Los verdaderos brotes verdes

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Los verdaderos brotes verdes
El tema es la solidaridad de la gente en una situación de crisis.
El tema es el valor de la ciudadanía frente a la crisis.
El tema es el nacimiento de actitudes solidarias en una sociedad empobrecida.
El tema es la aparición de brotes verdes [muy mal]
El tema es la falsedad de la recuperación económica [muy mal]
El tema es la ineficacia de los políticos para sacarnos de la crisis [mal, idea
secundaria]
Un posible resumen del texto sería el siguiente:
Mientras que la recuperación económica lamentablemente no llega, la crisis está
generando entre la gente un espíritu de rebeldía y solidaridad que lleva a muchos
profesionales de distintos ámbitos a ayudar a las personas más necesitadas, reclamando
justicia social. Una solidaridad que también demuestran familias enteras que ven
peligrar sus casas. Y es que la sociedad ha sacado lo mejor de sí misma, a diferencia de
los políticos.
O:
Aunque aún no hemos salido de la crisis, la gente está afrontándola con valentía.
Así, hay personas altruistas que anteponen las necesidades de los demás a las suyas y
aprovechan su posición (jueces, médicos, docentes…) para ayudar a quienes lo precisan,
sin importarles desobedecer a instancias superiores. Pero también humildes pensionistas
y padres de familia hacen lo imposible por socorrer a sus hijos. De esta forma la
sociedad, en general, ha alcanzado un nivel de ética al que no llegan los políticos.
La estructura de este texto podríamos clasificarla como encuadrada o circular
por dos razones. La primera es que la tesis (resaltar la reacción positiva de la sociedad
ante la crisis) aparece tanto en las líneas 1-8 (introducción expositiva) como en las
líneas 26-29 (conclusión). La segunda razón es que en ambas partes la tesis es reforzada
por el argumento analógico de los “brotes verdes”, extrapolando esta metáfora de la
economía –ámbito al que lo aplicó Zapatero, cita ajena indirecta, línea 1, y que es
rebatida por la actualidad, líneas 2-3- a la ética, líneas 4 y 28.
El cuerpo argumentativo del texto lo constituyen todos aquellos ejemplos de
gente solidaria que no duda en ayudar a los demás. El primer ejemplo, el de los
médicos, aparece en la líneas 8-9; el segundo, el de los docentes, en las líneas 10-11. A
continuación, en el tercer párrafo, Ángeles Caso emplea un argumento de experiencia
personal, su participación en una protesta cívica, para destacar que hay gente sin
necesidades que también se manifiesta a favor de los menesterosos.
El cuarto parágrafo sigue exponiendo casos de jueces responsables que luchan
contra la injusticia y de profesionales que, a pesar de la presión, no desfallecen:
funcionarios, trabajadores, voluntarios. Termina este párrafo con un ejemplo
especialmente emotivo de madres abnegadas que ocultan a sus pequeños las carencias.
El sexto párrafo continúa la ejemplificación de solidaridad entre ancianos e hijos y entre
amigos y vecinos, pero también destaca la gente que evita los desahucios, como los
bomberos que la autora compara con héroes de leyenda (argumento analógico).
El último párrafo, como ya hemos dicho, generaliza los casos concretos
anteriores y concluye con la idea de que es la sociedad en su conjunto, y no los
políticos, la que está haciendo un esfuerzo por sacar el país adelante, por lo que
implícitamente la autora nos invita a la esperanza.
Nuestra valoración critica de este artículo de opinión, publicado en el periódico
barcelonés La Vanguardia hace unos meses, no puede ser más positiva. Se agradece
que, cuando todos los comentaristas de la crisis son tan pesimistas, haya alguien como
Ángeles Caso capaz de ver algo positivo en medio de esta crisis económica tan grave
que estamos padeciendo. Este resurgimiento de la solidaridad, que ya parecía una
utopía, nos mueve a pensar que si nos lo proponemos entre todos podemos salir
adelante. De ahí el ánimo que este texto transmite a sus lectores.
En mi opinión, la crisis la han generado precisamente quienes menos están
haciendo para ponerle fin. Es cierto que hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades, pero llevados, por ejemplo, por los créditos bancarios que nos ofrecían
como caramelos los bancos. Por tanto, es el poder establecido el responsable de la
situación. Para colmo, en vez de reconocerlo y ayudar a la gente, la exprimen aún más
quitándole los ahorros, recortando los presupuestos sociales (becas a los estudiantes,
puedo dar fe de ello) y subiendo impuestos.
El grado de modalización de un texto depende de la mayor o menor subjetividad
que el emisor ha conferido al mismo. Para ello, se sirve de elementos lingüísticos que
expresan bien la opinión o los sentimientos del autor. Tratándose, como es el caso, de
un artículo de opinión la modalización juega un papel importante como estrategia
argumentativa.
Observamos, en primer lugar, deícticos de primera persona del singular
asociados a verbos modales intelectivos: “yo sí que veo” (línea 3), “Me refiero” (l. 6) y
“Pienso” (l. 8, 12, 16, 21, además de estar elidido en muchas ocasiones). Alguna vez la
autora emplea también el plural inclusivo para involucrar a los lectores: “sabemos” (l.
1).
En segundo lugar, la autora selecciona un tipo de léxico marcado negativa o
positivamente. Así, para ponderar la actitud de ciertas personas utiliza adjetivos
valorativos: “madres extraordinarias”, (l. 19), “personas valientes”, (l. 23); o para
describir la crisis: “mal ambiente” (l. 17), “terribles desahucios” (l. 24). Este contraste
quedaría recogido también en el par de sustantivos valorativos “valor”/
“avasallamiento” (l. 27). Podríamos incluir en este apartado el uso de sufijos
valorativos, tanto diminutivos afectivos (“platito”, l. 23) como aumentativos
despectivos (“comilona”, l. 27).
Ya en tercer lugar el uso de recursos expresivos, tradicionalmente llamadas
figuras retóricas, contribuye a la modalización textual. El emisor retoma la metáfora de
los brotes verdes, sustituye su sentido económico por el ético o moral y amplía la
metáfora hasta formar una alegoría en las líneas 4-5. También con un sentido figurado,
Ángeles Caso emplea símiles, como el de la línea 2 “como una capa de cenizas”, o el de
las líneas 24-25 “como antiguos caballeros de una corte medieval”. Por último,
aludiremos a la personificación en la línea 7: “los poderes […] nos pasen por encima”.
A lo largo del texto la autora se muestra firme en sus convicciones y refuerza sus
ideas mediante conectores de reafirmación: “por supuesto” (l. 30), “sin duda alguna” (l.
27), “desde luego” (l. 28). Emplea también la perífrasis modal de posibilidad “se pueden
cambiar las cosas”, l. 26, para aleccionar al lector sobre lo factible que es, entre todos,
salir de la crisis.
Aunque hay otros mecanismos secundarios que no hemos analizado (variaciones
de registro, cuantificadores, deícticos emocionales), damos por terminado el presente
comentario de los aspectos más relevantes de modalización en el texto.
La cohesión es la propiedad textual que asegura una interconexión entre las
unidades lingüísticas de un discurso. Estas unidades pueden abarcar desde las palabras
hasta los párrafos. En concreto, la cohesión gramatical garantiza tanto la interrelación de
texto y contexto, a través de la referencia exofórica (deícticos), como la unidad textual
gracias a la correferencia endofórica en el seno del texto (anáforas y catáforas). De todo
ello resulta un discurso, desde el punto de vista pragmático, coherente con su
enunciación y cohesionado en sus distintos enunciados.
Iniciando nuestro análisis de la cohesión gramatical por la deíxis, hemos de
destacar el protagonismo de la primera persona frecuentemente asociada al plural
colectivo referido al conjunto de la sociedad española: “nuestro panorama”, “sabemos”,
“sobre nosotros”, “nos pasen”, “tenemos”… Para dar su propia visión de los hechos la
autora emplea la primera persona del singular: “yo”, “Me refiero”, “coincidí”, “Pienso”,
este ultimo reiterado tanto explícita como implícitamente. La alusión a los lectores se
realiza mediante un tú genérico: “te tratan”.
Respecto a la deíxis temporal, es constante a lo largo del texto la referencia a un
proceso abierto de resistencia social frente a la crisis, por lo que aparecen frecuentes
perífrasis verbales aspectuales durativas: “están logrando”, “están manteniendo”,
“alentando”, “siguen atendiéndolos”, “continúan dando clases”, “siguen cumpliendo”,
“está demostrando”, “está dando pruebas”. Y abundantes verbos en presente: “veo”, “se
encuentran”, “se preocupan”, etc. La alusión al presente también se hace a través de
locuciones temporales como “día a día”, “Ya” o “en este momento”; señalando no al
presente pero sí cerca de él hallamos deícticos como “el otro día”, “desde entonces” o
“mejora próxima”.
En cuanto a la deíxis espacial, es evidente la referencia inmediata a un entorno
próximo a los lectores y al emisor explícitamente aludido en el deíctico “a mi
alrededor”. También el uso de diversos determinantes demostrativos señalan fuera del
texto (referencia exofórica) referentes humanos de solidaridad: “aquellos”, “esos
médicos”, “esas manifestaciones”, “esas madres”, “esas personas valientes”, “esa
gente”. Sin embargo, más que señalar proximidad o lejanía, estos deícticos tienen una
carga emocional admirativa, por lo que también constituyen un mecanismo de
modalización importante.
Pasando al comentario de las correferencias endofóricas, unos pocos ejemplos
nos servirán para demostrar la “textura” (trabazón) discursiva. Anáforas como la de la
línea 9 (“tendiéndolos” [a los inmigrantes mencionados anteriormente]); las de la línea
27 (“Su valor” [el de “esa gente común” de la línea 26]; “Ellos” [las personas valientes
ejemplificadas en los párrafos anteriores]); etc. En cuanto a catáforas, sirva el ejemplo
de la línea 23 aunque no respete la concordancia de número: “le suben un platito de
lentejas a los más desesperados”.
Para terminar, haremos un repaso de los conectores utilizados por Ángeles Caso
en la sucesión de ideas y que sirven al lector de guía en la correcta interpretación del
texto. En la línea 3 aparece “sin embargo”, que marca un contraste entre la ausencia de
recuperación económica y el nacimiento de solidaridad entre la gente. Más abajo, en la
línea 8, figura “por ejemplo”, que introduce la primera ejemplificación en la serie de
casos concretos que ocupa todo el cuerpo argumentativo del texto. Para hilvanar los
ejemplos, la autora usa conectores como “también” (l. 12) o “Y”, (l. 23), ambos de
adición de ideas; “por supuesto” (l. 21), “sin duda alguna” (l. 27) o “desde luego” (l.
28), los tres de reafirmación epistémica, y que delatan la seguridad con que la periodista
emite sus juicios, algo imprescindible para convencer a los lectores.
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