Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-0270/09) Buenos Aires, 3 de marzo de 2009. Señor Presidente del Honorable Senado de la Nación D. Julio César Cobos S________/__________D Se solicita dar por reproducido el proyecto de ley de mi autoría oportunamente presentado bajo el registro S-497/07 por el cual se establece un régimen para las Zonas de Seguridad. El citado proyecto fue publicado en el Diario de Asuntos Entrados Nº23 y caducó el pasado 28 de febrero de 2009. Con atenta consideración. Marcelo A.H. Guinle. - PROYECTO DE LEY El Senado y Cámara de Diputados,... ZONAS DE SEGURIDAD CAPITULO I GENERALIDADES ARTICULO 1°.- Definición. Se entiende por Zonas de Seguridad, los espacios del territorio nacional, que por su importancia estratégica, características y elementos geopolíticos que los conforman, están sujetos previo declaración del Estado Nacional a una regulación especial en cuanto a las personas, bienes y actividades que allí se encuentren, con la finalidad de garantizar la protección de esas zonas ante peligros o amenazas internas o externas. ARTICULO 2°.- Creación. Créanse en todo el territorio nacional Zonas de Seguridad, destinadas a complementar las previsiones territoriales de la Defensa Nacional y protección ambiental, que comprenderán una faja a lo largo de la frontera terrestre y marítima y una cintura alrededor de aquellos establecimientos militares o civiles del interior que interesen especialmente a la Defensa del país. ARTICULO 3°.- Clasificación. A los efectos de la delimitación las Zonas de Seguridad a lo largo del territorio nacional, se clasifican de la siguiente manera: a) Zona de Seguridad Noreste (Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Formosa y Chaco); b) Zona de Seguridad Marítima (Capital Federal, provincia de Buenos Aires y provincias del Litoral Marítimo, Tierra del Fuego, Islas Malvinas y del Sud y Antártida Argentina); c) Zona de Seguridad Oeste (Salta, Jujuy y la parte occidental de las provincias situadas a lo largo de la Cordillera de los Andes); y d) Zonas de Seguridad del Interior. ARTICULO 4°. - Extensión. El ancho de las Zonas de Seguridad es variable y el Poder Ejecutivo Nacional lo fija según la situación, población, recursos, e intereses de la Defensa Nacional y protección del ambiente, previo dictamen de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad y el Consejo de Defensa Nacional previsto en la Ley 23.554. No podrá exceder en ningún caso el máximo de 150 kilómetros en la frontera terrestre, 50 kilómetros en la marítima. En las zonas del interior la superficie es determinada en el acto jurídico de creación de las mismas. ARTICULO 5°.- Inclusión. A los efectos de la fijación de las Zonas de Seguridad el Poder Ejecutivo Nacional deberá incluir especialmente los espacios geográficos del territorio nacional señalados a continuación: 1. Las zonas adyacentes al límite político-territorial de la República. 2. Las zonas adyacentes a la orilla del mar, de los lagos, de las islas y ríos navegables. 3. Los corredores de transmisión de oleoductos, gasoductos, poliductos, acueductos y tendidos eléctricos principales. 4. Las zonas que circundan las instalaciones militares y públicas, las industrias básicas, estratégicas y demás servicios esenciales. 5. El espacio aéreo sobre las instalaciones militares, las industrias básicas, estratégicas y los servicios esenciales. 6. Las zonas adyacentes a las vías de comunicación aérea, terrestre y acuática de primer orden. 7. Las zonas que contengan fuentes de materias primas, humedales, cuencas hídricas imbríferas y otros recursos naturales de especial interés para la Nación, la Provincia o el Municipio de que se trate. 8. Cualquier otra zona que se considere necesaria para la Seguridad y Defensa de la Nación. ARTICULO 6°. - Zonas militares. Las guarniciones militares, bases aéreas y navales, cuarteles y otras dependencias directas del Ministerio de Defensa, son zonas militares y quedan excluidas de las Zonas de Seguridad. ARTICULO 7°.- Libre acceso. Los corredores viales terrestres, aéreos o acuáticos que dan acceso a las áreas que estén declaradas Zonas de Seguridad, no pueden ser obstruidos. En caso de presentarse esta situación, las autoridades competentes están obligadas a restituir de inmediato el libre acceso, ello sin perjuicio de la aplicación de las sanciones correspondientes. ARTICULO 8°.- Dominio. Declárase de conveniencia nacional que los bienes inmuebles urbanos o rurales ubicados en las Zonas de Seguridad que no pertenezcan al sector público, pertenezcan a ciudadanos argentinos nativos o por opción. Artículo 9°.- Policía de Radicación. La Comisión Nacional de Zonas de Seguridad ejerce en dicha zona la policía de radicación con relación a las transmisiones de dominio, arrendamiento o locaciones, o cualquier forma de constitución de derechos reales o personales, en virtud de los cuales deba entregarse la posesión o tenencia de inmuebles a personas que no sean ciudadanos argentinos nativos o por opción, a cuyo efecto acuerda o deniega las autorizaciones de previa conformidad correspondientes conforme lo regulado en la presente ley. ARTICULO 10°.- Prescripción adquisitiva. No puede adquirirse por prescripción el dominio de los bienes inmuebles urbanos o rurales del Estado Nacional, Provincial o Municipal, situado dentro de los límites de Zonas de Seguridad. ARTICULO 11.- Concesiones o permisos. Dentro de las Zonas de Seguridad, las autoridades nacionales, provinciales y municipales deben recabar la conformidad de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad en forma previa al otorgamiento de concesiones y/o permisos para autorizar la explotación de servicios públicos, vías y medios de comunicación y orientación de la opinión pública, transporte, pesca marítima y fluvial, explotaciones mineras, así como toda fuente de energía o industrias de cualquier índole. La Comisión puede autorizar la libre implantación o establecer recaudos y condiciones específicas que será menester salvaguardar al otorgar el correspondiente permiso o concesión. ARTICULO 12.- Seguridad. En las Zonas de Seguridad adyacentes a Fronteras, el servicio policial es ejercido por las fuerzas de seguridad con jurisdicción y competencia territorial que corresponda a tenor de lo establecido en la ley 24.059. El empleo de las fuerzas de seguridad y policiales nacionales fuera del ámbito de las normas que reglan la jurisdicción federal está estrictamente sujeto a lo establecido en el artículo 13 de la citada Ley de Seguridad Interior. CAPITULO II COMISION NACIONAL DE ZONAS DE SEGURIDAD ARTICULO 13.- Creación. Créase en el ámbito del Ministerio del Interior la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad, cuya misión es la de actuar como autoridad de aplicación de la presente normativa y cumplir con el objeto, misiones y funciones que se determinan por esta ley. ARTICULO 14.- Integración. La Comisión Nacional de Zonas de Seguridad se integra con un Presidente, un Secretario y la cantidad de vocales que se establezca por vía reglamentaria, así como también la forma de designación y la duración de sus mandatos. En los casos que considere necesario, el Poder Ejecutivo Nacional podrá integrar la Comisión con funcionarios propuestos por las jurisdicciones locales. ARTICULO 15.- Funciones. Las funciones generales de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad son las siguientes: a) Proponer al Poder Ejecutivo Nacional la fijación de los límites y ubicación de las Zonas de Seguridad sobre la base de estudios realizados y otros elementos de juicio. b) Proponer las leyes, decretos y reglamentaciones vinculadas con la Seguridad Nacional, en las referidas zonas, y vigilar su cumplimiento. c) Proponer normas de seguridad a todos los organismos nacionales, provinciales y municipales que ejerzan su acción en dichas zonas. A tal efecto queda facultada para dirigirse directamente a esos organismos. d) Actuar a título de organismo coordinador asesorando y orientando la acción de las distintas autoridades nacionales, provinciales y municipales que por razones de jurisdicción desarrollan actividades dentro de las Zonas de Seguridad, para lograr la necesaria armonía y eficiencia en estructuración y aplicación de las disposiciones que, directa o indirectamente, se refieren a la Defensa Nacional. e) Proponer al Poder Ejecutivo Nacional un listado de los bienes que, por hallarse dentro de las Zonas de Seguridad o interesar a la misión de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad, deban ser expropiados, cuando no haya sido posible o no se haya considerado conveniente efectuar su adquisición por otros medios. f) Asignar destino a los bienes adquiridos o expropiados de acuerdo con el inciso e). g) Otorgar su previa conformidad a los efectos citados en los artículos 9° y 11°, conforme las previsiones del Capítulo III de la presente. h) Elevar al Poder Ejecutivo Nacional los pedidos de reconsideración de las resoluciones denegatorias de la Comisión Nacional referentes a las autorizaciones contempladas en el inciso g); e informar en los pedidos de reconsideración que se formulen contra las resoluciones denegatorias del Poder Ejecutivo Nacional. i) Dictar un Reglamento Interno que de normas complementarias para el funcionamiento de la Comisión. j) Aplicar las sanciones previstas en esta ley. k) Todas las demás funciones previstas en la presente ley y por vía reglamentaria. ARTICULO 16.- Divisiones. Los asuntos de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad, se distribuirán en las siguientes divisiones: a) b) c) d) Zona de Seguridad Noreste Zona de Seguridad Marítima Zona de Seguridad Oeste Zonas de Seguridad del Interior Estará al frente de cada una de ellas un Vocal responsable, que al efecto es designado por el pleno del Cuerpo. ARTICULO 17.- Registro de Bienes Inmuebles. La Comisión Nacional de Zonas de Seguridad, organizará y actualizará en forma permanente un Registro de bienes inmuebles rurales o urbanos ubicados en las Zonas de Seguridad, en el que deben constar expresamente los datos del propietario y dimensiones del mismo. A los fines de la organización del registro, la Comisión puede recabar informes y antecedentes obrantes en cualquier dependencia pública nacional y en los Registros de la Propiedad Inmueble de las jurisdicciones locales. ARTICULO 18.- Tareas. Sin perjuicio de las tareas que le fije el Reglamento Interno, se consideran funciones específicas de cada división: a) Realizar estudios catastrales sobre la base de antecedentes existentes en otras reparticiones del Estado y los obtenidos directamente por la Comisión. b) Informar al Presidente de la Comisión de los pedidos de autorización a que se refieren los arts. 9° y 11°, para lo cual podrán solicitar los informes y antecedentes que consideren necesarios. c) Organizar estadísticas y mantener actualizada la cartografía sobre Zonas de Seguridad por divisiones y a lo largo del territorio nacional. d) Asesorar al Presidente en las resoluciones internas y de trámite diario y preparar los antecedentes de los asuntos a considerar por la Comisión en sus reuniones. e) Llevar un archivo de antecedentes, informes, estudios de su división, etc. ARTICULO 19.- Memoria. Antes del 31 de marzo de cada año, la Comisión confecciona y eleva al Consejo de Defensa Nacional y al Congreso de la Nación una memoria de las actividades desarrolladas. CAPITULO III PREVIA CONFORMIDAD ARTICULO 20.- Ámbito de aplicación. El presente capítulo es de aplicación para las solicitudes de “previa conformidad” establecidas en los artículos 9° y 11° de la presente ley, formuladas por personas físicas extranjeras, personas físicas argentinas por naturalización y por las personas jurídicas, que tramiten ante la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad. Los ciudadanos argentinos nativos o por opción se encuentran exceptuados del régimen de “previa conformidad”. ARTICULO 21.- Procedimiento. La presentación de solicitudes de previa conformidad ante la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad debe efectuarse mediante el procedimiento que al efecto fije la reglamentación. La Comisión Nacional de Zonas de Seguridad deberá expedirse en un plazo que no podrá ser mayor a 45 días. ARTICULO 22.- Denegatoria. Las solicitudes de previa conformidad que no acrediten el cumplimiento de los requisitos generales y particulares establecidos en la presente ley y en la reglamentación, serán objeto de una resolución denegatoria. ARTICULO 23.- Personas físicas. Las personas físicas extranjeras, para adquirir inmuebles rurales o urbanos, o constituir derechos reales o personales en Zonas de Seguridad, deben acreditar a efectos de obtener la previa conformidad de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad, alguna de las siguientes situaciones: a) matrimonio con un ciudadano argentino nativo y residencia permanente en el país mayor a 5 años; o b) descendencia argentina y residencia permanente en el país mayor a 5 años; o c) residencia permanente en el país mayor a 10 años. En ningún caso deben haber sido objeto de condena por la comisión de alguno de los delitos previstos en el Libro Segundo, Título IX del Código Penal. Los argentinos naturalizados con un ejercicio de la ciudadanía inferior a diez años, deben acreditar alguno de los requisitos establecidos en los incisos a), b) y c) del presente artículo. Los argentinos naturalizados con ejercicio de la ciudadanía superior a los diez años, a todo efecto legal son equiparados con los argentinos nativos o por opción. ARTICULO 24.- Condición migratoria. Las personas físicas extranjeras que formulen solicitudes de previa conformidad a consideración de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad deben acreditar en forma ineludible su condición migratoria regular, mediante la documentación que al efecto expide la Dirección Nacional de Migraciones. Sin perjuicio de lo expuesto, la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad podrá admitir en forma supletoria otros medios de prueba que permitan la acreditación fehaciente de tal extremo. ARTICULO 25.- Personas jurídicas. Las personas jurídicas argentinas y las personas jurídicas extranjeras autorizadas a funcionar en la República Argentina, para adquirir inmuebles o constituir derechos reales o personales sobre inmuebles ubicados en Zonas de Seguridad, a efectos de obtener la previa conformidad de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad, deben acreditar: a) autorización para funcionar en la República Argentina; b) que los socios sean personas físicas y no hubieren sido condenados por delitos previstos en el Libro Segundo, Título IX del Código Penal; c) tratándose de sociedades anónimas, que las acciones sean nominativas no endosables y la prohibición de emitir debentures; y d) que la adquisición del inmueble se destine o esté vinculada al cumplimiento de su objeto social. En ningún caso pueden ser filiales, ni subsidiarias, ni estar controladas o dirigidas por personas físicas extranjeras no residentes o personas jurídicas extranjeras sin autorización para funcionar en el país. ARTICULO 26.- Proyecto de Inversión. En forma ineludible las personas jurídicas deben presentar el pertinente Proyecto de Inversión, en el cual conste como mínimo, la siguiente información: a) Monto del capital a invertir; b) Cronograma de la inversión; c) Etapas del proyecto; d) Nacionalidad de la mano de obra a emplear. Serán rechazadas las solicitudes de previa conformidad, que no contemplen la existencia y concreción de un proyecto de inversión y acrediten capacidad patrimonial suficiente. ARTICULO 27.- Limitaciones. En caso de tratarse de inmuebles en áreas rurales, cada una de las personas mencionadas en los arts. 23° y 25°, sólo pueden adquirir por sí o en condominio, una extensión que no exceda en forma continua o discontinua a una unidad económica de producción en una misma jurisdicción provincial, según la reglamentación establecida por cada provincia respecto del Art. 2326 del Código Civil. La superficie total de las áreas rurales en Zonas de Seguridad que acceda el conjunto de las personas mencionadas en el primer párrafo no puede exceder de un cuarto de la superficie rural de los municipios o localidades donde se sitúen. La superficie total de las áreas rurales en Zonas de Seguridad pertenecientes al conjunto de las personas mencionadas en el primer párrafo de una misma nacionalidad extranjera no podrá exceder el 40% de la superficie mencionada en el párrafo anterior. ARTICULO 28.- Excepción. Mediante resolución fundada, la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad podrá exceptuar de las limitaciones impuestas en el artículo anterior a las personas jurídicas argentinas, siempre que las mismas no encuadren en alguna de las siguientes situaciones: a) que participen en ella, a cualquier título, personas físicas o jurídicas extranjeras que tengan, en forma individual o en su conjunto mayoría del capital social y/o de votos, y/o residan o tengan su sede o domicilio social en el exterior; b) que sean subsidiarias o filiales de sociedades extranjeras; c) que sean controladas o vinculadas a sociedades extranjeras en los términos del Art. 33 de la Ley 19.550 (t.o. Dec. 481/84); d) que posean domicilio o sede principal de sus negocios en el extranjero; e) que tengan propietarios a extranjeros o esté integrada en su estructura jurídica de dominio, dirección o administración por personas extranjeras que actúen por sí o por intermediarios, ostensible o simuladamente; f) que en razón de fusiones, adquisiciones, cambios en el control societario u otra situación, queden incluidas en alguna de las situaciones enumeradas en los incisos anteriores. ARTICULO 29.- Regulación. Las provincias que no hubieren determinado aún la superficie que comprende una unidad económica de producción, contarán con un plazo de noventa días desde la entrada en vigencia de la presente ley para hacerlo. Vencido dicho término, la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad fijará dicha superficie a los fines de la aplicación de la presente ley, la que regirá hasta que la respectiva jurisdicción reglamente el Art. 2326 del Código Civil. ARTICULO 30.- Prohibición: Quedan prohibidas las transmisiones de dominio, arrendamientos, locaciones o cualquier forma de constitución de derechos reales o personales por parte de personas extranjeras físicas no residentes y personas extranjeras jurídicas no autorizadas para funcionar en el país. ARTICULO 31.- Centros urbanos. La Comisión Nacional de Zonas de Seguridad puede exceptuar del régimen de previa conformidad o incluir en el mismo a aquellos centros urbanos o localidades existentes en la Zona de Seguridad que merezca tal tratamiento. Asimismo, puede establecer excepciones y requisitos particulares al régimen de previa conformidad en aquellos centros urbanos o localidades afectados a dicho régimen. ARTICULO 32.- Centros turísticos. La Comisión Nacional de Zonas de Seguridad podrá disponer excepciones y requisitos particulares al régimen de previa conformidad en las zonas de carácter turístico así calificadas por la autoridad de aplicación en la materia. ARTICULO 33.- Locaciones urbanas. Las locaciones urbanas de inmuebles ubicados en Zonas de Seguridad se encuentran exceptuadas del régimen de previa conformidad establecido en la presente ley, cualquiera fuera la nacionalidad de los locatarios y su naturaleza jurídica, sean estas personas físicas o jurídicas. ARTICULO 34.- Facultades delegadas. El Presidente de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad puede autorizar por vía de excepción y razones de urgencia aquellos casos concretos que se someten a su consideración siempre que los mismos no impliquen una real situación de riesgo para la Seguridad y Defensa Nacional y el Ambiente, debiendo dar cuenta de lo actuado en la primer reunión plenaria de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad. ARTICULO 35.- Constancia. Ninguna repartición u oficina publica administrativa o judicial que, por cualquier causa deba intervenir en el registro, aprobación, declaración o consolidación de derechos que impliquen adquisición o constitución de derechos reales o personales, posesión o tenencia de inmuebles ubicados dentro de Zonas de Seguridad, puede cumplir alguno de estos actos sin que se acredite la autorización previa expedida por la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad y sin que se deje constancia del cumplimiento de este requisito en las actuaciones o expedientes respectivos, mediante copia simple. ARTICULO 36.- Fiscalización. Los Registros de la Propiedad Inmueble provinciales ejercen la fiscalización de todo lo concerniente a las transferencias de inmuebles ubicados en Zonas de Seguridad. ARTICULO 37- Escribanos públicos. Los escribanos públicos en la adquisición o constitución de derechos reales o personales, posesión o tenencia de inmuebles ubicados dentro de Zonas de Seguridad, deben dar cumplimiento a las disposiciones de la presente ley, dejando constancia de ello en el instrumento en el que intervengan. CAPITULO IV SANCIONES ARTICULO 38.- Funcionarios públicos. Será reprimido con la pena prevista en los artículos 248 a 254, inclusive, del Código Penal todo funcionario público que incurriere en la comisión de los delitos allí penados, cuando tengan relación con la presente ley. ARTICULO 39.- Nulidad. La adquisición de inmuebles o constitución de derechos reales o personales en violación a las disposiciones de la presente ley, es nula de nulidad absoluta. ARTICULO 40°.- Legitimación. Tendrán legitimación para obtener su nulidad y otras acciones pertinentes el Estado nacional, provincial, o municipal y los Defensores del Pueblo por el acto o hecho ilícito acaecido en su jurisdicción. ARTICULO 41.- Restitución. Resuelta la nulidad, el vendedor estará obligado a restituir al adquirente el precio del inmueble con más una multa equivalente al 10% del valor de la operación. ARTICULO 42.- Multas. Los escribanos, oficiales de registros de propiedad inmueble, autoridades habilitadas para otorgar concesiones y permisos y todo funcionario público que incumplieren con lo dispuesto en esta ley, estarán sujetos a multa de hasta el 10% del valor del negocio irregularmente realizado, sin perjuicio de las sanciones civiles, administrativas y penales que les pudieren corresponder. El valor de la multa ascenderá hasta el 20% del negocio irregularmente realizado, cuando quien fuere responsable sea un miembro de la Comisión Nacional de la Seguridad Social. La reglamentación establecerá el procedimiento mediante el cual la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad sustanciara los sumarios por infracción a la presente ley. ARTICULO 43.- Información. Las personas jurídicas titulares de inmuebles al inicio de la vigencia de esta ley contarán con un plazo de 6 meses para comunicar a la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad la cantidad de inmuebles de su propiedad ubicados en áreas rurales de Zonas de Seguridad. ARTICULO 44.- Conversión. En los casos de sociedades anónimas, obligatoriamente deberán convertir sus acciones en nominativas y ajustarse al cumplimiento de los requisitos de esta ley. Las que así no lo hicieran dentro del plazo de un año del inicio de la vigencia de esta ley quedarán sujetas a disolución. ARTICULO 45.- Modificación posterior. Toda modificación societaria posterior a la adquisición que altere el régimen específico de titularidad de inmuebles en Zonas de Seguridad autorizados por esta ley, debe ser comunicada a la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad dentro del plazo de 30 días de producida. A partir de dicha comunicación, tienen un plazo de 90 días para su adecuación a los requisitos de esta ley, bajo apercibimiento de revertirse el dominio a favor del Estado provincial en cuyo territorio se halle el inmueble, sin derecho a indemnización alguna. ARTICULO 46.- Requisito de comunicación. Toda adquisición de inmuebles en Zonas de Seguridad debe informarse a la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad por el escribano actuante, dentro del plazo de 30 días de realizada la escritura traslativa de dominio, bajo pena de nulidad absoluta. El escribano interviniente responde por los daños y perjuicios que causare a los contratantes, sin perjuicio de las responsabilidades civiles y penales que correspondiesen, para el supuesto de incumplimiento de esta obligación. CAPITULO V DISPOSICIONES FINALES ARTICULO 47.- Vigencia. La presente ley entrará en vigencia a partir de los noventa días de su promulgación. ARTICULO 48.- Reglamentación. Dentro de los noventa días de promulgada la presente ley, el Poder Ejecutivo Nacional deberá dictar la reglamentación de la misma. En el mismo período de tiempo, la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad debe estar integrada y dictar su Reglamento Interno y las normas complementarias que garanticen el cumplimiento de la presente ley. ARTICULO 49.- Normas complementarias. Las respectivas jurisdicciones provinciales y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tendrán un plazo de 180 días a partir de la vigencia de la presente ley, para dictar las y adoptar las medidas necesarias a fin de garantizar su implementación en sus respectivos ámbitos jurisdiccionales. ARTICULO 50.- Acceso a la información. Las reparticiones responsables del Registro de la Propiedad y del Catastro en cada jurisdicción local deben asegurar el acceso público a la información necesaria para cumplir el presente régimen. ARTICULO 51.- Derogaciones. Derógase el Decreto Ley 15.385/44, el Decreto 9329/63, la Resolución 1751/95 del Ministerio de Defensa, sus complementarias y modificatorias, y todas las disposiciones que se opongan a la presente. ARTICULO 52.Comuníquese al Poder Ejecutivo. Marcelo H. Guinle. FUNDAMENTOS Señor Presidente: Las Zonas de Seguridad fueron creadas en junio de 1944, mediante el Decreto 15.385/44 (ratificado por ley 12.913, aún vigente), con la finalidad explícita de “complementar las previsiones territoriales de la Defensa Nacional” y fueron concebidas como “una faja a lo largo de la frontera terrestre y marítima, y una cintura alrededor de los establecimientos militares”. El objetivo que inspiró su creación fue básicamente “argentinizar” fracciones territoriales linderas con los límites internacionales del país en concordancia a una política nacional “hacia adentro”, objetivo que se instrumentó ejerciendo un celoso poder de policía en todo lo concerniente a la radicación extranjera en las áreas fronterizas (especialmente la procedente de los países vecinos) ya sean de personas ó inversiones productivas, y en la inhibición específica de acceso a la propiedad inmobiliaria. En dicha época, la radicación de extranjeros y la realización de inversiones productivas en un territorio fronterizo fue concebido como potencialmente conflictivo desde el punto de vista geopolítico, por lo que el Estado intervenía a fin de resguardar la defensa y seguridad de tales zonas. Con una visión actualizada, vemos que dichas zonas, no sólo son claves para la Seguridad y Defensa Nacional del territorio, sino que al incluir la mayor concentración de recursos naturales estratégicos, tierras cultivables, reservas minerales y de agua dulce, adquieren una relevancia especial en orden al desarrollo sustentable. El Decreto del año 1944, si bien ha servido de base para regular un tema no menor y que en Argentina no tenía normativa precedente, al presente tal regulación entiendo no resulta suficiente. Según un informe del diario Clarín publicado en octubre de 2005, la Argentina sólo tiene protegido el 6,3 por ciento de su territorio. La organización norteamericana The Waters Society, sin embargo, calcula que es menos: 1,57 por ciento. De las áreas protegidas (parques naturales, reservas de agua, de vida silvestre y reservas marinas), el 79,7 por ciento pertenecen a las provincias y el resto a la Nación. Al analizar, en forma comparativa y cronológica, las disposiciones relacionadas con los regímenes fronterizos de los distintos países limítrofes, las mismas están sustentadas en criterios bastantes similares, sólo con diferencias en las definiciones de extensión en las fajas territoriales de aplicación. En función de la soberanía, la frontera rígida -de separación, oposición y diferenciación- cumplió el rol de gestar y consolidar el hecho nacional. El Decreto 15385/44 declara la “conveniencia nacional que los bienes ubicados en las zonas de seguridad, pertenezcan a ciudadanos argentinos nativos”, reservándose, en consecuencia para el poder público, la potestad para autorizar la radicación de quienes no ostenten tal condición. En rigor de verdad, la declaración de conveniencia, no pasa de ser una aspiración loable, pero sin operatividad práctica alguna, dado que no garantiza efectivamente la adquisición de las mencionadas tierras por nacionales argentinos; y, porque la reglamentación que determina los requisitos para la adquisición de esos inmuebles por extranjeros, conforme la personalidad física o jurídica y la extensión de tierra de que se trate, no impone límite alguno para que el dominio territorial pase a manos de extranjeros, cuando se cumplan con los recaudos legales. Un informe recibido de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad, pone de manifiesto que, de cada cien solicitudes de autorización para la adquisición de inmuebles en las zonas de seguridad de las provincias patagónicas, efectuadas por extranjeros, noventa corresponden a nacionales chilenos. Por lo que, cumplidos los requisitos de ley, es posible que la propiedad de bastos territorios de la Argentina terminen definitivamente en manos de extranjeros. En términos de magnitudes físicas, nuestra frontera llega a 9.768 kilómetros, a través de un alineamiento territorial constituido en su mayor parte por extensas zonas de baja densidad y desigual ocupación, que históricamente ha eslabonado grandes vacíos que facilitaron espacios geográficos en litigio, y que aún hoy representa un extenso corredor que va recorriendo todas las potencialidades de las economías regionales. De estos 9.768 km, 5308 corresponden al límite con Chile, 742 km con Bolivia, 1.699 con Paraguay, 1132 con Brasil y 887 con Uruguay. A partir del reconocimiento del alto valor económico de los recursos existentes en dichas zonas y siguiendo la tendencia desarrollista, el gobierno de facto de 1966/1973 dictó el decreto-ley 18.575 mediante el cual se establecieron normas para el desarrollo e integración de dichas áreas. El principal objetivo del precepto fue el de “promover el crecimiento sostenido del espacio adyacente al límite internacional de la República, que a estos efectos se considerará zona de frontera para el desarrollo”. Una primera determinación de las así designadas “Areas de frontera” se realizó a través del Decreto 469/70 que delimitó 9 áreas; continuando luego sucesivos redimensionamientos tanto en cantidad como en delimitaciones. En 1987 el Poder Ejecutivo Nacional, a través del Decreto 1182/87, determinó nuevas jurisdicciones territoriales para las Areas de Frontera y redefinió las Zonas de Seguridad. Los límites establecidos por este decreto no sólo definieron como “Areas de frontera” a provincias enteras sino que calificaron como tales a la mayor parte del territorio nacional, dando pie, obviamente, a modificaciones posteriores, retomándose luego prácticamente el temperamento adoptado en el Decreto 193/82 que había unificado los límites de las Zonas de Seguridad y de Frontera bajo esta última denominación. En el año 1988, la Ley de Defensa Nacional 23.554, explícitamente privilegia el uso del territorio a ciudadanos argentinos, modificando el articulo 4º del dec.-ley 15.385/44, por el que se declaró la “conveniencia nacional que los bienes ubicados en la zona de seguridad pertenezcan a ciudadanos argentinos nativos.” Pero en 1994, y mediante Decreto 887/94, se procedió a la derogación de dicha delimitación; es decir la que establecía los límites de dichas áreas y a suplantarla por otra más restrictiva. Bajo el fundamento que la jurisdicción establecida en 1987 resultaba “incompatible a los fines de la adecuada aplicación de las medidas y acciones de promoción y desarrollo”, se procedió a unificar las áreas de promoción (definidas a través del decreto- ley 18.575) y las de seguridad, y a reconsiderar y restringir las zonas de frontera para el desarrollo, reservando para la Superintendencia de Áreas de Frontera, dependiente del Estado Nacional, el ejercicio absoluto del poder de policía en materia de radicación. A partir del dictado de estas normas, se inicia un proceso en donde la frontera asume un nuevo rol y la lógica que acompaña al mismo concibe una frontera de unión y apertura, que adquiere relevancia porque condiciona la integración. Algunas acciones ejecutadas en 1994 señalarían el inicio de la marcha hacia el logro de esos objetivos. El primer ejemplo de ello fue la derogación del citado Decreto 1182, con lo cual se liberan del control de radicación importantes porciones territoriales. Además se procedió a la unificación de los límites de las Areas de Frontera y Zona de Seguridad, con lo cual una de las instituciones de control deja de cumplir sus funciones en estos ámbitos. Al mismo tiempo se procede a reducir los límites del Area de frontera (Decreto 887/94). Se mantienen las facultades de competencia de la Superintendencia Nacional de Fronteras como institución de control fronterizo. Dos años más tarde (1996), se disuelve dicha institución, y en consecuencia, las “Areas de frontera para el desarrollo” pasan a depender del Ministerio de Economía de la Nación. A su vez, la aprobación para la venta de inmuebles en “Zonas de seguridad” a extranjeros pasó a depender de la Secretaria de Seguridad Interior (SSI) bajo la órbita del Ministerio del Interior de la Nación (Decreto 1409/96). Desde lo formal se mantuvo el control del uso del territorio fronterizo y de la adquisición de bienes localizados en esos ámbitos. Lamentablemente, las modificaciones normativas giraron en torno a la desburocratización del trámite de solicitud de autorización, implementándose un trámite abreviado, manteniéndose sólo el espíritu de preservación de lo nacional en dichos subespacios, según se desprende del análisis comparativo entre las normas actuales y las derogadas, y los resultados evidenciados en la práctica. Para flexibilizar esa norma se determinó el grado de argentinización alcanzado en cada zona de seguridad, teniendo en cuenta el volumen de población de cada departamento asentado en las Zonas de seguridad y en comparación con la población de las regiones chilenas colindantes. Esto, con el fin de establecer el grado de presión demográfica de dicha población y las ínter influencias resultantes del grado de desarrollo socioeconómico relativo entre la Zona de seguridad y la de aquel país. Esto permite pensar la persistente relación entre frontera y seguridad o -en términos más generalesentre frontera y geopolítica. El criterio seguido actualmente por la SSI para el ejercicio del poder de policía de radicación desde que asumió las competencias responde a lo normado por las Resoluciones de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad N° 205/95 y 206/95, que a grandes rasgos establecen lo siguiente: -Personas físicas extranjeras originarias de países limítrofes colindantes, deberán cumplir entre 20 y 5 años de radicación permanente en el país, según la zona de ubicación del inmueble; -Personas físicas extranjeras, originarias de países no colindantes, deberán cumplir entre 5 y 1 año de radicación permanente en el país, según la ubicación del inmueble, -Personas jurídicas extranjeras, deberán inscribirse en la Inspección General de Justicia Argentina y los integrantes del Directorio no deberán registrar antecedentes judiciales que afecten a la seguridad nacional. Entre otras exigencias deben presentar un proyecto de inversión a realizar en el inmueble a adquirir. Las personas jurídicas al iniciar el trámite de previa conformidad presentan, entre otra documentación, copia autenticada de sus estatutos y de las asambleas donde se designa el Directorio. Además, las empresas extranjeras deben estar registradas en la IGJ. En caso de sucursales de firmas extranjeras deben presentar similar documentación que la controlante. Si analizamos el proceso de modernización o adecuación normativa a las exigencias del proceso de integración regional, nuevamente se pone en evidencia las contradicciones que dicho cambio de concepción produce. Este mecanismo, al reducir la extensión de las zonas de referencia, facilitó la profusa adquisición de tierras lindantes con recursos hídricos y naturales por parte ciudadanos extranjeros, algunas de los cuales han sido cercados con serios obstáculos para el acceso del público y del Estado. Antes de 1996, las conformidades para las compras de tierras por parte de extranjeros —fueran sociedades o personas— las daban los Superintendentes de Frontera. A partir de ese año, con la gestión al frente de la Secretaria de Seguridad Interior (SSI) del brigadier Andrés Antonietti y de Miguel Angel Toma en 1997-1998, fue la SSI la encargada de dar el visto bueno a las radicaciones de sociedades extranjeras en las zonas de seguridad. Según el informe del diario Clarín, la SSI tiene registrada la aprobación de ventas a extranjeros en todo el territorio nacional en ese bienio de unos 8 millones de hectáreas. Se observa que las mayores radicaciones ocurrieron en ese período. Durante 2004 y hasta agosto de 2005, los pedidos de permisos para compras de tierras en Zonas de seguridad por parte de extranjeros fueron 1.000. Finalmente, se otorgaron 11, por unas 120 mil hectáreas. Al contestar un pedido de informes formulado por este Honorable Cuerpo (Expte. 2522-S-2002), la SSI informó en el año 2003, sobre la extensión de tierras ubicadas en Zonas de seguridad que pertenecen a extranjeros. Expresado en hectáreas, desde 1997 hasta el 31 de mayo de 2003 discriminado por provincias, la extensión de tierras de Zonas de Seguridad pertenecientes a extranjeros era la siguiente: Entre Ríos 5.805, Corrientes 118.231, Misiones 1.004, Salta 100.243, Neuquén 143.176, Río Negro 18.614, Chubut 87.217, Santa Cruz 152.212 y Tierra del Fuego 18.428. Total: 644.930. La adquisición anual de tierras por parte de extranjeros a la fecha del informe es la siguiente: 1997: 50.960 ha; 1998: 183.223 ha; 1999: 163.022 ha; 2000: 137.279 ha; 2001: 42.142 ha; 2002: 60.999 ha; 2003 (al 31/5): 7.305 ha. Esta información esta referida a la Zona de Seguridad de fronteras. Hasta acá los antecedentes normativos nacionales, ahora pasaremos a analizar Derecho Comparado No han sido pocas las legislaciones de otros países que han optado por prohibir expresamente la adquisición de inmuebles por extranjeros en sus fronteras e incluso, la explotación de los recursos naturales ubicados en esas zonas, con la evidente intención de reforzar su soberanía sobre los límites y hasta sustraerse al peligro de terminar pagando deudas privadas con parte de su soberanía por vía de ejecuciones u otros enroques de dominio. Un ejemplo de los países americanos que han incorporado disposiciones similares en los textos de sus Cartas Magnas, es el de la Constitución de México (1917), cuyo artículo 27 reza en un párrafo “La capacidad para adquirir el dominio de las tierras y aguas de la Nación, se regirá por las siguientes prescripciones: I. Sólo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las sociedades mexicanas tienen derecho para adquirir el dominio de las tierras, aguas y sus accesiones o para obtener concesiones de explotación de minas o aguas.” ”El Estado podrá conceder el mismo derecho a los extranjeros, siempre que convengan ante la Secretaría de Relaciones en considerarse como nacionales respecto de dichos bienes y en no invocar, por lo mismo, la protección de sus gobiernos por lo que se refiere a aquéllos; bajo la pena en caso de faltar al convenio, de perder en beneficio de la Nación, los bienes que hubieren adquirido en virtud de lo mismo.” “En una faja de 100 kilómetros a lo largo de las fronteras y de 50 en las playas, por ningún motivo podrán los extranjeros adquirir el dominio directo sobre tierras y aguas”. La legislación mexicana es clara: cuando un extranjero quiere adquirir tierras, debe pedir permiso a la Cancillería mexicana, acatar la ley de ese país, bajo apercibimiento de perder sus bienes si no la cumple, y nunca "invocar la protección de sus gobiernos" ante conflictos. A diferencia de lo que pasa en Argentina, "por ningún motivo" pueden comprar en la zona de seguridad. Los extranjeros que compran tierras en Perú no pueden invocar "excepción ni protección diplomática" y deben respetar las condiciones de uso que les imponga el Estado de ese país, soberano en el aprovechamiento de todos sus recursos naturales. La Constitución de Perú (1993) en su artículo 71 establece “...Sin embargo, dentro de cincuenta kilómetros de las fronteras, los extranjeros no pueden adquirir ni poseer, por título alguno, minas, tierras, bosques, aguas, combustibles ni fuentes de energía, directa ni indirectamente, individualmente ni en la sociedad, bajo pena de perder, en beneficio del Estado, el derecho así adquirido”. Por su parte, otras legislaciones hacen lo propio, o bien autorizando al Poder Legislativo a reglamentar la adquisición de inmuebles, su goce y explotación, estableciendo restricciones o limitaciones siempre que existan razones de seguridad o interés nacional (Constitución de Chile, artículo 19), o bien, disponen más ampliamente que cuando el interés individual en la propiedad de los bienes se oponga al de la comunidad, interés general o bien común, este último prevalecerá sobre el primero (Constituciones de Colombia, artículo 58; y de Panamá, artículo 46). En Brasil se fijan topes de compra a los extranjeros: no puede sobrepasar el 25 por ciento de la tierra de cada municipio. El Salvador no permite la compra de bienes raíces a extranjeros en cuyos países no tengan iguales derechos los salvadoreños. Y Canadá examina los proyectos de inversión a través del Consejo de Ministros. En Indiana, Estados Unidos, rige una restricción para los extranjeros que no tienen intenciones de convertirse en ciudadanos naturalizados, pues no pueden conservar tierras de más de 320 acres por más de cinco años. En Iowa no se les permite comprar tierras de uso agrícola. Y en Missouri, deben vender todo en dos años si pierden el status de residentes. De los antecedentes referenciados se evidencia que no es extraño al derecho comparado el hecho de reglamentar y prohibir la adquisición de inmuebles en las zonas consideradas más vulnerables a las desviaciones de soberanía que podrían producir actos de particulares extranjeros. Opinión de la Iglesia Católica y de la Federación Agraria Argentina La Iglesia Católica también se muestra preocupada a través del documento de más de cien páginas “Una tierra para todos”, cuya elaboración demandó casi siete años y en el que participaron varias comisiones de la Conferencia Episcopal. Allí denuncia que “la falta de una política estatal fundada en una equilibrada distribución de las tierras rurales, en el marco del predominio de una concepción utilitaria de la propiedad como un bien de mercado y no como bien social, fue generando en nuestro país un fuerte proceso de concentración de las tierras productivas”. Los obispos sostienen que “este proceso, con casi tres décadas de duración, continúa actualmente vigente y afecta principalmente a pequeños y medianos productores agrícolas”, debido a que “el principal factor de concentración no es la ampliación de la frontera agrícola por ventas de tierras fiscales, sino la venta de derechos de posesión de pequeños productores empobrecidos a grandes corporaciones de capitales, nacionales y extranjeras”. El capítulo referido a la cuestión de la extranjerización de la tierra, señala que “no es novedad en nuestro país ni en América Latina. Representa un proceso de pérdida de soberanía y de recursos naturales, así como de concentración de la tierra en capitales extranjeros. Se estima que este fenómeno obedece, en gran medida, al endeudamiento de los pequeños y medianos productores con el extranjero, y que, en suma, se ve favorecido por la falta de ordenamiento legal por parte de la Nación y las provincias en lo referente a la legislación sobre tierras.” “...Sin embargo, lo cierto es que no hay impedimento legal para la compra de grandes extensiones por parte de corporaciones extranjeras, a pesar de la magnitud del problema, que vemos reflejada en el hecho de que naciones vecinas, como Uruguay, Chile y Brasil también hayan advertido las dificultades que genera la extranjerización y posean proyectos de leyes al respecto.” Por su parte, la Federación Agraria Argentina (FAA), organizó en el año 2004 un Congreso Nacional y Latinoamericano sobre Uso y Tenencia de la Tierra. El taller sobre extranjerización de la tierra propuso una serie de medidas para evitar que continúe el proceso de concentración de la tierra en manos extranjeras. A mediados del 2004 la FAA contaba que unos 31,4 millones de hectáreas correspondientes a las mejores tierras cultivables del país estaban en venta o en proceso de ser vendidas a inversores extranjeros. De esa cifra, 17 millones (53,8%) ya habían sido vendidas a conglomerados extranjeros mientras que unos 14,5 millones (46,2%) estaban hipotecadas en la banca pública. El presente proyecto Las consideraciones antes vertidas, me llevan a proponer una reforma integral del régimen de Zonas de Seguridad, incorporando la protección del Ambiente y estipulando limitaciones concretas y específicas a la transmisión del dominio y/o constitución de derechos reales o personales por personas físicas extranjeras, personas físicas argentinas naturalizadas y personas jurídicas. No caben dudas que dichas zonas de seguridad son factores fundamentales en la Defensa Nacional y la protección del Ambiente que contiene una manda muy precisa en el artículo 41 de la Constitución Nacional, por lo que se impone establecer que las decisiones gubernativas que a su respecto se adopten, debe tener primacía los intereses antes mencionados sobre todos los demás, cualquiera fuere su naturaleza. Hoy no se advierte limitación alguna a la compra de bienes por parte de extranjeros, siempre que se presenten los requisitos previstos en las normas reglamentarias. Asimismo, se observa una discriminación entre extranjeros de países colindantes y no colindantes que a mi criterio no tiene razón de ser e inclusive perjudica a los primeros, pese a que se avanza en función de la integración regional. Las limitaciones o restricciones al dominio en dichas zonas estratégicas, deben basarse en criterios objetivos, tal como lo han establecido otros países de la región, como es el caso de Brasil. Por ello entiendo que ninguna persona extranjera –ni física ni jurídicapuede adquirir en áreas rurales más de una unidad productiva en las Zonas de Seguridad determinadas por el Estado Argentino. Asimismo, no pueden adquirir en su conjunto más de un cuarto del Municipio o Localidad de que se trate, ni extranjeros de una misma nacionalidad ostentar más del 40% de ese cuarto de tierra. Sólo las personas jurídicas argentinas que no incurran en las situaciones previstas en este proyecto, podrán ser exceptuadas de las limitaciones mencionadas. Las únicas personas que no tienen limitación alguna, son los ciudadanos argentinos nativos o por opción y los naturalizados con más de diez años de ejercicio de la ciudadanía. Si bien el Poder Ejecutivo Nacional es quien determinará la extensión de las zonas de seguridad, conforme los límites máximos predeterminados en la ley, es imperiosa la necesidad de incluir en dichas zonas las áreas previamente definidas en este proyecto que por su importancia en lo relacionado a la Defensa Nacional, la Seguridad y la utilización racional de los recursos naturales, la preservación del patrimonio natural y cultural y la diversidad biológica deben, ineludiblemente, formar parte de las mismas. Asimismo, se regulan las funciones y composición de la Comisión Nacional de Zonas de Seguridad, que en la órbita del Ministerio del Interior, tendrá a su cargo la policía de radicación tanto para transmisión de inmuebles como aprobación de permisos y concesiones para explotación de actividades e industrias en dichas zonas. Es indispensable un organismo coordinador a fin de orientar convenientemente la acción de las distintas reparticiones nacionales y provinciales que actúan dentro de las zonas mencionadas, para así lograr la necesaria armonía y eficiencia en el cumplimiento de las disposiciones que directa o indirectamente se refieren a sus intereses. Por último, se establecen las sanciones que correspondan por la violación de las normas, limitaciones y restricciones previstas a lo largo del proyecto. Señor Presidente, es mi convicción que no sólo es “conveniente” que los ciudadanos argentinos nativos sean quienes adquieran y gocen del territorio en las Zonas de Seguridad, sino que entiendo es necesaria una legislación que torne operativa en la práctica dicha expresión de deseos, para así garantizar, no sólo la defensa geopolítica del territorio argentino, sino los recursos naturales estratégicos, tierras cultivables, reservas de minerales y de agua dulce, que harán posible el desarrollo sustentable, a lo que da respuesta la presente iniciativa legislativa, por lo que solicito a mis pares el acompañamiento a la presente iniciativa con la aprobación del mismo. Marcelo H. Guinle.