Shakespeare y los liderazgos fallidos Tres ejemplos que nos muestran claramente que la autoridad no es suficiente para liderar: Ricardo II, Marco Antonio y el Rey Lear ese título se lo otorgó Dios, los demás lo tienen que obedecer; Lear, al cabo de un largo y aparentemente exitoso reinado cree que el hecho de tener sangre real le da poder ilimitado y Marco Antonio está convencido que el poder que le otorgó Roma pasó a radicar en su propia persona. Introducción Muchos lectores y espectadores de la obra de Shakespeare sufren la misma desilusión. Observan a algunos protagonistas de sus obras, reyes muchos de ellos, y asumen que son buenos líderes y que han nacido para desempeñar ese rol. Sus fracasos y humillaciones son el resultado de creer que tener autoridad es suficiente para hacer que las cosas sucedan. El desencanto obedece a que, en muchos casos, esos líderes fracasan de manera estruendosa. Son personajes que creen que el hecho de tener autoridad, significa que tienen la capacidad y el poder para ser líderes. Ricardo II Ricardo II es la primera de las ocho obras que Shakespeare escribió sobre la historia británica en la época de la Guerra de las Rosas. Shakespeare le dedicó una obra a cada uno de los tres líderes que vamos a analizar en el presente artículo: Ricardo II, Marco Antonio y el Rey Lear. Ricardo es el clásico líder narcisista, siempre hablando de sí mismo y siempre viéndose a sí mismo como una estrella. Las tres obras comienzan mostrando que los protagonistas disponen de mucho poder y, si bien las narrativas son muy diferentes, las conclusiones en los tres casos son similares. Los protagonistas no solo mueren, sino que son humillados de diversas maneras. A lo largo de la obra, Ricardo pasa de tener poder casi absoluto a ser despojado casi totalmente del mismo. Apostó todo su poder impulsado por la creencia que tener el título de rey era suficiente. Pierde la apuesta cuando su creencia se estrella contra la realidad del mundo materialista moderno. Son tres relatos que muestran un proceso de declinación y a la luz de ello es que deben ser apreciadas sus enseñanzas. Los tres personajes dependen solo de la autoridad para cimentar su liderazgo: Ricardo II tiene el título de Rey y como 1 de enfrentarse con un ejército que supera largamente al suyo. En la obra, Shakespeare hace una profunda disección de la relación entre la persona y su puesto. Ricardo dice al respectoii: Durante buena parte de la obra, Ricardo está acosado por su primo Bolingbroke (el futuro Enrique IV), un personaje con una visión más moderna acerca de cómo ejercer la autoridad en el reino. Por cada hombre a quien dio Bolingbroke un acero contra esta corona, tiene Dios reservado para su Ricardo un ángel de gloria; y si lucha el cielo, ¿crees que los hombres lograrán vencerlo? En la mitad de la trama, Ricardo es atacado por el poderoso ejército de Enrique y en ese momento, explica claramente de dónde proviene su poderi: Ricardo necesita un mejor ejército, pero cree que, como es el elegido, Dios va a enviar a sus ángeles para que combatan a sus enemigos. No basta el mar para lavar el bálsamo con el que ungieron a un Rey, ni alcanza el soplo de los mortales para deponer al elegido del Señor. Esto es parte de su noción del poder: en una batalla entre hombres y ángeles, seguro ganarán estos últimos. Este argumento le da fuerzas a Ricardo. Ricardo, como hijo mayor de su padre, es el “elegido de Dios” para ser Rey. Eso le brinda un inmenso poder en una sociedad religiosa, ya que cuestionarlo a él implica cuestionar directamente a Dios. A medida que la batalla se desarrolla, Ricardo tiene que enfrentar el hecho que los ángeles finalmente no han acudido en su ayuda y que su ejército está siendo derrotado, pero así todo vuelve a invocar la magia de su autoridadiii: Seguramente en la actualidad muy pocas personas creen que los reyes obtienen su autoridad directamente de Dios, pero, sin embargo, mucha gente cree que su derecho a actuar proviene del que está arriba suyo en la jerarquía. Algo así como afirmar que un gerente no puede ser cuestionado porque lo nombró la cúpula de la organización. Lo olvidé. ¿No soy acaso el Rey? ¡Despierta, Majestad! ¿O duermes? ¿No es acaso el nombre del Rey equivalente a veinte mil hombres? ¡Armate! Un ruin vasallo tu nombre ataca. No bajes la frente. En el favor de un Rey, ¿no se sienten altos? Altos estén sus pensamientos Ricardo cree que no puede ser depuesto por “ningún hombre de este mundo”, pero en la realidad que Shakespeare construyó alrededor suyo está a punto Si no hay ángeles ni más soldados que los del enemigo, solo queda el “nombre del Rey” que vale por veinte mil hombres. 2 Este es un punto crucial teniendo en cuenta que Ricardo asume que los habitantes de su reino lo seguirán solo porque es su Rey. El nombre del Rey, el título del que proviene su poder, hará que la gente se sienta elevada. Su autoridad colapsó totalmente y solo le queda sentarse a contar cuentos de reyes muertos. Dejó de ser diferente de cualquier otra persona. Ricardo pasó de ser un rey imbatible a alguien patético que solo posee un pedazo de tierra en el que cavar su tumba. De ser una Majestad ungida por Dios a estar sentado en el suelo. Esta perspectiva de Ricardo no es consecuencia de ninguna locura, sino simplemente de la creencia profunda que la gente lo seguirá solamente porque Dios le otorgó el título de Rey. No se trata de una batalla entre ejércitos sino del choque entre dos visiones distintas del mundo. La batalla avanza y la realidad empecinada le muestra brutalmente a Ricardo que los ángeles faltaron a la cita y que poco puede hacer su nombre. En pocos minutos, la ficción de extrema fortaleza que Ricardo creó, se hace añicos.iv Shakespeare nos muestra los límites de la visión idealizada de Ricardo cuando la confronta cara a cara con el poder material de su enemigo. Ricardo ejemplifica una visión mecanicista del poder, que surge de una fuente exclusiva: el título o la posición. Ya no importa, nadie hable de consuelo: sí de tumbas, gusanos, epitafios; … Nuestras tierras, nuestras vidas, todo es de Bolingbroke. Y solo puedo llamar mía a mi muerte. Y este menguado molde, estéril fango, que sirve de cubierta a nuestros huesos. Por Dios, sentados en tierra contemos tristes historias de muertes de reyes. Esa visión le genera expectativas acerca de la manera con que el resto de la organización se va a relacionar con él, ya que una concepción semejante de la autoridad demanda obediencia total. Sin embargo, ese poder que aparenta ser tan fuerte, es en realidad muy frágil, ya que se pierde la posición y no queda nada. La realidad destruyó su visión idealizada del poder. Shakespeare muestra a Ricardo como alguien que repentinamente se da cuenta de las limitaciones de sus creencias. A través de esta fragilidad, el Ricardo II de Shakespeare demuestra que, en el mundo moderno (incluso en el siglo XVI), este tipo de autoridad no funciona. Es un ejemplo clásico de alguien que perdió contacto con el mundo real. La falta de relación con sus seguidores lo apartó de la realidad. Por otra parte, en el mundo real del poder material, aparecen otras formas 3 de poder que van más allá de la naturaleza de los títulos que posean las personas. Ricardo no pierde la batalla por no tener la autoridad suficiente, sino porque no tiene el suficiente capital fáctico, expresado en este caso en número de soldados. Marco Antonio comienza como uno de los tres líderes del mundo y termina derrotado y sumido en el desastre. A lo largo de esta trayectoria, Shakespeare nos enseña lecciones importantes. Antonio y Cleopatra no es solamente una obra acerca del poder. También es una poderosa historia de amor y sexo entre dos personas que gobiernan buena parte del mundo conocido. Uno es un general romano, y la otra una emperatriz que previamente había tenido un romance con otro militar romano aún más poderoso: Julio César. Al final de la obra, Ricardo es depuesto y asesinado. Si bien muere con muy poca dignidad, su situación es preferible a la absurda hipocresía con la que Bolingbroke cierra la obrav: Creed, Señores, mucho pesa a mi alma si ha de crecer con sangre así regada. Venid, llorad conmigo y, por mi duelo, vestíos todos al punto de negro. Viajaré peregrino a Tierra Santa, para lavar de mi mano tanta culpa. Marchad solemnes y rodead con luto de este ataúd el prematuro fruto. Harold Bloom opina al respectovi: No puede asegurarse que hayan estado enamorados. Lo que podemos afirmar es que no se aburrían juntos, y, claramente, a ambos les resultaban aburridos, sexualmente o de otras maneras, las personas que los rodeaban en sus respectivos entornos. La fascinación mutua puede no ser amor, pero ciertamente es un estado romántico. El usurpador Bolingbroke, coronado como Enrique IV y fundador de la dinastía Lancaster, nunca pudo disfrutar de un momento de paz a lo largo de su reinado. En el momento histórico en el que se desarrolla la obra, Roma está tratando de consolidar su poder a través de las batallas que libran los miembros del triunvirato: Marco Antonio, Octavio y Lépido. Marco Antonio Marco Antonio es uno de los personajes mayores en la obra de Shakespeare, ya que aparece en más de una obra. En Julio César, pronuncia la oración en el funeral que vuelve a la multitud en contra de los asesinos del César y es uno de los dos personajes principales de Antonio y Cleopatra, obra que puede considerarse como una continuación de la anterior. Más tarde, lucharán entre ellos para determinar quién se queda con el poder absoluto. Cleopatra, como emperatriz de Egipto, una provincia sometida a Roma, tenía el 4 guerrero que es. En ese momento lo abandona y se pasa del lado de Octavio. objetivo de mantener cierto nivel de independencia. Para ello, tuvo que aliarse con uno de los líderes romanos en contra de los demás. Sin embargo, cuando Marco Antonio se entera de la deserción ordena que le envíen todas las pertenencias de Enobarbo al campamento enemigo. Cleopatra necesitaba a Marco Antonio, no como una persona individual, sino como un miembro del triunvirato que gobernaba el mundo romano. De hecho, en la primera escena, Marco Antonio es introducido de esa manera por un personaje secundario:vii Este gesto de Marco Antonio desconcierta a Enobarbo y revive su sentimiento de amistad con su antiguo jefe a tal punto que el remordimiento le produce un ataque mortal al corazón. Mira quien llega, presta mucha atención y verás en él a uno de los tres pilares del mundo convertido en un tonto por culpa de una ramera Cuando Marco Antonio y Enobarbo perdieron su compromiso con una causa común, se perdieron mutuamente y, ulteriormente, perdieron sus vidas. La posición de Marco Antonio se ve degradada por haber cedido a la presión de su amante Cleopatra. En realidad, Marco Antonio encierra una dualidad: por un lado detenta el poder de Roma para gobernar un tercio del mundo y por el otro, es un “tonto” que cayó en las garras de una mujer ambiciosa. Marco Antonio llega a Egipto como consecuencia de sus obligaciones como uno de los líderes de Roma. Tiene poder para gobernar las provincias que están bajo su mando, pero solo como parte de la estructura de poder que emana de Roma. Es un ciudadano romano que ha ganado su posición en la estructura como consecuencia de su habilidad militar y por haber derrotado a los asesinos de Julio César. Su fascinación por Cleopatra le genera problemas con sus propios oficiales, algunos de los cuales también eran sus amigos. La amistad puede surgir sin que exista el compromiso con una causa. Pero la relación entre jefe y colaborador, subsiste y florece en el tiempo solo cuando existe una causa que trasciende dicha relación. Los romanos respetan a Marco Antonio no por sus dotes personales, sino como representante del poder de Roma. Por otro lado, Marco Antonio es una parte de Egipto. No solo está enamorado de su reina, sino también hizo suyos los temores y las esperanzas de Cleopatra. En Egipto se siente en su hogar. Enobarbo, uno de los tenientes más cercanos a Marco Antonio es leal a su jefe, hasta que percibe que la obsesión de Antonio con Cleopatra ha destruido su capacidad de actuar como el gran 5 Shakespeare plantea una dualidad extremadamente compleja: a lo largo de toda la obra, Antonio es el general romano y el líder del pueblo egipcio al mismo tiempo. De escena en escena va pasando de un rol al otro. actitudes, necesidades y características personales de los seguidores; 3) las características de la organización, tales como su propósito, su estructura y la naturaleza de las tareas; y 4) el entorno social, económico y político. Las características personales requeridas para que un líder sea efectivo varían dependiendo de los otros factores. Existe mucha investigación al respecto. Esto significa que el liderazgo no es propiedad de un individuo, sino el resultado de una compleja interacción de las cuatro variables. La investigación indica que es más conveniente considerar el liderazgo como una relación entre el líder y la situación que como un patrón universal de características poseídas por algunos individuos. Es posible que alguien ocupe más de un rol, pero lo que es imposible es mantener esos dos roles por mucho tiempo cuando los mismos están enfrentados. Roma no va a permitirle a Marco Antonio servir a Roma y servir también a Egipto. El problema central radica en que Marco Antonio cree que el poder que le dio Roma es consecuencia de su propia capacidad, es decir que sus hazañas en la guerra lo hicieron acreedor de ese poder que él detenta como si fuera un poder personal. Este es un tema crucial, ya que muchos gerentes creen que ellos tienen las características personales para administrar y liderar independientemente de la situación y de la organización que les toca conducir. Las cosas no eran como él las creía. El poder en tiempos de los romanos y en la actualidad, se construye a través de un conjunto de estructuras organizacionales. Es claro que encontramos individuos con mucho poder en las organizaciones, pero también observamos cómo, en muchas ocasiones, son apartados de un momento para el otro. Marco Antonio confundió su poder como individuo con la autoridad de su posición. Se sintió tan seguro que pensó que podía hacer lo que quisiese. Es obvio que la organización necesita del aporte individual, pero la necesidad de coordinación limita la libertad de decisión de las personas. Douglas McGregor hace una interesante reflexión sobre esta cuestiónviii: A Cleopatra le convenía la dualidad de Marco Antonio anteriormente mencionada, ya que necesitaba alguien que tuviera poder conferido por Roma Hay cuatro variables importantes que están relacionadas con el liderazgo: 1) las características del líder; 2) las 6 Marco Antonio accede y, como una muestra de su lealtad, derrota a Pompeyo, quien lideraba una revuelta contra Roma. para mantener la independencia de Egipto, algo que no podía conseguir por sí sola. Pero además de ello, necesitaba a alguien que estuviera dispuesto a usar ese poder a favor de Egipto y en contra de Roma. El lazo que Octavio usa para atar a Marco Antonio parece ser suficiente ya que involucra nada menos que a la hermana del futuro emperador, una de las mujeres más influyentes del mundo. En el segundo acto, Marco Antonio es llamado a Roma para reunirse con los otros dos miembros del triunvirato: Octavio y Lépido. La reunión comienza con una advertencia de Octavio referida a la lealtad de Marco Antonio con Egipto. Sin embargo, eso genera una contradicción para Marco Antonio ya que el lazo que lo une a Egipto también es consecuencia de tener una relación con una mujer importante como lo es Cleopatra. Este es el nudo del problema: si un general romano que vive en Egipto es leal a la fuente de su poder (Roma), no importa donde vive. Si, por el contrario, ese general piensa que su poder le pertenece en forma personal, entonces vivir en Egipto pasa a ser un problema. El matrimonio con Octavia cambia el mapa político y se transforma en una trampa para Marco Antonio, ya que el costo que tendrá que pagar con Cleopatra es demasiado alto. Tanto ella como la nación egipcia necesitan a Marco Antonio de su lado, no del lado de Roma. La solución que aporta el general Agripa para resolver este dilema es que Marco Antonio se case con la hermana de Octavio a los efectos de generar un vínculo que vuelque los sentimientos de Marco Antonio hacia Roma.ix A medida que avanza la obra, el poder de Marco Antonio se va diluyendo. Comienza a cometer errores tácticos y estratégicos de tal magnitud, que es imposible reconocer en ellos al brillante general que fue en el pasado. Para mantenerlos en perpetua amistad, para hacerlos hermanos, y unir sus corazones con un nudo indisoluble, Marco Antonio tiene que tomar a Octavia como su esposa Cleopatra lucha denodadamente contra la disminución de su poder, pero ella necesita a un Marco Antonio poderoso y, dado que el poder que él detentaba, volvió a las manos romanas, lo único que le queda son esperanzas y sueños. El matrimonio es un intento para asegurar que la ruptura que se está produciendo entre Marco Antonio y la fuente de su poder vuelva a unirse. 7 Marco Antonio y Cleopatra son parte del mundo, pero ellos creen y desean ser el centro del mundo. con un determinado conjunto de estructuras de poder. El Rey Lear Octavio gana la batalla final porque representa a Roma y Roma es una potencia que conquista todo el mundo conocido. Según Harold Bloom:xi Lear es el personaje más sublime y más demandante de Shakespeare. Ya en el final de la obra, con Marco Antonio muerto, Cleopatra lo sigue soñando como alguien poderoso capaz de derrotar a Roma y de defender a Egipto. En esta obra, como en todas las obras que Shakespeare escribió sobre reyes, hay muchas perspectivas diferentes acerca del poder y de cómo usarlo. El punto de vista que prevalece en la obra es el de Lear, según el cual la autoridad proviene de su poder personal como rey. Ninguna otra persona tiene ni siquiera una pequeña porción de poder. Bloom dicex: Con la muerte de Antonio, se termina la era de Julio César y Pompeyo, una era que comenzó con la muerte de Alejandro Magno. Para Shakespeare fue una era heroica y hercúlea. Antonio, durante la obra, se muestra un poco arcaico, dada la creencia que su carisma le permitiría superar cualquier obstáculo Una de las lecciones de Shakespeare es que cuando una persona concentra demasiado poder, existen muchas posibilidades que dicho poder sea ejercido de forma caprichosa y arbitraria. Marco Antonio cometió el grave error de creer que su poder se fundaba en sí mismo y que, en consecuencia, podía llevárselo consigo fuera de la organización que lo generó. Si eso ocurre, lo que aparenta ser un líder con gran autoridad, en realidad es alguien frágil e inestable que puede perder su condición en cualquier momento. Sin embargo, sin el soporte de Roma, Marco Antonio solo era un buen soldado, no un verdadero líder. Aquel que haya ocupado un puesto de mucho poder en una empresa familiar, una multinacional o un estado en algún momento debería preguntarse quién puede ser su sucesor y trabajar para ayudarlo en su desarrollo. El Marco Antonio de Shakespeare es la historia de lo que pasa cuando alguien olvida que el individuo no lidera solo a través de sus competencias personales sino a través de una constante relación Las tribulaciones de Lear son centrales a casi todos nosotros, ya que el conflicto 8 que genera la sucesión generacional es universal. Las dos hijas mayores acceden al “test de adulación” que les propone el padre, pero la hija menor, Cordelia, se rehúsa a entrar en el juego:xii Se dice que el que busca un sucesor se debate entre dos deseos contradictorios: por un lado, asegurar que la organización siga adelante y por el otro la necesidad de demostrar que nadie puede hacer las cosas tan bien como él. Nada tengo para decir. Infeliz como soy, no logro elevar mi corazón hasta mis labios. Os amo conforme a nuestro vínculo, Majestad, ni más ni menos. Lear había pospuesto durante mucho tiempo el tema de la sucesión, pero ya contaba con más de ochenta años y sentía la necesidad de desprenderse de las preocupaciones y las fatigas de la dirección. Lear se enfurece por la respuesta de su hija menor y en ese mismo instante la deshereda y reparte el reino entre sus dos hermanas. En ese acto demuestra que tiene el poder para hacer lo que quiera. En la primera escena de la obra Lear tiene que decidir cómo dividir su reino entre sus tres hijas. Y decide hacerlo basándose en la habilidad de sus hijas para demostrarle cuánto lo aman a través de sus palabras. En la misma escena, Kent, uno de sus más leales colaboradores trata de que el Rey revea su decisión:xiii Sea Kent descortés si Lear está loco, ¿Qué vas a hacer anciano? ¿Piensas acaso que el deber tiene miedo de hablar cuando el poder se inclina ante la adulación? El honor se somete a la sinceridad cuando la realeza sucumbe a la locura. Mantente en el poder y a tu más honda consideración somete este arrebato sin sentido. Tu hija menor no es la que te ama menos, ni vacíos están los corazones de aquellos que en voz baja no hacen sonar la hipocresía. Esta decisión genera la división del reino y crea una situación de caos que permanece a lo largo de toda la obra. Cuando la obra comienza, Lear tiene el poder absoluto. Es el Rey, posee las tierras y puede disponer de ellas como le plazca. Precisamente, Shakespeare nos muestra los riesgos de disponer de ese poder absoluto. Si una persona tiene el poder de disponer de los destinos de una nación de una manera tan absoluta, se trata de una situación sumamente peligrosa que puede conducir a la destrucción general. De hecho, Shakespeare escribe la obra para que ello suceda. Kent tiene el coraje de decirle a su jefe lo que piensa, aunque ello no sea lo que Lear quiere escuchar. Esta actitud es la que deben tener los colaboradores leales cuando se enfrentan a decisiones catastróficas de sus superiores. 9 El premio a la sinceridad de Kent es el destierro. Es imposible para alguien como Lear, con su visión acerca del poder, reconocer un error en público y cambiar una decisión equivocada. A partir que Lear divide su reino en dos, deja de tener el poder para tomar ese tipo de decisiones. Sigue percibiendo al mundo a través de los ojos de alguien con poder absoluto, pero ya no tiene más poder real. Este desajuste entre su creencia acerca de la realidad y el mundo real solo puede tener un desenlace psicológico. La locura es consecuencia de su imposibilidad de aceptar el cambio. Quizás Kent debería haber hablado a solas con Lear pero, de todos modos, está haciendo su trabajo: es el asesor del rey y lo está aconsejando. Además, lo está haciendo bien, ya que la decisión del rey pone en marcha una tragedia. La lucha que se plantea en la obra no es entre personas que se disputan el reino, sino entre aquellos que se resisten al cambio y aquellos que lo aceptan. Lear percibe muy rápidamente las consecuencias de su decisión: al perder el poder, deja de tener privilegios y cambia su nivel de vida. El rey no quiere aceptar los cambios que él mismo provocó. Kent, a pesar de haber sido exiliado, sigue tratando de proteger y servir al rey:xiv Las hijas mayores no aceptan cobijar a sus caballeros y echan a Lear del palacio. Se ha convertido en un cero a la izquierda. Una situación muy habitual en las organizaciones para aquellos gerentes que ven debilitada su posición de poder. Lear: ¿Quién eres? Kent: Una persona muy honrada, tan pobre como el rey Lear: Si eres tan pobre como súbdito como es él siendo rey, ciertamente eres pobre. ¿Qué quieres? Kent: Servir Lear:¿Y a quién quieres servir? Kent: A vos Lear: ¿Me conoces? Kent: No, Señor. Pero algo hay en vuestro porte por lo que gustoso lo llamaría Señor. Lear: ¿Qué es ello? Kent: Autoridad Lear no puede aceptar esa realidad y se vuelve loco. Al final de la obra lo único que le queda es el amor de Cordelia, la hija desheredada y el de Kent, su fiel amigo, al que desterró por decirle lo que pensaba. En las organizaciones actuales, algunos gerentes ambiciosos que acumulan mucho poder buscan que sus acciones no tengan que ser chequeadas por ninguna otra persona. Bajo estas circunstancias más de uno se siente tentado a demostrar a los demás que puede tomar las decisiones que quiera. Kent tiene vocación de servicio, a pesar de haber sido tratado tan mal. Con sus palabras trata de restablecer el orden anterior: la gente sirve a quienes percibe 10 con la “autoridad” estampada en sus rostros, aunque ya no tengan poder real. Eso es lo que ocurre en la mente de Lear y sus amigos, aunque el mundo real esté cambiando. Una vez que se entiende que el “orden natural” de la jerarquía ya dejó de ser natural, se percibe claramente que, aquellas personas que siguen percibiendo a las organizaciones de esa manera lo hacen solo por su propia conveniencia. Ese mundo al que estaban acostumbrados se está haciendo añicos, pero ellos siguen aferrados a los valores que conocen y que tienen sentido solo en la certeza que existe una única y poderosa fuente de autoridad. El “orden natural de la jerarquía” es, de hecho, tan válido como cualquier otro orden y es una elección personal percibir a las organizaciones de ese modo. Lo trágico del caso es que el mismo poder absoluto del que disponía Lear fue utilizado por él mismo de manera caprichosa y, como consecuencia de ello, destruyó su propia posición. Sin embargo, hay muchas personas que siguen creyendo en ciertas estructuras organizacionales, como si hubieran sido creadas por Dios, debido a lo cual no hay posibilidad de cuestionarlas. Las lecciones que nos brinda El Rey Lear son duras: si proteges a la organización y a vos mismo del cambio, vas a fracasar. Cuanto mayor es la resistencia, mayores son las probabilidades de ser engullidos por fuerzas que no pueden detenerse. Shakespeare nos muestra claramente que esa visión no proviene de Dios, sino que es creada por los hombres para sostener su concepción sobre el poder. A pesar de lo que parece, dicha visión del poder no es poderosa sino muy débil y el mundo real de las organizaciones nos prueba a diario que “ser rey no es suficiente”. Comentarios finales Estos tres líderes fallidos nos brindan lecciones dramáticas y de gran actualidad en el mundo organizacional contemporáneo. En definitiva, Shakespeare nos brinda una lección muy poderosa para el mundo contemporáneo: los buenos gerentes logran ser reconocidos como líderes debido a la calidad de su trabajo, tanto en el plano técnico como en sus competencias interpersonales. Los malos gerentes fracasan porque su desempeño no les permite conseguir ese respeto. De distintas maneras reflejan lo que ocurre cuando cambia lo que en el pasado era el orden natural de las cosas. Actualmente está claro que una organización no puede sobrevivir si no se adapta a la complejidad a través de estructuras y estrategias que le permitan lidiar con ella. 11 ix Shakespeare, William. Antonio y Cleopatra. Acto 2 Escena 2. Dice Charles Handyxv: En las organizaciones mecanicistas el poder surgía de la posición. En las nuevas organizaciones los títulos y los cargos tienen muy poco peso hasta que la persona demuestre sus competencias. El liderazgo debe ser ganado antes de ser ejercido. x Bloom, Harold. Op. cit. xi Bloom, Harold. Op. cit. xii Shakespeare, William. El Rey Lear. Acto 1 Escena 1. xiii Shakespeare, William. El Rey Lear. Acto 1 Escena 1. xiv Shakespeare, William. El Rey Lear. Acto 1 Escena 4. Esta es una lección vital para los líderes, porque muestra claramente que si uno pierde contacto con el mundo en el cual actúan los seguidores, en definitiva está perdiendo contacto con la realidad. Y perder contacto con la realidad conduce inevitablemente al fracaso. La realidad siempre gana. xv Hesselbein, Frances y Cohen, Paul (Comp.) (2002) De líder a líder. Los mejores artículos de la Fundación Drucker. La cita pertenece al artículo de Charles Handy “La búsqueda de sentido”. i Shakespeare, William. Ricardo II. Acto 3 Escena 2. ii Shakespeare, William. Ricardo II. Acto 3 Escena 2. iii Shakespeare, William. Ricardo II. Acto 3 Escena 2. iv Shakespeare, William. Ricardo II. Acto 3 Escena 2. v Shakespeare, William. Ricardo II. Acto 5 Escena 6. vi Bloom, Harold. (1998). Shakespeare. The invention of the human. Riverhead Books. New York. USA vii Shakespeare, William. Antonio y Cleopatra. Acto 1 Escena 1. viii McGregor, Douglas. (1966) Leadership and motivation. MIT Press. Cambridge, Mas. USA 12