01-el codigo 1 - InterClassica

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PRÓLOGO
La consideración del Codex Iuris Civilis ha pasado por múltiples estadios a lo largo de la
historia de la investigación. Mitteis, intentando un amplio tratamiento del derecho privado
romano, se ponía como límite la época de Diocleciano, confesando no poder avanzar más allá
porque entre el derecho de los juristas clásicos y el codificado por Justiniano se da una tal
antítesis que queda excluida cualquier «zusammenfassende Behandlung»1.
Todavía en 1933 Biondo Bioni acercándose a la inteligencia del Corpus Iuris Civilis opinaba que «considerando el derecho justinianeo desde el punto de vista histórico se desvanecen
gran parte de las dificultades que han atormentado a los antiguos intérpretes»2.
Para tal estudio histórico este mismo autor pretendía que «el espíritu del derecho justinianeo,
como realidad histórica y voluntad legislativa, se deberá captar en las tendencias generales de la
nueva legislación, en las que se inspiran las constituciones del mismo legislador, así como en las
interpolaciones más seguras. Y así el sistema del derecho justinianeo deberá reconstruirse
teniendo presente no todo el Corpus Iuris, sino más bien los nuevos elementos introducidos por
Justiniano, y al socaire de estos que constituyen la línea directiva de toda la legislación, es como
1
L. Mitteis: Römisches Privatrecht bis auf die Zeit Diokletians, Erster Band. Grundbegriffe und Lehre von den
Juristischen Personen, Leipzig, Verlag von Duncker und Humblot, 1908, «Vorwort: Der nachfolgende Anfang einer
Darstellung des römischen Privatrechts ist überall nur bis zu der Zeit des Diokletian geführt worden. Es geschah das
nicht in der Meinung, als ob das Pandektenrecht heutzutage, mit dem Verlust seines letzten grossen Anwendungsgebiets, seine wissenschaftliche Bedeutung eingebüsst habe; wohl aber wollte ich damit der Überzeugung Ausdruck
geben, dass zwischen dem Recht der klassischen Juristen und dem des Justinian ein Gegensatz besteht, der eine
zusammenfassende Behandlung ausschliesst».
Es interesante notar que en la obra de R. Sohm: Instituciones de derecho privado romano. Historia y sistema,
corregida por L. Mitteis y editada por L. Wenger, versión española de W. Roces, Madrid, 1928, ya no se plantea tal
contraposición, sino todo lo contrario. Esta obra es de 1883, pero ni el autor, ni la mano correctora de Mitteis
introdujeron en ella la visión que hemos visto expresar a Mitteis en la obra citada anteriormente.
Y no conviene olvidar que las dificultades a las que aludía Mitteis eran reales. Pueden verse resumidas p.e. en A.
Söllner, Einführung in die römische Rechtsgeschichte, München, Beck, 1980 (4ª ed. 1989), pp. 134-135.
2
Biondo Biondi: Prospettive romanistiche, Milano, Società Editrice «Vita e Pensero», 1933, p. 18.
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hay que entender y adaptar los viejos principios clásicos que resultan así reavivados por otro
espíritu».
«Por todo lo cual será preferible limitarse a describir en contraposición al derecho clásico,
las tendencias generales de la nueva legislación, las innovaciones aportadas por Justiniano a
cada uno de los institutos, sin preocuparse de reconstruir el sistema. De este modo aparecerá
más viva y luminosa la obra de Justiniano, que se mueve siempre sobre el fondo y con
materiales de la época clásica. De hecho la contraposición entre el derecho clásico y el derecho
justinianeo, estudiada también a través de la preparación de la época postclásica, ayudará quizá
mejor a la comprensión recíproca de ambas, mucho más de lo que pueda hacer el estudio
separado de ambos sistemas»3.
Biondi se propone como ideal de su investigación «aquella profunda transformación del
derecho que se verifica en el Oriente en tiempo de Justiniano. No se trata de reducir a un sistema
orgánico el derecho jurídico clásico con la añadidura de las innovaciones justinianeas, lo que
sería un absurdo histórico y dogmático que no tendría objeto alguno; nuestro objetivo es más
bien señalar las innovaciones y las directivas del nuevo derecho. Y así el derecho clásico, lejos
de constituir un obstáculo para la reconstrucción del derecho justinianeo nos va a permitir hacer
resaltar mejor y en su justa luz todas las transformaciones y la esencia misma del derecho de
Justiniano».
Esta visión propia de tiempos en los que la atomización de las fuentes era algo usual y
universal fue superada pronto y ya en los años cincuenta se afirmaba solemnemente la unidad de
la obra de Justiniano, si bien reconociendo su particularidad y complejidad4.
Los estudios de derecho romano tardío llevados a cabo por Archi, Wieacker, Schindler y
Kaser contribuyeron profundamente a aclarar aquellos postulados que Biondi se había propuesto y abrieron nuevos horizontes para la metodología y la comprensión de aquel derecho. Muy en
concreto se hizo visible la necesidad de una investigación pormenorizada de la historia de la
codificación de Justiniano y tal empresa es obra, entre otros, de Bonini.
R. Bonini, estudioso comprometido con el conocimiento y edición del código de Justiniano
ha llenado el campo de sugerencias positivas, intentando ver la dimensión práctica de la
legislación imperial y tratando de profundizar así en su comprensión5.
3
Ibidem, p. 19.
4
H. J. Wolff: Roman Law. An Historicl Introduction, University of Oklahoma Press, 1951. Hay versión
española de J. Mª Fernández Pomar, revisada por el autor, en Santiago de Compostela, Porto Editores, 1953, con el
título de Introducción Histórica al Derecho Romano. En la p. 196 se afirma: «gracias a su bien organizado y coordinado
esfuerzo, lograron tal éxito, que la época de Justiniano sobresalió como uno de los períodos más distinguidos de toda la
historia del derecho. Después de siglos de un estudio a tientas y de una legislación frecuentemente sin rumbo y
vacilante, el derecho romano fue concebido y entendido una vez más como un sistema integral. La codificación de
Justiniano y su subsiguiente legislación, que dio término a un milenio de historia del derecho romano, fue también la
culminacion de la época postclásica».
No obstante, tal unidad era peculiar y problemática, como este mismo autor reconoce acto seguido: «No debemos
exagerar el efecto práctico de la codificción —particularmente, de su parte principal, el Digesto— en su propia epoca.
El Digesto intentó ser, al mismo tiempo, un libro de texto y una ley positiva con la fuerza de una ley imperial. Pero, en
su inmensidad era todavía demasiado grande para amaestrar a la muchedumbre de juristas, y, por su espíritu clasicista,
demasiado extraño al pensamiento jurídico real de la época para tener una influencia decisiva en la tarea práctica de los
tribunales. Como ha dicho un ilustre romanista, ‘constituye una paradoja de rara agudeza en la historia universal que la
codificación más influyente de todos los tiempos no estuviese nunca en verdadero vigor’».
5
Así en su obra Ricerche di diritto giustinianeo, Milano, A. Giuffrè editore, 1968, en la que tras plantear el
problema de las interrogaciones forenses como base para la comprensión de la actividad legislativa justinianea,
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Este mismo R. Bonini en un estudio meticuloso de la documentación que tenemos acerca de
la obra legislativa de Justiniano y muy en particular de las constituciones publicadas para
ordenar las codificaciones, destaca que «emerge con claridad la ausencia, en el proyecto justinianeo, de cualquier tensión científica, dando a luz un discurso nuevo, a saber al propósito de
conseguir, incluso cuando se trata de materiales no fácilmente convertibles, una formulación
objetiva y general de la «pura» norma6. Del mismo modo la Constitución Summa rei publicae,
con la que se publica el nuevo códico insiste en el carácter práctico del mismo. En esta
constitución se afronta el tema del valor a atribuirse a las constituciones no comprendidas en el
nuevo código: se prohibe, bajo pena de falsedad, su utilización judicial, así como se prohibe la
utilización del viejo texto de las leyes. Esta constitución afirma la exhaustividad y la autosuficiencia de la nueva codificación y por tanto su carácter práctico.
Es a partir de tales constataciones como Bonini se da cuenta de que es esencial estudiar algunas
dimensiones de la obra justinianea, y así en el punto 12 trata del «poder imperial: fundamento
jurídico e ideología política (con un excursus sobre la teoría de las fuentes del derecho)» y añade un
apartado en el punto 13 sobre «el derecho de la edad justinianea y sus caracteres»7.
En realidad el libro de Bonini presenta ya una atención a las cosmovisiones, lo mismo que
también lo habían prestado otras obras anteriores que acabamos de citar.
Si más «cosmovisiones» se buscan, más se hallan. Es de gran interés seguir la investigación
de las últimas décadas y asomarse a obras como la de G. Bassanelli Sommariva sobre el
emperador único creador e intérprete del derecho y la autonomía de los jueces8, en la que
comenta la Nov. 125 (del año 543) y estudia la contraposición aparente entre tal ley y el
principio absoluto de que el emperador tiene el monopolio de la creación y la interpretación de
las leyes. Un nuevo caso de cosmovisión por vía de principio de la que hay que partir para el
estudio de cualquier determinación concreta del Código que trate de un tema particular relacionado con ella.
Cada una de estas «cosmovisiones» tiene su propia historia, digna de ser estudiada. La
concepción del poder imperial, más arriba recordada, tiene tras de sí toda una evolución que
necesita de muchas reflexiones e investigaciones positivas, que se continúan realizando y que
no puede darse el problema como ya resuelto9.
concluye: «Teniendo cuenta de todo esto, se intuye la necesidad de suministrar una visión más articulada de la
legislación justinianea, hasta ahora presentada por la moderna investigación en el cuadro de reconstrucciones quizá un
poco rígidas (y sin embargo con particular atención a la solución, desde el centro, de problemas planteados por
materiales de la jurisprudencia clásica)».
«Bastará poner de relieve, a tal propósito, que un examen, aun meramente sumario, de la legislación de este
período, permite dar paso, incluso frente a las mismas normas justinianeas, a un vivísimo trabajo interpretativo, muchas
veces destinado a provocar una nueva manifestación de la voluntad normativa imperial; las huellas de las incertidumbres y de las reacciones de los privados y de los órganos judiciales se preanuncia por ello rica (en su conjunto) en
interesantes perspectivas. El análisis de cada constitución en particular, hasta ahora no realizado, permite esperar que en
el futuro se dedicará a estas nuevas problemáticas una atención más amplia y consciente».
6
Roberto Bonini: Introduzione allo studio dell’eta giustinianea, Bologna 1979 (3ª edición), pp. 20-21. El
tema, con todo sigue discutiéndose. Ver G. G. Archi: «La legislazione giustinianea opera di cultura o creazione
giuridica?, en Studia et documenta historiae et iuris 51, 1985, 423-448.
7
Ibidem pp. 78-94.
8
G. Bassanelli Sommariva: L’Imperatore unico creatore ed interprete delle leggi e l’autonomia del giudice
nel dirito Giustinieneo, Milano, Dott. A. Giuffrè Editore, 1983.
9
Podemos recordar, p. e., G. Barone-Adesi: L’età della «Lex Dei», Napoli, Jovene Editore, 1992, como un
avance en tal sentido.
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Por lo demás está claro que las «cosmovisiones» de las que aquí se trata no son ideas
abstractas sin relación con lo que acaece sobre la tierra. Con mucha razón Bonini declaraba en
una de sus obras más cuidada por él: «Gli studi sull’età giustinianea sono ormai maturi, a mio
parere, per un «salto de qualità». L’immagine di «Giustiniano legislatore» è stata fin qui
costruita, infatti, sulla base di alcune deformazioni riduttive, che portavano (e portano) a
privilegiare il momento delle grandi compilazioni (528-534), e della produzione normativa ad
esse collegata, rispetto ai periodi, assai più lunghi, di legislazione «corrente» (si pensi al
trentennio che intercorre fra il 535 e il 565)...10. Es precisamente en la legislación cotidiana
donde mejor se ve la operatividad de las ideas generales del emperador sobre su responsabilidad
legisladora y la intensidad con la que las puso en práctica; pero está claro que en la base de tal
investigación y sobre todo de su justa valoración está el cosmos de sus ideas generales. Para
cualquier estudio o acercamiento a la obra de Justiniano es indispensable la atención a esta
dimensión de su estructura mental.
En efecto no es tanto la cuestión técnico-jurídica del derecho romano en su conjunto o en
alguna cuestión particular el objeto de nuestro interés, sino el testimonio histórico y la significación de la obra del emperador más notable de la Antigüedad Tardía. No es una tesis jurídica lo
que aquí se pretendió, sino una tesis histórica, aunque ambas cosas no sean adecuadamente
distintas. Es fundamentalmente un trabajo de mentalidades y de estructuras ideológicas lo que
aquí quisimos que nos ocupara. Y todo ello a partir de una compilación jurídica.
Un código del tipo del que aquí hemos tomado como punto de partida, es un monumento
construido con materiales ya existentes en su gran mayoría, al que se da nueva forma y nuevos
fundamentos, de suerte que constituya un monumento definitorio y significativo de los tiempos
en los que se elabora. Ejemplos de tales obras los hay a montones en el ámbito de la arquitectura
y del arte en la Antigüedad Tardía.
Pero en tal pensamiento no son menos importantes los datos tomados de la situación previa11
que los elementos nuevos aportados por el emperador y sus juristas. Un ejemplo: Mientas que el
código de Teodosio recoge sólo las leyes de los emperadores cristianos, Justiniano recoge
también leyes de emperadores de la etapa anterior a la paz de la Iglesia. Tales leyes forman
parte esencial de la legislación de nuestro emperador, para el cual no hay diferencia de tiempos.
El universo entero, durante toda su historia ha sido gobernado por la mano providente de Dios.
Es claro que las nuevas concepciones jurídicas de este emperador tienen poco que ver con el
derecho del alto Imperio, pero también nos parece incuestionable que se han construido con las
experiencias y los textos antiguos; y que en su configuración no se puede prescindir de lo
antiguo ya que el trabajo de los nuevos codificadores ha sido el de los sincretistas de todos los
tiempos. Por ello pensamos que el estudio de los diversos estratos que han configurado el
10 R. Bonini: Ricerche sulla Legislazione Giustinianea dell’anno 535. NOV. ISTINIANI 8: venalità delle
cariche e riforme del’amministrazione periferica, Bologna, 1ª ed. 1976, 3ª ed. 1989, reimpresa en 1990, 1991, 1992 y
1993. Esta línea de investigación también está siendo atendida por la investigación actual: ver p.e. H. Krumpholz: Über
sozialstaatliche Aspekte in der Novellengesetzgebung Justinians, Bonn, Rudolf Habelt, 1992.
11 Es de agradecer que finalmente en nuestros días se haya comenzado la tarea de estudiar tales elementos
previos. Así G. Luchetti: La legislazione imperiale nelle istituzioni di Giustiniano, Milano, Dott. A. Giuffrè editore,
1996, quien declara que ya F. Schulz había planteado el interés del tema (Geschichte der römischen Rechtswissenschaft,
Weimar, Hermann Böhlaus Nachfolger, 1961, p. 385.) sin que nadie lo hubiera afrontado.
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derecho del Codex Iuris Civilis ha de comenzar por el último estadio; y caminando hacia atrás
ir describiendo el camino recorrido12.
No estamos dispuestos a derribar el monumento para estudiar las piedras de que está
compuesto, sin antes haberlo meditado concienzudamente. El principio es claro y nos parece
incontrovertible. El problema consiste en trazar correctamente el camino para su cabal comprensión. Y aquí es donde retomamos los pasos indicados a propósito de la exégesis jurídica del
Corpus Iuris Civilis. Nos complace el haber visto publicadas, cuando esta tesis ya estaba
comenzada, las siguientes palabras de un maestro de la historia del derecho y especialista en
esta época: «Estoy convencido que lo esencial es ilustrar en primera instancia el significado que,
en la historia jurídica romana las dos codificaciones han pretendido tener según la comprensión
de los mismos autores que las han creado»13.
Aunque parezca discutible una reflexión global de un texto jurídico presenta los mismos
problemas si se lo considera desde una óptica jurídica que si se hace desde una óptica histórica.
Y acepta, e incluso exige, la misma metodología. No en vano el derecho es a modo de la quinta
esencia de la estructura histórica. De hecho los mismos pasos que ha seguido la exégesis
jurídica, los ha seguido también la interpretación histórica; por eso los mismos caminos por los
que han avanzado los estudiosos juristas también son seguidos por los estudiosos de la comprensión histórica, entre los que nos contamos.
Y con esta convicción encomendamos a D. Rafael González Fernández el estudio de las
«cosmovisiones» en la obra legislativa de Justiniano. Convencidos de la coherencia del pensamiento de aquel emperador (coherencia histórica y epocal, bien entendido) estamos seguros de
la importancia de captar el pensamiento de Justiniano a la hora de redactar su síntesis jurídica y
sobre todo su mensaje histórico.
La investigación llevada a cabo por el Dr. González Fernández ha venido a llenar un vacío
existente en la definición de la estructura antropológica de la Antigüedad Tardía, precisamente
en un momento en el que las ideas más características del período llegan a alcanzar su punto
álgido. La «divinización» de la autoridad; la «inspiración» de la actividad legislativa; la «sacralidad» del mundo en su totalidad son elementos claves en tal comprensión antropológica. Pero
también la concrección de las respuestas, la elevación a categoría de lo que en el siglo VI eran
necesidades inevitables, indican el realismo del legislador que es hombre de su tiempo y busca
respuestas a los problemas de la convivencia con sus contemporáneos.
En rigor el trabajo que aquí presentamos es una obertura a lo que puede ser la obra de una
vida: el estudio de las riquezas insondables de los códigos de la Antigüedad Tardía. Ya ha sido
señalada la fecundidad de estas fuentes inexploradas en medida satisfactoria en importantes
12 Es probable que en un trabajo de conjunto no haya otro camino. Y por lo mismo que una formulación global
de los problemas y de las cosmovisiones de la obra legislativa de Justiniano sea preámbulo esencial para cualquier
trabajo concreto que haya de afrontarse. Puede ser sugerente a este respecto G. Lanata, Legislazione e natura nelle
novelle giustinianee, Napoli, Edizioni Scientifiche Italiane, 1985. Bien entendido que la valoración que haya de hacerse
de las cosmovisiones justinianeas ha de ser jurídicamente correcta y a tal sentido conviene leer G.G. Archi, «La
legislazione giustinianea opera di cultura o creazione giuridica? (a propósito del volume di Giuliana Lanata: Legislazione e natura nelle Novelle di Giustiniano)», en Studi sulle fonti del diritto del Tardo Impero Romano. Teodosio II e
Giustiniano, Cagliari, Edes Editrice Democratica Sarda, 1987.
13 G. G. Archi: Studi sulle fonti del diritto nel Tardo Impero Romano: Teodosio II e Giustiniano, Cagliari, 1987,
«Premessa», p. 6.
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temas14 y no es difícil ir señalando otros muchos ámbitos en los que del estudio de los códigos
puede obtenerse torrentes de luz para el estudio de esta época.
Al Dr. González Fernández le acompañan sabiduría, excelente preparación y juventud, que
nos permiten esperar de su buen hacer importantes aportaciones a la historia tanto general de la
Antigüedad Tardía, como particular de algunos de sus ámbitos geográficos.
A. González Blanco
14 W. Goffart: Caput and Colonate. Towards a history of the Later Roman Taxation, Toronto and Buffalo,
University of Toronto Press, 1974.
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