Entre la Arquitectura y el Marketing Fra Filippo Lippi, quattrocento, heredando la dimensión de sus predecesores del duecento y trecento en la creación artística del renacimiento, nos ilumina con su Madona de los Ángeles. El deslumbrante rostro y sus transparencias nos llegan a emocionar profundamente. Es una de las obras excelsas de la pintura, de las cuales nacieron otros artistas, otras técnicas, que nos impulsan a acercarnos a sus obras, a sus contenidos, a sus sentimientos, a través de esta magia que llamamos arte. No hay duda que el arte, entre muchas otras cosas, crea adicción sentimental, es el acercamiento a lo espiritual y al tiempo el terrible estímulo de contemplarlo, de admirarlo. El creador es un sujeto que tiene la habilidad de sumar ilusiones, de juntar propuestas en sus obras para que los demás se sientan atraídos hacia ellas, porque vale la pena, porque aporta esa comunicación sentimental, en ocasiones escasa en el ser humano de hoy que, indudablemente, ha perdido la capacidad de sorprenderse. Pero Filippo Lippi aún es contemplado y admirado por cantidades ingentes de personas a través de esta obra, en aquella pared, junto a un paso de puerta en el Palacio de los Uffici. Giorgio Vasari en un comentario respecto a Lippi, dice: Si los hombres atentamente consideraran cuanta importancia tiene en los buenos talentos llegar a la excelencia en las profesiones que ejercen, serían ciertamente más solícitos y mucho más frecuentes y asiduos en los esfuerzos que se sufren para aprender. Es obvio que la proximidad y el estímulo que comentamos de acercamiento a la obra como nos insinúa Vasari, es propio de los grandes creadores y a su trabajo, sin distinción de profesiones, ya sean pintores, escultores, arquitectos o músicos. En esta ocasión nos hemos referido a una pintura para plasmar su capacidad de seducción, porque quizá sea más gráfica, más próxima, más palpable, pero de la misma forma acudiremos a todas las artes comentadas. En el presente caso necesitamos que la comunicación artística sea explicitada desde su proyección semiótica, iconográfica, sin ningún otro argumento de interacción, ya que lo ejemplificamos en todos los casos, como procesos de expresión plástica. La cuestión es simple, ¿dónde se encuentra el misterio de la seducción del individuo, en la propia obra plástica del creador o en la conjunción de métodos y propuestas que nos hacen conocedores de lo que el sujeto receptor desea? Sin duda apostamos por lo poético, más aún después de haber estudiado en detalle la Madona de Lippi. Nos preguntamos si Lippi estaba informado de lo que gustaba en su época, si no aprendió de sus predecesores e impulsó al genial Boticceli, aprendiz de su taller en aquellos días, o ¿acaso no se encuentran lazos estéticos entre la cara de la Madona de Lippi y el rostro del Nacimiento de Venus de Boticcelli? Creemos que podemos encontrar lazos importantes entre gusto, creación y resultados plásticos a lo largo de la historia. En el fondo estamos demostrando que Fra Filippo Lippi conocía en su época los gustos de sus compatriotas, y ellos se sorprendían con facilidad, se extasiaban con su conocimiento. Muy distinto al mundo de hoy, en que el conocimiento del gusto requerido en un momento dado es matemático, debido a las encuestas y a la ciencia que hemos denominado y estudiado durante años, el Marketing. Lo que comentamos en el fondo es la misma cuestión de si es necesario hacer una TV de autor para que el público se aficione a su contenido por su calidad, originalidad, novedad, etc., se conmueva o se distraiga, o por el contrario, realizaremos la que el público nos pide para no equivocarnos. La reflexión inmediata es que si juntamos necesidad y matemáticas, tendremos sin duda un producto de éxito, pero esto no siempre es así, existen rotundos fracasos en temas muy preguntados y muy medidos. El conocimiento que Lippi tenía de su entorno, ¿no era asimismo percibido y analizado por otros autores? Personajes que ni siquiera conocemos, porque seguro que la obra de éstos quedó en algo banal, sin ninguna identidad relevante, y probablemente muchos otros, siendo muy buenos, fracasaron. Por ello, intentamos reflexionar cual es el proceso creativo en el mundo de hoy, de que manera, a través de la emoción y del interés del producto, podemos llegar a nuestro comprador, evidentemente desde una perspectiva de la creación arquitectónica, respecto a su diseño que además ejercerá el papel de reclamo, como nos sucede con la Madona, que quizá nos inclina a una reverencia y tenemos ganas de rezarle.