Aniversario Rutilio y Romero - Universidad Centroamericana José

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ISSN: 0259-9848
Cen
tro
ñor
M on se
XX, No. 647, 1-31 de m
Romero, AÑO X
arzo de
20 1 4
Aniversario
Rutilio y Romero
dos santos salvadoreños
“Quiero asegurarles a ustedes, y
les pido oraciones para ser fiel a
esta promesa, que no abandonaré
a mi pueblo, sino que correré
con él todos los riesgos que mi
ministerio me exige”.
Monseñor Romero
Elecciones y pos elecciones
Aniversario de María Julia Hernández
El autor de foto de portada es René Martínez,
estudiante de Teología en la UCA y catequista
en la Iglesia del Carmen Santa Tecla. Se ha
inspirado en la obra de Cerezo Barredo.
1
Carta a las Iglesias es una publicación
de análisis de las realidades del ámbito
religioso, político, económico y social
desde un enfoque cristiano.
¿Qué pretende ARENA?
José María Tojeira s.j.
E
n el mes de marzo tres cosas importantes han ocurrido. La
primera, el día 9, la segunda vuelta de las elecciones y las
semanas posteriores muy ajetreadas. La segunda, el 12,
el 37 aniversario del asesinato de Rutilio Grande, lo que cambió la
historia del país pues el asesinato de un sacerdote era algo impensable
y con ello se rompían no ya las reglas del bien, sino las reglas del
mal. Y su martirio fue también decisivo para que surgiera Monseñor
Romero. La tercera, el 24, el asesinato de Monseñor que lo convirtió
en cristiano salvadoreño universal.
Pág. 3
El Salvador “escenario de unas
votaciones presidenciales
Mauricio Iraheta
Pág.5
Pronunciamiento de la UCA
Pág.7
Rutilio Grande
José María Tojeira s.j.
Todo ello ha ocurrido al comienzo de la cuaresma, tiempo de
conversión. En el póster de Monseñor que ha sacado El Centro
Monseñor Romero este año se dicen estas palabras que pronunció
Monseñor en la víspera de su martirio: “¡Qué fácil es denunciar la
injusticia estructural, la violencia institucionalizada, el pecado social!
Y es cierto todo eso, pero ¿dónde están las fuentes de ese pecado
social? En el corazón de cada hombre” - (23 de marzo de 1980).
Pág. 8
Asesinato martirial de Monseñor Romero
Jon Sobrino
Pág. 10
Rutilio en la palabras de Romero
Pág. 12
Bien sabemos cómo podemos banalizar las expresiones como
cuaresma y conversión. Pero se pueden tomar en serio con provecho.
El papa Francisco ha escrito un mensaje de cuaresma y entre las
muchas cosas que dice solo voy a mencionar dos:
Pequeño evangelio de Rutilio Grande
Pág. 13
Pastor de los pobres y de los indefensos
Omar Serrano
Pág. 14
“El camino de Dios es contracultural. Dios no se rebela mediante
el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la
pobreza: “siendo rico se hizo pobre por nosotros”. Y la razón última
es el amor, la generosidad, el deseo de cercanía. El amor nos hace
semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Jesús
trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre,
obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre”.
“El pastor tiene que estar donde está el
sufrimiento”
Carlos Ayala Ramírez
VII aniversario de María Julia
Hernández
Jon Sobrino s.j.
Pág. 19
Contraportada:
Amigos de Monseñor Romero
Pág. 24
Director de publicación:
Jon Sobrino sj
Director del Centro Monseñor Romero
Imprenta: Talleres Gráficos, UCA.
2
Centro Monseñor Romero, campus UCA
Bulevar Los Próceres, Apto. postal 01-168,
Antiguo Cuscatlán, La Libertad,
El Salvador.
Diseño y diagramación de revista: Ronald Cardoza
Pág. 18
www.uca.edu.sv/publica/cartas
Pág. 15
Recordemos a Moseñor.
Y recordémoslo lo mejor posible
Jon Sobrino s.j.
Presentación
Y Francisco saca las consecuencias para los cristianos con toda
claridad. “Estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a
tocarlos, a hacernos cargos de ella y a realizar obras concretas a fin
de aliviarlas.
La miseria material a la que llamamos normalmente pobreza
toca a todos cuantos viven en una condición que no es digna de una
persona: privados de derechos fundamentales y de bienes de primera
necesidad, como la comida, el agua, las condiciones higiénicas,
el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural. Y
también denuncia la miseria moral, en que caen las personas por falta
de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a
casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y
la salud. Vivir en esa miseria moral es casi como no vivir”.
En palabras cristianas, el mensaje del papa es una invitación a
actualizar el seguimiento de Jesús, a no olvidar lo esencial de la fe
cristiana: “La pasión por Dios y la compasión por el ser humano”.
Carlos Ayala es el autor de la síntesis del mensaje papa.
Elecciones
¿Qué pretende ARENA?
Elecciones y postelecciones
José María Tojeira
14 de marzo
La derecha política y empresarial del país siempre ha
sostenido que una de las garantías para calificar como
libres a unas elecciones es la presencia de observadores,
sobre todo si son externos. De hecho, hay eventos
electorales en la región que se han descalificado por
no permitir la observación internacional. Este no es
nuestro caso. Al contrario, las misiones de observación
en esta elección fueron numerosas, diversas y con vasta
experiencia en el oficio. Todas ellas han confirmado la
limpieza y transparencia de la jornada electoral y han
calificado con nota sobresaliente la labor del Tribunal
Supremo Electoral. Solo Arena y la gran empresa privada
—ya sin falsos recatos de presentarse como diferentes—,
junto a sus amplificadores de oficio, son los que siguen
con el cuento del fraude, en contra de lo dicho por
las misiones de la OEA, la ONU y la Unión Europea, y
todas las instancias nacionales e internacionales que
participaron en la observación electoral.
En lugar de aceptar los resultados, Arena va de torpeza
en torpeza, lo que demuestra su frustración. ¿Qué es lo
que al final quiere? ¿Para qué traer tantos observadores si
su palabra no es tomada en cuenta o es contrariada por
quienes los han clamado siempre? El partido de derecha
y la gran empresa privada saben perfectamente que la
razón, la verdad y la ley no le convienen a sus intereses.
Arena y la ANEP saben que los resultados no van a
cambiar. También, que pedir el conteo voto por voto,
además de ser innecesario porque ya se comprobó la
veracidad de todas las actas, va contra lo que dice la ley.
Lo piden aun sabiendo que eso no es posible de acuerdo
a la legislación y que recibirán una respuesta negativa.
Saben además que pedir la nulidad de la elección es
absurdo. Entonces, ¿qué pretenden Arena y la derecha
empresarial?
3
Diseño y diagramación de revista : Ronald Cardoza
Fue esa estrecha diferencia de votos lo que
envalentonó al partido de derecha para no reconocer los
resultados y lanzar el cuento del fraude electoral. Pero
hay signos que dan derecho a pensar que la narrativa del
fraude era algo que Arena tenía preparado desde antes
de la elección. En varias ocasiones, durante la campaña,
ese partido declaró sospechar la posibilidad de fraude,
sin hacer señalamientos concretos. Además, en plena
jornada electoral, el candidato arenero dijo reservarse el
derecho de reconocer los resultados, como asumiendo
que la decisión popular no le sería favorable. Y en otro
desafortunado acto, el partido se declaró ganador poco
después del cierre de las urnas, cuando era prácticamente
imposible tener certeza de los resultados. Ya como
corolario vino el lamentable discurso del candidato de
Arena, que se sumó a una abultada lista de yerros políticos
mayúsculos que ponen en duda su capacidad para asumir
la Presidencia de la República. Justificar que las palabras
de Quijano obedecieron a la presión del momento no le
hace ningún favor a quien pretende ocupar el más alto
cargo político, en el que se está sometido a constantes y
fuertes presiones. Lo que vino después es conocido por
todos. Decir y repetir monocordemente que hubo fraude,
y movilizar activistas para que protesten en las calles, con
el empeño de convertir a El Salvador en Venezuela.
www.uca.edu.sv/publica/cartas
Es muy fácil ser adivino del pasado. Poco tardaron
algunos analistas y articulistas en afirmar que ya se
esperaban lo que pasó. Hace falta honestidad para
reconocer que los resultados de la elección del 9 de
marzo nos sorprendieron, sino a todos, a la mayoría.
Y fue sorpresa porque el punto de partida era la poca
probabilidad de que Arena remontara la diferencia de 10
puntos porcentuales, los 300 mil votos que le sacó de
ventaja el FMLN el 2 de febrero. Casi un mes después, el
partido de derecha prácticamente se colocó a la par del
Frente. Pero, de acuerdo a la ley, en la segunda vuelta,
la presidencia se puede ganar con un voto. Arena no
comprende que haber remontado los adversos resultados
de la primera vuelta no invalida o ilegitima el hecho de
que perdió por estrecho margen. En eso consiste la
democracia electoral: gana la voluntad de la mayoría.
Elecciones
Salvador Sánchez
Ceren saluda a su
esposa Margarita el 15
de marzo durante la
celebración del gane
de las elecciones en el
redondel Masferrer.
Foto Mauro Arias
Envalentonados por el resultado de la segunda vuelta,
pretenden deslegitimar al futuro Gobierno. Pretenden
enviar un mensaje al pueblo salvadoreño y al mundo
entero: por tener un Gobierno de izquierda, el país
está desestabilizado. Y para eso cuentan con el apoyo
irrestricto de los grandes medios de comunicación,
que en la actualidad funcionan como altoparlantes del
discurso de la derecha. Se quiere deslegitimar al futuro
Gobierno para obligarlo a negociar. La gran empresa
privada salvadoreña, mal acostumbrada a hacer uso
patrimonialista del Estado y a que su palabra sea ley,
desde hace casi cinco años ha visto cómo sus privilegios
han comenzado a recortarse. Y peor todavía, ha visto
emerger un nuevo poder económico, aún incipiente, pero
que amenaza su primacía, tradicionalmente absoluta.
Tolerar otros cinco años de pérdida de privilegios es
demasiado para la oligarquía más mezquina y ambiciosa
de la región. Por eso, Arena, como partido encargado
de llevar al plano político una pugna económica, no
aceptará los resultados electorales y hará “todo lo que
tenga que hacer” para que el nuevo Gobierno no goce de
legitimidad. Ya lo dijo Quijano, el 1 de junio tendremos
dos Gobiernos. Por estrategia política y fidelidad al
capital, Arena no aceptará públicamente la derrota en las
urnas, aunque en su interior sabe perfectamente que la
verdad no está con ellos.
19 de marzo
La dialéctica de la agresividad
En nuestras tierras, el exceso de agresividad choca
siempre con el deseo mayoritario de vivir en paz. Y
en este proceso eleccionario parece que podemos
comprobarlo. En la primera vuelta, Arena brilló por su
agresividad, considerando negativo casi todo lo hecho por
el Gobierno de Funes, mientras que el FMLN se mostró
dialogante, cercano y conciliador. Resultado: Arena perdió
estrepitosamente. En la segunda vuelta, lo que más brilló
fue la agresividad del presidente Funes, mientras que
4
Arena prometía el oro y el moro en un tono mucho más
amigable. Y aunque ganó el FMLN, Arena estuvo cerca
de saborear el triunfo. Incluso en algún momento del
conteo estuvo por delante. Ahora, de nuevo, Arena ha
optado por la agresividad, usando un lenguaje guerrero,
que en alguno de sus jóvenes se acerca en ocasiones al
escuadronero. Mientras el FMLN ofrece diálogo, Arena
se empeña en mantener un lenguaje agresivo de todo
o nada. Y una vez más, está empezando a cansar a la
población.
Si la ONU, la OEA, los observadores de la UE, la
ciudadanía y la sociedad civil que a lo largo de nuestra
historia ha dado muestras de imparcialidad los hubieran
apoyado, podríamos creer en los alegatos areneros.
Pero es evidente que están solos ante las opiniones más
connotadas por su imparcialidad. Y el problema es que
Arena no ha dado muchas muestras de imparcialidad en
su historia, y mucho menos cuando se tocan sus intereses.
Su lenguaje se parece al de las dictaduras que cuando se
sienten atacadas y aisladas, tienden a decir que hay una
conspiración internacional contra ellas. Este escenario
no es nuevo en El Salvador. Por ejemplo, cuando la
Comisión de la Verdad dijo que la parte gubernamental
estaba mucho más implicada en violaciones de derechos
humanos que el FMLN, Arena se dedicó a denigrar a
los miembros de la Comisión, instancia que el mismo
partido había aceptado previamente. En el Caso Jesuitas,
no solo defendió a los implicados en el asesinato, sino
que los condecoró y subió de rango. Lo que no era de
su gusto no existía o, si se hacía público, era parte de
una conspiración malvada en su contra. Aunque este
tono comenzó a cambiar con Antonio Saca, parece haber
resucitado bajo la batuta Quijano-Velado.
Arena debería reflexionar. Cuando se ha mostrado
colaborador con la gente, tiene mejores resultados que
cuando actúa con ese estilo brusco y autoritario, que
desprecia o ataca a cualquiera que no piense como ellos.
Elecciones
Decir que el testigo de la supuesta salida de presos para
votar se presentó enmascarado para que los guerrilleros
no lo fueran a matar después, no es más que un modo de
mentir, sembrar tensión y querer disimular con lo ilógico
esa especie de show mediático que montaron. Para ser
creíble, el tal testigo debió presentarse en la Fiscalía a
cara descubierta para denunciar el presunto hecho y para
que el fiscal adscrito al caso lo investigara. Y si quiere dar
declaraciones a la prensa, la cara descubierta también es
lo mejor. Hablar de matar testigos, como acostumbraba
a hacer la derecha del país durante la guerra, y que lo diga
un miembro del Coena a través de Twitter, no le da en
absoluto credibilidad a Arena.
El Salvador necesita una derecha sana. Los mismos
dirigentes actuales de Arena decían durante la campaña
de la segunda vuelta que ellos son la nueva derecha del
país. Pero una derecha agresiva, poco dialogante, que
ve enemigos en todas partes, no es nueva ni deseable
para nuestro desarrollo. Como tampoco lo sería una
izquierda prepotente y cerrada al diálogo. Querer forzar
artificialmente un ambiente de confrontación semejante
al de Venezuela no es válido ni ético. Y quienes lo
hacen corren el riesgo de, ante la agresividad tensa
y autoalimentada, cansar a la opinión pública y que el
propio partido termine esclerotizándose como una
derecha marchita o forzado a desbancar a los que ahora
tensan esta situación. Caer en la trampa del presidente
saliente, excesivamente agresivo en los últimos tiempos,
no les ayuda.
El Salvador necesita diálogo. Y las nuevas autoridades
se muestran abiertas a dialogar. El discurso del “yo
o el caos”, que parece propiciar esta sedicente nueva
derecha, no nos conduce a ninguna parte. Y es además
una especie de misión imposible ante una mayoría que
lo que quiere y desea es que se resuelvan sus problemas
y no que aumenten a través de tensiones en buena parte
artificiales. Arena puede aprender de su derrota. Le fue
bien apoyando a la gente en sus necesidades; por ejemplo,
en la de renovar el DUI. Hay un camino de servicio que
es el que convence a la gente. El camino del grito y
del puño levantado no convence a nadie. El FMLN ha
comenzado a ganar elecciones; esta es la segunda desde
que dejó de amenazar y gritar. Ahora insiste mucho más
que en el pasado en la necesidad de diálogo. Algunos de
sus ministros han sido un ejemplo de comportamiento
equilibrado, dialogante y abierto. Moderarnos todos y
acostumbrarnos a vivir en la pluralidad de opiniones, en el
respeto a las instituciones y en la búsqueda de soluciones
dialogadas es lo que puede hacer que la derecha y la
izquierda contribuyan, juntas, en temas estructurales,
al desarrollo del país. La agresividad solo conduce al
fracaso.
El Salvador: “Escenario de
unas votaciones presidenciales”
Mauricio Iraheta Olivo
U
na elección presidencial como la
celebrada el pasado domingo nueve de
marzo en El Salvador, ya visto el resultado
en las urnas, funciona como una conmoción
sísmica: de pronto lo que estaba terminado,
la estructura política, se encuentra alterada,
y lo que vendrá todavía no se firmó.
Los resultados de las votaciones presidenciales, tal
como se configuraron en El Salvador, tuvieron para
muchos algo de esquizofrenia y paranoia. De repente
un palco del ala derecha de la nación fue ocupado por
una manada de personajes que, como en las piezas
de Shakespeare, parecen no percibir que sus dramas
familiares se reflejan en todo el reino. Porque hay adultos
que no superan nunca la fase de exhibicionismo propia
de la infancia y quieren hacer siempre de la mirada ajena
un espejo de su autoimagen.
Y es que, de parte de un ex-candidato a la presidencia
suena extraño, por no decir enfermizo, que sienta una
necesidad compulsiva de comprobar siempre su poder,
5
Elecciones
Los discursos de campaña electoral son como las ventas en mercado
libre –no extienden factura– y que los candidatos aparezcan envueltos en
una aureola de confiabilidad, el problema reside en el piso de abajo”.
destacándose por la arbitrariedad y transformando a
sus subalternos en meros instrumentos de su soberbia.
Siempre tratando de suscitar envidia ajena por su mero
capricho, como el niño que va a la escuela con reloj
nuevo, no para saber la hora sino para que todos queden
admirados de su objeto de ostentación. Se complace en
exhibirse incluso cuando hace algún gesto magnánimo.
No se pregunta por el proyecto “El Salvador”, no se
cuestiona si el país seguirá rehén de una élite saciada de
lucros e indiferente a la exclusión social. Lo que parece
interesar son las emboscadas en torno a las armadillas en
que pisa, el embalaje de marketing con que se presenta
revestido. Con el escenario montado, gritan en contra de
resultados del Tribunal Supremo Electoral y el sistema
democrático de un gobierno.
Sin embargo, ya muchos sabemos que los discursos
de campaña electoral son como las ventas en mercado
libre –no extienden factura– y que los candidatos
aparezcan envueltos en una aureola de confiabilidad, el
problema reside en el piso de abajo. Al contrario de lo que
se dice, lo que es de barro es el anda, no el santo.
Por otra parte algo que distingue a la nueva pareja
presidencial, que los dos tienen en común mucho
más de lo que cree nuestro vano prejuicio. Ninguno
de ellos procede de las tradicionales oligarquías que
acostumbraban a hacer en la vida pública lo que hacen
en la privada. Ni pertenecen a la élite salvadoreña, ni
nacieron en cuna de lujo. Los dos proceden de la clase
pobre o media. Ambos repudian la dictadura militar, el
conservadurismo, y para horror de las viejas oligarquías,
estos nuevos elegidos han tenido en la izquierda su
iniciación política.
También es importante resaltar que ambos tendrán
mucho reto por conquistar en áreas como la salud,
educación, vivienda, saneamiento y seguridad. Porque
El Salvador sigue siendo un pequeño pulgar con pies de
barro. Sobre todo, por los recientes descubrimientos de
ex-funcionarios públicos que utilizaron al gobierno como
un antro de nepotismo, corrupción, tráfico de influencias
y administraciones mezquinas -a pesar de que hubiera
funcionarios éticos, de una dedicación esmerada al
servicio público- pone sobre el tapete una cuestión más
profunda a este nuevo Gobierno: el fin de una era política
en que las instituciones de poder se mantengan por
encima de toda sospecha.
6
Porque el Gobierno, al igual que ciertas empresas
de obras públicas, es una entidad con doble discurso:
“hacia dentro” asume decisiones según los parámetros
de la racionalidad; por eso es tan complejo como los
circuitos de las neuronas de nuestro cerebro. El Gobierno
es el cerebro y su burocracia la red aparente de aquellas
intrincadas conexiones que le hacen ordenar la sociedad,
bien rumbo al desarrollo, bien para reprimir o consentir la
corrupción y marañerias.
Pero el Gobierno no opera sólo en el plano racional.
Hay en él otro lenguaje, “hacia afuera”, disimulado,
subjetivo, no visible o audible o público; lenguaje acuñado
en la hoguera de las vanidades, en las disputas internas,
en los trabajos de pasillos, en la defensa de los intereses
corporativos, en las sendas oscuras de la corrupción.
Las decisiones racionales son manifestaciones de ese
juego entre bastidores que el público no percibe y donde
ocasionalmente se considera lo que es su interés.
Es por ello que El Salvador será, a partir del 1º de junio
del 2014, el resultado de las elecciones de marzo. Para
mejor o para peor. Y los que nos gobernarán han sido
escogidos por el voto de cada uno de nosotros. Y gracias
a los impuestos que pagamos ellos administrarán –bien
o mal– los millones recaudados por el fisco, incluidos los
salarios de los políticos y el costo de sus gabinetes de
trabajo y sus respectivos viáticos.
Y aunque en un nuevo período de transición de
la democracia, siempre se mezclan luces y sombras,
alianzas entre sectores progresistas y conservadores,
en el ambiguo compás de una de cal y otra de arena.
Donde además del sistema político, la democracia debe
robustecer el sistema jurídico, para reducir la antinomia
entre el “hacia dentro” y “hacia fuera”, a no ser que se
quiera perfumar el chivo que entró en la sala al pretender
ignorar el combate a la impunidad. Porque, como sugiere
Enmanuel Lévinas, la política debe ser controlada y
criticada siempre a partir de la ética. Por ello, es importante
que este nuevo Gobierno tenga a funcionarios públicos
que cuenten con esta ecuación cargo-responsabilidadcompetencia. Y se someta a un efectivo control popular
para que haga expulsar al chivo, y así hacer coincidir la
transparencia y la actividad política en nuestro país. Elecciones
Ante los acontecimientos suscitados luego de la elección del 9 de marzo
Pronunciamiento de la UCA
La UCA después de escuchar y valorar los informes de
las diversas misiones nacionales e internacionales de
observación electoral, se pronuncia en los siguientes
términos.
1. Vemos con honda preocupación la actuación de la
dirigencia del partido ARENA, que de una manera
irresponsable y temeraria ha adoptado un discurso
y una actitud confrontativos. Un discurso que ha
irrespetado el rol legítimo de la Fuerza Armada y
que es contrario al espíritu de los Acuerdos de Paz;
una actitud que atenta contra la estabilidad y la
institucionalidad del país.
2. No se puede acatar la ley solo cuando favorece y
desconocerla cuando no. Rechazamos la posición
de la dirigencia del partido ARENA de desconocer
la institucionalidad y cuestionar la transparencia
del proceso electoral.
3. Nuestra legislación electoral reconoce que la
Fiscalía puede contribuir a verificar la transparencia
de las elecciones cuando las otras dos instancias
integradas por los mismos partidos no puedan
hacerlo. Recurrir a la última instancia directamente
cuando no se han agotado los procedimientos
e instancias previas, tal como lo establece la
ley, no contribuye al fortalecimiento de nuestra
institucionalidad.
4. Prácticamente todas las misiones de observación,
internacionales y nacionales, han descartado la
posibilidad de un fraude electoral y han calificado el
proceso y el sistema empleado como transparente,
confiable y seguro.
5. No se le puede pedir al Tribunal que actúe fuera
de los supuestos contemplados en la ley, pues se
transgrediría el principio de legalidad. Y no hay que
perder de vista que las normas que hoy se pide
ignorar fueron creadas, avaladas y aprobadas por
los mismos demandantes.
6. La conducta de la dirigencia de ARENA pone
en riesgo la gobernabilidad democrática de El
Salvador y está creando las condiciones para una
espiral de violencia al privilegiar la exaltación y
el entrampamiento por sobre los mecanismos
institucionales establecidos en la ley.
Por todo esto, hacemos un urgente llamado:
1. Al partido ARENA, a que respete la institucionalidad
y los procedimientos establecidos por el Código
Electoral. Invitamos a su dirigencia a presentar
pruebas pertinentes, creíbles y consistentes que
sustenten las anomalías que han denunciado,
utilizando los canales establecidos por la ley, así
como a respetar los plazos y etapas de todos los
procedimientos electorales abiertos. Además,
la exhortamos a abstenerse de involucrar en
esta coyuntura a las instituciones públicas que
administran el orden y la seguridad del Estado. Al
FMLN, a que continúe con la conducta mostrada
hasta el momento (ignorar las provocaciones y
actuar con prudencia y en el marco de la legalidad)
en espera del escrutinio final. A ambos partidos,
los invitamos a honrar el compromiso de respetar
los resultados electorales, plasmado en el numeral
8 del pacto de entendimiento que firmaron el 24
de octubre de 2013 ante la Procuraduría para la
Defensa de los Derechos Humanos.
2. A las diversas organizaciones, gremiales, “tanques
de pensamiento” y medios de comunicación, a que
no promuevan o avalen mensajes que contradigan
el respeto a la institucionalidad democrática.
Transmitir acríticamente o aceptar silentemente la
actual postura y las actividades de la dirigencia de
ARENA es una manera de contribuir a un ambiente
de inestabilidad y de irrespeto a la institucionalidad,
esa misma que dicen defender.
3. Al Tribunal Supremo Electoral, a que siga
aplicando la normativa electoral, a fin de respetar
y transparentar oportunamente la voluntad del
pueblo salvadoreño expresada en las urnas. Y a
que continúe actuando con plena transparencia
para evitar cualquier duda sobre el resultado final
de esta elección presidencial.
4. A la ciudadanía y a los actores políticos y sociales,
a estar en calma y a mantener una actitud
conciliadora ante los resultados de este proceso.
Es imperativo mantener el Estado de derecho y el
orden público, en una cultura de paz, desistiendo
del uso de la violencia.
San Salvador, 12 de marzo de 2014
Texto editado
7
Rutilio Grande
Rutilio Grande
José María Tojeira
H
oy recordamos a Rutilio Grande, 37 años
después de que fue asesinado junto con un
adulto mayor y un niño. Otros dos niños que iban con
él en el vehículo lograron escapar por el cañaveral. Y
aunque reconocieron a los asesinos, efectivos de la
Guardia Nacional, no hubo juicio ni justicia. Corrió
la suerte de muchos otros sacerdotes que fueron
asesinados después que él, y, sobre todo, de tantos
hombres y mujeres víctimas de formas brutales
de represión y violaciones de derechos humanos.
Rutilio es un sacerdote, un jesuita que, desde los
tiempos de su muerte, evoca la larga historia de
fidelidad a los pobres de la Iglesia.
Formador de sacerdotes, amigo de la gente sencilla,
párroco visionario empeñado en transmitir a nuestros
campesinos la fe cristiana en toda su riqueza, Rutilio sigue
presente en muchos aspectos en nuestra historia. Fue
el primero en esa larga lista de presbíteros convertidos
en testigos, en mártires del Evangelio. La gente lo sigue
recordando como un servidor cercano, consejero sabio,
amigo generoso, religioso íntegro y fiel. Su amistad
honda y personal con monseñor Romero contribuyó,
más en muerte que en vida, a que el arzobispo alzara su
voz profética. Monseñor Romero conocía a Rutilio muy
bien y no podía dudar de la terrible injusticia cometida.
La muerte de su amigo lo comprometió más a fondo con
el dolor de las víctimas.
Algunos pueden preguntarse qué nos dice hoy Rutilio
Grande, 37 años después de su muerte. En una cultura
demasiado pragmática y egoísta, los muertos están
condenados al olvido. Incluso dentro de una esperanza
de justicia laica, con frecuencia se recuerda a los muertos
del pasado como escalones naturales hacia una justicia
mayor. Sin embargo, para nosotros, las víctimas del
pasado son algo más que flores aplastadas en el camino
de un progreso o desarrollo, que siempre requieren
luchas. Desde la fe cristiana, esperamos una justicia
universal, definitiva, y que tenga en cuenta a todas las
víctimas inocentes. Y es precisamente esa esperanza la
que nos hace mantener la mirada en las víctimas de la
historia, la que nos lleva a recordarlas y a considerarlas
parte de la construcción de una justicia definitiva. Ver a
las víctimas, sentir su dolor, es unirse a la pasión de una
8
humanidad que aspira a la solidaridad y la hermandad.
Y Rutilio, movido por la compasión y la solidaridad
generosa, es un ejemplo para todos tanto en su calidad
personal como en su muerte martirial.
En El Salvador, ha abundado la muerte y la injusticia.
Todavía hoy la violencia es demasiado dura y sigue
causando víctimas. Olvidar a las víctimas del pasado
no ayuda a vencer la violencia actual. Al contrario,
tiende a perpetuarla. Porque las víctimas del pasado nos
muestran de un modo especial no solo la brutalidad de
los victimarios y su capacidad de impunidad, sino el amor
de unas personas empeñadas en defender a los débiles
y en construir una sociedad justa y humana. Seguir sus
pasos, desde su afán de diálogo y de justicia, desde su
solidaridad con los pobres y débiles, y desde su resistencia
frente al mal y la brutalidad, es el camino correcto para
vencer la violencia actual.
Cuando la gente dice que “Romero vive” o “Rutilio
vive”, está confesando algo más que la fe en la
resurrección del final de los tiempos. Está confirmando
que ya, en nuestros días y a pesar de su muerte, las
víctimas siguen teniendo incidencia histórica. Dicen que
el espíritu de estos hombres se ha unido al Espíritu de
Jesús, y actúa en la gente generosa que quiere construir
un mundo más fraterno y humano desde la liberación
de su propia generosidad. Recordar a Rutilio Grande es
revivir sus ideales, su solidaridad y su fuerza profética.
Es ganar fuerza para caminar en la construcción de un
El Salvador mejor y tomar conciencia de la necesidad de
planificar un futuro más fraterno.
Rutilio Grande
En el lugar del atentado
contra Rutilio y sus
compañeros pronto se
levantó una sencilla cruz. Fue
profanada y destruida por los
responsables de su asesinato.
Se volvió a poner otra cruz, y
así varias veces. Finamente se
colocó una cruz sólida que es
la que aparece en la foto. Junto
a ella están los Padres Ignacio
Ellacuría, Segundo Montes y
Nacho Martín Baro.
Celebración en El Paisnal
El 12 de marzo se celebró una misa
en El Paisnal donde vivió, trabajó y murió
Rutilio Grande. En efecto, Rutilio, con el
señor Manuel Solórzano de 72 años y el
niño Nelson Rutilio Lemus de 16 años,
fue emboscado al atravesar unos cañales
mientras se dirigía a oficiar una misa en
El Paisnal.
El 4 de marzo, el arzobispo de
San Salvador anunció que ya puede
comenzar el proceso de beatificación.
Y después de la celebración, en El
Paisnal, el padre Tojeira comentó: “es
para nosotros un honor que el Arzobispo
haya fijado sus ojos en Rutilio Grande y
quiera iniciar el proceso de beatificación.
Nosotros estábamos convencidos de
que era un mártir. Y estamos esperando
la beatificación de Monseñor Romero
para introducir la causa de Rutilio”.
La misa fue presidida por el párroco, quien tiene a su derecha al padre
José María Tojeira. 12 de marzo, 2014.
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Asesinato martirial
de Monseñor Romero
H O S PI TA L
D I V I N A
24 de marzo, 1980
PROV I D E N C I A
Jon Sobrino s.j.
Hemos producido esta muestra en el marco del XXXIV aniversario del asesinato de
Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Las fotografías fueron tomadas en la capilla del
hospitalito La Divina Providencia, el 24 de marzo, 1980. Las fotografías estarán expuestas
en el vestíbulo del Centro Monseñor Romero hasta el 31 de abril, 2014.
M
onseñor
Romero
tuvo
conciencia de que pudo morir
asesinado. En los Ejercicios
Espirituales que hizo en febrero de 1980
le confesó al Padre Azkue: “tengo temor
a una muerte violenta que en estas
circunstancias es muy posible”.
Susto y sorpresa por el disparo
No le faltaba razón. Seis sacerdote
habían sido asesinados en los tres años
de su ministerio arzobispal, y muchos
otros líderes del país, profesores,
médicos, maestros, políticos… El 9 de
marzo de ese mismo año fue asesinado
Rubén Zamora del partido opositor
la democracia cristiana. Cuando al
día siguiente Monseñor Romero fue a
celebrar la misa del funeral en la basílica del Sagrado Corazón, fue
encontrada una valija con 90 candelas de dinamita. No explotó,
pero fue una llamada de atención.
Días más tarde en uno de los periódicos apareció el anuncio de
una misa en la capilla del hospitalito de la Divina Providencia en el
primer aniversario de la muerte de la niña Sara, madre del señor
Jorge Pinto, director del Independiente, periódico de oposición que
había sufrido un atentado pocas semanas antes. En la invitación
aparecía que el celebrante iba a ser Monseñor Romero, y varias
personas cercanas a Monseñor, trataron de disuadirlo de que fuese
a decir la misa, pues corría peligro. Y así fue. A las seis y treinta de
la tarde en la capilla del hospital de la Divina Providencia, hospital
para personas con cáncer terminal, sonó el disparo que acabó con
su vida. El cuerpo agonizante fue llevado a la Policlínica. Y según
testigos presenciales en el camino pronunció sus últimas palabras:
“Que Dios les perdone”.
Las religiosas intentan ayudar rápidamente
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Espanto y oración
La hermana Noemí, a la derecha,
ayuda a llevar a monseñor
Monseñor es trasladado a la Policlínica
Unámonos, pues, íntimamente en fe y esperanza.
“Que este cuerpo inmolado y esta carne sacrificada por los
hombres nos alimente también a dar nuestro cuerpo y nuestra
sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo: no para sí, sino
para dar conceptos de justicia y de paz a nuestro pueblo.
Unámonos, pues, íntimamente, en la fe y la esperanza en este
momento de oración por doña Sarita y por nosotros”.
Últimas palabras de Monseñor
24 de marzo de 1980.
El cadáver de monseñor
“He sido frecuentemente amenazado de muerte”.
“Debo decirles que como cristiano no creo en la muerte
sin la resurrección. Si me matan resucitaré en el pueblo
salvadoreño”.
“Mi muerte, si es aceptada por Dios, sea por la liberación
de mi pueblo y como un testimonio de esperanza en el
futuro”.
Puede usted decir, si llegasen a matarme, que perdono y
bendigo a quienes lo hagan.
“Ojalá sí se convenzan que perderán su tiempo. Un
obispo morirá, pero la iglesia de Dios, que es el pueblo,
no perecerá jamás”.
Jorge Pinto, con mujeres horrorizadas
Gracias Monseñor Romero
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Rutilio Grande
Rutilio en las palabras de Romero
Foto histórica. Rutilio
Grande acompaña a
Monseñor Romero en el
día de su consagración
episcopal. Detrás Mons.
Luis Chávez y González, su
predecesor, y Mons. Rivera
Damas, su obispo auxiliar.
En el funeral de catedral el 14 de marzo, 1977
“Lo siento como a un hermano”
Si fuera un funeral sencillo hablaría aquí de unas
relaciones humanas y personales con el padre Rutilio
Grande, a quien siento como a un hermano. En momentos
muy culminantes de mi vida, él estuvo muy cerca de mí y
estos gestos jamás se olvidan.
“Nuestro primer mártir”
El amor verdadero es el que atrae a Rutilio Grande
en su muerte con dos campesinos de la mano, así ama
la Iglesia, muere con ellos y con ellos se presenta a la
trascendencia del cielo. Un sacerdote con sus campesinos,
camino a su pueblo para identificarse con ellos, para vivir
con ellos, no una inspiración revolucionaria sino una
inspiración de amor
En El Paisnal 5 de marzo, 1978
“El hombre bueno de El Paisnal”
Aquí también, en un hogar, en un pueblito como el
de Belén de Judea, nace Rutilio Grande con las señales
de un predilecto, como un elegido de Dios en su mismo
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pueblo, y viene Dios y lo unge como a David… Rutilio
es aquel hombre que llevó de aquí el amor a su pueblo.
Aquel hombre que vivió este paisaje que estamos viendo
en este momento, aquel hombre, que como los niños de
hoy, de El Paisnal, sintió lo polvoriento de estas calles,
lo triste de esa pobreza, las dificultades de vivir en un
pueblecito apartado y sin embargo, también la riqueza
moral de nuestro pueblo, la riqueza de ese hombre,
donde él aprendió a rezar, donde él aprendió a ver a Dios
y amar al prójimo, donde Monseñor Chávez y González en
una visita pastoral lo encuentra entre los muchachitos de
la catequesis y le pregunta: “¿quieres ser sacerdote?” Y se
lo lleva para el seminario.
Y para que vean, hermanos la grandeza del hombre
no es ir a la gran ciudad, no es el tener títulos, riquezas,
dinero; la grandeza del hombre está en ser más humano.
Por eso, cuando Rutilio llega a la plenitud de la humanidad
suya lo encontramos de vuelta para El Paisnal en vísperas
de un día de la fiesta patronal del pueblito. Viene para acá,
con el cariño del hombre que ha crecido en su corazón,
pasando por universidades por libros y por estudios.
Aquel hombre ha comprendido que la verdadera grandeza
donde lo ha conducido toda su inteligencia, su vocación,
todo, no está en haberse ido de aquí para ser más rico
en otro pueblo, sino en volver a su pueblo amando a los
suyos. Esta es la verdadera grandeza.
Rutilio Grande
Pequeño evangelio de Rutilio Grande
1.
Vamos a seguir con fe al hombre de Nazaret
Jesús era peregrino que iba por cantones y caseríos.
Se detenía junto a los cercos o debajo de un amatón:
“Ahí no más tienen el reino de Dios. Nos lo regala el
padre Dios, con tal de que cambiemos de rumbo y que
lo recibamos como buena noticia”.
Muchos prefieren un Cristo mudo y sin boca para
pasearlo por andas por la calle. Un Cristo con bozal,
fabricado a nuestro antojo y según nuestros mezquinos
intereses. Ese no es el Cristo del Evangelio, el Jesús
joven de 33 años. El que se jugó la vida y murió por la
causa más noble de la humanidad.
Mucho me temo, hermanos que si Jesús volviera
hoy bajando de Galilea o Judea, o sea de Chalatenango
a San Salvador, yo me atrevo a decir que no llegaría con
sus prédicas y acciones hasta Apopa. Lo detendrían
ahí, a la altura de Guazapa. “Y duro con él”, hasta
hacerlo callar o desaparecer.
2.
Equipo misionero de Aguilares: Rutilio Grande, Chamba
Carranza, Tavo Cruz y Benigno Fernández, 1974
“Bendito sea Dios que en la muerte del Padre Grande la
Iglesia está diciendo: Sí hay solución, la solución es el
amor, la solución es la fe, la solución es sentir la Iglesia no
como enemiga, la Iglesia como el círculo donde Dios se
quiere encontrar con los hombres”.
Monseñor Romero
“Tenemos un padre común”
¡Primero Dios, primero Dios! ¡En nombre de Dios
o Gloria a Dios…!
Pero ¿de qué dios se trata? Unos se santiguan: ¡en
el nombre del padre -el pisto-, y del hijo -el café-, y del
espíritu-mejor que sea de caña! Ese no es el Dios Padre
de nuestro hermano y señor Jesús que nos da su Buen
Espíritu para que seamos hermanos por igual, y para
que, como seguidores cabales de Jesús, trabajemos
por hacer presentes aquí y ahora su Reino.
Un Padre común tenemos, luego todos somos hijos
del mismo padre, aunque hayamos nacido del vientre
de distintas madres. Luego todos somos hermanos.
Los Caínes también son nuestros hermanos, aunque
sean un aborto en el plan de Dios.
3. No trepen el Evangelio a las nubes
Dios no esta en las nubes acostado en una hamaca.
Jesús mentaba mucho el Reino del Padre Dios. Y le
gustaba compararlo a una gran cena en una mesona
con manteles largos, que alcanzara para todos por
igual. Y que nadie se quedara por fuera sin su taburete
y su conqué.
Las chiltotas tienen un conacaste donde colgar sus
nidos, para vivir y cantar. Al pobre campesino no le dejan
ni un conacaste, ni un puño de tierra para vivir para
que le entierren. Los que tienen voz, pisto y poder se
organizan y disponen de todos los medios a su alcance.
Los campesinos no tienen tierra, ni pisto, ni derecho a
organizarse. Esto no es el Reino de Dios, sino el reino de
la maldad, de la mentira y del diablo.
4.
Una mesa grande para todos
La iglesia no es un museo de tradiciones muertas, de
enterradores que solo se preocupan de cargar la urna el
viernes Santo para enterrar a Jesús. Debe ser un puño de
comunidades vivas, portadoras de vida y esperanza para
nuestra gente más humilde.
Jesús quiso celebrar la víspera de su entrega total una
cena, una fiesta. Y nos dijo que sería el memorial cabal
de nuestra liberación. Y él, de 33 años, fue el primero que
se puso a los pies de sus amigos para lavarle los pies. Y
nos mandó hacer lo mismo, como señal de que estamos
listos a jugarnos la vida por los hermanos. No vale decir
“sálvese quien pueda con tal de que a mí me vaya bien”.
Nos tenemos que salvar en racimo, en mazorca, en
matata, osea en comunidad.
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Romero
Pastor de los pobres y de los indefensos
Omar Serrano
¡Qué fácil es
denunciar la
injusticia estructural,
la violencia
institucionalizada,
el pecado social! Y
es cierto todo eso,
pero ¿dónde están
las fuentes de ese
pecado social?: en
el corazón de cada
hombre.
23/03/1980
El 24 de marzo conmemoramos la muerte martirial de
monseñor Romero, el pastor amigo y cercano, que desde
su púlpito en la Catedral proclamó el Evangelio de Jesús,
defendió a su pueblo de los abusos del poder, demandó
la igual dignidad de las personas y denunció, con gran
contundencia, el pecado personal y social, causante de
los males del pueblo salvadoreño. Óscar Arnulfo Romero
se puso del lado de los pobres, de los humildes, de todos
aquellos que vivían en carne propia la represión de las
fuerzas del Estado y la violencia de la injusticia social. Es
por ello que el pueblo oprimido encontró en él al buen
pastor, solidario con sus luchas y sufrimientos, un obispo
capaz de consolar y sentir compasión ante el profundo
dolor causado por la brutal represión estatal. Un pastor
que asumió a plenitud la causa de los derechos humanos,
de acuerdo al Concilio Vaticano II y a las conferencias de
los obispos latinoamericanos de Medellín y de Puebla.
Monseñor Romero se tomó en serio su oficio de pastor, y
como tal supo orientar a su pueblo. A la luz del Evangelio,
nos enseñó a vivir como cristianos en aquellos momentos
históricos tan difíciles. Sabía consolar, tenía el don de
animar y de guiar para vivir cristianamente en medio
de una situación de barbarie y locura. Tomarse en serio
su oficio lo llevó también a denunciar las causas de la
injusticia en El Salvador. Descubrió que la raíz de todo el
mal estaba en la absolutización de la riqueza y el poder,
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que para él era una forma de idolatría practicada por la
oligarquía: “Yo denuncio, sobre todo, la absolutización de
la riqueza. Este es el gran mal de El Salvador: la riqueza,
la propiedad privada como un absoluto intocable, y ¡ay
del que toque ese alambre de alta tensión: se quema!
No es justo que unos tengan todo y lo absoluticen de tal
manera que nadie lo pueda tocar, y la mayoría marginada
se esté muriendo de hambre”.
Ante ese injusto orden de cosas, hizo continuos llamados
a la conversión: “Seremos firmes, sí, en defender
nuestros derechos, pero con un gran amor en el corazón.
Porque al defender así, con amor, estamos buscando la
conversión de los pecadores”. Y frente a las acusaciones
que se le hacían desde la ultraderecha, fue claro: “Yo
tengo la conciencia muy tranquila, jamás he incitado a
la violencia (…) Mi voz no se ha manchado nunca con un
grito de resentimiento ni de rencor. Grito fuerte contra la
injusticia, pero para decirle a los injustos: ‘¡Conviértanse!’.
Grito en nombre del dolor para decirle a los criminales:
‘¡Conviértanse!’”. Su amor por el pueblo incluía a pobres
y a ricos, y por eso nunca dejó de hacerles la invitación
a la conversión y a construir una sociedad con justicia
social, una sociedad que permitiera una vida digna a toda
la población.
Ignacio Ellacuría, quien admiró profundamente a Romero,
dijo a propósito de su nominación para el premio Nobel
XXXIV aniversario
de la Paz: “Monseñor Romero es pacificador porque
denuncia con acopio de razón los arrestos arbitrarios, las
torturas y los asesinatos; lo es porque se ha convertido
en el campeón de los pobres y de los indefensos; lo es
porque rechaza la violencia y exige profundos cambios
sociales y económicos”. El obispo mártir entendía con
claridad que la máxima violencia era la injusticia social,
que priva de vida y dignidad a miles de personas. Así, el
trabajo por la paz debía pasar por la erradicación de las
injusticias sociales.
Su insistente denuncia de las violaciones a los derechos
humanos, su clara decisión de defender a las víctimas
de todos los atropellos a los que fue sometido el pueblo
salvadoreño, le valió gran reconocimiento en el ámbito
internacional. Fue propuesto por el Parlamento británico
para el premio Nobel de la Paz, y las universidades
de Lovaina y de Georgetown le entregaron sendos
doctorados honoris causa. Los reconocimientos no
cesaron con su asesinato; el 21 de diciembre de 2010,
treinta años después de su muerte, y en reconocimiento
a su trabajo a favor de las víctimas, la Asamblea General
de las Naciones Unidas proclamó el 24 de marzo Día
Internacional del Derecho a la Verdad en relación con
Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la
Dignidad de las Víctimas.
Cuánto sufrimiento nos hubiéramos ahorrado si se le
hubiera hecho caso a monseñor Romero. Hoy, 34 años
después de su muerte, El Salvador sigue padeciendo la
injusticia social, se sigue practicando la idolatría al dinero y
al poder. En los 22 años transcurridos desde los Acuerdos
de Paz, hemos sido incapaces de construir una sociedad
justa, con pleno respeto a los derechos humanos, con
igualdad de oportunidades para todos. Por eso, como lo
dijo monseñor Romero, mientras persista “este desorden
espantoso”, esta ausencia de justicia social y económica,
no podrá haber paz. Y, como vaticinó, si solo se ponen
parches a esta situación, “los nombres de los asesinados
irán cambiando, pero siempre habrá asesinados. Las
violencias seguirán cambiando de nombre, pero habrá
siempre violencia mientras no se cambie la raíz de donde
están brotando, como de una fuente fecunda, todas estas
cosas tan horrorosas de nuestro ambiente”.
Escuchemos ese clamor de monseñor Romero, que es
pertinente para hoy y coincide con los llamados del papa
Francisco a toda la humanidad. Si de verdad queremos
paz en El Salvador, si queremos el fin de la violencia,
la pobreza y la marginación, pongamos nuestro mayor
esfuerzo en trabajar por la justicia social y el pleno respeto
a los derechos humanos. Si obramos así, le rendiremos
justos honores a nuestro pastor.
"El pastor tiene que estar
donde está el sufrimiento"
Carlos Ayala Ramírez
El lema escogido por la Fundación Monseñor
Óscar Romero para conmemorar el XXXIV
aniversario de su obispo mártir es “El pastor
tiene que estar donde está el sufrimiento”. La
frase es de la homilía del 30 de octubre de
1977; que fue compartida con monseñor Arturo
Rivera Damas, quien había sido designado
obispo residencial de Santiago de María.
En la primera parte de la homilía monseñor Romero
señala algunos de los signos de los tiempos que
caracterizaban ese período, y después monseñor Rivera
hizo una interpretación bíblica de esos signos.
El signo que más destacó monseñor en esta homilía,
y del que recurrentemente se ocupó durante sus tres
años como arzobispo, es el de la realidad sufriente y
dolorosa de aquellos tiempos tan críticos. La injusticia
social y la violencia represiva del Estado aparecen como
las principales causas de ese sufrimiento, y las víctimas
mayoritarias eran los pobres. A ese estado de cosas lo
llamó “pecado estructural escandaloso”.
En su cuarta carta pastoral afirmó que las consecuencias
sociales del pecado se presentan en El Salvador con
rasgos muy trágicos y exigencias cristianas urgentes:
“Mortalidad infantil, falta de vivienda, problemas de
15
Romero
Eucaristía del XXXIV aniversario de Monseñor Romero en la capilla de
la UCA. Presidió: Rolando Alvarado s.j. nuevo provincial de los jesuitas
en Centroamérica.
Las defendió con la verdad. Monseñor
Romero buscó y comunicó verdad frente a lo
que la impedía, esto es, el ocultamiento de la
realidad de las víctimas, el cierre de espacios
a la voz de las mayorías y la manipulación de
la noticia. En este contexto, declaró: “Todo
está comprado, está amañado y no se dice
la verdad” (homilía del 2 de abril de 1978).
“La verdad está esclavizada bajo los intereses
de la riqueza y el poder” (homilía del 15 de
febrero de 1980). “Vivimos una hora de lucha
entre la verdad y la mentira (homilía del 30
de julio de 1978). “Queremos ser la voz de
los que no tienen voz para gritar contra tanto
atropello de los derechos humanos” (homilía
del 28 de agosto de 1977).
salud, salarios de hambre, desempleo, desnutrición,
inestabilidad laboral. La situación de extrema pobreza
generalizada adquiere, en la vida real, rostros muy
concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos
sufrientes de Cristo, que nos cuestiona e interpela”.
Denuncia de la injusticia y la violencia, defensa de las
víctimas, libertad frente a los poderosos y valentía para
correr los riesgos que podrían sobrevenir fueron las
formas reales que tomó la palabra de verdad pronunciada
por monseñor Romero.
Con respecto a la violencia represiva del Estado o de
grupos clandestinos, dijo: “No me cansaré de denunciar el
atropello por capturas arbitrarias, por desaparecimientos,
por torturas (…) La violencia, el asesinato, la tortura,
donde quedan tantos muertos, el machetear y tirar al mar,
el botar a la gente: todo esto es el imperio del infierno”.
Las acompañó con misericordia. Monseñor Romero
no fue un humanista producto del altruismo o del
asistencialismo distante, no se trataba de hacer una
labor social humanitaria. Su actitud era más de fondo:
escuchar los clamores de los pobres, interiorizarlos y
dejarse afectar por ellos. Es elocuente, el siguiente texto:
“Rostro de Cristo entre costales y canastos de cortador.
Rostro de Cristo entre torturas y maltratos de las cárceles.
Rostro de Cristo muriéndose de hambre en los niños que
no tienen qué comer. Rostro de Cristo, el necesitado que
pide una voz a la Iglesia” (homilía del 26 de noviembre de
1978). Es el ejercicio de la misericordia afectiva, amor a
los pobres, y efectiva, que va a la raíz de las causas del
sufrimiento.
Y en su última homilía dominical, pensando en el
pueblo sufriente, expresó: “Le pido al Señor mientras
voy recogiendo el clamor del pueblo y el dolor de tanto
crimen, la ignominia de tanta violencia, que me dé la
palabra oportuna para consolar, para denunciar, para
llamar al arrepentimiento, y aunque siga siendo una voz
que clama en el desierto, sé que la Iglesia está haciendo
el esfuerzo por cumplir su misión”.
Sin duda, a monseñor Romero le impactó hondamente
el sufrimiento del pueblo salvadoreño. Y al sistema
que lo provocaba lo calificó de “desorden espantoso”,
“pecado estructural escandaloso”, “imperio del infierno”,
formas recias para señalar lo que produce la injusticia, la
inequidad y la crueldad de la violencia. Él consideraba que
la Iglesia traicionaría su mismo amor a Dios y su fidelidad
al Evangelio si dejaba de ser defensora de los que en un
momento llamó “el Divino Traspasado”. Y en coherencia
con ese amor y esa fidelidad, defendió, acompañó y se
involucró con las víctimas de ese sufrimiento. Lo hizo de
una manera profundamente humana y genuinamente
cristiana. Enunciemos algunos rasgos esenciales.
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Desde esa realidad de rostros concretos, monseñor
Romero criticó el deterioro moral en el ámbito de
la administración pública, del sector privado y de
la misma Iglesia; desenmascaró las idolatrías de la
sociedad, absolutización de la riqueza, del poder y de la
ideología. Propuso una liberación integral que unificara
evangelización con promoción humana, cambios de las
personas con cambios estructurales.
Tocó la carne sufriente mediante la solidaridad. La
solidaridad en monseñor Romero no se limitaba a
un sentimiento caritativo, a un alivio de urgencias
individuales, a una actividad puramente paternalista.
Se constituyó, eso sí, en una fuerza ética y profética
que interpeló a las estructuras indolentes e inhumanas,
Romero
Miembros del gobierno
salvadoreño y
diplomáticos, junto al
hermano de Monseñor,
Gaspar Romero,
develan la placa que
nombra al Aeropuerto
Internacional de
El Salvador como
Aeropuerto “Monseñor
Óscar Arnulfo Romero
y Galdámez”.
e inspiró un modo de convivencia fundamentado en la
estima de la dignidad humana, la indignación por el daño
injusto y la compasión ante el sufrimiento que llega hasta
las entrañas y el corazón propio.
Este es el espíritu del texto central escogido para este
año: la solidaridad como una reacción ante el clamor
del pueblo sufriente, ante el clamor por la justicia. En
palabras emblemáticas de Romero: “Lo que me importa
es que el pastor tiene que estar donde está el sufrimiento;
y yo he venido, como he ido a todos los lugares donde
hay dolor y muerte, a llevar la palabra de consuelo
para los que sufren… Para la Iglesia no hay categorías
distintas. Solo hay el sufrimiento, y tiene que expresarse
en el dolor donde quiera que se encuentre” (homilía del
30 de octubre de 1977).
Para terminar, transcribimos tres textos iluminadores
sobre el tema. Los primeros ponen en contraste dos
modos radicalmente distintos de ser pastor; el tercero
lanza un desafío a cada uno de nosotros en la línea de
saber escuchar el clamor de los que sufren.
Comenzamos con el profeta Ezequiel, que nos habla
sobre los pastores ineptos y crueles: “¡Ay de los pastores
[jefes] de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No
son las ovejas lo que tienen que apacentar? Ustedes se
han tomado la leche, se han vestido con la lana, han
sacrificado las ovejas (…); no han apacentado el rebaño,
no han fortalecido a las ovejas débiles, no han cuidado a la
enferma ni curado a la herida; sino que las han dominado
con violencia y dureza. Y ellas se han dispersado, por falta
de pastor, y se han convertido en presa de todas las fieras
del campo. Mis ovejas se dispersaron por toda la tierra,
sin que nadie las buscase siguiendo su rastro” (Ez 34,
1-6).
El segundo texto es del teólogo Jon Sobrino y resume
magistralmente el modo de ser pastor que caracterizó
a monseñor Romero. “En un mundo de mentiras,
de crueldad y de violencia, con monseñor Romero
aparecieron la verdad, la compasión y la reconciliación.
En un mundo de trivialidad y egoísmo, con él aparecieron
la firmeza y el amor. En un mundo que prescinde de
Dios o lo infantiliza, con él apareció la fe que confía en el
misterio último y, a la vez, está absolutamente disponible
ante él. Ver juntas verdad y compasión, firmeza y amor,
confianza y disponibilidad, no ocurre con frecuencia. Por
ello, cuando algo de eso se hace presente en nuestras
vidas, es como una brisa de aire fresco (…) es una buena
noticia”.
Terminamos con un desafío planteado por el papa
Francisco en su exhortación apostólica Evangelii
gaudium: “La Iglesia ha reconocido que la exigencia de
escuchar este clamor [de los pobres y cuantos sufren]
brota de la misma obra liberadora de la gracia en cada
uno de nosotros, por lo cual no se trata de una misión
reservada solo a algunos: ‘La Iglesia, guiada por el
Evangelio de la misericordia y por el amor al hombre,
escucha el clamor por la justicia y quiere responder a él
con todas sus fuerzas’. En este marco se comprende el
pedido de Jesús a sus discípulos: ‘Dadles vosotros de
comer’ (Mc 6, 37), lo cual implica tanto la cooperación
para resolver las causas estructurales de la pobreza como
los gestos más simples y cotidianos de solidaridad ante
las miserias muy concretas que encontramos” (n. 188).
17
Romero
Recordemos a Monseñor.
Y recordémoslo lo mejor posible
Jon Sobrino s.j.
1. La celebración de este nuevo aniversario de Monseñor
ha mostrado que sigue presente entre los pobres y los
solidarios de muchas partes del mundo. Lo que me
parece muy importante recalcar es que esta presencia
no es evidente sino que es un triunfo, pues todavía hoy
acaece en contra de poderosas fuerzas que lo quisieron
enterrar, y en medio de una civilización de la riqueza,
como decía Ellacuría, que mueve a diluir su presencia.
Monseñor dijo con humildad “Resucitaré en mi pueblo”,
y ocurre. Al aeropuerto de San Salvador le han puesto su
nombre, y un grupo de ancianos han venido a visitarlo
al Centro Monseñor Romero. Pero hay fuerzas de todo
tipo que lo silencian de manera bochornosa. De nuevo,
con humildad, Monseñor los desanimó poco antes de
que lo asesinaran: “ojalá se convenzan que perderán su
tiempo. Un obispo morirá, pero la Iglesia de Dios, que es
el pueblo, no perecerá jamás”.
2. Hay que recordar que Monseñor Romero vivió volcado
hacia su pueblo, con sus sufrimientos y esperanzas, y
en total confianza y fidelidad al misterio de Dios, como
Dios de los pobres. Así lo dijo Ellacuría cuando la UCA
le concedió un doctorado en 1985: “Sobre dos pilares
apoyaba Monseñor Romero su esperanza. Un pilar
histórico que era su conocimiento del pueblo al que el
atribuía una capacidad inagotable de encontrar salidas a
las dificultades más graves, y un pilar trascendente que
era su persuasión de que últimamente Dios es un Dios
de vida y no de muerte, que lo ultimo de la realidad es el
bien y no el mal.
Al pueblo salvadoreño, sufrido y esperanzado, le amó con
todo su corazón, y lo amó hasta el final: “no abandonaré
a mi pueblo, sino que correré con él todos los riesgos
que mi ministerio exige”. Y construyó una iglesia para
ese pueblo, identificada con él hasta el final: “Me alegro
hermanos de que nuestra iglesia sea perseguida. Sería
triste que una patria donde se esta asesinando tan
horrorosamente no contáramos entre las victimas
también a los sacerdotes. Son el testimonio de una
iglesia encarnada en los problemas del pueblo”.
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Y Monseñor Romero fue totalmente un hombre de Dios.
“¡Quién me diera, queridos hermanos, que el fruto de esta
predicación fuera que cada uno de nosotros fuéramos a
encontrarnos con Dios y que viviéramos la alegría de su
majestad y de nuestra pequeñez!”. Dice la escritura “Padre
de huérfanos y viudas es Dios… En ti el pobre encuentra
compasión”. Ese fue Dios para Monseñor Romero. Y para
los pobres, huérfanos y viudas, así fue Monseñor Romero.
Ciertamente con él Dios pasó por El Salvador.
3. Como toda tradición, la de Monseñor Romero
puede tomar direcciones distintas. Se puede recordar
a Monseñor bien, regular o incluso mal. Hace años
periódicos y medios de comunicación adulteraron su
memoria. Dios nos libre de hacerlo, aunque no está en
nuestras manos evitarlo del todo. Como somos limitados,
a veces lo recordamos solo de manera regular. Pero
muchos y muchas lo recuerdan bien.
Estos son los que aman la verdad y la dicen sin fijarse
en los costos. Los que son honrados con la realidad y
no la encubren, los que son humanamente correctos y
no se empequeñecen con lo políticamente correcto. Son
los compasivos y compasivas, buenos samaritanos, que
no pasan de largo ante los heridos en el camino, o los
cadáveres que siguen abundantes en nuestro país, que
buscan casa y empleo para los que aquí no tienen, o
los defienden de coyotes crueles a quienes tienen que
emigrar. Son los que prefieren dar más que recibir.
Son los que tienen fortaleza para aguantar la dureza de la
vida y de las persecuciones. Son los que tienen esperanza
y la transmiten a los demás. Son los que viven con gozo
ser hermanos y hermanas unos de otros. Son los que
le rezan a nuestro padre Dios. Y son los que ven en
Monseñor Romero a nuestro hermano mayor.
Y así entre todos hacemos que crezca la iglesia de Jesús
que Monseñor plantó entre nosotros.
Romero
VII aniversario de María Julia Hernández
Jon Sobrino s.j.
E
l 30 de marzo de 2007 falleció María Julia
Hernández. De ella ha dicho Monseñor Urioste
estas bellas palabras: “Como monseñor Romero
y monseñor Rivera, María Julia fue un regalo de Dios
para El Salvador.
En este Festival Verdad, que estos días celebramos en
la UCA, es una alegría recordar a María Julia y recordarla
en su inmenso amor a la verdad y en un amor todavía
mayor a las víctimas. Largos años en Tutela Legal y
muchos trabajos visitando comunidades para buscar
cadáveres y consolar a sus familiares, para defender la
justicia y luchar contra la injusticia, la corrupción, las
amnistías…
Y junto al amor a las víctimas, su amor a monseñor
Romero. A mi entender fue la primera que publicó sus
homilías transcribiendo en sencillos cuadernos lo que
monseñor había dicho en Catedral. Y se le pareció
mucho. Me lo recuerdan estas palabras que escuché a un
campesino después del asesinato de monseñor Romero:
“Monseñor Romero dijo la verdad. Nos defendió a
nosotros de pobres. Y por eso lo mataron”. El campesino
comenzó por lo que en un primer momento más le debió
sorprender de Monseñor: “dijo la verdad”. Sin atisbos
sistemáticos continuó formulando magistralmente lo que
hizo Monseñor durante todo su arzobispado: “defender al
pobre”. Y con la misma clarividencia concluyó: “por eso
lo mataron”.
Directora de la oficina de Tutela Legal del Arzobispado, María
Julia Hernández, defensora de los derechos humanos.
Así fue María Julia. Ante todo “dijo la verdad”. Llamaba
la atención que una joven mujer, que pasó varios años en
un convento de religiosas, que después estudió filosofía
en la UCA, se dedicase a sacar a luz la verdad de un país
podrido y oprimido. Y al hacerlo, según la sabia intuición
del campesino, “nos defendió de pobres”. A todo el
mundo le quedó claro.
Su muerte no fue como la de monseñor, pero sí el
amor profundo que mantuvo a las víctimas.
Doctora María Julia Hernández, quien fue directora
de Tutela Legal del Arzobispado, supervisa los trabajos
forenses en la investigación de la Masacre de El Mozote.
Foto de Tutela Legal.
María Julia visitando al Papá Juan Pablo II, en el vaticano.
19
La mañana del
28 de marzo de
2014 recibimos
a la Selección
de Fútbol Playa
de El Salvador, a
quienes el padre
Jon Sobrino,
director del
Centro Monseñor
Romero UCA,
recibió con
mucho agrado y
les obsequió el
libro “El Corazón
de Monseñor
Romero” y
separadores
del santo
salvadoreño.
También atendió
personalmente a
una delegación
de adultos
mayores del
Hogar San
Vicente de Paúl,
ellos dieron un
recorrido por
las diferentes
áreas del Centro
Monseñor
Romero.
Suscripción de Carta a las Iglesias
El Salvador:
Personal
Correo
$ 4.00
$ 8.00
Centroamérica y Panamá $ 20.00
Norte y Suramérica
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Europa y otras regiones $35.00
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