Rastros de los sindicatos y la clase obrera bajo la dictadura. Relación social de explotación: Estructura, sujeto, acción social Santiago Aguiar Licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades- Universidad Nacional de Quilmes, Argentina Magisterando en Sociología de la Modernización- Universidad de Chile 22 de agosto de 2008 Es éste un momento en que se comienzan a discutir los llamados “proyectos país” entre los profesionales de las ciencias sociales, entre la intelectualidad, entre la dirigencia política, sindical y social, coincidiendo con el agotamiento del “Consenso de Washington”, que hace necesario integrar a esta discusión la pregunta sobre qué clase y alianza de clases deberá y podrá desplegarlos. Este aspecto de la discusión, por lo general olvidado o dejado de lado, debe volver a atraer la atención de una sociología del desarrollo, de una sociología del trabajo, así como de las ciencias sociales en general, y en especial de una sociología en la tradición de Marx. Al respecto, aparecen inmediatamente dos grandes temas de interés. Uno de carácter histórico, otro de carácter más teórico. El primero, refiere al rol de la clase obrera, que aquí se quiere referir específicamente a su rol bajo la dictadura. El segundo, a la relación teórica entre estructura, sujeto y acción social, que pueden concentrarse en la categoría de relación social de explotación. El motivo de referirse al rol de la clase obrera y los sindicatos bajo la dictadura, descansa en que su rol, después de un primer momento en que fue destacado, se ha difuminado casi completamente. La historiografía chilena reciente nada ha dedicado de sus energías y preocupaciones1. En el primer momento en que se realizaron estudios e investigaciones sobre la clase obrera y los sindicatos bajo la dictadura, estos fueron desarrollados mayormente por sociólogos, y también economistas2, que dieron cuenta del importante rol que jugó, aunque es cierto que con cierto unilateralismo3. Puede afirmarse, provisoriamente, que ésto se debe –en lo que directamente a Chile y su historiografía toca- a la disputa contra la historiografía marxista chilena en particular, y contra la teoría marxista en general, de algunos de los principales exponentes de la Historia Social, una de las corrientes actualmente predominantes y de producción más rica en los últimos años –lo que se sostuvo a su vez en procesos históricos reales-. Se podría decir que partiendo de algunas visiones que unilateralizaron el rol de la clase obrera y los sindicatos bajo la dictadura, reprodujeron, en esta disputa, la misma unilateralidad en su búsqueda del “actor popular, y correspondientemente una teoría y metodología popular. Y entonces, transformaron un proceso histórico a explicar, en la explicación de una nueva teoría 2 En la bibliografía se menciona a algunos de ellos 3 Importantes estudios dan cuenta de la capacidad de organización y acción del movimiento popular, escasamente integrado en las investigaciones que aquí se mencionan: “Para el final de 1974, existían 22 comedores infantiles distribuyendo comida a los hijos pequeños de las víctimas de la represión, así como bolsas de cesantes y talleres laborales (...) En 1977, 323 comedores populares, que habían remplazado a los comedores infantiles de la fase anterior, distribuían comida a 30.000 personas en la Región Metropolitana” (Oxhorn, Philip. “La paradoja del gobierno autoritario: organización 1 Ambos unilateralismos, son perjudiciales para el conocimiento histórico del período, ya que una historia del periodo, o al menos de las luchas contra la dictadura –algo que no se pretende en este artículo-, requieren en primer lugar dar cuenta, al menos, tanto de las luchas del actor popular como de la clase obrera. Y en segundo lugar, plantear la articulación entre ambas. A la vez, con la difuminación de la clase obrera, es necesario un estudio específico de ésta, en este caso, de los sindicatos y la clase obrera bajo la dictadura, y que es condición mínima para un estudio del período y de la articulación entre ambos actores. A pesar de lo dicho, y contra la tendencia local, recientemente comienza a desarrollarse este estudio específico, en manos de la historiografía de los sectores populares en los ochenta y promesas de inclusión”: p. 70. Política. Volumen 43: p. 57-83. Otoño 2005. Obtenido desde: http://www.inap.uchile.cl/cienciapolitica/rev-politica/43/index.html). “Según un estudio completado en julio de 1985, existían 1.103 organizaciones de subsistencia en Santiago, sirviendo aproximadamente a 110.000 personas” (idem., p. 59). Más aún, “entre 1978 y 1981 se dio un cambio fundamental al darse cuenta tanto las instituciones de apoyo como las organizaciones de base de que, por una parte, era necesaria una perspectiva de más largo plazo, dados los avances del régimen militar por asegurar su propia institucionalización, y por la otra de que también eran necesarias soluciones más permanentes para los problemas de todo tipo. Además, estas soluciones requerían que aumentara la propia capacidad de los sectores populares para crear organizaciones autónomas de ayuda (...) Un cambio similar en las percepciones sobre el papel que debían cumplir las organizaciones populares estaba ocurriendo en las poblaciones. Los pobladores relacionaban cada vez más sus problemas con la necesidad de alguna especie de cambio político (...) Uno de los ejemplos más emblemáticos de esta capacidad de organización es el Congreso Unitario de Pobladores que se llevó a cabo en abril de 1986” (idem., p. 71/72/73). estadounidense4, destacando no sólo los rigores y transformaciones que la clase obrera padeció, sino también la centralidad de su resistencia: “However, the fact that Chilean workers have been victims of Pinochet’s dictatorship and neoliberal policies doesn’t mean that they ceased to resist or that they have had no agency. On the contrary (...) Moreover, during the Pinochet era, with its repressions and restrictions on union activism, Chile’s workers displayed great creativity in devising new ways to resist. They refused to eat at company cafeterias, took to the streets, mobilized sympathy strikes and social protests, and marched hundreds of kilometers to publicize their cause. They created new forms of organization, from lunch rooms and day care centers for the unorganized to new labor confederations, independent unions, and territorial federations inspired bay the cordones industriales. Nor was this resistence confined to the workplace or worker’s issues. As Klubock’s chapter on copper miners argues, it was Chile’s workers who first raised the flag of political resistance 4 Además del texto aquí consultado, pueden mencionarse como referencia: Angell, Allan (1995). “Unions and Workers in Chile in the 1980s”. En P. Drake and I. Jaksic (eds.), “The struggle for Democracy in Chile”, rev. edn. Lincoln, NB: University of Nebraska Press; Drake, Paul (1996). “Labor Movements and Dictatorships: The Southern Cone in Comparative Perspective”. Baltimore, MD: John Hopkins University Press; Stillerman, Joel (1998). “From Solidarity to Survival: Transformations in the Culture and Styles of Mobilization of Chilean Metalworkers under Democratic and Authoritarian Regimes, 19451995”. PhD diss.. Dept. of Sociology. New York: New School for Social Reasearch against the dictatorship in the 1970s and sustained it during the years when political parties were banned. And it was the copper miners who mobilized the social protests and political opposition to the military regime in the 1980s to demand an end to Pinochet’s dictatorship and the restoration of democracy and civil liberties. Labor iniciated the transition to democracy that culminated in Pinochet’s plebiscite defeat in 1988 and the inauguration of a democratically elected president in 1990. Chile’s workers may have victims of Pinochet’s dictatorship and neoliberalism, but they remained protagonist of their own and their nation’s destinies”5. La decisión teórica de difuminar el rol de la clase obrera y el sindicalismo bajo la dictadura, necesita corregirse. Desde el punto de vista de este proceso histórico, este trabajo no tiene esa pretensión, tan sólo –en primer lugar- recoger algunas marcas6, para encontrar un rastro que nos permita traer nuevamente a la reflexión de la Winn, Peter (2004). “Introduction”. p.: 11, en Winn, Peter (2004). “Victims of the Chilean Miracle: Workers and Neoliberalism in the Pinochet Era, 1973-2002”. Durham, NC: Duke University Press 6 Rescatadas de la literatura secundaria. Quedará la tarea para aquellos historiadores que asuman este desafío, junto a intelectuales y dirigentes sindicales, sociales y políticos, retomar este camino, profundizarlo, y ponerlo en este contexto. 5 teoría social y de la política a la clase obrera7, con centralidad en la reflexión y las políticas, dentro de la alianza de clases necesaria para el despliegue de los “proyectos país” en germinal discusión. Con este acotado fin, se presenta apenas una descripción de algunos hechos fundamentales, con algunos comentarios en notas al pie, que permita, como se dijo, encontrar el rastro del proceso de resistencia de la clase obrera y los sindicatos bajo la dictadura –por lo que se deja de lado todo otro hecho que permita una comprensión cabal tanto de este mismo proceso como del entero período. De todos modos, y aún pudiendo admitir ésto, es insuficiente. No se trata tan sólo de dar una adecuada descripción de los hechos tal como fueron, y ahora equiparar, en la investigación y la reflexión al actor popular, con la clase obrera, pretendiendo así una explicación compleja y multicausal de los procesos sociales e históricos. Es necesario entonces establecer qué articulación en la alianza de clases para qué proyecto país, y por lo tanto qué relaciones entre los actores que conformen aquella, y desplieguen éste. Se trata de replantear la centralidad de la clase obrera en la alianza de clases no antagónicas, por el hecho simple y a la vez complejo, de su ubicación en la base constituyente de la sociedad capitalista, lo que le otorga un potencial anticapitalista 7 Con los cambios en su composición, etc único, abriendo la pregunta y la posibilidad de respuesta de en qué tipo de sociedad queremos vivir, que es la clave de la discusión de los “proyectos país”. Se pretende –en segundo lugar-, plantearse una clave teórica para la investigación, entendiendo que una sociología en la tradición de Marx busca explicar y transformar. Esta clave teórica, se propone en una categoría y un modo de investigación, relacionados entre sí. Por un lado, en la categoría de relación social de explotación, con origen en el proceso de producción capitalista, como una totalidad jerárquicamente determinada, desde la cual articular categorías centrales del pensamiento sociológico: estructurasujeto-acción social. Por otro lado, como modo de investigación, se propone aquí –en forma inicial- una analogía con la investigación de Marx a raíz del “debate sobre la transformación” (el problema teórico del paso del valor a la formación de precios), por el método de investigación que propone: recorriendo el camino de la esencia al fenómeno, y al revés, del fenómeno a la esencia, intentando reconstruir los mecanismos y los eslabones intermedios que unen a uno con otro. De este modo, se propone, permite asumir parte de las tareas de la ciencia en general y las ciencias sociales en particular: descubrir qué hay detrás, contribuir a hacer transparente la opacidad de las relaciones sociales. Junto con ésto y más inmediatamente, con relación al problema histórico de la difuminación de la clase obrera y el sindicalismo bajo la dictadura, como hecho histórico y como afirmación teórica de historiadores y otros científicos sociales, herramienta teórica que sirva para plantearse buscar, y encontrar, los mecanismos específicos por los cuales se produjo esta difuminación, encontrar “el secreto” por el cuál se dio de este modo. Comenzando entonces por el modo de investigación, en los años que corrían bajo la dictadura, los primeros estudios recorrían la primera parte del camino: se discutía el paso de la inicial neutralización de la clase obrera a su progresivo protagonismo. En los años que corrían bajo la dictadura, se trataba de establecer el desarrollo de la lucha del movimiento sindical y la clase obrera y sus fases: “la negociación colectiva, es decir, el proceso de determinación de las condiciones de trabajo y de remuneración, contribuyó a aumentar la conciencia sindical de los dirigentes y de los trabajadores de los sindicatos de base y a fortalecer estas organizaciones. La toma de conciencia sindical y la percepción de la situación social en que se encontraban, constituyeron para los trabajadores, los pasos previos para la transición de un estado de inmovilismo y pasividad bastante generalizado que se extendió durante seis años, a una etapa de desarrollo de su conciencia política, la cual se fue expresando con fuerza creciente en 1982, y culminó con una convocatoria a la sociedad civil para exigir la transición hacia un sistema democrático (...) En este trabajo se sostiene que, tanto en el paso de una situación de conciencia a otra, como en el progresivo aumento de la movilización social, la negociación colectiva tuvo gran importancia”8. Este análisis resultaba teóricamente necesario, y era productivo teóricamente, pues esas fases no eran meramente una periodización, siempre necesaria, sino como se define allí, el “paso de una situación de conciencia a otra”, algo que la teoría marxista también había hecho, y que la sociología hoy debe recuperar : “Bajo la influencia del desarrollo espontáneo de los acontecimientos, va madurando y organizándose ante nuestros ojos la insurrección general armada del pueblo. No hace todavía tanto tiempo que la única manifestación de la lucha del pueblo contra la autocracia levantamientos eran carentes de las revueltas, conciencia, es no decir, los organizados, espontáneos y a veces sin freno. Pero el movimiento obrero, como Barrera Manuel, Henríquez Helia, Selamé Teresita (1985). “Sindicatos y estado en el Chile actual”: p. 16. Centro de Estudios Sociales- CES. Chile 8 el movimiento de la clase más avanzada, del proletariado, ha ido sobreponiéndose rápidamente a esta fase inicial. La propaganda y la agitación de la socialdemocracia, concientes de su meta, han contribuido a ello. Las simples revueltas han dejado paso a la lucha huelguística organizada. y a las manifestaciones políticas en contra de la autocracia. Las brutales violencias militares se han encargado de ‘educar’ en unos cuantos años al proletariado y a la gente sencilla de las ciudades, preparándolos para las formas más altas de la lucha revolucionaria. La criminal y bochornosa guerra a la que la autocracia arrastró al pueblo hizo rebasar la copa de la paciencia de éste. Comenzaron los intentos de resistencia armada de la muchedumbre contra las tropas zaristas. Comenzaron los combates de calle en toda regla entre el pueblo y las tropas, comenzaron las luchas de barricadas”9. La importancia de este análisis para la sociología, es que permite un análisis concreto de una situación concreta, permite pensar procesos sociales como estos, en los términos de pugna social, conflicto social de clases, en que hay triunfos y derrotas, desvíos y contenciones, esenciales para comprenderlos a cabalidad. Sin embargo, si se lo considera como un esquema de análisis formal, se puede arribar a definiciones igual de formales, en las que su productividad teórica Lenin Vladimir (1959). “Ejército revolucionario y Gobierno revolucionario”. Obras Completas, t. VIII, p. 560. Editorial Cartago. Buenos Aires. 9 desaparece, y en lugar de reconocer triunfos y derrotas de “proyectos país”, para mantenernos en estos términos de la discusión, se formulan definiciones generales opuestas. Y si, como veíamos antes, entre los historiadores se difumina la clase obrera, en la sociología pasará lo mismo: “el esquema obrero de la lucha de clases se debilita”10. De lo que se trata entonces, ahora, y manteniéndonos aún en el modo de investigación, es de intentar recorrer el camino inverso, y partir de este fenómeno para intentar llegar a las causas que lo originaron, comprobar si éstas permanecen o han sido completamente transformadas hasta desaparecer o no. El método de Marx en El Capital es especialmente útil para esta tarea. Marx dedica un tomo entero de esta obra al análisis de las manifestaciones del capital tal como se presentan “en la superficie misma de la sociedad”, y “tal como se reflejan en la conciencia habitual de los agentes de la producción”, presentando el problema de la transformación (de la plusvalía en ganancia, de la cuota de plusvalía en cuota de ganancia, de la ganancia en ganancia media, del valor en precio de producción). El análisis de estas manifestaciones es especialmente útil Touraine Alain (1985). “El sindicalismo chileno frente al régimen militar”: p. 14, en Barrera M., Henríquez H., Selamé T. (1985). 10 por la importancia obvia que tienen11. Sin embargo, no duda en calificarlas de “mixtificación”: “En realidad, la ganancia no es sino la forma bajo la cual se manifiesta la plusvalía, la cual sólo puede ponerse al desnudo mediante el análisis, despojándola del ropaje de aquella. En la plusvalía se pone al desnudo la relación entre el capital y el trabajo. En cambio, en la relación entre el capital y la ganancia, es decir, entre el capital y la plusvalía, tal como aparece, de una parte, como el remanente sobre el precio de costo de la mercancía realizada en el proceso de circulación, y de otra parte, como un remanente que ha de determinarse más concretamente por su “En el Libro I se investigaron los fenómenos que ofrece el proceso de producción capitalista considerado de por sí, como proceso directo de producción, prescindiendo por el momento de todas las influencias secundarias provenientes de causas extrañas a él. Pero este proceso directo de producción no llena toda la órbita de vida del capital. En el mundo de la realidad aparece completado por el proceso de circulación, sobre el que versaron las investigaciones del libro II. En esta parte de la obra, sobre todo en la sección tercera, al examinar el proceso de circulación, como mediador del proceso social de reproducción, veíamos que el proceso de la producción capitalista considerado en su conjunto, representa la unidad del proceso de producción y del proceso de circulación. Aquí, en el Libro III, no se trata de formular reflexiones generales acerca de esta unidad, sino, por el contrario, de descubrir y exponer las formas concretas que brotan del proceso de movimiento del capital considerado como un todo. En su movimiento real, los capitales se enfrentan bajo estas formas concretas, en las que tanto el perfil de l capital en el proceso directo de producción, como su perfil en el proceso de circulación, no son más que momentos específicos y determinados. Las manifestaciones del capital, tal como se desarrollan en este libro, van acercándose, pues, gradualmente, a la forma bajo la que se presentan en la superficie misma de la sociedad a través de la acción mutua de los diversos capitales, a través de la concurrencia, y tal como se reflejan en la conciencia habitual de los agentes de producción”. Marx Karl (1973). “El Capital, t. III”: p. 45. Fondo de Cultura Económica. México 11 relación con el capital total, aparece el capital como una relación consigo mismo, relación en la que se distingue como suma originaria de valor, del valor nuevo añadido por él mismo (...) Cuanto más ahondamos en el proceso de valorización del capital, más se mixtifica la relación del capital y más al desnudo aparece el secreto de su organismo interno”12. Y una tarea fundamental de la ciencia es terminar con la mixtificación: “La cuota de plusvalía, medida por el capital variable se llama cuota de plusvalía; la cuota de plusvalía medida por el capital total, se llama cuota de ganancia. Son dos medidas distintas de la misma magnitud, que expresan proporciones o relaciones distintas de la misma magnitud como consecuencia de la distinta medida aplicada. La transformación de la plusvalía en ganancia debe derivarse de la transformación de la cuota de plusvalía en cuota de ganancia, y no a la inversa. En realidad, fue la cuota de ganancia lo que sirvió, históricamente, de punto de partida. Plusvalía y cuota de plusvalía son, en términos relativos, lo invisible y lo esencial que se trata de investigar mientras que la cuota de ganancia y por 12 Marx Karl (1973). “El Capital, t. III”: p. 63. Fondo de Cultura Económica. México tanto la forma de la plusvalía como forma de ganancia se manifiestan en la superficie de los fenómenos”13. La difuminación del movimiento sindical y la clase obrera bajo la dictadura, en sus últimos años, y la dirección política del proceso de lucha contra la dictadura y del proyecto país que se instauró, en una alianza de clases dirigida por la clase antagónica a la clase obrera que se configuró políticamente en la Concertación, es lo que debe ser explicado. Más aún porque esta difuminación tiño toda la teoría social. No sólo en el famoso debate puntual sobre el fin de la clase obrera, sino en el debate contra el marxismo hasta su casi completa inhibición, etiquetando contra el determinismo, mecanicismo, etc que se atribuye a la teoría marxista como tal y como un todo. Y así como en el estudio del período entero, entonces, es necesario volver a recorrer el camino que recorrió el movimiento sindical y la clase obrera, es necesario que no responda simplemente a un enfoque empírico (porque así fue como fue), sino que establecer teóricamente la necesidad de remitir los fenómenos que se observan en la superficie a su causa. Tal como el método de Marx en El Capital propone, en especial en su análisis sobre la transformación. Si hasta aquí se puede legar por el momento al modo de investigación, recorriendo el camino de ida y de vuelta, por así decir, ahora se debe plantear qué 13 Marx Karl (1973). “El Capital, t. III”: p. 58. Fondo de Cultura Económica. México categoría teórica permite explicar de un modo y no de otro la relación de causalidad y el despliegue de los procesos sociales e históricos. Es entonces desde el punto de vista de la categoría teórica que permita explicar, que se recurrirá por su importancia para el estudio de los procesos sociales para una sociología del desarrollo y una sociología del trabajo, así como de las ciencias sociales en general, y en especial de una sociología en la tradición de Marx -en una aproximación teórica inicial-, a la categoría de relación social de explotación originada en el proceso de producción capitalista, como relación social constituyente de la vida social en la sociedad capitalista. Relación social de explotación originada en el proceso de producción, entendida como concentración, como totalidad jerárquicamente determinada integrada por tres elementos: la estructura, el sujeto, la acción social. Así concebida, permite huir de la mera descripción de los fenómenos que se produce al aislar un elemento. Que es como en general ha sido: Por ejemplo, se pone el acento sólo en la estructura (es decir, se explica por las transformaciones ocurridas en la estructura: en el aparato productivo, con la supuesta desindustrialización); o se pone el acento sólo en la acción social (por las transformaciones ocurridas en la acción social: las protestas, aislando los actores sociales, etc); o, finalmente, se pone el acento sólo en el sujeto (por las transformaciones en el sujeto: en la composición de la clase obrera, o en la transformación de las relaciones sociales, con la desaparición o el debilitamiento hasta la insignificancia de la clase obrera en beneficio de nuevos protagonistas como los (nuevos) movimientos sociales, el actor popular, etc). Así como se ha seguido el camino de aislar un elemento, también se ha intentado recorrer otros caminos, en la búsqueda de lo que podría denominarse una síntesis, pero más bien, como más adelante se planteará, una “tercera vía” a este aislamiento de los elementos: “La primera tarea de la sociología consiste, tal vez, en reconstituir la totalidad a partir de la cual cabe descubrir la unidad de la conciencia subjetiva que el individuo tiene del sistema social y de la estructura objetiva de éste. El sociólogo trata, por una parte, de reaprehender y de comprender la conciencia espontánea del hecho social, una conciencia que, por esencia, no se replantea, y, por otra parte, de aprehender el hecho en su propia naturaleza, gracias al privilegio que le proporciona su situación de observador que renuncia a ‘actuar lo social’ para pensarlo. Así pues, ha de reconciliar la verdad del dato objetivo que su análisis le ha permitido descubrir y la certeza subjetiva de quienes lo viven”14. 14 Bourdieu, Pierre (2004). “El baile de los solteros”: p. 127. Anagrama. España Del mismo modo se plantea en lo que se podría llamar la variante inglesa: “Cuando formulo la teoría de la estructuración, deseo escapar del dualismo asociado con objetivismo y subjetivismo”15. Esa unidad de lo objetivo y lo subjetivo, pareciera que reconoce una jerarquía, la primacía de las “condiciones materiales”. Para continuar sólo con Bourdieu: “Los condicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia producen habitus, sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes”16. A pesar de ésto, irá desplazando su acento a la acción, las experiencias, la práctica, hasta plantear una “teoría de la práctica”: Giddens, Anthony (1998). “La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la estructuración”: p. 28. Amorrortu editores. Buenos Aires. Aunque es claro que son distintos acentos: las condiciones materiales estructurales en el sociólogo francés, las acciones del actor en el sociólogo inglés. 16 Y agrega e el mismo sentido que muchos “han caído simplemente en la libre elección de un puro sujeto sin ataduras ni raíces”. Bourdieu, Pierre (2007). “El sentido práctico”: p. 86. Siglo XXI Editores. Argentina. 15 “Se trata de escapar al realismo de la estructura al que el objetivismo, momento necesario de la ruptura con la experiencia primera y de la construcción de las relaciones objetivas, conduce necesariamente cuando hace hipóstasis de sus relaciones al tratarlas como realidades ya constituídas por fuera de la historia del individuo y del grupo, sin recaer no obstante en el subjetivismo, totalmente incapaz de dar cuenta de la necesidad del mundo social: por ello, es necesario retornar a la práctica, ámbito de la dialéctica del opus operatum y del modus operandi, de los productos objetivados y de los productos incorporados de la práctica histórica, de las estructuras y de los habitus”17. Y así se termina invirtiendo la determinación jerárquica de los elementos de su teoría, cobrando preeminencia la acción: “Si una cosa es verdad, es que la verdad del mundo social es un entramado de luchas: porque el mundo social es, por una parte, representación y voluntad; porque la representación que los grupos tienen de sí mismos y de los otros grupos contribuye en 17 Bourdieu, P. (2007): p. 85 gran medida a hacer lo que los grupos sean lo que son y hagan lo que hacen. La representación del mundo social no es un dato, o, lo que es equivalente, una grabación, un reflejo, sino el fruto de innumerables acciones de construcción que están siempre ya hechas y que siempre hay que rehacer”18. En este desplazamiento, va perdiendo el rastro la materialidad de la vida social en la sociedad capitalista. Finalmente, estas teorías, aún siendo enormemente ricas, provechosas, inteligentes, importantes para la sociología contemporánea, que plantean una identidad sujeto-objeto que finalmente recubre la preeminencia de lo subjetivo, son más bien buenas armas contra sus adversarios teóricos: premunidas de antemano contra las impugnaciones de quienes enfaticen la estructura, o quienes pongan el acento en los actores. Al perderse el rastro de la materialidad, se pierde de vista la causa del fenómeno bajo estudio, quedándose en la superficie de los procesos sociales en la sociedad capitalista. La categoría de relación social de explotación originada en el proceso de producción capitalista, como relación social constituyente de la vida social en la sociedad capitalista –el orden social y su transformación-, se plantea como una totalidad 18 Bourdieu, P. (2004): p. 249. jerárquicamente determinada conformada por sus tres elementos, estructura, sujeto y acción social, con preeminencia de las condiciones materiales que la originan. La relación social de explotación originada en el proceso de producción capitalista, con la contradicción clase obrera – burguesía como clases antagónicas que buscarán una alianza con sectores de clase, capas sociales, constituye los procesos sociales en la sociedad capitalista. Desde aquí, es posible plantearse que esa alianza de clases para la discusión de los “proyectos país”, ha de ser necesariamente, para la clase obrera, con sectores de clases y capas sociales no antagónicas. Desarrollar esa contradicción, o aplacarla, o eliminarla, define los procesos sociales en la sociedad capitalista. Estudiarlos tal como se presentan “en la superficie misma de la sociedad”, y “tal como se reflejan en la conciencia habitual de los agentes de la producción”, es indispensable; proceder a poner fin a su mixtificación, remitiendo a la relación social de explotación con origen en el proceso de producción capitalista que los constituye, también19. Aquí es útil el siguiente enfoque de Lukacs referido a la constitución del ser social: “En el trabajo se hallan contenidas in nuce todas las determinaciones que, tal como veremos, constituyen la esencia de lo nuevo dentro del ser social. El trabajo puede ser considerado, pues, como fenómeno originario, como modelo del ser social; el esclarecimiento de estas determinaciones proporciona ya, por lo tanto, una imagen tan clara acerca de sus rasgos esenciales que parece metodológicamente ventajoso comenzar con su análisis”. Lukacs, Gyorgy (2004). “Ontología del ser social. El Trabajo”: p. 59. Ediciones Herramienta. Argentina 19 La difuminación de la clase obrera, la imposición de un proyecto país íntegramente favorable a los intereses de la burguesía20, es lo que debe ser explicado, y no tan sólo descrito, y sancionado. Nuevas discusiones sobre “proyectos país” emergen, y así lo exigen. Una discusión sobre los “proyectos país”, que la teoría social, la sociología del desarrollo, la sociología del trabajo, una sociología en la tradición de Marx, hoy comienzan a dar, ¿no debe cuestionarse la sociedad en que vivimos y la sociedad en la que queremos vivir?, ¿no debe replantearse la superación del capitalismo?, ¿no debe ser nuevamente, y con las lecciones del pasado, una sociedad socialista?, ¿y no obliga esto a poner en el centro de la reflexión la relación social de explotación con origen en la producción capitalista, la contradicción clase obrera – burguesía? Hacerlo requiere reconstruir una sociología en la tradición de Marx. Tomar un proceso social, como el rol del movimiento sindical y la clase obrera bajo la dictadura, en que al mismo tiempo, por un lado, estuvo en el origen del golpe y el “More than a decade of democracy and center-left governments has not altered neoliberalim’s fundamentally negative impact on Chilean workers. In fact, viewed in historical perspective as part of the Pinochet era, the neoliberal democracy of the Concertación consolidated the neoliberal ‘revolution’ that Pinochet began. It did this by conferring democratic legitimacy on the decrees that Pinochet had imposed by dictatorial fiat and by embracing and even extending many of this policy shifts. If Chile’s workers have been victims of its neoliberal miracle, the Concertación governments must bear a significant share of responsability for their fate”. Winn, Peter (2004). “Introduction”. p.: 11 20 curso de la dictadura21, y por otro lado, en su difuminación, desafía esta necesidad de reconstruirla, en términos de la historia del período, y de una teoría que abra un entero programa de investigación sobre la clase obrera, uniendo sociología del trabajo, sociología de las clases sociales y sociología del desarrollo. Dentro de esta tarea, como sigue a continuación, se intenta comenzar por recoger algunas marcas, para encontrar un rastro que nos permita traer nuevamente a la reflexión de la teoría social y de la política a la clase obrera, con centralidad en la reflexión y las políticas, dentro de la alianza de clases necesaria para el despliegue de los “proyectos país” en germinal discusión. No pretende, es necesario insistir, una reconstrucción del período, ni tan siquiera de la resistencia contra la dictadura, sino, a la vez que contrastar la necesidad de la categoría de relación social de explotación tal como aquí se entiende, también 21 No es un indicador menor el recordar que los trabajadores, dramáticamente, fueron la inmensa mayoría de las víctimas del terrorismo de Estado del pinochetismo, en todas sus formas: Considerando muertos y detenidos desaparecidos: A mediados del año 90, cuando se constituye la comisión Rettig, la CUT da cuenta de que “el 76% del total de muertos y detenidos desaparecidos cobrados por la dictadura a partir del 11 de septiembre de 1973 corresponde a trabajadores” (Fortín Mapocho, viernes 20 de julio de 1990). Y que hubo 308 dirigentes sindicales que fueron directamente fusilados o desaparecidos. Considerando la tortura: Del universo de casos calificados por esta Comisión, un 30,1% (8.206) declaró que al momento de ser detenidos tenía una actividad laboral como trabajador calificado, incluyéndose en esta categoría a aquellas personas que se desempeñaban como empleados, oficinistas, comerciantes, trabajadores de servicios públicos e industrias. El 20,8% (5.681) corresponde a trabajadores sin calificación que se desempeñaban en actividades como: comercio, construcción, servicios e industrias. Los que declararon ser profesionales-técnicos y estudiantes, representan algo más de un 15,3% cada uno (4.174 y 4.114 respectivamente). Las víctimas que desempeñaban altos cargos públicos como parlamentarios, autoridades de gobierno, directivos de empresas del área social, ascienden a un 3,21% (875); mientras que aquellas con altos cargos en el sector privado, representan sólo un 0,14% (38). Obtenido desde: http://www.comisiontortura.cl/filesapp/10_cap_vii.pdf contribuir a la tarea pendiente del desarrollo de estudios específicos sobre el movimiento sindical y la clase obrera bajo la dictadura, desde los que poder plantearse nuevos estudios sobre el período y sobre la resistencia contra la dictadura, así como también hacerse parte del debate teórico contra la teoría marxista en general, así como la afirmación del fin, o del debilitamiento hasta la insignificancia, de la clase obrera en particular. Marcas que es necesario rastrear, por haberse perdido en la intensidad del debate teórico e histórico, así como también en la adversidad de las décadas neoliberales. Rastros del movimiento sindical y la clase obrera bajo la dictadura 1973. Octubre. Confederación de Empleados Particulares de Chile- Cepch22, en reunión con el Ministro del Interior, manifiesta críticas a medidas económicas, a la anulación de la ley de inamovilidad en el empleo. 1973. 27-11. Sindicato Nacional de Montaje Industrial- SINAMI23, se entrevista con el Ministro del Interior, para representarle la crisis de la ocupación. 22 Con una posición sindical independiente pero de mayor convergencia con la Junta, en estos años 23 También con una posición sindical independiente del gobierno, en estos años 1974. Enero. Se constituye una dirección clandestina de la CUT. En las condiciones de inicios del golpe, es de comprenderse que su efectividad era escasa, su llegada a las bases casi nula. Aunque como señala un autor: “esta acción aseguró, para muchas organizaciones ligadas a la CUT, la base de su existencia futura, a la vez que mostró la posibilidad de reconstituir su convocatoria en el futuro”24. 1974. Agrupaciones sindicales intentan constituirse como centrales nacionales. Sólo desde 1976 lograran establecerse con permanencia. 1974. Se realizan asambleas para obtener personalidad jurídica y contribuir al financiamiento de Federaciones que habían estado afiliadas a la CUT: Federación Nacional Minera, Federación Nacional Textil y del Vestuario- Fenatex, Federación Industrial de la Edificación y la Construcción- Fiemec. 1974. Se establece la oficina exterior de la CUT en Paris. Entre otras actividades, editará un Boletín Informativo. 1974. La dictadura, crea la Oficina Nacional Laboral, y el Comité Nacional Laboral, y Comités Provinciales, para la conducción de las relaciones laborales, que Campero, G., Valenzuela J. (1981). “El movimiento sindical chileno en el capitalismo autoritario (1973-1981)”: p. 261. ILET-AHC-PET 24 integran a dirigentes sindicales no marxistas (durante 1973, sólo estaban integradas por especialistas y un oficial de las FFAA), ésto, prepara para los años posteriores un movimiento de reactivación de las dirigencias sindicales. 1975. Discusiones sobre las condiciones de trabajo, por ejemplo: oficiales y tripulantes de la marina mercante; Manufacturas Sumar Algodón S.A., Compañía Aceros del Pacífico-CAP, Confederación de Trabajadores del Cobre- CTC. También se hicieron presentaciones de reclamaciones individuales. 1975. Se realizaron algunas huelgas (se estiman alrededor de 50), entre ellas: Codelco en El Teniente, CAP en El Algarrobo, ferrocarriles, trabajadores panificadores, constructora del Metro de Santiago, trabajadores del carbón, asociación de tripulantes de motonaves de Puerto Montt. 1975. Mayo. Se forma la Coordinadora Nacional Sindical- CNS (que agrupa a la izquierda, y sectores DC (Bustos, Sepúlveda y Mery), algunos de los cuales formaban parte al mismo tiempo de lo que se conocerá como el “Grupo de los Diez”), como un núcleo de convergencia alrededor del Centro de Estudios Laborales- CEL, de la Fundación Cardijin. Aunque sólo en 1978 empezará a usar esta denominación y aparecer públicamente. 1975. Se celebra el acto del 1ª de mayo bajo la forma de encuentros deportivos y culturales, por la CNS. Como señala el mismo autor antes citado señala: “Esto mostró que, a menos de dos años del pronunciamiento militar, estas fuerzas sindicales lograban rearticularse en cierta medida y que eran capaces de promover la movilización de base”25. 1975. Se reactivan los eventos sindicales, las gestiones ante la autoridad pública, y las demandas judiciales, con motivo de la política de institucionalización y la presentación del ante-proyecto de Código de Trabajo del Ministro de Trabajo Díaz Estrada (ligado al general Leigh): “Aún cuando los espacios abiertos eran siempre muy limitados y la dinámica de la seguridad interna no había dejado en absoluto de expresarse con efectividad, los sindicalistas no oficiales que se mantenían en funciones, formularon en esta ocasión, por primera vez, planteamientos críticos globales y explícitos a la lógica autoritaria y excluyente de la sociedad y la política que se construía bajo el régimen militar”26. 1975. El duro rechazo de las autoridades a las críticas de la dirigencia sindical al ante-proyecto de Código de Trabajo, como al plan de shock económico por la crisis en curso, resulta, en primer lugar, en un progresivo agrietamiento al interior de la dirigencia sindical DC que apostaba a la colaboración con el gobierno con la perspectiva de una rápida vuelta a la democracia con su protagonismo; y en 25 26 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 326 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 331 segundo lugar en un mayor distanciamiento con el gobierno, que irá conduciendo a una convergencia sindical de más activa oposición a la dictadura. 1975. Julio. Diez trabajadores de la Fundición Paipote se niegan a realizar horas extraordinarias (serán relegados). 1975. Se producen dos cartas públicas que expresan la primera expresión elaborada de un acuerdo sindical colectivo de crítica. La primera, del 20-8-75, dirigida al Ministro de Economía Sergio de Castro, enviada por 17 sindicatos (entre ellos textiles, del plástico, de la construcción, del cuero y calzado, y de la línea blanca). La segunda, del 1-10-75, dirigida al Cardenal Silva Henriquez, enviada por 8 federaciones (Textil, Construcción, Metalúrgica, Plástico, Minera, Prensa, Cobre,y la Campesina Ranquil). “Estos dos pronunciamientos tienen el significado político de inaugurar públicamente la actividad de conjuntos coordinados de dirigentes dispuestos a intentar una línea más o menos común de acción”27. 1975. Septiembre. En convocatorias del diario La Tercera para evaluar la situación económica, la dirigencia sindical DC que apostaba a la colaboración con el gobierno, manifiesta sus críticas. 27 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 339 1975. 12-12. En ampliado de más de 1000 dirigentes de la VIII Región convocada por la gubernamental Coordinación Laboral regional, se pide la derogación del DL 198. 1976. Febrero. Diez organizaciones de trabajadores marítimos de la VIII Región se niegan a participar en una comisión consultiva sobre condiciones de trabajo si no se incluye un análisis de la situación económica. 1976. 12-2. Varias organizaciones realizan un acto de conmemoración del aniversario de la CUT. 1976. Se multiplican los pronunciamientos críticos de la situación económica, entre otros agrupamientos, de la Federación Minera, la Federación Ferroviaria. 1976. Marzo. Once sindicatos de base dirigen carta al Ministro Fernández solicitando autorización (sistemáticamente denegados todos estos pedidos) para un ampliado donde debatir la crítica situación sindical. 1976. Marzo. Paro en Chuquicamata de 2 horas reclamando el pago de una bonificación 1976. Abril. Cuatro Federaciones y 104 sindicatos dirigen nueva carta pública al Ministro Fernández demandando el re-establecimiento de los derechos y libertades sindicales. 1976. 28-5. Aparece públicamente el “Grupo de los Diez”, de la DC, con un documento público dirigido al Gobierno, en que manifestaba el fin de su “apoyo condicionado”. “La significación de este hecho estuvo en que constituyó el primer paso de ruptura efectiva entre la dirigencia sindical de esta corriente política y el régimen militar”28. 1976. El paso del aperturismo parcial del Ministro Díaz Estrada a la cerrazón completa del Ministro Fernández, que después será sucedido al frente de la cartera de Trabajo por Vasco Costa, y al que sucederá más tarde (26-12), el tristemente famoso José Piñera, alienta el recurso recurrente de las cartas públicas desde este año de 1976. 1976. El sindicalismo ligado a la CUT, de la CNS, también se manifiesta con las cartas públicas del 1-9 y 22-11, denunciando los resultados de la política económica y represiva. 28 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 385 1976. Aumentan los reclamos a la Dirección del Trabajo por abusos empresariales. 1977. Se multiplicarán los pronunciamientos colectivos. En enero, el Grupo de los Diez emitirá dos declaraciones, una repudiando los escándalos financieros, de entidades captadoras de ahorro ligadas a funcionarios del Gobierno, y la otra criticando a El Mercurio que proponía eliminar la inamovilidad en los empleos, suspender el salario mínimo, etc. 1977. Manifestación de “trabajo lento” de los portuarios de Valparaíso. 1977. Abril. CNS emitirá su documento “Análisis y aspiraciones de los trabajadores chilenos a 44 meses del Gobierno Militar”, encabezado por las Federaciones Fensimet, Fenatex, UOC, Asociación de Pensionados, de Obreros de Obras Sanitarias, con eje en la necesidad de recuperar la democracia lo que no será posible sin la participación de los trabajadores. 1977. 21-6. Ante el silencio del Gobierno al documento, 7 dirigentes de la CNS, dirigen una carta pública al Cardenal Silva Henríquez solicitándole sea mediador. 1977. Julio. Dirigentes sindicales DC invitados por la CIOSL, como anteriormente, a la Conferencia anual de la OIT en Ginebra, esta vez, y a diferencia de anteriores ocasiones, manifiestan sus críticas al gobierno militar. 1977. 30-7. Nueva carta Publica de 479 sindicatos de la CNS, refiriéndose a los anuncios de Pinochet en Chacarillas, demandando el reconocimiento de los sindicatos, y el rechazo a la política privatizadora que se va imponiendo. 1977. Agosto. Conferencia de Prensa del Grupo de los Diez presentando un documento firmado por 852 sindicatos y varias Confederaciones criticando el discurso de Chacarillas y la política de exclusión sindical. 1977. A partir del segundo semestre comienzan a publicarse las “Páginas Sindicales”, publicación semi-clandestina que entrega información sindical de las direcciones nacionales, Federaciones, Confederaciones y sindicatos de base. 1977. 13-9. CTC en una declaración califica de falso el optimismo del gobierno en el sector minero, destacando los problemas económicos y de salud laboral. 1977. Septiembre. Se realiza un “paro de viandas”, “viandazo” en El Teniente: 1000 trabajadores no bajan a las labores en protesta por el alto costo de la comida, por lo que llevan sus loncheras vacías. 1977. Septiembre, Octubre. Se suceden las declaraciones públicas de diversos organismos: Federación Nacional Textil- Fenatex, Federación MetalúrgicaFensimet, Federación Ferroviaria- Fifch, Coordinadora de Cesantes, Confederación de Empleados Particulares- Cepch, Asociación Nacional de Pensionados, etc. Principalmente, se critica a la política de puertas cerradas del Gobierno, a los decretos que restringían la actividad sindical, y a la política económica de rebajas arancelarias que perjudicaba a la industria nacional y hacía caer el empleo. 1977. 2-11. Paro de los trabajadores de El Teniente, por no pago de un bono de producción. Tal vez pueda apreciarse la importancia que le asignó el gobierno en el hecho de que el mismo Pinochet interviene convocando a Codelco y la CTC, arreglando el pago del bono y una participación en las utilidades a fines de año. También, como era habitual, hubo despidos y relegamientos de dirigentes. 1977. 19-11. Trece trabajadores y cuatro supervisores del mineral El Salvador, con el apoyo de 627 firmas, emiten una carta pública en la que critican a la CTC. También se aprecia aquí la importancia que tuvo por la respuesta del Gobierno: además de los habituales despidos y detenciones, a 4 trabajadores se les aplicó la Ley de Seguridad del Estado. 1977. Noviembre. Declaración de la CNS, con las firmas de la Fenatex, Fiemec, Uoc, Ranquil, Federación Nacional de la Pintura, Sindicato Gráfico, Fensimet, Asociación de Obreros de Obras Sanitarias, con centro en la crítica a la política económica, especialmente las rebajas arancelarias y la apertura al exterior. 1977. 10-11. Declaraciones de la Cepch y Fenatradeco, también criticando esta política económica. 1977. 9-12. En Chuquicamata, 17 dirigentes renuncian en protesta por la situación económica y por no haber logrado los bonos de producción y navidad. 1977. Diciembre. Trabajadores portuarios de Valparaíso realizan protestas bajo la forma de “trabajo lento”. 1977. Diciembre. Ante la detención y relegamiento de los dirigentes portuarios, se emiten declaraciones públicas en solidaridad. 1977. 14-12. Paro de 24 hs. de 800 trabajadores de la industria de vestuarios Burger por el no pago de un bono de vacaciones. 1978. Enero. Ante la Consulta Nacional de Pinochet para votar a favor o en contra de la Declaración de la ONU de condena al régimen chileno por la situación de los DDHH, calificándola de “intervención en asuntos internos”, más de 100 dirigentes sindicales se pronunciaron por el rechazo a la consulta. 1978. Enero, febrero, marzo. Asambleas y declaraciones de Fenatex, Fentema, Fensimet, contra las rebajas arancelarias, y sus efectos en el empleo y la producción. 1978. Enero, febrero, marzo. Declaraciones de Anef, Cepch, Fenatradeco, para que se defina una canasta básica que permita fijar reajustes reales. 1978. Febrero. Se crea el Comando de Defensa de los Derechos Humanos y Sindicales, dirigido por Clotario Blest. 1978. El giro continuado en las declaraciones permite plantear el carácter general que va tomando la protesta sindical y obrera: “La situación represiva y la exclusión permanente de los organismos sindicales de todo debate referido a las consecuencias del modelo económico así como de las líneas de institucionalización laboral que se anunciaban, llevaron a los dirigentes tanto de centro como de izquierda a pronunciarse cada vez con más énfasis sobre la necesidad de recuperar un sistema político democrático como elemento central de superación de la crítica situación en que se encontraban. En consecuencia, en 1978, la línea de oposición sindical se reafirma en un cuestionamiento político global del régimen (que ya se había iniciado en 1977) lo que subordinará las reivindicaciones más específicas y puntuales sobre las cuales los sindicalistas prácticamente habían perdido las expectativas de que pudieran ser acogidas por el gobierno. Esto dará también una cobertura mejor a las expresiones de izquierda, las cuales, desde un principio, habían manifestado una línea de crítica radical al Gobierno militar”29. 1978- 6-4. El Grupo de los Diez, envía una carta pública a Pinochet reclamando se abran espacios de participación a las organizaciones sindicales. 1978. 12-4. El Grupo de los Diez, en una conferencia de prensa, anuncia la formación de la Confederación Nacional de Trabajadores Independientes, un intento que no fructificó de formalizar su presencia, y agrupar a otros sectores. 1978. 30-4. Ante el fracaso del intento de central oficialista con la Unión de Federaciones y Confederaciones de Chile creada en 1976, se crea la Unión de Trabajadores de Chile- Untrach, que aunque oficialista, mostrará un perfil de relativa independencia. 1978. Mayo. Se anuncia la formación de la CNS, que agrupa 8 Federaciones (Fiemec, Fenatex, Fensimet, Federación Minera, UOC, Ranquil, Asociación de 29 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 417 Pensionados, Asociación de Obreros de Obras Sanitarias) y casi 400 sindicatos de base. A raíz de esto, los dirigentes DC que la integraron, Bustos, Sepúlveda y Mery, fueron expulsados del Grupo de los Diez. 1978. Mayo. Se anuncia también la formación del Frente Unitario de TrabajadoresFUT, anteriormente ligado a la Juventud de Acción Católica y al Movimiento Obrero de Acción Católica, quería agrupar a dirigentes opositores no vinculados directamente a partidos políticos, como en la CNS y Grupo de los Diez. 1978. Abril- Confederación Mayo. Se Triunfo multiplican Campesino, las declaraciones Fenatradeco, (Cepch, Untrach, Fenatex, Confederación Metalúrgica, Anef, CTC, Aptch, Comach, zonal Chuquicamata, FUT, etc), contra el Plan Kelly30. 1978. “En esta perspectiva, el 1ª de mayo de 1978, todas las organizaciones sindicales opositoras convergieron en un acuerdo unitario para convocar a los trabajadores en torno a una plataforma común. Aún cuando anteriormente, con ocasión de mayo y a partir de 1976, las distintas tendencias no oficialistas habían actuado con proximidad, en este año es la primera vez en que se unifican en un plan común para la movilización sindical y en torno a un mismo planteamiento 30 Plan que pretendía eliminar los salarios mínimos, las condiciones legales que protegían la estabilidad en el empleo, las normas sobre jubilaciones y contratos de trabajo. Muchas de estas medidas serían después recogidas en el Plan Laboral de Piñera expresado en un documento único a ser proclamado como línea de acción” 31. Se denegó la autorización para hacerlo. Se convocó igual. Miles de manifestantes concurrieron. La fuerte represión culminó con 600 detenidos. En su lugar, se realizó un pequeño encuentro con los discursos previstos de los dirigentes en una parroquia. 1978. Agosto. “Viandazo” en Chuquicamata, que se extendió por un mes, hasta el 4-9. La importancia que tuvo también puede apreciarse por la respuesta del Gobierno: decretó el Estado de Sitio en la zona. “Durante el conflicto las bases sobrepasaron a sus dirigentes en varias ocasiones y las presionaron para no ceder ante las amenazas represivas”. Hubo declaraciones de solidaridad de casi todas las Federaciones. Tras las detenciones y relegaciones, Pinochet intervino acordando mejorar los beneficios y reintegrar a los despedidos. 1978. 17-8. “Viandazo” en el mineral El Salvador, que se extendió también por casi un mes, hasta el 11-9. 1978. Septiembre. Dos pronunciamientos públicos (CNS/FUT: “Los trabajadores frente al presente y futuro de Chile”, Grupo de los Diez/ Untrach), de dura crítica al régimen, exigiendo el re- establecimiento de derechos democráticos y sindicales. 31 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 426 1978. Septiembre. Se multiplican las declaraciones (Fenatex, Codehs, Federación Bancaria, Sindicato Industrial de Lota, de los Trabajadores Textiles Fiap-Tomé, de la empresa Petrodow, de los Empleados de Bahía, Anef, Fenats, Municipales, portuarios, panificadores, coordinadoras de cesantes, etc), por mejoras económicas, contra la política arancelaria y de privatización. 1978. 26-10. Conferencia de Prensa en la Vicaría de la Pastoral Obrera de la CNC, FUT y Federaciones ilegalizadas denunciando la irracionalidad de la respuesta represiva del Gobierno que ante esta situación de creciente manifestación sindical respondió incrementando la represión, ilegalizando organizaciones, deteniendo dirigentes, relegándolos, así como convocando a elecciones en las organizaciones sindicales del sector privado. Un movimiento de “limpiar” el movimiento sindical, antes de proceder a la “normalización” con el Plan Laboral. Ese mismo día todas las federaciones emitieron declaraciones contra la escalada represiva. La Fensimet envió un cable al Cardenal Silva Henríquez solicitándole su intermediación. 1978. 30-10. Vigilia de ayuno con movilización en la Iglesia de Santiago en rechazo a los hechos sucedidos. 1978. El resultado total era un mal año para el movimiento sindical, que salía debilitado: “Todos estos hechos configuraron una nueva situación para el sindicalismo opositor. En efecto, la CNS se enfrentó a la ilegalidad de sus cuadros más caracterizados (…) En cuanto a ‘los Diez’, aún cuando no sufrieron un golpe tan directo (…) los colocaron también en un contexto de mayor fragilidad. Por otra parte, la renovación del cuerpo de dirigentes sindicales de base implicó que ambas tendencias debieran esforzarse por recomponer la red de contactos con la masa laboral sobre la que venían actuando”32. 1979. Comenzará el período de aplicación y perfeccionamiento del Plan Laboral, que en lo inmediato para los trabajadores significaba iniciar un período de negociación colectiva que se extendería desde agosto de 1979 a mayo de 1980. “La presión laboral en contra de su implantación no logró modificar la estrategia que el gobierno se había fijado, y las directivas sindicales en las empresas comenzaron a funcionar dentro de las normas que el sistema de negociación imponía”33. 1979. Las huelgas fueron escasas en el período de negociación colectiva (4,44%): “lo que se explica, en parte, por la sensación de ineficacia que los trabajadores tenían respecto de ella, a raíz de las limitaciones que la ley le imponía. También influyó el temor a la represión que subsistía fuertemente en el medio laboral” 34. Pero al mismo tiempo, con el Plan Laboral, “se inició así un nuevo intento de 32 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 445 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 465 34 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 475 33 acciones unitarias cuyo principio básico era la defensa la subsistencia sindical amenazada”35, nuevo intento tras la furia represiva descargada en octubre de 1978, que había paralizado ese movimiento unitario. 1979. El Grupo de los Diez, buscará jugar un rol de liderazgo en la discusión de la política laboral que se abría con el Plan Laboral de Piñera. En enero, como parte de esto, anuncia la formación del Consejo Nacional de Organizaciones Democráticas y Libres, con 170 sindicatos, 70 dirigentes, y la incorporación de dirigentes de la Untrach (camioneros y autobuses urbanos), aunque no tubo funcionamiento efectivo, fue abriendo un acercamiento de este tipo. 1979. Enero. Cepch y Untrach se reúnen para discutir formas de acción en defensa de los derechos sindicales amenazados, En febrero la FUT se suma con una plataforma básica para una acción unitaria. 1979. Se suceden las declaraciones críticas contra el Plan Laboral, de agrupamientos tanto opositores como oficialistas: Confederación de Trabajadores Metalúrgicos (oficialista), Confederación Marítima de Chile (oficialista), Federación Bancaria (oficialista), Anef (independiente), Comando de Trabajadores del Petróleo (independiente), Sindicato de Cap (independiente), CTC (dirigentes oficialistas en la directiva), Federación Electrometalúrgica (independiente), 35 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 494 Federación del Vidrio, del Plástico, Sindicato Industrial de Chuquicamata (independientes), etc. 1979. 9-3. Primera declaración conjunta de los 4 agrupamientos que actuaban como centrales sindicales (Grupo de los Diez, Cepch/Untrach, Fut, CNS), por la derogación del DL 2.200, y llamando a un Frente Común contra la política laboral 1979. Marzo. Se suceden las declaraciones de apoyo a la conformación de un Frente Común: Fifch, Fenatex, Fiemec, Federación de Panificadores, sindicatos mineros de Mantos Blancos, Asociación de Empleados de Aduanas, Marítimos, Portuarios, Obreros de Obras Sanitarias, de Refinerías de Concón y Concepción, Aptch, Jubilados, trabajadores de automotrices, electrónicos, etc 1979. Marzo. Masiva asamblea de 400 dirigentes de base la CNS en la que adhieren a un Frente Común y elaboran para presentar una plataforma de acción, y además realizar un repudio a la política económica y social en su conjunto, e iniciar un proceso de presentación de pliegos de petición por rama, y constituir un Consejo de Federaciones y Confederaciones. Ante ésto, la Untrach se desengancha de la propuesta de un Frente Común. 1979. Abril. Se realizan encuentros y ampliados para realizar un 1ª de mayo de la oposición sindical, entre los más destacados: Ampliado de la Federación Nacional de Trabajadores de la Madera, Encuentro de la Federación del Vidrio, Consultivo Nacional de la Cepch, Encuentro de la Asociación Postal Telegráfica, Ampliado Nacional de la Federación Ferroviaria, Consultivo del Comando del Petróleo. 1979. 1ª de Mayo. Miles marchan al punto de convocatoria, a pesar de haber sido prohibido. Nuevamente es reprimido y dispersado, reuniéndose un grupo de dirigentes en una Iglesia, en la que “hacen un llamado a la unidad y la elaboración de un proyecto social histórico que represente a los trabajadores y que tenga como directrices la democracia, el pluralismo y la participación (…) que su lucha es para devolver los derechos de los trabajadores y la democracia al país”36. 1979. Julio. “Viandazo” en El Teniente, con 981 trabajadores, en protesta por la derogación del Estatuto del Cobre. 1979. Julio. Declaraciones rechazando los decretos de Julio que dan forma al Plan Laboral: CNS, Fensimet, Fifch, Grupo de los Diez, FUT. 1979. Agosto. Se reafirma la política de convergencia sindical con la formación del Comando de Defensa de los Derechos Sindicales- CDDS, que integró en una directiva común a los dirigentes de la CNS, FUT, Grupo de los Diez, Anef, Cepch. 36 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 500 1979. Octubre. Encuentro masivos, de más de 100 dirigentes, para rechazar el Plan Laboral: campesinos, construcción, textiles, metalúrgicos, carboníferos, panificadores; Primer Encuentro de Mujeres Metalúrgicas (21-10, organizado por la CNS) 1979. Octubre. Se registra la primera huelga legal desde el día del golpe37. 1979. Durante la negociación colectiva, los obreros de Madeco votaron terminar con el trabajo de horas extraordinarias, hasta que la empresa suspendiera los despidos de personal. 1979. Noviembre. La CNS convocó al Encuentro Nacional de Mujeres Trabajadoras, y al Encuentro de la Juventud Trabajadora 1979. Noviembre. Setenta y ocho trabajadores de la empresa textil Salomé realizan una huelga que se extiende durante 33 días. 1979. Sin embargo, el año se cerraría devolviendo la lucha sindical a problemas coyunturales y específicos: “Sin embargo, la negociación colectiva, bajo las Esto, de acuerdo con la restrictiva ley laboral de la dictadura: “las negociaciones colectivas formales y las huelgas legales vuelven a aparecer en el país en octubre de 1979, como consecuencia del DL 2758”. Armstrong Alberto, Aguila Rafael (2000). “Las huelgas en empresas del sector privado en Chile: 1979-1999”: p. 174. Revista ABANTE, vol. 3, n° 2: p. 165- 201. Obtenido desde: http://www.abante.cl/files/ABT/Contenidos/Vol-3N2/2%20Armstrong%20Aguila.pdf 37 normas dictadas en Julio, se había puesto en marcha en agosto, lo que obligó a las conducciones sindicales opositoras a pasar de la crítica a los postulados generales del Plan, al enfrentamiento de las condiciones específicas en que éste ya se llevaba a cabo (…) el debate sindical que siguió a la movilización posterior a julio fue centrándose cada vez más en la coyuntura específica que iba, generando el proceso de negociación colectiva y la aplicación de los decretos sobre adecuación de los sindicatos a la ley de organizaciones sindicales (…) Estos temas serán los que concitarán parte sustancial de la actividad sindical de 1980”38. 1980. Enero. Huelga en El Teniente, que ante la dura represión gubernamental, movilizó la solidaridad nacional e internacional. “Las huelgas producidas, fueron demostrativas de lo restrictivo del Plan Laboral y, en general, representaron duras experiencias para los sindicatos”39. 1980. Sindicatos de Iansa, Enap, Cap, Endesa, se movilizan contra la estrategia privatizadora de convertirlas en Sociedades Anónimas. 1980. Febrero. FUT y Cepch se desenganchan de la CDDS (aduciendo la excesiva ingerencia de la AFL-CIO y CIOSL). 38 39 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 506/7 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 509 1980. Marzo. Movilización por el Día Internacional de la Mujer, duramente reprimida. 1980. Abril. Actividades preparatorias hacia el 1ª de Mayo: Bolsas de Cesantes, trabajadores de la Zona Oriente de Santiago, Comunidades populares, Sindicato Gráfico, UOC, Excavadores de la Construcción, Coordinadora Zonal Centro, Taller Sindical de Maipú, etc. 1980. Abril. Los resultados de las elecciones sindicales obligadas impuestas por el Gobierno, dieron una mayoría de dirigentes sindicales opositores elegidos. “Estos resultados mostraban que el sindicalismo opositor, a pesar de su debilidad política, encontraba acogida entre sectores importantes de trabajadores. Se constataba así, que una proporción importante de la base sindical, aún cuando se encontraba fuertemente limitada por el autoritarismo del régimen, era capaz de evidenciar una opinión de resistencia como lo expresaron las elecciones realizadas”40. 1980. Las elecciones de directivas sindicales impuestas por la dictadura para el sector privado y los procesos de negociación colectiva (agosto 1979-mayo 1980; agosto de 1980-mayo de 1981), avivaron la actividad sindical de base, realizando múltiples acciones: constitución de comisiones de los sindicatos para la prestación de servicios (médicos, dentales, albergues de vacaciones, etc), comités 40 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 517 de cesantes, comités de solidaridad con relegados y con sindicatos en huelga, comisiones de cultura, deportes y recreación, charlas, nombramientos de delegados por secciones, creación de diarios murales. 1980. Abril. Más de cien dirigentes de 50 sindicatos industriales y de la construcción constituyen el Comité de Defensa de la Industria Nacional, impulsado por la CNS. 1980. 1ª de Mayo. Se producirá un quiebre en la tendencia a la unidad, realizándose tres actos: Se realiza el acto del Día Internacional de los Trabajadores, a pesar de su prohibición, en el sindicato Textil Panal. La unidad fue rota a último minuto, por el retiro del Grupo de los Diez y la Cepch (debido a rumores difundidos por el Gobierno de que se esperaban manifestaciones callejeras, que reprimirían duramente), quedando en manos de la CNS. Se realiza el acto del FUT en el Sindicato IRT. Se realiza un tercer acto en el sindicato de Cristalerías Yungay. Expresaba el debate sindical sobre las líneas ideológicas y políticas que los dividían 1980. Julio. Movilizaciones en el cobre en demanda de ajustes salariales. 1980. Agosto. Movilizaciones en el acero (Huachipato) por ajustes salariales. 1980. Agosto. Se realizan ampliados y declaraciones para expresar el malestar ante el resultado del proceso general de negociaciones colectivas que acababa de concluir: Fentema, Federación del Plástico, de Enami, de Enap, CTC41. 1980. 14-8. Se constituye la Federación de Sindicatos de Maipú. 1980. 20-8. Conferencia de prensa del Grupo de los Diez, contra el Plebiscito de la Constitución del ’80. Lo mismo hizo la CNS. Y el FUT. Ante ésto, “el clima político se radicalizó rápidamente (…) esto mostró que la politización que había caracterizado históricamente al sindicalismo chileno no estaba erradicado, como pretendía la ideología oficial”42. Las declaraciones contra la aprobación del texto constitucional se multiplicaron: sindicatos hoteleros y grastronómicos, 8 sindicatos de la zona Cerrillos-Maipú, Sindicato Industrial Minero de Lota, el MUT de Valparaíso, la Federación del Plástico, sindicatos inter-empresas de la construcción, empleados de Bahía, Federación Electrometalúrgica, Fensimet, Fenatex, obreros de Chuquicamata, Confederación Campesina UOC, Federación 41 Este hecho aparentemente menor, tiene importancia. Toda la literatura coincide en que la constatación de los límites de la reivindicación económica sindical, fue uno de los motivos importantes que empujó al movimiento sindical y a la clase obrera, a la acción política, que tendría su punto culminante en la convocatoria a lo que serían las Protestas Nacionales: “La amplia participación en el paro de 1983 encuentra una primera explicación en el bloqueo a la acción reivindicativa, como resultado del techo económico legal y político, así como de la amenaza de los contratistas, y las restricciones a la negociación y a la huelga legal impuestos por el Plan Laboral. La oposición frontal y directa al régimen representa una salida”. Albuquerque Mario, Echeverría Fernando, Mac Clure Oscar, Tironi Eugenio (1989). “La acción sindical en los sectores metalmecánico y cuprífero”: p. 194, en Proposiciones, Ediciones SUR, vol. 17. Julio 1989. Santiago de Chile 42 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 521 Minera, Federación del Vidrio, etc. La CNS y el Grupo de los Diez, se reunirían con Eduardo Frei Montalva, planteando la necesidad de un pacto social por un gobierno de transición. Sin embargo, los resultados del plebiscito “hicieron que la derrota sufrida tuviera un impacto desmoralizador importante en el conjunto del sindicalismo crítico al régimen”43. 1980. Octubre. Se realizó la importante y combativa huelga de 59 días de la empresa textil Panal, con manifestaciones callejeras, huelgas de hambre, atrayendo solidaridad incluso de los estudiantes universitarios, realizado junto a sindicatos de otras empresas. Pero tras la huelga, los trabajadores fueron despedidos y la empresa cerró sus puertas. 1980. 22 y 23-11. Consultivo Nacional de la CNS, con 411 delegados. Reafirma la necesidad de impulsar un Frente Nacional de Oposición: “se están generando en Chile las condiciones para que surja un gran movimiento nacional que articule y agregue las demandas de amplios sectores sociales, de grupos medios y de trabajadores. Una coalición que permita expresar un gran acuerdo nacional y popular que haga frente a la capacidad del régimen de ser excluyente y atomizador de las demandas sociales (…) Esta perspectiva se definía claramente como una opción que privilegiaba la vía política como camino para una reconstitución democrática, por oposición a una vía violenta (…) En este marco 43 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 525 estratégico, se concedía un rol conductor a los partidos políticos opositores si bien se reclamaba, a la vez, una autonomía para la acción sindical”44. Pero la importancia principal de este evento está en la decisión del movimiento sindical de articular la lucha contra la dictadura: “Esta misma acción de actor social, especificada en esta etapa por dimensiones de convocación y de resistencia, de carácter nacional, se aprecia en sus prácticas reivindicativas. Tales prácticas estaban dirigidas a sobrepasar el nivel superestructural y declarativo precedente, optando por generar ‘hechos políticos’. Es decir, el movimento sindical decidió dar dirección a todas las acciones de resistencia y a los focos conflictivos que se desarrollaban entonces –en el Cobre, el Carbón, el sector Marítimo, la Industria, la Construcción, etc- y que apreciamos en la etapa precedente. El objetivo fue crear un movimiento social de resistencia. En esta línea adoptó una ‘estrategia reivindicativa superior’ que apuntaba directamente a la desestabilización del sistema y que culminará más adelante en las Jornadas de Protesta. Respecto a las bases, y como opción claramente asumida, estas reivindicación se definió en función de ‘los intereses concretos de los trabajadores’, para agregarle sus intereses, para dar respuesta a sus aspiraciones”45. 44 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 528 Frías, P. (1989). “El movimiento sindical chileno en la lucha por la democracia”: p. 64. PET. Santiago 45 1980. 29-12. Se constituyó la Confederación de Federaciones y Sindicatos de la Industria Metalúrgica y Ramos Similares y Conexos- Constramet, después de haber disuelto la dictadura en 1978 la Federación del Metal- Fensimet. 1981. 15-1. Se constituye el Sindicato Solidaridad. De la zona fabril de Vicuña Mackenna. 1981. Abril. El Grupo de los Diez convocó a un Congreso Nacional, donde acordó disolverse para formar la Unión Democrática de Trabajadores, para agrupar la actividad sindical opositora detrás de una línea de centro. 1981. Abril. Combativa huelga de los 9 sindicatos de El Teniente, por disconformidad con los resultados de la negociación colectiva. Se prolongó por 40 días. A pesar de su carácter de sector estratégico, fue derrotada, el efecto fue desmoralizante, aunque “esto parecía confirmar que un sector laboral –aún siendo fuerte como en El Teniente- desligado de una estrategia de mayor alcance, no lograba romper el marco de fuerza en que se sustentaba el Plan Laboral” 46. 1981. 18-6. La CNS presenta un “Pliego Nacional”, en el que demanda el fin del Plan Laboral, y el retorno a la democracia. La reacción del gobierno fue violenta. La CNS redobló la apuesta, convocando a asambleas para discutirlo, y 46 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 537 convocando a todos los sectores del país a debatirlo. Los dirigentes de la CNS fueron encarcelados, descabezando “a la organización sindical disidente que representaba más cercanamente la tradición histórica del movimiento laboral chileno”47. Hubo declaraciones de solidaridad de la mayoría de las organizaciones entre ellas: UDT, Cepch, FUT, Anef. 1981. El sindicato de Madeco inicia la publicación de una revista, clandestina, en la que se criticaba a la gerencia y al Gobierno. 1981. Huelga de 48 días de 8.230 trabajadores de El Teniente. 1981. A partir de las orientaciones del Pliego Nacional, el movimiento sindical impulsa una diversidad de “experiencias nucleadoras y organizativas”48: ollas comunes, coordinadoras de cesantes, comités de despedidos, etc. 1982. El sindicato de Madeco convoca a un encuentro común y una alianza a junto con la Federación de Trabajadores de Maipú- Fesima, y el Sindicato Solidaridad. Y llaman a realizar un seminario sindical para discutir las leyes laborales y los problemas cotidianos que enfrentaban, Metropolitana- CIM. 47 48 Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 541 Una expresión precisa de Frías, P. (1989): p. 66 llamado Conferencia Intersindical 1982. “Viandazo” de los trabajadores petroleros en Magallanes. 1982. Septiembre. Se realizan las Marchas del Hambre. 1982. Los trabajadores realizan movilizaciones ante el cierre y posterior despido de trabajadores de Machasa, exigiendo que el gobierno la reabriera bajo propiedad estatal, y reincorporando a los trabajadores despedidos, demanda que, contra la política e ideología de la dictadura, se logró. 1982. Acto de repudio a la llegada de Pinochet a Punta Arenas, organizado por los trabajadores petroleros. 1982. Huelga de 59 días de trabajadores de la Fundición Caletones de El Teniente. 1982. Diciembre. Se realiza la concentración de la CNS en la Plaza de Artesanos. 1983. Los trabajadores de Madeco, realizan una combativa huelga de 59 días, ante la negociación colectiva de la empresa, que no ofreció ningún aumento de sueldo, además que una nueva disposición gubernamental permitía no respetar el anterior piso salarial fijado en 197949. 1983. Se realiza la combativa huelga de 42 días de 1463 trabajadores de la construcción de la represa de Colbún- Machicura, contra el maltratato que recibían. 1983. CNS realiza un acto “En defensa de nuestras riquezas básicas”, ante la nueva ley minera. 1983. Mayo. CTC convocó a un paro nacional50. El Comité Coordinador lo reemplazó por una protesta51. “El éxito de la protesta puso de manifiesto la amplia 49 El investigador de este proceso establece una relación con las posteriores Jornadas Nacionales de Protesta, que mencionamos aquí y conviene retener, para las reflexiones que se realizan en notas posteriores: “(...) la huelga de 1983 contribuyó a los principales cambios que experimentó el sindicato. Varios trabajadores contratados después de 1983 participaron en las protestas pro democráticas de 1983-86 y sus experiencias políticas influyeron en sus reacciones a las políticas de la empresa”. Stillerman, Joel (2005). “Continuidades, rupturas y coyunturas en la transformación de los obreros de Madeco S.A., 1973-2003”: p. 189. Política. Volumen 44: p. 165-196. Otoño 2005. Obtenido desde: http://www.inap.uchile.cl/cienciapolitica/rev-politica/44/index.html 50 A pesar del protagonismo que adquiere aquí el sector minero, es de destacar que los trabajadores del sector industrial fueron los primeros protagonistas, hasta entonces: “Aparte del núcleo sustantivo de la CNS, textil, metal, construcción y dos confederaciones campesinas (UOC y Ranquil), el resto del movimiento sindical permaneció inmovilizado y colaboró o apoyó abiertamente al régimen después del golpe militar”. Falabella, Gonzalo (1986). “La diversidad sindical en el régimen militar”: p. 77. Contribuciones. Programa FLACSO Santiago de Chile nª 42 51 Para comprender a fondo el cambio de huelga a protesta, que hace a la discusión de la centralidad de la clase obrera en la alianza de clases no antagónicas que pueda desarrollar el conflicto social de clases de carácter anticapitalista, es indispensable un análisis concreto de una situación concreta, que exige reconocer la centralidad de las capacidad de convocatoria del movimiento sindical y su rol como actor desencadenante de la dinámica social”52. 1983. Junio. Trabajadores de El Teniente realizaron una huelga ilegal de 24 hs. 1983. Junio. Paro general en El Salvador y Andina. Tras la severa represión, y despidos, el Sindicato Industrial Sewell y Mina, realizó ollas comunes en Rancagua por su reincorporación. 1983. Junio. Se constituyó el Comando Nacional de Trabajadores- CNT. Convocó a una segunda protesta. “El movimiento sindical se convirtió así en el aglutinador de diferentes fuerzas sociales que habían estado latentes o que habían actuado en forma dispersa”53 54 55 56. La dura represión, desencadenó la realización de una huelga general. políticas de los partidos y grupos: “Pero ni aún en torno a la movilización contra el gobierno hubo homogeneidad de criterios. La misma decisión de cambiar el llamado a huelga general por una jornada de protesta se debió a las discrepancias habidas entre los diferentes grupos sindicales nacionales, entre la CTC y la CNS por un lado, y la UDT, Cepch y FUT por otro. Así y todo se creó el CNT para coordinar y dirigir las protestas. Al año y medio, la UDT se marginó primero de hecho del CNT y luego se transformó en central, la Confederación Democrática de Trabajadores- CDT”. Falabella, Gonzalo (1986). “La diversidad sindical en el régimen militar”: p. 17. Contribuciones. Programa FLACSO Santiago de Chile nª 42 52 Ruiz Tagle, Jaime (1986). “Sindicalismo y estado en el régimen militar chileno”: p. 25. PET-AHC. Documento de Trabajo nª 51 53 Ruiz Tagle, Jaime (1986): p. 25 54 Hay coincidencias en el carácter dirigente del movimiento obrero en este proceso social: “En un trabajo anterior sobre el período, que cubre hasta 1979, concluí que existían en el movimiento sindical chileno, a pesar de la dura represión, capacidad suficiente para asumir el liderzazo de la oposición (que estaría compuesta también por pobladores y los ‘gremios’ de trabajadores por cuenta propia- profesionales, transporte, comercio). Predije, además, que serían los grupos sindicales de los sectores de punta quienes tomarían el liderazgo del movimiento y que regionalmente, las primeras movilizaciones significativas se llevarían a cabo en Santiago. Así ocurrió a partir de mayo de 1983”. Falabella, G. (1986): p. 31. 55 Y también hay discrepancias: “El sector obrero es uno de los que más dificultades ha tenido para participar de la protesta; sus formas no han sido las más significativas y cuando más activamente se han incorporado han contado con la valiosa ayuda de los pobladores (paro de octubre en que el bloqueo de arterias y el paro de la locomoción hicieron posible –entre otros- una mayor participación obrera, paralizando según Carabineros, el 46% de los obreros industriales de Santiago” (De la Maza G., Garcés M. (1985). “La explosión de las mayorías. Protesta Nacional 1983-1984”: p. 94). Esta afirmación no parece coincidir con las descripciones de los hechos que estos mismos autores realizan, en especial, el reconocimiento del carácter central en la convocatoria inicial, las rearticulaciones posteriores, la importancia del paro de la locomoción (que son trabajadores, etc). Aunque a continuación se intenta aclarar: “Sin embargo, siendo uno de los actores más débiles en la protesta, ha sido el actor sindical el principal protagonista en las convocatorias”. Es cierto que hay un problema real de distancia entre las direcciones sindicales (sean del PC, la DC u otras) y las bases obreras: “En síntesis, a nivel nacional e internacional la presión al régimen se había acrecentado. Aún cuando ésta no se expresaba en una movilización importante de la base laboral, demasiado reprimida para ello, sí constituía un proceso importante a nivel de las conducciones sindicales” (Campero, G., Valenzuela J. (1981): p. 430). Pero no es ésto lo que los autores reconocen. Sin embargo, es necesario preguntarse de dónde sale la capacidad de convocatoria de los dirigentes sindicales, que sí reconocen los autores, y la seriedad con que se la toma la dictadura, sino es de la fuerza de la clase obrera, que a través de acciones directas, y de acciones de política sindical, fue un protagonista en la lucha contra la dictadura –más allá de su resolución. Parte del problema para superar esa distancia entre las direcciones sindicales y la base obrera, está en la política de aquellas (principalmente en manos de la DC), como señalan los autores (idem. p, 96), pero de allí a resaltar la debilidad obrera para contraponerla a un actor poblacional, hay un paso que tiene que ver con el problema ya señalado de la centralidad (o no, como parece ser el caso de estos autores) de la clase obrera en la alianza de clases no antagónicas que pueda desarrollar el conflicto social de clases de carácter anticapitalista. Pues el mismo problema se presentaba en la lucha popular: “Cuatro organizaciones paraguas de carácter ideológico y político, o ‘referentes’, habían estado trabajando en las poblaciones de Santiago por varios años bajo el régimen militar: el Movimiento Poblacional Solidaridad, el Movimiento Poblacional Dignidad, la Coordinadora Metropolitana de Pobladores (Metro), y la Coordinadora de Agrupaciones Poblacionales (Coapo), con el fin de promover la movilización en todas las poblaciones, aportando consejos y enseñando a los pobladores cómo organizarse, cómo desarrollar habilidades liderazgo, etc (...) Sin embargo ellas no representaban redes de organizaciones populares y tenían pocos lazos orgánicos con las poblaciones”. Oxhorn, Philip. “La paradoja del gobierno autoritario: organización de los sectores populares en los ochenta y promesas de inclusión”: p. 73. Política. Volumen 43: p. 57-83. Otoño 2005. Obtenido desde: http://www.inap.uchile.cl/cienciapolitica/rev-politica/43/index.html Aunque también es posible plantear, incluso como política de sobrevivencia de la máxima dirigencia sindical de la época, incluso entre los sectores DC que aún no terminaban de romper con la dictadura, una relación entre la base y la dirección sindical, en la que aquella incidía en ésta: “Sin embargo, a partir de 1975 comenzó un proceso de reactivación de los sindicatos de base y se renovaron los contactos entre los dirigentes, lo cual presionó a los líderes no marxistas a asumir una posición más enérgica frente al gobierno”. (Valenzuela, J. Samuel (1986). “El movimiento obrero bajo el régimen militar”: p. 140, en Zapata, Francisco (1986). “Clases sociales y acción obrera en Chile”. Jornada 110 – El Colegio de México. México). Después de rechazar como indicadores la afiliación sindical y la distinción entre sindicatos activos e inactivos, por las restricciones propias de la dictadura, considera las declaraciones de prensa según sean de dirigentes de base o “de cúpula” adversas a la dictadura, que aumentaron en forma significativa, concluyendo: “Frente a esta reactivación de los dirigentes de base, los líderes que habían entablado el diálogo inicial con el régimen militar, sin obtener en cambio beneficio alguno para los trabajadores, corrían, naturalmente, el riesgo de perder gran parte de su ascendencia sobre el conjunto del movimiento obrero (...) Bajos estas condiciones, era casi inevitable que los líderes no izquierdistas tuvieran que expresar públicamente su desacuerdo con el gobierno, moderadamente al principio pero después en términos que llegaron a ser fuertes y francos”. (idem., p. 144). 56 Incluso, esta discrepancia debe contrastarse con una serie de hechos que colaboren a una mejor explicación concreta. Ya se señaló anteriormente el rol de Consultivo de la CNS de fines de 1980 como impulso político que llevaría a las Protestas, ahora veamos la forma concreta específica en que el movimiento sindical jugó este rol: Bustos y Cuevas, dirigentes de la CNS, fueron expulsados del país en 1982, viajando a Buenos Aires: “Reafirmando la voluntad asumida de generar hechos políticos, los dirigentes nacionales nucleados en torno a la CNS –a fines de 1982, en Buenos Aires- se reunieron con los dirigentes expulsados. Sus principales decisiones fueron: elaborar un calendario de movilizaciones masivas que se desarrollarían mes a mes; profundizar los procesos unitarios; fortalecer los vínculos con los estratégicos sectores del cobre, recién ganados para la oposición. Estas plataformas de lucha preparaban las Jornadas Nacionales de Protesta que tuvieron lugar a partir de Mayo de 1983”. Frías, P. (1989): p. 67. De conjunto, ante los representantes de la Historia Social que hacen las afirmaciones como las aquí citadas de De la Maza y Garcés que nublan el papel protagónico del movimiento sindical y la clase obrera en la lucha contra la dictadura en general, comenzando por que no hay trabajos historiográficos al respecto, y en las Jornadas de Protesta en particular, y que se explica en parte por reproducir la ideología dominante de fin de la clase obrera (no en su existencia empírica sino en su rol como sujeto social) en la búsqueda (y atribución de centralidad) del sujeto popular, es necesario un análisis más complejo: reconstruyendo los hechos tal como fueron, en condiciones de dictadura; explicando la relación concreta dirección sindical-bases obreras; el rol de las políticas sindicales y nacionales de los partidos que actuaron; relación compleja partidossindicatos; la relación entre lucha política nacional y reivindicaciones económicosindicales, etc. Y lo central, tal vez, desde el punto de vista marxista de la centralidad de la clase obrera en la alianza de clases no antagónicas que pueda desarrollar el conflicto 1983. Octubre. El desplazamiento que se habría producido del movimiento como articulador, se retoma en este momento: “La desactivación de la protesta es frenada relativamente por una jornada de protesta que es llamada por el CNT que retoma su papel convocador y es secundado por el conjunto de los bloques políticos que se han formado”57. 1983. Diciembre. Acto en el Caupolicán de la CNS contra la privatización y la ley minera. social de clases de carácter anticapitalista, el paso del protagonismo (no excluyente) inicial en la articulación de la lucha contra la dictadura, a su difuminación en lucha social, hasta ir detrás de los proyectos de sociedad, políticas y métodos de lucha de las clases antagónicas. Pero también plantear la articulación que se dio, con iniciativa obrera: “The Koper miners’ movements during the 1980s brought together traditional forms of labor and political militancy around workplace- related issues with new styles of popular protest and mobilization. Rather than two disparate spheres of political resistance to authoritarian rule, the miners’ strikes, marches, and demostrations combined workplace- based forms or organization, clandestine left- wing networks, and neighborhood- based movements that included workers’ families, students, taxi drivers, the unemployed, and members of the urban informal sector. The dislocation of the miners´ traditional community and their integration into city life made the combination of these forms of struggle necessary. Miners could no longer depend on the streng of the unified and homogenous comunity of the mining camps. Similarly, the reorganization of the labor systems and repressive conditions inside the mine and the increasingly, precarious nature of their emplyment meant that miners had to look to new forms of mobilization and alliance outside of the workplace with other urban working- class groups, often unemployed or intermittently employed, familiy members, and neighbors. The central role of women in the protests of the 1980s was symptomatic of changes in the structure of workers’ families and community and of new forms of neighborhood- based social mobilization”. Klubock, Thomas Miller (2004). “Class, Community, and Neoliberalism in Chile: Copper Workers and the Labor Movement During the Military Dictatorship and Restoration of Democracy”: p. 235, en Winn, Peter (2004). “Victims of the Chilean Miracle: Workers and Neoliberalism in the Pinochet Era, 19732002”. Durham, NC: Duke University Press 57 De la Maza G., Garcés M. (1985). “La explosión de las mayorías. Protesta Nacional 1983-1984”: p. 46 1984. Enero. CNT convoca al Encuentro Sindical de Puente Alto, donde surge en Confesin (Consejo de Confederaciones, Federaciones y Sindicatos Nacional). Su importancia está en “que volverá a colocar la movilización popular como el principal instrumento de cambio y oposición al régimen. Se acordó en este evento realizar una protesta el 27 de marzo ‘para recuperar la movilización social encabezada por los trabajadores’ y, posteriormente, evaluar el movimiento y afinar los preparativos para un paro nacional”58. 1984. 1ª de mayo. La importancia estuvo en que, por primera vez, Pinochet se debe ir a Provincias a realizar su acto oficial, mientras en Santiago se realizaba el del sindicalismo opositor. 1984. Junio. Huelga de hambre de 26 días de trabajadores de El Teniente, con Marha en solidaridad en Rancagua. 1984. A mediados de este año, se re-estructura y amplia en CNT: integrado hasta ese momento por 5 dirigentes de cada agrupamiento sindical, se incorporan representantes de la Confederación Bancaria, Cuero y Calzado, y Petróleo. 58 De la Maza G., Garcés M. (1985): p. 49 1984. Julio. Se constituyó el Comando de Solidaridad y Defensa del Trabajo59. 1984. Agosto. Se crea el primer sindicato interindustrial de trabajadores contratistas forestales. 1984. Se registraron sólo 38 huelgas. 1984. Se crea el Comando de Defensa de Empresas del Estado. 1984. Se forma el Movimiento Sindical Unitario- MSU, con discurso socialista, criticando incidencia de partidos en el movimiento sindical, y por mayor peso a las estructuras territoriales. 1984. Se crea el Comando Metropolitano de Trabajadores60. 1984. Septiembre. Segunda huelga de hambre trabajadores de El Teniente. 59 Se lo define como antecedente del CNT. G. Falabella (1986): p. 20 Su importancia está, una vez más, en el problema de la centralidad de la clase obrera en la alianza de clases no antagónicas que pueda desarrollar el conflicto social de clases de carácter anticapitalista: “Otros sector alternativista ligado al PC creó el Comando Metropolitano de Trabajadores con el objeto de hacer mejor puente con la base más importante de la protesta social que se concentraba en los barrios populares de Santiago. Ninguna de estas iniciativas ha logrado en la práctica ser alternativa u opacar el liderazgo del CNT. Más bien la tendencia ha sido el desdibujamiento de ambas tendencias. Pero el desafío territorial ha demostrado ya en otras etapas responder a las necesidades reales del movimiento en momentos en que la movilización pasa a primer plano y el CNT – menos aún la CDT- no ha demostrado interés por acomodar su estructura a las nuevas circunstancias, marcada, justamente, por la movilización social”. G. Falabella (1986): p. 18 60 1984. Septiembre. Trabajadores se toman la sede de la OIT. 1984. Huelga de hambre de dirigentes telefónicos. 1984. Octubre. Se crea la Federación Regional de trabajadores forestales en Concepción. 1984. Octubre. CNT convoca a paro nacional. Presenta un Plan de Emergencia Nacional. “El éxito del paro nacional realizado a fines de 1984, a pesar de la falta casi total de medios de comunicación, se debió a la estrecha colaboración entre las organizaciones sindicales y las poblacionales. Un paro puramente sindical habría sido imposible, dadas las condiciones de fuerte represión y elevada desocupación; fue la intervención de los sectores poblacionales (apoyados por los partidos y movimientos políticos) lo que permitió a los asalariados no llegar a sus puestos de trabajo. Pero esto significó, como había sucedido en las protestas, que las organizaciones sindicales tuvieran la capacidad de convocar, pero no pudieron asumir plenamente la conducción del proceso. Frente a un régimen autoritario, el rol fundamental del movimiento sindical en el campo socio-político parece ser el de convocar, articular y aglutinar las fuerzas sociales”61. 61 Ruiz Tagle, Jaime (1986): p. 27 1984. Octubre. En el marco del paro nacional, los trabajadores mineros de El Teniente con sus familias, realizan una marcha de Rancagua a Santiago. Con la fuerza que había ganado el Sindicato Industrial Sewell y Mina, su local fue centro de reuniones, impulsó la formación de la Federación Regional de Trabajadores Cachapoal, el Comando de Defensa Juvenil- Codeju, el Comando Juvenil por la Democracia. 1984. CNT llama a conformar una Comisión Patriótica de Reconstrucción Nacional, formada por las principales instituciones del país, incluídas las FFAA, y sin los sindicatos (para que no se politicen). 1985. CNT lanza el “Pliego de los Trabajadores”. 1985. 11 al 14-7. El CNT realiza su Encuentro de Organización, definiendo la estructuración de Comandos Regionales, y la necesidad de democratización interna. 1985. CNT realiza la Conferencia Orgánica, con 611 delegados y más de 60 organizaciones nacionales e intermedias. Su importancia, entre otras discusiones, estuvo en la definición de avanzar a crear una Central unitaria, y el año 1986 como el “año de la sindicalización”. 1985. El gremio de profesores, AGECH, realizó numerosas marchas, paros, vigilias, ayunos, en lucha por la muerte de uno de sus miembros a principios de 1985, y por el proceso de privatización de establecimientos educacionales con despidos masivos. 1985. Surge una nueva organización de los trabajadores del mar, la Congelar, con importantes acciones huelguísticas. 1985. También la Confederación de la Construcción protagonizó en este año numerosas huelgas 1985. Septiembre. Nueva jornada de protesta. 1985. Se registraron sólo 42 huelgas. 1986. Tras el fin del Estado de Sitio que rigió en 1985 y el inicio del proceso que culminaría en el Plebiscito de 1988, “la coyuntura que examinamos está marcada por un claro protagonismo de las fuerzas políticas, en un contexto bastante delicado de transición (…) el movimiento sindical puso más énfasis en las tareas de reforzamiento interno (…) una atención mayor a los problemas sectoriales y de base”62. 62 Frías, P. (1989): p. 91 1986. Julio. Nuevo Paro Nacional. 1987. Desde mediados de año, se suceden huelgas en empresas privadas: Pesqueras de Copiapó; Burger Inn; Camioneros; subcontratistas del cobre y montaje industrial; trabajadores de Ferrocarriles con ayunos y movilizaciones; del carbón en ENACAR, Colico y Trongol; en Embotelladora Andina; Indisa; Industrias Goren; movilización de 20 mil tripulantes de Fetrinech63. 1987. Agosto. Concentración de la CNT. 1987. Octubre. CNT convocó a Huelga General. 1987. Noviembre. Concentración convocada por el CNT en el Parque O’Higgins, en que reafirma la movilización social para conquistar la democracia. 1987. Diciembre. Confederación Minera, se abre a incorporar a sindicatos de pequeña y mediana minería, trabajadores de ENAMI, del Salitre y del Hierro. Al respecto se comenta que: “las primeras huelgas ilegales masivas que afectan a varios empleadores en el sector privado aparecen en 1987 (...) las huelgas en el sector privado pueden afectar a uno o varios empleadores al mismo tiempo. En este último caso, los trabajadores están organizados en sindicatos interempresa o en sindicatos de trabajadores transitorios (temporales o eventuales) (...) las huelgas que afectan a varios empleadores recién aparecen en 1987”. Armstrong A., Aguila R. (2000): p. 176 63 1988. Marzo. Conforman el Coordinador Nacional de Minería. 1988. En los primeros meses de este año, se realizan huelgas en Soquimich; INDUS; empresas constructoras con movilizaciones entre 300 y 1400 trabajadores. 1988. Marzo. CNT da su apoyo público al voto “NO” en el Plebiscito, y llama a inscribirse en los registros electorales. 1988. Abril. Movilización para entregar un Memorando al Gobierno en que el CNT actualiza sus reivindicaciones básicas económico-sociales. 1988. Abril. También se da un proceso de unificación, entre la Federación de Curtidores- Fecuch, Confederación del Cuero y del Calzado, la Federación de Bata, estableciendo una Comisión de Unidad. 1988. Se funda la Confederación de Trabajadores Forestales, que unió a las tres federaciones que existían: la Federación Liberación (VIII Región), la Federación Nacional de la Madera (VIII, IX, X Región), la Federación Forestal Maule. 1988. Agosto. Congreso Constituyente de Punta de Tralca el 20 y 21, da nacimiento a la Central Unitaria de Trabajadores- CUT. 1988. Octubre. Tras el triunfo del “NO” en el Plebiscito, la CUT presenta su “Pliego Extraordinario de los Trabajadores”, a las fuerzas políticas triunfantes. 1988. A fines de año, la CUT realiza su primera manifestación pública, donde reafirma la movilización social como modo de actuar, y reafirma un rol en las tareas de la construcción democrática. Bibliografía Albuquerque Mario, Echeverría Fernando, Mac Clure Oscar, Tironi Eugenio (1989). “La acción sindical en los sectores metalmecánico y cuprífero”, en Proposiciones, Ediciones SUR, vol. 17. Julio 1989. Santiago de Chile Armstrong Alberto, Aguila Rafael (2000). “Las huelgas en empresas del sector privado en Chile: 1979-1999”. Revista ABANTE, vol. 3, n° 2: p. 165- 201. Obtenido desde: http://www.abante.cl/files/ABT/Contenidos/Vol-3-N2/2%20Armstrong%20Aguila.pdf Barrera Manuel, Henríquez Helia, Selamé Teresita (1985). “Sindicatos y estado en el Chile actual”. Centro de Estudios Sociales- CES. 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