Anlbal Edwards, S. J. FE CRISTIANA Y CULTURA HELENICA INTRODUCCION D E las cuestiones implicadas en el título de esta ponencia, elegimos una, que serviró de perspectiva para la exposición. Intentamos esbozar algunos rasgos inconfundibles del encuentro entre los creyentes de la Iglesia antigua y la cultura helénica. Los rasgos del proceso de este encuentro se estructurmón en tOrno a una pregunta antiquísima, cuyo rostro ha sufrido múltiples metamorfosis en el curso de la historia cultural, sin dejar por ello de ser la misma preg'unta. Esta circunstoncia le otorga -por su propio peso- un lugar aparte, respecto de otras pregun- tas. Su posición es tan abarcante e inseparable de toda pregunta, como la cuestión acerca del sentido de lo humano, es decir, la pregunta acerca de su Origen ("de dónde viene") y de su Meta ("¿hacia dónde va?"). Nos referimos a esa pregunta que plantean al pensamiento actual la historia y la metafísica. La exposición intenta abordar el mismo problema, pero teniendo en cuenta los rasgos fisionámicos variables que adquiere, según el momento histórico. Dividimos este trabajo en tres partes y una conclusión: 1. El problema desde sus raíces históricas. 2. El problema desde las investigaciones histórico-filológicas de fines del s.XIX al s.XX. 3. Algunos rasgos distintivos del encuentro entre fe cristiana y cultura helénica. 4. Conclusión. 1. El PROBLEMA DESDE SUS RAICES HISTORICAS La cultura helénica anterior a la buena nueva de Cristo, sintió -el peso del problemaque plantean hoy estos dos vocablos: historia y metafísica. Lo sintió en toda su novedad. Por eso, transcurriró mucho tiempo, habró que enfrentar muchos problemaspreliminares, antes de cuestionar temáticamente las cualidades propias distin- 54 ANIBAL tivas del suceso histórico, desglosando sus implicaciones, y disimilitudes respecto de otros movimientos cósmicos. desentrañando EDWARDS s'imilitudes Platón esboza en un pasaje -al final de su República- el rostro de ese problema en su época: " ... ya desde antiguo se da una cierta disensión entre la verdadera ciencia y la poesía" (1). Su alusión a las Nubes -comedia de Aristófanes- en la Apologla (2), ilustra esa disensión. En toda la obra de Platón observamos indicios de su preocupación por tomar posición frente a esta disensión: quiere dejar en claro que es falsa la acusa'ción de aquellos poetas que presentan la nueva ciencia, Le. la filosofía, como resultante de una actitud irreligiosa (asebeia), y a Sócrates, como paradigma de esta actitud La sátira de Aristófanes hará plausible la imagen de Sócrates diseñada por Federico Nietzsche, en El origen de la. tragedia griega. Socrátes es presentado como "déspota lógico", con "ese enorme ojo de cíclope ... donde nunca ardió la locura fascinante del entusiasmo artístico" (3). En realidad, Nietzsche se ha servido de su dominio de la filología clásica para diagnosticar el mal de su propia época. Ese mal se llama -según él- "metafísica". Pero siempre es alguien el que II'eva esa antorcha metafísica por la carrera de postas de la historia. En el s.XIX es Hegel, en el origen de la historia. occidental, su nombre es Sócrates. El Sócrates nietzscheano es una personificación plástica del "esprit geometrique" racionalista. Dista mucho de los datos históricos disponibles. Pese a la unilateralidad de este vehemente cargar las tintas, Nietzsche ha puesto su agudo dedo crítico sobre una herida fatal de la locura occidental: desde la decadencia de la escolástica, y sobre todo a partir de Cristián Wolff, esta "razón geométrica" -puesta por Nietzsche en el banquillo de los acusados- se ha atribuido la exclusividad del pensar metafrsico. Guillermo Dilthey saca las consecuencias histórico-filosóficas de la tesis de Nietzsche: la estrella metafísica llega a su cenit con G. W. Hegel, e inicia su desintegración con Nietzsche. Martin Heidegger sacará las consecuencias teóricas de este camino: identifica "metafísica" con platonismo atemporal" (4) y propone incluso dar una paso más allá de la superación de la metafísica, hacia un "abandonar la metaHsica o sí misma" (5). aportan ( 1) ( 2) (3) (4) ( 5) Los filólogos clásicos Wilamowitz-Mollendorf, Werner Jaeger y Walter F. Otto suficientes datos para descartar completamente la tesis de quienes hacen Plat6n, República X, 607B. Plat6n, Apologla de Sócrates 19C. Nietzsche, El origen de la tragedia griega. 14. Heidegger, Vlortrage und Aunfsatze. Pfullingen 1964: su trabajo Heidegger, Zur Sache des Denkens. Tübingen 1965, p. 25. Superación de una metafísica. FE CRISTIANA Y CULTURA HELENICA 55 surgir el pensar riguroso de los filósofos, desde un oculto fondo "anti-religioso", es- céptico y naturalista (6). El resultado de sus investigaciones desacredita como infundada esa tesis, desenmascarándola como repercusión de un '~preiu'icio" racionalista y/o positivista. Los datos apuntan más bien en sentido inverso. Tanto Sócrates, como Platón y Aristóteles apuntan a una clarificación nessuperticiosas- inteligente -purificada de ,fabulacio- de aquella Realidad que en el trasfondo de la religiosidad grie- ga brinda una coherencia a la vida y una cohesión a la polis helena. Y de modo muy diferente al riguroso naturalismo de la Stoa, fundada tion (7). Para los griegos el suceso humano -Le. historia -se más tarde por Zenón de Ki- aquello que actualmente llamamos desarrolla como un tapiz tejido por las divinidades. Por eso, la 'inter- pretación de sus "Iogos" o sentido inteligible, gión. En la polis griega la irreligiosidad es cuestión y patrimonio de la reli- es un delito sobre el que puede caer la pena de muerte. Tan serio es el delito, que 24 años después de su primera presentación, la ácida semblanza de Sócrates hecha por Aristófanes en las Nubes, repercutirá sobre su sentencia de muerte (8). Tampoco Aristóteles se verá libre del riesgo de una acusación de "irreligiosidad". No es posible abordar el encuentro entre la fe cristiana y la cultura heléni- ca sin tener en cuenta este trasfondo. Hasta las investigaciones de Walter F. Otto (9) se había concedido fácilmente el carácter ahistórico de los mitos y misterios de la religión griega. Desde la teología se había sacado partido de este supuesto, asegurando su distinción irreductible a los misterios cristianos: ",El cristianismo se distinguió de las religiones mistéricas por su carácter hist6rico, y por la significación completamente diferente que se atribuyó a la aparición y a la muerte del Salvador cristiano ... " (10). Para Walter F. Otto sible -carente de "Iogos"- el mito no es una "fabulación libre", ni 'el lenguaje sen- propio de una etapa primitiva de la humanidad, como piensandesde la ilustración racionalista hasta hoy muchos teólogos y filósofos. Otto atribuye al mito el instante inicial de aquello que Heidegger atribuye a la verdad: el"desencubrimiento" (a-Iézeia), Le. la "automanifestación rici6ndel Ser y suceso en la palabra verdadera" ( 6) del Ser" (11), como "apa- (12). Contrapartida inseparable del Cf. A, Edwards, la Persona Humana. Ponencia aún inédita, e"puesta en el Segundo Congreso Nacional de Filosofla 1977, poligr>afiada y leida en la sesi6n plenaria del 12,8. Se desarrol,lan aqui los resultados en este sentido de las investigaciones de estos fil610gos clásicos. (7) Cf. Der Kleine Pauly. Lexikon der Antike. München 1975. Vol 5, 150055. (8) Cf. O. cit. Vol. 5, 249. ( 9) Walter F. Otto, Die Gestalt und das Sein. Diederichs-Verlag, Düsseldorf 1955. (10) C. Clemen, Der Einfluss der Mysterienreligion auf das aUeste Christentum. Giessen 1913. p. 81 s. Citado por Hugo Rahner, Griechlsche Mythen in christlicher Deutung. Zürich 1966. (11) Walter F. Otto, o. cit. p. 71. (12) O. cit. p. 72. 56 ANIBAL mito es EDWARDS la acelon cultual, o "reanudaciór. de un suceso originario divino", a la ma- nera de una "revelación de lo Divino en su Presencia mióma" (13). Lo central en este lenguaje originario y religioso del mito y misterioso es aquello que Otto descubre como esencia de los misterios eleusinos y dionisiacos: la muerte y resurrección de lo Divino, en la que se es iniciado (14l. Se sigue de estas investigaciones que mito y misterio no son un "juego", sino el lenguaje originario que desencubre este único mundo y humanidad históricos, en su relación con lo divino. En el lengua¡e religioso del mito y cultual del misterio, encuentra la comunidad humana a la Divinidad, y vuelve a asemejarse a los primeros hombres (15). También el antropólogo Arnold Gehlen aborda de manera similar el lengua- je del mito y misterio (16). Se nos abre así una perspectiva más exacta para abordar el conflicto al que se refiere Platón en su República, entre la verdadera ciencia y la poesía. En este contexto puede calibrarse mejor la alarma que se apodera de los habitantes de la polis griega -de la que se convierten en voceros los poetas- cuan- do sospechan que la nueva ciencia naciente intenta explicar el suceso humano, Le. la historia, por leyes puramente físico-naturales. -En el mismo nudo del conflicto consignado por Platón puede vislumbrarse el problema candente hoy, entre la metafísica y la historia: entre la "verdad lógica" y la "verdad el naciente pensar filosófico -acusado histórica". El riesgo que afronta de "irreligiosidad"- revela la inquietud del mundo helénico ante una corriente de pensamiento que sustituye aparentemente la comunicación viviente con lo Divino -que da sentido a la vida humana-- por un enca- denamiento rigurosamente coherente de influjos físicos. Se entiende también el malestar de Platón ante "poetas" que sin advertir el verdadero sentido de este nuevo quehacer cientHico del pensar arremeten contra él: al confundirlo con "irreligiosidad", sus ataques a la filosofía sólo contribuyen a des- peñar el sentido religioso auténtico por el abismo de la fabulación supersticiosa (17). Por otra parte, la crítica corrosiva de muchos sofistas, como más tarde el naturalismo materialista de la Stoa, atestigua que los temores del mundo helénico no estaban del todo infundados. Aún sin reflexionar temáticamente el suceso histórico -recién ce la expresión "filosofía de la historia"- Voltaire introdu- el mundo helénico percibe la diferencia irreductible entre el cauce propio de sus convicciones religiosas y el cauce por donde parece avanzar "la nueva ciencia" naciente. Aún no advierten los habitantes de la polis griega que la filosofía retoma desde el nivel de un pensar más riguroso el (13) (14) (15) O. cit. p. 80. O. cit. p. 321-329. O. cit. p. 336 •. (16) (17) Arnold Gehlen, Urmensch und Spatkultur. Athenaum-Vedag. Bonn 1956. Arist6teles llama al fil6sofo, "amante de los mitos" (Metafisica /. n. 27). 51 FE CRISTIANA Y CULTURA HELENICA mismointento y la misma meta de síntesis cultural que hasta ahora estaba en mano~ de los poetas. Al menos ese es el cometido de sus grandes maestros: Sócrates, Platón y Aristóteles. En este contexto El evangelista hace su apanclcon la fe cristiana (18). Juan presenta la fe en Cristo, como la adhesión a Aquél, quien "todo se hizo" (19). Pablo precisa: "Todo tiene en El su consistencia" por (20); Je- sús es "imagen del Dios invisible" y realiza eficazmente su secreto designio de salvar a todos los hombres. Por eso, su Encarnación, Vida, Muerte y Resurrección no sólo es revelación del Dios invisible, sino también designiode "recapitular (21), es decir, realización todas las cosas en Cristo" mientode amor "recapitula" Si la plenitud "misterio" de ese (22). Por eso, también, su manda- (23) todos los mandamientos. manifiesta del misterio pascual de Cristo cristaliza en un lugar y período histórico netamente circunscrito, su gestación y sus alcances se extienden s610 a toda la historia humana -"a hostael último elegido" no todos los iustos desde Adán, desde el justo Abel (24)-, sino a toda la creación visible e invisible. Así lo en- tienden los creyentes. El apologeta Justino dirá: "Cristo es el Lagos del que participa todo el género humano. Y todos los que vivieronsegún este Lagos, son cristianos, aun cuando fueron tenidos por sin-dios, como (lessucedió a) los griegos Sócrates y Heráclito" Un griego desconocido "Todo lo que nosotros decimos de Cristo un misterio de devoción. (25). del s. IV expresa osi la esencia de esta fe cristiana: no es sólo un anuncio verbal, Pues toda la economía salvífica sino de Cristo recibe el nombre de misterio, dado que el misterio no sólo se manifiesta en letras, sino 'que es anunciado en una acción" (26). Estos breves textos ilustran la conciencia pascual, como un suceso histórico, de buena voluntad: también cuyo influjo de los creyentes, acerca del misterio salvífica alcanza a todos los hombres a aquellos 'que sin culpa propia "desconocen el Evange- lio" (27). (18) Una versi6n peculiar de este problema entre historia y metaflsica queda planteada por la teoría de las "dos verdades" de Averroes. Según esta teoría, la multitud y diversidad de religiones es un revestimiento alegórico de la única verdad del "logos" filos6fico. Tomás de Aquino combatirá (19) (20) (21) (22) (23) (24) Jn. 1,3. Col. 1,17. Ef. 1,9. Ef. 1,10. Rom. 13,9. Concilio Vaticano (25) (26) Justino, Apología 1, 46. " ... en to prágmati keryttetai": el influio (27) que ejerci6 el pensador 11. Constituci6n árabe sobre Dogmática Seudo Siger lumen Cris6stomo, de Brabante. Gentium homilía n. de 2. Navidad, PG 59,687; citado por Hugo Rahner, o. cit. p. 42. El Concilio Vaticano 11 no hace sino retomar esta certidumbre eclesial, cuando se refiere a '~ulenes sin culpa no han 1,legadotodavía a un conocimiento expreso de Dios y se esfuerzan en Mevar un vida recta, no sin la gracia de Dios". (LG n. 16; Cf. También GS n. 22; AG nn. 7 y 16: e ••tos textos se limitan a afirmar el hecho y el carácter personal de la conducci6n salvífica de Dios: "'PO'r caminos de sólo Dios conocidos"). ANIBAL 56 Esta recapitulación de todo -en Cristo- EDWARDS comprende a todo el hombre, inclui· do el "Iogos humano" de su acción inteligente. Por eso tanto Justino como San Cle· mente de Alejandría hablarán de las "semillas del Logos" esparcidas por toda la creación, y que comprenden todo lo verdadero, bueno y bello que hay en la comuni· dad humana. Sigue impensada la relación interior misma entre la base histórica de la re· ligión y la base "lógica" del pensar metafísico. Pero este "conflicto" lénico no es abordado ya como "pugna" del mundo he· entre dos dimensiones necesariamente anta· gónicas. Los creyentes señalan con certidumbre inamovible hacia la piedra angular, Cristo, en quien ambas dimensiones tienen su consistencia. 2. EL PROBLEMA DESDE LAS INVESTIGACIONES HISTORICO-FllOLOGICAS Adolf von Harnack, teólogo prostestante e historiador de la Iglesia, publica en 1900 su Esencia del Cristianismo (28), una obrita condensada, escrita magistralmente. Según Harnack -a quien Ernst Troeltsch calificó de "teológo (29), asociándolo con Guillermo Dilthey- del historicismo" la buena nueva de Jesús es la revelación de Dios como Padre Bueno, y así la entiende la comunidad primitiva. Pero el desarrollo de esta buena nueva desemboca en la contraposición entre dogma y evangelio, que marca el nacimiento del catolicismo. Para Harnack "dogma" es un engendro del espí- ritu helénico sobre el suelo del Evangelio: un proceso al que pondrá fin Lutero, cuando se embarca en la reconquista del Evangelio. Este punto de vista tiene su contexto en la historia de la teología protestante (30). Ya Schleiermacher había propuesto una división programática de tareas teoló- gicas, entre una teología científica con libre acceso a las investigaciones histórico-exegéticas, y una teología práctica cuya "dogmática" necesidades de la predicación debía responder en cada caso a las religiosa (31 l. A. Ritschl y su escuela se convertirán en realizadores de ese programa, que ve en el "dogma" der a los intereses y necesidades teológico-prácticas Sobre esta base se intensificó la libre sólo la función de respon- de cada momento. investigación científica, vista como exigencia protestante. Aunque Harnack descarte la orientación de las investigaciones históricas de la nueva escuela de Tubinga, su obra confirmará pone en práctica Ritschl las ideas matrices del programa que y su escuela. Para los investigadores de la historia de Tubin- ga, la historia es concebida a la manera hegeliana, como desarrollo de una idea. (26) (29) (30) (31) Adolf von Harneck. W_n des Christentums. Leipzig 1900. Cf. Hist. Zeitschrift n. 122 (1920) p. 452. Cf. el interesante balance hecho por Troeltsch en 1906: Rückblick Buf ein halbes Jahrhundert de< theol'oglschen Wissenschaft. (Mirada retrospectiva a medio siglo de ciencia teoI6gica). En: Gesam· melte Schriften. Tübingen 1962 (Reimpresi6n de la 2~ edici6n de 1922). Bd. 2 pp. 193-226'. O. cit. p. 201s. 59 FE CRISTIANA Y CULTURA HELENICA Harnack descarta esta concepcJon, tildándola hará resaltar los momentos irracionales de racionalista en exceso. En cambio, de las grandes personalidades su influjo sugerente. Por este camino confirmará creadoras, y la tesis de Ritschl, que entiende la historiade los dogmas como el camino para mostrar que "son adversos a la Biblia (e ilustran) la bancarrota de una teología doxo.dogmática" (32). También filosófico-metafísica entenderá "de las ideas religiosas-prácticas -o y de una teología la investigación bíblica mejor, de la predicación to de la Biblia sólo es su medio de explicitación- orto- como detección de Jesús, ya que el res- para ponerlas a disposición de los dogmáticos" (33). En 1902 Alfred Loisy objeta a Harnack su intento de subsumir la "esencia del cristianismo"circunscribiéndola exclusivamente tica pone de relieve un punto verdadero: a la comunidad primitiva (34). Su crí- la esencia del Evangelio no puede ser "re- ducida" exclusivamente al momento histórico de la comunidad primitiva. Pero la manera como expone este punto básicamente verdadero, tinguir entre su brillante dominio del método filológico lasreligiones, y su perspectiva hemenéutica teológicamente Evangelioe Iglesia son dos dimensiones inseparables ¡ísima,viviente e inagotable, cuya continuidad momentosde su historia. Dado que Harnack noceen su esbozo el "cuadro mejor, la fórmula radical histórico" errónea. atestiguan (32) (33) (34) uno de los no reconoce este hecho, Loisy no recosino el de "una etapa", individualista, Loisy- convergentes, desligado o de la unidad puramente 'histórica, el y la Iglesia, la repercusión viviente e inagotable del Evangelio: su esencia es la historia fáctica, en cado punto, de las circunstancias de Loisy afirma que todos y cada para una consideración Evangelioes la raíz de la Iglesia -prosigue a dis- de una misma reaHdad comple- de esa realidad, del protestantismo colectivistade la Iglesia. En cambio, obliga y de historia comparada inobviables surgida necesariamente para la afirmación del O. cit. p. 204 y nota 7 de p. 205. Ibid. Alfred Loisy, L,Evangile et l'Eglise. Paris 1902. Esta obra es considerada como programática del modernismo, condenado por Plo IX en la Enclclica Pascendi del 8 de septiembre de 1907. Cf. Denzinger-Schonmetzer, nn. 3474ss. y también el juramento antimodernísHco, en los nn. 3537-3550. En la exposición de las ideas de Loisy, he tenido en cuenta la versión bastante fiel, de Ernest Troeltsch: Was heisst 'Wesen des Christentums'? en Gesammelte Schriften, o. til. Bd. 2 pp. 386-451. Mucho le debe la teologla a Troeltsch, en relación al problema de una detemimación cientifíca rigu~sa de la esencia de una Realidad Histórica, como lo es la Iglesia peregrinante. Suscribimos su su distinción inobviable entre la esencia de una realídad histórica, y su deternimación científica. Suscribimos también sU afirmaci6n de la índole propia de una determinaci6n científica de esa esencia: es una "acci6n" (o. cit. p. 429) y por lo tanto, "ya no es s610 un juicio sobre la historia, sino precisamente un trozo de historia". (Ibid). Pero no podemos suscribir la concepción de e,encia afirmada por Troeltsch: "esencia es una abstracción intuitiva, una crítica ético-religiosa" (O. cil. p. 433). Tampoco suscribimos suafirmaci6n de que esta continuidad esencla,1 no puede ser viálida· mente entendida en su objetividad (O. cit. p. 435). No obstante, reconocemos la imposibilidad de .ntender adecuadamente esta continuidad esencial en esta vida. Por último rechazamos -junto con con el magisterio eclesial de la Iglesia Cat6licasu afirmaci6n de que esta continuidad vive exclusivamente en el "sentimiento y en la voluntad" (O. cit. 445), teniendo por depositario excfu,ivo a "la subjetividad religiosa" (Ibid). 60 Evangelio. Por eso, la esencia inmutable del cristianismo "construida". Ella consiste en la totalidad no es susceptible de ser de la Iglesia viviente y de sus acciones ... Hasta aquí, Loisy. El riguroso método filológico e histórico-comparado, conducido a una encrucijada similar a la de la teología liberal lo ha protestante, que le había dado filo científico. Loisy desemboca también en un "agnosticismo metafísico", que descarta como "construcción imposible el intento de una determinación objeti- vamente válida de la esencia de una realidad histórica como la Iglesia peregrinante. Estamos así en plena crisis de historicismo y modernismo: este último, como repercusión intra-eclesial del anterior, que el magisterio pontificio de Pío IX denun- ciará como erróneo. El conflicto entre religiosidad to- y metafísica -con -con su cauce de desarrollo su cauce de desarrollo histórico concre- teorético-abstracto- hace crisis una vez más. Volvamos ahora la atención al trabajo titulado La Iglesia antigua, de un hombre cuya investigación y labor académica entera asumió como meta resolver este conflicto. Las palabras de Ernst Troeltsch en el auditorio máximo de la Universidad de Berlín, cuando asume la cátedra de filosofía -recién en Heidelberg-, abandonada su cátedra de teología señalan el rumbo de su programa de trabajo: "He venido a poner fin a la anarquía de valores" Troeltsch alude a las palabras pronunciadas (35). por Dilthey al celebrar sus 70 años, cuando confiesa el fracaso de sus investigaciones, que lo han llevado a reconocer "la total anarquía de los valores". Como Dilthey, Troeltsch sabe que el positivismo -pese cias naturales- a sus logros en las cien- no ofrece una mejor alternativa para una reflexión histórico-filosófica (36). Troeltsch sabe lo que el positivismo no acepta: que esa estructura esencial del devenir histórico es "algo la regularidad completamente diferente de una ley natural, que formula repetida de hechos siempre iguales" (37). Así plantea Troeltsch el "dato histórico" del problema que nos ocupa aquí, y que él aborda en su trabajo La Iglesia antigua (38): "La Iglesia es la última gran creación de la antigüedad; por de pronto, se amolda y alimenta dúctilmente de sus órdenes político-sociales y de su mundo espiritual; pero precisamente por eso, es ella (\0 Iglesia), en la monstruosa ruptura de nuestra historia -la caída de la antigüedad y el advenimiento del mundo occidental-, positaria de los senderos abiertos y de la continuidad, la de- la fuente de energía de los nuevos inicios culturales. En ambos sentidos es ella el seno materno de la cultura oc- (35) Cf. La semblanza 55: citado por 180-190. de Ludwig Mareuse a la muerte de Troeltsch. en el Berliner Tageblaft 1923 n. Erich PrzywaNl, Ringen der Gegenwart. Augsburg 1929: Ernst Troeltsch, pp. (36) Su crítica leal pero 3 pp. 371-464. (37) (38) Troeltsch, Troeltsch, implacable en Der Historismus und se'ine Problema. Was heisst 'Wesen des Christentum'? O. cit. p. 402 (Cf. Die alte Kirche. Ger. Schriften, o.eit. 8d. 4 pp. 61-121. Ges. Sohrilten. más arriba, nota O. cit. Bd. 34). FE CRISTIANA Y CULTURA HELENICA 61 cidental, que sólo por su mediación tuvo y tiene acceso a la antigüedad, pese a que por la Iglesia difiere (de la antigüedad) en su intimidad más honda. Ella (la Iglesia) es simultáneamente el gran guión divisorio y la poderosa mediadora" A partir de este "dato" indiscutible (39). diseña Troeltsch dos líneas interpretativas diametralmente opuestas. La primera, aborda la interpertación de la realidad propia y original de la Iglesia,tomando como centro de perspectiva su proveniencia de la Obra Salvífica de Jesús.Concede toda clase de desviaciones e influios históricos, debidos a su inserción en las relaciones de convivencia histórico-culturales. Tiene en cuenta aquellas desvia- cionesque surgieron de su encuentro con el helenismo. No obstante, considera a la Iglesiacomo resultante última propia y específica de la Acción Salvífica de Cristo. IEstaorientación -prosigue Troeltsch- se bifurca con la divergencia e:ltre in- térpretescatólicos y protestantes. Para los intérpretes católicos, la Iglesia proviene de Cristo mismo, aunque vaya tomando forma muy lentamente. Encambio, para los intérpretes protestantes, la génesis de la Iglesia aparece más "ajada" (Knitterig), ya que consideran al catolicismo como una "desviación" de la predicaciónde Jesús y de Pablo, y hacen responsable de ello a los influjos del mundo helénico(40). La otra interpretación -de orientación diametralmente opuesta- !orrollo religioso de la antigüedad tardía ve en el de- el seno materno del cristianismo (41). Para estaperspectiva, la Iglesia aparece como el medio por el cual logró reencontrarse la antigüedada sí misma -en tiempos en que estaba sumida ,en dificultades y crisis es- piritual-, satisfaciendo sus propias necesidades (42). Aquí dejamos a Troeltsch, agradeciéndole neasde interpretación del "dato histórico" su aproximación a las grandes lí- (43). En realidad, el método histórico comparado de las religiones siblementepero implacablemente -en virtud de su misma lógica- concluio insen- a una teoría. ge- néticadel origen del cristianismo naciente, desde el bagaj,e sincretístico de la religión helénica(44). Una postura más matizada -pero que sólo daba cabida a una suerte de "teo- (39) (40) O. cit. p. 68. Q. cit. p. 70. (41) (42) Ibid. Se trata, pues, de un mé_odo hist6rico destinado a sucumbir inevitablemente en un agnosNcismo religioso. Pero Troeltsch, buscador infatiglable del la verdad en el horizonte hist6rico, se dispone a plantear una visión conjunta, que recoja los fragmentos de verdad inherentes también a esta interpretación. Ese camino -dice"conduce más hondo que todo lo demás, hada la intelección y significaci6n de la cosa" (O. cit. p. 70). El que Troeltsch haya fracasado en su cometido de "poner fina la anarquía de valores". nO! anula el valor permanente de la luz que esparció sobre el problema y el camino riguroso hacia su soluci6n. (43) (44) R. ·Reitzenstein, O·ie hellenistischen Mysterien nach ihren Grundgeclanken und Wlrkungen. leipzjg 1910 (Los misterios helenísticos, ~egún S\JS ideas motrices y efectos) Reitzenstein toma el Hderazgo de esta teoría genética. ANIBAL 62 EDWARDS logía natural", basada en un agnosticismo religioso que nivela todas las religionesefrecen los trabajos de W. Bousset (45) y A. Loisy, con su obra brillantemente escrita, les mystéres paiens et le mystére chrétien (46). Pero estos excesos del método histórico comparado, desencadenarán, con ro· zón, serias objeciones. Harnack dirá: "Esa mitología comparada, que lo relaciona con todo, destruye fuertes cero codos, atraviesa juguetona mente abismos separatorios y tei'e combinaciones a partir de similitudes superficiales ... De este modo, se puede, de pronto, hacer de Cristo un Dios-Sol, de los doce apóstoles, los doce meses del año; evocar con la 'historia del na· cimiento de Cristo todas las historias de dioses que nacen; en relación a la paloma del bautismo, evocar a todas las palomas mitológicas, asociar al asno en la entrada a Jerusalén, a todos los asnos célebres, y así -con la religión'- la vara mágica de la 'historia de desvanecer hábilmente todo rasgo espontáneo" (47). También el teólogo protestante G. Kittel dirá en una de sus conferencias de Uppsala, sobre, La historia de la Religión y el cristianismo primitivo (48): "No es signo de relevancia científica, sino de diletantismo superficial, cuando el trabajo histórico-religioso se agota en la detección de analogías y similitudes. La afirmación de que la investigación histórico-religiosa comparada no tiene como meta la nivelación, sino la elaboración de los contornos propios de las religiones, tiene su validez en el sentido de un conocimiento espiritual y no en el sentido de una apologética" (49). A su vez el católico Karl Prümm, SJ, afirma: "Sin ser un profeta, puede predecirse que una generación venidera simplemente no podrá entender ya, la seriedad con que se afirmó antes, un paroentesco intimo entre los misterios helénicos y el cristianismo, en tantas ideas matrices" (50). 3. RASGOS DISTINTIVOS DEL ENCUENTRO ENTRE FE CRISTIANA Y CUt TURA HELENICA Hugo Rahner, filólogo e historiador de la Iglesia, abre el capítulo dedicado a la confrontación entre el misterio cristiano y los misterios paganos en su obra Mi· tos griegos en interpretación cristiana (51), con un epígrafe significativo: "Ven, quiero mostrarte el Lagos y los misterios del Lagos, y quiero explicárte. los en imágenes que te son familiares" (52). (4S) (46) (47) (4S) (49) W. Bousset, Kyrios Christ,os. Gottingen 1921. París, 1930. Wisensehaft und Leben Geissen 1911 p. 191: citado por G. Kittel, Die religlonsge-sehiehte und das Urehristentum. O. cit. p. 9. (SO) Karl Prümm, Das antike Heidentum na eh seinen Grundstromungen. Münohen 1942. (El paganismo antiguo, según sus corrientes fundamentales) p. 30S. Hugo Rahner, o. cit. Das ehristllche Mysterium und die heidnisc:hen Mysterien. pp. 19-54. O. cit. p. 19: Clemente de Alejandrla, Protreptico X 101 , 119, 1. (S1) (S2) Hugo Rahner, o. cit. Gütersloh 1932. en nota 9. FE CRISTIANA Y CULJTURA HELENlCA 63 Estas palabras de San Clemente de Alejandría arrojan luz sobre todo ,el desa- rrollo de esta obra de Hugo Ra'hner, una verdadera joya de discernimiento sereno y hondo.Cada una de sus páginas atestigua un dominio soberano del material histó- rico-filológico. Su información realment,e amplia -'Rahner renuncia desde el Prólogo, dondeanuncia que este libro es "tímido", a dispersarse en una exhibición copiosa de datos- le permite plantear la posición que toma y desarrollarla con orden y claridad enlas tres partes del libro, sin extraviar al lector con datos y discusiones laterales. Por unaparte, discernirá lo positivo inherente a la teoría de la dependencia genética del cristianismo respecto de la cultura helénica Le. la segunda orientación típica es- bozada por Troeltsch. Lo positivo es una dependencia, pero no genétka -como si el cristianismofueóe exclusivamente una resultante histórica del mundo antiguo-, sino en el sentido de "adaptación" a los destinatarios que recibirán la buena nueva del Evangelio (53): "Así hace más justicia este grupo de investigadores a la contextura más honda de ambos objetos comparados: no ca,e en el peligro de nivelar la esencia del cristianismo, mostrándolo como resultado genético, o al menos fenomenológico de los misterios;pero tampoco cae en el peligro tan frecuent,e de cristianizar imperceptiblementela contextura de los misterios antiguos, tan infinitamente variados ... " (54). Por otra parte, también hará justicia a la diferencia irreductible entre ambos sucesosreligiosos, lo que le permite saludar la reacción de la teología dialéctica protestante,ante los excesos de la interpretación liberal: "Puede constatarse hoy, que para defenderse de la proliferación histórico- liberal (de una nivelación) entre la cont,extura mistérica antigua y el cristianismo naciente,se dispara fuera del blanco y se habla de la total incompatibilidad bas dimensiones. Porqu,e toda la teología dialéctica -luego de la substancia cristiana- entre am- de la disolución liberal ha redescubierto de manera completamente nueva las ideas de revelación y palabra divina, we de su peso que rechazará instintivamente todas las cuestiones religioso-comparativas. La Dogmática de Karl Barth atestigua és- to en cada capítulo. En relación al limpio conocimiento de la incomparabilidad del cristianismo, sólo puede -por de pronto- última darse la bienvenida a esto" (55). Hugo Rahner adhiere a la referencia cristológica del teólogo protestante G. Kittel, que destaca el carácter específicamente teológico de la investigación his- tórico-comparadaentre otras religiones y la cristiana. Kittel emplea el vocablo del Concilio de Calcedonia sobre la distinción inconfundible (asygjytos) entre las dos naturale~asde Cristo, para expresar la distinción irreductible entre otras religiones y la cristiana. En otras palabras: porque esta investigación científica es desde sus inicios teología sin restricciones, está internamente orientada y conformada por la fe en Cris- (53) (54) (55) O. cit. p. 25. Ibid. O. cit. p. 265. ANIB/\L EDWARDS 64 to; y porque es investigación científica sin restricciones, cuestiona sin temores ni prejuicios apologéticos todo el "dato disponible". Pero Rahner, agrega la nota de sobriedad católica enfatizada por el Concilio Vaticano I en el cuarto capítulo de la Constitución Dei Filuis, cuando excluye cualquier oposición contradictoria entre la verdad-bondad-belleza del suceso humano na- tural y el suceso de la Salvación Sobrenatural de Cristo: su exposici6n dará un paso más -fundado en la formulación calcedoniana entre las dos naturalezas de Cristo- del vínculo inseparable ,adiairétos) para establecer los mutuos vinculas inseparables entre los misterios helénicos y el misterio de Cristo (56). Así se esboza, entonces, la serena visión teológica que el cúmulo de datos del serio investigador sólo confirma: "La Iglesia no es una formación en un espacio vacio, sino la continuación de la Encarnación de Cristo: esto quiere decir que ella debe volverse -con que le confió Cristo a su custodia- la revelación a los hombres, es decir y por de pronto, o los hom- bres del ámbito greco-romano, con su lenguaje y su cultura. Por eso es su historia corporización creciente de la palabra momos Iglesia- revelada. El alma de este Cuerpo -que la 110- proviene del cielo; pero su sangre proviene de los griegos y su len- guaje de Roma" (57). Antes de señalar algunos rasgos distintivos de este encuentro entre la fe cristiana y la cultura helénica, creemos oportuno anticipar néuticas. Estas se desprenden del camino que -por jidad- algunas precisiones ,herme- su enorme amplitud y comple- apenas hemos insinuado en esta exposición. Para facilitar su intelección sin- tética, formularemos estas precisiones en forma de tesis, sin entrar en más detalles que los ya expuestos, por falta de espacio y tiempo. Tesis 1: La cultura helénica cristaliza en la amplia gama de registros de un lenguaje viviente y plástico en imágenes, parábolas, símbolos etc. Es decir, en aquello que llamamos su "humanismo". El mito y el misterio desencubren el último sentido religioso que impregna todo ese lenguaje. Tesis 2: lo que llamamos "humanismo griego" irterpretado miento) o "poetas". (56) (57) no fue cosa de "doctos" ni puede ser como patrimonio exclusivo de "estudiosos humanistas" (como en el RenaciEs el suceso socio-histórica-cultural de un consenso in'eligente O. cit. p. 46s. Conviene tener en cuenta en este contexto, aquello que observaba ya el cardenal John Henry Newman, en el segundo de sus Un lversi ty Se"mons: "Cuando alguna religión es llamada 'religión natural', no se quiere significar con ello que algún sistema hist6rico de religión provenga de la pura razón, sin ayuda divina. No cOnocemos un sistema así, porque no conocemos ninguna época ni ningún país en donde se dé de hecho la razón pura, sin ayuda divina. La escritura nos dice que se dieron revelaciones a los primeros padres de nuestro género humano, acerca de Dios y las obligaciones del hombre ante El". O. cit. p. 27. FE CRISTIANA y 65 CULTURA HELENICA de lo "polis griega". Los "poetas" guaje viviente (te6rico sólo formulan y práctico) pl6sticamente aquello que es len- de la polis griega. Tesis 3: La filosofía naciente se entiende a sí misma como un modo reflexivo dico poro entender rectamente y sin desviaciones el sentido profundo meroy Fin Ultimo manifiesto en ese lenguaje viviente. En otras palabras: sino como fundamentación Pri· no se entien- de o sí misma como antítesis del lenguaje vivi-ente de la polis ni del lenguaje de los humanistas que lo interpretan, y metó- del Origen y explicitación pl6stico crítico- reflexiva de sus presupuestos. Tesis 4: Desde su mismo nacimiento, acusación de "impiedad" por la reflexión parte filosófica de la polis debe asumir el riesgo de una y de los humanistas, tas. Su misma din6mica reflexiva tas dejaban planteados y envueltos en el aura sagrada ejemplo, se preguntan la impulsa a abordar por el sentido y la realidad Le. los poe- los problemas que los poe- de la "divinidad". que corresponde Así, por a esa "Moira" o Fatalidad que según los poetas rige los destinos de dioses olímpicos y de hombres. Surgenposiciones exageradas gunossofistas, y m6s tarde físico de esta Moira; que suscitan alarma en la polis por su impiedad: los estoicos, proclamar6n una interpretaCión reducen a fuerzas y leyes físico-materiales, del humanismo griego debía ser "divinidad" al- naturalista- lo que en la visión por su poder omnímodo. Tesis 5: Considerado la filosofía naciente la polis griega desde una perspectiva es una aproximación (58). Difiere lico-reflexivo, tendiente gos/lo sentido inteligible del lenguaje histórico-cultural el"saber científico" m6s rigurosa al mismo lenguaje viviente de de los poetas, por este discernimientocrí- a poner de relieve de manera rigurosa y sistem6tica subyacente el "10_ al lenguaje viviente de la polis. Pero est6 inter- namentevinculado al lenguaje de los poetas, ya que aborda guaje viviente y se desarrolla ~resionespoéticas. de el mismo suceso del len- en constante di610go y comunicación can todas sus ex- Tesis 6: La metafísica de este naciente "saber científico" unasíntesiscultural (58) destinada a formular el "lagos" se entiende a sí misma como que da interna coherencia y con- Cf. A. Edwards, La persona humana (ef. arriba, notat 6). La Parte 11 de esta ponencia expone a la luz de las investigaciones de W. Jaeger el profundo sentido de "tradición", propio del mundo helénico. Tanto Plat6n como Arist6teles centran sus esfuerzos en arrojar una luz coherente sobne todos Jos trozos esenciales -a veces aparentemente incoherentesde esta continuidad ¡",interrumpida de la tradición en el lenguaje viviente de la polis. La diferencia de esta nueva ciencia, radica en su modo de abordar este cometido: se trata de profundizar con -rigor, para "relacionar los restos de la tradici6n y entenderlos siempre de nuevo". (W. Jaeger, Humanistische Reden und Vortrage. Berlln 1937, p. 17). ANIBAl 66 sistencia a la realidad -sobre EDWARDS subyacente al lenguaje de la polis. Quedamos capacitados estos antecedentes- para abordar el encuentro entre la fe cristiana y la cul- tura helénica. Clemente de Alejandría deja en claro la índole inconfundible y original de la fe cristiana, cuando emprende una confrontación entre los misterios paganos y el misterio cristiano, en el capítulo 2 de su Protreptico. Es un capítulo fundamental para la investigación de los misterios antiguos, donde describe sus principales celebraciones cultuales, para continuar así: "He aquí como se aleja el hombre de la verdad, por caminos escurridizos y peligrosos, que lo alejan del cielo para preCipitarlo en el abismo ... Porque el "Lagos viviente", sepultado por Cristo, ha sido elevado con Dios. Pero aquellos que permanecen incrédulos son llamados 'hi¡os de cólera' y son alimentados por la cólera. Nosotros, al contrario, ya no somos alimento de cólera, habiendo sido arrancados del error y corriendo ahora hacia al verdad" (59). Uno de los himnos más antiguos de la Iglesia primitiva -transmitido en un frag- mento de Meliton, obispo de Sardes (muerto antes del año 190)- pone de relieve lo conciencia de los cristianos acerca de la originalidad de su misterio central: "La naturaleza se estremeció y dijo consternada: ¿qué nuevo misterio es éste? el Invisible es mirado, y no se avergüenza, el Impalpable es palpado y no se indigna, el Inmutable sufre y no se venga, el Inmortal muere y no se rehúsa (morir). ¿Qué nuevo misterio es éste?" (60). Pero la originalidad única de este Amor de Oios revelado en Cristo, por El, se manifiesta clavada en la cruz, Le. en un "semeion" -un signo- clave para el que· hacer de la polis griega y de todos los hombres. Esta implicación humana-universal y cósmica del misterio de Cristo en la cruz es profusamente enfatizada por los cristianos (61). San Justino nos ha dejado un tex· to conmovedoramente ingenuo y profundo, de esta conciencia creyente: "Miren, pues, todo lo 'que hay en el cosmos, acaso pueda manejarse o tener consistencia, sin esto figura de la cruz. El mar no puede surcarse, si el 'tropa ion', es decir, el mástil, no permanece intacto en el barco. La tierra no es cultivada sin la cruz; tanto quienes cavan como los artesanos, no realizan su trabajo sin herramientas, que tengan esa forma. La figura corpórea humana se distingue de la figura de los animales sin inteligencia, en que es erguida y puede extender los brazos .. ," (62). (59) (60) (61) (6.2) Clément D'Alexandrie, le Protreptique. Sources Chétiennes. Parls 1949: cap. 11, 27, p. 82, traduc· ción mla del francés. Meliton de Sardes, Fragmento 13. Traducido por mI del alemán: Cf. E. Hennecke, Neutestamentlicha Apokryphen. (2~ edición) Tübingen 1924, p. 598. Hugo Rahner, o. cit.: Das Mysterlum des Kreuzes pp. 55-73. Justino, Apologfa. 1, 55. FE CRISTIANA Y CULTURA 67 HELENICA San Ireneo también acentúa la signi,ficaci6n c6smica de este misterio: "El verdadero creador de los mundos es el Lagos de Dios, El es nuestro Señor, que en los últimos tiempos se hizo hombre. Aunque está en el mundo, abarca invisiblemente todo lo que ha sido creado, está inserto en toda la creaci6n, porque es la Palabra de Dios, que conduce y ordena todo. Por eso vino de manera visible a lo suyo, se hizo carne y colg6 del leño, para recapitular en sí al universo" (63). San Ignacio de Antioquía se refiere una vez a la cruz, como la "mejané" (64) visible en todo el cosmos, para llegar hasta el cielo. ,Estosson algunos de los múltiples testimonios de los primeros creyentes, sobre la origina'lidad del misterio de Cristo, inconfundible de los misterios helénicos. Procedemos ahora a mostrar su simultánea conciencia del vínculo inseparable de esta fe, con todo el suceso humano, y a través de él, can el transcurso c6smico. Algunos textos aducidos ya, insinúan este aspecto. Pero nos interesa recalcar la importancia expresamente atribuida por los Padres a la cultura en cuanto tal, más alió del lenguaje viviente y popular de la polis griega. San Clemente de Alejandría aporta un texto magistral en el libro VI de sus Tapices (Stromata), donde hace presente ~por una parte- la actitud permanente de la Iglesia ante el mundo cultural; y por otra parte, señala el obstáculo permanente que -en todos los tiempos- oponen a la realizaci6nde esta actitud, el sectarismo, !a desidia, la estrechez y hasta el oscurantismo cerrado de muchos creyentes. Clementealude a un episodio del canto XII de la Odisea. Aconsejado por Circe, Ulises dispone que sus marinos se tapen los oídos con cera -antes donde cantan las sirenas- de pasar por el lugar y se hace atar al mástil de su embarcación. Ordena, ade- más,que nadie lo desate, aunque lo mande, grite e implore. Así escuchará Ulises el canto fascinante de las sirenas. Pero no sucumbirá a su hechizo, por estar atado al "tropaion" o mástil. Leemos en el texto de San Clemente: "Me parece que la mayoría de aquellos que se atribuyen el nombre de cristianos, se asemeja a los compañeros de Ulises, ya que sin el sentido para una formaci6n más fina, se acercan a la doctrina (Lagos): dejan atrás, no a las sirenas, sino al ritmo y la melodía (de la cultura griega); tapan sus oídos, rehusando aprender (amazía), porque saben bien que no volverían a encontrar el camino de regreso a casa si hubiesen abierto sus oídos una sola vez a la sabiduría griega (Hellenikois mazémasin).Pero quien escoge de ahí lo que sirve para el provecho de aquellos a quienesenseñará en la catequesis -dado ñor es la tierra y su plenitud'), que también ellos son griegos (pues 'del Se- aquél no necesita apartarse del amor a la sabidu- da (filomazía) como un animal carente de raz6n. Al contrario, debe reunir (eranistéon)para sus oyentes la mayo~ plenitud de pensamientos provechosos (de la sabi- (63) Ireneo, Adversus haereses. V, 18, 3. (64) Ignaciode Antioqula, Carta a los Efesios, 9, 1. ANISAl. 68 EDWARDS durío griega). Sólo conviene no demorarse en ello y quedarse en ello y quedar detenido ahí, sino que hay que retornar a casa, a la verdadera filosofía" (65). Este texto acentúa la fuerza dinámica de la verdadera universalidad católica de lo fe cristiana, que desencubre simultáneamente el larvado fanatismo contumaz de espíritus sectarios, entre los mismos cristianos. Todo el énfasis puesto por el Concilio Vaticano I en la relativa autonomía de las ciencias y la libertad de investigación dentro del propio ámbito de cada ciencia, sumado al magisterio pontificio posterior, al Vaticano 2 y Paulo VI, recuerdan -en tiempos de intensa búsqueda de una nueva síntesis cultura.\- que todo saber auténtico está vinculado a la Persona de Cristo y, por lo tanto, a la Iglesia. Es decir, recuerdan aquello que ya tenía presente San Clemente de Alejandría cuando reprende a quienes pretenden acercarse a la sabiduría del Evangelio, dando las espaldas a la cultura. La misma historia de la exégesis bíblica, y la historia de los dogmas aportan un testimonio demoledor de las insensatecesdichas en el pasado y en el presente por quienes "sin el sentido para una formación más fina se acercan" al depósito reve- lado. Hemos deslindado la originalidad propia e inconfundible de la fe cristiana, respecto de la cultura helénica, y luego su vinculación inseparada y encarnada dentro del horizonte cultural donde germina, crece y se desarrolla. Cabe preguntarse ahora qué luz arrojaron los Padres de la Iglesia y los Apo- logetas para emprender el camino de esta fe vivida en toda su originalidad y en su indisminuida apertura al mundo cultural en el que está inserta. Este problema, precisamente, preocupa a San Clemente de Alejandrío al final de sus Stromata (66). Lo esboza obviamente, en los rasgos fisionómicos que tiene en su época. Afirma Clemente que el hombre está en el mundo con su "crisis", es decir, su poder de opción, su facultad para tomar posición entre el Lagos y el placer. Esta visión se distancia netamente de la visión estoica, que concibe al hombre como una unidad indivisible y armónicamente estructurada. Encontramos rebrotes de esta doctrina del alma de la Stoa, en una multitud de variantes históricas optimistas que se explayan en la salud y fuerza armónica del "hombre natural": una corriente que pasa por Pelagio y Rousseau y Adam Smith, hasta el presente ... Clemente de Alejandría -en cambio- lleva a su plenitud esa visión de la vida planteada por Platón como tensión oscilante de un "engendrar en lo incierto" (67), y por Aristóteles como búsqueda ininterrumpida del "medio" entre los abismos excesivos. Por eso enfatiza Clemente que para llevar a buen término la "crisis", necesita el hombre de la. ayuda divina. Emplea aquí el maestro alejandrino una palabra enormemente significativa para designar esa ayuda divina que es saber y fuerza si- (65) (66) (67) Clemente de Alejandrfa, O. cit. VII, 16, 93-95. Platón, Teteo 148C-152; Slromata VI, 16. 94, 159 S-C; Menon 80 C. 5. FE CRISTIANA Y CULTURA 69 HELENICA multáneamente: la llama "eutonía" (68). Es decir, no cualquiera clase de acuerdo y repercusión tonal, sino la auténtica. Clemente explica en qué consiste esa auténtica respuestatonal del creyente en la fe. Consiste en una, comunicación personal con Dios en Cristo: "Pues es inevitable que aquellos que emprenden los trabajos más grandes caen en los errores más grandes si no han recibido y no poseen de la verdad misma el hilo conductor de la verdad". A continuación ejemplifica Clemente con otro pasaje de la Odisea, donde el dios Hermes entrega a Ulises la yerba moly, que lo liberará de caer en el hechizo de Circe (69), que ya había convertido en cerdos a sus compañeros: "Precisamente como alguien que de hombre fuese transformado -como los hechizados por el veneno de Circe-, en animal así les sucede a aquellos que piso- tean la tradición de la Iglesia y se guían frívolamente por opiniones particulares, puramente humanas: esos se cierran la posibilidad Dios y de permanecer fieles al Señor ... de transformarse en hombres de Porque nuestro es el Fundamento de toda doctrino, el Señor mismo, que habló muchas veces y de muchas maneras por los profetas y por su buena nueva y por los santos apóstoles: El es desde el principio al fin el Guía de la gnosis (auténtica)" (70). Este texto nos brinda la clave de esa "agazé ta- al que atribuyen tanta importancia fronesis" -buen discernimien- los escritores intraeclesiales de todas las épocos. La clave es esa comunicación personal con Cristo, de quien proviene toda verdad, bien y belleza, porque es El camino, La Verdad, La Vida. Pero la comunica· ci6n personal es con el Cristo Total, Le. dentro de su Iglesia, y teniendo en cuenta la continuidad ininterrumpida de su vida, i.e. su tradición viviente de la caridad au- téntica. Obviamente se daban en esta época mutondis" a las que criticaron más arriba desviaciones muy similares "mutatis Harnack, Kittel y Prümm. Los textos que acabamos de aducir, del último capítulo de Stromata, van dirigidos a grupos gnósticos sectaríos. Hipólito romano censura también a corrientes gnósticas que emprenden una nivelación superficial entre las Escrituras y las obras del mundo helénico: "Ellos celebran a su profeta Homero y armonizan con temeridad los escritos no-santos con los santos" (71). Orígenes responderá con ironía al platónico Celso, cuando éste objeta la severidad de la buena nueva. Alude al pasaíe arriba mencionado del canto XII de la Odisea, donde Homero habla de las sirenas, cuyo canto fascinante atrae a los na- (68) (69) (70) (71) Clemente de Alejandrfa, o. cit. VII 16, 94, 5. Homero, Odisea, canto X. Clemente de Alejandría, o. cit. VII 16, 95, 1-3. Hip6lito Romano, Elenchos V, 8, 1. ANltlAL 70 vegantes. Al acercarse a ellas, sus barcos naufragaban EDWARDS y eran devorados. Origenes responde: "Lisonjear y decir sólo cosas agradables, es propio únicamente de las sire- nas, en torno a las cuales se levanta un montón de huesos" (72.) Aludiendo al mismo pasaje de la Odisea, ilustra Clemente de Alejandría el peligro de quedarse a medio camino, envuelto en seducciones, sin retornar al propio Hogar de la Verdad: "Deja atrás el canto artesano de la muerte; basta que quieras, y vencerós la perdición; atado al madero, serás liberado de toda corrupción, el Lagos de Dios será tu piloto, y el Espíritu Santo te hará llegar a las puertas celestiales ... " (73). El autor desconocido de la Exhortación a los helenos -falsamente a San Justino- atribuida plantea un límite último de discernimiento, en caso de conflicto. Aun- que el texto parece alimentar la fobia anti-cultural de los Savonarolas de todos los tiempos, pone de manifiesto la conciencia de los cristianos acerca de la originalidad y el valor decisivo último de su fe. El autor pone reparos a la nivelación superficial que operan algunos creyentes entre la doctrina de los grandes maestros griegos y el depósito de la fe. Luego de mencionar expresamente a Platón y Aristóteles, afirma: "Ninguno de aquellos que saben discernir bien, preferirá estos dos filósofos a la salvación de su alma. No. El se tapará -según el viejo mito- el bello lenguaje de los oídos con cera y escapará así del dulce, pero amenazante peligro de las si- renas" (74). Visto en el contexto de los múltiples testimonios de esta época, el texto es claro: si alguna vez la "crisis" planteara una oposición contradictoria entre la obra de un sabio griego y la buena nueva, e,1buen discernimiento optar6, sin vacilar, por la comunión con Cristo. 4. CONCLUSION Hemos desarrollado ciertos rasgos distintivos del encuentro entre fe cristiana y cultura helénica. Tomamos una perspectiva histórico-filosófica que brindó un am- plio registro de continuidad al problema subyacente a este encuentro. Porque la pregunta planteada en el título de este trabajo no surgió como un interrogante más en- tre otros muchos que debe resolver la investigación histórica. Surgió de un problema que ha conmovido a la humanidad de todos los tiempos, produciendo disensiones desde los mismos inicios chequeables de \0 cultura occidental. La polis griega tenía clara conciencia de que los hilos del suceso humano -con la inteligencia y libertad características- son combinados y te¡idos decisivamente por la divinidad. (72) (73) (74) Origenes, Adversus Celsum 11, 76. Clément D'Aiexandrie, le Proteptique Cohortatio ad gentiles. 36. (cf. nota 58) XII, 118, 4. FE CRISTIANA Y CULTURA HELENICA 71 leemos en las leyes de Platón: "Dios merece por de pronto, naturalmente, toda nuestra santa seriedad, y el hombre,como ya decíamos más arriba, es el juguete artísticamente dispuesto por Dios,y de hecho esto es lo mejor en él" (75). Pero con el nacimiento del pensar filosófico y divinidad ~planteado el conflicto entre libertad humana por Esquilo en la Orestiada- adquiere ciertos rasgos alar- mantespara el ciudadano griego. El pensar riguroso amenaza con destruir una certidumbreexistencial, que fundamenta y da coherencia a toda la vida e instituciones de la polis griega. Parece pretender regular no sólo el comportamiento de los hombres, sinoademás y también el de la divinidad.la penadahasta con la muerte en la polis- -que puede ser se cierne sobre la filosofía naciente. El nuevo pensarcientífico parece querer arrebatar humana,sustituyéndola por "leyes" acusación de "impiedad" a la divinidad la conducción de la historia que están más allá del flujo transitorio del de- venir. El problema subyacente a este conflicto es el que media entre historia y me- taflsica.Su rostro conflictivo en el mundo helénico cienteparece querer monopolizar la interpretación consiste en que la filosofía na- de la historia, siendo así que en la tradición griega es la religión su intérprete legítimo. Platón y Aristóteles en~atiza- ránel error subyacente a este prejuicio de la polis griega, contra la ciencia naciente. Presentanla metafísica como síntesis cultura,I, similar en esto al cometido de los "poetas", aunque di,ferente por su perspectiva de pensamiento riguroso, reflexivo y crí- tico. Este conflicto entre religiosidad histórica y pensar metafísico sigue planteán- dose,mientras la cultura occidental avanza por el Renacimiento (la Reforma), la Ilustración,hasta la actualidad. la posición de la Iglesia Católica desde su encuentro cOn la cultura griega rechazadosiempre una srntesis contradictoria ha entre ambas dimensiones, fomentando simultáneamentelos esfuerzos en la elaboración de una síntesis cultura,J que haga justicia a ambas dimensiones. El llamado urgente del Vaticano 11 y del magisterio de Paulo VI a una asimilaciónactiva y creadora de "la cultura y las culturas" es el llamado a una sfntesis cultural,más honda, que responda a los avances de las investigaciones históricas, filológicasy filosófico-culturales de nuestra época. (75) Plet6n, Las leyes VII, 803 e,