T08//comportamiento A TODOS nos ha pasado cuando tenemos un quiebre amoroso: los amigos y cercanos recurren a la sicología popular para convencernos de cuál es la estrategia para salir adelante. “Calcula un mes por cada año que estuviste casado. Eso te vas a demorar en estar en el mercado”, dicen algunos, amigos de las matemáticas. “Búscate a alguien, un clavo saca a otro clavo”, recomiendan otros. Y hay un dicho más antiguo, con un aire más filosófico: el tiempo todo lo cura. Si esto es cierto, ¿de cuánto tiempo hablamos? No es fácil llegar a establecerlo, porque hay demasiadas variables en juego. También depende del tipo de personalidad. Pero se puede llegar a un consenso. Prudence Gourguechon, siquiatra y ex pre- sidenta de la Asociación Psicoanalítica Americana, dice que en dos años una persona puede recuperarse de un trauma emocional, sea un quiebre de pareja, o bien perder el trabajo que se tuvo por mucho tiempo. Llegó a esa conclusión luego de años de observación empírica y de intercambiar experiencias con algunos colegas, explica a Tendencias. Un plazo en el que concuerdan algunos estudios. Alan Hawkins, profesor de la Universidad de Brigham Young, y Tamara Fackrell, mediadora de Utah, en su reporte Should I Keep Trying to Work it Out?, dicen que la sensación de fracaso, de falta de propósitos o la depresión disminuyen en gran medida entre los dos y tres años después del divorcio. ¿Por qué ese tiempo? Porque, a pesar de las urgencias cotidianas y del imperativo social a volver lo más pronto posible a la rutina TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 10 de agosto de 2013 y a estar bien, hay mucho trabajo sicológico que hacer. Prudence Gourguechon habla de tres etapas. Primero, está el luto por las pérdidas involucradas. Luego, la reparación de la autoestima golpeada que dicha pérdida implica. Y tercero, hay que trabajar en el restablecimiento de una nueva identidad social. Y todo eso requiere de tiempo y uno debe ser el primero en estar consciente de que debe tomárselo. “No tienes que sentir la presión de estar bien, porque no estás bien”, dice Gourguechon. Es perfectamente normal, comentan los expertos, sentirse decaído, deprimido, sin ánimo de nada. Ser un desastre emocionalmente hablando. Porque, si bien el dolor no es igual para todos, hay que vivir la pena y no disimular que el trauma existe. La presión de la que habla la siquiatra es un El tiempo que debemos tomarnos para salir de una crisis ¿Terminó una relación? ¿Lo echaron de un trabajo al que dedicó su vida? Calma, que hay mucho trabajo sicológico por hacer. Especialistas y estudios coinciden en que se necesitan dos años para vivir el duelo, reparar la autoestima y restablecer una nueva identidad social. TEXTO: José Miguel Jaque ILUSTRACION: Marcelo Escobar “El manejo del duelo es un ejemplo de lo poco adaptativa que resulta la pesadumbre”. LUIS MUIÑO, Sicólogo de la U. Autónoma “No tienes que sentir la presión de estar bien, porque no estás bien”. PRUDENCE GOURGUECHON, siquiatra y ex presidenta de la Asociación Psicoanalítica Americana de Madrid hecho. Para Luis Muiño, sicólogo de la U. Autónoma de Madrid, el manejo del duelo es un ejemplo de lo poco adaptativa que resulta la pesadumbre: cada vez más personas van a terapia pidiendo un método (una pastilla, en el mayor de los casos) que los saque de ese estado, argumentando que necesitan reponerse rápido, funcionar con normalidad, porque el entorno así lo exige. El apuro reflexivo hacia la normalidad es contraproducente. En un intento de calzar, de estar normal, la persona traumatizada se va a sentir distanciada del resto, escribió recientemente Mark Epstein, siquiatra y académico de la Universidad de Nueva York, en The New York Times. “Y lo más importante es lo que NO hay que hacer”, advierte Gourguechon. No es una buena idea tomar decisiones relevantes o de vida, como casarse otra vez en este período, ejemplifica. Esta recomendación podría apuntar especialmente a los hombres: datos chilenos dicen que ellos se casan por segunda vez 17% más que las mujeres y se demoran, en promedio, menos de dos años (22 meses) en tener una relación estable luego de un divorcio. Ellas, un año más. La siquiatra recomienda pasar el tiempo tratando de averiguar lo que tiene más sentido para uno, tal vez aprender nuevas habilidades o practicar algunas actividades nuevas. No hay que esperar a “sentirse bien” para hacer esas cosas. Autoestima Lo más probable es que el estado de ánimo vaya hacia arriba y hacia abajo. Mark Epstein da crédito de lo difícil que puede ser para alguien reconocer la angustia y admitir su propia vulnerabilidad. Y al hacerlo, Prudence Gourguechon dice que el camino a seguir es ser amable con uno mismo durante este período. Poner atención a su salud y seguridad. Las enfermedades pueden ser frecuentes debido a que el sistema inmunológico está más vulnerable, dice. Esa recomendación tiene sentido si tomamos en cuenta que la autocompasión, entendida como la combinación de bondad hacia uno mismo y la posibilidad de dejar que las emociones dolorosas fluyan y se vayan, es una de las características que en mayor grado predice la recuperación después de un golpe duro, porque promueve la resiliencia. Es lo que concluyó un estudio de la Universidad de Arizona. Y luego de experimentar la pérdida y de la agitación emocional, hay que darse cuenta de que muchos aspectos ya no son los mismos. Ya no se es pareja o ya no se trabaja en el mismo lugar. Puede cambiar la forma de celebrar las fiestas o de cuidar de los hijos. Incluso cosas más cotidianas, como dónde se compran las cosas de la casa. Se modifica su identidad social, que tal vez ya no se organiza en torno a otras parejas. Todos esos cambios llevan a una pregunta: ¿quién es uno por su cuenta?, apunta Prudence Gourguechon. “Todos los aspectos de la vida adulta que se han acumulado, como rutinas, hábitos, familiaridad, pueden tener que ser renegociados y reconceptualizados. Hay una gran cantidad de estrés en este proceso, pero también una gran oportunidad para volver a definir algunos aspectos de uno mismo”, concluye la investigadora.T