La norma de integración prevista en el artículo 1721 del Código Civil y Comercial de la Nación El derecho es como una metáfora puesta al servicio de la justicia. Puig Bruteau Antes de la sanción del nuevo código, la doctrina debatía si la culpa se trataba de un factor de atribución más o actuaba como norma de cierre del sistema. Esto último, según sus sostenedores, impedía aplicar por vía de analogía los factores objetivos de atribución, a casos distintos a los expresamente establecidos.1 Los codificadores tomaron posición sobre esta temática en el artículo 1721 del Código Civil y Comercial de la Nación, que expresa: “La atribución de un daño al responsable puede basarse en factores objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de atribución es la culpa.” Más allá de los términos en los que se ha dado la discusión anteriormente, en esta oportunidad analizaremos la segunda parte del artículo bajo la asistencia de la teoría general del derecho. La interpretación de la ley debe estar orientada siempre a buscar aquel sentido que permita entender el ordenamiento como un todo coherente de significado.2 Por supuesto que ello no implica desentenderse de las consecuencias prácticas que resultan de la realización de los procedimientos hermenéuticos.3 Por el contrario, y en el razonable cauce del entendimiento humano, es necesario propiciar interpretaciones que tengan correlato adecuado con la vida social circunstanciada. Desde un análisis de la lógica deóntica4, de gran utilidad en una primera aproximación a la lectura de cualquier regla, la segunda parte de esta disposición contiene una obligación positiva: “se debe utilizar el factor de atribución subjetivo”. A su vez, desde el punto de vista de su condición de aplicación, se trata de una norma hipotética, ya que prevé una condición adicional además de la que deriva del propio contenido. En otros términos, la obligación nace si, y solo si, se ha dado la condición “ausencia de normativa”. 1 Picasso, Sebastiám y Saénz, Luis R. J., comentario al artículo 172, en Caramelo-Herrera-Picasso [dir.], Código Civil y Comercial Comentado, Infoius, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2015, pág. 13. 2 Ello se desprende actualmente de la acertada fórmula utilizada en el artículo 2 del CCyC. 3 La interpretación jurídica es la interpretación práctica por excelencia. Su fin no es la toma del sentido auténtico en vistas a su contemplación intelectual, sino la determinación de la regla de comportamiento, sin la cual la acción, exigida imperiosamente por la vida, no puede ser correctamente consumada. (Kalinowski, Georges, Concepto, fundamento y concreción del derecho, Abeledo Perrot, 1982, pág. 118.) 4 Utilizaremos aquí las clasificaciones formuladas por von Wright, Georg Henrik en Norma y acción. Una investigación lógica, Editorial Tecnos, Madrid, 1970. Esto, desde ya, impone un orden lógico a seguir. Corresponderá primero analizar si se da la condición: si ella no se verifica, nada deberá hacer el intérprete (en lo que respecta a este artículo); por el contrario, si se ha corroborado su existencia, entonces el operador jurídico estará obligado a utilizar la culpa como factor de atribución. Traducido ello a la situación en la que se encuentra el juez a la hora de decidir un caso concreto, puede enunciarse lo que se acaba de exponer, del modo siguiente: 1) Si hay normativa sobre el factor de atribución, el juez se limitará a utilizar aquel que de ella surja. 2) Por el contrario, si no hay normativa sobre el factor de atribución aplicable al caso que debe resolver, estará obligado a utilizar el factor subjetivo. La pregunta que continúa es, claro está, qué significado hay que asignarle a la condición “en ausencia de normativa”. Primeramente hay que hallar el sentido que tiene la formulación de la regla según el lenguaje empleado en la comunidad para la cual y por la cual ha sido formulada.5 La RAE define la palabra normativa como “un conjunto de normas aplicables a una determinada materia o actividad”. Con este alcance ha sido utilizado el vocablo a lo largo del Código.6 Entonces, para que se cumpla la condición se debe verificar que el conjunto de normas referidas a esta materia (factores de imputación) no ofrezca una solución a un caso concreto. Puesto en la terminología que aquí interesa, si hay vacío legal o laguna sobre el factor de imputación, debe atribuirse responsabilidad al causante del daño por la culpa. El concepto de laguna y hasta su propia existencia han generado profundos debates que llevan, necesariamente, a tomar postura acerca de una variedad de temas vinculados a la teoría general y a la filosofía del derecho. Entendemos que el Código ha tomado posición sobre estas temáticas y que no es otra que la tesis conciliadora del eclecticismo, sostenida por García Maynez y Recaséns Siches, según la cual no hay lagunas en el derecho, pero sí en la ley.7 Bajo este tamiz conceptual, el Código Civil y Comercial de la Nación contempla en su artículo 2, además de las pautas de interpretación (v.gr. las palabras, sus finalidades), reglas de integración, como por ejemplo, la analogía, con el fin de que el intérprete llene aquellos vacíos que la ley contiene. 5 Goldschmidt, Werner, Introducción filosófica al derecho. La teoría trialista del mundo jurídico y sus horizontes, Depalma, 1973, pág. 255. 6 Descartadas las oportunidades en que se ha usado la palabra como adjetivo (v.gr. “prelación normativa”), en casi veinte artículos de este cuerpo legal se menciona “normativa” con el significado recién expuesto, por ejemplo, en los artículos 241, 1378 y 2078, para mencionar algunos. 7 Álvarez Gardiol, Ariel, Introducción a una teoría general del derecho. El método jurídico, Astrea, 1975, pág. 235. Entonces, habrá laguna en los términos del artículo 1721, cuando luego de agotar los procedimientos hermenéuticos previstos en el artículo 2 del Código Civil y Comercial, no se haya encontrado una solución al caso que la requiere. Creemos que el concepto de laguna que se encuentra ínsito en el artículo 1721, no puede ser otro que el enunciado. En algún punto es tanto como decir que solo habrá laguna –como condición de la regla prevista en el artículo 1721– si ella persiste luego de utilizar las normas de integración previstas en el artículo 2 del CCyC. En definitiva, no hay duda de que la regla prescripta en la segunda parte del artículo 1721 es una norma de integración, ya que tiene por función específica colmar el silencio, el vacío, la ausencia de regulación jurídica. Pero ese mecanismo de elaboración de normas se pone en marcha si, luego de haber analizado el ordenamiento como un todo coherente y bajo las pautas de integración generales del artículo 2 (que incluye la analogía), no se ha encontrado el factor de atribución que regule el caso a resolver. Podría objetarse que si se previó una norma de integración específica para llenar el vacío acerca del factor de imputación, no se debería recurrir a las pautas del artículo 2 y, por ende, no se permitiría utilizar la analogía. La primera respuesta que se impone es de orden lógico8 y ya lo hemos adelantado. Estamos ante una norma hipotética, por lo que si no se da la condición –laguna–, no nace la obligación –integrar el sistema–. Luego, para determinar la existencia del vacío legal, se debe acudir al título preliminar, que ofrece reglas que confieren una significación general a todo el sistema del Código.9 La segunda razón para descartar aquella crítica es que en los fundamentos del proyecto del Código Civil y Comercial se menciona específicamente la posibilidad de acudir a la analogía.10 Recordemos que en el artículo 2 se hace referencia a la finalidad de la ley11 y no 8 El análisis lógico, por el que hemos comenzado, deriva del propio texto de la norma. Si bien las pautas previstas en el artículo 2 no se encuentran ordenadas jerárquicamente (Caramelo, Gustavo y Herrera, Marisa, comentario al artículo 2, en Caramelo-Herrera-Picasso [dir.], Código Civil y Comercial Comentado, Infoius, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2015, pág. 13), el intérprete siempre parte del texto. Toda interpretación del derecho legislado, comienza con un texto, esto es una forma lingüística escrita. (Ross, Alf, Sobre el derecho y la justicia, Eudeba, Buenos Aires, 1970, pág. 108). 9 De este modo, el sistema adquiere un núcleo que lo caracteriza y que sirve de marco de comprensión de una gran cantidad de cuestiones de interpretación y de integración de lagunas. No se trata de una parte general al modo en que fuera pensado en la pandectística alemana, sino del diseño de unas líneas de base enfocadas en la argumentación jurídica razonable dentro de un sistema de derecho basado en principios y reglas. (Lorenzetti, Ricardo L., “Aspectos valorativos y principios preliminares del Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación”, LL 2012-C, 581). 10 Se expresa en los Fundamentos: “…cuando hay una laguna, es decir, no hay ninguna norma ni es posible una aplicación analógica, rige la culpa.” (http://www.nuevocodigocivil.com/wp-content/uploads/2015/02/5Fundamentos-del-Proyecto.pdf). a la voluntad o la intención del legislador, con las conocidas diferencias que ello implica. Ya hemos dicho que el acudir a la finalidad de la ley como pauta interpretativa a fin de no petrificar el contenido normativo de un cuerpo con pretensión de durabilidad, solo tiene sentido en una mirada hacia el futuro. Distinto sería que, a tan poco tiempo de su entrada en vigencia, se quisiera imponer una interpretación que fue expresamente contradicha por sus redactores (interpretación auténtica en sentido lato). En ese contexto, si bien no mencionada en el texto del artículo 2, la voluntad o intención del legislador aparece como una pauta de gran trascendencia en la interpretación de un texto legal creado, discutido y aprobado hace tan poco tiempo. En este momento, finalidad de la ley y voluntad del legislador casi se identifican. Por último, añadiremos que la regla contenida en el artículo 15 del Código de Vélez12 ha sido reformulada en el artículo 3 del CCyC de modo de darle trascendencia a una obligación que ya existía en cabeza de los jueces13: otorgarle razonabilidad a la fundamentación de las decisiones. Es por ello que creemos necesario que los jueces sean exhaustivos a la hora de brindar los motivos por los cuales consideran que existe o no analogía al determinar el factor de atribución en un caso concreto. De esta forma, se evitarán las lagunas axiológicas14 y, como consecuencia, se contribuirá a la unificación de la jurisprudencia en este aspecto tan relevante de la responsabilidad civil. A modo de cierre, solo resta decir, junto con Cipriano, que en el derecho los vocablos no están en función de sí mismos sino que tienen toda una esencia de juridicidad.15 De ella creemos que emana la interpretación que del artículo 1721 del Código Civil y Comercial de la Nación aquí se propone. 11 Ya Juvencio Celsio en el Digesto fijó el contenido de la interpretación en un concepto cuya validez se mantiene hasta hoy: “No consiste en entender las leyes retener sus palabras, sino comprender su finalidad y efectos” (Dig. 1-3-17). Ihering, iniciador de la doctrina teleológica de la interpretación, decía que no hay norma jurídica que no deba su origen a un fin, a un propósito, esto es, a un motivo práctico. 12 nteresantes críticas a tal disposición pueden observarse en Cossio, Carlos, “Los principios generales del derecho y la reforma del Código Civil”, en Anales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata”, Tomo XI, 1940, pág. 159 y ss y en Vigo, Rodolfo L. (h), Integración de la ley. Artículo 16 del Código Civil, Astrea, 1978, pág. 77 y ss., entre otros. 13 No solo por lo regulado en el artículo 163 del Código Civil y Comercial sino, de acuerdo con lo que las teorías de la argumentación jurídica han bregado, por lo que los propios requerimientos de los sistemas democráticos imponen a sus jueces. 14 Supuestos en que la decisión lógicamente posible aparece al órgano encargado de aplicar el derecho a tal punto inoportuna o injusta que él se inclina a pensar que el legislador no ha pensado en ese caso, y que si lo hubiera pensado habría tomado una decisión diferente de la que resulta del derecho vigente. (Kelsen, Hans, Teoría pura del derecho, Eudeba, 1999, pág. 135). 15 Cipriano, Néstor. A., Misión y jerarquía de abogados y jueces, Depalma, 1990, pág. 117.