“Es un periodo histórico caracterizado por una revolución

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Economia de la informació i de la comunicació
“La noticia de la toma de La Bastilla en 1789 viajó cuatro semanas antes de
llegar a Estocolmo, Suecia. Cuando el presidente norteamericano Abraham
Lincoln fue asesinado en Washington en 1865, la noticia tardó 12 días en
llegar a Estocolmo. Cuando John F. Kennedy fue asesinado en Dallas en 1963,
la noticia se escuchó en Suecia 16 minutos más tarde. Cuando los marines
tomaron tierra en Somalia en 1992, los equipos de televisión ya estaban
esperándolos en la playa.”
[Fredriksson, 1999]
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Para hablar de nuevas tecnologías y de su repercusión en la sociedad es
inevitable hacer referencia al sociólogo Manuel Castells quien acuñó el
término Era de la información para referirse al “periodo histórico
caracterizado por una revolución tecnológica centrada en las tecnologías
digitales de información y comunicación, concomitante, pero no causante, con
la emergencia de una estructura social en red, en todos los ámbitos de la
actividad humana, y con la interdependencia global de dicha actividad. Es un
proceso de transformación multidimensional que es a la vez incluyente y
excluyente en función de los valores e intereses dominantes en cada proceso,
en cada país y en cada organización social. Como todo proceso de
transformación histórica, la era de la información no determina un curso
único de la historia humana. Sus consecuencias, sus características dependen
del poder de quienes se benefician en cada una de las múltiples opciones que
se presentan a la voluntad humana”.
No obstante, el economista Fritz Machlup fue el primero en utilizar el término
Sociedad de la información, pero para referirse a algo distinto a lo que
entendemos en la actualidad. Así pues, el concepto tal y como lo concebimos
en la actualidad es obra del sociólogo japonés Yoneji Masuda quien publicó
“La sociedad informatizada como sociedad post-industrial” (Madrid,
Fundesco-Tecnos, 1984).
Tanto los teóricos citados como muchos otros pese a sus diferencias de
criterio tienen en común el tránsito de una sociedad marcada por el sector
industrial a una sociedad en la que el sector servicios es mayoritario. Los
empleos actuales tienden a la generación y almacenamiento de todo tipo de
información, dejando atrás la concentración de trabajadores en fábricas. Es
precisamente en esta tendencia donde las tecnologías de la información y la
comunicación aparecen en escena.
Las nuevas incorporaciones suelen ir acompañadas de polémica o diversidad
de apreciaciones y las TIC no son una excepción. Es por esto que muchos
críticos han señalado que la sociedad de la información no es una versión
actualizada del imperialismo cultural ejercido desde los países ricos hacia los
pobres, especialmente porque se favorecen esquemas de dependencia
tecnológica.
Quienes están a favor de la sociedad de la información sostienen que la
incorporación de las TIC en todos los procesos productivos ciertamente
facilita la inserción a los mercados globales, donde la intensa competencia
obliga a reducir costes y a ajustarse de manera casi inmediata a las
cambiantes condiciones del mercado.
Lo que caracteriza a la revolución tecnológica actual no es el carácter central
del conocimiento y la información, sino la aplicación de ese conocimiento e
información a aparatos de generación de conocimiento y procesamiento de la
información/comunicación, en un círculo de retroalimentación acumulativo
entre la innovación y sus usos. A diferencia de otras innovaciones que eran
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simples herramientas para ser aplicadas, las nuevas tecnologías de la
información son procesos para ser desarrollados. No obstante, esto es un
arma de doble filo y puede tener una doble lectura que a continuación
ampliaremos.
Un aspecto clave de la sociedad de la información en cuanto a su repercusión
sobre las personas es la llamada brecha digital que lleva asociado este
modelo de desarrollo. A grandes rasgos, este fenómeno se refiere a todos
aquellos sectores que permanecen, por muy diversas razones, al margen de
los beneficios y ventajas asociados a las TIC. A este efecto en la conferencia
ofrecida por Manuel Castells con motivo de la inauguración del doctorado
sobre la sociedad de la información en la Universitat Oberta de Catalunya
afirmó que existe una gran disparidad de penetración en el mundo, pero, por
otro lado, las tasas de crecimiento en todas partes, con excepción de África
subsahariana, son altísimas, lo cual quiere decir que los núcleos centrales,
también en el mundo subdesarrollado, estarán conectados dentro de cinco a
siete años a Internet. Ahora bien, esa geografía diferencial tiene
consecuencias en la medida en que llegar más tarde que los demás genera
una disparidad de usos, puesto que como los usuarios son los que definen el
tipo de aplicaciones y desarrollo de la tecnología, los que lleguen más tarde
tendrán menos que decir en el contenido, en la estructura y en la dinámica.
Sin duda alguna el principal riesgo es que esta brecha no haga más que
dilatarse. A colación nacen dos conceptos que me gustaría destacar y que
definen a aquellos que no se han visto beneficiados, ni siquiera de refilón, de
la revolución tecnológica, estos son el analfabeto tecnológico y el indigente
digital. En ambas situaciones se presentan dificultades en el acceso y
promoción en el mercado laboral, indefensión y vulnerabilidad ante la
manipulación informativa, incapacidad para la utilización de los recursos de
comunicación digitales, etc.
El mercado mundial de las telecomunicaciones maneja el flujo de información
que es transmitida a escala global. Las telecomunicaciones de hoy permiten
conectar al mundo entero y mantener en funcionamiento la economía
mundial. El actual proceso de globalización, que sobre el papel se traduce
como uniones aduaneras entre varios países, permite la formación de
megaempresas internacionales, que favorecidas por la desregulación de los
mercados, pueden concentrarlos y aprovechar así mayores ventajas. Entre
todos los mercados que existen en el mundo hay uno que controla a todos los
demás y por el que las mayores empresas luchan por adueñarse: las
telecomunicaciones.
No cabe duda que la revolución tecnológica ha proporcionado una enorme
capacidad para procesar y transmitir información a una velocidad creciente,
con un coste decreciente, y la posibilidad de distribuirla a través de redes que
se extienden por todo el mundo. La revolución tecnológica es la distribución
universal de imágenes, más o menos estandarizadas, y su impacto en
civilizaciones y sociedades de costumbres muy diversas. Ejemplo de ello son
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las series que a través de Internet consumen jóvenes de Valencia, Florida o
Taipei. Ante este mercado los consumidores tenemos el mismo peso pese a
que nuestras formas de vida sean remotamente distintas.
Sin embargo, al hacer referencia a la revolución tecnológica no podemos
obviar el concepto opinión pública. Es imposible entender las repercusiones
en las distintas áreas de la revolución tecnológica si no lo relacionamos con el
papel que desarrolló la opinión pública. Toda esta información que se
trasmite a tiempo real tiene un efecto nada desechable sobre el receptor
sobre el cual produce un efecto. Pongamos por ejemplo las imágenes de la
Guerra del Vietnam, su repercusión en la opinión pública tuvo mucho que ver
con el fin de la Guerra.
En cuanto a las tendencias a medio plazo del mercado de la información son
clarificadoras las aportaciones del profesor Gustavo Bueno que establece
cuatro posibles alternativas derivadas de las opiniones sobre la
tecnologización. En los extremos sitúa, en uno, las posiciones armonizadoras
y optimistas, y las posturas alternativas y rupturistas en el otro. En el centro,
se manifiestan las posiciones favorables a la aceptación de modelos a seguir y
las posturas que plantean una crítica del modelo. Además el profesor Manuel
Castells también señala cinco rasgos como identificativos de la nueva
situación informacional y tecnológica: la información es la materia prima de la
revolución, la innovación penetra en casi toda la actividad humana, el sistema
está constituido por y en redes, el sistema es sumamente flexible, y los
avances tecnológicos convergen en sistemas cada vez más integrados.
SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN EN ESPAÑA
En este campo, como en muchos otros, dependiendo de cómo manejemos las
estadísticas, nuestras conclusiones pueden ser totalmente contradictorias.
De este modo, si atendemos a las palabras de Miguel Sebastián, Ministro de
Industria, Turismo y Comercio, cuando destaca en el prólogo del Informe
sobre la sociedad de la información en España 2009, presentado por
Telefónica, que “casi la mitad de los españoles consume habitualmente
música, vídeo, fotos y comunicaciones en formato digital. Además son
significativos también los altos índices de satisfacción, superiores al 90%, de
los usuarios de Internet que declaran que la experiencia de uso de la Red
cubre o supera sus expectativas”, podemos interpretar que España se
encuentra en una posición más que aceptable en cuanto al uso de las TIC.
Es verdad que España evoluciona y que entre el año 2000 y 2008 las
tecnologías de la información experimentaron un crecimiento del 40% en
cuanto a facturación se refiere, y que la industria TIC en España ha crecido de
forma sostenida a lo largo de todos los últimos años, de una manera
proporcional al crecimiento del PIB, pero si comparamos los datos españoles
con los de los algunos vecinos europeos las cosas cambian.
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España ha caído en dos años cuatro puestos en el desarrollo mundial de la
sociedad de la información. Es por este motivo que el Plan Ingenio 2010 del
Gobierno se da cinco años de plazo para acabar con el retraso tecnológico y
alcanzar a Europa. Quiere que el 31% de hogares conectados a Internet salte
al 60% y aumentará en un 25% cada año el presupuesto en investigación.
En el campo de las tecnologías de la información todavía hay espacio para
crecer hasta llegar a la altura de los otros países más desarrollados, donde su
peso iguala o supera a las telecomunicaciones.
Durante el año 2009, la sociedad española ha continuado incrementando el
nivel de adopción de las tecnologías de la información. A pesar de que ha sido
un año en el que la coyuntura económica negativa ha pesado en diversas
áreas de actividad, y el control de costes ha sido una nota dominante tanto
para las familias como para las empresas, la mayoría de las variables
relacionadas con las TIC muestran que el proceso de difusión de la Sociedad
de la Información continúa.
El reto debe centrarse en conseguir que todos los ciudadanos puedan acceder
a las ventajas que brinda la Sociedad de la Información y para ello es
necesario dotarles de un método de acceso y, sobre todo, de contenidos o
servicios que fomenten la necesidad de conectarse. Para ello, es necesario
que las Administraciones Públicas realicen las actuaciones pertinentes para
conseguir dichos fines. Hasta ahora las acciones emprendidas, siempre
bienintencionadas, han tenido escasa efectividad y las críticas globales han
impedido apreciar los avances, aunque algunos indicadores, como hemos
comentado, sí han conocido una clara mejora.
España debe continuar en la lucha por salir de los últimos puestos en la
carrera por el desarrollo de la Sociedad de la Información y la convergencia
con la Unión Europea.
Las políticas de información son una consecuencia de la Sociedad de la
Información y surgen ante la necesidad de regular este nuevo modelo de
sociedad.
Para Michael W. Hill: " L A S
POLÍTICAS DE INFORMACIÓN SE DISEÑAN PARA
ENCONTRAR LAS NECESIDADES Y REGULAR LAS ACTIVIDADES DE LOS
INDIVIDUOS, LA INDUSTRIA Y EL COMERCIO, DE TODOS LOS TIPOS DE
INSTITUCIONES
Y
ORGANIZACIONES
LOCALES, O SUPRANACIONALES.
Y
DEBEN
DE
GOBIERNOS
NACIONALES,
REGULAR LA CAPACIDAD Y LA
LIBERTAD DE ADQUIRIR, POSEER Y GUARDAR LA PROPIA INFORMACIÓN,
USARLA Y TRANSMITIRLA".
Las TIC transforman la economía y la organización de los sectores en los que
se emplean con intensidad. Así, ámbitos como la Sanidad, la Administración
Pública o la Justicia están viviendo una profunda transformación hacia formas
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de mayor productividad en el uso de los recursos y de mayor satisfacción para
sus usuarios.
A continuación presentaremos los diversos planes con este objetivo que se
han presentado desde la administración central y autonómica. Como
podremos ver, la mayoría de políticas públicas han ido encaminadas a reducir
la brecha que nos separa de los países europeos más desarrollados.
El plan PISTA se puso en marcha en 1996 con el objetivo de promover e
incentivar el uso de las telecomunicaciones avanzadas en las llamadas
entonces «autopistas» de las información, los planes de promoción y
desarrollo de la Sociedad de la Información en España se han ido sucediendo
durante esta última década. Desde ese momento España ha estado alineada
con Europa en todo momento.
En Enero del 2000 se instauró Info XXI con el objetivo de implantar la
Sociedad de la Información en España. El objetivo es que tanto ciudadanos
como empresas puedan participar en su construcción y puedan aprovechar
las oportunidades que ésta ofrece para aumentar la cohesión social, mejorar
la calidad de vida y trabajo, y acelerar el crecimiento económico. El objetivo
se formuló en los mismos términos que el plan eEurope 2002, es decir,
«construir una Sociedad de la Información para todos», y para ello se dotó un
presupuesto de 2.524,7 millones de euros.
Más tarde el plan España.es, aprobado en julio de 2003 fue diseñado a partir
de las conclusiones de la Comisión de Estudio para el Desarrollo de la
Sociedad de la Información, conocida también como comisión “Soto”. El
proyecto se estructuró en torno a tres líneas rectoras, con el fin de superar
los obstáculos identificados por la mencionada comisión.
El Programa constaba de seis líneas maestras agrupadas en dos bloques, un
primer bloque con tres áreas de carácter vertical, dedicadas a la
administración electrónica, la educación y las PYMES; y un segundo bloque,
integrado por tres actuaciones de carácter horizontal, que se dirigían a toda la
población en general, centrándose en los contenidos, el acceso y conexión a
las TIC, y la difusión del plan. El programa, de una duración de 2 años tenía un
coste aproximado de 1.029 millones de €, de los cuales el 63% eran aportados
por la AGE, el 27% por las CC.AA. y el 10% por el sector privado. En la
articulación de este plan cobra especial importancia, al margen de los
Ministerios, la entidad empresarial red.es, que lanzó muchas iniciativas en
colaboración con las diferentes Comunidades Autónomas.
El plan Todos en Internet viene a sustituir al «comunicacion.es» del Plan
España.es durante el cual, se ponen en marcha 25 aulas de Internet con el
objetivo de formar en nuevas tecnologías a los vecinos de entre 2.500 y 3.750
poblaciones de mediano y pequeño tamaño de todas las Comunidades
Autónomas, Ceuta y Melilla. Además, la otra gran actuación del plan consiste
en una campaña publicitaria en prensa, radio y televisión, de ámbito nacional.
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El la actualidad está en marcha en Plan Avanza aprobado por el Consejo de
Ministros del 4 de noviembre de 2005, es el plan para el desarrollo de la
Sociedad de la Información y de Convergencia con Europa y entre
Comunidades Autónomas y Ciudades Autónomas que se integra en el eje
estratégico de impulso al I+D+i (Investigación+Desarrollo+innovación) que
puso en marcha el Gobierno a través del Programa Ingenio 2010, en línea con
la iniciativa europea i2010. Este plan ha supuesto la dedicación de más de
5.000 millones de euros entre 2005 y 2008.
El Plan Avanza se orienta a conseguir la adecuada utilización de las TIC para
contribuir al éxito de un modelo de crecimiento económico basado en el
incremento de la competitividad y la productividad, la promoción de la
igualdad social y regional, y la mejora del bienestar y la calidad de vida de los
ciudadanos. Este plan contempla cinco grandes áreas de actuación
Finalmente, el Plan Avanza 2 refuerza el impulso al uso de las TIC y el
fomento de la demanda, y supone un incremento de recursos sobre la
cantidad dedicada en los últimos años por el plan Avanza, a pesar de la
situación de recorte de gastos que se ha producido en otros ámbitos.
Como podemos ver la duración temporal de los planes, posiblemente
motivada por cambios de gobierno, es mínima. La mayoría de ellos están
motivados por decisiones en el seno de la Unión Europea. Lo que sí que
parece común a todos ellos es que comparten el esfuerzo hacia la
convergencia europea.
A nivel autonómico, existe el llamado “Programa de Acciones Innovadoras de
la Comunidad Valenciana (PAICV)”. El PAICV se integra entre dos etapas de la
planificación estratégica del Gobierno Valenciano en el campo de la Sociedad
de la Información y del Conocimiento: el Plan Moderniza.com (2000-2004) y
la Estrategia Avantic (2004-2010).
Blanca Martínez de Vallejo, Secretaria Autonómica de Telecomunicaciones y
Sociedad de la información de la C O N S E L L E R I A de Infraestructuras y
Transporte de la Generalitat Valenciana, explica en una entrevista el
programa estratégico de Avantic. La innovación, la creación y el acceso
equitativo a las oportunidades que ofrece la Sociedad del Conocimiento son
los objetivos que subyacen en la convergencia entre la tecnología y la
sociedad que propone la Generalitat Valenciana a través de AVANTIC. Se trata
de un plan estratégico en el que la participación tanto de los ciudadanos
como de las empresas, los entornos tecnológicos y académicos, así como de
las Administraciones, es imprescindible para asegurar la dinamización y el uso
normal de las tecnologías de la información y la comunicación.
Desde mi perfil técnico, desde el perfil técnico de un apasionado por la
productividad, la agilidad, la libertad, la independencia, la información libre y
la inteligencia individual que nos proporciona este mundo denominado
“Sociedad de la Información”, considero que la principal premisa para que
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todas las políticas públicas que se llevan a cabo sean efectivas es que se siga
un orden lógico, coherente y constante en el desarrollo de las mismas. Quiero
decir, es necesario que se dote primero de las herramientas tecnológicas
necesarias, eficientes y accesibles, y que se proporcione la educación y la
formación precisa para que los ciudadanos hagan de dichas herramientas un
hábito, antes de promocionar y dar publicidad a algo que todavía no es
cómodo; no se puede empezar a construir la casa por el tejado. Un ejemplo
concreto de ello es que las administraciones públicas promocionan la
realización de trámites vía telemática, sin embargo la realidad es que
tecnológicamente y profesionalmente no se encuentran optimizadas para
ello.
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