L. Carroll /// Alicia en el País de las Maravillas: Un Eterno Instante

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L. Carroll
/// Alicia en el País de las Maravillas: Un Eterno Instante del Delirio
"Ella está en el horizonte -dice Fernando Birri-.
Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más para allá.
Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la utopía?Para eso sirve: para caminar."
Eduardo Galeano
La historia en el presente...
Es la operación que emite una verdadera tirada de dados para
producir la configuración más consistente, la curva que determina
el máximo de "desplegamiento" que teje de un punto a otro otras
tantas relaciones humanas. Es actualizar la potencia o devenir
activo: está en juego la vida y su prolongación, pero también la
razón de su proceso, una victoria sobre la muerte, puesto que no
hay más inmortalidad que esta historia en el presente, no hay más
vida que aquélla que conecta y hace converger entornos.1
La historia en el presente, presente que huye simultáneamente hacia lo que fue y será y
nunca hacia lo que es. Historia en el presente eterno, presente que es pasado y futuro a la
vez, instante fugaz que "no precisa ser infinito, sino infinitamente subdivisible" para no
acabar jamás, para dejar de ser, precisamente, fugaz. Este es el tiempo de una única tirada
del "juego ideal", de una única serie que se desplaza a través de todas las series que la
constituyen; es el tiempo de singularidades que se cruzan, se hacen eco y se comunican
entre sí. Este es el tiempo rizomático del azar ramificado, es el tiempo abstracto de la
"superficie" donde la unidad se pierde en la multiplicidad; donde ya no se trata de causas,
sino de efectos, donde el tiempo es simultaneidades y no un rótulo de series sucesivas o
divisiones cronológicas, es decir tiempo que en esa superficie deja de ser lineal.
El instante eterno en su división infinita se puede traducir como una evasión del presente,
como una coincidencia, como una coexistencia del pasado y el futuro; se puede traducir
como un no-presente posible por el devenir loco de simultaneidades. Esa coincidencia del
pasado y el futuro es el tiempo carrolliano, es la esencia de las "aventuras de Alicia".
Las aventuras de Alicia sólo pueden evadir el tiempo cronológico, en un entorno de
locura, de ensueño como lo es el indefinible "país de las maravillas". Este lugar que va a
conocer Alicia es el extraño mundo del inconsciente, mundo oscuro y caótico, puro
devenir-loco; mundo del "delirio", descarrilado y fuera del surco en la estipulado, mundo
que, en términos de Derrida, permite estar más allá del límite, "piel" del "erizo". Este
mundo de risa, pero también de llanto, rompe con jerarquías, pues es el mundo del "juego
ideal", es un mundo que sólo conoce el tiempo del presente continuo, y por lo tanto
escapa a toda estructura temporal. "El país de las maravillas", es el lugar de lo
impredecible, lugar de irregularidades al que se lo podría equiparar con un extraño
atractor, pues este lugar onírico no conoce las estructuras ni tampoco el orden, es el lugar
de la desestabilización que permite que el hombre sea en todas sus posibilidades y deseo
de ser.
El mundo de Alicia es un mundo inestable, un mundo donde toda realidad es relativa. Así
la obra se desarrolla en un constante cambio, así la obra se inserta perfectamente en la
noción de mundo dinámico que surge en el siglo XIX a partir de la Teoría de la evolución
ideada por Chales Darwin. Hay varios momentos de Alicia... en los cuales se podría leer
la incidencia de dicha teoría. Por ejemplo, hay varias alusiones al crecimiento, a la
superación (marca evolutiva) a través de la "supervivencia del más apto, o "selección
natural". La idea de crecimiento y de progreso evidentemente no está aislada de esa teoría
de la selección natural; ya que ella "constituye la base teórica que explica no sólo la
evolución biológica de las especies sino también todas y cada una de las etapas de la
evolución biológica desde el origen mismo de la vida". Bastaría agregar para comprobar
la eficacia, según Darwin, de esa base teórica que la selección natural es el mecanismo
que conduce a la etapa más alta de la evolución biológica terrestre, a saber, la evolución
humana.
... Así como los brotes dan origen, por crecimiento, a nuevos brotes,
y éstos si son vigorosos se ramifican y sobrepujan por todos los lados
a muchas ramas más débiles, así también, a mi parecer, ha ocurrido
en el gran árbol de la vida, que con sus ramas muertas y rotas llena la
corteza terrestre y cubre su superficie con sus hermosas ramificaciones,
siempre en constante bifurcación...2
La evolución se da por estos constantes cambios y variaciones, que a pesar de ser
constantes, son paulatinos y acumulativos. Esto último no se cumple en Alicia.... (todos
los cambios, tanto de acción como de personajes, y principalmente las transformaciones
que sufre la niña se producen inesperada y repentinamente), pero hay que rescatar la
resonancia de esta teoría en la obra por la aparición, como dije anteriormente, del deseo
de crecer, de ingresar en el mundo adulto, para de alguna manera superarse y poder
escapar del acatamiento a las órdenes de los mayores, para poder escapar de una supuesta
condición de inferioridad, la niñez. Otro punto que podría conectarse con la teoría
darwiniana es la "adaptación" por la que tiene que pasar Alicia para poder permanecer en
el extraño país de las maravillas. Ella se va a ir acostumbrando a ese mundo impredecible
hasta el punto en que lo extraño se vuelve natural, hasta el punto en que ella misma podrá
controlar y utilizar su metamorfosis según le convenga para tal o cual ocasión.
Al comienzo de las aventuras por el mundo "subterráneo", la figura de Alicia y no sólo el
inconsciente, tal vez, esté funcionando como un extraño atractor, en tanto que ella
desestabiliza a ese mundo, asusta a todo ser que la rodea; en tanto que se puede escuchar
un "gran estrépito de cristales rotos" por un conejo, que sin entender el porque de su
accidente, cae sobre ellos; o bien se puede ver a un "Pepito" despegar de cierta chimenea
para volar y aterrizar en medio de una gran confusión ante los incomprensibles sucesos.
Luego, una vez que la niña se adapta por ese dominio de las transformaciones y por ese
resultar natural de lo extraño, deja de desestabilizar los sistemas y comienza a ser una
integrante más de los mismos. Casualmente, este pasaje hacia la adaptación, a mi parecer,
coincide con el pasaje que atraviesa Alicia de la profundidad a la superficie; pues a partir
del momento en que la Oruga le da esos "sabios" consejos y se afianza la adaptación,
comienza también una intensificación de la locura, locura que alcanzará su mayor
exponente en esa inconcebible "Merienda de locos", o bien, en el alcance total de la
superficie donde la partida de Croquet, el "juego ideal" de tirada única, tendrá su lugar.
Es aquí, en este pasaje donde se acerca el alcance de la superficie, que aparecerá una
Duquesa totalmente desestereotipada inserta en un ambiente "infame" como para una
mujer de su clase; es aquí donde se realiza ese descabellado juicio y donde una Tortuga
artificial cuenta, según la percepción de Alicia, las "ridiculeces" que aprendió en su
escuela bajo el mar; es aquí donde hace su presentación ese gato tan sugestivo, ese gato
que es pura sonrisa, pura risa, y que aparece y desaparece a su antojo, ese gato que
explícita la adaptación de Alicia en coincidencia con el avance hacia la superficie:
"...Pero es que a mí no me gusta estar entre locos", observó Alicia.
"Eso sí que no lo puedes evitar" repuso el Gato; "todos estamos locos
por aquí. Yo estoy loco; tú también lo estás".
"Y ¿cómo sabes tú si yo estoy loca?", le preguntó Alicia.
"Has de estarlo a la fuerza", le contestó el Gato; "de lo contrario no habrías
venido aquí..." (Cap. VI - Pág. 109)
Así, Alicia hasta el final permanecerá adaptada a un presente onírico, a un mundo que,
mientras esté en el marco de dicho presente, será siempre indefinido e ilimitado; un
mundo que sólo hallará sus límites en el preciso instante en que Alicia, ya por los últimos
capítulos, comienza nuevamente a transformarse. Esta vez la transformación vuelve a
escapar a su control: esta vez la transformación hace recobrar a Alicia su tamaño
"normal" y "real". Esta recuperación de su tamaño real provoca otra desestabilización del
sistema (Alicia es convocada para testimoniar y al levantarse voltea a todos los miembros
del jurado que se encontraban en su mismo estrado), última desestabilización que dejará
la huella del caos; pues la recuperación del tamaño real de Alicia abre camino a la
invasión de la vigilia sobre este mundo de ensueño y de "desterritorialización". Este es el
momento en que el "país de las maravillas" roza su final, pues el sueño es quebrado por la
"insulsa realidad", pues el despertar irrumpe en el mundo onírico; y allí, donde el sueño y
el "delirio" acaban, allí, la literatura también debe acabar.
He dicho en los párrafos precedentes que en Alicia en el país de las maravillas se pueden
hallar indicios de la Teoría de la evolución. Ahora bien, ¿la existencia de esos indicios
implica que la obra funcione en términos de evolución?, ¿no cabría la posibilidad de
pensar en un funcionamiento serial de la obra, funcionamiento que se opone a los
preceptos de la Teoría de la evolución? Efectivamente se puede pensar en la serialización
dentro de Alicia en el país de las maravillas, serialización que se vislumbra en la fuga
hacia la inagotable superficie de simultaneidades.
La superficie es el lugar donde es posible un funcionamiento de tipo rizoma,
funcionamiento que descentraliza el lenguaje sobre otras dimensiones. La superficie es el
lugar del devenir-loco, es el lugar de la desterritorialización, del encuentro entre dos
cuerpos donde se produce una determinación recíproca de sus poderes, de sus deseos. La
superficie es ese presente continuo, o no-presente, donde el instante fusiona el pasado y el
futuro en eterna simultaneidad. La profundidad, en cambio, es un tratar de hundirse en la
esencia de los cuerpos, donde pasado, presente y futuro constituyen tres dimensiones
sucesivas del tiempo. Sin embargo ¿es posible sumergirse y hallar la esencia de los
cuerpos, o sólo hallaremos un vacío, una nada, en ese infinito caer "Por la Madriguera de
un Conejo"?
Evidentemente en estas últimas nociones esbozadas subyacen dos formas de concebir el
tiempo. El problema ahora es dónde ubicar a Alicia... , si en la superficie o en la
profundidad, si concebirla como un relato diacrónico o como un relato sincrónico. Bien
podría ubicarse esta obra en la profundidad, y concebirla como un relato sincrónico; en
tanto que el sueño de la niña comienza con ese sumergirse en la profundidad de un pozo,
esa profundidad que parece no tener fin; en tanto que los movimientos del comienzo del
relato son de puro hundimiento (caer por la madriguera, peligro de ahogarse en las
propias lágrimas, o de asfixiarse en la pequeña casa del conejo mientras la cabeza golpea
el techo pidiendo poder salir a la extravagante superficie); movimientos que contrastan
con el desplazamiento y deslizamiento que aparece desde un principio en A través del
espejo. Sin embargo no se puede catalogar a Alicia... como una obra sincrónica, pues
existen líneas de fuga que con el simple hecho de existir estarían planteando una ruptura
del eje sincrónico, del eje causal, estarían planteando las simultaneidades posibles del
presente onírico de la superficie anárquica. No se puede catalogar esta obra como un
sistema sincrónico, pues las infinitas líneas de fuga, de desterritorialización conducen a
Alicia a descubrir esa "nada" de la profundidad, esa nada de las palabras que sólo
significan en la reivindicación de la autonomía del lenguaje. Este es el descubrimiento
que la hará emerger en el devenir ilimitado, en esa caótica y desestructurada superficie.
Y si no hay nada que ver detrás del telón, es que todo lo visible, o
más bien toda la ciencia posible está a lo largo del telón, que basta
con seguir lo bastante lejos y lo bastante estrechamente, bastante
superficialmente, para invertir lo derecho, para hacer que la derecha
se vuelva izquierda e inversamente. No hay pues unas aventuras de
Alicia, sino una aventura: su subida a la superficie, su repudio de la
falsa profundidad, su descubrimiento de que todo ocurre en la frontera.3
Esta erupción en la superficie, las tantas líneas de fuga descartan la posibilidad de
evolución, descartan la estructuración del tiempo en la obra. Sin embargo se podría
objetar que sí hay una linealidad, linealidad siempre dada por la escritura; pero en tanto
coexistan ambos tiempos, el eje temporal de series sucesivas se verá trastocado; en tanto
existan simultaneidades esta objeción pierde su validez.
Una de las tantas líneas de fuga, que esquiva el presente, línea que huye en dos
direcciones a la vez, una de esas tantas líneas es la metamorfosis de Alicia: cuando ella
crece se vuelve más joven y cuando se hace pequeña, más vieja; es mayor de lo que era,
pero menor de lo que ahora es. Claramente aquí coexisten el pasado y el futuro
descartando toda posibilidad de definir un presente. La metamorfosis constante en el
cuerpo de Alicia, es el principio del camino hacia el hallazgo que revela la nada de la
profundidad. Así, Alicia inserta en ese vacío, en esas simultaneidades, en esa
imposibilidad de una clasificación definitiva, comenzará a preguntar lo incontestable,
comenzará a sentir la pérdida de la identidad.
Alicia, con esas abruptas transformaciones, teme desaparecer: "...Sólo que de nada me
serviría ahora", sollozó la pobre Alicia, "portarme como dos personas cuando apenas si
queda una"..." (Capítulo I - Página 39). La niña teme e intenta tranquilizarse poniendo a
prueba su saber, como si ese saber pudiese contestar y resolver la pregunta por el yo. Sin
embargo el saber la traiciona, y así, por ejemplo, cuando trata de recordar "instructivos"
poemas que ha aprendido, inopinadamente nuevos versos inundan su cabeza. Los nuevos
versos que salen de la boca de Alicia, operan una especie de parodia o desacralización de
otros poemas caracterizados como moralizantes. Este hecho nos enfrenta ante una nueva
situación de simultaneidades, pues el nuevo poema-parodia coexiste con el otro, que el
lector inglés sabe parodiado.
Todo conduce a Alicia a una íntegra indefinición del mundo, a un derrumbe de las
verdades absolutas, todo conduce a Alicia a comprender que la única identidad es la noidentidad; todo conduce a Alicia a un mundo donde ya nada es lo que parece ser, a un
mundo donde la realidad estalla en la relatividad.
Retomando la recurrencia al saber por la cual Alicia intenta afianzar su identidad se llega
a otro tópico de simultaneidades. Se trata aquí de uno de los más importantes personajes
de la obra; no es un animal ni una persona, es la máxima expresión de la heterogeneidad
y de la multiplicidad, es la máxima expresión de la superficie: el lenguaje.
El lenguaje, según Deleuze, expresa lo incorporal, expresa el poder de los cuerpos; y cada
porción del poder de un cuerpo depende de su encuentro con una máquina específica. Así
las expresiones del lenguaje pueden constituir el mismo enunciado, pero a la vez distinto,
ya que la situación de los cuerpos varía y por lo tanto también varía la transformación
incorporal. El lenguaje es materialidad, es sonoridad; el lenguaje es pura superficie y no
hay nada que encontrar en profundidad; pues no existe un determinado significante para
tal significado sustentado por un ego trascendental, sino que existe un significante para
infinitas series simultáneas. Específicamente esta noción postula una reivindicación de la
autonomía del lenguaje, autonomía que lleva anclado un quiebre de todo tipo de
jerarquías; pues en este marco donde el significado es meramente un vacío, un variar
constante en sus contextos nunca saturables, ya no puede sostenerse un sujeto que se
adueñe de dicho significado y coarte las infinitas interpretaciones a una única
interpretación.
La autonomía del lenguaje se corresponde muy bien con la anarquía y la locura reinante
en el "país de las maravillas", pues, al igual que el lenguaje, éste es un mundo sin reglas y
sin dueño. Alicia, la niña razonable y auto-controlada, trata siempre de dar un sentido y
un orden a este extravagante mundo, a este lenguaje carente de referencias. Sin embargo
en el ascenso a la superficie, tendrá que descubrir que precisamente el único sentido
posible es el "sin-sentido", tendrá que descubrir que la única lógica del lenguaje reside en
la imposibilidad de una lógica, en el delirio de simultaneidades materiales.
En toda la obra, Carroll se encarga de manifestar explícitamente esta condición autónoma
del lenguaje; se encarga de manifestar explícitamente la coexistencia de heterogeneidades
que lo constituye. Por ejemplo, el relato "seco" del Ratón es interrumpido por una
discusión que tiene origen en una única causa, la falta de referencialidad del lenguaje:
"...Encontró ¿qué?", preguntó el Pato.
"Encontrándo-lo", repuso el Ratón con alguna irritación. "Naturalmente,
usted sabe lo que lo quiere decir, ¿no?"
"Pues claro que sé lo que lo quiere decir cuando soy yo el que encuentra
algo..." (Cap. III - Pág. 56).
Esta reflexión de la obra sobre el lenguaje también se observa en el discurso de los
habitantes de este excéntrico mundo (habitantes por cierto malhumorados y sólo afectos a
sus pasiones), discurso al que se podría catalogar como una alegorización constante del
sin-sentido, sin-sentido que irrita y desorienta a Alicia. Sin embargo, ella también ilustra
esa nada que constituye el decir al utilizar palabras sólo por la importancia que tienen al
sonar. Así tanto los susceptibles personajes como Alicia, permiten vislumbrar la
inconexión de las palabras con el mundo exterior.
Ahora bien, pese a la imposibilidad de hallar la esencia de las palabras, imposibilidad que
permite la infinitud del lenguaje; pese a ello, existe un principio regularizador. Ese
principio es la iteración de los signos, iteración indispensable para que un discurso sea
inteligible, y lo sea aún en ausencia absoluta del sujeto. Podría pensarse que la idea de
iteración es incompatible con la alteridad característica del lenguaje, alteridad referida al
contexto siempre cambiante e indefinido, contexto que hace ser al signo siempre un
"nuevo-otro". Sin embargo no es que iteración y alteridad sean incompatibles, sino que
coexisten en la superficie, en lo incorporal, en ese presente continuo de simultaneidades.
Y aquí radica el concepto de serialización, aquí, en una sucesión de nombres (parte
homogénea de la coexistencia) y en una variación de esos nombres (parte heterogénea de
la coexistencia).
El pasaje en el cual la Duquesa parece haberse "enamorado" de las moralejas, representa
perfectamente las últimas ideas esbozadas; en tanto que una moraleja se sucede en la otra,
pero también dicha sucesión lineal se quiebra, paradójicamente, con la variación de cada
iteración.
Otro punto que merece ser destacado como ejemplo de la serialización producida por el
lenguaje, es el relato de la Tortuga Artificial sobre la diversidad de cosas que ha
aprendido en la escuela. Aquí se puede apreciar un gran juego de palabras en base a
sonidos onomatopéyicos (addition-ambition, substraction-distraction, multiplicationuglyfication, division-derision, history-mystery, etc.); juego siempre dado en el
significante, en la superficie. Nuevamente, el lector se enfrenta a una coexistencia de dos
series diferentes, la parodia y lo parodiado; nuevamente el lector se enfrenta con una de
esas tantas líneas de fuga que se conjugan en toda la obra para dar paso a ese eterno y
soñado presente.
Cuántas fugas diacrónicas atraviesan y ramifican este utópico "país de las maravillas",
cuántos pasajes conducen siempre a ese tiempo que es a la vez pasado y futuro, pero
nunca presente como integrante del tiempo lineal. Considero "Una merienda de Locos "
como una de las fugas de mayor trascendencia en la obra, puesto que no sólo evidencia el
sin-sentido en el "deshilachado" discurso; sino que todo el pasaje es una explícita
ilustración de lo que ese sin-sentido está sugiriendo, es una explícita ilustración de ese
tiempo (tal vez "intiempo") sin estructuras, de esa superficie que rechaza toda
convención; es una espléndida ilustración de ese devenir infinitamente loco.
La historia en el presente que mencioné al principio, aquí parece personificarse en esa
vida de merienda constante; y la subdivisión infinita que hace del correr de Aquiles una
marcha perpetuamente inmóvil, aquí parece concretarse en incontables tácitas de té.
Todo en Alicia... transcurre alrededor del sin-sentido, y una vez que la aventura de Alicia
alcanza la superficie, el "sin-sentido" cobra vida en un "juego ideal".
En pleno auge del Imperio Inglés, en pleno auge del positivismo y del mercantilismo
utilitario, Carroll libera a Alicia de toda regla coercitiva a través de un sueño y un juego
que como tales carecen de todo tipo de objetivos; carecen, precisamente, del valor
utilidad por ese sin-sentido que constituye ambas actividades. Se podría pensar, sin
embargo, que esa libertad de Alicia en el juego es relativa, en tanto que todo juego
implica conocer y acatar sus reglas para poder jugarlo. Pero en los juegos que participa la
niña no existen reglas, en ellos no hay ni vencedores ni vencidos, pues representan lo que
Deleuze llama el "juego ideal".
El juego de croquet de la Reina, estaría contrariando la ausencia de autoridad que implica
el juego ideal, en tanto que el poder se representa en dicha Reina; en tanto que se pone de
manifiesto la tiranía de dicho poder. Sin embargo, el abuso del poder es un elemento más
que hace al sin-sentido de la obra, es un elemento más que conforma a ese mundo donde
ya nada es reprimido. Allí la Reina, puede saciar sus deseos autoritarios sin que nadie sea
afectado, pues luego de tanto gritar "...Que le corten la cabeza!..." todos permanecen sin
ser decapitados.
Tal vez, sí habría que considerar la aparición de la autoridad en esta obra postulante de
una abolición de jerarquías, como una parodia a la monarquía de los tiempos de Carroll.
Una vez más la parodia abre el campo de simultaneidades, ya que si bien la lógica del
mundo real no puede penetrar en la apasionante lógica del mundo onírico sin hacer que
por ello el sueño acabe, ambas lógicas coexisten en este plano del juego ideal, juego que
justamente, hace posible todo tipo de simultaneidades.
El juego de croquet es un argumento más para rechazar la estructuración del tiempo en la
que se basa la Teoría de la evolución; pues esta partida tan especial no se juega por turnos
sucesivos, sino que se juega en una única tirada, tirada que se desplaza por todos los
turnos y que es el pasado y es el futuro del eterno instante del delirio. Todo este loco
juego se puede sintetizar en el gato de Cheshire; pues él se mueve como quiere, él
aparece y desaparece a su antojo; el gato de Cheshire es la sonrisa de la libertad.
Risa y juego, poesía y sueño... Estas son las únicas actividades que devuelven a la vida
todo lo que la pesadumbre de la sistemática cotidianidad le ha quitado. Sólo en ellas los
límites son liberados y las estructuras derribadas; sólo en ellas la efímera vida puede
fantasear con la eternidad. Sin embargo, como dice Borges en uno de sus ensayos, "...la
vida es demasiado pobre para no ser también inmortal. Pero ni siquiera tenemos la
seguridad de nuestra pobreza, puesto que el tiempo fácilmente refutable en lo sensitivo,
no lo es también en lo intelectual, de cuya esencia parece inseparable el concepto de
sucesión..."4.
Así, el mundo de Alicia es maravilloso, en tanto que es sueño, risa y juego; así el mundo
de Alicia se contrapone a la lógica del discurso científico; a ese discurso que quiere hallar
un origen y un orden, cosas ambas imposibles en este país de eternidad y
simultaneidades, cosas ambas imposibles en el país del inconsciente, ese extraño atractor,
que sólo acepta el caos y la desestabilización. Así, el mundo de Alicia parece
perpetuamente fascinante, aunque bien se sabe que la maravilla acaba. El sueño siempre
tiene su despertar y la marcha inmóvil de Aquiles no es más que una hermosa
ilusión.Alicia comienza a recordar su pasado, y a recobrar su tamaño. La ineludible
sucesión temporal ha invadido su devenir eternamente loco. La obra acabó.
"...¿Y aún esperas un sueño tú, gran alma,
que ya no tengo este color de embuste
que a nuestros ojos muestran ondas y oro?
¿Cantarás cuando seas vaporosa?
Todo huye, bah. Porosa es mi presencia,
Y también la impaciencia santa muere..."5
María Laura Sotelo
NOTAS
1
Deleuze, Gilles, Pericles y Verdi,Valencia, Pre-textos,1989. Pág. 21.
Darwin, Charles. El origen de las especies: “La selección natural o la supervivencia de
los más aptos”, Madrid, Editorial EDAF, S.A., 1985. Capítulo IV, pág. 158.
3
Deleuze, Gilles. La lógica del sentido: “Segunda serie de paradojas - De los efectos de
superficie”, Barcelona, Editorial Planeta - De Agostini, S.A., 1994. Pág. 33.
4
Borges, J. Luis, Otras inquisiciones: “A “, en Prosa, Barcelona, Círculo de lectores, S.
A., 1975. Pág. 609.
5
Valery, Paul, El cementerio marino: “Poema XVII”, Madrid, Alianza Editorial, S. A.,
1995. Pág. 57.
2
BIBLIOGRAFÍA: Auden, W. H., El mundo de hoy necesita a Alicia, en Diario de
Poesía, Buenos Aires, Primavera, 1997.
Borges, J. L., Otras inquisiciones en Prosa, Barcelona, Círculo de Lectores, S.A., 1975.
Carroll, L., Alicia en el país de las maravillas, Madrid, Alianza Editorial, S.A., 1994.
(Traducción: Jaime de Ojeda )
Darwin, C., El origen de las especies, Madrid, Edaf, S.A., 1985.
Deleuze, G., La lógica del sentido, Barcelona, Planeta-De Agostini, S.A., 1994.
Deleuze, G.- Guattari, F., Mil Mesetas, Valencia, Pre-textos, 1988.
Deleuze, G., Pericles y Verdi, Valencia, Pre-textos, 1989.
Galeano, E., Las palabras andantes, Buenos Aires, Catálogos Editora, 1996.
Montes, Graciela, El carro de la infancia, Coquena Grupo Editor, 1990.
Valery, P., El cementerio Marino, Madrid, Alianza Editorial, S.A., 1995.
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