PIERDE EL CONTROL Hace algunos años vi una película donde el

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PIERDE EL CONTROL
Hace algunos años vi una película donde el protagonista encontraba una especie de aparato que le
permitía controlar los momentos de su vida. Cuando lo encontró y se dio cuenta de lo que podía
hacer, quiso salir de la “rutina” en la que él mismo se había sumergido y empezó a usar ese control
para evitar los momentos tensos o los que a su manera de ver le parecían aburridos. Él accionaba
el control en el icono de adelantar y lo paraba donde consideraba que debía hacerlo. Este
hombre, sin darse cuenta obvió muchos momentos con su familia, todo por alcanzar sus metas. El
creía que ese “control” que tenía de los momentos de su vida le darían la felicidad pero en
realidad lo había hecho perder lo más importante; las relaciones con las personas y su salud. El
personaje de la película cuando ve lo que ha causado se arrepiente pero ya es demasiado tarde;
perdió todo lo que verdaderamente era importante. Tirado en una calle, bajo una lluvia impetuosa
el personaje muere. El hombre que creía tener el control de todo término arruinando su vida y
afectando a otros más. Sería un final triste pero como las historias de Hollywood aguantan todo. El
escritor de la película decidió que todo esto fuera un sueño. El protagonista despertó en un
cómodo colchón de un almacén y reconoció que la vida que llevaba no era tensa o aburrida y que
debía permitirse vivir todos los momentos con sus seres amados sin tener el “control” de ellos. Así
que fue a su casa abrazo a su familia y vivieron felices…..
Tal vez algunos al leer quisieran tener un aparato que les permitiera controlar todo, quizás otros a
esta altura de la vida se han dado cuento lo dañino que es querer tener el control y muy
posiblemente otros viven tratando de controlar su vida sin percatarse del daño que hacen.
El ser humano en su condición caída espontáneamente quiere asumir el control de su vida. Desde
temprana edad somos enseñados a ser autónomos, a tomar decisiones bajo el propio criterio. A
nivel social se anima a las personas a creer en sí mismos, en sus capacidades. Desde un punto de
vista natural, el hombre considera que tiene todo para “salir adelante”, para alcanzar sus metas,
para llegar a “ser alguien”. Incluso a menudo se nombra a Dios como aquel que “ayudo” a
alcanzar una meta personal. Dios viene a ser entonces para el hombre natural un “ayudante” que
está para el servicio de los planes de cada persona en particular. El hombre natural menciona a
Dios como si fuera una especie de aliciente emocional capaz de sostenerlo para alcanzar un sueño
personal. No es raro que la religión mencione a Dios, lo hacen también en el gobierno, en las
empresas, en establecimientos educativos y aun la delincuencia. No falta el asesino que le pide a
Dios que le ayude para que el “trabajo” le salga bien o el ladrón que le da gracias a Dios porque no
lo atraparon.
Las personas que no han nacido de nuevo se inventan su propia idea de Dios. Cada uno de los
perdidos, desde el religioso hasta el delincuente se forman un “dios” y le dan las características
que ellos quieren. Esa es la razón por la que todos pueden “acogerse” a Él. El hombre entonces
“controla” lo que decide creer y cómo creerlo.
1Co 8:4 (NTV) Entonces, ¿qué acerca de comer carne ofrecida a ídolos? Pues sabemos que
un ídolo no es en verdad un dios y que hay sólo un Dios.
1Co 8:5 Puede que existan esos llamados «dioses» tanto en el cielo como en la tierra, y
algunas personas de hecho rinden culto a muchos dioses y a muchos señores.
1Co 8:6 Pero nosotros sabemos que hay sólo un Dios, el Padre, quien creó todo,
y vivimos para él. Y hay sólo un Señor, Jesucristo, mediante el cual Dios hizo todas las
cosas y mediante el cual nos ha dado vida.
Las personas dicen a menudo: “soy dueño de mi vida, hago con ella lo que quiero” y esto lo
aprendieron en la medida en que crecieron. El sistema empuja a la independencia; “haz tu vida”,
“debes valerte por ti mismo” “no dependas de nadie”. Las nuevas generaciones más que siempre
hoy quieren “vivir su vida”. El ser humano se considera dueño de su vida y se convierte en su
propio “dios” y esta misma idea es el inicio de su degradación. Pablo ilustra esto en Romanos:
Rom 1:23 Y, en lugar de adorar al Dios inmortal y glorioso, rindieron culto a ídolos que
ellos mismos se hicieron con forma de simples mortales, de aves, de animales de
cuatro patas y de reptiles.
Rom 1:24 Entonces Dios los abandonó para que hicieran todas las cosas vergonzosas que
deseaban en su corazón. Como resultado, usaron sus cuerpos para hacerse cosas viles y
degradantes entre sí.
En todo lo que el hombre quiere asumir el control, siempre termina mal. Adán y Eva lo explicarían
mejor; mientras estuvieron bajo el gobierno de Dios todo estuvo perfecto pero cuando ellos
quisieron asumir el control vino la desgracia.
Desde entonces el hombre ha querido vivir así. En cada época de la historia han aparecido
personajes que han querido asumir control no solo de su vida sino que han ido más allá; han
querido controlar pueblos enteros y en busca de ello han dejado una estela de muerte y
desolación. Los más curioso y terrible de esto es que muchos se sometieron voluntariamente a ese
control para terminar como ellos en las páginas negras de la historia.
Volviendo a Adán y Eva cuando ellos quisieron asumir el control de sus vidas tomando decisiones
en contra de la voluntad de Dios fueron destituidos de Su gloria. Adán y Eva experimentaron la
muerte espiritual y así todos los descendientes de ellos nacieron en esa condición.
El ser humano nace separado de Dios. Nace en un estado de muerte espiritual, una condición de
esclavitud y bajo un gobierno de tinieblas. Esto es fuerte pero es la realidad del ser humano.
Satanás con el “aval” del hombre ha contaminado el sistema que originalmente era puro y en ese
sistema ejerce su dominio para tener en esclavitud al hombre y oponerse a Dios.
El hombre natural llega a ser una marioneta de Satanás, no lo sabe, no lo percibe pero así es. El ser
humano vive engañado creyendo que es libre y que puede controlar su vida pero la realidad es
que es otro el que “mueve los hilos”. El sistema esta tan contaminado por las tinieblas que la
gente llega a creer que es normal que cada una “haga su vida”.
Sólo cuando la persona es alumbrada por Cristo es que puede advertir su condición. El hombre
natural seguirá pensando que es libre cuando en realidad es un esclavo y hace parte del inventario
de las propiedades de Satanás.
Estas hacen parte de las palabras más fuertes que Jesús les dijo a los religiosos en su ministerio
terrenal:
Juan 8:41 (NTV) No, ustedes imitan a su verdadero padre. —¡Nosotros no somos
hijos ilegítimos! —respondieron—, Dios mismo es nuestro verdadero Padre.
Juan 8:42 Jesús les dijo: —Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque he
venido a ustedes de parte de Dios. No estoy aquí por mi propia cuenta, sino que él me
envió.
Juan 8:43 ¿Por qué no pueden entender lo que les digo? ¡Es porque ni siquiera toleran
oírme!
Juan 8:44 Pues ustedes son hijos de su padre, el diablo, y les encanta hacer las cosas
malvadas que él hace. Él ha sido asesino desde el principio y siempre ha odiado la
verdad, porque en él no hay verdad. Cuando miente, actúa de acuerdo con su
naturaleza porque es mentiroso y el padre de la mentira.
Así que, las personas sin Cristo aunque presuman de controlar su vida, están siendo controladas
por un sistema contaminado donde gobiernan las tinieblas. En ese gobierno operan leyes que por
supuesto están hechas para destruir a la gente no sólo en el paso por esta tierra sino también
después de ello.
MARCADOS POR DIOS
Estando en el campo estuve de alguna forma participando en la labor de marcar ganado. Cuando
alguien compraba una vaca o ternero era necesario colocarle una marca; esta marca consistía en
grabar las iniciales del dueño en alguna parte del cuerpo del animal. El candidato para ser marcado
era atado con técnica para evitar que se soltara y también para evitar que se maltratara,
previamente se había hecho una hoguera que produjera ardientes brasas donde se colocaría la
marca (una varilla de hierro de 70 centímetros aproximadamente que tenía en el extremo inferior
la forma de las iniciales del dueño del animal a marcar). Cuando la marca estaba al rojo vivo era
tomada por el dueño, el cual la colocaba fijamente en el cuero del animal durante unos segundos y
así las iniciales de su nombre quedaban inscritas en el animal. Las letras eran grabadas con fuego,
obviamente esto tendría que ser doloroso para el animal pero era necesario hacerlo. La marca
quemaba todo el pelo de la zona y penetraba la “piel” con los días se convertía en una cicatriz, si la
marca había sido bien puesta, prácticamente la cicatriz sería de por vida. Esta marca hacía que el
animal fuera menos susceptible a robos. La marca estaba declarando que tenía dueño. Se daban
casos en que un animal arisco se escapaba y en ocasiones por meses estaba perdido. Alguien
entonces llegaba con la noticia que en alguna finca lejana vieron a un animal con las mismas
características, así que el dueño junto con otros irían a verificarlo y como un animal se puede
parecer mucho a otro y como no tienen huellas dactilares para verificar su identidad, la única
forma que se tendría para corroborar si era el mismo animal era la marca. A los animales les crecía
el pelo alrededor de la marca y con el paso del tiempo éste cubría la cicatriz, así que a simple vista
el animal parecía no tener marca, de ser así no habría forma de reclamarlo por su dueño pero
cuando la marca estaba bien puesta así hubiera crecido el pelo bastaba con humedecer con agua
la zona de la marca y esta iba apareciendo, las iniciales del verdadero dueño se hacían notorias, de
esta forma el dueño tenía todo el derecho de reclamar su animal y de llevarlo a casa.
Los hijos de Dios no somos vacas, ni terneros, ni ovejas sin embargo hay cosas en común de la
ilustración anterior y de la experiencia cristiana.
La biblia dice que los redimidos (rescatados) por Cristo hemos sido sellados por el Espíritu Santo.
Efe 1:13 También ustedes, al escuchar la Palabra de la Verdad,
el Evangelio que los salva, creyeron en él, quedando sellados con el Espíritu
Santo prometido,
Efe 1:14 que es el anticipo de nuestra herencia. Por él va liberando al pueblo que
(compró) hizo suyo, para que al fin sea alabada su Gloria.
Me alegra pensar esto: el Padre es quien toma el sello, el sello mismo es el Espíritu Santo y la
imagen del sello es Cristo Jesús. Llevamos la imagen de Cristo, llevamos sus iniciales, somos
propiedad de Él, es por eso que la iglesia se llama la ¡iglesia de Jesús! ¡Tenemos dueño¡.
Fuimos marcados con fuego y esa marca no se borra, ni el tiempo, ni las circunstancias lo pueden
hacer; el agua de vida, su palabra en nosotros hace resaltar que tenemos dueño, que no podemos
ser robados y que nuestro destino es ir a casa con nuestro dueño; ¡Jesucristo¡
Usted y yo somos conocidos por Dios debido al sello que tenemos.
2Ti 2:19 Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor
a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de
Cristo.
CADA QUIEN CON LOS SUYOS
En la escena bíblica aparecen tres personajes en torno a los cuales se desarrolla todo:
1. Dios: Creador Eterno, Santo y Soberano
2. Satanás. Usurpador mediante engaños
3. El hombre. Hecho uno con Dios o uno con Satanás.
Satanás hace aparición en la tierra y desde el inicio del relato bíblico lo único que ha querido es
corromper lo que Dios creo. En el hilo de la historia de la humanidad ha encontrado quien atienda
su voz para tejer maldad sobre maldad. Hemos dicho que todos los que nacen en este mundo
nacen bajo un gobierno de tinieblas y permanecerán allí hasta el fin de sus días a no ser que Cristo
les sea revelado.
La manera como Dios ha establecido romper el dominio de las tinieblas sobre los seres humanos
en particular es a través de la predicación de Su palabra. La predicación del evangelio señala la
condición perdida del hombre, pero también señala a Cristo y la cruz donde Él obtuvo eterna
redención. Satanás cega los ojos de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio
(2 Corintios 4:4) pero la iglesia como luz del mundo proclama a Cristo para que los ojos de los
ciegos sean abiertos (Hechos 26:18)
Sólo hay dos estados; muerte o vida, sólo hay dos dueños; Satanás o Cristo. No se está con los dos
o sin ninguno, ni siquiera es una decisión planeada con quien estar. Alguien dirá “yo me decido por
Cristo” pero nadie puede confesar el señorío de Cristo en verdad si primero no ha sido
regenerado. Nadie puede apreciar la luz si primero no ha tenido más que oscuridad, nadie puede
ver las profundas tinieblas que lo han gobernado si la gloriosa luz de Cristo no ha sido revelada.
Los que hoy están en Cristo pueden reconocer el castigo del que han sido liberados y el horrendo
pecado que los tenía destinados a la muerte eterna.
Desde el inicio de la era o la dispensación de la iglesia hemos visto cuánto ésta ha crecido y aun
en las épocas más oscuras siempre la iglesia ha prevalecido. El tiempo de la reforma marcó una
nueva etapa de la iglesia y en los siglos posteriores se dio un gran despertar manifestado en
conversiones en gran número alcanzando muchas esferas de la sociedad y un movimiento
misionero bastante amplio. La iglesia se extendió hasta nuestro continente y vemos hoy en día los
grandes ministerios y eventos de evangelismo que se dan alrededor del mundo. Es cierto que hay
muchos cristianos y que cada vez hay más, en muchas naciones de la tierra se han establecido
iglesias locales. ¡Esto es motivo de gran gozo!
En el mundo somos 7.000 millones de habitantes aproximadamente. Según las estadísticas somos
unos 800 millones de evangélicos pentecostales en el mundo. Un gran número podríamos decir y
claro que sí lo es con relación a los que se podrían contar hace un siglo. Ha habido un crecimiento
vertiginoso, sin embargo esta cantidad corresponde al 11% aproximado, es decir que el 89% de la
población mundial está bajo el dominio de Satanás; le pertenecen a él. Ahora, las estadísticas
hablan de 800 millones pero eso es muy cuestionable, ninguna clase de censo podría determinar
quiénes realmente han nacido de nuevo, si bien la asistencia a los lugares de reunión de los
cristianos ha crecido, sabemos que no todos los que van a estos lugares han nacido de nuevo; creo
que sería grande la sorpresa si hubiera algún aparato que pudiera identificar legítimos cristianos.
Lo que yo pienso acerca de esto es que esos 800 millones se reducirían bastante. Con relación a la
cantidad de gente que hay en la tierra seguimos siendo como lo dijo Cristo “manada
pequeña”(Lucas 12:32) Somos muchos creyentes alrededor del mundo pero son muchos más los
que no lo son.
La luz es aborrecible para los que están “contentos” en sus tinieblas, por eso es que hay más allí
aun cuando el mensaje ha sido predicado desde hace 2.000 años.
La historia bíblica nos muestra personas que estuvieron de un lado y de otro. Todos los que
vivieron de acuerdo al sistema Satánico, “controlaron” su vida y terminaron arruinados, murieron
para luego comparecer ante el juicio Divino y terminar en la eternidad alejados de la gloria de
Dios. Otros respondieron a las manifestaciones de Dios y rindiendo sus vidas, fueron gobernados
por Él; murieron también pero aguardan el día de la resurrección para recibir el galardón eterno.
La biblia también nos habla de las dos clases de personas en los últimos tiempos. El libro de
apocalipsis que nos habla de la manifestación más grandiosa de la gloria de Dios y del triunfo de la
adoración a Él, también habla de personas selladas y marcadas.
Dios ha decidido sellar a los suyos pero como lo ha hecho desde el principio, Satanás también
imita a Dios en esto. Dios sella los suyos y Satanás marca a los suyos. Veamos los textos.
Apo 7:3 … No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos
sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.
Apo 7:4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las
tribus de los hijos de Israel.
Apo 14:1 Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él
ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito
en la frente.
Apo 14:2 Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un
gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.
Apo 14:3 Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro
seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento
cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.
El sello o la marca son símbolos de propiedad. No necesariamente son visibles, lo que los sellados
o marcados adoran está revelando quién es su dueño. El sello o la marca está en las frentes que
representa los pensamientos del hombre. Quien gobierna los pensamientos de alguien es su
dueño.
Apo 13:15 Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen
hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.
Apo 13:16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les
pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;
Apo 13:17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el
nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Desde el comienzo de la biblia Satanás siempre ha tenido quien lo atienda y por supuesto el Señor
también ha tenido los suyos. Parece que el “papel” de satanás es revelar el corazón de la gente,
lo que habla él es halagüeño y seductor por esa razón estar de su lado resulta más “fácil”. Desde
Génesis hasta Apocalipsis siempre está convocando gente para tratar de oponerse a Dios y es lo
único que consigue; tratar de oponerse, porque al fin y al cabo su derrota y condena ya fueron
aseguradas.
Cada quien estará con los suyos en un lugar eterno. Satanás con los ángeles caídos y con todos los
que al no creer en Cristo se hicieron uno con él estarán eternamente en un tormento sin
descanso. Pero en el caso de los que hemos nacido de nuevo viviremos eternamente en gozo,
juntos y disfrutando a nuestro amado Cristo.
¿Quién te controla?
Estar controlado por algo o alguien es estar bajo su dominio, es no vivir en la voluntad propia sino
en la voluntad de aquel o aquello que lo domina. Una persona puede estar controlada por otra sin
darse cuenta; si todo lo que se hace se hace en función de otra persona, se está dominada por ese
alguien. Hay quienes que se olvidan de sí mismos por estar en función de los demás hasta el punto
que llegan a exponer su propia integridad para tener contenta a esa persona. Están controladas,
dominadas por ese alguien. Se puede estar dominado por un placer aun cuando éste sea legítimo,
si todo lo que se hace se hace en función de ese algo, se está dominado por ello.
Ya hemos dicho que toda persona sin Cristo no puede evitar el estar controlado por alguien. El
dueño o quien domina la vida de los no creyentes es Satanás y el medio que usa para tenerlos bajo
su dominio es el pecado. La gente sin Cristo son siervos del pecado y esto se expresa en toda clase
de conductas reprobadas por Dios.
En la carta a los Romanos el apóstol Pablo habla profundamente de este tema. Después de
mostrar la condición del hombre ante Dios desde el capítulo uno al tres y después de hablar de la
fe como vehículo de salvación en los capítulos cuatro y cinco, él aborda en el capítulo seis la
victoria del hombre sobre el pecado en la persona de Cristo y en capítulo siete la victoria sobre la
ley para llegar al capítulo ocho donde habla de la realidad espiritual del hijo de Dios; libertad y vida
en el espíritu.
Pablo escribió en el capítulo 6
Rom 6:6 (NTV) Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo
para que el pecado perdiera su poder en nuestra vida. Ya no somos esclavos del
pecado.
Rom 6:7 Pues, cuando morimos con Cristo, fuimos liberados del poder del pecado.
El pecado ejercía su dominio sobre el hombre no regenerado pero al tener la vida de Dios
mediante la identificación con Cristo en su muerte y resurrección, el poder del pecado fue
destruido de tal forma que quien está en Cristo ya no es un esclavo del pecado y por lo tanto no
tiene que vivir bajo su dominio. Cuando Cristo murió en la cruz llevó cautivo en su cuerpo el
pecado y lo destruyó por su muerte, y por su resurrección da el poder a un creyente de una nueva
vida.
Entonces, legalmente el pecado no puede controlar a un hijo de Dios. La naturaleza de la persona
cambió y la razón de ese cambio fue que cambió de dueño. No es legal que el pecado o una
conducta de pecado dominen la vida de un nacido de nuevo.
En el capítulo siete, Pablo usa la analogía de un matrimonio y de la ley que une a ese matrimonio
para describir como una persona está ligada a una ley hasta que otra ley lo libera.
La ley decía que debían cumplir los requisitos religiosos, morales y civiles al pie de la letra y
vivirían por ello. La ley hacía notoria la pecaminosidad del hombre debido a que ninguno podía
cumplirla. La ley les decía lo que estaba mal pero no les daba el poder para dejar de hacerlo. Así
que la ley se convertía en una condena que lejos de santificar hundía más a la persona en el
pecado. Cristo es el fin (término) de la ley (Romanos 10:4). Cristo cumplió la ley en su totalidad
para que en Él nadie fuera condenado por no cumplirla.
Rom 7:4 Por lo tanto, mis amados hermanos, la cuestión es la siguiente: ustedes murieron
al poder de la ley cuando murieron con Cristo y ahora están unidos a aquel que fue
levantado de los muertos. Como resultado, podemos producir una cosecha de buenas
acciones para Dios.
Rom 7:5 Cuando vivíamos controlados por nuestra vieja naturaleza, los deseos
pecaminosos actuaban dentro de nosotros y la ley despertaba esos malos deseos que
producían una cosecha de acciones pecaminosas, las cuales nos llevaban a la muerte.
La ley es entonces como un controlador que dice qué hacer y qué no hacer, pero no da el poder
para hacer lo que pide. Lo que dice la ley es correcto pero en lugar de llevar a alguien a la libertad
lo hace un esclavo. Cristo no sólo libera al hombre del poder del pecado sino también de la ley que
es donde el pecado adquiere la fuerza. Entonces podemos decir que hay cosas buenas que pueden
producir muerte. La ética, la moral no son malas en sí mismas, ellas dictan cosas buenas pero no
dan poder para hacerlo.
Sobre esa verdad es que Pablo escribe:
Rom 7:17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
Rom 7:18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien
está en mí, pero no el hacerlo.
Rom 7:19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
Rom 7:20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
Muchos dicen que Pablo describe su propia experiencia, la “lucha” que tenía en el momento de
escribirlo, sin embargo hay que tener en cuenta que él ha dicho en Rom 6:11 Así también
vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor
nuestro.
La palabra consideraos no es solo pensar que estamos muertos al pecado sino que es como si
dijese: “sepan que están muertos al pecado”. En Romanos siete está refiriéndose a una persona
bajo el dominio de la ley (ceremonial, moral y civil), es cierto que él un día estuvo bajo ese
dominio pero no al momento de escribir la carta. El pecado tiene su habitación en el hombre no
regenerado y no en el que ha nacido de nuevo. Claro que los creyentes pecan pero el pecado no
puede hacer su habitación en un creyente verdadero. El creyente puede tener conductas
pecaminosas pero no naturaleza pecaminosa.
Cada vez que un creyente “trata” de hacer algo que sabe que es bueno y lo hace sobre la base de
sus esfuerzos se encuentra haciendo lo opuesto y cuando logra hacer algo bueno no tardará
mucho tiempo en verse envuelto de nuevo en lo que aborrece. ¿Por qué? Porque el saber que es
lo bueno y lo malo no le da a nadie el poder para hacer o dejar de hacer algo.
Si Pablo se describe así mismo, se está describiendo antes de nacer de nuevo, no al momento de
escribir la carta pues eso lo describirá en el capítulo siguiente.
Al punto que quiero llegar es este; por más que alguien conozca qué es lo bueno y por más que
trate de “luchar” contra lo malo se va a encontrar con la incapacidad de hacer lo correcto.
Las personas que no han nacido de nuevo tienen sus propios “medidores” de lo bueno y malo. A
cosas buenas llaman “malas” y a malas llaman “buenas”. Desde el sistema corrupto al cual están
sometidas valoran estas “cosas”. Romanos siete está escrito para creyentes y específicamente
para creyentes que querían “vivir en Cristo” apoyados en la ley; sus ceremonias y sus exigencias
morales y civiles.
El creyente ha pasado de un estado a otro y ha cambiado de dueño. Entonces, si alguien que ha
nacido de nuevo quiere estar bajo la ley de la cual fue liberado, vivirá frustrado debido a que no
puede por sí mismo cumplir los requerimientos de esa ley. Si alguien “trata” de dejar de mentir
pronto se encontrara diciendo alguna “mentirilla” y como sabe que eso es malo, tendrá
sentimientos de condena que le privaran de mantener comunión con Dios. Así toda exigencia
personal acerca de algo se convierte en un arma que lentamente “lesiona” el vivir en el espíritu.
Este verso lo dice claramente:
Rom 7:21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
Pablo habla de una ley que aparece cuando se “trata” de hacer el bien. Esa ley lo “empuja” a hacer
el mal aun cuando se quiere hacer el bien. En otras palabras cada vez que se quiera hacer el bien
por sí mismo se encontrara una fuerza que lo empuja a lo opuesto.
Una ley es una regla o norma. Se trata de un factor constante e invariable de las cosas.
Teniendo esto en cuenta podemos decir que siempre que se “trate” de hacer lo bueno sobre la
base que eso es lo correcto pero haciéndolo como un esfuerzo personal, se fracasará.
Una ley sólo puede ser dominada por una ley mayor y cuando un creyente logra ver esto por la
obra reveladora del Espíritu Santo, abandona los esfuerzos por “tratar” de hacer el bien y se
somete a esa ley mayor. Pablo describe la angustia de alguien que está dominado por la ley que lo
conduce al pecado pero también describe la exclamación de alguien que ha sido liberado de ella.
Rom 7:24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Rom 7:25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro………
La imagen que hay aquí es bien conocida por algunos. En la antigua Roma se imponía una clase de
castigo a los reos de muerte que consistía en que se les ataba un cadáver a la espalda el cual
debían cargar todo el tiempo. El cadáver se descomponía y por esa misma descomposición
infectaba y descomponía el cuerpo del que lo cargaba causándole la muerte. ¡Terrible castigo!, esa
es la imagen que usa Pablo para ilustrar “el cuerpo de muerte”, un peso muerto que termina por
matar al que lo carga.
Un creyente fue liberado del cuerpo de muerte pero ilegalmente puede estar “cargando uno”
cuando trata de vivir bajo leyes impuestas que en lugar de santificarlo lo “empujan” a pecar.
Todos los creyentes debemos tener esta exclamación cada día ¡!gracias a Dios por Jesucristo!¡ Él
cargó el cuerpo de muerte que es el pecado para que tú y yo podamos vivir libres.
Pablo dice que el creyente fue sacado de una ley que lo conducía al pecado y a la muerte a una ley
superior a la cual él llama “la ley del Espíritu y de Vida”
Rom 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte.
Rom 8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al
pecado en la carne;
Rom 8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme
a la carne, sino conforme al Espíritu.
Ésta sí es la experiencia de Pablo después de nacer de nuevo. La ley no podía dar el poder para
dejar de pecar, la ley señalaba el pecado pero no tenía poder sobre él. Así que Cristo quien es el
espíritu vivificante y quien está sometido al Padre que es Santo, se hace uno con el hombre en la
regeneración para que el cristiano pueda vivir la clase de vida que Él tiene y que Él es.
Sé que esto es un poco complejo y que he sido repetitivo pero es importantísimo llegar a conocer
esta realidad. Los fracasos del cristiano en la santificación y en toda área de la vida se debe a que
aun a pesar de ser nacidos de nuevo se pretende vivir bajo leyes que imponen y que “exigen”
esfuerzos humanos para alcanzar un “estándar” de santidad y entonces “merecer” algo de Dios.
La ley del Espíritu de vida nos libró de la ley del pecado y de la muerte. Recordemos que una ley es
permanente es decir que si el creyente permanece en la ley del Espíritu y de vida, estará libre de la
ley del pecado y de la muerte no solo en el aspecto legal (que ya fue hecho) sino también en el
aspecto experimental (vivir diario)
Somos controlados en la vida diaria por la ley del Espíritu de Vida o por leyes que alientan el
pecado.
Rom 7:21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
YA NO VIVO YO
“ya no vivo yo” esta frase hace parte de uno de los versos más citados de la biblia y de los menos
comprendidos a la vez. Es una frase simple y profunda que habla de un hombre que aunque tiene
vida se ve como un muerto, pero la frase no termina allí el escritor que es el mismo que escribió
Romanos la completa así “más Cristo vive en mí”. El apóstol se ve como alguien que murió en la
cruz cuando Cristo murió, la muerte de Jesús en la cruz es su propia muerte pero también su
resurrección lo es. En el trono del ser de Pablo muchos años estuvo él, pero luego de conocer a
Cristo supo que la muerte de ese yo era la mejor experiencia de su vida. El verso completo es así:
Gál 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí.
El apóstol llega a ver su cuerpo como un vehículo para hacer la voluntad de Dios, eso es vivir en la
fe del hijo de Dios.
Antes él creía tener el control de todo, creía saberlo todo pero cuando vio la luz camino a
Damasco supo que había estado toda su vida bajo la potestad de las tinieblas y que no era más
que un títere del Diablo. Él ha experimentado al espíritu vivificante dentro de Él, sabe que es
habitación de Dios y no sólo eso sino que ahora tiene dueño y que no desea otra cosa más sino ser
gobernado y si cabe la palabra controlado por Cristo. Por eso es que puede estar de pie cuando
otros claudicarían y reír cuando otros no pararían de llorar, podía estar calmo en cualquier
tempestad y en la tristeza reposar en Dios.
“Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí” debiera ser el “desayuno” cada día, nutrirnos de esta
verdad y orar y orar para que llegue a ser nuestra realidad diaria.
¿Fue muy osado Pablo al decir esto? ¿Sólo él lo podía decir y experimentar? ¡No¡ Definitivamente
alguien que conoce a Cristo en intimidad debiera llegar a decirlo y experimentarlo
espontáneamente “ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí”. A esto es lo que le llamo perder el
control, dejar de “tratar” vivir por uno mismo y nadar en la plenitud de vida en Cristo. Creo que
necesitamos perder el control.
ÉL EN MÍ
Gálatas 2:20 nos debe abrir el apetito para comer un poco más acerca de perder el control.
Gracias a Dios por lo escritores bíblicos porque ellos estaban “controlados” por el mismo Espíritu y
por eso podían expresar estas verdades con diferentes palabras.
No se sabe con certeza quién es el escritor de la carta a los Hebreos. Algunos se la adjudican a
Pablo otros aseguran que no fue él quien la escribió. Sin embargo lo más importante fue quién la
inspiro y sabemos que fue Dios mismo. La carta habla de la superioridad y suficiencia de Cristo
para efectuar la redención. Él no es la sombra sino la realidad y sólo en Él está la firme confianza.
Al final de la carta el escritor expresa lo siguiente:
Heb 13:20 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran
pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,
Heb 13:21 os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en
vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los
siglos de los siglos. Amén.
Estos son versos extraordinariamente ricos, seguro que al colocarles una “lupa” nos
sorprenderíamos de cuántos tesoros alberga.
El Dios de paz resucitó a Jesús nuestro Señor. Sabemos que la paz que tenemos para con Dios
descansa en la muerte pero también en la resurrección de Jesús. La resurrección que el Padre
efectúa sobre el Hijo por el poder del Espíritu Santo es la clara evidencia que la ofrenda(que es
Cristo mismo) fue suficiente para satisfacer la demanda de Justicia de Dios y por ello tenemos paz,
Cristo recibió entonces el más alto honor, el honor de ser Señor de todo, ¡Él es nuestro Señor¡.
Jesús es el gran pastor. Quien escribe es judío y hablamos en el escrito anterior que en el contexto
judío la imagen del pastor y las ovejas era común y se usaba para expresar la relación de Dios con
los suyos. Somos pastoreados por Jesús; el guía, protege, sustenta a sus redimidos. Él nos hizo
partícipes de la herencia y la participación de ella tiene una base legal; “la sangre del pacto
eterno”. Es necesario ver aquí que el pacto es eterno y por lo tanto no puede romperse. Esto
indica la seguridad de la salvación de aquellos que hemos sido lavados por su sangre, la cual nos
hizo justos ante Dios.
Ahora, sobre estas grandiosas verdades el escritor más que expresar sus sentimientos va a
expresar en las líneas siguientes lo que las afirmaciones anteriores siendo reveladas harán a los
que estamos en pacto eterno.
Dice “os haga aptos en toda buena para que hagáis su voluntad”. Esto es, que el tener la habilidad
para hacer la voluntad de Dios, no procede del hombre. Es Él quien nos hace aptos pero somos
nosotros los que ejecutamos lo que Él quiere. ¿Cómo lleva a cabo su voluntad? “haciendo Él en
nosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo”
Dios se revela a nosotros en Cristo haciendo (produciendo) el bien que él quiere ver, pero esa
acción es ejecutada a través de nuestro cuerpo.
Sé que esto hay que leerlo despacio y orar mucho por revelación. La ilustración del guante puede
servir de algo; un guante por sí mismo no puede hacer nada pero al introducir la mano en el
guante este obedece o responde a los movimientos de la mano. No son los movimientos del
guante sino de la mano que está dentro del guante. Al agarrar algo, no es el guante quien sostiene
dicho elemento, es la mano dentro de él, sin embargo en la acción misma la mano y el guante
llegan a ser como uno solo.
El cuerpo del creyente llega a convertirse en un elemento en el cual Dios coloca la habilidad para
ejecutar lo que Él mismo ha determinado, y eso que Él ha determinado es agradable para Él, por
eso es que Él lo quiere ver manifestado.
Esto es perder el control completamente. La base de lo anterior es que Cristo es Señor y Pastor y
estamos en pacto eterno con Él por eso Dios puede hacernos hábiles para hacer su voluntad
produciendo en nosotros el bien que Él quiere ver para que nosotros lo ejecutemos y entonces
podamos decir como el escritor “Al cual sea la gloria por los siglos de los siglos amen” así que ya
no se trata de nosotros sino de Él en nosotros haciendo sus obras.
Miremos este otro verso:
Flp 2:13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su
buena voluntad.
Sé que este verso a menudo se saca de contexto para justificar la falta de decisión o para atribuir a
Dios cosas que Él nunca produjo. El verso anterior es el contexto inmediato, veamos:
Flp 2:12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi
presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación
con temor y temblor,
Pablo está hablando del señorío de Cristo. Estar bajo señorío implica obediencia y esa obediencia
se aprende en comunión íntima con Jesús. Pablo les dice que se ocupen en su salvación con temor
y temblor y esto tiene que ver con la comunión porque la salvación está directamente unida a la
comunión, es más podemos decir que la salvación es comunión (Juan 17:3). Fuimos reconciliados y
la reconciliación es estar en comunión (2 Corintios 5:18) de tal forma que lo que Pablo les está
diciendo es que si permanecen en comunión íntima con Cristo, Él colocará no sólo el querer sino
también el hacer su voluntad. En la comunión con Cristo el coloca sus deseos en nosotros pero
también nos faculta con su poder para que con nuestro cuerpo ejecutemos su voluntad.
Dios no coloca sus deseos ni manifiesta su poder a los que no tienen comunión con Él, por esta
razón es que ningún incrédulo puede hacer la voluntad de Dios, pero tampoco los creyentes que
no desarrollan intimidad con Cristo.
Esta es otra forma del apóstol decir “ya no vivo yo”. Es así como el creyente debe y necesita
perder el control. Es su vida en nosotros la que nos capacita para toda clase de bien, es su vida en
nosotros que nos libera de las imposiciones del legalismo que únicamente conducen al pecado.
Perder el control es lo mejor que le puede pasar a un creyente. Desiste de “tratar” de hacer lo
bueno, oro para que entiendas esto, para que abandones todo esfuerzo propio por hacer la
voluntad de Dios. Adora a Dios, conócelo, llénate de su palabra, ocúpate en la comunión con Él; no
la descuides, entonces Él pondrá en ti el querer y suministrará el poder para hacer su voluntad.
No vivas bajo el control de leyes que en lugar de santificarte te condenan y te “empujan” al
pecado, más bien permanece en la ley del Espíritu y de vida en Cristo; verás entonces cómo hacer
la voluntad de Dios, será el espontaneo resultado de Su vida dentro de ti. “ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí”
El control adecuado
Se me ha vuelto costumbre cada vez que veo la TV tener el control remoto cerca. Me gusta saber
que puedo cambiar el canal cada vez que quiera o ponerle el volumen que a mí me parezca
correcto. Creo que tengo el control porque lo manejo de la forma adecuada. Pienso que el control
que ejerzo sobre el control remoto es el mejor que puede haber, pero estos pensamientos se
desboronan cuando mi esposita esta con migo. Ella pone el televisor con volumen muy bajo y si
estor pasándolo de un canal a otro me reconviene. Es allí cuando logro entender quién es el que
realmente “tiene el control”; esto lo digo en broma pero lo que si es cierto es que una ley mayor
domina a una ley menor. Puedo pensar en tener el control pero es mejor atender a quien tiene la
perspectiva correcta. En la medida que conozco a Cristo y voluntariamente me someto a Él, he
experimentado que no hay nada mejor que estar bajo su autoridad. Cada vez me meto en menos
problemas. He aprendido a tomar posturas firmes, a no ceder a leyes que pretenden gobernar el
alma, he aprendido a correr a Él antes de tomar una decisión, a escuchar Su voz dentro de mí. He
aprendido que cuando Él “controla” siempre Su gloria se está manifestando y que más allá de
problemas o flaquezas, Él manifiesta Su vida en mí y eso me hace ir siempre adelante para cumplir
con su llamado; Él tiene el “control” adecuado de mi vida porque Él tiene la perspectiva correcta y
ello me da seguridad.
Mi oración es que este año sea el año de perder el control, de dejar de pretender gobernar tu
vida, de dejar de pensar que sabes más que Dios, de dejar de ignorar la voz que te ha querido
corregir, de dejar de “tratar” de hacer cosas buenas por ti mismo. Oro que sea el año de comenzar
a entender que no hay nada mejor que estar gobernado por Dios para que Su gloria resplandezca
más y más en nuestras vidas y familias.
Heb 13:20 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el
gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,
Heb 13:21 os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en
vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los
siglos de los siglos. Amén.
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