Medalla conmemorativa de Francisco Martínez de la Rosa, 1862

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Pieza del mes
SEPTIEMBRE 2012
Medalla conmemorativa de Francisco Martínez de la Rosa
Eduardo Fernández Pescador y Alberto Estruch
Sala V (Antesalón)
Carmen Sanz Díaz
Conservadora de Museos (Museo Cerralbo)
Carmen Sanz Díaz
Conservadora de Museos (Museo Cerralbo)
1
Atildado, frío, sereno, Martínez de la Rosa, pasa por la
Historia como pasó por la vida, conservando, bajo la
máscara de su irónica sonrisa, el desencanto que le
produjeron personas e instituciones.
(Luis de Sosa, 1930)
2
ÍNDICE
….
1.Ficha técnica.
2.Francisco Martínez de la Rosa, un romántico en las colecciones del
Museo del Romanticismo. Iconografía de un personaje.
3.Algunas notas biográficas sobre Francisco Martínez de la Rosa:
3.1. Trienio Liberal: el papel de un «doceañista» (1820-1823).
3.2. Exilio en Francia: el nacimiento de un literato (1823-31).
3.3. Regreso a España: apoyo a la Regente y defensa de los
derechos isabelinos. Nuevo exilio. (1831-1843).
3.4. Presencia en el Gobierno de Narváez y evolución política
en los últimos años de su vida (1844-1862).
4. Bibliografía.
3
1. FICHA TÉCNICA
....
Anverso
Reverso
Medalla conmemorativa de Francisco Martínez de la Rosa
Eduardo Fernández Pescador y Alberto Estruch, grabadores
1862
Bronce
Diámetro: 42 mm
Inv. 6735
Sala V (Antesalón)
Anverso: “MARTINEZ DE LA ROSA”. Debajo, en el exergo “FERNANDEZ Y ESTRUCH” (marca de los
grabadores).
Reverso: “ORADOR” (estrella de seis puntas) “POETA”; Corona de laurel y rama de olivo. Debajo, en el
exergo “MURIO VII FEBRERO / MDCCCLXII”.
Canto: liso.
4
2. FRANCISCO MARTÍNEZ DE LA ROSA, UN
ROMÁNTICO EN LAS COLECCIONES DEL MUSEO DEL
ROMANTICISMO. ICONOGRAFÍA DE UN PERSONAJE
....
L
a elección de esta medalla como pieza del mes no es baladí, puesto que durante este año se
conmemoran varios acontecimientos históricos ligados a este personaje, Francisco Martínez de la
Rosa: de un lado, el Bicentenario de la Constitución de las Cortes de Cádiz de 1812, de cuyos
valores fue un firme defensor, llegando a encabezar el denominado bando “doceañista” de los liberales; de
otro, el que falleció hace ahora ciento cincuenta años, en 1862, y con ese mismo motivo, se acuñó esta
medalla conmemorativa.
No olvidemos que, durante el siglo XIX -como ya se abordó en uno de los apartados de la pieza del
mes de septiembre de 2011, dedicada a la Medalla con María Cristina e Isabel II, de Pierre Lévèque (Inv.
6722), expuesta en esta misma sala y vitrina1-, las medallas conmemorativas gozaron de mucho éxito y
difusión. Se trata de objetos numismáticos, con origen renacentista, y realizados con motivo de algún
acontecimiento o para celebrar hechos pasados. En este caso, se destaca la faceta del personaje como
orador y poeta, y se realiza conmemorando la fecha de su fallecimiento (7 de febrero de 1862, incluida en
números romanos).
En el anverso de esta medalla, figura el retrato de busto y perfil mirando a la derecha de Francisco
Martínez de la Rosa, representado con facciones más juveniles de lo que le correspondería. Se trata de un
ejemplar realizado por Eduardo Fernández Pescador, en colaboración con su discípulo Alberto Estruch. En
el reverso la láurea y la rama de laurel que destacan su faceta como literato, que, como diría Luis Augusto
Rebello da Silva en su ensayo “una modesta corona entrelazada por las humildes manos de un consocio
suyo, en las pacíficas lides académicas”2, cuya dedicatoria firma en septiembre de 1862, 7 meses más tarde
del fallecimiento de nuestro personaje.
Eduardo Fernández Pescador (1836-1872)3, se formó en la Academia de San Fernando, de
Madrid, y con su tío Sancho Pescador, siendo discípulo también de Oudine, de París. En 1866, es
nombrado profesor de la Escuela de Bellas Artes de Madrid y académico de San Fernando. Además fue
miembro de la comisión que se nombró al efecto de refundir en uno solo el Museo de la Trinidad y el de
1
SANZ DÍAZ, C., “Medalla con María Cristina e Isabel II, Pierre Lévèque, 1836”, 2011, pp. 5-8,
http://museoromanticismo.mcu.es/web/archivos/documentos/septiembre2011medalla.pdf.
2
REBELLO DA SILVA, L.A., Memoria sobre la vida política y literaria de D. Francisco Martínez de la Rosa, Madrid, 1864, prólogo.
3
VIVES, A., Medallas de la Casa de Borbón. De D. Amadeo I, del Gobierno Provisional y de la República Española, Real Academia de la Historia,
Madrid, 1916, p. 511.
4.
Según se publicó en la Gaceta de Madrid del 27 de noviembre de 1870, la comisión estuvo presidida por Manuel Silvela y junto con
Fernández Pescador, formaban parte de ella Francisco Pi i Margall, Antonio Gisbert, en calidad de Director del Museo del Prado, y
Cosme Algarra, por parte del de la Trinidad.
5
Pintura y Escultura del Prado4, origen del actual Museo del Prado. Destacó por la realización de medallas
de personajes célebres como el pintor Madrazo, el Duque de Rivas o Salustiano Olózaga, quien fuera
Presidente del Consejo de Ministros (1843), medalla de la que también se conserva un ejemplar en el
Museo del Romanticismo (Inv. 6734).
Precisamente a Olózaga dio contestación Martínez de la Rosa en su ingreso a la Academia de la
Historia5.
Por otro lado, Fernández Pescador realizó medallas conmemorativas de acontecimientos, entre las
que puede destacarse la del Congreso de los Diputados (Cortes de 1858) que se conserva en la Fundación
Museo Lázaro Galdiano (Inv. 4608)6, y del Convenio de Vergara. Obtuvo por esta labor distintos premios,
así como condecoraciones de la importancia de la Cruz de Carlos III y Gran Cruz de María Victoria.
Medalla conmemorativa con Salustiano de Olózaga
Educardo Fernández Pescador.
Bronce.
Inv. 6734.
Museo del Romanticismo. Sala V (Antesalón)
El Museo del Romanticismo conserva distintas representaciones de la efigie de Francisco Martínez
de la Rosa7, entre las que destaca el retrato realizado por Rafael Benjumea (Inv. 137), un pequeño óleo
sobre cartón, de carácter casi miniaturista, debido al reducido formato rectangular, expuesto en la Sala
XVII8.
5
Salustiano de Olózaga fue recibido por la Real Academia de la Historia el 9 de enero de 1853 con un discurso sobre el conflicto
aragonés en época de Felipe II, y le dio respuesta Francisco, al igual que cuando ingresa el Duque de Rivas el 24 de abril de ese mismo
año, que realiza una reflexión sobre la importancia del estudio de la Historia, tal y como se recoge en los Discursos
publicados por la institución.
6
En esa institución, se conserva un ejemplar igual al que nos ocupa, donada, junto con otra dedicada a Calderón de la Barca, por los
nietos de Pedro Antonio de Alarcón, tal y como se recoge en el artículo de Enrique Pardo Canalis titulado “Dos nuevas medallas del
Museo Lázaro” (Goya, núm. 172, enero-febrero 1983, pp. 210-211) en el que destaca que “No deja de ser curioso que en la medalla
reproducida se consigne en el reverso, como títulos más representativos, su doble condición de Orador y Poeta, pero omita cualquier
otra mención a su actividad política, tal vez, porque no habiendo sido ésta muy afortunada parecería más discreto relegarla a los
confines del olvido que exhibirla como un timbre de gloria”.
7
El propio Martínez de la Rosa tuvo una colección hacia 1821, en la que recogió estampas o pinturas relativas a su persona; en unas,
enaltecido, en otras menos valorado o en etapas más críticas, como el exilio en la Gomera, y se menciona que “por debajo de esta
pequeña serie de dibujos que en su gabinete tenía colocados, había escrito el mismo Señor Martínez estas palabras: «ni lo uno ni lo
otro merecía»” en Personajes célebres del siglo XIX por Uno que no lo es, tomo II, Madrid, 1843, pp. 38 y 39. Las imágenes que ilustran este
texto proceden de la colección del Museo del Romanticismo.
8
En esta sala, reservada a los principales personajes románticos españoles, Martínez de la Rosa pasa prácticamente desapercibido,
frente a presencias más notables como las de Larra, Bécquer o las célebres Alegorías del suicidio romántico, pintadas por Leonardo
6
Se trata de un retrato de busto del célebre dramaturgo. El literato luce la banda de la Gran Cruz de
la Muy Noble y Distinguida Orden de Carlos III y la insignia de los caballeros de la orden del Toisón de
Oro.
Francisco Martínez de la Rosa
Rafael Benjumea
Óleo/cartón
Inv. 137
Museo del Romanticismo. (Sala XVII: Gabinete de Larra)
Rafael Benjumea9 describe en este cartón minuciosamente las características fisonómicas del
retratado: representado de busto, con ligera torsión hacia su derecha, cabellos entrecanosos y ligeramente
alborotados, cara larga y enjuta, frente despejada, mirada baja, de ojos pequeños y vivaces, bolsas, nariz
larga y sonrisa esbozada. Los rasgos básicos (cara y nariz largas) se mantienen en la medalla conmemorativa
realizada por Fernández Pescador, quien añade unas patillas aún más exageradas que en el retrato pictórico,
y parece representarlo ligeramente más joven.
Respondiendo a los avances técnicos y a las modas que se van imponiendo entre las clases
acomodadas, Martínez de la Rosa también posó para algunos de los fotógrafos más conocidos y afamados
del momento, entre los cuales Laurent y Hebert. De las realizadas por el primero, se conservan tres
ejemplares distintos en las colecciones del Museo de Historia de Madrid (IN: 1991/18/1-352, 353 y
354)10: siempre en una misma localización, probablemente el interior del estudio; con un mismo breve
decorado, integrado por una mesa sobre la que hay unos libros; en todas ellas, viste igual, con levita oscura,
y pantalón y camisa claros, con pañuelo al cuello, y sombrero de copa y mira de frente, esbozando su
habitual media sonrisa; en dos de ellas, está de pie, en la primera apoyando una mano sobre los libros y la
otra sujeta el sombrero, y en la segunda, con las manos cruzadas sosteniéndolo ante sí. En la tercera
imagen, sentado en una silla, apoya un brazo sobre la mesa, y cruza las piernas, pero no es de figura
completa.
Alenza.
9
El artista sevillano, formado en la sevillana Escuela de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, se especializó en pintura de historia y
costumbrista, y fue nombrado pintor de Cámara de la reina Isabel II al igual que gozó de la protección de los duques de Montpensier,
quienes le encomendaron diversas pinturas. Entre 1856 y 1864, participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes.
10
VV.AA, Jean Laurent en el Museo de Historia de Madrid, t. IV: Políticos (M-Z), Madrid, Ayuntamiento de Madrid, 2011, pp. 35-36.
7
En la realizada por Hebert, una carte de visite conservada en las colecciones del Museo del
Romanticismo (Inv. 30411), posa sentado, de figura completa, en un ambiente de estudio, muy
escenográfico apoyado sobre una mesa, tras la que hay un cortinón semirrecogido; esta imagen tiene claras
influencias de los retratos pictóricos que habían predominado hasta el nacimiento de la fotografía.
Francisco Martínez de la Rosa
M. de Hebert
Albúmina
Inv. 30411
Museo del Romanticismo
La figura de Martínez de la Rosa está firmemente ligada al nacimiento del Romanticismo en
España, y puede decirse que es prototipo del hombre romántico, ya que desarrolla múltiples facetas a lo
largo de su trayectoria vital: político, diplomático, poeta y dramaturgo. Pero ¿quién fue realmente
Martínez de la Rosa y qué tipo de aportaciones hizo en el periodo histórico que le tocó vivir? Podemos
adelantar que fue, en el plano literario, un avanzado del movimiento romántico en nuestro país; en el
político, un joven exaltado, firme defensor de los valores constitucionales de Cádiz, y un adulto moderado,
valedor de la monarquía bicameral, ocupando altos cargos de responsabilidad; en el personal, un patriota
enamorado de su tierra natal, Granada.
3. ALGUNAS NOTAS BIOGRÁFICAS SOBRE FRANCISCO
MARTÍNEZ DE LA ROSA
....
“E
l personaje ilustrado de quien vamos á ocuparnos, y con cuya amistad nos honramos, ha dado ya
lugar á varias biografías [sic] hechas por nacionales y extranjeros, acordes todos en tributarle los
elogios que á su saber, á sus virtudes y patriotismo son debidos, y que ni sus más encarnizados
8
enemigos, por nunca faltan aun para la virtud, se atreven á negarle”11.
Francisco de Paula Martínez de la Rosa Berdejo Gómez y Arroyo nació en Granada, el 10 de marzo
de 1787, en el seno de una familia acomodada de comerciantes. Niño brillante y despierto, ingresó con tan
solo 12 años en la Universidad de Granada, donde se licenció en 1804 y llegó a ocupar la cátedra de
Filosofía Moral (algunas fuentes señalan que en 1805, otras que en 1808).
Ya desde muy joven, comienza a escribir versos, como La solemnidad del Corpus en Granada (1805) y
Odas a los atributos de Dios que brillan en la Sacrosanta Eucaristía, publicada en la misma fecha. Fue académico
honorario en 1805. Fundó el Diario de Granada en 1808 y fue un firme defensor de los principios de
libertad de imprenta 12. Encabezó una misión diplomática a Gibraltar y Londres. En 1809 escribió Zaragoza
para aspirar a un premio patriótico ofrecido por la Junta Central, que se publica en Londres, en 1811, tal
vez aprovechando un viaje del que regresa como firme propagador del parlamentarismo británico.
Con el seudónimo de “Ingenuo Tostado” fue autor de folletos como Incompatibilidad de la libertad
española con el restablecimiento de la Inquisición y Banderilla de fuego al Filósofo rancio.
Se sumó a las filas de los liberales durante la Guerra de la Independencia (1808-1812), llegando a
asumir el cargo de Diputado en las Cortes de Cádiz que aprobaron la Constitución de 1812, lo que le valió,
cuando regresa el rey Fernando VII, la cárcel y el exilio en el Peñón de Vélez de la Gomera13.
EL RECUERDO DE LA PATRIA14
(En Londres, año de 1811)
Vi en el Támesis umbrío
Cien y cien naves cargadas
De riqueza;
Vi su inmenso poderío,
Sus artes tan celebradas,
Su grandeza;
Mas el ánima afligida
Mil suspiros exhalaba
Y ayes mil;
Y ver la orilla florida
Del manso Dauro anhelaba
Y del Genil.
Vi de la soberbia corte
Las damas engalanadas,
Muy vistosas;
Vi las bellezas del norte,
De blanca nieve formadas
Y de rosas:
[…]
Doncellas las del Genil,
Vuestra tez escurecida
No trocara
Por los rostros de marfil
Que Albion envanecida
Me mostrara.
11
Personajes célebres del siglo XIX por Uno que no lo es, t. II, Madrid, 1843, Lit. del Artista JAL, p. 3
Durante las Cortes de Cádiz, fue vocal de la Comisión de Libertad de Imprenta y secretario de la Junta Suprema de Censura.
13
Cincuenta y un procesados fueron condenados a penas de prisión, destierro o multa y confiscación de bienes. Entre ellos, Argüelles,
Canga Argüelles y Martínez de la Rosa, a los que imponen a ocho años de presidio.
14
La inclusión de fragmentos de algunos de sus más conocidos poemas quiere ser un sencillo recuerdo de su labor como poeta, que es
al fin y al cabo, la faceta homenajeada con la emisión de la medalla analizada.
12
9
Padre Dauro, manso río
De las arenas doradas,
Dígnate oír
Los votos del pecho mío;
Y en tus márgenes sagradas
Logré morir.
3.1. El Trienio Liberal: el papel de un «doceañista»
(1820-1823)
Durante el Trienio Liberal, recuperó la libertad, con entrada triunfal en su ciudad natal, y ocupó el
puesto de Diputado a Cortes por Granada, y durante la primera fase de este periodo, llegó a encabezar la
rama moderada de los liberales, conocidos como “doceañistas”, por ser partidarios de la Constitución de
Cádiz y de mantener un equilibrio de poderes, otorgando al rey las funciones recogidas en la Carta Magna.
El 1 de marzo de 1822 “tomaba posesión el nuevo Ministerio, de que formaban parte, además de
Martínez de la Rosa, Garelly (Ministerio de Gracia y Justicia) y Moscoso (Ministerio de la Gobernación de
la Península),[…], Sierra Pambley, como ministro de Hacienda, D. Manuel de la Bodega, que desempeñaba
la cartera de Ultramar, estando encargados de Marina y Guerra, D. Luis Balanzat y D. Francisco Romarate,
respectivamente”15.
Tras la Sublevación de la Guardia Real en julio de 1822, presentó su dimisión, la cual le fue
aceptada finalmente en agosto. Tras su caída, la situación se radicalizó. Por un lado asumía el gobierno el
sector de los exaltados mientras que por otro el rey Fernando VII veía fracasar sus intentos de recuperar el
poder absoluto y decidía recurrir a la intervención extranjera, que se haría efectiva con la intervención del
ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis, bajo los auspicios de la Santa Alianza, restableciendo la
monarquía absoluta en España en octubre de 1823.
3.2. Exilio en Francia: el nacimiento de un literato (1823-31)
Ese mismo año, Martínez de la Rosa ingresa en la Real Academia de la Lengua, de la que llegó a ser
Presidente, y fue miembro del Consejo de Estado, y finalmente, se exilia en París -con paso previo por la
costa mediterránea francesa y Roma-, donde su producción literaria se ve directamente influida por el
movimiento romántico, publicando entre 1827 y 1830 sus Obras literarias, en cinco volúmenes, una historia
crítica del desarrollo de varios géneros en España, y escribe Edipo (1829), el drama Aben-Humeya (en
francés y e prosa, que relata un episodio de la rebelión de los moriscos), y La Conjuración de Venecia. Ambas
han quedado siempre ligadas al nacimiento del Romanticismo literario en España y a la ruptura con la
unidad neoclásica. La última de ellas se estrenó con gran éxito en Madrid, en el Teatro del Príncipe, en la
primavera de 1834.
Puede decirse que supo Martínez de la Rosa aprovechar bien la circunstancia y dedicarse a la
15
SOSA, L., Martínez de la Rosa. Político y Poeta, Col. Vidas españolas del siglo XIX, Espasa-Calpe, Madrid, 1930, p. 91. Entre
paréntesis, en algunos casos, se ha añadido la cartera que ocuparon.
10
Literatura, algo más que una afición, como demuestran algunas composiciones anteriores a esta estancia
parisina, y beber de la influencia de las obras de otros poetas y dramaturgos extranjeros.
Francisco Martínez de la Rosa
Martínez (G)
Grabado calcográfico
Segunda mitad del siglo XIX
Inv. 4265
Museo del Romanticismo
3.3. Regreso a España: apoyo a la Regente y defensa de los
derechos isabelinos. Nuevo exilio. (1831-1843)
LAVUELTA A LA PATRIA
(Granada, 27 de octubre de 1831)
Amada patria mía,
¡Al fin te vuelvo a ver! ... Tu hermoso suelo,
Tus campos de abundancia y de alegría, tierra amada:
Tu claro sol y tu apacible cielo! ...
Sí: ya miro magnífica extenderse
De una y otra colina a la llanura
La famosa ciudad; descollar torres
Entre jardines de eternas verdura;
Besar sus muros cristalinos ríos;
Su vega circundar erguidos montes;
11
Besar sus muros cristalinos ríos;
Su vega circundar erguidos montes;
Y la Nevada Sierra
Coronar los lejanos horizontes.
No en vano tu memoria
Do quiera me seguía;
Turbaba mi placer, mi paz, mi gloria;
El corazón y el alma me oprimía!
Del Támesis y el Sena
En la aterida margen recordaba
Del Dauro y del Genil la orilla amena;
Y triste suspiraba;
Y al ensayar tal vez alegre canto,
Doblábase mi pena,
Mi voz ahogaba el reprimido llanto.
El arno delicioso
Me ofreció en balde su feraz recinto,
Esmaltado de flores,
Asilo de la paz y los amores:
«Más florida es la vega
Que el manso Genil riega;
Más grata la morada
De la hermosa Granada ... »
Y tan sentidas voces
Murmuraba con triste desconsuelo;
[…]
Así en mi juventud yo vi las torres
de la soberbia Alhambra quebrantadas
Amenazar del Dauro la corriente
Con su ruina inminente;
Cada rápido instante de mi vida
El plazo apresuró de su caída;
Y del antiguo Alcázar soberano,
En que el moro poder vinculó ufano
Su gloria a las edades,
Tal vez un día ni hallarán mis ojos
Los míseros despojos...
A tan funesta imagen, en el pecho
Mi corazón se ahogaba;
Y en lágrimas deshecho,
Al pie de los sepulcros me postraba...
¿Cuál es tu magia, tu inefable encanto,
12
[…]
Y yo, a quien diera la benigna suerte
Nacer, Granada, en tu feliz regazo,
Y crecer en tu seno,
De tantos bienes lleno;
Yo triste, ausente de la patria mía,
De ti me olvidaría!
En las ásperas costas africanas,
Al náufrago inhumanas,
Yo tu sagrado nombre repetía;
Y las inquietas olas
Llevábanlo a las costas españolas
En el polo apartado
Oyólo de mi labio el mar furioso,
Por el tesón del batávo enfrenado;
Oyóle el Rhin, el Ródano espumoso,
El alto Pirineo, el Apenino;
Y del Vesubio ardiente
En el cóncavo hueco
Por vez primera repitiólo el eco.
Regresa a España en 1831, y como refleja en esta composición, su tierra natal siempre había estado
presente durante su exilio. Estando en Granada fue llamado a Madrid, por su conocida postura centrista,
para ser nombrado presidente del Consejo de Ministros (durante la primera regencia de la reina María
Cristina, por enfermedad de su esposo), y ministro de Estado del 15 de enero de 1834 al 15 de junio de
1835.
En aquel periodo crucial, Martínez de la Rosa puso en pie un régimen de monarquía limitada con
el primer Parlamento bicameral de la historia de España, reflejado en el Estatuto Real (1834). Buscando el
apoyo liberal a la causa de Isabel II contra las pretensiones al trono de don Carlos, Martínez de la Rosa
decretó la amnistía para los liberales encarcelados durante el periodo absolutista; pero, siempre en
posiciones centristas, intentó también humanizar la guerra declarada contra los carlistas.
En 1834, Martínez de la Rosa encabeza la fundación del Partido Moderado, apoyado por algunos
sectores del Ejército, los terratenientes y parte de las clases medias. En ese mismo periodo, Martínez de la
Rosa fue Procurador por Granada entre 1834 y 1835 y diputado electo por Granada, Segovia y Oviedo en
el bienio 1837-1838.
De 1840 a 1843 estuvo de nuevo exiliado en París tras el ascenso a la regencia de Espartero,
formando parte del entorno de María Cristina. Fue admitido en el Institut Historique. Allí publicó diversos
ensayos en francés sobre cuestiones históricas relacionadas con Cristóbal Colón y con el espíritu del siglo
en la literatura.
13
3.4. Presencia en el Gobierno de Narváez y evolución política
en los últimos años de su vida (1844-1862)
Fue ministro de Estado de 1844 a 1846, con los gobiernos de Narváez. En ellos impulsó el
programa ministerial favorable a reformar el modelo constitucional progresista de 1837, y tomó parte en
el proceso que desembocaría en la promulgación de la Constitución moderada de 1845.
Durante el bienio 1848-1849 fue embajador en París y en Roma. Posteriormente, fue elegido (1 de
diciembre de 1852) presidente del Congreso de los Diputados de España en las tres últimas legislaturas de
la Década Moderada. Esta elección simbolizó el rechazo de las Cortes a los proyectos de reforma política
de Bravo Murillo, a cuya caída del gobierno contribuyó. Volvió a ser ministro de Estado entre 1857 y 1858,
y presidente del Consejo de Estado en 1858. Durante esta última etapa pública, en 1848, fue nombrado
embajador en Roma.
Bendición de banderas del ejército español por N. S.
R. Pío X
Mateo Sans (D y L)
Julio Donon (EL)
Litografía
Mediados del siglo XIX
Inv. 3894
Museo del Romanticismo
Su vida fue una continua evolución ideológica, pasando de ser, en sus años de juventud, un
revolucionario liberal a un equilibrado reaccionario de la Monarquía. A Martínez de la Rosa los columnistas
del semanario radical El Zurriago le apodaron “Rosita la Pastelera” por su capacidad política para la
componenda y por su excesiva moderación, ya que una de sus principales premisas era la pronunciada en el
Congreso de 1820, “defendiendo al gobierno se defiende a la libertad”16. En realidad, él sólo era un
moderado opuesto a los exaltados, en busca del término medio. Por otro lado, algunos coetáneos dicen que
16
ZAVALA, I. M., “La prensa exaltada en el trienio constitucional: «El Zurriago»”, Bulletin Hispanique, año 1967, volumen 69, número
3, p. 375, <http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/hispa_0007
4640_1967_num_69_3_3910?_Prescripts_Search_tabs1=standard&#>, [18/07/2012]: Señala Zavala que entre los nombres que
utilizaban los periodistas que trabajaban en El Zurriago para referirse a sus enemigos políticos estaban: “Tin Tin” para San Martín; “el
Mandarín de la China” para Fernando VII; “El Divino” para Argüelles; “Rosita la Pastelera” para Martínez de la Rosa; “el General
Castañuelas” para Castaños y “el Aprendiz” para Moscoso de Altanara.
14
tenía cierto afeminamiento y lo llamaban “Barón del Bello Rosal”, invento al parecer de B. J. Gallardo.
Por otro lado, su prestigio intelectual le llevó a formar parte de las Reales Academias de la Lengua
(que presidió de 1839 a 1862), de la Historia (1847), de Bellas Artes y de Jurisprudencia, de Ciencias
Morales y Políticas, así como a ser presidente del Ateneo de Madrid.
A punto de cumplir 75 años, Francisco Martínez de la Rosa falleció en Madrid el 7 de febrero de
1862.
Firma de Francisco Martínez de la Rosa
Firma de Francisco Martínez de la Rosa
Real Orden comunicada por Francisco Martínez de la Rosa a Antonio Martínez transmitiéndole su nombramiento como
Prócer del Reino
Inv. FD0078
Museo del Romanticismo
OBRAS17
Lo que puede un empleo, 1812 (comedia estrenada en Cádiz en plena Guerra de la Independencia).
La revolución actual de España, Granada, 1813 (Antes en “El Español”, de Londres, 30 octubre y 10
noviembre de 1810). Tratado político.
La viuda de Padilla, 1814, (tragedia)
Morayma, 1818
Obras literarias, 1827-1830 (En París)
Edipo, 1829 (En París)
Aben Humeya, 1830 (En París)
La conjuración de Venecia, 1830 (En París)
Poética, Palma, 1831
Los celos infundados, el marido en la chimenea, Madrid, 1833 (Comedia)
Poesías (La perdiz, La soledad, El huérfano, El recuerdo de la patria, El cementerio de Momo, Canción del
17
Se incluye una relación de las obras literarias de Martínez de la Rosa por su contribución a la Literatura española, aunque su análisis
no se ha podido incluir en este texto, por no ser el objeto del mismo.
15
cautivo, El árbol de la esperanza, El reloj de arena, La muerte, Canción guerrera, La vuelta a la patria,
etc.). Madrid, 1833
Hernán Pérez del Pulgar, el de las hazañas, Madrid, 1834 (Historia novelada)
Espíritu del siglo, Madrid, 1835, 1836 y 1838 (Ensayo histórico)
Discursos, Madrid (1837)
Doña Isabel de Solís, Madrid 1837 (Novela)
Libro de los niños, Madrid, 1839
La boda y el duelo, Madrid, 1839 (Comedia)
Bosquejo histórico de la política de España en tiempos de la dinastía austriaca, Madrid, 1856
La moralidad como norma de las acciones humanas, Madrid, 1856
El parricida, Madrid, 1856
La hija en casa y la madre en las máscaras, Madrid, 1868 (obra póstuma).
LA SOLEDAD18
Único asilo en mis eternos males,
Augusta soledad, aquí en tu seno,
Lejos del hombre y su importuna vista,
Déjame libre suspirar al menos:
Aquí, a la sombra de tu horror sublime, poeta.
Daré al aire mis lúgubres lamentos,
Sin que mi duelo y mi penar insulten
Con sacrílega risa los perversos,
Ni la falsa piedad tienda su mano,
Mi llanto enjugue y me traspase el pecho.
Todo convida a meditar; la noche
El mundo envuelve en tenebroso velo;
Y aumentando el pavor quiebran las nubes
De la luna los pálidos reflejos:
El informe peñasco, el mar profundo
Hirviendo en torno con medroso estruendo,
El viento que bramando sordamente
Turba apenas el lúgubre silencio,
Todo inspira terror, y todo adula
Mi triste afán y mi dolor acerbo.
La horrible majestad que me rodea,
Lentamente descarga el grave peso
que mi pecho, oprimió; por vez primera
Se mezclan mis sollozos a mis ecos,
Y apiadado el destino da a mis ojos
18
Señala el hispanista norteamericano Russell P. Sebold que, entre las obras de Martínez de la Rosa, hay una serie de poemas líricos de
ambiente y tendencia románticos, como “La Alhambra” y “El sepulcro de Hiledenbanl” y «una pareja de hermosas composiciones plenamente
románticas –casi “esproncedianas” ya-, unidas por el tema de la búsqueda de un asilo contra las tempestades del universo y las del corazón humano”,
según decía el novelista romántico catalán Ramón López Soler. Me refiero a “La soledad” y “La tormenta” cuya temática se remonta al año 1812», en P.
SEBOLD, R., “Martínez de la Rosa en la lírica romántica”, ABC, 9 de marzo de 1994, p. 82
16
De una mísera lágrima el consuelo...
[…]
Yo vi en la aurora de mi edad florida
Sus encantos brindarse a mis deseos:
Gloria, riquezas, cuantos falsos bienes
Anhela el hombre en su delirio ciego,
En torno me cercaron: oficiosa
La amistad redoblaba mi contento;
La pérfida ambición me sonreía;
Me brindaba el amor su dulce seno...
Temí, también, me apercibí al combate:
Demandé a mi razón su flaco esfuerzo;'
Y apenas pude en afanosa lucha
Rechazar tanto hechizo lisonjero.
¡Qué fuera, oh Dios, si al rápido torrente
Yo propio me arrojara! En presto vuelo
Pasaron cinco lustros de mi vida,
Y el cuadro encantador huyó con ellos;
Huyó, volví la vista, lancé un grito...
Y en vez de flores encontré un desierto.
4. BIBLIOGRAFÍA
....
AZORÍN, “Ne quid nimis”, ABC, Madrid, 31 de enero de 1952
BOIX, I., Galería de españoles célebres contemporáneos o Biografías y retratos de todos los personages [sic] distinguidos
de nuestros días en las ciencias, en la politica, en las armas, en las letras y en las artes, publicadas por Nicomedes
Pastor Díaz, y Francisco de Cárdenas, Madrid, 1841- 46, vol. 1, escrita por J. F. Pacheco (MARTÍNEZ DE
LA ROSA, pp. 3-75)
MENÉNDEZ Y PELAYO, M., “Don Francisco Martínez de la Rosa”. en CÁNOVAS DEL CASTILLO, A.
(pr.), Autores dramáticos contemporáneos y joyas del teatro español del siglo XIX .Tomo II. Madrid, Imprenta de
Fortanet, 1882. p. [3]-63
OJEDA ESCUDERO, P., El justo medio. Neoclasicismo y Romanticismo en la obra dramática de Martínez de la
Rosa, Burgos, Universidad de Burgos, 1997
PARDO CANALIS, E., “Dos nuevas medallas del Museo Lázaro”, Goya Revista de Arte, núm. 172, enero17
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SEBOLD, R. P. , “Martínez de la Rosa en la lírica romántica”, ABC, 9 de marzo de 1994, p. 82
REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA, Discursos en las sesiones públicas que para dar posesión de plazas de
número ha celebrado desde 1852 la Real Academia de la Historia, Madrid, 1858
REBELLO DA SILVA, L. A., Memoria sobre la vida política y literaria de D. Francisco Martínez de la Rosa,
Madrid, 1864, prólogo
SANZ DÍAZ, C., “Medalla con María Cristina e Isabel II, Pierre Lévèque, 1836”, 2011,
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SOSA, L., Don Francisco Martínez de la Rosa. Político y poeta, Vidas españolas del siglo XIX, Espasa-Calpe,
Madrid, 1930
VIVES, A., Medallas de la Casa de Borbón. De D. Amadeo I, del Gobierno Provisional y de la República Española,
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ZAVALA, I. M., “La prensa exaltada en el trienio constitucional: «El Zurriago»”, Bulletin Hispanique, año
1967, volumen 69, número 3, p. 375,
<http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/hispa_00074640_1967_num_69_3_3910?_Prescripts_Search_tabs1=standard&#>, [18/07/2012]
VV. AA., Diccionario biográfico del Trienio Liberal. Madrid: El Museo Universal, 1991.
VV.AA., Las Máscaras de la libertad: el liberalismo español, 1808-1950, Madrid, Marcial Pons Editores, 2003
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Madrid, 2011
El Zurriago,
<http://prensahistorica.mcu.es/es/publicaciones/ficha_pub.cmd?idPublicacion=8020>, [18/07/2012]
Personajes célebres del siglo XIX por Uno que no lo es, t. II, Madrid, 1843
Un monárquico á los parlamentarios. Madrid, Imprenta de Miguel de Burgos, 1844
Enciclopedia del Museo del Prado,
<http://www.museodelprado.es/enciclopedia/enciclopedia-on-line/voz/gisbert-perez-antonio/>
18
Coordinación Pieza del Mes: Mª Jesús Cabrera Bravo.
Fotografías: Pablo Visuales, Miguel Ángel Otero, Archivo del Museo del Romanticismo.
Diseño y maquetación: Álvaro Gómez González, Alba Márquez Casares.
Agradecimientos: En modo particular a Paloma Otero y Paula Grañeda, del Departamento de
Numismática y Medallística del Museo Arqueológico Nacional, algo más que una referencia en este campo;
a Paloma Dorado, bibliotecaria, y a Carmen Linés, técnico auxiliar, ambas del Museo del Romanticismo; al
resto del personal del mismo, por el tiempo compartido; a Pilar Calzas, técnico auxiliar, y responsable del
Archivo y Biblioteca, y a todo el personal del Museo Cerralbo, idem; y en esta ocasión, a mi familia, pero
de modo especial, a los que ya no están: a mi primo Jaime, de Bilbao, a quien cuando escribo estas líneas,
recuerdo por ser hoy el día de su santo patrón, y a mi queridísimo padre, Onésimo, que nos dejó en abril
de este año y del que tantas cosas aprendí, pero una sobre todas: a vivir trabajando y aprendiendo
continuamente. ¡Gracias papá! ¡Qué lo pases bien!
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LA PIEZA DEL MES. CICLO 2012
Enero
Carolina Miguel Arroyo
EL RETRATO INFANTIL EN LA MINIATURA DEL MUSEO DEL
ROMANTICISMO
Febrero
Mercedes Rodríguez Collado
MANTÓN DE MANILA, ca. 1880-1890
Marzo
Carmen Linés
Anónimo, CONSTITUCIÓN DE 1812, ca. 1820
Abril
Antonio Granados
PAREJA DE CÓMODAS, Gabinete de Larra, ca. 1830
Mayo
Luis Gordo Peláez
RUINAS DE SAN JUAN DE LOS REYES DE TOLEDO Y LA CAPILLA DE
SANTA QUITERIA, de Cecilio Pizarro, 1846
Junio
Mercedes Pasalodos
ROOMBOX TEATRINOS
Septiembre
Carmen Sanz Díaz
Octubre
Isabel Ortega Fernández
INFANTE MUERTO, José Piquer y Duart, 1855
Noviembre
Laura González Vidales
ALFREDITO ROMEA Y DÍEZ, Antonio Mª Esquivel, ca. 1845
Diciembre
Paloma Dorado Pérez
LITERATURA INFANTIL EN LA BIBLIOTECA DEL MUSEO DEL
ROMANTICISMO
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