“Escuela de Padres on line” Colegio La Inmaculada Misioneras Seculares de Jesús Obrero (Valladolid) Ser coherentes con aquello que decimos a nuestros hijos es una de las tareas más complicadas y, lo queramos o no, que más influyen sobre ellos: el ejemplo que les damos con nuestros comportamientos, nuestras actitudes, nuestro optimismo o pesimismo, nuestra manera de ver y de estar en la vida… supera con creces todos los consejos que podamos verbalizar: · Cuando ve que mentimos, pierde todo el significado nuestro “sé sincero, hijo”. · Cuando fumamos a diario delante de él, es difícil pedirle que lleve una vida sana. · Cuando pasamos buena parte de nuestro tiempo “whatsappeando”, las posibilidades de que deje el móvil cuando se lo decimos se reducen mucho. · Cuando usamos las palabrotas frecuentemente, no tenemos ninguna autoridad para pedirle que no las diga él. · Cuando nos pasamos el día quejándonos, no pretendamos que afronte sus quehaceres diarios con optimismo. · Cuando las tareas del hogar son cosa de mamá, son cosas “de chicas”, no nos sorprendamos si tiene actitudes machistas. “Escuela de Padres on line” Colegio La Inmaculada Misioneras Seculares de Jesús Obrero (Valladolid) · Cuando le decimos gritando que no grite, le estamos diciendo al mismo tiempo una cosa y la contraria, por lo que es muy posible que se dirija a nosotros gritando. · Cuando criticamos a los vecinos, a otros papás del colegio…no nos llevemos las manos a la cabeza si nuestro hijo se muestra intransigente y criticón con sus compañeros. · Cuando nuestra relación de pareja es desigual e injusta (los niños presencian faltas de respeto, insultos, empujones, golpes…) es más probable que sus relaciones de pareja futuras se parezcan a la nuestra. · Cuando respetamos las normas solo si hay un radar cerca o un policía a la vista, no nos extrañemos si a nuestro hijo le falta honestidad o hace las cosas bien solo si alguien lo vigila. Esta pequeña historia nos ayuda a ilustrar todo esto: Estaba un padre con su hijo haciendo cola para entrar al teatro. Cuando llegó su turno, el padre preguntó a la señora que estaba en la taquilla a partir de qué edad los niños debían pagar. La señora contestó que a partir de los ocho años. El padre, sin dudarlo un momento, contestó: “Pues deme dos entradas, que mi hijo cumplió ayer ocho años”. La señora le entregó las dos entradas pero, antes de que se fuera, le dijo: “me ha extrañado mucho que me dijera que su hijo tiene ocho años; si me dice que tiene siete no me hubiera dado cuenta”. El padre respondió: “Usted no se hubiera dado cuenta, pero mi hijo sí”. Evitemos que se cumpla en nosotros el “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”, trabajemos primero en nosotros aquellas cosas buenas que deseamos ver aflorar en nuestros hijos, dejemos que ellos nos ayuden a sacar la mejor versión de nosotros mismos. Adaptación de http://www.desarrollodeltalento.com/2013/ educar-con-el-ejemplo-la unica-forma-de-educar