RE-CREACIÓN DE MATERIALES Y MATERIALIZACIÓN ESPACIO

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V O L V E R
MENÚ
P R I N C I PA L
RE-CREACIÓN DE MATERIALES Y MATERIALIZACIÓN ESPACIOTEMPORAL DE LA RECREACIÓN FÍSICA
Elena García Montes
1. INTRODUCCIÓN: a propósito del título y los interrogantes que
genera.
Con el título que precede al presente documento: “re-creación de materiales y materialización espacio-temporal de la recreación física”, se ha querido,
por un lado, incluir y transmitir, en pocas palabras, todos los conceptos que
pretenden ser abordados en profundidad y, por otro lado, ser suficientemente
atractivo como para llamar la atención y que quiera ser leído o escuchado.
Si se consiguen ambas cosas, una de ellas o ninguna, es algo que no se
hará evidente hasta que el texto no salga a la luz y sea analizado de forma objetiva por otras personas, lo que si está claro es que, el juego de palabras usado con la intención de que sea sugestivo, tiene algo de trabalenguas, y la necesidad de comprimir la longitud de la frase con el máximo de términos de interés, le confiere una estructura muy similar a la de un rompecabezas, más aún
si tenemos en cuenta que debe circunscribirse estrechamente, al área temática
de “recreación, ocio y actividades extraescolares”, y a la temática general de “la
enseñanza de la educación física y del deporte escolar”.
Es por ello que (utilizando un símil), como todo buen juego (trabalenguas, rompecabezas), se acompañará de las instrucciones pertinentes (breves
y sencillamente adecuadas a las características de los participantes), que nos
permitan entrar rápidamente en la dinámica (para disfrutar al máximo de la acción) y que, una vez cogido el hilo (conductor), nos proporcionen y otorguen la
posibilidad de colocar y recolocar (las palabras y las piezas), liando y reliando
cual tela de araña (el hilo), para conseguir un producto personal, propio, creativo, que nos acerque más a la realidad material, espacial y temporal de la recreación física y que nos reconozca la opción de volver (re), una y otra vez (en
cualquier momento), a jugar, aquí o allá (en cualquier lugar) como si de algo
nuevo se tratara (crear), con la misma o mayor ilusión y ganas de crear (material, tiempo y espacio) y de recrearse (con la actividad) o de re-crear y de recrearse.
Antes de pasar a otros apartados en los que nos iremos centrando en
dar explicaciones, hacer aportaciones y establecer las justificaciones necesarias, que clarifiquen el tema, concluiremos esta introducción con una serie de
interrogantes sobre aspectos conocidos de la recreación física que tal vez nos
hagan meditar sobre si realmente los conocemos o si sólo lo creíamos.
!"¿Cuáles son las dimensiones (temporal, espacial y material) de la recreación física?, ¿las podemos encontrar bien delimitadas y claramente definidas?, ¿qué relación o relaciones se establecen entre ellas?... En definitiva,
en la actualidad, las características de las dimensiones espaciales, tempo-
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rales y materiales ¿ayudan o dificultan la materialización de la recreación física?...
!"Trabajo o estudio y ocio, educación y recreación, centro educativo y ciudad,
actividades laborales o docentes y actividades extralaborales o extraescolares... son términos estrechamente vinculados unos a otros, incluso dependientes en algunos momentos y que, sin embargo, han dejado sus dimensiones espaciales y temporales tan claramente marcadas y convenientemente diferenciadas, al igual que los recursos materiales que en unas y
otras se utilizan, que en vez de hablar de parejas nos vemos obligados a
tenerlos que tratar de opuestos que, atendiendo a las leyes físicas, se
atraen.
En relación con ello es necesario cuestionarse: ¿las fronteras espaciales,
temporales y materiales, entre unos y otros deben mantenerse?, ¿es posible anular una o varias de esas fronteras o solamente desplazarlas?, ¿es
conveniente anularlas o es preferible mantenerlas, pero alterando sus límites según las épocas?, ¿deben atender a normativas fijas en cada etapa
social o habría que reconvertirlas en dinámicas, atendiendo a las cambiantes necesidades sociales?...
!"¿Qué relación hay entre la recreación y el ocio?, ¿y entre ambas y las actividades extraescolares?, ¿existen vínculos entre la recreación, el ocio y las
actividades laborales y/o escolares propiamente dichas?...
!"¿Qué, por qué, para qué, cuánto, dónde, cómo, cuándo, quienes, para
quienes y con qué se materializa en la actualidad la recreación física?
!"¿Por qué y cómo re-crear materialmente la dimensión temporal de la recreación física?, ¿se producen alteraciones de los periodos temporales, de
los conceptos propios de cada medida temporal o de la adjudicación convencional de los mismos?...
!"¿Por qué y cómo re-crear materialmente la dimensión espacial de la recreación física?, ¿los espacios predestinados a la recreación son los adecuados
cualitativa y cuantitativamente?, ¿es conveniente reestructurar la concepción espacial para un mejor y mayor aprovechamiento de los recursos existentes?, ¿es necesario crear nuevos espacios para la recreación o adoptar
las estrategias adecuadas que nos permitan descubrir, apropiarnos, modificar y/o transformar, según el caso?, ¿cómo conseguir que los espacios
sean dinámicos y cambiantes?...
!"¿Por qué y cómo re-crear materialmente la dimensión material de la recreación física?, ¿existen recursos materiales específicos o más indicados que
otros para su uso recreativo?, ¿qué tratamiento, cuantitativo y/o cualitativo,
es más adecuado para la gestión y adquisición de los recursos materiales?,
¿qué protagonismo tienen o deben tener los recursos materiales en la recreación física?, ¿con qué concepción deben tratarse los materiales y cuáles deben ser sus funciones?, ¿cómo conseguir que los materiales sean di-
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námicos y cambiantes?, ¿en qué parte del proceso deben intervenir los participantes?...
!"¿Hasta dónde debemos llegar en la búsqueda de alternativas al material, al
espacio y al tiempo para seguir contribuyendo a la mejora de la recreación
física, en general, y a la consecución de una re-creación adecuada a todos
y cada uno de las personas participantes, en particular?.
2. OCIO VERSUS RECREACIÓN.
Hoy en día el ocio es concebido desde puntos de vista muy diversos que
oscilan desde el relacionado con la ociosidad, tan renombrado en las definiciones de los diccionarios, y que responde a la necesidad de no hacer nada o realizar una actividad pausada que permita superar el cansancio generado por el
trabajo, hasta el que entiende el ocio como una necesidad en sí misma.
Esta concepción del ocio como una experiencia autotélica compleja
(Cuenca, 2000a) reúne cinco dimensiones diferentes las cuales son claramente
asumibles e identificables con la recreación, en general y con la recreación física, en particular (García Antolín y García Montes, 2000: 25-26), como iremos
viendo y que contribuyen en gran medida al bienestar y calidad de vida de los
individuos y de la sociedad:
!"Lúdica: modo en que se vive y asume el juego y la diversión. ≡ “Se busca
una actividad lúdica, la persona que juega es más importante que la que se
mueve”.
!"Creativa: como vivencia formativa, expresiva y cultural, tanto desde la opción del espectador como desde la del protagonista. ≡ “Las reglas pueden
ser creadas y/o adaptadas (según las personas o la situación) por los propios participantes. Existen múltiples posibilidades de opción en cuanto al tipo de actividades, cómo practicarlas, dónde, cuándo, con qué, etc”.
!"Festiva: experiencias puntuales, de carácter grupal y colectivo que refuerzan un ocio compartido y social. ≡ “La cohesión y cooperación de los componentes del grupo es determinante para el buen desarrollo de la actividad,
por lo que jugar con los demás es más importante que jugar contra los demás”.
!"Ambiental-ecológica: relacionado con la experimentación de los espacios,
bien del entorno urbano y su comunidad, bien de la naturaleza. ≡ Es necesario redescubrir la potencialidad educativa y recreativa de los espacios urbanos y naturales, consiguiendo la apropiación efectiva y afectiva de los espacios públicos y fomentando actitudes ecológicas con el entorno próximo.
!"Solidaria: vivencia social, comprometida y altruista. ≡ “Estructura el ocio,
dejando un sedimento positivo en lo formativo y en lo social. No espera un
resultado final, sólo busca el gusto por la participación activa, por el disfrute
e implicación consciente en el propio proceso”.
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La relación entre el ocio y el desarrollo humano fue el tema central de
debate del 6º Congreso Mundial de Ocio y significa, según expone Cuenca
(2000a: 13), director del Instituto de Estudios de Ocio, afirmar “la bondad de la
experiencia de ocio en sí misma y su caudal humanizador y motivante, capaz
de incidir en cada cual y contribuir a su mejora personal”.
En este mismo sentido reseñamos el mensaje de Trilla (2000) al discurrir
que a una determinada actividad para considerarla ocio le exigimos que cumpla
al menos tres condiciones: que sea libremente elegida y ejecutada (autonomía
en el qué y el en cómo), que tenga finalidad en ella misma (autotelismo) y que
resulte placentera, satisfactoria y grata para el participante (placer).
El ocio, consecuentemente, requiere de unos recursos materiales y espaciales y de un tiempo personal para dedicarlo a actividades autocondicionadas de descanso, recreo y creación, con el fin de compensarse y afirmar la
personalidad individual y socialmente.
En este punto es conveniente reproducir íntegramente las palabras de
Cuenca (2000a: 14) donde se establece claramente la relación del ocio con la
recreación al afirmar que “desde una postura humanista el ocio es, o debiera
ser, una vivencia integral, relacionada con el sentido de la vida y los valores de
cada uno, coherente con todos ellos. Una experiencia de re-creación que nos
proporciona nuevas ganas de vivir. La vivencia del ocio crea ámbitos de relación que pueden ser νre-creativosο o no, pueden ser ámbitos de encuentro o
de desencuentro. El ocio humanista se diferencia de otras vivencias por su capacidad para dar sentido y por su potencialidad para llevar a cabo encuentros
creativos que originen desarrollo personal. El ocio vivido como encuentro nos
entrelaza siempre con la vida de los otros, es por tanto una experiencia trascendente que nos abre horizontes de comprensión y conocimiento. El conocimiento no es algo ajeno a la vivencia de ocio, al contrario, a mayor conocimiento más capacidad de comprensión y satisfacción”.
En todas las referencias al ocio encontramos cómo la recreación aparece directa (con el término expreso) o indirectamente (por las características que
se le atribuyen o requisitos que se le piden) relacionada, y es que la recreación
es un concepto que evoluciona con el ocio y que, necesitando de un tiempo
para desarrollarse -que preferentemente suele ser el tiempo libre-, de un espacio adecuado para su puesta en práctica y de una serie de actividades para
ocuparlos, se caracteriza fundamentalmente por ser una actitud personal.
Así, Puig y Trilla (1985) entienden el ocio como tiempo libre más libertad
personal, y las actividades requieren, como apunta Miranda (1998), libre elección y libre realización, disfrutar en el transcurso de la acción y satisfacer necesidades personales aunque la acción tenga finalidades colectivas.
Destacando la importancia de la actitud del sujeto y relacionando el concepto genérico de recreación con el específico de recreación física, Martínez
del Castillo (1985) define ésta “como aquella condición emocional interior del
individuo que emana de las sensaciones de bienestar y de propia satisfacción
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proporcionadas por la preparación, realización y/o resultados de alguna de las
variadas formas de actividad física (con fines no productivos, militares, terapéuticos) existentes”. En definitiva y en palabras de Miranda (1998) la función más
importante de la recreación es procurar al individuo bienestar, expresión, sano
desarrollo de sus capacidades creativas, expansión de sus horizontes personales. En consecuencia, la misión fundamental del profesional de la recreación es
educar para el ocio.
En relación con todo lo expuesto anteriormente, consideramos que la
práctica físico-deportiva como recreación (García Antolín y García Montes,
2000) debe mostrarse como una actividad eminentemente lúdica, divertida, generadora de placer que, aunque susceptible de establecerse de forma sistemática y rigurosa, se presenta generalmente como flexible, libremente aceptada,
en donde el placer de jugar y el disfrute del propio proceso del juego son fundamentales.
Y continuamos afirmando que ante la perspectiva tradicional de ciertas
prácticas deportivas y la idea de ocio como simple ocupación del tiempo libre,
en la que el individuo debe adaptarse a normativas y situaciones rígidas y rigurosas, surge una perspectiva innovadora, en la que es la propia actividad física:
sus formas, espacios, tiempos, reglas, materiales, etc., la que debe adaptarse a
los intereses, capacidades, posibilidades y valores del individuo.
En esta línea Camerino y Castañer (1991: 14) definen como actividades
recreativas a “aquellas con flexibilidad de interpretación y cambios de reglas
que permiten la continua incorporación de formas técnicas y de comportamientos estratégicos, con capacidad de aceptación por parte de los participantes de
los cambios de papeles en el transcurso de la actividad, constitución de grupos
heterogéneos de edad y sexo, gran importancia de los procesos comunicativos
y de empatía que se puede generar, aplicación de un concreto tratamiento pedagógico y no especialización, ya que no se busca una competencia ni logro
completo”.
Entre los objetivos que debe plantearse el profesional de la recreación
(García Antolín y García Montes, 2000) se encuentran el ser capaz de responder a las motivaciones individuales (siendo actividades eminentemente colectivas), el atribuir más importancia a la participación que al resultado final y el
hacer hincapié en valores educativos tales como: comunicación social, divertirse a través del juego y del deporte, fomentar la creatividad, coeducación, ofrecer la diversidad, estimular la cooperación y el espíritu de equipo, solidaridad,
deportividad, respeto a compañeros, adversarios y jueces.
La educación del ocio y el tiempo libre, no sólo como tema de debate,
sino singularmente como preocupación y ocupación educativa merece una
atención creciente, que es, como expresa Martínez Gámez (1995: 13) “tanta y
de tal magnitud que puede considerarse como un auténtico deber social”, El
buen uso del ocio y el tiempo libre es, fundamentalmente, un problema que debe ser abordado desde la perspectiva educativa, tanto desde el punto de vista
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individual como desde el colectivo, disponiendo la recreación física de las características idóneas para ello.
Es por ello que la escuela, como exponen Puig y Trilla (1985), incluso en
su actividad curricular, podría tener como una de sus finalidades preparar para
un ocio rico y creativo. En esta línea López Andrada (1982) considera que la
educación del tiempo libre no puede dejarse al capricho del individuo sino que
debe existir una preparación y una formación para que sea un enriquecimiento
para la persona, a la vez que una ayuda para alcanzar la educación integral
correspondiente.
Para que parte del, todavía creciente, tiempo libre (aquella que no se utiliza para descansar o recuperar energías), adquiera pleno sentido como tiempo
de ocio y contribuya al desarrollo humano (López Quintas, 2000: 85), “hemos
de advertir la relación que media entre diversión, juego y creatividad”. Así, el
autor explicita que la mayoría de las actividades que se nos muestran gratificantes se pueden agrupar bajo el término de diversión y “di-vertirse significa
salir de, evadirse” del trabajo; igualmente hay que reconocer que “una de las
formas preferidas de diversión es el juego” que independientemente de la modalidad es “eminentemente creativo, en cuanto nos insta a asumir activamente
las posibilidades que nos ofrece su reglamento para lograr una meta específica, que supone el triunfo”.
Coincidencias una y otra vez: recreación, re-crear, ocio, creativo, tiempo
de creatividad. Y es que el ocio es creativo (Moreno, 2000: 94) “en tanto contribuye al desarrollo pleno de las potencialidades de cada persona, a la luz de un
acto original que le pertenezca y lo identifique como tal, permitiendo la conciencia del propio proceso”.
Siguiendo con el ocio creativo (Moreno, 2000), hay que destacar una serie de requisitos o características de éste que vuelven a evidenciar la estrecha
relación con la recreación:
!"Es personalizado: la experiencia recreacionista varía significativamente de
unas personas a otras, destacándose formas particulares de recreación en
las que lo creativo no es la actividad en sí, sino lo que se activa en cada
persona al realizarla.
!"Es integrador al ser una realidad cultural de amplias dimensiones cuyas ramificaciones se entroncan, día a día, con el trabajo, la familia y la comunidad, formando parte, en muchos de los momentos y lugares, de ellos mismos.
!"Es producto de la educación, pues todas las conductas, independientemente que sean de trabajo o de ocio son aprendidas y traducen los valores e
ideas vigentes. Como se ha expuesto anteriormente, urge una educación
del ocio, que lo haga creativo, y donde la recreación y las actividades de
tiempo libre son una fuente inagotable de recursos útiles tanto desde la
educación formal como desde la informal.
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!"El ocio creativo requiere especialistas que, convenientemente formados en
conocimientos y metodologías, reúnan una serie de actitudes básicas que le
permitan desarrollar coherentemente su labor.
Todo lo expuesto en este apartado nos lleva a destacar, a modo de conclusión, que ante la existencia cuantitativa de abundante tiempo libre, cada vez
somos más conscientes de la necesidad de disponer de los conocimientos
adecuados para reconvertirlo en tiempo de ocio, autotélico, creativo y recreativo, que contribuya al bienestar personal y a una mejora de calidad de vida. Para ello hay que aunar fuerzas, desde todos los ámbitos educativos y analizar
las condiciones de aprendizaje, atendiendo a los valores predominantes, entendiendo la vida como un conjunto y un proceso continuado de formación.
Sin olvidar que, como afirma Cuenca (2000b: 7) “hemos entrado en la
era del conocimiento, (...) que fija su meta en la vida y la autorrealización personal y social. (...). La nueva realidad que nos rodea ha aumentado nuestras
posibilidades de elección exponencialmente, de manera que la calidad no se
consigue con tener más o gastar más, sino optando por aquello que nos haga
sentirnos mejor con nosotros mismos y nuestro entorno. En la era del conocimiento debemos aprender a vivir en un nuevo contexto (... ) en el que deberemos redefinir nuestros hábitos, nuestros usos de tiempo y espacio y nuestra
manera de entender trabajo y ocio”.
3. DELIMITACIÓN ESPACIO-TEMPORAL DE LA EDUCACIÓN Y/O DE
LOS CENTROS DE ENSEÑANZA.
“La escuela es un lugar privilegiado: un microcosmos en que las experiencias de vida se transforman en experiencias culturales, pero es en la
ciudad donde se desarrollan todas las realidades” (Alfieri, 1995)
El centro educativo, como organización formal que acoge a grupos sociales y agregados y que incluye diferentes categorías sociales (Giddens,
1991), aún hoy en día, vive, en muchas situaciones, de espaldas a las problemáticas sociales en las que se ve inmersa, negando, a veces, y dificultando,
muy frecuentemente, las posibilidades y necesidades de sociabilidad de sus
miembros, así como el carácter dinámico y de integración en el entorno que le
corresponde como centro de enseñanza.
Del análisis de la distribución temporal, pedagógicamente hablando, de
las personas que están integradas en la vida de los Centros docentes se desprende la existencia de tres momentos o tiempos educativos claramente diferenciados, el del aula o propiamente lectivo, el complementario y extraescolar y
el tiempo libre (García Montes, 2000).
!"El tiempo de “aula” u horario escolar propiamente lectivo es el más dilatado de los tres, en el que se desarrollan las enseñanzas propias de los
ciclos correspondientes, con un alto grado de obligatoriedad y, en consecuencia, eminentemente formal.
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!"El tiempo complementario y extraescolar es aquel en el que se entremezclan situaciones formales y voluntarias y que, bien formando parte
del horario escolar (complementarias), bien fuera del horario lectivo (extraescolares) está plenamente integrado en la vida de los Centros.
!"Tiempo libre es aquel cuya característica principal es el ser ocupado de
forma totalmente voluntaria, sin formar parte del horario lectivo y, en la
mayoría de los casos, al margen de las instituciones escolares.
En las diferentes leyes, órdenes, decretos... se hace patente, cada vez
más la concienciación de la necesidad de modificar la concepción de la escuela
como espacio y tiempo único e inmutable. El inmovilismo y la inutilidad de muchos de los centros escolares ha llevado a diferentes instituciones, colectivos,
etc, a replantearse la validez y los objetivos de las estructuras educativas. Iniciativas como la educación de personas adultas, la educación del ocio, las intervenciones de dinamización cultural en escuelas, el medio ambiente, etc, han
sido actuaciones que sectorialmente han intentado ir paliando ciertas deficiencias y, de alguna forma, anuncian un cambio.
Y es que, las dimensiones espacio-temporales que convencionalmente
están siendo aplicadas y respetadas, hoy en día, en nuestra sociedad, se han
quedado arcaicas, no se adecuan al dinamismo y necesidades de los ciudadanos actuales, porque no solucionan las problemáticas derivadas de las nuevas
condiciones socio-económicas, ni favorecen los valores emergentes.
Así se abre una nueva etapa (Banús, 1999: 7-8) que “contempla y abarca el hecho educativo desde una perspectiva más amplia, tanto en el tiempo
como en el espacio. En el tiempo, porque no se limita al horario escolar, ni a las
edades de la escolarización tradicional; en el espacio, porque no se circunscribe al ámbito y la infraestructura del centro de enseñanza. Esta perspectiva parte de considerar la educación no como una actividad permanente a lo largo de
toda la vida, reductible al proceso de enseñanza-aprendizaje, sino como una
dinámica que va más allá del marco de la institución escolar, con la implicación
de diversas entidades de la sociedad civil. Esta consideración amplía el hecho
educativo al marco de la ciudad y lo extiende a la sociedad de la información y
el conocimiento”.
En esta línea, hay que destacar que los aspectos clave de toda acción
formativa (Bosch, Pujol, Sambola y Soler, 1999) son la contextualización de los
conocimientos, la implicación personal en el proceso, la interacción con los
demás y con el entorno y la participación; no debiendo olvidar que sobre la escuela se delega la formación reglada, pero no tiene la exclusiva en materia de
educación
Los ciudadanos se siguen formando en tiempos y espacios de no escolarización, es por ello que la educación compete a la sociedad y comporta la
intervención de distintos agentes con diferentes niveles de responsabilidad que
vienen determinados por el grado de implicación y de explicitación de su intencionalidad educativa, así como el lugar y la función que los agentes cubren.
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Siguiendo a Alfieri (citado por Bosch, Pujol, Sambola y Soler, 1999: 16)
podemos decir que la educación es un concepto amplio que:
!"“Va más allá de la escuela: en el espacio (multiplicidad de agentes
socializadores) y en el tiempo (proceso que recorre toda la vida).
!"Contempla un extenso abanico de tipologías educativas (formal, no formal,
informal) y muy complejos contenidos (conocimientos, experiencias y sensibilidades, procedimientos y habilidades, normas y valores) y aplicaciones
(académicos y no académicos, para el mundo laboral, para el crecimiento
personal, para la acción colectiva).
!"Implica un proceso individual y colectivo: la acción individual de
autoconstrucción del conocimiento, con la necesaria confrontación dialéctica
(por eso en el proceso de formación son sustanciales la participación y la
diversidad).
!"Abarca desde la igualdad de derechos de todas las personas hasta la diversidad de necesidades, intereses, procedencias, ciclos vitales, aptitudes y
actitudes, optimizando su armonización, sin desnaturalizarlas.
!"Tiene una dimensión global: basada en la igualdad de oportunidades en la
promoción individual y colectiva y fundamentada en los valores democráticos”.
Concluyendo, como consecuencia de todo lo expuesto y como preámbulo de los siguientes apartados, que ”el marco socializador por excelencia de la
actividad educativa en un planteamiento desescolarizado –en el espacio y en el
tiempo- es, por lo tanto, el entorno.
4. MATERIALIZACIÓN ESPACIO-TEMPORAL DE LA RECREACIÓN
FÍSICA.
4.1. Algunas aclaraciones sobre la dimensión espacial y la dimensión temporal.
El tiempo y el espacio no son magnitudes físicas propiamente dichas,
más bien se pueden considerar extensiones en relación con las cuales el mundo evoluciona. El ser humano, se ha dedicado, a lo largo de las diferentes etapas históricas a diseñar unidades para medir, delimitar, crear intervalos (espaciales y temporales), etc y adjudicarles, en cada momento social, el uso que se
ha considerado oportuno, dándose lugar a modelos de referencia convencionalmente aceptados por todas las personas que se integran en dicha sociedad.
Hemos dimensionado dichas magnitudes a nuestro antojo, de manera
que se puede hablar de diferentes tiempos y de múltiples espacios. Es por ello
que nos referiremos a ellas como dimensiones espaciales y temporales:
!"Si aludimos al espacio como un lugar donde se realizan o pueden llevar a
cabo determinadas actividades, estamos hablando de un equipamiento que
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puede ser natural o artificial pero que tiene su longitud, extensión o volumen
claramente marcado. Si es natural estará sometido a una serie de normativas que regulan su uso y lo protegen para que perdure. Si es artificial, habrá
sido creado con una estructura pensada específicamente para dar un uso
determinado.
Así, aunque tienen denominaciones específicas (casa, colegio, instalación
deportiva, fábrica, parque, bosque, playa, etc), podemos diferenciar espacios para pasear, espacios para vivir, espacios para jugar, espacios para
trabajar y/o para estudiar, etc. Pero el grado de distinción llega a ser mucho
más sutil, así, por ejemplo entre los espacios para vivir, el diseño y la parcelación por generaciones o papeles a desempeñar es patente, pudiendo encontrar los reservados para quienes tienen responsabilidades familiares o
laborales (que suelen ser las personas adultas o mayores) y sus necesidades intelectuales, de descanso, de aficiones, etc y los disponibles para las
más pequeñas y sus necesidades de juego, actividad, relación, formación,
etc.
!"En relación con el tiempo, a partir del segundo (como unidad básica), que
se agrupa en minutos, horas, días, etc., hemos creado nuestras propias dimensiones temporales: por un lado, podemos hablar de los intervalos, que
se producen entre dos fechas determinadas, y nos permiten referirnos al periodo escolar, a épocas vacacionales, a la parte productiva de la semana o
a la de descanso, etc., por otra parte, parcelamos cada intervalo en múltiples formas de ocupación, atendiendo a las necesidades individuales y sociales, así, a lo largo del día, existe un tiempo recomendable y predeterminado para dedicarlo a dormir, un tiempo para trabajar, un tiempo para jugar,
un tiempo para comer, un tiempo para cuidado del aspecto personal, etc.
!"Podemos observar también, que en la construcción social de la dimensión
temporal y de la dimensión espacial, ambas van tan estrechamente unidas
que difícilmente podemos referirnos, analíticamente, a una u otra, sino que
deberemos hablar, en la mayoría de los casos, de una dimensión espaciotemporal. Por ejemplo, el tiempo para dormir (la noche), está claramente relacionado con lugares creados específicamente para dormir, (los dormitorios) que reúnen unas condiciones ambientales determinadas y con materiales especialmente diseñados para dicha función (la cama). No obstante, las
limitaciones espaciales de una casa obligan a que cada cuarto reúna materiales destinados a usos muy diferentes, que lo convierten en lugar de estudio, en un determinado periodo temporal, en zona de juegos, para otros
momentos, etc.; ocurriendo también que la parcelación temporal de las funciones o usos espaciales se altera para ciertos intervalos, como son los periodos vacacionales, etc.
Centrándonos en el tema que nos ocupa: la recreación física dirigida a
personas en edad escolar, y teniendo en cuenta, las observaciones realizadas
anteriormente, intentaremos analizar qué periodo temporal es el que
socialmente se le reserva, si existe o no acuerdo en ello, a que tipo de espacios
se circunscribe, bien de forma exclusiva, bien con parcelación temporal en
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circunscribe, bien de forma exclusiva, bien con parcelación temporal en bandas
horarias predeterminadas...
4.2.- Sobre los espacios para la recreación física.
Todavía hoy en día, son muchos los responsables de Centros educativos y de Instituciones o Administraciones con competencias tanto educativas,
como de promoción de la actividad físico-deportivo-recreativa, que siguen en el
convencimiento de que los únicos espacios adecuados para la realización de
prácticas de actividades físicas, deportivas y/o recreativas, sea cual sea el periodo temporal en que vayan a llevarse a cabo o la intencionalidad con que se
hagan, son las instalaciones deportivas, propiamente dichas, que han sido
creadas, y perfectamente delimitadas, para tal fin. Es más, se prohíbe e incluso
se penaliza el uso u ocupación recreativa de otros espacios, tanto si existe
normativa expresa, como si no la hay, pero convencional y rutinariamente se le
ha adjudicado otro uso, o simplemente no se usan.
Pero, debemos tener muy presente (García Montes, Hernández Rodríguez y Ruiz Juan, 2000) que la demanda de prácticas físico-deportivas, para la
ocupación del tiempo de ocio, en proceso de crecimiento continuo, se caracteriza por la variedad de tipos de actividades, formas y espacios de realización,
presentando dinámicas muy particulares y novedosas. Por ello, los contenidos
a impartir en los centros escolares, así como la oferta complementaria y extraescolar, pública y privada debe tener en cuenta cada uno de estos aspectos
para adecuarse a los gustos de la mayoría y poder satisfacer las necesidades e
intereses de los diferentes sectores poblacionales.
Y es que, en consonancia con el proceso de reterritorialización (Puig i
Barata, 1989) que está protagonizando el deporte contemporáneo, se hace necesaria la búsqueda y adecuación de nuevos espacios, para la práctica físicodeportiva, que permitan la participación simultánea de amplios colectivos, en
los que puedan reunirse y compatibilizar sus actuaciones varios grupos generacionales, que potencien los aspectos lúdicos, que posibiliten el incremento de
relaciones sociales y la apropiación real de dichos espacios, denominados públicos y que están cercanos a las propias zonas residenciales de los ciudadanos.
Es una realidad que la práctica de actividades físicas, deportivas y recreativas están saliendo de los equipamientos específicos e integrándose, cada
vez más, con el resto de actividades de los ciudadanos, en su entorno urbano,
no obstante, antes de que se produzcan impactos ambientales significativos,
hay que valorar los pros y contras de dichas incursiones. Es por ello que en
nuestras propuestas, de uso alternativo de entornos urbanos para la práctica
físico-deportivo-recreativa, debemos tener en cuenta múltiples condicionantes,
siendo observadores y respetuosos con los espacios públicos a utilizar, al
tiempo que aprovechamos las características que dichos espacios presentan
con el fin de facilitar la apropiación afectiva y efectiva de los mismos por parte
de los participantes.
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Las razones que justifican la búsqueda de alternativas a los espacios
son tan diversas como la necesidad de innovar –de salir de lo “cerrado, cuadriculado y gris”-, la idea de “plurifuncionalidad” o capacidad de aprovechamiento
“multiuso”, el deseo de alterar las dimensiones estándar propias de los deportes jerarquizados, el permitir la accesibilidad a todo el mundo, la integración
con el entorno, las ganas de explorar los posibles usos, la exigencia de una
buena gestión de los recursos disponibles –conocimiento de la existencia de
espacios infrautilizados-, la recuperación de tradiciones, el descubrimiento, el
enriquecimiento motriz, la creatividad, la escasez...
La obligación de garantizar las instalaciones -para deporte, recreación y
educación física- necesarias no es competencia del profesorado, pero sí lo es,
tanto el que éstas se encuentren a disposición de todo el alumnado por igual,
como sacarles el máximo provecho, no limitándose al uso convencional de las
instalaciones propiamente deportivas, sino buscando, por un lado, nuevos posibles usos a éstas y, por otro lado, explotando las potencialidades del resto de
espacios y equipamientos no convencionales del centro escolar.
Todo lo anteriormente expuesto, nos lleva al convencimiento de que,
tanto los responsables de la educación formal como los implicados en la educación informal, deben plantear propuestas dinámicas que aporten ideas sugerentes en relación al aprovechamiento de la potencialidad de los espacios, en
la línea de la tendencia recreativa de las actividades, siempre bajo la premisa
de conseguir los objetivos que a continuación se exponen:
!"Saber adecuar la actividad físico-deportivo-recreativa a las características
propias del espacio a utilizar.
!"Explorar las posibilidades de los espacios no convencionales siendo respetuosos con el medio entorno.
!"Ser capaces de realizar un análisis crítico de los pros y contras del uso de
los espacios públicos, no convencionales, para los diferentes tipos de prácticas físico-deportivo-recreativas.
!"Conocer técnicas novedosas de gestión y aprovechamiento de recursos
materiales, espaciales y humanos.
!"Conocer las distintas posibilidades de establecer relaciones institucionales e
interdisciplinares que: abaraten costos, ayuden a la promoción, generen
nuevas alternativas a la práctica, fomenten posibilidades de práctica de diferentes sectores de población, recuperen los espacios públicos para todo tipo de ciudadanos,...
!"Aprender a programar y organizar eventos físico-deportivo-recreativos,
aprovechando los recursos espaciales potenciales de nuestras ciudades.
La necesidad de espacios urbanos para el ocio activo, es una realidad.
Hubo un tiempo en que el trabajo determinaba la forma de vida de la gente,
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incluyendo sus patrones de ocio. Más recientemente es la idea de que es el
entorno urbano (sus aspectos sociales y espaciales) los que afectan la vida de
los individuos, tanto la del trabajo como la del no trabajo. Un hecho característico de las sociedades urbanas es la aparición de diferentes estilos de vida y
estos pueden dar forma a patrones profesionales de la misma manera que
pueden ser afectados por ellos. Estos estilos de vida tienden a asociarse con
diferentes entornos, teniendo implicaciones en los patrones de ocio.
La práctica físico-deportivo-recreativa, como una de las actividades más
características, socialmente hablando, del ocio activo de los habitantes urbanos, está claramente influenciada por el entorno, pero también está influenciando al mismo, siendo el origen de cambios significativos en las estructuras
físicas de las ciudades.
Larraz y Figuerola (1988) reflexionando sobre la infrautilización de los
patios de recreo, en relación con el resto de dependencias y edificaciones de
los centros educativos, y buscando fórmulas para acondicionarlos y que resulten pedagógicamente productivos, clasifican los espacios disponibles en tres
tipos o con tres cualidades diferentes: espacios para descubrir, espacios para
apropiarse y espacios para modificar y transformar. Taxonomía que se adecua
perfectamente a la temática que nos ocupa.
!"Los núcleos urbanos se presentan casi por completo como espacios para
descubrir, siendo ricos tanto por la variedad, multiplicidad y combinaciones
de sus estructuras físicas como por el uso social que de ellas se hace. La
realización, en las ciudades, de actividades físico-deportivo-recreativas, que
no sólo no afecten (deterioren) las estructuras artificiales, sino que ayuden a
su conservación y permitan el conocimiento efectivo de todos y cada uno de
sus rincones, así como de sus usos habituales y sus posibles aprovechamientos no convencionales, permite el enriquecimiento personal al tiempo
que ayudará a la apropiación afectiva de la ciudad como conjunto.
!"También, cada vez en mayor medida, las estructuras urbanísticas van adecuándose a las nuevas necesidades sociales y, conscientes de la extrema
especulación que se ha hecho del suelo y las condiciones poco saludables
(excesivo cúmulo de asfalto y edificios) en que se han convertido muchos
de los núcleos urbanos, están reconvirtiendo zonas construidas y creando
espacios públicos abiertos como plazas, paseos, parques, zonas peatonales, que hacen más habitables las ciudades, al tiempo que se está obligando, en las zonas residenciales de nueva creación, a destinar parte de los terrenos a espacios pertenecientes a toda la comunidad y que engloban jardines y adecuaciones recreativas, alejadas de las de tránsito de vehículos.
Estos son espacios para apropiarse, idóneos para que se produzca una
apropiación afectiva y efectiva de los mismos, permitiendo la identificación
de los sujetos con el entorno y el consecuente sentimiento de posesión y
prolongación con ellos, al tiempo que facilita la acción de compartir.
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!"Por último y haciendo referencia a los espacios para modificar y transformar, por un lado, encontramos las actuaciones que desde las altas instancias de ámbito público o privado se están produciendo urbanísticamente,
como hemos expuesto en el párrafo anterior, con la construcción intencionada de espacios para que realmente sean de uso público y comunitario,
sirviendo de lugar de reunión, intercambio y de expresión de las múltiples
nuevas manifestaciones culturales entre las que se encuentra la práctica físico-deportivo-recreativa. Por otro lado, los nuevos equipamientos recreativos se están planteando con materiales que permiten su uso polivalente, ya
que son maleables y modificables por los propios sujetos, para que éstos
puedan imprimir su propio sello y, consecuentemente, se adecuen a las necesidades cambiantes de la población.
En este sentido, y desde los responsables de múltiples municipios de
Europa y América, bajo el planteamiento de “proyecto educativo de ciudad”
(Bosch, Pujol, Sambola, y Soler, 1999) aparecen manifiestos y cartas internacionales de “ciudades saludables”, “ciudades abiertas”, “ciudades sostenibles”,
“ciudades educadoras”, “ciudades del deporte”, “ciudades sin coches”, etc. Recordando o remarcando que toda ciudad, así como todas y cada una de las
estructuras que la componen, es a la vez una realidad y una opción:
!"Una realidad física y urbanística, que se corresponde con el espacio vivido.
Analizar el espacio de forma objetiva es hablar de él diferenciándolo según
factores como su estructura física (abierto o cerrado, forma, dimensiones,
tipo de superficie o suelos, accesos y límites, zonas de sol y de sombra,
etc.), el uso que de él se haga (público o privado, individual o colectivo, libre
o restringido), la tipología de los usuarios (grupos de edad, profesión, movilidad, creencias, ideologías, motivos, etc.), las bandas horarias en que es
ocupado (horas del día, días de la semana, época del año, etc.).
!"Una opción humana y social, equivalente al espacio percibido. El espacio,
tratado de forma subjetiva no es ya sólo una cuestión física, de forma, algo
externo al individuo; si no que es una representación mental que el sujeto
y/o una determinada cultura se hacen. Su norte lo constituye la ciudadanía,
el civismo, la democracia.
En este sentido, no basta con habitar en una ciudad, hay que ser consciente de las posibilidades que ésta presenta y contribuir a que los urbanícolas
se sientan ciudadanos de pleno derecho; para ello hay que ”crear ciudad”
(Bosch, Pujol, Sambola, y Soler, 1999: 17) lo que significa: “crear espacios de
uso públicos y espacios ordenadores, promover identidad y sentimiento de pertenencia, reforzar la cohesión social mediante la comunicación y la participación e impulsar proyectos compartidos”.
Los escenarios socializadores que hay que tener en cuenta al elaborar
el proyecto son: el ámbito familiar, la institución escolar, el mundo asociativo, el
ámbito cultural, el ámbito laboral y económico, los medios de comunicación, los
espacios y los tiempos públicos...
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4.3.- Sobre los periodos temporales de la recreación física.
Los orígenes de la recreación física se encuentran claramente ligados a
un periodo temporal concreto, el denominado tiempo libre, ya que surge como
una alternativa de ocio formativo y lúdico, a la oferta de práctica deportiva existente en su momento . Es por ello que la recreación física y el ocio, sin ser
iguales, al perseguir el mismo objetivo: satisfacer las necesidades, intereses y
gustos de la población, se han ido acoplando cada vez más.
En este sentido, queda claro que el tiempo libre sigue siendo el espacio
temporal privilegiado de la recreación, en general, y de la recreación física, en
particular. Pero, el concepto de tiempo libre surgido en la etapa industrial, que
comprendía periodos claramente definidos como fines de semana, vacaciones
estivales, y de periodos festivos especiales, aunque sigue presente, ha pasado
a ser interpretado (Cuenca, 2000b: 8) “de un modo personal y flexible. En la era
del conocimiento el ocio ha vuelto a romper las barreras espaciotemporales
que lo limitaban, abriéndose a los nuevos horizontes que le ofrecen las nuevas
tecnologías”.
Está claro que la práctica de actividad físico-recreativa, requiere de un
tiempo suficientemente prolongado, qué mínimo que una hora, para poder ser
disfrutada plenamente, a lo que se debe unir el tiempo de desplazamiento al
lugar donde se vaya a realizar, el tiempo de encuentro con los compañeros o
compañeras, el tiempo para ponerse la vestimenta adecuada, etc. Es por ello
que los fines de semana y los periodos vacacionales, son los elegidos mayoritariamente por la población.
No obstante, son determinantes también otros factores, que relativizan la
disposición temporal o alteran sus límites de aceptabilidad social. Así la edad, o
mejor dicho el grado de responsabilidad que debe ser asumida por los posibles
practicantes, permite que el tiempo que debe atarse para hacer práctica física
deba “rapiñarse” del resto de tiempos o esté construido y adjudicado por pleno
derecho en beneficio del protagonista. Otro de los factores claves es la importancia o lugar que ocupa la práctica física en la escala de valores del individuo
o del grupo social que le rodea. De manera que de “no tener tiempo para practicar”, se puede pasar, sin cambiar las circunstancias, a practicar asiduamente
todos o casi todos los días, según gustos.
Por otra parte, hay que resaltar que la importancia creciente del ocio, y
las continuamente emergentes nuevas formas de ocio activo y recreativo, en
contacto con la naturaleza, etc., que se están inventando cada día han influido
en el tratamiento que las empresas, y en algunos países los centros escolares,
hacen de las tan deseadas “vacaciones” adoptándose, en muchas de ellas, el
sistema contable de los descansos, con lo que de la obligatoriedad de “echar el
veraneo completo”, se ha pasado a períodos más cortos y frecuentes. Habiéndose variado también la época del año, evitando la aglomeración de personas
en los mismos sitios, los mismos meses, con el objetivo claro de disfrutar de un
tiempo de ocio de mayor calidad y con mayor libertad de elección.
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Otro aspecto a tener muy en cuenta son los periodos temporales festivos, propios de cada entorno urbano, recuperados cada vez con más fuerza y
en los que el carácter recreativo de las actividades alcanza sus máximas cotas
colectivas, demandándose cada vez más eventos de recreación física.
Así, caben destacar (Bosch, Pujol, Sambola y Soler, 1999: 36-37) “los
tiempos públicos, tiempos de celebración de acontecimientos y conmemoraciones ciudadanas y de rituales colectivos; tiempo de ferias tradicionales y modernas (...) y, muy especialmente, el tiempo de fiesta –diferenciado del de espectáculo y el de ocio- que ofrece oportunidades de encuentro, de concurso y concurrencia, de creación, de liberación y catarsis colectiva, de emergencia de significados y valores alternativos, de identificación, concienciación y pertenencia,
de participación popular y de cohesión ciudadana. Los tiempos públicos de celebraciones colectivas son escenarios comunitarios interclasistas e intergeneracionales, que ejercen de fuerte referente de pertenencia”.
La parcelación del tiempo escolar (García Montes, 2000) ha quedado
claramente expuesta en el apartado tercero del presente documento. De manera que, en relación con la recreación física, el tiempo libre es el preferido, pero
no podemos olvidar las razones por las que se han generado tiempos complementarios y extraescolares, que pretendiendo ser el puente que una al centro
escolar con el entorno municipal se convierten en tiempos propicios para el desarrollo y la educación del ocio, conjuntamente, a través de la recreación física.
Se consideran actividades complementarias, o que se realizan en un
tiempo complementario, las organizadas por los Centros, durante el horario
escolar que, estando incluidas en el Proyecto Curricular, se diferencian de las
propiamente lectivas, por el momento, espacio o recursos que utilizan.
Por actividades extraescolares o que ocupan un tiempo extraescolar se
entienden las que, fuera del horario escolar, sin ser objeto de evaluación y,
consecuentemente, de carácter totalmente voluntario, tienen como principal
objetivo potenciar la apertura del Centro a su entorno y procurar la formación
integral del alumnado en aspectos referidos a la ampliación de su horizonte
cultural, la preparación para su inserción en la sociedad o el uso del tiempo
libre, buscando la implicación activa de toda la comunidad educativa. Coordinándose entre centros para conseguir un mejor aprovechamiento de sus instalaciones y recursos.
Visto de manera objetiva, estas parcelas temporales son ideales para la
consecución del una educación del ocio a través de la recreación física, disponiendo para ello de todas las ventajas provenientes de la educación formal y de
la informal. No obstante, la realidad nos muestra que existen múltiples problemas y en este caso no es una cuestión de falta de tiempo sino de la necesidad
de que existan apuestas fuertes, por parte de los colectivos responsables, de
que es necesario aprovecharlos adecuadamente, seleccionando y contratando
a los recursos humanos convenientes para que se apliquen programas recreativos acordes.
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También debemos hacer mención al tradicional recreo escolar, que ha
sufrido alteraciones. En la mayoría de los casos, con la jornada intensiva, se ha
pasado de un solo recreo de, aproximadamente media hora o tres cuartos de
hora, a incluir dos o tres pequeños periodos temporales de entre diez y veinte
minutos. Estos periodos, tan ansiados para charlar, comer, descansar pasivamente, son demandados cada vez por más alumnado para realizar actividades
recreativas y han sido incluidos, en algunos centros, dentro del tiempo considerado complementario, formando parte de programas de recreación física más
amplios.
Por último, centrarnos en el tiempo de aula u horario escolar (García
Montes, 2000). Podemos afirmar que es en este tiempo cuando se establecen
las bases sobre las que el individuo va estructurando su formación y va adquiriendo habilidades individuales y sociales que, siendo conscientes de que las
cuatro paredes del aula son excesivamente limitantes, deben estar estrechamente relacionadas con la realidad en la que vive el sujeto, siendo aplicables y
útiles para poder resolver todas las situaciones del día a día, tanto actuales
como futuras.
De lo expuesto, anteriormente, se puede deducir, claramente, la importancia del docente, en general, y del docente de educación física, en particular,
para tratar su asignatura no sólo como educación “en” (el momento y dentro de
los límites del centro escolar), sino como educación “para” (un saber hacer,
personal y voluntariamente, las actividades que permitan transformar el tiempo
libre en tiempo de ocio).
Esto conlleva la necesidad de tratar los contenidos de manera activa,
imprimiéndoles una lógica que permita su adecuación a las necesidades sociales diarias, utilizando técnicas de dinamización de grupos que fomenten la formación, coherencia y cohesión de los mismos, con la consecuente asunción de
responsabilidades y adquisición de capacidades para actuar autónomamente.
El garantizar programas para el alumnado de los centros escolares
(García Montes, 1998), es una de las tareas específicas del profesorado de
educación física que, partiendo de las prescripciones mínimas y comunes propuestas para el conjunto del Estado y las aportaciones de cada Comunidad
Autónoma -en el primer nivel de concreción-, puede adaptar el modelo curricular, de acuerdo con los planteamientos propios de cada centro -segundo nivel
de concreción- y con las estimaciones y aplicaciones profesionales que considere oportunas -tercer nivel de concreción-.
Debe tenerse muy presente que para que estos programas sean los
adecuados, el carácter abierto y flexible del modelo curricular, no puede interpretarse en ningún momento como posibilidad de imponer el punto de vista o
gustos personales de cada profesional, sino atendiendo a las necesidades particulares de cada colectivo de población escolar, así como a las características
sociales, culturales y económicas singulares del entorno en que se encuentre
ubicado cada centro escolar.
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Consecuentemente, los objetivos y contenidos que se planteen, así como el desarrollo práctico del currículum, no deberían limitarse a la tradicional
transmisión de conocimientos que sólo consigue cúmulos de información (situación lamentable en una asignatura -la educación física- eminentemente
práctica, en la que muchos de sus profesionales han confundido el dar prestigio
a la materia con el “ser duros” haciéndola excesivamente teórica) y “conseguir
hacer” (superar tal o cual obstáculo, realizar esta o aquella habilidad ...) entre
las “cuatro paredes del aula”, sino “enseñar a saber hacer” conectando con la
realidad personal y social de cada alumno y cada alumna.
Hay que buscar, ante todo, que el proceso de enseñanza-aprendizaje
sea de utilidad, tanto para el día a día -en los períodos de tiempo libre y/o de
ocio- durante los años de permanencia en el centro escolar, como para cuando
el alumnado termine su período de escolarización obligatoria. Para ello, es necesario que lleguen a saber qué cosas puede hacer, cómo hacerlas, dónde es
posible llevarlas a cabo, cuándo es más conveniente realizarlas, con qué recursos se pueden plantear, con quién se podrían hacer, etc.
Para que cualquier persona sea capaz de llevar a cabo, en su tiempo libre, una actividad física adecuada a sus posibilidades, intereses y necesidades, e incluso pueda organizar -con su familia, sus amistades, en su barrio,
etc.-, de forma continuada o en días señalados, actividades físico-deportivorecreativas, es necesario que se le haya permitido formar parte de experiencias
prácticas organizativas de este tipo, y utilizar recursos que provienen de materias docentes muy variadas. Para ello, es necesario que en los programas se
contemplen las relaciones con otras asignaturas para la creación de materiales
didácticos que, siendo el resultado de una labor interdisciplinar y un trabajo en
equipo, permitan al alumnado ver la utilidad real de los aprendizajes.
5. RE-CREACIÓN DE MATERIALES
En una sociedad mercantilizada, como la actual, en la que cada vez es
mayor el número de empresas que se dedican a la fabricación y comercialización de materiales deportivos y recreativos, donde la especialización y variedad
de productos se adapta cada vez más a las necesidades, gustos e intereses de
los diferentes sectores de población y los efectos de la competencia se muestran en la amplia gama de marcas, precios, calidades, tamaños, colores, texturas, etc y, consecuentemente, las posibilidades de poseerlos, más o menos,
cómodamente. ¿Cuáles son las razones por las que nos planteamos la búsqueda de nuevas alternativas a los materiales para las prácticas físicodeportivo-recreativas?.
Las respuestas que pueden darse son muchas y suficientemente relevantes, tanto cuantitativa como cualitativamente, como para afrontar este tema
en profundidad. En un primer bombardeo de ideas, y sólo a modo de apunte,
podemos referir cuestiones tan dispares como las económicas, las ecológicas,
las educativas, las creativas, las artesanales, las solidarias, las interdisciplinares, las innovadoras, las interculturales y las anticonsumistas.
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No obstante, no podemos caer en el error de actuar sin reflexionar previamente sobre qué es lo que queremos hacer, porqué hemos decidido hacerlo,
para qué se quiere hacer, cuánto vamos a hacer, dónde, cómo y cuándo y con
qué se va a hacer, con quiénes lo haremos y para quienes va a servir. A todos
estos interrogantes, que se centran sobre la consecución, más o menos elaborada, de productos físicos (materias primas y/o materiales-objetos), habría que
añadirles otros que se relacionan con su posterior aplicación a los diferentes
ámbitos (educativo, recreativo y de tiempo libre) como son: ¿dónde lo vamos a
almacenar?, ¿que utilidad van a tener?, ¿sus características (higiene, seguridad, movilidad ...) se adaptan a los grupos de destinatarios con los que vamos
a trabajar y a las necesidades que tenemos? ...
Por todo ello, en el presente texto, se pretenden abordar tanto los conceptos de reciclaje, reutilización, uso no convencional, adaptación y/o construcción, como las posibilidades que se presentan en nuestro entorno próximo,
siempre desde la perspectiva de profundizar, por un lado, en las ventajas que,
desde diferentes puntos de vista, pueden significar este tipo de acciones y, por
otro lado, en las desventajas que pueden suponer el llevar a cabo actuaciones
no reflexionadas, planificadas y consensuadas previamente.
En definitiva, cómo re-crear los materiales para ampliar las opciones recreativas de los participantes haciéndolos más partícipes de sus propios tiempos de práctica, y consiguiendo que sean críticos con los recursos en y con los
que se desenvuelven.
5.1. Sobre la búsqueda de alternativas.
Usar la palabra “reciclaje” como concepto genérico para hacer referencia
a todas y cada una de las actuales iniciativas que pretenden generar nuevos
recursos materiales para la práctica físico-deportiva-recreativa no sólo es equívoco sino que limita, bastante, las posibilidades existentes. Si lo que pretendemos, aparte de cuestiones de protección medioambiental, es buscar alternativas a los materiales comerciales, es necesario valorar otra serie de factores.
Teniendo en cuenta, las realidades docentes, extradocentes, de tiempo
libre y de la vida diaria, consideramos más adecuado, para el tratamiento de
esta temática, añadir otros términos como reutilización, uso no convencional,
adaptación y construcción. Todas y cada una de ellas recogen de forma más
completa la potencialidad de las materias primas y materiales, tanto específicos
como no, que podemos encontrar en nuestro entorno y que, por unas cuestiones u otras, han pasado a la categoría de desechos, son inservibles, están infrautilizados, se les ha limitado convencionalmente el uso o no se adecuan a
las características de la actividad que vamos a realizar o de las personas con
las que la vamos a realizar.
Por ello haremos referencia a la búsqueda de alternativas a los materiales, entendiéndola como todo objeto que puede cambiar, reemplazar o crear un
uso. Se reemplaza cuando se sustituye un material por otro. Se cambia cuando
se modifican algunas características propias del material primitivo (original)
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adecuándolas al objetivo propuesto. Se crea cuando se construye, parcial o
totalmente, a partir de otras materias u objetos.
Justificamos la importancia de buscar altenativas al material típicamente
deportivo y/o recreativo, bien por la ausencia del material propio característico
de la actividad que queramos desarrollar, bien por el placer de reemplazar,
cambiar y crear nuevos materiales que oferten actividades novedosas o para
modificar actividades tipificadas. Esto puede venir motivado por: factores económicos, necesidad de ofertar materiales más interesantes, fomento de la creatividad, salir de la monotonía, gusto por utilizar materiales artesanos, adecuar
las actividades a todas las edades, aprovechar materiales deteriorados, abandonados o infrautilizados, etc.
No podemos olvidar que existe una relación e influencia recíproca entre
el material que se utiliza y la actividad que se realiza y que siempre que se modifica uno, varía la otra y viceversa.
Sin embargo, tenemos que reconocer que, fuera de definiciones enciclopédicas, la acción de reciclar, tanto en el ámbito de la educación física como en
el de la dinamización de las actividades de tiempo libre, es entendida como el
conjunto de las actuaciones que anteriormente hemos referido y se encuentra
apoyada y reforzada por la concienciación que ésta implica.
Independientemente de una u otra forma de ver o entender las cosas,
pasamos a continuación a analizar cada una de estas situaciones de forma
analítica, siendo conscientes de que en la realidad las materias y materiales
con los que vamos a tratar podrán ser catalogados posteriormente en varias de
ellas a la vez.
5.2. Reciclaje.
Por el concepto de reciclaje se entiende “someter repetidamente una
materia a un mismo ciclo, para ampliar o incrementar los efectos de éste”
(Nueva Enciclopedia Universal Carroggio, 1991: 1358).
En efecto, el término, etimológicamente hablando, se compone de los
vocablos “re- y ciclo”, lo que supone, en primer lugar, que pueda volver a ser
utilizado indefinidamente (si atendemos a la afirmación de que la materia no se
crea ni se destruye sino que se transforma) y, en segundo lugar, hace referencia a la pervivencia dentro de un ciclo que debería ser el mismo.
Todo ello tiene su razón de ser y puede aplicarse, al pié de la letra, si
nos referimos exclusivamente a los recursos naturales y ambientales propiamente dichos. Sin embargo, el tratamiento que, debido a las estructuras económicas y los progresos tecnológicos, se esta haciendo de estos recursos nos
sitúa en una sociedad (industrializada) en la que, entre otros males ambientales, el despilfarro de materias primas, el aumento de productos de desecho y
todo tipo de contaminaciones, están siendo algunos de los grandes y graves
protagonistas.
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Siendo conscientes de que la mayoría de los productos industriales son
desechos inorgánicos y, consecuentemente, no biodegradables, la solución se
encuentra bien en el reciclaje industrial en el que se vuelve a recuperar la materia prima para volver a crear objetos para ser usados para el fin que fueron
creados, bien en un reciclaje “ficticio” en el que se busca un uso alternativo, al
objeto o materia, tanto en su forma original como transformándolo, con lo que,
en definitiva, estamos alargando la vida del objeto y/o materia en cuestión o, lo
que es lo mismo, retrasando su incorporación a las montañas de basura.
A esta última forma de reciclaje que Piñango y Martín Francés (1994: 19)
denominan “artesanal” y consideran que “nos ayuda a recapacitar sobre nuestro comportamiento consumista, y sobre las razones por las que se utiliza material de desecho en los distintos lugares del mundo: en los países menos desarrollados se recicla como forma de subsistencia; en los desarrollados, se recicla por la preocupación que se empieza a tener por el gran aumento de residuos que contaminan nuestro entorno próximo y también el entorno de quien
no los produce” es a la que nos vamos a referir en éste documento, ya que es
la adecuada al caso que nos ocupa, su aplicación a la práctica físico-deportivorecreativa.
Sin pretender ser exhaustivos y teniendo en cuenta las opiniones de diferentes autores que se han planteado el reciclaje para su aplicación al campo
de la actividad físico-deportiva recreativa (Piñango y Martín Francés, 1994,
Blández Ángel, 1995 y Velázquez Callado, 1996) podríamos destacar como
materiales más significativos a tener en cuenta, los que englobaríamos bajo la
denominación de “inertes de las basuras”, entre los que incluiríamos tanto los
domésticos como los industriales. En este caso nos estamos refiriendo a productos artificiales, que considerados como materias primas se identificarían con
el papel y el cartón, el vidrio, los plásticos, los metales, los textiles, el caucho y
otros objetos voluminosos que fundamentalmente han sido construidos con
maderas, metales y plásticos.
Y, por otro lado, no podemos olvidar los productos naturales, generados
por la propia naturaleza según sus ciclos vitales o como consecuencia de la
limpieza realizada, en determinadas épocas, por el hombre, como ramas, piedras, piñas, hojas, etc.
5.3. Reutilización.
Utilizar significa “aprovecharse de una cosa” y las cosas utilizables son
aquellas que “pueden o deben utilizarse”, entendiendo por calidad de útil, por
utilidad, el “provecho, conveniencia, interés o fruto que se saca de una cosa”
(Nueva Enciclopedia Universal Carroggio, 1991: 1604).
Los materiales industriales son productos físicos con características diferenciadoras de tamaño, peso, forma, olor, consistencia, color, prestaciones,
etc., que son las señas de identidad de cada una de las diferentes marcas comerciales. Con ello pretenden, por un lado, crear una imagen determinada de
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cara al consumidor y, por otro lado, conseguir un grado de calidad y utilidad
concreto.
El negocio principal del mercado de consumo se encuentra en la “limitación” de la durabilidad de los objetos y/o en la determinación –habitualmente
corta- del periodo de caducidad, es decir, el diseño del objeto se hace con una
idea muy clara de la utilidad y longevidad que puede y debe tener. Y, unas veces, por necesidades de transporte (forma de llevárselos a casa) y, otras, aludiendo a razones de seguridad, higiene, conservación, comodidad, inmediatez,
se recomienda (sobre todo en los productos alimenticios) la adquisición de los
envasados.
Nos estamos refiriendo a objetos como los botes de yogur, botellas de
plástico, cajas de cartón, tetrabrik, bolsas, botellas de suavizante, embalajes de
corcho blanco, cajas de madera, etc.
En este sentido, el provecho o fruto que se saca de estos objetos, en la
mayoría de los casos, viene determinado por intereses comerciales y de márketing y se limita al tiempo que el contenido del mismo tarda en consumirse,
convirtiéndose, inmediatamente, el continente en un desecho más.
Está claro que la utilidad para la que fueron creados ha dejado de existir,
a priori, aunque a la mayoría de ellos se les puede y se les debe buscar una
nueva utilidad, lo que implicaría su reutilización, bien para guardar nuevos contenidos similares a los anteriores (uso convencional), bien para su aplicación
alternativa a otros ámbitos (uso no convencional), como el que nos ocupa de la
práctica físico-deportivo-recreativa, tanto conservando sus propias características, como explotando las posibilidades de la materia prima con que han sido
fabricados.
En definitiva, tal como hemos expuesto anteriormente, al referirnos al
significado del propio término utilizar, estaríamos aprovechándonos de una cosa, o lo que es mejor, sacándole un provecho mucho mayor de aquel para el
que ha sido creado. Siempre teniendo en cuenta que realmente nos interese,
nos convenga o podamos sacarle un fruto satisfactorio.
5.4. Uso no convencional.
El adjetivo convencional connota “perteneciente al convenio o pacto”, es
decir “que resulta o se establece en virtud de precedentes o de costumbres”. A
lo convencional se llega normalmente por convención, lo que implica el “ajuste
y concierto entre dos o más personas o entidades”, tanto por conveniencia como por conformidad y al convenir lo que supone el “coincidir dos o más voluntades causando obligación”. La conveniencia es la “correlación y conformidad
entre dos cosas distintas” por utilidad, provecho y comodidad. Llevando todo
ello al convencionalismo que denota el “conjunto de opiniones o procedimientos
basados en ideas falsas que, por comodidad o conveniencia social, se tienen
por verdaderas”. (Nueva Enciclopedia Universal Carroggio, 1991: 450).
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Todo este cúmulo de definiciones que puede, en principio, parecer complejo queda bastante claro si pensamos en todas las cosas de cualquier ámbito
(materiales, equipamientos, vestimentas, etc.) y, específicamente, en lo que se
refiere al mundo de la actividad física y de los deportes, que habitualmente utilizamos convencionalmente. En la mayoría de los casos, tanto desde el punto
de vista comercial, como desde el punto de vista de la gestión, se crean con
una finalidad determinada que inmediatamente es aceptada y bien vista socialmente y además, está claro, se ajusta a las normas.
Pero no debemos perder de vista que lo convencional reduce las posibilidades de acción al restringir las potencialidades de uso. Si nos detenemos un
momento a pensar no en el objeto o el espacio creado con “nombres y apellidos”, sino en las características físicas que tienen, descubriremos gratamente
que son innumerables las aplicaciones que se les pueden dar.
Así, tanto entre los objetos artificiales domésticos e industriales como
entre los productos naturales, podemos encontrar muchos que tienen una gran
semejanza con los específicos de nuestro ámbito, otros que habitualmente han
restringido su uso a ciertas actividades y otros a los que si cambiamos la perspectiva de visión nos permitirán un sinfín de nuevas actuaciones. A continuación pasamos a exponer cada una de estos casos, incluyendo algunos ejemplos.
!"Semejanza al uso: objetos de la vida diaria que por la forma (estructura física) con que han sido fabricados recuerdan a materiales específicos de la
práctica físico-deportivo-recreativa y que, cada uno en su propia medida,
pueden sustituirlos desempeñando las mismas funciones o muy similares.
Ejemplos: telas enrolladas a modo de maromas; cubos de basura y bidones
como canastas; panderetas, tapaderas de cacerolas y sartenes como palas
de tenis de mesa, tapaderas de cubos de basura como platos voladores
(freesbees), etc.
!"Aprovechamiento de partes no habituales al uso acostumbrado: en los
equipamientos deportivos, por hablar de nuestro ámbito, existe material (fijo
ó móvil) que es utilizado siempre de la misma manera, desaprovechando
gran parte de él. Ejemplos: Utilizar las bases de las canastas de baloncesto
como espacios de trepa; las vallas de atletismo para pasar por debajo, las
barandillas de escaleras para iniciación a escalada; las barandas metálicas
de las pistas para equilibrios, etc.
!"Cambiar la perspectiva de visión del material: hemos de ver todo material
desde sus diferentes ángulos, no sólo desde el habitual al uso convencional
para el que ha sido creado, es decir, debemos estudiar su forma en diferentes posiciones para darle un uso distinto. Ejemplos: Porterías de balonmano
apoyadas sobre uno de los laterales, con ello podemos conseguir una disminución del espacio a cubrir ó utilizarla (tensando la red) como un elemento de continuidad del juego del balón, que rebota en ella y continua su
trayectoria; escaleras de mano, sillas, mesas, etc. que inclinadas pueden
ser muy útiles para equilibrios, circuitos, etc.; bidones de cerveza (vacíos)
tumbados para desplazarse sobre ellos rodando; Cajones de plinton coloca-
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bados para desplazarse sobre ellos rodando; Cajones de plinton colocados
de múltiples formas; etc.
Igualmente, si hacemos referencia a los materiales propiamente deportivos y/o recreativos, observamos nuevamente que, en la mayoría de los casos,
limitamos su uso a lo que los manuales, reglamentos, instrucciones –tanto
normativas como comerciales- nos aconsejan, lo cual, en algunos casos, es
aconsejable para alargar la vida de dicho material, pero, en otros casos, reduce
considerablemente la potencialidad del mismo así como la capacidad de creatividad, innovación y necesidades de las personas que van a tener la posibilidad
de utilizarlos.
5.5. Adaptación.
El verbo adaptar implica el “acomodar, ajustar una cosa a otra” y concretamente se caracteriza por “hacer que un objeto o un mecanismo desempeñen
funciones distintas de aquellas para las que fueron construidos”. La adaptación
es la acción y efecto de adaptar algo o de adaptarse a algo. (Nueva Enciclopedia Universal Carroggio, 1991: 39)
¿Cuántas veces rechazamos un material específico de la materia que
impartimos, en este caso la educación física y deportiva o la dinamización de
actividades recreativas y de tiempo libre, porque no se adapta a las características del alumnado y/o participantes con los que vamos a desarrollar la actividad? o, teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto al final del último párrafo
(adaptar o adaptarse), ¿no será que la actividad que hemos planteado con dicho material es la que no se adecua a los destinatarios y al tipo de material que
pretendemos utilizar?.
Continuando con el tratamiento del material que consideramos propio,
específico y convencional de las prácticas físico-deportivo-recreativas, hay que
reconocer que muchas de las situaciones administrativas en las que nos vemos
inmersos nos imponen materiales que en ningún momento hubiéramos deseado tener y la opción que tomamos es arrinconarlos.
Por otra parte, y también tenemos que reconocerlo, la compra, que
nosotros mismos hacemos, bien por catálogo, bien en directo (pero sin probar
y/o comprobar) de productos comerciales resulta, a veces, bastante
decepcionante, porque lo que aparentaba en la fotografía o dentro del
envoltorio, no se corresponde en absoluto con lo que nos encontramos en la
realidad.
El resultado de estas actuaciones implica el almacenamiento “indefinido”
de objetos que no se usan o están infrautilizados, que pasan a convertirse en
inservibles, convencionalmente hablando, y que, en definitiva y con el paso del
tiempo, llegarán a formar parte del cúmulo de desechos que nos rodea y con el
que, en cierta medida, nos hemos acostumbrado a convivir.
Si esto ocurre con los productos creados específicamente en nuestro
ámbito, ¿qué decir de todos aquellos otros objetos que, procedentes de otros
24
momentos o lugares, se encuentran a nuestro alrededor sin sugerirnos lo más
mínimo?.
Es necesario reflexionar sobre la necesidad de plantearse el ajustar o
acomodar, bien los objetos para que sean de utilidad a los fines pretendidos o
bien las actividades para que los objetos puedan resultar útiles. Y reforzar la
idea de que, antes de abandonar un material a su infrautilización o a que se
convierta en un desecho, es mejor “mal-utilizarlo” -como pensarían algunosotorgándole y haciéndolo útil (alargándole la vida) en funciones diferentes para
los que fue creado.
Una buena fuente de inspiración es observar los catálogos o, mejor,
comprobar directamente en una tienda especializada, los nuevos materiales
recreativos. Encontraremos que se tiende a variar o extremar las características físicas del material: volumen, forma, textura, peso, rugosidad, color, etc.
Ejemplos: freesbees y pelotas gigantes; cualquier deporte estandar practicado
con pelotas mucho más grandes o mucho más pequeñas que las reglamentarias, supone una nueva dificultad y motivación; pelotas de goma espuma; pelotitas variadas dentro de una red o bolsa de plástico; combinar el material disponible: relacionado con la posibilidad de crear materiales alternativos acoplando
dos o más materiales, etc.
5.6. Construcción.
La construcción se define como acción, efecto y arte de construir, lo que
supone “fabricar, erigir, edificar y hacer de nuevo una cosa (...)” (Nueva Enciclopedia Universal Carroggio, 1991: 441).
Ciñéndonos al tema principal que nos ocupa, de reciclar, volver a utilizar,
y adaptar objetos ya existentes para que nos sean de utilidad, como alternativa
a los materiales comerciales específicos de la práctica físico-deportivorecreativa, la cuestión queda clara. Tanto utilizando los objetos, tal y como han
sido fabricados, como aprovechando las características de las materias primas
de que están constituidos, o combinando una y otra posibilidad, pueden obtenerse múltiples nuevos productos que, lógicamente, se adaptarán a las necesidades propias.
La cuestión principal que debemos plantearnos, antes de “lanzar las
campanas al vuelo” pensando en lo que, económicamente, nos podemos ahorrar, es que es necesario dedicarle un momento de reflexión sobre la inversión
temporal a realizar. Tiempo para concienciar al alumnado, los participantes, los
familiares, la comunidad escolar, el municipio. Tiempo para convencer e implicar a personas de otros ámbitos, si es un centro escolar al profesorado de otras
materias, si es un municipio a los profesionales correspondientes... Tiempo para montar el taller. Tiempo para construir los materiales...
Entre los factores a tener en cuenta, que son bastantes, destacar la necesidad de herramientas imprescindibles para hacerlo, requisitos mínimos del
espacio o “taller” para realizarlos, lugar de almacenaje, conocimientos para el
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tratamiento de los materiales y la construcción de un objeto de calidad y utilidad, tiempo disponible, labor interdisciplinar, colaboración,.....
5.7. Cuestiones a favor y en contra.
De todo lo expuesto anteriormente, parece interesante concluir con un
intento de exponer analíticamente, que en ningún momento podrá llegar a ser
exhaustivo ya que depende de múltiples factores, los pros y contras que implica
el buscar alternativas a los materiales convencionales o, lo que es lo mismo,
reciclar, reutilizar, usar no convencionalmente, adaptar y construir materiales
para la práctica físico-deportivo-recreativa. Las siguientes aportaciones son
conclusiones breves sobre las reflexiones realizadas en torno al tema en el que
nos encontramos, sin un orden de importancia concreto, sino como un listado
de todo aquello que deberíamos plantearnos antes de empezar la labor.
Ventajas
!"Realización de proyectos en común.
!"Sentirse artífice y protagonista del producto final.
!"Trabajo de equipo e interdisciplinariedad.
!"Concienciación de la necesidad de conservar el medio ambiente y aprovechar los materiales u objetos de desecho, ayudando a la mejorar la calidad
de vida colectiva.
!"Apreciación del significado de lo que es la sociedad de consumo.
!"Aprendizajes múltiples. El trabajo práctico facilita que el aprendizaje sea
más profundo.
!"No cuestan nada o casi nada, económicamente hablando
!"Enriquecen la experiencia motriz.
!"Desarrollan la imaginación.
!"Permiten la adecuación a las necesidades del alumnado o usuarios con que
se vaya a desarrollar la actividad.
!"Ayuda a la familiarización con la manipulación de materiales de desecho.
!"Combate la aplicación directa y automatizada de modelos dados.
!"Permite recuperar lo positivo que nos aportan las tradiciones.
!"Fomenta el espíritu autocrítico.
Desventajas.
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!"Necesidad de implicar a muchas personas en el proyecto o asumir la necesidad y ganas de dedicar tiempo solo/a.
!"Requieren tiempo y trabajo y sobre todo preocupación, interés y concienciación.
!"Hay que pensar previamente en las aplicaciones de dichos objetos.
!"Exigen una ardua labor de recogida, limpieza, almacenaje y clasificación.
!"Muchos de ellos son bastante frágiles o se deterioran rápidamente, por lo
que hay que hacer una labor constante de reposición.
!"Requieren el dominio de ciertas habilidades o la predisposición a aprender a
realizarlas.
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