Shakespeare y los liderazgos fallidos

Anuncio
Shakespeare y los liderazgos fallidos
Tres ejemplos que nos muestran claramente que la autoridad no es suficiente
para liderar: Ricardo II, Marco Antonio y el Rey Lear
ese título se lo otorgó Dios, los demás
lo tienen que obedecer; Lear, al cabo de
un largo y aparentemente exitoso
reinado cree que el hecho de tener
sangre real le da poder ilimitado y
Marco Antonio está convencido que el
poder que le otorgó Roma pasó a
radicar en su propia persona.
Introducción
Muchos lectores y espectadores de la
obra de Shakespeare sufren la misma
desilusión. Observan a algunos
protagonistas de sus obras, reyes
muchos de ellos, y asumen que son
buenos líderes y que han nacido para
desempeñar ese rol.
Sus fracasos y humillaciones son el
resultado de creer que tener autoridad es
suficiente para hacer que las cosas
sucedan.
El desencanto obedece a que, en
muchos casos, esos líderes fracasan de
manera estruendosa. Son personajes que
creen que el hecho de tener autoridad,
significa que tienen la capacidad y el
poder para ser líderes.
Ricardo II
Ricardo II es la primera de las ocho
obras que Shakespeare escribió sobre la
historia británica en la época de la
Guerra de las Rosas.
Shakespeare le dedicó una obra a cada
uno de los tres líderes que vamos a
analizar en el presente artículo: Ricardo
II, Marco Antonio y el Rey Lear.
Ricardo es el clásico líder narcisista,
siempre hablando de sí mismo y
siempre viéndose a sí mismo como una
estrella.
Las tres obras comienzan mostrando
que los protagonistas disponen de
mucho poder y, si bien las narrativas
son muy diferentes, las conclusiones en
los tres casos son similares. Los
protagonistas no solo mueren, sino que
son humillados de diversas maneras.
A lo largo de la obra, Ricardo pasa de
tener poder casi absoluto a ser
despojado casi totalmente del mismo.
Apostó todo su poder impulsado por la
creencia que tener el título de rey era
suficiente. Pierde la apuesta cuando su
creencia se estrella contra la realidad del
mundo materialista moderno.
Son tres relatos que muestran un
proceso de declinación y a la luz de
ello es que deben ser apreciadas sus
enseñanzas.
Los tres personajes dependen solo de la
autoridad para cimentar su liderazgo:
Ricardo II tiene el título de Rey y como
1
de enfrentarse con un ejército que
supera largamente al suyo.
En la obra, Shakespeare hace una
profunda disección de la relación entre
la persona y su puesto.
Ricardo dice al respectoii:
Durante buena parte de la obra, Ricardo
está acosado por su primo Bolingbroke
(el futuro Enrique IV), un personaje con
una visión más moderna acerca de cómo
ejercer la autoridad en el reino.
Por cada hombre a quien dio
Bolingbroke un acero contra esta
corona, tiene Dios reservado para su
Ricardo un ángel de gloria; y si lucha el
cielo, ¿crees que los hombres lograrán
vencerlo?
En la mitad de la trama, Ricardo es
atacado por el poderoso ejército de
Enrique y en ese momento, explica
claramente de dónde proviene su poderi:
Ricardo necesita un mejor ejército, pero
cree que, como es el elegido, Dios va a
enviar a sus ángeles para que combatan
a sus enemigos.
No basta el mar para lavar el bálsamo
con el que ungieron a un Rey, ni
alcanza el soplo de los mortales para
deponer al elegido del Señor.
Esto es parte de su noción del poder: en
una batalla entre hombres y ángeles,
seguro ganarán estos últimos. Este
argumento le da fuerzas a Ricardo.
Ricardo, como hijo mayor de su padre,
es el “elegido de Dios” para ser Rey.
Eso le brinda un inmenso poder en una
sociedad religiosa, ya que cuestionarlo a
él implica cuestionar directamente a
Dios.
A medida que la batalla se desarrolla,
Ricardo tiene que enfrentar el hecho que
los ángeles finalmente no han acudido
en su ayuda y que su ejército está siendo
derrotado, pero así todo vuelve a
invocar la magia de su autoridadiii:
Seguramente en la actualidad muy
pocas personas creen que los reyes
obtienen su autoridad directamente de
Dios, pero, sin embargo, mucha gente
cree que su derecho a actuar proviene
del que está arriba suyo en la jerarquía.
Algo así como afirmar que un gerente
no puede ser cuestionado porque lo
nombró la cúpula de la organización.
Lo olvidé. ¿No soy acaso el Rey?
¡Despierta, Majestad! ¿O duermes?
¿No es acaso el nombre del Rey
equivalente a veinte mil hombres?
¡Armate! Un ruin vasallo tu nombre
ataca. No bajes la frente.
En el favor de un Rey, ¿no se sienten
altos? Altos estén sus pensamientos
Ricardo cree que no puede ser depuesto
por “ningún hombre de este mundo”,
pero en la realidad que Shakespeare
construyó alrededor suyo está a punto
Si no hay ángeles ni más soldados que
los del enemigo, solo queda el “nombre
del Rey” que vale por veinte mil
hombres.
2
Este es un punto crucial teniendo en
cuenta que Ricardo asume que los
habitantes de su reino lo seguirán solo
porque es su Rey. El nombre del Rey, el
título del que proviene su poder, hará
que la gente se sienta elevada.
Su autoridad colapsó totalmente y solo
le queda sentarse a contar cuentos de
reyes muertos. Dejó de ser diferente de
cualquier otra persona.
Ricardo pasó de ser un rey imbatible a
alguien patético que solo posee un
pedazo de tierra en el que cavar su
tumba. De ser una Majestad ungida por
Dios a estar sentado en el suelo.
Esta perspectiva de Ricardo no es
consecuencia de ninguna locura, sino
simplemente de la creencia profunda
que la gente lo seguirá solamente
porque Dios le otorgó el título de Rey.
No se trata de una batalla entre ejércitos
sino del choque entre dos visiones
distintas del mundo.
La batalla avanza y la realidad
empecinada le muestra brutalmente a
Ricardo que los ángeles faltaron a la
cita y que poco puede hacer su nombre.
En pocos minutos, la ficción de extrema
fortaleza que Ricardo creó, se hace
añicos.iv
Shakespeare nos muestra los límites de
la visión idealizada de Ricardo cuando
la confronta cara a cara con el poder
material de su enemigo.
Ricardo ejemplifica una visión
mecanicista del poder, que surge de una
fuente exclusiva: el título o la posición.
Ya no importa, nadie hable de
consuelo: sí de tumbas, gusanos,
epitafios; … Nuestras tierras,
nuestras vidas, todo es de Bolingbroke.
Y solo puedo llamar mía a mi muerte. Y
este menguado molde, estéril fango, que
sirve de cubierta a nuestros huesos.
Por Dios, sentados en tierra contemos
tristes historias de muertes de reyes.
Esa visión le genera expectativas acerca
de la manera con que el resto de la
organización se va a relacionar con él,
ya que una concepción semejante de la
autoridad demanda obediencia total.
Sin embargo, ese poder que aparenta ser
tan fuerte, es en realidad muy frágil, ya
que se pierde la posición y no queda
nada.
La realidad destruyó su visión
idealizada del poder. Shakespeare
muestra a Ricardo como alguien que
repentinamente se da cuenta de las
limitaciones de sus creencias.
A través de esta fragilidad, el Ricardo II
de Shakespeare demuestra que, en el
mundo moderno (incluso en el siglo
XVI), este tipo de autoridad no
funciona.
Es un ejemplo clásico de alguien que
perdió contacto con el mundo real. La
falta de relación con sus seguidores lo
apartó de la realidad.
Por otra parte, en el mundo real del
poder material, aparecen otras formas
3
de poder que van más allá de la
naturaleza de los títulos que posean las
personas. Ricardo no pierde la batalla
por no tener la autoridad suficiente, sino
porque no tiene el suficiente capital
fáctico, expresado en este caso en
número de soldados.
Marco Antonio comienza como uno de
los tres líderes del mundo y termina
derrotado y sumido en el desastre. A lo
largo de esta trayectoria, Shakespeare
nos enseña lecciones importantes.
Antonio y Cleopatra no es solamente
una obra acerca del poder. También es
una poderosa historia de amor y sexo
entre dos personas que gobiernan buena
parte del mundo conocido. Uno es un
general romano, y la otra una
emperatriz que previamente había
tenido un romance con otro militar
romano aún más poderoso: Julio César.
Al final de la obra, Ricardo es depuesto
y asesinado. Si bien muere con muy
poca dignidad, su situación es preferible
a la absurda hipocresía con la que
Bolingbroke cierra la obrav:
Creed, Señores, mucho pesa a mi alma
si ha de crecer con sangre así regada.
Venid, llorad conmigo y, por mi duelo,
vestíos todos al punto de negro.
Viajaré peregrino a Tierra Santa,
para lavar de mi mano tanta culpa.
Marchad solemnes y rodead con luto
de este ataúd el prematuro fruto.
Harold Bloom opina al respectovi:
No puede asegurarse que hayan estado
enamorados. Lo que podemos afirmar
es que no se aburrían juntos, y,
claramente, a ambos les resultaban
aburridos, sexualmente o de otras
maneras, las personas que los rodeaban
en sus respectivos entornos. La
fascinación mutua puede no ser amor,
pero ciertamente es un estado
romántico.
El usurpador Bolingbroke, coronado
como Enrique IV y fundador de la
dinastía Lancaster, nunca pudo
disfrutar de un momento de paz a lo
largo de su reinado.
En el momento histórico en el que se
desarrolla la obra, Roma está tratando
de consolidar su poder a través de las
batallas que libran los miembros del
triunvirato: Marco Antonio, Octavio y
Lépido.
Marco Antonio
Marco Antonio es uno de los personajes
mayores en la obra de Shakespeare, ya
que aparece en más de una obra.
En Julio César, pronuncia la oración en
el funeral que vuelve a la multitud en
contra de los asesinos del César y es
uno de los dos personajes principales de
Antonio y Cleopatra, obra que puede
considerarse como una continuación de
la anterior.
Más tarde, lucharán entre ellos para
determinar quién se queda con el poder
absoluto.
Cleopatra, como emperatriz de Egipto,
una provincia sometida a Roma, tenía el
4
guerrero que es. En ese momento lo
abandona y se pasa del lado de Octavio.
objetivo de mantener cierto nivel de
independencia. Para ello, tuvo que
aliarse con uno de los líderes romanos
en contra de los demás.
Sin embargo, cuando Marco Antonio se
entera de la deserción ordena que le
envíen todas las pertenencias de
Enobarbo al campamento enemigo.
Cleopatra necesitaba a Marco Antonio,
no como una persona individual, sino
como un miembro del triunvirato que
gobernaba el mundo romano. De hecho,
en la primera escena, Marco Antonio es
introducido de esa manera por un
personaje secundario:vii
Este gesto de Marco Antonio
desconcierta a Enobarbo y revive su
sentimiento de amistad con su antiguo
jefe a tal punto que el remordimiento le
produce un ataque mortal al corazón.
Mira quien llega, presta mucha
atención y verás en él a uno de los tres
pilares del mundo convertido en un
tonto por culpa de una ramera
Cuando Marco Antonio y Enobarbo
perdieron su compromiso con una causa
común, se perdieron mutuamente y,
ulteriormente, perdieron sus vidas.
La posición de Marco Antonio se ve
degradada por haber cedido a la presión
de su amante Cleopatra. En realidad,
Marco Antonio encierra una dualidad:
por un lado detenta el poder de Roma
para gobernar un tercio del mundo y por
el otro, es un “tonto” que cayó en las
garras de una mujer ambiciosa.
Marco Antonio llega a Egipto como
consecuencia de sus obligaciones como
uno de los líderes de Roma. Tiene poder
para gobernar las provincias que están
bajo su mando, pero solo como parte de
la estructura de poder que emana de
Roma.
Es un ciudadano romano que ha ganado
su posición en la estructura como
consecuencia de su habilidad militar y
por haber derrotado a los asesinos de
Julio César.
Su fascinación por Cleopatra le genera
problemas con sus propios oficiales,
algunos de los cuales también eran sus
amigos. La amistad puede surgir sin que
exista el compromiso con una causa.
Pero la relación entre jefe y
colaborador, subsiste y florece en el
tiempo solo cuando existe una causa
que trasciende dicha relación.
Los romanos respetan a Marco Antonio
no por sus dotes personales, sino como
representante del poder de Roma.
Por otro lado, Marco Antonio es una
parte de Egipto. No solo está
enamorado de su reina, sino también
hizo suyos los temores y las esperanzas
de Cleopatra. En Egipto se siente en su
hogar.
Enobarbo, uno de los tenientes más
cercanos a Marco Antonio es leal a su
jefe, hasta que percibe que la obsesión
de Antonio con Cleopatra ha destruido
su capacidad de actuar como el gran
5
Shakespeare plantea una dualidad
extremadamente compleja: a lo largo de
toda la obra, Antonio es el general
romano y el líder del pueblo egipcio al
mismo tiempo. De escena en escena va
pasando de un rol al otro.
actitudes, necesidades y características
personales de los seguidores; 3) las
características de la organización, tales
como su propósito, su estructura y la
naturaleza de las tareas; y 4) el entorno
social, económico y político. Las
características personales requeridas
para que un líder sea efectivo varían
dependiendo de los otros factores.
Existe mucha investigación al respecto.
Esto significa que el liderazgo no es
propiedad de un individuo, sino el
resultado de una compleja interacción
de las cuatro variables. La
investigación indica que es más
conveniente considerar el liderazgo
como una relación entre el líder y la
situación que como un patrón universal
de características poseídas por algunos
individuos.
Es posible que alguien ocupe más de un
rol, pero lo que es imposible es
mantener esos dos roles por mucho
tiempo cuando los mismos están
enfrentados.
Roma no va a permitirle a Marco
Antonio servir a Roma y servir también
a Egipto.
El problema central radica en que
Marco Antonio cree que el poder que le
dio Roma es consecuencia de su propia
capacidad, es decir que sus hazañas en
la guerra lo hicieron acreedor de ese
poder que él detenta como si fuera un
poder personal.
Este es un tema crucial, ya que muchos
gerentes creen que ellos tienen las
características personales para
administrar y liderar
independientemente de la situación y de
la organización que les toca conducir.
Las cosas no eran como él las creía. El
poder en tiempos de los romanos y en la
actualidad, se construye a través de un
conjunto de estructuras
organizacionales. Es claro que
encontramos individuos con mucho
poder en las organizaciones, pero
también observamos cómo, en muchas
ocasiones, son apartados de un
momento para el otro.
Marco Antonio confundió su poder
como individuo con la autoridad de su
posición. Se sintió tan seguro que pensó
que podía hacer lo que quisiese.
Es obvio que la organización necesita
del aporte individual, pero la necesidad
de coordinación limita la libertad de
decisión de las personas.
Douglas McGregor hace una interesante
reflexión sobre esta cuestiónviii:
A Cleopatra le convenía la dualidad de
Marco Antonio anteriormente
mencionada, ya que necesitaba alguien
que tuviera poder conferido por Roma
Hay cuatro variables importantes que
están relacionadas con el liderazgo: 1)
las características del líder; 2) las
6
Marco Antonio accede y, como una
muestra de su lealtad, derrota a
Pompeyo, quien lideraba una revuelta
contra Roma.
para mantener la independencia de
Egipto, algo que no podía conseguir por
sí sola. Pero además de ello, necesitaba
a alguien que estuviera dispuesto a usar
ese poder a favor de Egipto y en contra
de Roma.
El lazo que Octavio usa para atar a
Marco Antonio parece ser suficiente ya
que involucra nada menos que a la
hermana del futuro emperador, una de
las mujeres más influyentes del mundo.
En el segundo acto, Marco Antonio es
llamado a Roma para reunirse con los
otros dos miembros del triunvirato:
Octavio y Lépido. La reunión comienza
con una advertencia de Octavio referida
a la lealtad de Marco Antonio con
Egipto.
Sin embargo, eso genera una
contradicción para Marco Antonio ya
que el lazo que lo une a Egipto también
es consecuencia de tener una relación
con una mujer importante como lo es
Cleopatra.
Este es el nudo del problema: si un
general romano que vive en Egipto es
leal a la fuente de su poder (Roma), no
importa donde vive. Si, por el contrario,
ese general piensa que su poder le
pertenece en forma personal, entonces
vivir en Egipto pasa a ser un problema.
El matrimonio con Octavia cambia el
mapa político y se transforma en una
trampa para Marco Antonio, ya que el
costo que tendrá que pagar con
Cleopatra es demasiado alto. Tanto ella
como la nación egipcia necesitan a
Marco Antonio de su lado, no del lado
de Roma.
La solución que aporta el general
Agripa para resolver este dilema es que
Marco Antonio se case con la hermana
de Octavio a los efectos de generar un
vínculo que vuelque los sentimientos de
Marco Antonio hacia Roma.ix
A medida que avanza la obra, el poder
de Marco Antonio se va diluyendo.
Comienza a cometer errores tácticos y
estratégicos de tal magnitud, que es
imposible reconocer en ellos al brillante
general que fue en el pasado.
Para mantenerlos en perpetua amistad,
para hacerlos hermanos, y unir sus
corazones con un nudo indisoluble,
Marco Antonio tiene que tomar a
Octavia como su esposa
Cleopatra lucha denodadamente contra
la disminución de su poder, pero ella
necesita a un Marco Antonio poderoso
y, dado que el poder que él detentaba,
volvió a las manos romanas, lo único
que le queda son esperanzas y sueños.
El matrimonio es un intento para
asegurar que la ruptura que se está
produciendo entre Marco Antonio y la
fuente de su poder vuelva a unirse.
7
Marco Antonio y Cleopatra son parte
del mundo, pero ellos creen y desean
ser el centro del mundo.
con un determinado conjunto de
estructuras de poder.
El Rey Lear
Octavio gana la batalla final porque
representa a Roma y Roma es una
potencia que conquista todo el mundo
conocido.
Según Harold Bloom:xi
Lear es el personaje más sublime y más
demandante de Shakespeare.
Ya en el final de la obra, con Marco
Antonio muerto, Cleopatra lo sigue
soñando como alguien poderoso capaz
de derrotar a Roma y de defender a
Egipto.
En esta obra, como en todas las obras
que Shakespeare escribió sobre reyes,
hay muchas perspectivas diferentes
acerca del poder y de cómo usarlo.
El punto de vista que prevalece en la
obra es el de Lear, según el cual la
autoridad proviene de su poder personal
como rey. Ninguna otra persona tiene ni
siquiera una pequeña porción de poder.
Bloom dicex:
Con la muerte de Antonio, se termina la
era de Julio César y Pompeyo, una era
que comenzó con la muerte de
Alejandro Magno. Para Shakespeare
fue una era heroica y hercúlea. Antonio,
durante la obra, se muestra un poco
arcaico, dada la creencia que su
carisma le permitiría superar cualquier
obstáculo
Una de las lecciones de Shakespeare es
que cuando una persona concentra
demasiado poder, existen muchas
posibilidades que dicho poder sea
ejercido de forma caprichosa y
arbitraria.
Marco Antonio cometió el grave error
de creer que su poder se fundaba en sí
mismo y que, en consecuencia, podía
llevárselo consigo fuera de la
organización que lo generó.
Si eso ocurre, lo que aparenta ser un
líder con gran autoridad, en realidad es
alguien frágil e inestable que puede
perder su condición en cualquier
momento.
Sin embargo, sin el soporte de Roma,
Marco Antonio solo era un buen
soldado, no un verdadero líder.
Aquel que haya ocupado un puesto de
mucho poder en una empresa familiar,
una multinacional o un estado en algún
momento debería preguntarse quién
puede ser su sucesor y trabajar para
ayudarlo en su desarrollo.
El Marco Antonio de Shakespeare es la
historia de lo que pasa cuando alguien
olvida que el individuo no lidera solo a
través de sus competencias personales
sino a través de una constante relación
Las tribulaciones de Lear son centrales
a casi todos nosotros, ya que el conflicto
8
que genera la sucesión generacional es
universal.
Las dos hijas mayores acceden al “test
de adulación” que les propone el padre,
pero la hija menor, Cordelia, se rehúsa a
entrar en el juego:xii
Se dice que el que busca un sucesor se
debate entre dos deseos contradictorios:
por un lado, asegurar que la
organización siga adelante y por el otro
la necesidad de demostrar que nadie
puede hacer las cosas tan bien como él.
Nada tengo para decir. Infeliz como
soy, no logro elevar mi corazón hasta
mis labios. Os amo conforme a nuestro
vínculo, Majestad, ni más ni menos.
Lear había pospuesto durante mucho
tiempo el tema de la sucesión, pero ya
contaba con más de ochenta años y
sentía la necesidad de desprenderse de
las preocupaciones y las fatigas de la
dirección.
Lear se enfurece por la respuesta de su
hija menor y en ese mismo instante la
deshereda y reparte el reino entre sus
dos hermanas. En ese acto demuestra
que tiene el poder para hacer lo que
quiera.
En la primera escena de la obra Lear
tiene que decidir cómo dividir su reino
entre sus tres hijas. Y decide hacerlo
basándose en la habilidad de sus hijas
para demostrarle cuánto lo aman a
través de sus palabras.
En la misma escena, Kent, uno de sus
más leales colaboradores trata de que el
Rey revea su decisión:xiii
Sea Kent descortés si Lear está loco,
¿Qué vas a hacer anciano? ¿Piensas
acaso que el deber tiene miedo de
hablar cuando el poder se inclina ante
la adulación? El honor se somete a la
sinceridad cuando la realeza sucumbe a
la locura. Mantente en el poder y a tu
más honda consideración somete este
arrebato sin sentido. Tu hija menor no
es la que te ama menos, ni vacíos están
los corazones de aquellos que en voz
baja no hacen sonar la hipocresía.
Esta decisión genera la división del
reino y crea una situación de caos que
permanece a lo largo de toda la obra.
Cuando la obra comienza, Lear tiene el
poder absoluto. Es el Rey, posee las
tierras y puede disponer de ellas como
le plazca. Precisamente, Shakespeare
nos muestra los riesgos de disponer de
ese poder absoluto. Si una persona tiene
el poder de disponer de los destinos de
una nación de una manera tan absoluta,
se trata de una situación sumamente
peligrosa que puede conducir a la
destrucción general. De hecho,
Shakespeare escribe la obra para que
ello suceda.
Kent tiene el coraje de decirle a su jefe
lo que piensa, aunque ello no sea lo que
Lear quiere escuchar. Esta actitud es la
que deben tener los colaboradores leales
cuando se enfrentan a decisiones
catastróficas de sus superiores.
9
El premio a la sinceridad de Kent es el
destierro. Es imposible para alguien
como Lear, con su visión acerca del
poder, reconocer un error en público y
cambiar una decisión equivocada.
A partir que Lear divide su reino en
dos, deja de tener el poder para tomar
ese tipo de decisiones. Sigue
percibiendo al mundo a través de los
ojos de alguien con poder absoluto, pero
ya no tiene más poder real. Este
desajuste entre su creencia acerca de la
realidad y el mundo real solo puede
tener un desenlace psicológico. La
locura es consecuencia de su
imposibilidad de aceptar el cambio.
Quizás Kent debería haber hablado a
solas con Lear pero, de todos modos,
está haciendo su trabajo: es el asesor del
rey y lo está aconsejando. Además, lo
está haciendo bien, ya que la decisión
del rey pone en marcha una tragedia.
La lucha que se plantea en la obra no es
entre personas que se disputan el reino,
sino entre aquellos que se resisten al
cambio y aquellos que lo aceptan.
Lear percibe muy rápidamente las
consecuencias de su decisión: al perder
el poder, deja de tener privilegios y
cambia su nivel de vida.
El rey no quiere aceptar los cambios
que él mismo provocó. Kent, a pesar de
haber sido exiliado, sigue tratando de
proteger y servir al rey:xiv
Las hijas mayores no aceptan cobijar a
sus caballeros y echan a Lear del
palacio. Se ha convertido en un cero a la
izquierda. Una situación muy habitual
en las organizaciones para aquellos
gerentes que ven debilitada su posición
de poder.
Lear: ¿Quién eres?
Kent: Una persona muy honrada, tan
pobre como el rey
Lear: Si eres tan pobre como súbdito
como es él siendo rey, ciertamente eres
pobre. ¿Qué quieres?
Kent: Servir
Lear:¿Y a quién quieres servir?
Kent: A vos
Lear: ¿Me conoces?
Kent: No, Señor. Pero algo hay en
vuestro porte por lo que gustoso lo
llamaría Señor.
Lear: ¿Qué es ello?
Kent: Autoridad
Lear no puede aceptar esa realidad y se
vuelve loco. Al final de la obra lo único
que le queda es el amor de Cordelia, la
hija desheredada y el de Kent, su fiel
amigo, al que desterró por decirle lo que
pensaba.
En las organizaciones actuales, algunos
gerentes ambiciosos que acumulan
mucho poder buscan que sus acciones
no tengan que ser chequeadas por
ninguna otra persona. Bajo estas
circunstancias más de uno se siente
tentado a demostrar a los demás que
puede tomar las decisiones que quiera.
Kent tiene vocación de servicio, a pesar
de haber sido tratado tan mal. Con sus
palabras trata de restablecer el orden
anterior: la gente sirve a quienes percibe
10
con la “autoridad” estampada en sus
rostros, aunque ya no tengan poder real.
Eso es lo que ocurre en la mente de
Lear y sus amigos, aunque el mundo
real esté cambiando.
Una vez que se entiende que el “orden
natural” de la jerarquía ya dejó de ser
natural, se percibe claramente que,
aquellas personas que siguen
percibiendo a las organizaciones de esa
manera lo hacen solo por su propia
conveniencia.
Ese mundo al que estaban
acostumbrados se está haciendo añicos,
pero ellos siguen aferrados a los valores
que conocen y que tienen sentido solo
en la certeza que existe una única y
poderosa fuente de autoridad.
El “orden natural de la jerarquía” es, de
hecho, tan válido como cualquier otro
orden y es una elección personal
percibir a las organizaciones de ese
modo.
Lo trágico del caso es que el mismo
poder absoluto del que disponía Lear
fue utilizado por él mismo de manera
caprichosa y, como consecuencia de
ello, destruyó su propia posición.
Sin embargo, hay muchas personas que
siguen creyendo en ciertas estructuras
organizacionales, como si hubieran sido
creadas por Dios, debido a lo cual no
hay posibilidad de cuestionarlas.
Las lecciones que nos brinda El Rey
Lear son duras: si proteges a la
organización y a vos mismo del cambio,
vas a fracasar. Cuanto mayor es la
resistencia, mayores son las
probabilidades de ser engullidos por
fuerzas que no pueden detenerse.
Shakespeare nos muestra claramente
que esa visión no proviene de Dios, sino
que es creada por los hombres para
sostener su concepción sobre el poder.
A pesar de lo que parece, dicha visión
del poder no es poderosa sino muy débil
y el mundo real de las organizaciones
nos prueba a diario que “ser rey no es
suficiente”.
Comentarios finales
Estos tres líderes fallidos nos brindan
lecciones dramáticas y de gran
actualidad en el mundo organizacional
contemporáneo.
En definitiva, Shakespeare nos brinda
una lección muy poderosa para el
mundo contemporáneo: los buenos
gerentes logran ser reconocidos como
líderes debido a la calidad de su trabajo,
tanto en el plano técnico como en sus
competencias interpersonales. Los
malos gerentes fracasan porque su
desempeño no les permite conseguir ese
respeto.
De distintas maneras reflejan lo que
ocurre cuando cambia lo que en el
pasado era el orden natural de las cosas.
Actualmente está claro que una
organización no puede sobrevivir si no
se adapta a la complejidad a través de
estructuras y estrategias que le permitan
lidiar con ella.
11
ix
Shakespeare, William. Antonio y Cleopatra.
Acto 2 Escena 2.
Dice Charles Handyxv:
En las organizaciones mecanicistas el
poder surgía de la posición. En las
nuevas organizaciones los títulos y los
cargos tienen muy poco peso hasta que
la persona demuestre sus competencias.
El liderazgo debe ser ganado antes de
ser ejercido.
x
Bloom, Harold. Op. cit.
xi
Bloom, Harold. Op. cit.
xii
Shakespeare, William. El Rey Lear. Acto 1
Escena 1.
xiii
Shakespeare, William. El Rey Lear. Acto 1
Escena 1.
xiv
Shakespeare, William. El Rey Lear. Acto 1
Escena 4.
Esta es una lección vital para los
líderes, porque muestra claramente que
si uno pierde contacto con el mundo en
el cual actúan los seguidores, en
definitiva está perdiendo contacto con la
realidad. Y perder contacto con la
realidad conduce inevitablemente al
fracaso. La realidad siempre gana.
xv
Hesselbein, Frances y Cohen, Paul (Comp.)
(2002) De líder a líder. Los mejores artículos de
la Fundación Drucker. La cita pertenece al
artículo de Charles Handy “La búsqueda de
sentido”.
i
Shakespeare, William. Ricardo II. Acto 3 Escena
2.
ii
Shakespeare, William. Ricardo II. Acto 3
Escena 2.
iii
Shakespeare, William. Ricardo II. Acto 3
Escena 2.
iv
Shakespeare, William. Ricardo II. Acto 3
Escena 2.
v
Shakespeare, William. Ricardo II. Acto 5
Escena 6.
vi
Bloom, Harold. (1998). Shakespeare. The
invention of the human. Riverhead Books. New
York. USA
vii
Shakespeare, William. Antonio y Cleopatra.
Acto 1 Escena 1.
viii
McGregor, Douglas. (1966) Leadership and
motivation. MIT Press. Cambridge, Mas. USA
12
Descargar