MÓDULO TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD RESPUESTAS A LAS ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN 1) Movilizado por el disparador que utilizó Víctor Marí Sáez en uno de los chat del módulo (1), intentaré abordar la reflexión personal a partir del caso concreto que se da en mi país: la Argentina. A partir de la configuración de un contexto que nos posibilite comprender el mapa de sus medios de comunicación antes y durante los tiempos de la globalización, nos introduciremos en el territorio de la representación como punto de encuentro entre las tecnologías de la información y la política. En contexto: breves antecedentes de la radiodifusión en la Argentina. Si bien la globalización es una etapa que comienza en la década del ochenta (2), sostengo que un buen punto de partida para contextualizar la experiencia argentina es el año 1976. Es que, por entonces, asume el poder la que a la postre resultaría la más sangrienta dictadura militar que nos ha tocado vivir a los argentinos. ¿Qué referencia breve podríamos hacer de esta etapa respecto de los medios de comunicación? Fundamentalmente, que en los primeros cuatro años y medio de gobierno llevó a cabo una política de neto corte estatista y que mantuvo un férreo control sobre el contenido y circulación de los mensajes. En este sentido, vale señalar que en dicho período cada uno de los cuatro canales de televisión que existían en Buenos Aires fue coto de caza de los sectores de poder: el 7 dependió de Presidencia, el 9 de Ejército, el 11 de Fuerza Aérea, y el 13 de la Marina. Ahora bien, ¿por qué no podemos soslayar esta etapa? Porque es en ella donde aparece con un primer impulso privatizador la Ley de Radiodifusión Nº 22.285, que todavía sigue vigente en todo nuestro territorio. Promulgada en septiembre de 1980 y reglamentada en febrero de 1981, la ley de impulsada por Videla comenzó privatizando algunos canales del interior del país; mientras que en la capital sólo se avanzó en la privatización de Canal 9, cuyo otorgamiento finalizó durante el gobierno de Alfonsín en 1984. ¿Qué características generales tiene esta ley? Primero: que el Poder Ejecutivo es único administrador de frecuencias en todo el territorio nacional y que el Comité de Radiodifusión (COMFER) es la única autoridad de aplicación. Segundo: que sólo se permite que sean adjudicatarias de licencias las sociedades comerciales, personas físicas y (en un rol subsidiario) el Estado. Tercero: que el Poder Ejecutivo se reserva el derecho de apropiarse de los mensajes en caso de que las condiciones sociopolíticas lo hagan necesario. Cuarto: que el único sustento del sistema privado es la publicidad. Quinto: que impide la creación de grupos multimedia (medida que no respondía al pluralismo ideológico sino que apuntaba a impedirle a Héctor Ricardo García, propietario del diario Crónica, que pudiera volver a tener un canal de televisión o comprar una radio). ¿Qué pasó con la llegada de la democracia? Tanto desde el gobierno como desde la oposición, entre 1983 y 1988 se debatieron sin éxito diversos anteproyectos de ley de radiodifusión que fueron elaborados por diputados, senadores, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. Durante todo el gobierno de Alfonsín y al inicio del de Menem, las empresas editoras de prensa gráfica pugnaron por ingresar al mundo de la radio y la televisión. En 1986 un decreto de la Secretaría de Comunicaciones autorizó el uso de antenas parabólicas; pero recién a principios del ´89 se permitió su fabricación, comercialización y explotación. En diciembre de 1989, es el presidente Menem quien firma un decreto autorizando la realización de un concurso público de adjudicación de frecuencias a sociedades privadas. Pero este nuevo impulso privatizador no provino de una nueva ley de radiodifusión, sino que fue producto de una política global de reforma del Estado que apuntaba a la privatización de las empresas públicas. En este sentido, mediante la Ley 23.696 se modificaron algunos artículos de la ley de radiodifusión y se destrabó el acceso de diversos sectores de la industria cultural al sistema de medios electrónicos. Tras esta decisión política, se constituyen dos grupos económicos muy fuertes: Clarín y Atlántida. Ellos fueron los primeros grupos multimedios y llevaron su disputa a todos los terrenos de las comunicaciones mediáticas. No es un dato menor indicar que hacia fines de 1991 ya existían en el país más de 700 emisoras de TV por cable. En los años siguientes, ambos grupos no sólo dominaron ese mercado sino que además protagonizaron una descarnada lucha por llegar a la mayor cantidad de hogares posible. Según una investigación publicada por el periodista Carlos Ulanovsky (3), señala que hacia fines de 1996 los siete grupos propietarios de medios más importantes del país eran: 1) GRUPO CLARÍN: diario Clarín, Artear (Canal 13), AM Radio Mitre, FM 100, TV Cable Multicanal, Agencia DyN, Revista Nueva, más la participación en Papel Prensa, Clarín Aguilar, Torneos y Competencias, Centro de Estudios Opinión Pública, Medicus y Revista Elle; 2) GRUPO EDITORIAL ATLÁNTIDA: revistas El Gráfico, Gente, Teleclic, Para Ti, LA Chacra, Conozca más, Billeken y Plena, con participación mayoritaria en Telefe (Canal 11), Produfe, Red de Noticias, AM Radio Continental y FM Hit; 3) GRUPO LA NACIÓN: diario La Nación; más participación en Papel Prensa, Agencia DyN, y Satélite Doméstico Paracomsat; 4) GRUPO EURNEKIÁN: diario El Cronista, TV2 América, Cablevisión, AM Radio América, FM Aspen, AM Radio del Plata y FM City; 5) GRUPO FORTABAT: diario La Prensa, AM Radio El Mundo, FM Olavarría, Cable Olavarría, y una participación en FM Hit; 6) GRUPO ROMAY: Canal 9 de Buenos Aires, Canal 10 de Córdoba, Canal 10 de Mar del Plata, Canal 9 de Resistencia, Canal 9 de Paraná, AM Radio Libertad, FM Feeling y Guía de la Industria; 7) GRUPO ÁMBITO FINANCIERO: diario Ámbito Financiero, diario La Mañana de Neuquen y TV Cable Neuquen. Entre los grupos multimedia más importantes del interior del país pueden destacarse: Grupo El Día (La Plata), Grupo Nueva Provincia (Bahía Blanca), Grupo Los Andes (Mendoza), Grupo El Territorio (Misiones), Grupo Río Negro (General Roca), y Grupo El Tribuno (Salta). Y aunque sabemos que se trata de una larga historia de contar (ni siquiera pretendemos aquí ofrecer una versión mínima) es en este punto donde aparecen es escena los capitales que llegan al país como producto de ese fenómeno que implica la mundialización de la economía y de las comunicaciones: la globalización. Los medios argentinos en los tiempos de la globalización En 1997, a caballo de la desregulación impulsada por el gobierno, comienzan a fusionarse las compañías que se dedican al mercado de las telecomunicaciones con las de la televisión por cable. Ese mismo año hacen su presentación en sociedad el City Corp Equity Investment (CEI) y Telefónica Internacional (TISA). Fue una movida de muchos millones de dólares que dio como resultado el surgimiento de los primeros grandes holdings: CEI Telefónica compra Multicanal, TCI hace lo propio con Cablevisión y poco con VCC y muchísimos cables del interior, TISA y CEI adquieren el 60% de Atlántida, CEI y TyC se quedan con el 70% de Canal 9 y otros del interior; etcétera. Allí comienza un gran entrecruzamiento de empresas y corporaciones que se da a partir de compras, ventas, y fusiones. En 1998, Menem desregula el espectro radioeléctrico y también aterriza la TV Satelital. Entonces, el proceso vuelve a modificarse pero ahora con una particularidad muy especial ya que muchas asignaciones aparecen ligadas a gente vinculada con el poder, entrelanzando poder tecnoeconómico y poder político (4). Es en este marco que resulta interesante observar cómo se modifica el panorama de las empresas y quienes son ahora los dueños de los medios en la Argentina. Un breve resumen de “El Mapa de Alianzas de las Telecomunicaciones en la Argentina” (5) nos permite echar luz acerca de cómo los peces chicos se comen a los grandes. Observemos la composición de los ocho grupos de mayor peso a nivel nacional. 1) GRUPO CLARÍN: Diario Clarín, Diario Olé, Radio Mitre, 49% Revista Elle, Teledeportes, Multideportes, 37,5% de Papel Prensa (en sociedad con La Nación), 23% de DYN (en sociedad con La Nación), 33% Cimeco (en sociedad con La Nación y Grupo El Correo de España) que controla los diarios La Voz del Interior y Los Andes, Multicanal – que a su vez tiene el 20 % de Supercanal en sociedad con el Grupo Uno, Telfone –sociedad que tiene el 24% de CTI (celulares), 51% Direct TV en sociedad con Organización Cisneros y Hughes, 96,8% Artear: Canal 13, Volver, Todo Noticias y Patagonic Film Group (esta última en sociedad con Disney – Buena Vista), 60% Trisa (empresa que posee los derechos de transmisión del fútbol en sociedad con Torneos y Competencias). A su vez Trisa controla el 100% de TyC Sports, el 75% de TyC de Uruguay y 100% de Supreme Ticket, 50% Televisión satelital codificada (en sociedad con TyC), Prima (Ciudad Internet) que controla el 80% de Datamarkets y Canal 12 de Córdoba; 2) GRUPO TELEFÓNICA: Telefe, 50% de Azul Televisión (en sociedad con Prime de Australia), Radio Continental, Editorial Atlántida, Canal 11 de Salta, Canal 8 de Córdoba, Canal 7 de Neuquén, Compañía de TV del Atlántico: Canales 13 de Santa Fe, 8 de Mar del Plata, 5 de Rosario y 9 de Bahía Blanca, Canal 10 de Mar del Plata, Canal 9 de Resistencia, Canal 9 de Paraná, Terra (Internet); 3) GRUPO ÁVILA: 80% de TVAmérica 2 (en sociedad con Eduardo Eurnekián), Revista El Gráfico, Radio La Red, 40% Trisa – 50% Televisión Satelital Codificada, participación en Diario Ámbito Financiero; 4) AT&T (fusionado con TCI): Liberty Media – controla el 100% de Pramer, 28,4% Cablevisión (en sociedad con Hicks), Fibertel (controlada por Cablevisión) y 40% de TyC; 5) ORGANIZACIÓN CISNEROS: Imagen Satelital, 29% Direct TV (en sociedad con Clarín y Hughes), Iberoamérica Media Partners (IAMP) en sociedad con Hicks; 6) GRUPO UNO (Vila - Manzano): Radio Rivadavia, 75% Diario La Capital, Diario Uno, Primera Fila, Nihuil Radio, 75% TDH (televisión satelital) en sociedad con Láser, 51,1% de Supercanal (en sociedad con Multicanal - Clarín y Mas Canosa), Uno TV y sus señales Siempre Mujer, Canal 6 San Rafael, Canal 7 de Mendoza y Canal 8 de San Juan, las emisoras de radio LT3 y LT8 de Rosario, el diario El Ciudadano de Rosario, Cablehogar de Rosario; 7) CIE-ROCK & POP: Radio Splendid y su FM Rock & Pop, Radio Del Plata y su FM La Metro, Radio América y su FM Aspen, Radio San Isidro Labrador, Productora de Televisión: Día D y Por ese Palpitar, Teatro Opera y Zoológico de Buenos Aires; 8) GRUPO EMMIS: Radio El Mundo y su FM Horizonte, AM Radio 10 y su FM Mega 98,3. Hoy por hoy, habría que agregar uno de reciente formación: el MULTIMEDIOS ESTATAL, que concentra a medios nacionales como la Agencia Telam, Canal 7 y Radio Nacional. Como podemos notar, mucho poder concentrado en muy pocas manos. Medios y política: entre la realidad y el “envoltorio publicitario” La seducción mediática es un fenómeno que resulta irresistible a las democracias contemporáneas. Basta con remitirse a los análisis desarrollados por Eliseo Verón acerca de las contiendas electorales francesas de los años ochenta (6) o el abordaje que hace Oscar Landi acerca de la política en las culturas de la imagen (7) durante los procesos electorales del último lustro de los años ochenta y principios de los noventa en Brasil, Chile y Argentina. Pero en la Argentina existió en los ´90 un caso muy particular: la seducción fue más allá de la campaña electoral para convertirse en una estrategia de gobierno. Convencido de que al público se le puede vender casi cualquier cosa en tanto se cuente con el envoltorio adecuado, Carlos Menem desplegó ante los ciudadanos argentinos una política de seducción que estuvo basada en su constante espontaneidad de cara a su aparición en los medios. Carismático en la pantalla chica –visitó programas de diversos géneros-, adoptó desde el principio un perfil de hombre común que terminó convirtiéndose en una de sus mayores armas políticas. Sin lugar a dudas, se trata de un líder político antiprotocolar que los medios representan investido de cierta naturalidad, simpleza y modestia. Claro que con ciertos dotes y privilegios. Es que Menem no sólo práctica deportes, también se lo ve mezclado con profesionales: futbolistas, basquetbolistas y tenistas forman parte de su espectáculo sin límites. Por eso pilotea su propio avión, conduce una Ferrari, recibe a Loren, Lollobrigida, Schiffer y Madonna, posa con los Stones y Maradona, intenta seducir a Xuxa, toma mate y cuenta chistes en vivo y en directo por televisión. Menem se sabe divertido y durante los dos períodos de su mandato presidencial es el primer espectador de su propio espectáculo. Entretenimiento de pura raza. A punto tal que en la actualidad, cuando ya es un ex presidente de 70 años que sueña con volver en el 2003, Memem sube la apuesta en su cruzada por captar la atención de la ciudadanía contrayendo enlace con una ex miss mundo de nacionalidad chilena y que sólo tiene 36 años de edad. No obstante estas observaciones, resulta interesante prestar atención a una reflexión que hace Schwartzenberg (8) acerca de este concepto de diversión. “En principio, divertir significa desviar de aquello que ocupa. La atención está distraída. El individuo es desviado de pensar en los problemas esenciales que deberían preocuparle. El divertimento político acapara la atención del público que se concentra en los hechos y los gestos del líder. La personalización oculta a menudo los verdaderos problemas y los verdaderos detentadores del poder, que dan vueltas a la sombra del jefe tutelar”. Es en ese contexto en el cuál el propio Schwartzenberg se pregunta quién detenta realmente el poder. La respuesta a este pensador francés no debería hacerse esperar: en la era de la mundialización de la economía, el que gobierna es el mercado. Y los medios de comunicación, con su impresionante avance tecnológico y sus representaciones de la realidad, constituyen un aspecto de la globalización que condiciona a los gobiernos. Pero no el único. De todos modos, lo que aquí nos importa destacar es que el discurso de los medios en la sociedad global aparece íntimamente condicionado por las alianzas construidas entre el poder tecnoeconómico de las industrias culturales y el poder político. En la Argentina solemos decir que, para muestra vale un botón. Vale entonces la anécdota. En marzo de 1997, tras haber promocionado que el ciclo televisivo Sin límites ofrecería un informe sobre la mansión y pista de aterrizaje construidos en Anillaco (pueblo natal de Menem) con dineros de origen desconocido, América 2 (emisora del teleamigo Eduardo Eurnekián, quien luego se quedaría con la explotación de los aeropuertos) prohibió la difusión del material debido a una supuesta decisión empresarial. Y claro, ante la negativa de los periodistas a salir al aire sin ese informe, el canal debió emitir una película. En medio de un conflicto que envolvió al secretario de medios, al titular de la emisora y a los periodistas, Menem ofreció la pantalla del canal estatal para emitir el informe. Sin embargo, los responsables del informe aceptaron la invitación de un colega que ofreció su programa en una emisora de cable de propiedad del propio Eurnekián. La emisión mereció el siguiente comentario de parte del entonces presidente: ”Más que un programa de televisión parecía un golpe de estado”. Finalmente, la empresa decidió levantar definitivamente el ciclo; mientras que uno de los periodistas expresó que las palabras de Menem y la actitud de Eurnekián no hacían más que “confirmar las denuncias de una presión gubernamental a la que el medio cedió generando censura previa” (9). A no dudarlo, es la dictadura del pensamiento único. A modo de conclusión Ante todo, quisiera dejar en claro que no es la política el único discurso mediático que se debate entre la realidad y el envoltorio publicitario. Este trabajo sólo intenta ofrecer un recorte y aún así creo que el tema da para más. De no contar con la restricción del espacio (que me parece lógica, por cierto) me hubiera gustado poder abordar el caso de algunos suplementos de tecnología que aparecen en los diarios y de programas televisivos dedicados al tema. Supongo que hubiera resultado interesante. De todos modos lo que he querido plantear aquí es lo siguiente: resulta indispensable plantear instancias de comunicación y representación que tiendan diferenciarse claramente de las las representaciones construidas por el poder tecnoeconómico para los medios y de las del poder político para la ciudadanía. Para romper con el pensamiento único se requiere desde el vamos participar activamente en la construcción de un pensamiento complejo, plural, integrador y abierto; que reinstale la política desde su dimensión ética y un proceso comunicacional dialógico que asuma plenamente el desafío inescindible de la libertad y la justicia. Notas (1) Refiero a aquella cita de Masterman que da cuenta de las palabras pronunciadas por el director de marketing del partido conservador británico, quien habría asegurado que “entre comercializar unas tabletas de chocolate y promocionar las cualidades de un político no hay diferencia”. (2) En su libro Globalización, nuevas tecnologías y comunicación (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999), Víctor Marí Sáez asegura que la globalización tiene lugar a partir de la confluencia de tres hechos que aparecen investidos de una fuerte una carga simbólica: el triunfo de los gobiernos neoliberales en EE. UU y Gran Bretaña, la crisis de la deuda externa en el Tercer Mundo y la caída del Muro de Berlín. (3) Clasificación desarrollada por el periodista Carlos Ulanovsky en su trabajo titulado “Paren las rotativas” (Espasa Calpe Argentina, Buenos Aires, 1997). (4) En su trabajo La globalización, Joseph María i Serrano explica de qué manera el poder político de los estados queda subordinado a las grandes empresas a través de los mercados financieros (UNED, Web de Tecnología y Sociedad, Madrid, 2001). (5) La última edición de El Mapa de Alianzas de las Telecomunicaciones en la Argentina (Grupo Convergencia, 2000) puede solicitarse en http://www.convergencia.com.ar/home_mapa.htm (6) Un análisis focalizado en la televisión y la comunicación política, basada en la dimensión social del contacto y la puesta en escena del cuerpo como lugar de producción semiótica, puede hallarse en el libro de Eliseo Verón titulado El cuerpo de las imágenes (Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, 2001). (7) Los cambios que produjeron la medios audiovisuales sobre la política y los políticos en campañas puntuales desarrolladas en Argentina, Brasil y Chile son analizados por Oscar Landi en su libro Devórame otra vez. Qué hizo la TV con la gente, qué hace la gente con la TV (Planeta Espejo de la Argentina, Buenos Aires, 1992). (8) Roger – Gerard Schwartzenberg plantea estas y otras cuestiones en torno a quienes define como “los telepolíticos” en su obra L´Ètat spectacle. Le Star System en politique (Flammarión, París, 1977). (9) Declaraciones del periodista Marcelo Longobardi al diario La Nación (11/12 /1997).