¿LLEGÓ EL MINIMALISMO A LA GESTIÓN? INNOVACIÓN BASADA EN MAPAS Y REDES DE VALOR Autor: JUAN JOSÉ GOÑI ZABALA Director de innovación en valor. FATRONIK-Tecnalia Fuente: Infonomía Fecha: 01/06/2008 http://www.infonomia.com/if/articulo.php?id=359&if=63 La utilización del término valor asociado a cualquier concepto o idea de negocio no deja de aplicarse de forma sistemática. Aparece repetidamente en la misión y visión de muchas organizaciones. Decimos que estamos para generar valor en los clientes, en los empleados y en la sociedad sin saber exactamente lo que eso significa, y menos aún cómo acercar esas expresiones generalistas a la gestión de lo cotidiano. Qué empresa no dice que su misión es generar valor, pero qué pocas saben cómo definirlo, aplicarlo y medirlo. La innovación que queremos establecer en FATRONIK-Tecnalia es rupturista y busca abordar la gestión desde una opción simplificadora, casi minimalista, que fundamente en muy pocos principios los diseños y planes de acción. A esta gestión minimalista la llamamos «gestión basada en mapas y redes de valor». El valor es una percepción cualitativa o cuantitativa de ganancia concretada en una característica de un objeto tangible o intangible del que un agente se apropia en un espacio de relación con otros. Esta percepción no es estática o inmutable sino que se transforma aumentando o disminuyendo a través del desarrollo de relaciones positivas o negativas. El valor es por tanto algo íntimamente ligado a la sosteniblidad y al crecimiento de una relación. Las relaciones en primer lugar, y por extensión las organizaciones, se mantendrán vivas en el futuro si son capaces de generar este valor a los agentes que las rodean. Por lo tanto, la gestión del valor, y, en particular, la habilidad para crear valor sosteniblemente, deben ser el principal objetivo de la gestión de cualquier organización. Los mapas de valor son una herramienta de mucha más precisión que los estándares de gestión cuando la competitividad entre las empresas crece y los clientes demandan más valor (personalizado) en los productos o servicios 1 Podemos afirmar por tanto que cualquier modelo de relaciones en el que se construya valor ha de reunir una serie de condiciones: - La percepción de valor es individual. Un cliente, un empleado, un socio u otro agente que participa en un proceso o proyecto empresarial tienen su propio mapa de valor. Es decir, dentro de un ámbito específico cada mapa es personal y concreta los elementos de valor, en dimensiones y variables que los definen. Estos son los indicadores de gestión que un determinado agente observa en cualquier iniciativa en la que participe. - Un grupo de agentes participantes que intercambian valor constituyen redes de valor. Son conjuntos de mapas de valor que se complementan en intereses y donde los rescates de valor suman más que las aportaciones de los agentes, porque en conjunto se construyen creativamente nuevos y valiosos resultados por yuxtaposición de capacidades. - Las redes de valor representan la complejidad inherente a cualquier organización empresarial. La resolución de situaciones complejas propias del manejo de redes de valor convierte a la gestión en una actividad creativa y no administrativa propia de la normalización. ¿Todos los casos son distintos o todos los casos los debemos tratar como iguales? He ahí la diferencia. Un mapa de valor se construye a través de pormenorizar sus tres dimensiones: • • • Características y condiciones del presente y de lo tangible. Por ejemplo el precio, el salario, la rentabilidad de una oferta, los plazos de entrega... Características y condiciones del entorno interno que permiten hacer posible el presente y contienen las claves del desarrollo de lo nuevo. Características y condiciones del contexto externo frente al que se posiciona la organización y que toman la expresión en la marca o imagen en el mercado. Los mapas de valor se construyen sobre unas 20-25 variables personalizadas para cada agente y permiten, con una buena comprensión y con su uso intensivo en contratos, ofertas, negociaciones, evaluaciones de personas y cualquier otro proceso o proyecto, establecer la infraestructura conceptual de los demás instrumentos de planificación y seguimiento. Las métricas que se introducen en estas 20-25 variables permiten crear un modelo de gestión que posibilita medir el valor generado y absorbido en sus diferentes facetas. El diseño detallado de los mapas de valor que realizamos en FATRONIK-Tecnalia en relación con personas, clientes, socios, centros de conocimiento y otros, permite una gestión precisa de los procesos y los proyectos, y viene a sustituir a muchos de los sistemas de medida que emplean hasta ahora parámetros estándar para la medición objetiva de actividades y resultados. Queremos decir que los mapas de valor son una herramienta de mucha más precisión que los estándares de gestión cuando la competitividad entre las empresas crece y los clientes demandan más valor (personalizado) en los productos o servicios. Cualquier aproximación que nos lleve a la microgestión, que es la auténtica gestión de una realidad compleja, pasa por gestionar con creatividad en un espacio de restricciones a la luz de los mapas de valor de cada persona, cliente u organización. La gestión de personas, sus objetivos, las competencias, la gestión de clientes, de los accionistas, la responsabilidad social corporativa y otras cuestiones más, quedan absorbidas de manera natural cuando explicitamos los mapas de valor de estos agentes que intervienen en la empresa. 2 En resumen, el despliegue del concepto y la gestión minimalista por valor en las organizaciones basada en mapas y redes de valor puede dar lugar a un replanteamiento sustancial de los modos de enfocar todo lo relativo a la microgestión. Ésta se aplicará especialmente en la gestión de las personas, soporte sin duda del logro de resultados excelentes en las empresas del futuro, y en la gestión de los clientes adoptando el trabajo en red como el fundamento de la capacidad de transformar conocimiento y talento en valor. 3