SINDROME POST ABORTO Y ACOMPAÑAMIENTO PARA LA SUPERACIÓN DEL DUELO A.S. Elizabeth Bunster MG Psicología Directora Proyecto Esperanza Introducción Tanto las mujeres como los hombres experimentan el duelo de la muerte de un hijo(a) en la pérdida de un embarazo. Sea ésta intencionada o no (aborto provocado o espontáneo), los padres son abandonados en su duelo, sin apoyo o validación de su pena. Acorralados por el silencio, la sociedad falla en reconocer o legitimar esta pérdida. Generalmente es difícil hablar respecto de la pérdida de un embarazo, ya que no hay funeral, no hay certificado de defunción, ninguna designación de estatus de duelo. Además, frente a un tema con tantas aristas, existe temor de acoger a la persona por no saber cómo tratar este dolor. Es importante tener en consideración que existe un hecho objetivo, que es la manifestación de dolor de una mujer o un varón, por la muerte de un hijo no nacido, que muchas veces puede significar mantenerlo en silencio por muchos años. Esta situación suele implicar el desconocimiento de esta problemática no visibilizada, frente a la cual la red de apoyo social y la misma sociedad tienen una deuda que resolver, entregando un servicio de acogida, orientación y acompañamiento a quienes sufren las secuelas por un aborto o pérdida de un hijo antes de nacer. Secuelas post aborto La experiencia traumática del aborto genera secuelas que sobrepasan los mecanismos de defensa normales de una persona. Un conflicto creado por la oposición del rol materno y el papel que desempeña en la decisión o aceptación de la realización del aborto, cuando este es provocado. El aborto destruye el vínculo, dejando en las mujeres una sensación de vacío, que les falta “algo”. En el síndrome post aborto existe una negación de la pena y el luto; sin embargo, todas las personas tienen derecho a reconocerlos y expresarlos ante la muerte de un ser querido. De acuerdo a expertos como el Dr. Vincent M. Rue, (Asociación Americana de Psiquiatría, Manual de desórdenes Mentales diagnóstico y estadística), el aborto provocado, sea legal o no en el país de residencia, produce una serie de alteraciones tales como: Negación de la pena y la aflicción por el hijo abortado. Desajuste en las relaciones conyugales, familiares, laborales y sociales. Pérdida del sentido de la vida: desesperanza, depresión e intento de suicidio. Abuso y maltrato a los niños. Incapacidad de perdonarse a uno mismo o a otros: rabia, dolor, remordimiento. Alteraciones del sueño: insomnio, hipersomnia y pesadillas que se repiten. Desórdenes en el comer: anorexia, bulimia. Actitudes escapistas: consumo de drogas y/o alcohol, promiscuidad. Las secuelas de un aborto provocado pueden presentarse de diversas formas: a. Manifestaciones somáticas: Náuseas y vómitos Dolor abdominal y sensación de vacío Palpitaciones Sensación de opresión torácica Cefaleas Tics Pérdida de fuerza Reacción de conciencia biológica b. Manifestaciones psicológicas: Enojo y hostilidad Desesperación y pesimismo Ensoñaciones diurnas y nocturnas Disminución del deseo sexual Llanto e inestabilidad emocional Pérdida de la concentración y motivación Como lo expresa el testimonio de una joven atendida, quien expresa su dolor, arrepentimiento y castigo constante: “No es fácil sentir que cometiste un crimen y que andas suelta y escondida por la vida. No es fácil el dudar de tu ser más próximo, de ser mujer. No es fácil el sentirse seca, podrida y muerta por dentro. No es fácil el creer que una no está capacitada para amar. No es fácil el pensar que una no debería estar acá o que la vida no fue hecha para ti, o que no te corresponde sentir, o que no puedes amar. No es fácil pensar que una no puede llegar a ser lo que toda mujer está llamada: ser mamá”. Las parejas de las mujeres que viven la experiencia de un aborto, también pueden vivir los efectos de éste, lo que se puede manifestar de distintas maneras. Entre ellas: Negar su tristeza y la posibilidad de interiorizar el sentimiento de pérdida. Expresión de sus sentimientos a través de la ira, agresividad, descontrol. Miedo a que su masculinidad sea puesta en duda. Culpa que no le permite amar ni ser amado fácilmente. Dificultades para buscar compasión, afecto y apoyo en los demás. “Yo aborté, maté a mi hijo de un mes, un hijo gestado con amor… Yo aún lloro a mi hijo y no sé a qué basurero ir a visitarlo. Quizá no deba moverme de casa y me baste con poner unas flores en el basural de mi conciencia. Debí atreverme a ser padre”. También se recomienda leer la investigación de la Dra. Priscilla Coleman, “Aborto y salud mental: síntesis y análisis cuantitativos de las investigaciones publicadas durante 1995-­‐2009”, documento que se adjunta para este manual. Acompañamiento en el proceso de duelo El proceso de acompañamiento para la superación del duelo de un aborto provocado, tiene como finalidad facilitar un proceso de aceptación, reconciliación y de encuentro con el hijo no nacido. Dentro de sus metas se encuentran: • La educación sobre los síntomas de las secuelas post aborto. • El reconocimiento de los conectores personales del aborto. • La liberación del dolor emocional y la rabia reprimida. • Restauración de las relaciones rotas consigo misma, con los demás y sus creencias espirituales. • Identificar una relación con el niño no nacido. • Adquisición de herramientas de autoayuda. En Chile, el proceso de acompañamiento del duelo de un aborto provocado es realizado por profesionales capacitados en la Corporación Proyecto Esperanza, la que atiende en algunas regiones de Chile. Este proceso, con características especiales, también es recomendado para quienes experimentan duelos no resueltos por pérdidas de embarazos en forma espontánea, ya sea que haya ocurrido en el inicio de la gestación o en los últimos meses, situación que de similar manera deja en la mujer el dolor y el vacío por la ausencia del hijo. Se debe tener en cuenta que la maternidad es un proceso irreversible, que busca desarrollarse y ocurre cuando se acepta la existencia del hijo. Esto es lo que permite comprender el profundo dolor que provoca la experiencia del aborto e iniciar el proceso de reconciliación. La mujer que ha experimentado un aborto provocado tiende a justificar racionalmente la decisión, con frases como “era lo mejor”, pero experimenta un profundo dolor, y una ruptura entre su pensar y sentir. Por ello, es posible observar casos en que hay una tendencia a repetir el ciclo cuando sus hijas se embarazan. Se debe recordar que la mujer es también víctima del aborto y necesita elaborar su duelo, aceptar el dolor, identificar los sentimientos que surgieron respecto de su hijo y darle una identidad. Es urgente crear conciencia sobre el valor de la vida de todo ser humano, sin discriminar por condición o edad, fomentando una actitud solidaria con las mujeres que enfrentan un embarazo inesperado. Es necesario sumar un común esfuerzo ético para poner en práctica una gran estrategia a favor de la vida, mediante redes de apoyo, que especialmente involucren al padre del niño en gestación y a su familia, para ofrecer verdaderas alternativas de vida. Atención a llamado telefónico de una persona que abortó La persona que llama para contar que mantiene por años un dolor, que para ella es tarde la ayuda por un embarazo, generalmente manifiesta su tristeza y rabia. Esta debe acogerse, señalando que conocemos las secuelas después del aborto y las dolorosas huellas que este deja, las que se viven en silencio y en una profunda soledad. Además de ser acogida, la persona busca saber si existe algún servicio de apoyo para superar este dolor; generalmente cree que esto es algo que solamente le pasa a ella o que está enloqueciendo con ciertos síntomas. Quien llame puede ser tanto una mujer como un varón, que busca expresar su sentir. Se debe explicar cuáles son los principales síntomas, e incluso, que a este cuadro algunos le llaman “síndrome post aborto”. Advertir que el dolor corresponde a un duelo no superado, el que necesita ser tratado. En Chile, la entidad que se ha especializado en atender este duelo es la Corporación Proyecto Esperanza o Acompañamiento Esperanza. Es necesario que la persona que llama se sienta acogida y comprendida, jamás juzgada, pero tampoco justificada. Sabe que su aborto fue grave y por ello, se comprende que su dolor sea tan profundo, porque se relaciona con la ausencia de su hijo, un dolor muy fuerte para toda madre. Aspectos relevantes para afirmar en la conversación Se debe explicar que tanto la madre y muchas veces también el padre, son las segundas víctimas del aborto. No existen mujeres que quieran abortar, más bien circunstancias que rodean y presionan a una mujer embarazada que no se siente apoyada en su maternidad. También puede ocurrir que llame una mujer o varón consultando por el duelo de un hijo en gestación que no pudo nacer por razones involuntarias, de tipo biológicas, lo que también deja un vacío y a veces sentimientos de culpa respecto de lo que probablemente hizo o dejó de hacer. Se deben entregar palabras de acogida. La persona busca la confirmación de la existencia del hijo, como un alguien que refiere a ella o a él, como madre o como padre, con el cual hubo una relación desde que supo de su embarazo y hubo certeza de su existencia. Este es el aspecto más importante para superar el duelo: reconocer la existencia y una identidad para el hijo. Mencionar incluso la posibilidad de hacer un proceso de acompañamiento, en el que se desarrolle un trabajo respecto de los síntomas del síndrome post aborto, los conectores que hacen presente el aborto constantemente como un fantasma y el sentimiento de rabia hacia todos aquellos que influyeron en un aborto provocado. Se sugiere realizar este acompañamiento para lograr un proceso de reconciliación que libere a la persona y facilite un encuentro con la existencia del hijo que estuvo en gestación en el vientre materno. Se facilita la aceptación, el perdón y reconocimiento de su maternidad o paternidad en un momento determinado. Se sugiere, si existe interés, desarrollar una dimensión religiosa si es el caso, o trascendente, que facilite descubrir una maternidad espiritual, reconociendo la existencia del hijo también espiritualmente. Pues como afirma SS Juan Pablo II, en su Encíclica Evangelio de la Vida, ese hijo no nacido se encuentra en la presencia del Señor. Finalmente, realizada la acogida y orientación sobre su duelo del niño no nacido, se le consulta a la persona si desea ser atendida por una profesional de Acompañamiento Esperanza, si desea dejar un teléfono o email para ser contactada, expresando que la atención es confidencial e individual; o que también la persona puede contactar directamente en la dirección [email protected], o ver mayor información o contactarse desde su página www.proyectoesperanza.cl o llamar al teléfono 5697921. También se le anima a seguir adelante, afirmar que sí es posible superar el duelo por un aborto, que existe esta experiencia de ayuda en Chile y otros países. Expresar que el solicitar atención le sirve a la persona que consulta, pero también abre una posibilidad de este servicio a muchos otros quienes se encuentran en silencio con su sufrimiento. Por último, alentar a descubrir el sentido de la vida de ese pequeño hijo, dándole un significado que convierta un ofrecimiento o una conducta de reparación a favor de la vida, como una misión ofrecida en nombre de ese hijo, especialmente si la persona es creyente.