¿TEOLOGIA FEMINISTA O TEOLOGIA EN CLAVE DE MUJER?. UN ANALISIS DE TEXTOS. JUAN PABLO GARCIA ALVAREZ ---- 1999 ---1. INTRODUCCION. Para la realización de este trabajo enmarcado dentro de la problemática general del estudio del genero en antropología, me cabe mencionar que si bien el análisis que se pretende hacer esta basado en un proceso más amplio que es la religión y su conceptualización del rol de la mujer en su interior, en este caso es la religión católica. Es así como me parece pertinente abordar el tema de los textos en que se habla tanto del rol de la mujer al interior de la iglesia católica como de la teología feminista que en los últimos años se ha hecho fuerte en su contenido teórico, de aquí surge una polémica que en nos habla de la posibilidad de la existencia de una teología feminista, como una realidad que para muchos parece imposible, pero del mismo modo se permite hablar de una teología en clave de mujer. Este también será uno de los puntos a desarrollar dentro de esta investigación dado por el análisis de texto. Luego el problema central esta en apreciar a partir de textos la diferencia que se plantea entre la teología feminista y la teología en clave de mujer, si esta diferencia existe tanto en escritos de mujeres y de hombres y como esta posible diferenciación establece una subordinación de la mujer en la iglesia católica y su teología en las puertas del siglo XXI. Así el enfoque teórico está dado por el análisis de texto y la posibilidad de establecer un criterio de subordinación de la mujer en la iglesia, que luego se desaprenda de esta realidad una construcción cultural de la posición de la mujer y del valor de su voz en la teología dominada desde Tomás de Aquino por los hombres. Es así como el recorrido de este informa esta dado por presentar y analizar la realidad de la construcción teológica que realizan las mujeres para hablar de una teología feminista o de una teología en clave de mujer de acuerdo a como sea el caso, además de presentar la realidad de esta construcción teórica sobre la base de un realidad concreta como es el rol y la posición de la mujer dentro de una estructura de iglesia que no reconoce su valía aparentemente. Es así como parece pertinente tratar este tema que se cruza con la realidad de as mujeres que participan activamente en organizaciones parroquiales y eclesiales de distintas formas, esta realidad de la teología feminista o en clave de mujer cosa que se intentará clarificar en este informe, da pautas de acción en sus ámbitos concretos y al mismo tiempo determina roles sociales dentro del ámbito religioso. Por lo tanto su influencia a nivel de ideología en la pautas culturales que se producen vía este cambio cultural a nivel religioso determina nuevas formas de asumir lo religioso en el entorno social de las mujeres que se adscriben a esta tendencia. Luego dentro de este informe y en la medida que se presentará el feminismo como una corriente social con amplias repercusiones culturales y dejando claro el concepto y sus implicancias, así como de donde surge y como orienta el repensar de la teología clásica y el orden social que esta establece, pasaré a presentar una breve reseña de los textos analizados dando principal atención a los contenidos generales de ellos. Luego de presentado esto pasaré a presentar el análisis que se desprende del trabajo de los textos enfatizando las repercusiones sociales de la teología feminista o en clave de mujer tanto en los roles de la mujer, la subordinación de ella y las implicancias culturales y teológicas de la nueva perspectiva de la mujer. Para finalmente presentar una conclusiones generales sobre la temática trabajada. El objetivo final de este trabajo es clarificar de que se habla cuando se habla de teología feminista o en clave de mujer, cual término es más apropiado y como esta corriente teórica tiene implicancias sociales y culturales para las mujeres dentro de los ámbitos religiosos de la vida. Pasemos al desarrollo del tema y comencemos a presentar los antecedentes. 2. SOBRE FEMINSIMO. Estrictamente no puede hablarse de un inicio del feminismo o de la reacción de las mujeres frente a la situación de injusticia que sufren, por el hecho de serlo. En el ambiente de los socialistas utópicos, a finales del XVIII y principios del XIX, y durante la revolución industrial, se gesta una tradición que cuestionará la injusticia del sistema capitalista y revitalizará la idea de la igualdad entre las personas. Se pone de relieve que, a la opresión de clase, se añade una opresión específica de las mujeres por el hecho de serlo. Durante el siglo XIX se desarrolla un movimiento feminista activo, que incide con mayor o menor fuerza según países. Se dan a la vez las reivindicaciones de las mujeres trabajadoras que piden la igualdad de salario, leyes que limiten la sobre-explotación, guarderías infantiles, etc., y las de las mujeres del liberalismo burgués, que quieren tener los mismos derechos que sus maridos. Unas y otras se unen para reclamar derechos políticos como los de asociación, sufragio universal, leyes igualitarias en el matrimonio, acceso a profesiones, etc. El socialismo marxista hace ya una denuncia comprometida de las diferencias entre los sexos y reivindica para la mujer la igualdad en el trabajo. (Aleixandre, D. 1992) Ya en el siglo XX, nos interesa sobre todo el feminismo moderno, que aparece a finales de la década de los sesenta. Este movimiento se caracteriza por una comprensión más global de la opresión de la mujer y un nivel de conciencia más elevado y lúcido, una vez superada la aspiración a la igualdad jurídica. Se pone de manifiesto la exigencia de una igualdad, basada en una mejor comprensión de las causas de la opresión. Hay una necesidad de comunicar, aclarar y profundizar teorías, luchas y esperanzas. (Aleixandre, D. 1992; Arana, M. 1997) Las dos guerras mundiales cambiaron, en cierta medida, algunos aspectos de la situación de las mujeres, especialmente en lo referente al trabajo por la necesidad de suplir a los varones que eran llamados a la lucha en el frente. Esto influye decisivamente en la situación real de las mujeres. Sin embargo, desde la Primera Guerra hasta los años 60 aproximadamente, hay un aparente silencio en producciones y escritos. Los avances y luchas se realizan de otro modo. Son las décadas en las que escalonadamente se va reconociendo el derecho al voto en la inmensa mayoría de los países, se realizan reformas legales, educativas y laborales muy importantes, y esto va cambiando la situación de forma significativa. Por otra parte, las mujeres trabajan activamente en los movimientos de resistencia de sus respectivos países y están involucradas en los enormes acontecimientos políticos que caracterizan la primera mitad de este siglo. (Aleixandre, D. 1992; Arana, M. 1997) Hasta estos momentos la preocupación feminista estuvo prioritariamente centrada en la consecución de los mismos derechos que los varones y éste suele ser definido como feminismo de la igualdad, imprescindible para el real avance. Sin embargo, poco a poco se fueron dando pasos y logros en el campo legal, y lógicamente todo ello ha ido repercutiendo en la ideología feminista que, desde luego, no ve aún cumplidas plenamente sus esperanzas ni logradas todas las metas. Por el contrario, va descubriendo horizontes, nuevas facetas y posibilidades para proseguir el camino de liberación. A partir de los años 60 surgen numerosos movimientos de mujeres y ya no sólo en los Países llamados del Primer Mundo. Las mujeres del Tercer Mundo, evidentemente más oprimidas, comienzan a despertar con energía. También surge, aunque tardío, el feminismo cristiano que ha brotado con gran fuerza evangélica, ecuménica y liberadora. A partir del mayo de 1968, año de la revolución estudiantil centroeuropea, surge con mucha fuerza un grupo de mujeres que envía escritos, se reúne y realiza experiencias para buscar un lugar en la sociedad y en la historia. Estas mujeres son conscientes de la contradicción que existe, en los países ricos, entre la igualdad de oportunidades y la igualdad de derechos. (Aranda, M. 1997) Así finalmente podemos entender el feminismo, como una realidad social, cultural, política que ha buscado en sus inicios la igualdad legal con el hombre para las mujeres y que progresivamente en la medida que las demandas se han ido cumpliendo busca ya no un tema de reivindicación sino que el reconocimiento de igualdad entre los sexos y los roles de género culturalmente definidos, es decir, reconocer el prestigio social que cada género posee en igualdad, es así como al lucha ya no orienta principalmente a la reivindicación laboral, legal, sino que más bien hacia sentar las bases de una sociedad igualitaria para los sexos y roles de género y reconociendo en la construcción de esta sociedad igualitaria el rol fundamental de la mujer. ( de Freitas, C. 1996) 3. LOS TEXTOS UTILIZADOS. Para la realización del análisis sobre los puntos presentados e han considerado los siguientes artículos o libros: ALEIXANDRE, D. FONTANALS, M. GRUPO MUJERES HOAC. 1992. Cuando las Mujeres se sienten Creyentes y Feministas. Cristianisme i justicia. Barcelona. Este texto resume una reflexión de las mujeres en torno a la posibilidad de ser creyentes y feministas, esta realidad se ha visto por muchos como algo irrealizable dado que la iglesia no da espacio a las mujeres, este texto resume una visión crítica del hecho y sobre desde el lado de las mujeres que siendo creyentes se sienten al mismo tiempo feministas. Para ello se hace una lectura del feminismo y su origen y dificultad, una lectura de la Biblia en clave liberadora de los prejuicios, y un último punto referente al rol de la mujer en la iglesia y a la teología feminista. ALEIXANDRE, D. 1995. Círculos en el Agua. Sal Terrae. Santander. Es un texto interesante de espiritualidad y sobre todo una reflexión seria y profunda sobre la teología de la mujer a partir del capítulo 12 del texto. En ella se presenta el rol de la mujer, la teología de la mujer y feminista como repuestas a una realidad cultural, social, política que encasilla a la mujer no dando espacios para el desarrollo real de sus potencialidades. ALONSO, JOSE, 1994. Antifeminismo y Feminismo en la Biblia. EDICABI/PPC. Madrid Este texto nos presenta una visión analítica de la figura de la mujer en la Biblia estableciendo los espacios sociales y culturales presentes en ella en donde es posible apreciar a la mujer. El texto presenta la figura de la mujer en el antiguo testamento y en el nuevo testamento, dando en este último un tratamiento especial a la teología paulina (San Pablo), que ha sido categorizada como una teología antifeminista tradicionalmente, el autor hace un buen tratamiento del tema dejando claridad frente a la realidad contextual de los escritos y a su implicancia socio cultural en el rol de la mujer en la religión católica. PORCILE, MARIA. Cristología en Femenino. En Revista Latinoamericana de Teología, N° 170, 1998. El texto presenta la discusión entre la masculinidad de Cristo y la relación de esta realidad con la visión de las mujeres teólogas respecto al tema, así nos presenta con claridad los fundamentos de la teología feminista y como esta se representa la figura de Cristo. Es por ello que este texto esta tratado como una reconstrucción de una Cristología (estudio y análisis de la figura de Cristo) desde una posición feminista, como se entiende la salvación y el rol salvífico de la mujer en la historia. OLORIZ, MARIA. Punto de Vista Femenino sobre la Vida Religiosa. En Revista Latinoamericana de Teología, N° 43. 1990. Como sugiere el titulo de este articulo es una valoración de la vida religiosa como un espacio del acontecer de la mujer en la iglesia. Es una visión femenina de la vida religiosa, como presenta la autora en el comienzo del artículo, no es una visión feminista de la vida, por que en ella encuentra una situación reivindicadora, de la cual no es partidaria a seguir profundizando, sino más bien como es posible construir un presente y un futuro diferente. DE FREITAS, CARMELITA. La Mujer Latinoamericana en la Sociedad y en la Iglesia. En Boletín CLAR. Enero-Febrero 1996. Nos presenta una visión muy especial y global de la situación de la mujer en Latinoamérica, donde a partir de entender que no es tanto el papel de la mujer en la sociedad el que hay que profundizar, sino como la mujer juega un papel fundamental en la construcción de una sociedad no discriminatoria. Así desde la realidad del poder hasta la inserción en la iglesia y el desarrollo de una posición donde el verdadero cambio se daría no tanto en la lucha ideológica sobre la mugre por mujeres que de una u otra forma han roto ya el proceso de subordinación, nos presenta como real agente del cambio a la mujer del pueblo que es el centro de la disputa y lugar de toda transformación. 4. EL ANALISIS DE LOS TEXTOS. 4.1 TEOLOGIA FEMINISTA. La teología feminista surge ante la imposibilidad de la igualdad entre hombres y mujeres al interior de la iglesia representada más claramente en el ministerio sacerdotal, y esta desigualdad atraviesa y justifica teológicamente la desigualdad en todas las demás instancias. Y eso, al mismo tiempo que se predica y proclama, también teológicamente, la igualdad y dignidad de la persona. Esta contradicción fundamental no puede ser comprendida ni justificada fácilmente. Nos dice Dolores Aleixandre (1995); “muchas mujeres hoy en la Iglesia no desean seguir callando, ni esperan que otros definan su experiencia de vida y de fe, sino que buscan definirse a sí mismas y expresar su experiencia y expectativas haciendo uso de su propia palabra”. Es esta realidad un intento por transformar la visión teológica clásica desde la experiencia encarnada de la fe de las mujeres en la iglesia, es un intento por presentar la fe entendida desde la lucha feminista que no solo busca la igualdad jurídica, legal, sino la igualdad cultural y social, en una construcción creyente e igualitaria de la sociedad anunciada escatológicamente. La teología feminista es en última instancia una forma nueva de entender e interpretar la verdad religiosa, creyente que se encarna en la historia de las mujeres. Es la forma de acceder a la realidad teológica manejada por los hombres mirándose a sí mismos. Un punto interesante del desarrollo de la teología feminista esta en el desarrollo de una Cristología en femenino, un intento interesante de desentrañar la verdad de un Cristo salvador que acontece n la historia y que al mismo tiempo leído este acontecimiento desde los ojos de la mujer y su búsqueda de la igualdad en la iglesia buscan profundizar en el acontecimiento más allá de la figura masculina de Cristo, sino del proceso de identificación que vivió con los marginados, entre ellos las mujeres en la cultura judaica en los tiempos de Jesús. (Porcile, M. 1998) La construcción de una teología feminista al mismo tiempo nace del presupuesto de la maternidad de Dios, es decir, un Dios fecundo y creador es un Dios mujer en esencia. Es así como en los textos del antiguo testamento se compara a Dios y su amor por los hombres con la frase en hebreo “JNUM B´RAJUM” (fonéticamente), que quiere decir con el amor que una madre recoge a su hijo cuando se cae. Desde esta frase es posible establecer lo femenino de Dios. Este es un supuesto que impulsa la teología feminista y su desarrollo, es por ello que este desarrollo es importante de considerar por que gracias a estos intentos los roles y la función de la mujer en los ámbitos religiosos han ido cambiando, es la teología feminista la que a provocado grandes cambios socio culturales en las comunidades donde a sido interiorizada y puesta en práctica por las mujeres, esto trastoca y pone de manifiesto la hegemonía de un pensamiento y ordenamiento machista de la iglesia y al mismo tiempo acelera su transformación. (Porcile, M. 1998) De la misma forma la teología feminista y las mujeres que se adscriben a ella intenta formular sus experiencias de fe como personas autónomas, expresarlas en un lenguaje que no haya sido preestablecido por los varones, encontrar imágenes y símbolos que les sean propios y no prestados por otros. Intentan liberarse de las normas masculinas, buscan posibilidades de vivir su ser mujer y de compartir con otras mujeres y varones, como con compañeros iguales en derechos. (Aleixandre, D. 1992) Es importante señalar que la pretensión principal y última de la teología feminista es la liberación de todos los hombres de las estructuras injustas que los mantienen en una situación de menores de edad. No quiere, como algunos temen, liberar a los oprimidos para que sean ellos quienes puedan dominar, sino inspirar a oprimidos y opresores otro estilo de vida, libre de dominio y de violencia, que esté a favor de la vida, que sepa comprometerse con la palabra y con la acción de Jesús. Finalmente, no hay una única teología feminista porque es el contexto de vida, la situación económica, política, cultural y religiosa de las mujeres, lo que se toma como punto de partida de la búsqueda de cambio y de una praxis liberadora en la línea de la Biblia. (Aleixandre, D. 1992; Porcile, M. 1998) Este punto es bastante interesante dado que la iglesia y la religión son instituciones y elementos culturales que son poco dinámicos al cambio al mismo tiempo que son ellos los que con mayor fuerza se oponen a ellos, pero al mismo tiempo una vez que los cambios se realizan es la que con más fuerza lo impulsa a ser asumidos por los individuos. De la misma forma la realidad de construcción simbólica que realizan las mujeres en esta área es un componente importante de la cultura religiosa que se asume y se masifica y comparte en las comunidades. 4.2 TEOLOGIA EN CLAVE DE MUJER. La interrogante de cual es la diferencia y la distancia entre al teología feminista y la teología en clave de mujeres algo que en el último tiempo ha causado más de un conflicto y distanciamiento, entre posturas teóricas e ideológicas sobre la mujer en la teología. Este interrogante se ha formulado también de otra manera: El feminismo ¿es una realidad tan radicalmente diferente, que implica el nacimiento de una nueva teología en la Iglesia, o puede integrarse en el actual paradigma teológico?. Esta pregunta se tratara de clarificar más adelante.(Aleixandre, D. 1992, 1995) Ya hemos apuntado cómo las mujeres creyentes, desde la lucha feminista, han sentido la necesidad de una reflexión teológica de su propia experiencia. La Teología desde la perspectiva de la mujer, no es ciertamente un discurso sobre la mujer, ni aunque sea un discurso reivindicativo. Tampoco se trata únicamente, de que haya mujeres en el ámbito de la reflexión teológica, como las hay ya en nuestra sociedad en el ámbito de la reflexión intelectual. La Teología desde la perspectiva de la mujer es una relectura del mensaje cristiano hecha desde la óptica, la situación y la sensibilidad de la mujer. Como también la Teología de la Liberación no se limita a un discurso reivindicativo sobre los pobres, sino que reclama "hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente".(Aleixandre, D. 1995; de Freitas, C. 1996) Luego la relación entre teología feminista y teología en clave de mujer esta dada por que ambas pueden ser entendidas de igual forma por una postura común frente a la realidad de subordinación de la mujer en la iglesia, es por tanto una forma, la teología en clave de mujer, de definir una realidad mayor, esta conceptualización no es compartida por todos y para otros autores existe una diferencia clara en el contenido de la teología feminista y la teología en clave de mujer. Volviendo a la pregunta del comienzo de este apartado, la verdad es que la diferencia que se puede establecer esta dada por una situación de orientación teológico político, donde la utilización de la teología en clave de mujer esta dada no tanto por una búsqueda de igualdad sino por la expresión de la vida de fe de las mujeres y como estas comprenden y entienden de forma diferencial dado que su entorno y su proceso enculturador es diferente al del hombre, los aspectos religioso y dogmáticos de la iglesia. Es así finalmente como entendiendo los conceptos podemos adentrarnos en la búsqueda de elementos sociales y culturales que definen a partir de estas posturas roles de la mujer, subordinación y transformación socio cultural y teológica. 4.3 ROL DE LA MUJER Y SUBORDINACION. Las mujeres no quieren ser espectadoras de los cambios que se están dando en el mundo actual. Quieren poder influir para que la conformación del nuevo orden internacional se haga sobre pilares de mayor justicia social, ausencia de discriminación, y menos poder destructor. Para eso, aspiran a ser sujetos sociales con papeles protagónicos en la historia y sociedad. Son varias las razones por las que las mujeres van dejando su papel tradicional, asignado por la sociedad y cultura patriarcal, centrado exclusivamente al interior del ámbito privado del hogar. (Aleixandre, D. 1992) Uno de los rasgos más significativos de ese protagonismo es la capacidad que muchas mujeres han tenido para unir esfuerzos y hacer frente al nuevo papel que les ha tocado desempeñar en la sociedad, en forma colectiva y organizada. Lo que comenzara como esfuerzo aislado, se va convirtiendo, en muchos casos, en organización de mujeres. Estas organizaciones, en algunos casos, llegan a conformar un movimiento más amplio de mujeres. Con todo esto las mujeres van conformando y construyendo una nueva posición social tanto en la sociedad en su conjunto como en sus comunidades y sus hogares, los roles de la mujer se van cambiados y ampliados en la relación hombre mujer y mujer sociedad, no se espera que la mujer abandone su rol maternal, pero se espera que suma otros roles y que comparta con el hombre una igualdad y una autonomía en la toma de decisiones frente a la realidad que les toca vivir. Ahora bien de acuerdo a la teología feminista o la teología en clave de mujer como queramos llamarla, el rol de la mujer se establece en el ámbito religioso de forma distinta a la trazada históricamente es así como al asumir el rol salvífico de la mujer en la iglesia y su implicancia en los procesos internos de las comunidades se establece una nueva forma de entender la relación mujer-religión, donde se establecía la inferioridad de la mujer y la subordinación de esta al hombre por un mal entendido machismo religioso que contendría la Biblia y por tanto que debía ser asumido sin reclamaciones ni reivindicaciones.(Alonso, J. 1994) "Hace algún tiempo, - escriben la teóloga brasileña, María Clara Bingemer -, el mayor elogio que se podía hacer a una mujer era la afirmación de que ella conocía su lugar; lugar no elegido por ella misma, sino impuesto; lugar de escucha y no de participación o decisión; lugar anónimo de sumisión, ni visible, ni constatable. En los últimos años, la mujer comenzó a hacer la fascinante experiencia de 'desconocer su lugar'. Esto es, de no aceptar más, pasivamente, un lugar que se le había impuesto durante mucho tiempo".(de Freitas, C. 1996) Es así como de define este nuevo momento de la mujer en la iglesia y por tanto es así como los roles de la mujer se transforman . En este contexto de "desconocer la mujer su lugar" no muestra a la mujer como sujeto eclesial activo, es decir, una agente dinamizador de la fe y no un simple vividor de ella, la mujer asume el rol socializador con preeminencia sobre el hombre y al mismo tiempo asume la dinamización de la vida de la comunidad religiosa. La realidad religiosa anterior ha esta transformación se puede recoger como nos dice Carmelita de Freitas: "En la Iglesia, la mujer está masivamente presente, pero está ausente en la orientación y dirección de la institución". Esta situación de "ausencia-presencia" constituye un cuestionamiento cada vez más fuerte, cuando hoy se habla de emergencia de la mujer como sujeto eclesial activo, es preciso tener en cuenta cuál es el escenario de esa urgencia, para no incurrir en ambigüedades. Sin duda, ese escenario no coincide con el de las estructuras organizativas y decisorias de la institución eclesiástica. Excluida, por principio, del ministerio ordenado, la mujer sufre las mismas limitaciones y restricciones que llegan a todo el laicado en término de participación y actuación en ese nivel, las cuales terminan siendo más rigurosas y restrictivas para con ella.(Aleixandre, D. 1995; de Freitas, C. 1996) En América Latina y de forma especial en las Comunidades Eclesiales de Base, donde más se hace sentir hoy la nueva presencia de la mujer como sujeto eclesial activo. Es ése el escenario privilegiado de su emergencia y afirmación, aunque ella se dé, en forma menos visible, en otras dimensiones de la vida de la Iglesia. Ahí, en el medio popular, donde emerge lo nuevo de manera privilegiada, las mujeres descubren su espacio en las CEBs, que son en su mayoría integradas y lideradas por ella: su presencia es fundamental para el nacimiento, crecimiento, organización y animación de la comunidad. Son ellas las que llevan adelante la mayoría de los servicios de organización, coordinación, animación, catequesis, preparación de la liturgia y celebración de la fiesta. Están también en la línea de frente de las luchas por una vida mejor y más digna.(de Freitas, C. 1996) Pasemos ahora al segundo tema de interés para este apartado el tema de la subordinación, si bien es cierto se a trazado en lo anterior algunos elementos frente a la subordinación de la mujer en la iglesia en lo siguiente lo central es definir de donde viene como se articula y al mismo tiempo desarmar algunos postulados tradicionales a partir de los textos analizados. La subordinación de la mujer en la iglesia no es algo nuevo sino que se arrastra de tiempo, la teología feminista a puesto de manifiesto esta realidad y a levantado la voz para exigir la igualdad, la realidad de la subordinación se establece en los mismo temas bíblicos muchas veces interpretados de manera sesgada, descontextualizado y manipulado por los grupos de poder de turno, hasta el momento en que las mujeres y no solo ellas se sumergen en la teología y el análisis de los textos bíblicos no aparece clarificado este planteamiento. Muchos de los elementos de la subordinación nacen de interpretaciones sesgadas, nos dice José Alonso (1994), las interpretaciones se basan en criterios estrictos que no recogen el espíritu de los texto bíblicos, es así como es necesario establecer unos criterio de lectura y aplicación de la doctrina, la Biblia recoge textos de diferentes orientaciones y cada uno esta orientada a momentos distintos del pueblo y al mismo tiempo que responde a situaciones sociales, políticas y culturales propios de su tiempo, no extrapolables a este momento de la historia. La teología paulina a sido fuente de controversia por muchos años, sobre todo porque en ella se ha querido establecer un criterio machista de la vida y de la religión, esta interpretación que subordina a la mujer y la hace inferior al hombre en términos religiosos no es tan así, es una forma de entender y de aplicar criterios de vida religiosa. Otro elemento central en destruir la subordinación de la mujer en la iglesia y en la religión esta dado por la dignificación de esta en los evangelios y por tanto la reconstrucción cristológica en femenino es un paso reivindicadora, si bien la subordinación se ha querido establecer como una verdad total, la lectura critica del evangelio nos posicionan de forma distinta, es el mismo Jesús el que dignifica a la mujer de su tiempo y por tanto la actualización teológica debe restablecer la dignificación de la mujer en todo tiempo, así la iglesia debe abrir los espacios de la fe y la vivencia de esta a la igualdad, en una perspectiva escatológica de la sociedad, es decir, una visón proyectada a la plenitud de los tiempos.(Alonso, J.1994) 4.4 CULTURA Y TEOLOGIA. Si bien más de alguien se puede preguntar que tiene que ver la teología y la cultura, dado que se muevan en planos diferentes, no es menos cierto que la teología a influido, y lo seguirá haciendo en la vida y sobre todo en las conductas de las personas. Desde aquí la relación existente es mayor de lo que se pueda pensar, quizás en el caso de la teología feminista es mas difícil de apreciar a simple vista, pero por ejemplo en la teología de la liberación y su influencia en la realidad y sobre todo en la opción política y oraganizacional de la sociedad es determinante para la presentación de alternativas de modelos culturales y sociales que transforman lo cotidiano. De la misma manera la teología feminista a modificado la vida de muchas mujeres, su responsabilidad eclesial, su formación teológica, su hacer cotidiano y su propia percepción de si misma como mujer en la religión. Ahora bien siguiendo a Carmelita de Freitas (1996),podemos afirmar que la teología feminista hace hincapié en la transformación de algunos elementos culturales de forma concreta veamos algunos de ellos: La cuestión de la organización y las estructuras organizativas: la conciencia que las mujeres tienen del poder en las relaciones personales y del costo que para ellas ha tenido, hizo que las feministas fueran muy desconfiadas del establecimiento de formas de organización de jerárquicas. Ese rechazo de las estructuras formales de organización se explica como producto de la identificación de toda estructura con una institucionalización de relaciones de poder en las que se ha llevado la peor parte: por rechazar el poder, se rechaza toda estructura, luego es necesario establecer nuevas formas de organización social de participación. La mujer y la familia: está destinada para sostener la familia, desde pequeña. Ama de verdad a los niños y es ésta su preparación para la maternidad, con lo que implica de disposición para afrontar los problemas familiares, con su sobrecarga de sufrimiento y responsabilidad, de esta forma se encara la distribución de los roles en lo doméstico y la implicancia fundamental de la mujer en la continuación y transformación de la conciencia de las otras mujeres. La mujer y el machismo: es adiestrada en las actitudes propias del machismo: a la prepotencia del varón, expresada en palabras, gestos, golpes, conductas impositivas, parece responder la mujer con actitud de inferioridad. Tratándose de ir más al fondo de la cuestión queda comprobado que el varón se siente inferior, pero se sabe con más fuerzas físicas y con más apoyo social. Mientras que la mujer se sabe más capaz, inteligente, con influencia poderosa en los hijos, aunque se sienta inferior ante la fuerza bruta y las críticas y presiones del ambiente, así se rescata la igualdad de los sexos, el respeto y la comunicación, además de una nueva conciencia nueva y unas actitudes de manifiesta rebeldía a la subordinación. El Patriarcado: entendido como la ideología del poder masculino en la sociedad, está en la base de un orden social en el que el "sexo" es una categoría con implicaciones políticas discriminatorias y el hombre domina a la mujer. Tal orden social lleva a la "colonización interior" del poder masculino. Esa forma de poder tiende a tornarse más fuerte que otras, más rigurosa que la estratificación en clases, más uniforme y perdurable, y conforma una de las ideologías más penetrantes de nuestra sociedad. En ese orden social la producción y recepción de discursos, consolidan la sujeción y crean normas. En todo ese proceso, la mujer es, a la vez, víctima y cómplice. Por eso, hay que luchar en contra del poder masculino en las propias actitudes de las mujeres que lo recrean, por ejemplo en la educación de los hijos. La falta de una conciencia explícita de género contribuye a reforzar esos esquemas mentales y las prácticas en consonancia con ellos. Nos referimos aquí a la conciencia de género como "el reconocimiento de que la situación de inferioridad, sujeción y sometimiento en la que la sociedad quiere mantener a las mujeres es producto de la ideología patriarcal que ha estereotipado el papel que juegan el hombre y la mujer en la sociedad a partir de un determinación biológica”, de hecho inexistente, pero que ha sido asimilado tanto por los hombres como por las mujeres y que hay que desenmascarar. 5. CONCLUSIONES FINALES. Al final de este trabajo es necesario establecer una serie de conclusiones que nos permitan visualizar de forma clara algunos elementos tocados en lo tratado anteriormente. En primer lugar creo necesario establecer que cada uno de los aquí tratados es desarrollo de un análisis de textos y de reflexiones personales sobre estos temas. Sobre la situación de la mujer podemos decir, no siempre por ocupar un lugar subalterno, tiene una conciencia directa de ello; los procesos de socialización que preparan para "llegar a ser mujer", las concepciones culturales, la complicidad con el poder masculino, son algunos factores que actúan en contra de una presunta percepción espontánea. Los mecanismos mediante los cuales actúa el poder masculino no pueden ser rotos mientras no se creen las condiciones sociales que permitan algo más que importantes rebeliones individuales. Buscar lo común de la experiencia individual, participar en reuniones sin hombres donde se pueda hablar con franqueza y romper el silencio de las mujeres, no es sino un detonante para la irrupción de la mujer como sujeto político. Dar el paso de lo personal vivido como político hacia las acciones políticas concretas plantea el reto de constituir la liberación de la mujer como movimiento social. La situación feminista sólo hace muy poco tiempo ha surgido en el ámbito eclesial en nuestro continente. Hasta entonces, las reivindicaciones de los grupos feministas eran tachadas de modernistas y, como tales, rechazadas o desconocidas. El debate se ha ido profundizando, y hoy es ya posible identificar algunos trazos más característicos del feminismo latinoamericano. El primero de ellos va en la dirección de la liberación de los pobres. El segundo trazo es la característica ecuménica desde sus orígenes. El tercer trazo es el compromiso por una Iglesia y una sociedad nueva. Finalmente, el otro trazo del feminismo latinoamericano es la preocupación de situarse en la óptica de la mujer pobre. Esto significa no poner a la mujer en el centro de las atenciones, sino releer la vida y la historia desde la óptica de la mujer pobre. Significa tratar las cuestiones no según la visión de las mujeres de las clases dominantes, sino a partir de la experiencia de las mujeres de los sectores empobrecidos de nuestro continente. Es en esa óptica que se va a releer la Biblia, la teología, lo eclesial. Sobre la teología feminista o teología en clave de mujer, como hemos visto las diferencias son de intensidad de las acciones y el radicalismo de lelas pero al mismo tiempo son comunes sus objetivos, por tanto podemos hablar de ambas con un mismo nombre. Luego la teología feminista: Es una teología hecha por mujeres, que nace de la comunión entre ellas y de la lectura común de su condición en la sociedad y en la Iglesia. Intenta recoger la experiencia de fe y de sentido que vive la mujer y analiza esta reflexión teológica a partir de un contexto determinado. Presupone un empeño y una militancia en un movimiento de liberación y de emancipación de la mujer. Ha de comprenderse como una teología política, una teología de liberación que parte de una praxis, transformadora de relaciones distorsionadas de dependencia y de dominación de la mujer. Pone de relieve estructuras de poder y de injusticia, y manifiesta la oposición de éstas al mensaje de Jesús. Explora también los caminos de cambio concretos. Respecto a los contenidos de esta teología feminista y sus exponentes han insistido en abordar los planos en que la teología enriquece el proceso de liberación de la mujer y gana a su vez en integridad, luego siguiendo a Dolores Aleixandre (1992): El plano de las ideas y conceptos. Cuando se habla de Dios, se debe de acentuar los aspectos de relación y reciprocidad, de llamada a la plena realización de las personas, y por tanto de las mujeres como tales, excluyendo cualquier opresión de tipo. Esto como consecuencia de su Amor Creador, que libera y salva. Esto en el plano cultural y de construcción cultural. El plano de las imágenes. La responsabilidad teológica exige hoy recuperar imágenes femeninas de Dios, como contrapartida a las masculinas que han modelado un Dios a imagen de los emperadores (rey, juez, señor de los ejércitos), poseedor de los atributos que pertenecían exclusivamente a él (todopoderoso, fuerte, justo). En esta religión masculina, las mujeres nunca podrán llegar a ser sujetos activos. Hay que recobrar al Dios Origen, Fecundidad, Sentido, Fundamento. El Dios Padre y Madre que se nos revela en la Biblia. El plano del lenguaje. Quizá valga la pena llamar la atención sobre la más frecuente de esas injustas trampas androcéntricas del lenguaje en la que estamos fatalmente inmersos: en teoría tanto la palabra hombre (que es masculina) como la palabra persona (que es femenina) incluyen en su significado tanto a mujer como varones. Sin embargo, mientras la palabra persona sigue usándose en conformidad con ese significado el uso de la palabra hombre la van reservando cada vez más a solos los varones. Por ello es necesario establecer un lenguaje nuevo que de cuenta de la diferencia pero al mismo tiempo de la igualdad. Dado que quedarse en el antiguo lenguaje pronuncia la desigualdad y la subordinación de la mujer. Finalmente toda mujer creyente que se precie de tal, inmersa en una realidad donde la mujer es oprimida de múltiples formas, afirma que hacer teología desde la perspectiva de la mujer o teología feminista es una necesidad y un derecho a reclamar: Es una necesidad, porque la fe tiene algo que decir respecto al androcentrismo de la cultura y al patriarcalismo de la sociedad y de la Iglesia, respecto a su situación y a su lucha. Es un derecho a reclamar, porque a la mujer, durante siglos, se le ha negado la palabra en la historia de la Iglesia y en la teología. La mujer tiene derecho a articular la sabiduría de la fe desde su situación de empobrecida y desde su condición de oprimida. Más aún, tiene derecho a anticipar nuevas formas de comunión y de solidaridad desde su modo peculiar de recibir la revelación. 6. BIBLIOGRAFIA. ALEIXANDRE, D. FONTANALS, M. GRUPO MUJERES HOAC. 1992. Cuando las Mujeres se sienten Creyentes y Feministas. Cristianisme i justicia. Barcelona. PORCILE, MARIA. Cristología en Femenino. En Revista Latinoamericana de Teología, N° 170, 1998. OLORIZ, MARIA. Punto de Vista Femenino sobre la Vida Religiosa. En Revista Latinoamericana de Teología, N° 43. 1990. DE FREITAS, CARMELITA. La Mujer Latinoamericana en la Sociedad y en la Iglesia. En Boletín CLAR. Enero-Febrero 1996. ALEIXANDRE, D. 1995. Círculos en el Agua. Sal Terrae. Santander. ALONSO, JOSE, 1994. Antifeminismo y Feminismo en la Biblia. EDICABI/PPC. Madrid.