L ¿Falta infraestructura para crecer

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internacionales
¿Falta infraestructura pa
Por Juan José Garrido Koechlin *
La sabiduría convencional sostiene que la
acumulación de capital físico y humano trae
consigo, inevitablemente, prosperidad y
desarrollo. Esto es, en términos prácticos, que
el Producto Bruto Interno (PBI) es el
resultado de una mayor dotación de recursos
tecnológicos, laborales y de bienes de capital.
Según esta creencia, que no es otra cosa que
el modelo endógeno Harrod-Domar, la
ausencia de capitales -léase, infraestructuraes el principal “cuello de botella” del proceso
de desarrollo.
L
a teoría y la evidencia, según el modelo que uno
emplee, sustenta en mayor o menor medida
aspectos críticos de dichas creencias; empero, también la contradice. Sabemos, por ejemplo, que
mayores dotaciones de recursos tecnológicos alientan
el crecimiento de largo plazo. No ocurre así, para sorpresa de muchos, con la acumulación de capital físico y
humano; por ello, la infraestructura no es una panacea.
Mayor inversión en infraestructura no se traduce, necesariamente, en mejores tasas de crecimiento en el largo
plazo. Esto ocurre por diversas razones, la más importante es que los rendimientos de la misma son decrecientes (razón por la cual la gran mayoría de modelos de
crecimiento modernos se basan en el Modelo de Solow,
donde a la infraestructura se le observa con “techos” en
sus efectos).
La economista francesa Stéphane Straub, en un estudio sobre la literatura reciente, publicado por el Banco
Mundial, apoya lo mencionado anteriormente: si bien
existe una relación positiva entre desarrollo e infraestructura en la mayoría de los estudios analizados (63%
de los mismos), las razones más sólidas estriban sobre
los beneficios en las potencialidades productivas, más
que en los beneficios directos o indirectos de la infraestructura en sí.
Brasil, para tomar un ejemplo ampliamente estudiado
y que replica -a mayor escala- la realidad de la economía peruana, es un caso manifiesto de ello: un estudio
realizado por el McKinsey Global Institute encontró que
cerca de un tercio de la brecha de productividad con los
Estados Unidos provenía de la inadecuada dotación de
capital; sin embargo, de esa brecha, el 75% es económicamente viable aún con los salarios actuales. Es decir,
solo el 8% de la brecha es atribuible a inversiones inviables en infraestructura. Eso significa que el potencial de
productividad en Brasil, hoy en día, es más del 90% del
nivel norteamericano. Los otros dos tercios de la brecha
de productividad se explican por ineficiencias organizacionales, inadecuado bosquejo del proceso productivo
(lay-out) y de las maquinarias utilizadas, escala, diseño de
productos y otros.
¿Cómo lograr una rápida implementación de dichas
mejoras técnicas, a fin de reducir las barreras hacia mayores niveles de productividad? Bueno, para empezar,
se puede partir por reducir las barreras de entrada a los
diferentes mercados, así como las trabas comerciales,
las regulaciones laborales y técnicas que incrementan los
costos y reducen los beneficios de la mejora en procesos. ¡Solo imagínense la cantidad de recursos empresariales que se destinan para financiar el monstruo burocrático que con regulaciones y limitaciones entorpece la
productividad empresarial!
La falta de infraestructura y de capital humano -léase,
educación- no son determinantes, como bien señala el
reporte, en el pobre desempeño económico de nuestras economías. En el Perú, por ejemplo, estamos acostumbrados a decir que la falta de infraestructura es la gran
responsable de nuestro subdesarrollo, cuando lo cierto
es que las regiones con mejor dotación de capital físico
son simultáneamente aquellas que aglomeran la gran
mayoría de las poblaciones pobres. Lima, Arequipa, Tacna, La Libertad y Piura representan el primer cuartil en
acumulación de infraestructura; Lima, Puno, Cajamarca,
Piura, Cusco y La Libertad acomodan, simultáneamente,
al 53% de los pobres en el Perú. ¿Por qué?
COMENTARIO
para crecer?
Al igual que en el caso brasileño, pienso que dicha
relación -absurda por decir lo menos- se debe al tamaño
del Estado peruano relativo a su economía, y todo lo
que ello implica: mayores necesidades de financiamiento
(impuestos altos), excesiva regulación y carga burocrática (pérdida de tiempo, corrupción, gastos adicionales),
alta informalidad (producto de lo anterior), bajas economías de escala y la subsecuente falta de competencia en
el mercado. Todo ello afecta la productividad, verdadero
motor del desarrollo. n
* Director Ejecutivo del INSTITUTO ACCIÒN.
Lima, Arequipa, Tacna, La Libertad
y Piura representan el primer
cuartil en acumulación de
infraestructura; Lima, Puno,
Cajamarca, Piura, Cusco y La Libertad
acomodan, simultáneamente, al 53%
de los pobres en el Perú. ¿Por qué?
COMENTARIO
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Yo quiero renunciar
a mi derecho
Por Juan Carlos Ramírez Larizbeascoa *
u
no de los elementos más importantes, y determinantes, en la construcción de una nación es la forma
en que el Estado trata a sus pobladores. En general,
esto puede simplificarse en dos alternativas: los trata como
adultos o los trata como niños. El Perú es un Estado que trata
a sus habitantes como niños.
Pone rompemuelles hasta el paroxismo y por todas partes, como si todos fuéramos unos imberbes incapaces de
evitar un auto. Por otro lado, los innumerables rompemuelles son la declaración de incapacidad del Estado de controlar
a sus ciudadanos con las señales de velocidad.
Hace el voto obligatorio con el argumento de que, de
otra manera, no irían a votar los menos favorecidos de la
sociedad, o serían manipulados con una gaseosa y un emparedado de pollo para que voten por el generoso candidato
que se los dé. Más allá de que esto es una ofensa para los
ciudadanos, aún en el caso que fuera cierto, por lo menos se
ganan un sándwich con su gaseosa. Total, igual van a elegir lo
mismo, porque no hay más que elegir.
Hace el voto obligatorio con el
argumento de que, de otra manera,
no irían a votar los menos favorecidos
de la sociedad, o serían manipulados
con una gaseosa y un emparedado de
pollo para que voten por el generoso
candidato que se los dé.
Es notable también cómo los dirigentes le echan la culpa
de que nada camina en la administración pública a su propia
burocracia. Eso es equivalente a que el gerente general de
una empresa dijera que la empresa no marcha porque sus
empleados no quieren. ¿Y por qué no los botan a todos,
entonces? Es curioso un país donde los ministros dicen que
su propia burocracia los maneja a ellos, y no al revés.
También es interesante el cuento repetido mil veces sobre
la imposibilidad de cambiar “lo que viene de muchos años en
unos días”. Este es el clásico argumento para no hacer nada.
Por supuesto que se pueden cambiar las cosas en un instante cuando hay voluntad y fuerza para hacerlo. Todos estos
cuentos son para niños, porque en países adultos a nadie se
le ocurriría enmascarar su propia incompetencia con lo difícil
que es cambiar las cosas. Entonces ¿para qué quieren ser
gobernantes si no pueden o no saben gobernar?
Otro punto que grafica esta situación es el artículo 26
de la Constitución, en el cual se dice que el trabajador no
puede renunciar a sus derechos. Según los comentarios del
Dr. Bernales, este artículo existe porque “se protege la parte
más débil de la relación laboral”.
Y si alguien no puede renunciar a su derecho, entonces
¿a qué puede renunciar? ¿A lo que no tiene derecho? Creer
que esto protege a una supuesta parte débil implica que, entonces, el sistema judicial no puede proteger legítimamente
a esta parte débil. ¿Y qué pasa cuando la parte débil es la
empresa, los proveedores o los clientes? Suponer que el trabajador es débil es una óptica paternalista aplicable a niños.
Este artículo 26, lo que realmente logra es que la empresa y sus trabajadores no puedan ponerse de acuerdo
cuando las circunstancias lo requieran, porque ningún
acuerdo de este tipo
sería válido si modifica
los derechos del trabajador. Bajo este punto
de vista, nadie podría
desistirse o negociar
nada, porque todo
acuerdo supone renunciar a algo para obtener otra cosa. Si se
está impedido de renunciar, entonces no hay negociación y
se va a un litigio que terminará en un supuesto buen juicio,
que, como se sabe, es siempre peor que un mal arreglo.
El haber incluido algo tan negativo para los acuerdos entre
adultos inidica claramente que el Estado y su principal norma
consideran que el grueso de sus ciudadanos es incapaz de defenderse, y esto solo puede interpretarse de dos maneras: 1)
sí es incapaz de defenderse y entonces estamos en un país de
minusválidos o 2) el Estado es incapaz de defendernos y entonces estamos en la jungla. Cuando se comience a tratar al ciudadano como adulto, comenzará a conducirse como uno. n
* Socio de International Advising & Consulting Company S.A.C.
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