula y corregidas por los docentes. Durante esta etapa se evaluaron alumnos de los grados 3º (año 2001), 7º (2002) y 5º (2003) de la educación primaria en Lengua y Matemática. Los datos recabados por estas evaluaciones, sobre todo por la efectuada a los alumnos del último año de la educación básica, originaron la puesta en marcha de un plan de mejoramiento de la enseñanza del segundo ciclo de dicho nivel educativo (grados 4º a 7º). Los resultados de las evaluaciones de 5º y 7º fueron dados a conocer en reuniones con los supervisores escolares, no así entre directivos y maestros, como venía efectuándose en la etapa anterior. En el año 2004, la misma Dirección de Investigación a cargo de la evaluación, convocó a un equipo para iniciar una investigación de corte cualitativo destinada a recabar información que contribuyera a repensar el sistema de evaluación. Esta investigación mostró, entre otros aspectos, que los directivos y docentes de la ciudad tenían muy poco presente la política de evaluación de la jurisdicción. Estos datos pueden contraponerse con aquéllos que recoge un estudio sobre la primera etapa (Carlino, 2003) donde se destaca la legitimidad alcanzada por el proyecto de evaluación entre los actores escolares. 7 En 2005 se reinician las actividades de evaluación en el marco de un sistema de evaluación que busca recuperar algunos aspectos de la primera etapa: a la aplicación muestral de las pruebas (efectuada en 2006 y destinada a evaluar el primer ciclo de la educación básica) se suma un grupo de establecimientos que adscriben voluntariamente a la evaluación, los cuales aportan, mediante un trabajo previo de corte cualitativo, datos que permiten profundizar el análisis e interpretación de los resultados provistos por las pruebas. El referente de la evaluación es doble: se nutre del curriculum prescripto y de los datos aportados por la encuesta a los docentes (o “mapa curricular”). En 2007 se realizan jornadas de devolución e intercambio de resultados con supervisores escolares y directivos, aunque -en el contexto de un cambio de autoridades jurisdiccionales- no se efectúan intercambios con otras direcciones al interior de la propia jurisdicción tendientes a utilizar la información de evaluación para orientar políticas curriculares, de capacitación docente, o de mejora escolar en general. 2. 2. Caso 2: la evaluación de aprendizajes en la Provincia de Buenos Aires El Sistema de Medición y Evaluación de la Calidad Educativa de la provincia de Buenos Aires (en adelante SIMECE) es, actualmente, el sistema de evaluación jurisdiccional de mayor envergadura del país, tanto por su grado de cobertura como por la periodicidad y sistematicidad con que se efectúa la aplicación de los instrumentos de medida. Sus orígenes se remontan al año 1997, cuando se cierra un convenio entre las autoridades provinciales y miembros de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la UNESCO a través del cual se pone en marcha una experiencia de evaluación que daría lugar, luego de una etapa de ensayo, a un dispositivo de evaluación con características propias, que también busca diferenciarse del Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad Educativa (SINEC). De acuerdo con los documentos oficiales, la creación de un sistema de evaluación bonaerense persiguió dos objetivos principales: -“...disponer de elementos diagnósticos acerca del nivel de calidad con que el sistema educativo bonaerense garantiza el derecho humano y constitucional a la educación [en el marco del proceso de] transformación educativa iniciado con la Ley Federal de Educación del año 1993 y la Ley Provincial del año 1994 (que produjo importantes modificaciones en la estructura de ciclos y niveles, en los 8 contenidos curriculares y en el incremento de la obligatoriedad)” (Dirección de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, 2001, p.5); y -“brindar a las comunidades educativas bonaerenses información que otras instancias de evaluación externa [aquí se hace referencia al sistema de evaluación nacional] no garantizaban” a partir del “desarrollo de un modelo evaluativo que permitiera apreciar y mejorar el trabajo en las escuelas” (Dirección de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, 2001, p.7). Con respecto al primer objetivo, es preciso señalar que la Provincia de Buenos Aires fue -a diferencia de la Ciudad de Buenos Aires- pionera en la aplicación de las disposiciones que emanaron de la sanción de la Ley Federal de Educación del año 1993. Por aquel entonces, la alianza política entre el gobierno nacional y el bonaerense hizo de la provincia un ámbito “modelo” para el resto de las jurisdicciones, donde las políticas educativas impulsadas desde la administración central eran apropiadas y ejecutadas con los mayores grados de alcance y celeridad. La sanción, en 1994, de una nueva ley de educación provincial terminó de configurar un espacio propicio para implantar los cambios delineados en el ámbito nacional en un marco legal y político propio. Así fue como en el territorio bonaerense, la llamada “Transformación Educativa” buscó implementarse a un ritmo considerable a diferencia de otras jurisdicciones, donde muchos de los cambios que se impulsaban desde el gobierno nacional eran rechazados o, al menos, implementados de manera mucho más parcial o paulatina. Para fines del año 1997, la implementación de la nueva estructura de ciclos y niveles educativos en la provincia de Buenos Aires, fundamentalmente del tercer ciclo de la educación básica (grados 7º a 9º), estaría completa. Interesaba entonces a las autoridades contar con datos sobre este proceso, teniendo en cuenta la vehemencia con la que se lo había asumido en la jurisdicción. Este primer propósito se vio cumplido mediante el diseño de un dispositivo de evaluación de aprendizajes destinado a alumnos de 7º y 9º grado en las áreas del Lengua y Matemática. A partir del año 2004 la evaluación se extendió a los alumnos de 4º, configurándose así un sistema de evaluación que buscó recabar datos correspondientes a todos los ciclos de la educación básica, trascendiendo la meta inicial. Con respecto al segundo gran objetivo mencionado, cabe señalar que, en su fase prototípica o de ensayo, el sistema de evaluación de la Provincia de Buenos Aires buscó organizarse bajo el enfoque de medición conocido como de “valor agregado”. Las razones de esta decisión se exponen en varios documentos oficiales: 9 “La provincia participó en las acciones del Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad Educativa desde que este las inició; sin embargo, las comunidades educativas bonaerenses tomaron posiciones diversas respecto de la concepción y la metodología de tal evaluación. Considerando la necesidad de proveer a esas comunidades de información que el Sistema Nacional no suministra y atendiendo a las expectativas planteadas por los docentes, Buenos Aires avanzó, con el asesoramiento de un equipo de técnicos de la UNESCO, en el diseño y la puesta a prueba de un modelo evaluativo que permitiera apreciar y mejorar el trabajo en las escuelas. En consecuencia, el sistema evaluativo provincial responde a una conceptualización diferente, que se expresa tanto en los objetivos de la evaluación como en sus contenidos, su metodología y la información producida”. (DIRECCIÓN GENERAL DE CULTURA Y EDUCACIÓN DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, s/f : 5, destacado en el original). El modelo de evaluación basado en el enfoque de “valor agregado” no prosperó (entre otros aspectos, por la alta rotación de alumnos que caracteriza el sistema educativo bonearense), motivo por el cual terminó predominando un enfoque basado en criterios definidos a partir del currículo prescripto de la jurisdicción. La necesidad de contar con información más desagregada, sí se vio concretada en el diseño de un dispositivo de evaluación cuyo alcance llega hasta la sección escolar, pudiendo el docente identificar el desempeño de cada uno de sus alumnos en las evaluaciones jurisdiccionales. Debido al tamaño de la jurisdicción y al alto grado de desagregación de los resultados que se proveen, las pruebas están constituidas por ítems de opción múltiple. Por último y con respecto al uso de los resultados, no hay evidencias de que los datos de evaluación se hayan empleado para definir políticas curriculares, de capacitación docente o mejora escolar. Sí cabe mencionar que, al igual que en la Ciudad de Buenos Aires, se emprende entre los años 2004 y 2006 una investigación de corte cualitativo en establecimientos educativos que, habiendo obtenido buenos resultados en las evaluaciones jurisdiccionales, se ubican en zonas económicamente desfavorecidas. Como en el Caso 1, los datos de las evaluaciones invitan a iniciar otro tipo de indagaciones que buscan profundizar, desde una perspectiva cualitativa, la comprensión de la información cuantitativa. 3. Conclusiones Se han presentado hasta aquí, datos preliminares de una investigación actualmente en curso que tiene por objetivo describir la características y comprender el funcionamiento de los dos sistemas de evaluación de aprendizajes de escala subnacional más importantes de la Argentina: aquel que funciona en la Ciudad de Buenos Aires desde 10 1992 (Caso 1), y el que se ha desarrollado en la Provincia de Buenos Aires desde 1997 (Caso 2). Ambos dispositivos de evaluación surgen como respuesta frente las críticas y/o falencias cosechadas por el Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad (SINEC), reseñadas en el primer apartado. En el segundo apartado, hemos visto que en el Caso 1, el intento de desarrollar un mecanismo de evaluación alternativo dio lugar a un proyecto de evaluación participativo que, en su primera etapa, convoca voluntariamente a los establecimientos educativos para su inclusión en un proceso donde la evaluación, lejos de asumir una función de control, busca vincularse de manera directa con la mejora de las prácticas de enseñanza. En vistas de ello las pruebas de conocimientos toman como referente una aproximación al curriculum real (distanciándose así del enfoque normativo que caracterizó la primera década de funcionamiento del SINEC), de forma tal que aquellos contenidos efectivamente enseñados por los maestros puedan ser objeto de discusión en la fase de devolución de resultados; presentan, asimismo, ítems abiertos (por oposición a los ítems de opción múltiple, característicos de las evaluaciones nacionales) que son corregidos teniendo en cuenta el procedimiento empleado por el alumnos para su resolución. El sistema de evaluación descripto para el Caso 2, también se origina en un intento por producir información más pertinente para la toma de decisiones en el ámbito escolar. Para ello, se opta por la puesta en marcha de un dispositivo capaz de brindar información a múltiples niveles de agregación, desde la jurisdicción hasta la sección escolar, pasando por la institución educativa. El referente no es normativo sino que se basa en una especificación del curriculum prescripto que el programa de evaluación da a conocer a través de documentos de amplia circulación. Puede sostenerse entonces que, tanto para el Caso 1 como para el Caso 2, la construcción de dispositivos de evaluación más cercanos a la producción de información relevante para los actores escolares habría sido un objetivo en efecto alcanzado. Cabe sí atemperar esta afirmación para la que ha sido expuesta como la segunda etapa del Caso 1: hemos sugerido que el pasaje de un dispositivo con carácter voluntario altamente participativo a otro de tipo muestral (y por ende compulsivo para los establecimientos de la muestra), sumado a las variaciones operadas en el referente de la evaluación (que pasó a centrarse en un nuevo currículo) y algunas discontinuidades operadas en la devolución de resultados, habrían restado potencialidad al uso de los 11 resultados de las evaluaciones por parte de los actores escolares, en comparación con la legitimidad de la que había gozado el sistema de evaluación durante la primera etapa. Con respecto al otro gran objetivo con que nacen estos sistemas de evaluación locales, esto es, utilizar los resultados de evaluación para la reorientación de políticas educativas en el ámbito de la jurisdicción, los hallazgos no serían tan prometedores. En el Caso 2 no hemos encontrado evidencias de que los datos del sistema de evaluación fuesen utilizados para la gestión de programas educativos de ningún tipo. Para el Caso 1 sí se relevaron datos que confirman el desarrollo de un plan de mejoramiento. Cabe señalar que en ambos casos, la política de evaluación sí ha generado la necesidad de producir más investigación educativa, en ambas jurisdicciones, de carácter cualitativo, destinada a comprender muchos de los datos cuantitativos aportados por los dispositivos de evaluación de aprendizajes. No obstante, en ambas jurisdicciones, la vinculación entre los dispositivos de evaluación y otros mecanismos más directamente relacionados con la mejora educativa (como el sistema de capacitación docente o las instancias vinculadas con el desarrollo de materiales de orientación pedagógica) seguiría siendo un desafío pendiente. Bibliografía BARRERA, S. 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Sistema participativo de evaluación del desempeño de los GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES/SED/DGPL/DIE, Buenos Aires, CINDE, Abril. Notas i Cabe señalar que la Ley Federal de Educación no está actualmente en vigencia. Fue derogada en diciembre de 2006, cuando se sanciona la actual Ley 26.206 de Educación Nacional, aprobada por el Congreso de la Nación Argentina el 14 de diciembre de 2006, promulgada por el presidente el 27 de diciembre y publicada en el Boletín Oficial número 31.062, del 28 de diciembre de 2006. ii Argentina, Ley Nº 24.049. Fecha de promulgación: 2 de enero de 1992; fecha de publicación en el Boletín Oficial: 7 de enero de 1992. iii Resultados de dicha investigación pueden verse en las siguientes publicaciones: GVIRTZ, S., LARRIPA, S. y OELSNER, V. (2006) “Problemas Técnicos y Usos Políticos de las Evaluaciones Nacionales en el Sistema Educativo Argentino, Archivos Analíticos de Políticas Educativas, 14(18), 2006, disponible en: http://epaa.asu.edu/epaa; y GVIRTZ, S. y LARRIPA, S. (2004) “National evaluation system in Argentina: problematic present and uncertain future”, en: Assessment in Education: principles, policy & practice, 11 (3), Philadelphia, 2004, pp.349-364. 14 Tabla 1 América Latina: Sistemas nacionales de evaluación de aprendizajes por país y año en que se aplica la primera evaluación PAÍS SISTEMA/ PROGRAMA DE EVALUACIÓN/ MEDICIÓN 1ª aplicación ARGENTINA Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad (SINEC) 1993 BOLIVIA Sistema de Medición y Evaluación de la Calidad de la Educación (SIMECAL) 1996 BRASIL Sistema Nacional de Evaluación de la Educación Básica (SAEB) 1990 CHILE Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE) COLOMBIA Programa SABER COSTA RICA Programa de Medición y Evaluación Educativa del Ministerio de Educación Pública CUBA Ministerio de Educación de la Nación 1975 ECUADOR Sistema Nacional de Medición de la Educación (APRENDO) 1996 EL SALVADOR Sistema Nacional de Evaluación del Aprendizaje (SINEA) 1988 (a) 1991 1993 (b) 1993 GUATEMALA Sistema Nacional de Medición y Evaluación (SINMELA) 1997 (c) HONDURAS Unidad de Medición de la Calidad Educativa (UMCE) MÉXICO Sistema Nacional de Evaluación Educativa (SNEE) NICARAGUA Dirección de Evaluación 1996 PANAMÁ Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad Educativa (SINECE) 1985 PARAGUAY Sistema Nacional de Evaluación del Proceso Educativo (SNEPE) PERÚ Pruebas CRECER (Crecer con Calidad y Equidad en el Rendimiento) 1997 1992 (d) 1992/6 1996 R. DOMINICANA Sistema de Pruebas Nacionales 1991 URUGUAY Unidad de Medición de Resultados Educativos (UMRE) 1996 VENEZUELA Sistema Nacional de Medición y Evaluación del Aprendizaje (SINEA) 1998 Referencias: a) La base del programa de medición chileno fue concebida hacia 1978. En 1988, con la transferencia de las escuelas públicas a las municipalidades, el programa recibe el nombre actual, SIMCE, y a partir de 1991 pasa a ser administrado por el Ministerio de Educación Nacional. b) Costa Rica ha realizado evaluaciones educacionales desde 1986. No obstante, el programa actualmente vigente data de 1993. c) Guatemala cuenta con un sistema de pruebas desde el año 1991, aunque recién en 1997 se constituye en un sistema nacional. d) México ha realizado evaluaciones de rendimiento escolar desde 1976, aunque el programa pasa a manos del gobierno federal recién en el año 1992. Fuente: elaboración propia basada en Ferrer (2001, 2006), Ravela (2001), Barrera (2000), Martínez Rodríguez (2000). 15 Tabla 2 Sistemas de evaluación de aprendizajes en la Ciudad y en la Provincia de Buenos Aires Jurisdicción Caso 1: Ciudad de Buenos Aires Evaluación voluntaria Sistema de evaluación (1992-2000) (2001 y continúa) Caso 2: Provincia de Buenos Aires Sistema de evaluación (1997 y continúa) Dispositivo de Evaluación Para qué se evalúa Construir “cultura de la Obtener información para la Obtener información sobre (finalidad) Qué se evalúa (referente) evaluación” entre los actores del sistema de educación básica (supervisores, directores de escuela, maestros) orientada al mejoramiento de las prácticas educativas. toma de decisiones por parte de las autoridades jurisdiccionales en materia de política educativa. Una aproximación al curriculum real: lo que los docentes dicen enseñar, información que se releva mediante una encuesta previa a la evaluación. Se utiliza un “doble criterio” para la construcción del referente: lo que los docentes dicen enseñar y lo que los especialistas consideran que debe ser evaluado. Criterial (aunque la utilización de dos criterios para definir el referente, no permite una clara identificación del mismo). Proporcionar información a supervisores, directivos y maestros para la toma de decisiones orientadas al mejoramiento de las prácticas educativas. los aprendizajes de los alumnos del último ciclo de la educación básica a fin de evaluar la reforma educativa en curso. “Brindar a las comunidades educativas bonaerenses información que otras instancias de evaluación externa no garantizaban”. El currículum prescripto con especificaciones introducidas por el equipo a cargo de la construcción de las pruebas, en las áreas de Lengua y Matemática De progreso (valor agregado) y luego, ante dificultades metodológicas, se emplea un enfoque criterial. Enfoque de la evaluación Criterial Cómo se evalúa Pruebas escritas con ítems Pruebas escritas con ítems Instrumentos con ítems de abiertos corregidos por los abiertos corregidos por los opción múltiple corregidos maestros (2001,2002, 2003) mediante lector óptico. maestros. y por correctores contratados (2006) (instrumentos) Administración voluntaria Aplicación muestral a cargo (la escuela decide de aplicadores externos, con participar o no de la presencia del maestro. evaluación) a cargo de los docentes de cada escuela. Aplicación censal por región, a cargo de aplicadores externos (estudiantes de magisterio). 16 Cobertura Alumnos que asisten a Idem anterior. distintos años del nivel de educación básica (no se mantuvo un criterio único para la selección de los años evaluados) en establecimientos públicos y, a partir de 1997, también privados. Alumnos que asisten al 7º y 9º (último ciclo) de la educación básica/ establecimientos públicos. A partir de 2004: alumnos del 4º de educación básica/ establecimientos públicos. curriculares Áreas Áreas curriculares Áreas no se consideradas: consideradas: no se consideradas: Matemática. mantienen en el tiempo. mantienen en el tiempo. Comunicación de resultados Uso de los resultados (toma de decisiones) Frecuencia: variable. % de alumnos de la jurisdicción que obtienen en la evaluación: • menos de 4 puntos • entre 4 y 7 puntos • más de 7 puntos. Frecuencia: variable. % de alumnos de la jurisdicción que obtienen respuestas: • correctas • parcialmente correctas • incorrectas, por bloque de contenido dentro de cada área curricular evaluada. Se reunió experiencia para la conformación de un sistema de evaluación compulsivo. Frente a resultados insatisfactorios recabados en 2002: a) la devolución de resultados se efectúa sólo a los supervisores escolares (no se convoca a directivos ni maestros); curriculares Lengua y Frecuencia: cíclica. % de alumnos de la jurisdicción (con carácter público) de la región, establecimiento escolar y sección (con carácter confidencial) que obtienen respuestas correctas por bloque de contenido dentro de cada área curricular evaluada. b) se emprende una investigación de corte cualitativo (2004-2005) en establecimientos con buenos resultados en zonas económicamente desfavorecidas; Se emprende una investigación de corte cualitativo (2004-2007) en establecimientos con buenos resultados en zonas económicamente desfavorecidas. c) se inician acciones que convergen en un plan de mejoramiento del segundo ciclo de educación básica (2004-2007). No hay evidencias de que los resultados de evaluación se hayan empleado para definir políticas curriculares, de capacitación docente o mejora escolar. Fuente: elaboración propia basada en documentos oficiales de ambos sistemas de evaluación (ver apartado Fuentes). 17