VENERAR Una persona se encuentra frente a la otra, con

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VENERAR
Una persona se encuentra frente a la otra, con sentimientos de veneración. Venerar
equivale a enviar pensamientos tales, que se sumerjan dentro de la sustancia del
cuerpo astral ajeno, para, ciertamente absolverla. Si usted tiene un pensamiento de
veneración, este se expresa de manera tal, que usted mismo le entrega la veneración a
manera de fluyente calor. Ese calor que fluye de usted, tiene su imagen-espejo en el
mundo astral, que se manifiesta de color azulado, como la forma de pensar de la
veneración y la devoción. El sentimiento cálido y de veneración genera una forma del
pensar que posee un carácter azulado. ¿Qué es empero aquello, que posee ese color
azulado? Pueden ustedes darse cuenta, al contemplar al infinito universo oscuro.
Aparenta ser azul a causa de la atmósfera iluminada. Del mismo modo en lo astral le
parecerá lo azulado en el lugar que antes fuera oscuro, por motivo del pensamiento de
veneración. Se envuelve un espacio oscuro, con el cálido y luminoso sentimiento de la
veneración y al núcleo oscuro se lo ve azulado, similar al núcleo azul de la llama,
rodeado por la luz. Lo mismo sucede con el pensamiento de la veneración. Es un espacio
vacío en el cual ha entrado el calor. Al enviar nuestro pensamiento de veneración a
otra persona, le damos con ello oportunidad, de dejar fluir su propia esencia, su propio
ser dentro de ese espacio vacío. De este modo tiene lugar la compensación entre el
venerado y quien venera.
Si en cambio estamos frente a otra persona con el sentimiento de la envidia, estará
presente otra forma de pensar que se envía. Se envía la forma de pensar roja del
egoísmo, del amor propio. Esta abarca a su vez una forma del pensar colmada por la
representación del propio yo, que quizás fuera generado por la ambición. Esta no se
expresa a través de un espacio vacío, una forma hueca, sino una forma plenamente
colmada, donde nada cabe. La rodea el sentimiento del frío y posee la forma del
pensar opuesta, o sea, rodeada por un círculo azulado y en el centro un núcleo rojo. El
frío del calor azul rechaza todo lo que quiere entrar y la vanidosa forma de pensar
roja, se conserva tal cual es. No adopta ni acepta nada. De este modo, el envidioso,
aquel que no puede sentir veneración, está parado frente a la otra persona.
Como ustedes ven, aquello que tiene lugar en nuestro cuerpo astral, no es otra cosa,
que el resultado de lo que sucede cotidianamente. Lo que pasa en el cuero astral puede
ser visto únicamente por quien está entrenado al respecto. Los efectos empero de
esos procesos en el cuerpo astral están constantemente presentes en lo físico, y lo
tenemos a la vista.
Quien, por ejemplo, como educador no solo se compenetra con conceptos e ideas
pedagógicas, y no actúa tan solo a través de aquello que dice, sino también a través de
aquello que siente, percibe y piensa, quien se compenetra con la conciencia que dos
cuerpos astrales cobran efecto mutuo entre sí y sabe lo que está pasando en el cuerpo
astral de quien se encuentra frente a él, sabe asimismo, que tiene la obligación, de
querer ser cada vez mejor. En la medida que logra ese cometido podrá cobrar un
mejor efecto sobre las aptitudes del niño. No mata sus aptitudes, sino que permite su
crecimiento.
Significa aun algo mas, que el mero saber que esto es una verdad, una realidad, lo que
se nos brinda a través de la veneración de otro ser humano que es digno de
veneración; significa aún algo más, vivenciar: si enviamos incontables de esas formas
de pensar, envueltos de calor hacia otras personas, nosotros mismos creceremos a
través del crecimiento del otro.
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