LA FORMACION DEL ALCA Y SUS POSIBLES EFECTOS EN LA INDUSTRIA URUGUAYA1 1. Introducción Los últimos años marcaron una tendencia a la aceleración de la apertura comercial y financiera en el mundo, lo cual llevó a generar una percepción de que la globalización está instaurada. En efecto, el intercambio comercial creció a tasas más altas que la producción mundial en los últimos años. A pesar de ello, aún se está lejos de contar con un comercio libre que asegure igualdad de condiciones, mecanismos ágiles y transparentes para la solución de controversias y disminución de las prácticas desleales de comercio, lo cual perjudica fundamentalmente a los países más pequeños. El Uruguay no estuvo ajeno a la tendencia y en los últimos años aceleró la integración regional con los países vecinos, iniciada con los acuerdos del PEC y del CAUCE, y tanto a nivel unilateral como a través del Mercosur, se firmaron acuerdos comerciales con otros países entre los cuales se destaca la profundización del convenio bilateral con México. Los avances en la integración comercial que hoy se procesan en el mundo caracterizarán el mapa comercial de los próximos años y por eso la gran importancia de la reflexión vinculada a esta temática. En ese contexto, y en lo que refiere a caída de aranceles y la formación de un área de libre comercio, el proyecto Mercosur fue exitoso aún cuando no estuvo ajeno de problemas comerciales de distinta índole. El objetivo de formar un “mercado común” hoy parece más lejano, cuando se han incrementado los casos de perforación del arancel externo común, trabas no arancelarias para el comercio de mercaderías y servicios y medidas unilaterales de los países. Al mismo tiempo, no se ha avanzado en perfeccionar los mecanismos de solución de controversias que aseguren transparencia y agilidad en los resultados. La crisis de la economía brasileña, la cual llevó a drástica devaluación de la moneda, así como las recientes medidas anunciadas por el gobierno argentino, pusieron aún más en duda el avance del proceso de integración en el Mercosur. A partir de allí y tras el lanzamiento de una zona de libre comercio impulsada por Estados Unidos, el panorama comercial de los países de la región y del Uruguay en particular exige definiciones en cuanto a las bases y la modalidad de la negociaciones futuras. En el presente documento se buscan los fundamentos sobre los cuales debería diseñarse la posición del sector industrial frente a la posible formación del ALCA. Cabe aclarar que es una primera aproximación al tema por lo cual quedan aspectos a profundizar que se abordarán próximamente. En el primer capítulo se desarrolla una justificación breve de la importancia del libre comercio a nivel teórico. En el segundo se contrasta el marco teórico con el posible resultado de este proyecto de integración. En el tercer capítulo se aportan algunas reflexiones acerca de las ventajas y desventajas que cuenta el Uruguay frente a 1 Documento redactado por el Cr. Sebastián Pérez y la An. Ec. María Noel Laborde. 1 procesos de apertura comercial como el que en este caso se plantea. En el último capítulo se brindan las conclusiones finales. 2. Los beneficios del libre comercio Desde la teoría ricardiana hasta las más recientes teorías de comercio, se han demostrado los beneficios asociados a los procesos de apertura comercial. Así, aquellos países que optan por abrir sus economías al comercio se beneficiarán por la mejor asignación de recursos que el proceso trae aparejada; los incrementos de eficiencia y productividad; la reconversión productiva y el incremento de la escala de producción hacia la exportación de bienes para los cuales se cuenta con ventajas comparativas y competitivas; la mayor especialización; el fomento de la competencia; el incremento en la variedad de productos ofrecidos a los consumidores; y el estímulo a la desregulación en distintos ámbitos de la economía. Como contrapartida se reduce la producción de algunos bienes, los cuales se comenzarían a importar desde terceros países. La especialización que se genera y por tanto la movilidad de recursos necesaria, no tiene por qué producirse inmediatamente y sin ningún costo. De esta reflexión se deduce que la apertura comercial tiene que estar acompañada de un proyecto más amplio, el cual no implique únicamente la caída indiscriminada de aranceles y el desmantelamiento de las protecciones a la importación, sino que prevea instrumentos que permitan la reconversión del aparato productivo acorde al nuevo escenario que se crea. En ese sentido, deberían atenderse las consecuencias de la eliminación de formas de producción de baja competitividad, lo cual si no se enfrenta con políticas activas, puede comprometer la estabilidad social y política del país. Debe tenerse claro que la apertura, aunque es recomendada en términos netos, puede provocar cambios en la distribución de la renta entre sectores que producen bienes transables, y entre éstos y los sectores que producen bienes no transables. Por esa razón, puede afirmarse que la mayor apertura genera ganadores y perdedores. Para estos últimos deberían existir mecanismos de compensación, tal cual lo afirman las teorías de comercio ya que los mismos son preferibles ante la protección comercial. Una característica propia de los procesos de apertura comercial es la convergencia de los precios relativos a medida que transcurre el tiempo, sin perjuicio de las distorsiones que pueden generar los distintos sistemas monetarios y cambiarios que se adopten. Es importante recalcar que no sucede lo mismo, o si lo hace se produce en períodos mucho más largos, con los precios de los productos no transables, lo cual es particularmente importante analizar en el caso de Uruguay. Otro elemento de peso a la hora de evaluar las consecuencias de los procesos de apertura, es que genera mayor seguridad a los inversores por diversos motivos. En efecto, los acuerdos comerciales usualmente actúan como un seguro, a través de la protección que obtienen los países contra futuras discriminaciones comerciales. A su vez, limita la discrecionalidad de los gobiernos debido a que algunas decisiones deben ser sometidas a disciplinas colectivas fomentando la credibilidad y la confianza tanto externa como interna respecto al entorno económico. En ese sentido, los compromisos entre los países socios disminuyen los costos políticos de algunas medidas de reforma, reduce el poder de los sectores opositores a las mismas y hace poco viables la reversión de las mismas. En cuanto a las características deseables para los procesos de integración y con el objetivo de que existan y se respeten las ganancias mutuas, debería exigirse al menos lo siguiente: 2 1. La institucionalidad debe contemplar los intereses comerciales, económicos y políticos de todos los socios. 2. El mecanismo para dirimir controversias debe ser accesible, neutral, expeditivo, transparente y dinámico en cuanto a su proceso y garantizar el cumplimiento de las reglas. 3. Avance gradual y constante hacia temas de la agenda más sensibles. 4. Existencia de un país líder que, debido a su buen desempeño económico, esté dispuesto a asumir muchos de los costos del proceso, o la conformación del bloque comercial con socios de peso similar. Por último, otro elemento que justifica los procesos de apertura comercial entre países o bloques, es que debería tratarse de un juego de “gana – gana”. Así, cuanto mayor es el grado de cooperación entre los socios hacia el respeto de los acuerdos, mejor será el funcionamiento de ese mercado. Por el contrario, los países pueden tentarse a proteger su industria (los países más poderosos pueden hacerlo con menores consecuencias políticas) y perjudicar a los socios que confiaron a través de la apertura de su mercado. 3. El proceso de integración de las Américas: entre un marco ideal y lo probable 1. Si se cumpliesen los supuestos del libre comercio explicitados en el punto anterior, entonces podría esperarse un proceso de expansión de las exportaciones del Uruguay en sectores donde el país cuenta con un nivel adecuado de competitividad a escala internacional. Por el contrario, otros sectores se verían amenazados a menos que desarrollen procesos de reconversión productiva y comercial lo cual les permita adecuar sus empresas para este nuevo contexto. En ese sentido, estudios de ALADI revelan que cerca del 50% del comercio intra-MERCOSUR corresponde a productos en que los países miembros presentan ventajas comparativas reveladas como poco nítidas o inestables, siendo, por lo tanto, más sensibles a factores que impactan su competitividad-precio, como las preferencias arancelarias y la paridad cambiaria bilateral. Cuando se analiza la industria uruguaya claramente aparece el sector agroindustrial como el mejor dotado para competir internacionalmente con productos de alta calidad y una escala y eficiencia productiva aceptable. Sin embargo, se trata de sectores que comercializan bienes que tradicionalmente fueron protegidos por los países más desarrollados, tanto con barreras arancelarias como para-arancelarias. En ese sentido, Héctor Rogelio Torres, funcionario del Servicio Exterior de la Nación Argentina, a cargo de la negociación agrícola en Ginebra2, destaca que según investigaciones del Banco Mundial el promedio arancelario que enfrenta las manufacturas que los países en desarrollo exportan a los mercados de los países desarrollados, es cuatro veces superior al promedio arancelario que enfrentan las manufacturas que se exportan entre países desarrollados. Al mismo tiempo, señala que los aranceles que los países de mayores ingresos imponen a los productos agrícolas de los países en desarrollo, principalmente commodities, son aproximadamente cinco veces superior a los aranceles que deben enfrentar las manufacturas. 2 Ver Boletín Informativo Techint 305, Enero – Marzo 2001. 3 2. En el análisis de lo que puede esperarse del proceso de integración, no debe desconocerse que existen otras disputas distintas de las comerciales que ejercerán presión en transcurso de la negociación (hegemonía política, económica y geográfica). Esto es importante para enfrentar en forma inteligente una negociación que probablemente reste importancia a las dificultades de los países menos desarrollados en relación a los temas que los principales socios darán prioridad. Prueba de ello es la menor importancia relativa que se le brindó al grupo de trabajo sobre economías pequeñas, el cual incluso no fue constituido formalmente como un Grupo de Negociación sino como un Comité Especial. 3. Por último, otro elemento a considerar en el análisis de los posibles efectos de la formación del ALCA, es la tendencia que puede establecerse hacia la especialización industrial basada en recursos naturales, en mano de obra o en capital. Los países tienden a exportar los bienes cuya producción es intensiva en los factores en los que están dotados de forma más abundante. Por tanto, podría esperarse que muchos países se transformen en oferentes de mano de obra barata incorporando poco valor agregado al proceso industrial y alejándose aún más del desarrollo de nuevas tecnologías y modalidades de trabajo más avanzadas. Otras experiencias similares constatan que el crecimiento de las economías con bajos salarios sesgadas a las exportaciones, supone un incremento de la brecha entre los asalariados calificados y no calificados, lo cual, si ocurriese, debería ser enfrentado con políticas activas y de largo plazo que permitan transformar la base productiva de esos países hacia la manufactura de bienes con más alto contenido tecnológico. 4. Ventajas y desventajas del Uruguay por características propias El proceso de apertura internacional iniciado por el Uruguay hace tiempo atrás es irreversible y con una clara tendencia a profundizarse. La discusión que se ha instaurado en el país y en la región sobre la formación del ALCA no es más que un claro indicio de lo anteriormente mencionado. A través de este nuevo proceso de integración, el país se abre aún más a la competencia internacional y tras él la industria nacional. Cabe cuestionarse, entonces, cuán preparados están los diferentes actores e instituciones nacionales para enfrentar el futuro contexto. La autocrítica es necesaria para reconocer los elementos positivos con que se cuenta y cuáles son los cambios que se deben instaurar. En el presente capítulo se enumeran aquellos puntos que podrían incidir en forma positiva o negativa a la hora de iniciar esta apertura comercial. A su vez, se presentan las opiniones de empresarios sobre cuáles son los efectos que suponen tendrá la entrada en vigencia del ALCA sobre el país y la industria, y cuáles son las estrategias que deberían desarrollar el sector público y privado para enfrentar este nuevo contexto. 4.1 Desventajas: Pérdida de competitividad. La industria nacional ha perdido competitividad desde principios de la década de 1990 hasta la fecha respecto a todos los mercados destino 4 de su producción. 3 Es notorio que el plan de estabilización que se instauró en el país a principios de la década afectó negativamente la competitividad de la producción nacional. El atraso cambiario que el mismo provocó, llevó a que a partir de 1991, los precios nacionales valuados en dólares fueran superiores tanto a los precios de los principales socios regionales (Argentina y Brasil) como de Estados Unidos. En el primero de los casos, la competitividad ha empeorado abruptamente en los últimos dos años como consecuencia de la importante devaluación del real. Mientras, el fortalecimiento del dólar en los últimos tres años ha permitido un repunte de la competitividad cambiaria frente a Estados Unidos, aún sin lograr la recuperación de la relación de precios anterior al plan de estabilización iniciado en 1991. Peso del Estado y la eficiencia del gasto. La presión fiscal se ha incrementado en los últimos años tanto a nivel de toda la economía como de la industria en particular4. Mientras que, en 1989 la presión fiscal en Uruguay representaba el 24,7% del PBI, en 1998 dicho porcentaje trepó al 32,9%, valores que no habrían variado sustantivamente posteriormente. A esto se suma el sobre precio que pagan los consumidores a la hora de hacer uso de las empresas públicas por el solo hecho de ser monopolios y/o por no existir entes reguladores en sectores tales como la telefonía, la energía, etc. Esto les permite no solo fijar un precio superior al de competencia, y por tanto apropiarse de un beneficio extra, sino que también cumplen funciones recaudadoras incrementando los ingresos del sector público para ayudar a financiar el gasto del Estado. Si se analiza este tema a nivel internacional se aprecia que el peso del Estado es sensiblemente menor que en Uruguay y en otros existen modalidades más ágiles de funcionamiento del mismo, tanto en lo que se refiere a los servicios que presta como a su estructura interna. En ese sentido, contar con una tasa impositiva sobre el valor agregado del 23%, transforma al Uruguay en el país con los niveles más altos de imposición indirecta de América. Frente a esta realidad, el país debería reaccionar profundizando procesos innovadores de reestructuración del Estado y reformando los ámbitos económicos en los cuales actúa. Contar con un Estado eficiente en el uso y asignación de los recursos que maneja, representaría una ventaja comparativa importante para el sector productivo frente al resto de los competidores extranjeros. Regulación de la actividad económica. Existen en el país trabas a la libre competencia en distintos ámbitos económicos, tanto público como privado. Las mismas representan un sobre-costo a la producción nacional lo cual afecta directamente la competitividad. La regulación de aspectos que inciden directamente en la estructura de costo de las empresas, vuelve menos eficiente y agrega distorsiones al precio del bien al comercializarlo. El país cuenta con estudios y relevamientos sobre regulaciones que afectan la libre competencia y/o implican sobre-costos a la sociedad los cuales deberían eliminarse rápidamente. Las mismas caen fuera del radio de control de los empresarios y deberá ser el sector público, actuando con responsabilidad política e independientemente de 3 Estos resultados surgen de los valores del Indice de Competitividad Industrial elaborado por la Cámara de Industrias del Uruguay que recoge la variación de los precios mayoristas nacionales en dólares respecto a la evolución de los precios en dólares de los principales mercados de exportación. 4 Ver “Presión Fiscal en Uruguay”, Enfoques Económicos, Diciembre 1999. 5 cual fuese su orientación, quien actúe sobre éstas incrementando de esta forma la competitividad de la producción nacional. Beneficios fiscales. Existe en el país una política de promoción de inversiones apoyada principalmente en la Ley de Inversiones de 1996 la cual prevé incentivos fiscales para emprendimientos productivos. A los efectos de brindar mayor certeza jurídica a las empresas, eliminar la discrecionalidad y así incentivar la inversión, debería crearse un mecanismo que otorgue los mismos beneficios pero en forma automática. Debe tenerse en cuenta que muchos de los países de la región ya brindan promociones fiscales, locativas, etc., notoriamente superiores en monto a los que el país podrá brindar. La forma de competir con estos países en la atracción de nuevas inversiones, debería apuntar a mejorar la calidad de los incentivos en cuanto a su simpleza y agilidad en la aplicación. Defensa contra las prácticas desleales de comercio. No existe una cultura nacional de defensa de la producción nacional cuando ésta es atacada por prácticas desleales de comercio. Un claro ejemplo de lo anterior es el retardo en la aplicación de controles más severos contra el contrabando, el dumping o la aplicación de medidas de salvaguarda en casos de detección de un daño importante causado por el fuerte incremento en la importaciones de determinado producto. La mayor apertura de las economías, con caída de los aranceles, afecta tanto las producción nacional volcada al mercado interno como las exportaciones. En el primero de los casos, la entrada masiva de ciertos productos importados, la sub-facturación, o las políticas de dumping realizadas por empresas extranjeras, pueden provocan importantes daños tanto a nivel de empresa como de rama industrial. Frente a éstas situaciones es necesario que el gobierno actúe con firmeza y celeridad en la búsqueda de soluciones previstas en la normativa de la OMC. En los casos en que las exportaciones se enfrentan a trabas para-arancelarias en los países destino también el gobierno debería tomar un protagonismo mayor. Lo anterior implica una participación activa tanto en la negociación de los aspectos de regulación de las controversias comerciales como en la defensa de los intereses nacionales en casos de la existencia de problemas puntuales. Promoción de exportaciones. Para insertarse en un mercado de 800 millones de consumidores es necesario mejorar los mecanismos de promoción comercial, asignar mejor los recursos que actualmente se destinan a ello e incluso aumentarlos si fuese necesario. Esto se podría potenciar con programas específicos de promoción de exportaciones tal como funciona actualmente el Apex en Brasil, ProChile y Premex en Chile o el Pipe 2000 en España. Hoy en día existen emprendimientos de ese tipo con resultados exitosos tanto a nivel público (NEX), como privado (en el caso de la Cámara de Industrias en particular existen dos organismos el Eurocentro y el Centro de Desarrollo Empresarial que se dedican a ello) que avalan la pertinencia de este tipo de programas para desarrollar las exportaciones aunque los mismos resultan insuficientes. Mercado de capitales. Las empresas en el Uruguay se caracterizan por contar con limitadas fuentes de financiamiento. Un mercado de valores poco desarrollado ha 6 vuelto a los sectores productivos altamente dependientes del sistema bancario, lo cual tiene implicancias negativas a la hora de desarrollar proyectos de inversión. En este punto no se emite un juicio sobre la necesidad o no de la existencia de un mercado de capitales en el Uruguay, sino que se reconocen las desventaja que tienen las empresas nacionales frente a sus pares regionales, los cuales en algunos casos cuentan con fuentes de financiamiento más diversificadas y/o menos costosas y a plazos razonables. 4.2 Ventajas Ventajas relativas y absolutas. El país presenta ventajas competitivas en la producción de los principales productos que exporta a Estados Unidos y los demás países del NAFTA. Cabe destacar que en 2000, el 40% de las exportaciones a Estados Unidos correspondían a cueros, 22% a frigoríficos, 11% a productos textiles, 4% a lácteos y 3% a calzados. La estructura de las exportaciones con dicho destino muestran que el sector agroindustrial es el que ha desarrollado mayores ventajas, tanto estáticas cómo dinámicas, que le permitieron penetran con relativo éxito en dicho mercado. En los últimos tiempos, las empresas vinculadas con el sector agroindustrial han realizado fuertes procesos de inversión y de reconversión. De esta forma, no sólo han logrado abaratar los costos de producción, sino que han alcanzado estándares de calidad destacables a nivel internacional. Así, estos sectores han logrado diversificar su producción y poder apuntar a segmentos de calidad más sofisticados (caso de la carne orgánica) donde la elasticidad precio es menor y acceden pocos competidores. Calificación internacional. A pesar del contexto incierto de la región, donde el riesgo país argentino ha superado los 1.000 puntos básicos, el hecho de que Uruguay mantenga su Investment Grade es importante tanto para su imagen internacional como para el costo de financiamiento de las empresas nacionales. En ese sentido, el hecho de que por un lado el riesgo país se mantenga en niveles relativamente bajos y las tasas internacionales de referencia disminuyan, controla la suba de las tasas de financiamiento en el mercado local. Experiencia en procesos de integración comercial. El país ha sido miembro pleno en los últimos diez años del Mercosur, uno de los proceso de integración comercial más importantes de las Américas. En ese período ya ha enfrentado problemas y desafíos, tanto a nivel comercial como político, los cuales lo han llevado a tomar posturas y decisiones para adaptarse a esas nuevas realidades. Lejos de hacer un juicio de valor sobre la pertinencia de las acciones y/o decisiones tomadas, tan solo se destaca que tanto el sector público como privado conocen el “terreno” de la negociación, los resultados de la integración comercial y qué tipo de dificultades podrían presentarse en un acuerdo comercial de similares características. Gobierno entusiasta. El gobierno en funciones demostró desde el comienzo de su mandato un marcado interés por incrementar los lazos comerciales con los países de América del Norte. En ese sentido, el actual presidente, ha expresado su apoyo incondicional al desarrollo de esta Zona de Libre Comercio, inclusive exhortando a los presidentes de los demás países miembros a buscar tanto el apoyo nacional como internacional necesarios para fortalecer este proceso. 7 Este punto no es menor ya que demuestra que el ALCA entra dentro de las prioridades del presente gobierno y que por lo tanto éste va a fomentar su desarrollo en los próximos años. Uruguay podría contar con avances puntuales de carácter bilateral que permitan la expansión de las exportaciones a ese destino. 5. Qué piensa el sector privado sobre el ALCA. Con el objetivo de recoger la opinión de los empresarios, la Cámara de Industrias del Uruguay realizó a través de diferentes medios5 un relevamiento sobre los posibles efectos que podría tener la entrada en vigencia del ALCA en la economía, el sector industrial y la empresa y cuáles deberían ser las estrategias a seguir por el sector privado y público para enfrentar este nuevo desafío. En los resultados del relevamiento, se destaca el optimismo que expresó la mayoría de los empresarios sobre los posibles efectos que la participación del país en esta nueva iniciativa comercial. En ese sentido, de un total de 130 respuestas, 75% de las mismas prevé que la entrada en vigencia del ALCA tendrá un efecto positivo sobre la economía, el 52% considera que será promisorio para el sector y otro 54% estima que será positivo para su empresa en particular. Si se hace un análisis sectorial de las respuestas, resultan algunos elementos interesantes a destacar. Por un lado, en todas las divisiones al menos el 50% de los empresarios consideran que constituirse como miembros del ALCA será positivo para toda la economía. Las diferencias comienzan a notarse en lo que respecta a los efectos sobre el sector industrial y sobre la empresa en particular. En ese sentido, se destaca la existencia de dos grupos de empresas, dependiendo de la división a la cual pertenecen y de la importancia del mercado externo en su producción total. En efecto, en el caso de aquellas divisiones que ya colocan su producción en mercados del ALCA, más específicamente EE.UU., o que ya tienen una cultura exportadora, los empresarios expresaron un mayor optimismo sobre las oportunidades que podría propiciar esta nueva zona de libre comercio. Mientras, que las empresas que vuelcan su producción principalmente al mercado interno, no son tan optimistas sobre los posibles efectos que tendría la entrada en vigencia del ALCA sobre su sector e industria. Los resultados del relevamiento son similares a los obtenidos en una encuesta realizada en Brasil, según la cual, el 70% de los empresarios entrevistados estaría a favor de la integración de Brasil al ALCA.. Entre las razones expuestas en ese sentido, se destacan el hecho de que de no hacerlo Brasil podría quedar aislado, implicaría un incremento de las exportaciones e importaciones en el futuro y por último intensificaría el comercio. Sin embargo, 84% de los entrevistados considera que Brasil está relativamente mal parado para ingresar al ALCA.. Sector público 5 Los cuestionarios se enviaron a través de la Encuesta Mensual Industrial a más de 300 empresarios y a través del e-boletín industrial a 131 destinatarios. 8 En lo que respecta a las estrategias propuestas para el sector privado y el sector público, la mismas fueron muy variadas aunque en general mantienen un común denominador: se vinculan al funcionamiento interno de cada uno de los sectores, público y privado, y de su incidencia positiva o negativa para el fomento de las exportaciones. En el caso del sector público, un importante porcentaje de empresarios considera que éste debería priorizar la baja del costo país, disminuyendo la presión fiscal, las tarifas públicas y el gasto público e incrementando su eficiencia a la hora de hacer uso de los recursos escasos con que cuenta. Otro conjunto de propuestas se refieren a la forma de negociación. En ese sentido, se propone realizar las negociaciones integrados a con los demás miembros del Mercosur aunque tomando una participación más activa en la armonización de una posición interna del bloque regional. Decisiones que se vinculan en algunos casos con la caída de las barreras arancelarias y para-arancelarias en todos los países miembros para poder estar así en igualdad de condiciones con el resto de los países. Por otra parte, se plantea la necesidad de que el gobierno defina un plan industrial a largo plazo, a través del cual, se potencien áreas aún no desarrollados y aquellas que ya cuentan con claras ventajas, y por otro permita la reconversión de aquellos sectores menos eficientes. Otras propuestas se vinculan con el régimen cambiario y la solución de la grave pérdida de competitividad que aún persiste en el país como paso previo a la conformación de esta zona de libre comercio. Y finalmente, se propone una mejor vinculación con el sector privado para colocar los productos en el exterior. En ese sentido, se cree oportuno mejorar los lazos con el sector público del resto de los países, orientar al sector privado uruguayo acerca de la dirección que debe tomar en el exterior y mejorar las herramientas con que cuenta para esto en los países del ALCA. Sector Privado En lo que respecta al sector privado, las propuestas se vinculan con el incremento de la productividad, la mejora de la calidad de los productos, la reducción de los costos de producción, la inversión y finalmente la búsqueda de nuevos mercados y el conocimiento más profundo de los mismos. 5. Reflexiones finales Uruguay debe plantearse la forma de recuperar la competitividad perdida en los últimos años para transformarse en un país viable tanto del punto de vista de los sectores transables como para atraer nuevas inversiones en el futuro. Desde un punto de vista teórico, la apertura comercial traería beneficios al país y es a priori la estrategia comercial más conveniente para un país pequeño como Uruguay, a quienes se le abren oportunidades en mercados externos a cambio de un mercado interno muy reducido. 9 Pero por las características de Brasil y Estados Unidos que son los países con mayor peso económico y político en la negociación, podría esperarse cierta dificultad para aprovechar los beneficios teóricos que podrían generarse. En el caso de Brasil se trata de un país cerrado del punto de vista comercial y que ha mostrado debilidad del punto de vista político para actuar con firmeza ante el lobby de los empresarios de su país cuando se ven amenazados por las importaciones de nivel competitivo más alto. La sucesión de trabas impuestas a Uruguay y Argentina en productos como el arroz y los lácteos, avalan este enunciado. Por el lado de Estados Unidos, es uno de los países que mantiene regímenes de protección arancelarios y para-arancelarios más fuertes a la importación de bienes agroindustriales y cuenta con mecanismos de subsidios a los productores que distorsionan la libre competencia. La integración del Uruguay en el ALCA es un paso firme de nuestro país hacia una economía de mercado competitiva a escala internacional. Tal afirmación surge de pensar que la formación de una zona de libre comercio entre todos los países de América, en el cual se encuentra Estados Unidos cuyo PBI representa el 22% del PBI mundial, tendría efectos comparables a los de una apertura comercial total. El apoyo del sector privado a la formación del ALCA deberá estar asociado a un compromiso de parte de todos los actores políticos hacia la reducción de la presión fiscal y la eliminación de los sobre costos que trasladan los sectores públicos por los efectos de la regulación. La experiencia del Mercosur indica que no se resarce a los sectores o individuos que son desfavorecidos por la apertura comercial. En ese sentido, el gobierno deberá comprometerse en aplicar los esfuerzos necesarios para la reconversión productiva tanto a nivel de las empresas como de los trabajadores. En ese sentido, deben crearse programas de reconversión productiva para la industria, de características similares a los aplicados en el sector vitivinícola en Uruguay, cuyo éxito es notorio tanto a nivel nacional como internacional. Asimismo, deben potenciarse y manejarse en forma más ágil y eficiente los mecanismos de promoción fiscal de inversiones, el Fondo de Reconversión Laboral, etc. Es necesario capitalizar la experiencia ganada fruto del proceso de apertura comercial del Mercosur a los efectos de lograr mayores beneficios en este nuevo proceso. En ese sentido, interesa destacar: Es necesario que existan mecanismos de solución de controversias de jerarquía supranacional realmente ágiles y transparentes que permitan la justa defensa a los países más pequeños. El sector público debe procesar un cambio hacia la protección sensata de los sector productivos cuando existe un potencial daño por prácticas desleales de comercio. Así, debe entenderse que los procesos de apertura no implican solamente una caída indiscriminada de aranceles sino que en todos los países del mundo, incluso los que se conocen como más liberales (Estados Unidos, Chile, etc), estos procesos están acompañados de mecanismos de protección comercial ágiles y oportunos avalados por la OMC. 10 Anexo 1: La corta historia del ALCA El antecedente más importante de las negociaciones para la conformación del ALCA se encuentra en la denominada “Iniciativa para las Américas”, planteada en 1990 por el entonces presidente de Estados Unidos George Bush. Dicha propuesta consistía básicamente en crear una zona de libre comercio hemisférica en el largo plazo; celebrar compromisos en materia de inversiones; y una contribución activa por parte del gobierno de Estados Unidos para reducir el problema de la deuda externa latinoamericana. Esta propuesta se inició en un contexto en el cual estaba disminuyendo la hegemonía de Estados Unidos a nivel mundial. Por otro lado, América Latina estaba saliendo de la década pérdida, con una fuerte contracción de la actividad y un endeudamiento muy importante. En este marco, la “Iniciativa para las Américas” constituía un intento de Estados Unidos de reservarse su área de influencia natural, tanta a nivel político como económico. A mediados de la década de los ‘90 (1994) se celebró la Cumbre de Miami a la cual acudieron los presidentes de 34 países americanos. Este fue el punta pie inicial del proceso de conformación del “Area de Libre Comercio de las Américas” (ALCA), que retomando las ideas básicas de la “Iniciativa para las Américas”, se propuso la eliminación progresiva de las barreras al comercio y la inversión en casi todo el continente. En dicho año se fijo como plazo meta en el cierre de las negociaciones el 2005, al tiempo que para el 2000 se debían haber alcanzado avances concretos en ese sentido. El contexto regional en el cual se impulsaron estas nuevas negociaciones presentaba una serie de características distintas al de principios de los 90’. Por un lado, EE.UU. había iniciado un fuerte proceso expansivo, mientras que muchos de los países latinoamericanos habían comenzado por ese entonces exitosos planes de estabilización y retomaban la senda de crecimiento. América del Sur se estaba convirtiendo en un mercado de gran dinamismo para los EE.UU. tanto en lo que respecta a mercado destino de la producción como de la IED. En ese sentido las exportaciones de dicho país a América Latina crecieron a una tasa anual de 12% entre 1990-1998, al tiempo que la IED pasó de 61 millones de dólares en 1990 a 169 millones (excluido México). Por otro lado, varios países latinoamericanos iniciaron procesos de integración regional (Mercosur), los cuales podrían ocasionar desvíos de comercio. La importancia del ALCA para el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, quedó de manifiesto en el interés que mostró durante todo su gobierno por obtener de parte del Congreso, lo que se conoce como “Fast Track”. A través de este procedimiento institucional, el Congreso concede al Poder Ejecutivo autorización temporaria para negociar convenios comerciales con otros países, comprometiéndose posteriormente a someter el pre-acuerdo alcanzado a la votación como paquete cerrado, pudiendo únicamente aceptarlo o rechazarlo. El ex -presidente Clinton, concluyó su gobierno sin haber obtenido del Congreso dicho crédito institucional. Pero, el nuevo presidente George Bush retomó desde el inicio de 11 su mandato dicho objetivo y a partir de entonces ha estado negociando este punto con los legisladores. 12 Anexo 2: Cuadros estadísticos 13 INDICE 1. Introducción .............................................................................................................. 1 2. Los beneficios del libre comercio .............................................................................. 2 3. El proceso de integración de las Américas: entre un marco ideal y lo probable ........ 3 4. Ventajas y desventajas por características propias ................................................... 4 4.1 Desventajas: ....................................................................................................... 4 4.2 Ventajas .............................................................................................................. 7 6. Reflexiones finales .................................................................................................... 9 Anexo 1: La corta historia del ALCA ........................................................................... 11 Anexo 2: Cuadros estadísticos ................................................................................... 13 14