Principios del nuevo sistema penal

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Principios del nuevo sistema penal
En anterior ocasión mencioné que el Sistema de Justicia Penal mexicano, es un
mecanismo jurídico con el cual se reacciona contra el problema de la delincuencia; y que
dicho sistema ha retomado el modelo acusatorio, donde los derechos humanos son la
base de la actuación de las autoridades, en un procedimiento igualitario, público y oral
que se lleva ante un Juez imparcial.
Ahora expondré los principios más importantes de ese nuevo proceso penal
acusatorio, que se desprenden de la Constitución Federal, y que son de obligatoria
aplicación y respeto por la autoridad y los particulares.
Primeramente, el principio de efectividad tiene la finalidad de resolver realmente el
problema del delito, sin llegar necesariamente a un juicio, por lo que se crean
mecanismos alternos de solución del conflicto, para asegurar el pago integral y rápido de
la reparación del daño a las víctimas.
Luego tenemos la imparcialidad, que implica la existencia de un Juez que actúe sin
intereses en el proceso, y que no haya conocido el caso previamente, con el fin de que no
haya prejuzgado y eso influya en sus sentencias. Es por ello que existirán varios jueces
en un mismo proceso penal: uno que vigile la investigación del hecho (juez de control),
otro que prepare el juicio (juez de control en función de preparación), un tribunal que
juzgue el delito (juicio oral), y finalmente un juez que aplique las penas (juez de
ejecución).
Por otro lado, la oralidad obligará que las pruebas y argumentos se presenten
verbalmente y no por escrito, para que la prueba le hable directamente al Juez, y tenga la
certeza de la existencia de los hechos. Por ello, la inmediación permite que el Juez esté
presente en todo momento, reciba la información sin intermediarios, y resuelva con base a
sus impresiones. Entonces, el Juez apreciará hechos y personas, no papeles como ocurre
en la actualidad, teniendo contacto con los involucrados, y siendo la única prueba válida la
que se presente directamente ante el juzgador.
Otros de los principios esenciales son la igualdad y la contradicción, por lo que
tanto el Ministerio Público, la víctima, el imputado y su defensor tendrán las mismas
oportunidades, facultades y trato digno, por lo que el Juez será la única autoridad con
poder para afectar derechos. De ahí que las decisiones se tomen en audiencias de
debate, donde se escuche a las partes que puedan ser afectadas.
Así mismo, para lograr la transparencia en la toma de decisiones, los casos se
llevarán a cabo y analizarán públicamente; por lo que ninguna actuación podrá ser oculta
a las partes, y además la sociedad podrá vigilar la actuación de la autoridad. Esta
publicidad podrá restringirse a terceros, para proteger la intimidad y privacidad de la
víctima, testigos e imputados.
Además, con base a los principios de concentración y celeridad, las peticiones y
resoluciones deberán desarrollarse en una misma audiencia, o en la menor cantidad de
audiencias consecutivas, con la mayor proximidad temporal entre ellas, para lograr una
resolución del conflicto ágil y efectiva; y evitar que el transcurso del tiempo borre las
impresiones del juez respecto al debate, los argumentos y las pruebas desahogadas.
Un aspecto fundamental de este nuevo proceso penal acusatorio es que la
protección a la víctima es mayor, pues deja de ser un mero objeto de investigación, y se
convierte en un persona que auxiliará en investigar, y buscará que se le repare el daño en
forma integral, puede impugnar todo lo que estime le perjudica; e inclusive en delitos de
querella (delitos privados), se le permite realizar la investigación penal por sí misma,
ejercitar la acción y sostener la acusación ante el Juez.
Luego tenemos el principio de comprobación, que obliga al acusador a comprobar
el hecho delictivo, pero las pruebas deben obtenerse sin violar los derechos
fundamentales de los involucrados, pues toda prueba que sea ilícita no podrá ser
valorada, ni las que deriven de ella; esto con el fin de disuadir conductas violatorias de
derechos humanos.
Otro de los principios esenciales es la dignidad, por lo que toda persona deberá ser
tratada como ser humano sujeto de derechos, y no como objeto del procedimiento,
respetando su dignidad, seguridad e integridad. En consecuencia, la investigación debe
ser objetiva, pues el fin es investigar hechos y proteger personas. Por lo anterior, con
base al principio “pro homine”, la aplicación e interpretación de la ley siembre buscará
beneficiar la protección y garantía de los derechos fundamentales.
Así, el debido proceso se reflejará cuando la actuación de las autoridades y
desarrollo del procedimiento penal se efectúe respetando los derechos humanos,
fundamentales y garantías previstas en la Constitución Federal, el Derecho Internacional
de los Derechos Humanos, y toda norma que derive de ellos, para garantizar el respeto
de la dignidad del ser humano.
Estos principios y directrices deberán observarse y aplicarse en todas las etapas
del procedimiento penal acusatorio, del cual pueda resultar una sanción penal, medida de
seguridad o cualquier otra resolución que afecte derechos, para garantizar su legitimidad,
pues, citando a John Rawls, “los derechos asegurados por la justicia, no están sujetos a
regateos políticos, ni al cálculo de intereses sociales”. En consecuencia, serán nulas
cualquier audiencia, actuación o resolución, que se hayan realizado con violación de los
principios que acabamos de analizar.
Lo anterior significa que el sistema de justicia penal supone una serie de derechos
otorgados a todas las personas, pero también un permiso legal de afectar a un individuo
que provoque daños a los demás, pero siempre garantizando el respeto a sus derechos
humanos. Finalizo por el momento, y en próximas oportunidades continuaremos con la
difusión y conocimiento de este nuevo modelo.
José Luis Eloy Morales Brand
Profesor Investigador
Certificado en Sistema Penal Acusatorio por SETEC, CONATRIB y CEJA
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