52 NEGOCIOS comentario internacionales ¿Falta infraestructura pa Por Juan José Garrido Koechlin * La sabiduría convencional sostiene que la acumulación de capital físico y humano trae consigo, inevitablemente, prosperidad y desarrollo. Esto es, en términos prácticos, que el Producto Bruto Interno (PBI) es el resultado de una mayor dotación de recursos tecnológicos, laborales y de bienes de capital. Según esta creencia, que no es otra cosa que el modelo endógeno Harrod-Domar, la ausencia de capitales -léase, infraestructuraes el principal “cuello de botella” del proceso de desarrollo. L a teoría y la evidencia, según el modelo que uno emplee, sustenta en mayor o menor medida aspectos críticos de dichas creencias; empero, también la contradice. Sabemos, por ejemplo, que mayores dotaciones de recursos tecnológicos alientan el crecimiento de largo plazo. No ocurre así, para sorpresa de muchos, con la acumulación de capital físico y humano; por ello, la infraestructura no es una panacea. Mayor inversión en infraestructura no se traduce, necesariamente, en mejores tasas de crecimiento en el largo plazo. Esto ocurre por diversas razones, la más importante es que los rendimientos de la misma son decrecientes (razón por la cual la gran mayoría de modelos de crecimiento modernos se basan en el Modelo de Solow, donde a la infraestructura se le observa con “techos” en sus efectos). La economista francesa Stéphane Straub, en un estudio sobre la literatura reciente, publicado por el Banco Mundial, apoya lo mencionado anteriormente: si bien existe una relación positiva entre desarrollo e infraestructura en la mayoría de los estudios analizados (63% de los mismos), las razones más sólidas estriban sobre los beneficios en las potencialidades productivas, más que en los beneficios directos o indirectos de la infraestructura en sí. Brasil, para tomar un ejemplo ampliamente estudiado y que replica -a mayor escala- la realidad de la economía peruana, es un caso manifiesto de ello: un estudio realizado por el McKinsey Global Institute encontró que cerca de un tercio de la brecha de productividad con los Estados Unidos provenía de la inadecuada dotación de capital; sin embargo, de esa brecha, el 75% es económicamente viable aún con los salarios actuales. Es decir, solo el 8% de la brecha es atribuible a inversiones inviables en infraestructura. Eso significa que el potencial de productividad en Brasil, hoy en día, es más del 90% del nivel norteamericano. Los otros dos tercios de la brecha de productividad se explican por ineficiencias organizacionales, inadecuado bosquejo del proceso productivo (lay-out) y de las maquinarias utilizadas, escala, diseño de productos y otros. ¿Cómo lograr una rápida implementación de dichas mejoras técnicas, a fin de reducir las barreras hacia mayores niveles de productividad? Bueno, para empezar, se puede partir por reducir las barreras de entrada a los diferentes mercados, así como las trabas comerciales, las regulaciones laborales y técnicas que incrementan los costos y reducen los beneficios de la mejora en procesos. ¡Solo imagínense la cantidad de recursos empresariales que se destinan para financiar el monstruo burocrático que con regulaciones y limitaciones entorpece la productividad empresarial! La falta de infraestructura y de capital humano -léase, educación- no son determinantes, como bien señala el reporte, en el pobre desempeño económico de nuestras economías. En el Perú, por ejemplo, estamos acostumbrados a decir que la falta de infraestructura es la gran responsable de nuestro subdesarrollo, cuando lo cierto es que las regiones con mejor dotación de capital físico son simultáneamente aquellas que aglomeran la gran mayoría de las poblaciones pobres. Lima, Arequipa, Tacna, La Libertad y Piura representan el primer cuartil en acumulación de infraestructura; Lima, Puno, Cajamarca, Piura, Cusco y La Libertad acomodan, simultáneamente, al 53% de los pobres en el Perú. ¿Por qué? COMENTARIO para crecer? Al igual que en el caso brasileño, pienso que dicha relación -absurda por decir lo menos- se debe al tamaño del Estado peruano relativo a su economía, y todo lo que ello implica: mayores necesidades de financiamiento (impuestos altos), excesiva regulación y carga burocrática (pérdida de tiempo, corrupción, gastos adicionales), alta informalidad (producto de lo anterior), bajas economías de escala y la subsecuente falta de competencia en el mercado. Todo ello afecta la productividad, verdadero motor del desarrollo. n * Director Ejecutivo del INSTITUTO ACCIÒN. Lima, Arequipa, Tacna, La Libertad y Piura representan el primer cuartil en acumulación de infraestructura; Lima, Puno, Cajamarca, Piura, Cusco y La Libertad acomodan, simultáneamente, al 53% de los pobres en el Perú. ¿Por qué? COMENTARIO 54 NEGOCIOS comentario internacionales Yo quiero renunciar a mi derecho Por Juan Carlos Ramírez Larizbeascoa * u no de los elementos más importantes, y determinantes, en la construcción de una nación es la forma en que el Estado trata a sus pobladores. En general, esto puede simplificarse en dos alternativas: los trata como adultos o los trata como niños. El Perú es un Estado que trata a sus habitantes como niños. Pone rompemuelles hasta el paroxismo y por todas partes, como si todos fuéramos unos imberbes incapaces de evitar un auto. Por otro lado, los innumerables rompemuelles son la declaración de incapacidad del Estado de controlar a sus ciudadanos con las señales de velocidad. Hace el voto obligatorio con el argumento de que, de otra manera, no irían a votar los menos favorecidos de la sociedad, o serían manipulados con una gaseosa y un emparedado de pollo para que voten por el generoso candidato que se los dé. Más allá de que esto es una ofensa para los ciudadanos, aún en el caso que fuera cierto, por lo menos se ganan un sándwich con su gaseosa. Total, igual van a elegir lo mismo, porque no hay más que elegir. Hace el voto obligatorio con el argumento de que, de otra manera, no irían a votar los menos favorecidos de la sociedad, o serían manipulados con una gaseosa y un emparedado de pollo para que voten por el generoso candidato que se los dé. Es notable también cómo los dirigentes le echan la culpa de que nada camina en la administración pública a su propia burocracia. Eso es equivalente a que el gerente general de una empresa dijera que la empresa no marcha porque sus empleados no quieren. ¿Y por qué no los botan a todos, entonces? Es curioso un país donde los ministros dicen que su propia burocracia los maneja a ellos, y no al revés. También es interesante el cuento repetido mil veces sobre la imposibilidad de cambiar “lo que viene de muchos años en unos días”. Este es el clásico argumento para no hacer nada. Por supuesto que se pueden cambiar las cosas en un instante cuando hay voluntad y fuerza para hacerlo. Todos estos cuentos son para niños, porque en países adultos a nadie se le ocurriría enmascarar su propia incompetencia con lo difícil que es cambiar las cosas. Entonces ¿para qué quieren ser gobernantes si no pueden o no saben gobernar? Otro punto que grafica esta situación es el artículo 26 de la Constitución, en el cual se dice que el trabajador no puede renunciar a sus derechos. Según los comentarios del Dr. Bernales, este artículo existe porque “se protege la parte más débil de la relación laboral”. Y si alguien no puede renunciar a su derecho, entonces ¿a qué puede renunciar? ¿A lo que no tiene derecho? Creer que esto protege a una supuesta parte débil implica que, entonces, el sistema judicial no puede proteger legítimamente a esta parte débil. ¿Y qué pasa cuando la parte débil es la empresa, los proveedores o los clientes? Suponer que el trabajador es débil es una óptica paternalista aplicable a niños. Este artículo 26, lo que realmente logra es que la empresa y sus trabajadores no puedan ponerse de acuerdo cuando las circunstancias lo requieran, porque ningún acuerdo de este tipo sería válido si modifica los derechos del trabajador. Bajo este punto de vista, nadie podría desistirse o negociar nada, porque todo acuerdo supone renunciar a algo para obtener otra cosa. Si se está impedido de renunciar, entonces no hay negociación y se va a un litigio que terminará en un supuesto buen juicio, que, como se sabe, es siempre peor que un mal arreglo. El haber incluido algo tan negativo para los acuerdos entre adultos inidica claramente que el Estado y su principal norma consideran que el grueso de sus ciudadanos es incapaz de defenderse, y esto solo puede interpretarse de dos maneras: 1) sí es incapaz de defenderse y entonces estamos en un país de minusválidos o 2) el Estado es incapaz de defendernos y entonces estamos en la jungla. Cuando se comience a tratar al ciudadano como adulto, comenzará a conducirse como uno. n * Socio de International Advising & Consulting Company S.A.C.