Claves para acoger a los católicos de regreso a la mesa del Señor

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Claves para acoger a los católicos de
regreso a la mesa del Señor
por John y Therese Boucher
John es director asociado para Evangelización ,
Ministerio de Catequesis y Evangelización , Diócesis de
Trenton.
Therese es escritora, conferencista de formación e n la fe
para adultos y capacitadora de catequistas.
¿Alguna vez se preguntó por qué el
camino desde las sesiones de educación
religiosa hasta las liturgias dominicales
es muy complicado o poco interesante
para muchos padres? ¿Alguna vez se
preguntó qué podemos hacer para
ayudar? No estamos solos. El estudio
Sacraments Today: Belief and Practice
among U.S. Catholics (Los sacramentos
hoy: Creencia y práctica entre los
católicos estadounidenses) publicado en
2008 informa que sólo 23% de los
católicos estadounidenses asisten
regularmente a la misa dominical
(cara.georgetown.edu/sacraments.html).
Esto significa que 77% están ausentes y
necesitan invitaciones para regresar y
verse a sí mismos como miembros
valiosos de nuestras parroquias locales.
Proponemos siete puertas que llevan a
la mesa del Señor y que podemos
ayudar a abrir para aquellos que no
asisten regularmente a la iglesia. Juntos
tenemos muchas claves para la fe, si
optamos por utilizarlas en el nombre de
Jesús el Cristo.
La Iglesia Universal nos alienta a
acercarnos a todos los bautizados. “Es
tiempo de nueva evangelización
también para Occidente, donde muchos
que han recibido el bautismo viven
completamente fuera de la vida
cristiana y siempre más personas
conservan ciertamente un vínculo con
la fe, pero conocen poco o mal sus
fundamentos... Se trata, en concreto, de
países y naciones del llamado Primer
Mundo, en el que [las condiciones
promueven] una existencia vivida ‘como
si no hubiera Dios’” (Sínodo de los
Obispos, XIII Asamblea General
Ordinaria, La nueva evangelización para
la transmisión de la fe cristiana,
Lineamenta, no. 9,
www.vatican.va/roman_curia/synod/doc
uments/rc_synod_doc_20110202_lineam
enta-xiii-assembly_sp.html).
Siete puertas a la vida
parroquial
Sobre la actividad misionera de la
Iglesia, un decreto en los documentos
del Concilio Vaticano II, describe estos
pasos como parte de un proceso
dinámico de evangelización que incluye
el testimonio cristiano, el diálogo, una
presencia de caridad ante los demás, el
anuncio del Evangelio, un llamado a la
conversión, el catecumenado, y la
formación de comunidad a través de la
recepción de los sacramentos (véase
Concilio Vaticano II, Ad Gentes, nos. 1018,
http://www.vatican.va/archive/hist_cou
ncils/ii_vatican_council/documents/vatii_decree_19651207_ad-gentes_sp.html).
El papa Pablo VI también se refirió a
estas etapas cuando escribió en una
exhortación apostólica, “La
evangelización, hemos dicho, es un paso
complejo, con elementos variados:
renovación de la humanidad, testimonio,
anuncio explícito, adhesión del corazón,
entrada en la comunidad, acogida de los
signos, iniciativas de apostolado...
En pocas palabras, evangelizar
significa abrir conscientemente las
puertas que pueden llevar a una nueva
fe a los católicos inactivos. Significa
identificar, fortalecer y usar
fructíferamente siete puertas a la vida
parroquial, o siete etapas
complementarias en el proceso de
evangelización parroquial. Estas etapas
no son nuevas, y tienen sus raíces en el
Nuevo Testamento y en la enseñanza de
la Iglesia:
1. Entablar amistad con la gente.
2. Compartir historias de fe.
3. Volver a contar la historia de
Cristo.
4. Invitar a la conversión.
5. Llevar a la comunidad.
6. Llamado al discipulado.
7. Llamado a la corresponsabilidad.
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[Debemos] componer estos elementos,
más bien que oponerlos entre sí, para
tener la plena comprensión de la
actividad evangelizadora de la Iglesia”
(La evangelización en el mundo
contemporáneo [Evangelii Nuntiandi],
no. 24,
http://www.vatican.va/holy_father/paul
_vi/apost_exhortations/documents/hf_pvi_exh_19751208_evangeliinuntiandi_sp.html).
Y, por último, el Catecismo de la
Iglesia Católica asume una apreciación
de todo este proceso cuando afirma:
“‘La sagrada liturgia no agota toda la
acción de la Iglesia’: debe ser precedida
por la evangelización, la fe y la
conversión; sólo así puede dar sus
frutos en la vida de los fieles: la Vida
nueva según el Espíritu, el compromiso
en la misión de la Iglesia y el servicio de
su unidad” (Catecismo de la Iglesia
Católica, no. 1072,
http://www.vatican.va/archive/catechis
m_sp/index_sp.html).
de vida y preguntamos: “¿Qué significa
esto para usted?”, o “¿Qué papel juega la
fe en su vida?” También alentamos la fe
cuando compartimos experiencias
similares y las maneras en que que Dios
ha estado presente en nuestra propia
vida. Y afirmamos la fe cuando
reconocemos nuevos pasos hacia Dios o
hacia la Iglesia.
1. Entablar amistad con la
gente
4. Invitar a la conversión
3. Volver a contar la historia
de Cristo
Podemos ayudar a abrir la puerta a
Jesús. La Buena Nueva del Evangelio es
que no estamos solos. Cuando sea el
momento adecuado, podemos
compartir nuestro conocimiento de
Jesús, que es Pastor, Señor, Hermano y
Redentor. Al compartir esta nueva,
damos cuerpo a los principios del Credo
de los Apóstoles, nuestros votos
bautismales, e incluso la señal de la cruz.
Nuestra confianza en el amor de Dios se
vuelve contagiosa.
Cuando el permanente viaje de fe de
una persona se desvía o se detiene,
podemos ofrecer a los católicos
inactivos una toma de conciencia de la
presencia amorosa de Cristo. Podemos
facilitar nuevos encuentros con
Jesucristo. Podemos invitar a alguien a
un silencio reflexivo o a orar en voz alta
con nosotros, pidiendo la ayuda del
Espíritu Santo para redescubrir a Jesús
y acoger el abrazo de la Iglesia.
Acoger y entablar amistad con los
católicos inactivos está en el corazón
del acercamiento. Esto ocurre a las
puertas de la iglesia, a través de la
programación parroquial, en comidas
campestres, a través de una presencia
en Internet. La lista es interminable.
Entablar amistad significa construir
relaciones de calidad en las familias, en
las parroquias, y cuando servimos a los
demás a través de obras de caridad y
justicia social.
5. Llevar a la comunidad
Jesús ya está presente en todos los
bautizados. Pero podemos afirmar las
acciones del Espíritu Santo que nos
junta a todos. Cuando sea el momento
2. Compartir historias de fe
Alentamos a compartir la fe cuando
escuchamos de manera atenta historias
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adecuado, podemos invitar a alguien a
una reunión pequeña o grande de
nuestra comunidad de fe o a un evento
parroquial evangelizador. Si nuestra
invitación es rechazada, volvemos a
centrarnos en el amor incondicional de
Dios por aquellos a los que invitamos.
Podemos también invitar a los
católicos inactivos a volver a la
Eucaristía, mientras buscamos la guía
de Dios para atraerlos a la vida más
plena y más profunda de discipulado
dentro de la parroquia. Por ejemplo,
podríamos buscar maneras
significativas de incluir a católicos
inactivos cuyos matrimonios no son
reconocidos por la Iglesia y no pueden
recibir la Eucaristía.
apóstoles tal como hicieron los
primeros cristianos (véase Hechos
4:35). Podemos alentar a la
corresponsabilidad como un
florecimiento normal de discipulado.
Corresponsabilidad no es lo mismo que
filantropía. El cien por ciento se da a
Dios. El documento La
corresponsabilidad: Respuesta de los
discípulos, de la Conferencia de Obispos
Católicos de los Estados Unidos, habla
de la corresponsabilidad como el fruto
del discipulado intencional de
Jesucristo, vivido en la Iglesia y el
mundo (www.usccb.org/beliefs-andteachings/what-webelieve/stewardship/).
Promover el proceso de
evangelización
6. Llamado al discipulado
Podemos abrir la puerta a un
discipulado católico más significativo
extendiendo invitaciones abiertas
permanentes a dejar que Jesús
transforme cada parte de nuestra
personalidad, acciones, relaciones y
opciones. Podemos llamarlos a una vida
de amor y fidelidad a través de las
vocaciones del matrimonio, la soltería,
la vida religiosa o el sacerdocio.
Podemos ayudarlos a explorar la fe en
la vida diaria como la clave para
transformar el mundo. Podemos
ayudarlos a explorar maneras de aplicar
los valores del Evangelio en el hogar, en
la comunidad, y en la sociedad en
general.
Hacer participar a los católicos
inactivos en este proceso puede ayudar
a eliminar la experiencia de la puerta
giratoria que tienen con la Iglesia. El
proceso de evangelización es una
espiral dinámica y un viaje continuo
hacia el Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Poco a poco atrae a los católicos
inactivos más profundamente en la
comunidad parroquia general,
haciéndose eco del proceso
RICA/catecumenado. Así, debemos
examinar cada etapa a medida que
sucede en nuestra parroquia, tomando
en cuenta que las etapas podrían
ocurrir de forma simultánea y sin
ningún orden en particular. Entonces
podríamos hacer estas preguntas:
¿Cómo puede una determinada etapa
tener raíces más profundas en el
Evangelio y reflejar la vida en
Jesucristo? ¿Cómo puede cada etapa
convertirse en una puerta más exitosa a
una participación más plena en nuestra
parroquia? ¿Qué etapa necesita la
7. Llamado a la
corresponsabilidad
Podemos invitar a otros a servir en
el nombre de Dios, a consagrar dones y
recursos poniéndolos a los pies de los
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mayor atención? ¿Qué etapa da a una
persona particular las mejores
oportunidades para usar sus dones,
según la inspiración del Espíritu Santo?
Y, por último, este proceso es más
fructífero cuando usamos nuestros
dones junto con todos los miembros del
Cuerpo de Cristo. Evangelizar no es sólo
el ministerio de unos pocos individuos.
¡Es el llamado de todos! Jesús se dirige a
todos cuando dice: “Vayan, pues, y
hagan discípulos a todas las naciones,
bautizándolas en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándolas a cumplir todo cuanto yo
les he mandado; y sepan que yo estaré
con ustedes todos los días, hasta el fin
del mundo” (Mt 28:19-20).
en alguien que a su vez da testimonio y
anuncia” (Evangelii Nuntiandi, no. 24).
Así que alentémonos unos a otros a
anunciar a Jesús, evangelizar y buscar
capacitación en habilidades para
compartir la fe todos los días, para que
podamos abrir las puertas a la fe y a la
mesa del Señor. Abramos todas las
puertas para acercarnos a los católicos
inactivos. E imitemos a santa Francisca
Javier Cabrini, quien rezaba: “Este será
mi principal interés, el propósito de
todos mis pasos, mis idas y venidas…
amar a Jesús, buscar a Jesús, hablar de
Jesús y hacer conocer a Jesús” (Mary
Louise Sullivan, MSC, Mother Cabrini,
“Italian Immigrant of the Century”
[Nueva York: Center for Migration
Studies of New York, 1992], 164;
versión del traductor).
Dar testimonio de Jesús, la
Palabra de Dioceses
El papa Pablo VI explica un poco más
este desafío. “He ahí la prueba de la
verdad, la piedra de toque de la
evangelización: es impensable que un
hombre haya acogido la Palabra y se
haya entregado al reino sin convertirse
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Las citas de los documentos papales, del Concilio Vaticano II y de la XIII Asamblea General Ordinaria del
Sínodo de los Obispos han sido extraídas de la página Web oficial del Vaticano. Todos los derechos
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Las citas del Catecismo de la Iglesia Católica han sido extraídas de la página Web oficial del Vaticano.
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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionar ios I, II y III,
propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana,
copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos
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