CAPITULO TRES La religión de la Nueva Era—Llenando el vacío

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CAPITULO TRES
(Tomado del libro “¿Señor, qué debo hacer yo?”)
La religión de la Nueva Era—Llenando el vacío
Mientras el cristianismo tradicional fracasa en cumplir sus promesas, cada vez más
feligreses están reafirmando su fe, a través de grupos pequeños de compañerismo que se
reúnen en los hogares. Sin embargo, otros están llegando a la conclusión lamentable, de que
Dios (como ellos lo definen) no está limitado al cristianismo—que Él puede ser hallado
mediante otras formas de “espiritualidad.” Al menos en parte, esto explica el surgimiento
reciente de las formas de religión de la Nueva Era.
La “espiritualidad” de la Nueva Era, es un cajón de sastre de varias mezclas de
religiones de tipo Oriental, tales como el hinduismo, budismo, etc. —incluyendo varias
religiones ocultas fuera de compás. La religión de la Nueva Era, gira en torno a un tema
central (con variaciones menores). En su libro Entendiendo la Nueva Era, Russell Chandler
dice que este tema puede ser resumido en tres palabras: Todo es Uno. Él explica que en el
misticismo de la Nueva Era, los humanos tienen un “ser superior” suprimido u oculto, que
refleja el elemento divino del universo. Este “ser superior” es el Dios de la Nueva Era, a veces
denominado como la “Inteligencia Infinita,” o “La Realidad Final.” Chandler menciona la
siguiente fórmula: “Todo es Uno. Todos somos Uno. Todo es Dios. Y nosotros somos Dios”
(p. 29). Este tema panteísta, enseña que Dios está en todo, y en todos—de esta forma,
usted es Dios.
Según las enseñanzas de la Nueva Era, todo lo que uno necesita para una vida alegre,
de propósito, y de realización, viene de su propio interior—amor, paz, gozo, la verdad. Tales
“cualidades divinas” son universales, y son por naturaleza, parte de lo más íntimo de su ser—
su “identidad esencial.” Usted sólo tiene que “silenciar la mente”— la cual en su mayoría,
tiende a obstaculizar su búsqueda de la “ilustración”— y “sintonizar,” por así decirlo, su
verdadero ser interior. El mal no existe; los aspectos no deseados de su existencia (su
naturaleza materialista y disfuncional), realmente no están en usted; ellos son parte de la
mente, de la cual usted debe liberarse.
Esto contrasta con lo que Jesús enseñó, que el corazón humano es en realidad una
fuente de engaño, maldad, orgullo, y corrupción (Marcos 7:15-23). El profeta Jeremías
escribió, que el corazón humano es engañoso y “desesperadamente malo” (Jeremías 17:9).
En realidad, hay un camino que parece correcto a la mente humana, pero sólo conduce a la
muerte (Proverbios 14:12).
Una de las fuerzas principales de la religión de la Nueva Era a nivel mundial, es
Eckhart Tolle, con dos éxitos editoriales sobre “espiritualidad”: “The Power of Now” y “A
New Earth—Awakening to your Life´s Purpose”. Tolle escribe: “No puedo decirle ninguna
verdad espiritual, que muy en el fondo usted no sepa todavía… Conocimiento vivo, antiguo y
siempre nuevo, hay [dentro de usted]… [esperando ser] activado y liberado desde el interior
de cada célula de su cuerpo” (The Power of Now, p. 9).
En el misticismo de la Nueva Era, la verdad nunca es definida, sólo es. “La Verdad
es inseparable de lo que usted es. Si, usted es la Verdad. Si usted la busca por otro lado, usted
siempre será engañado. El mismo Ser que usted es, es Verdad” (A New Earth, p. 71). Por otra
parte, el guardar los mandamientos—una parte fundamental del camino de vida
cristiano—es considerado como irrelevante, en la filosofía de la Nueva Era. “Cuando
usted está en contacto con esa dimensión [divina]… todas sus acciones y relaciones, reflejarán
esa unidad con toda la vida que usted sienta en lo profundo de su ser. Esto es amor. Las leyes,
mandamientos, reglas, y regulaciones, [sólo] son necesarias para aquellos que han sido
separados de quienes son en realidad, la Verdad interior” (p. 72).
Tal psico-balbuceo religioso pervertido, puede influenciar potencialmente a cristianos
incautos— especialmente a aquellos que son tentados a mirar fuera del cristianismo, buscando
realización espiritual. Chandler escribe, que mientras los motivos de la Nueva Era están
siendo “aceptados abiertamente” por los elementos liberales del cristianismo, grupos de la
Nueva Era “a menudo cooptan el lenguaje y los adornos de las iglesias cristianas
tradicionales, logrando así, que las personas de nuevo ingreso se sientan más cómodas en su
transición a creencias y prácticas alternas” (p. 207). La magnate popular de los medios Oprah
Winfrey, una partidaria enorme de la espiritualidad de la Nueva Era, patrocina un programa
de “entrenamiento mental” llamado “Un curso de milagros.” Según Chandler, el mentado
curso—el cual defiende una visión mundial donde no hay pecado, no hay maldad, no hay
diablo, y donde Dios está en todos y en todo—es “confortado en la terminología cristiana, con
una aplicación psicológica” (p. 212). ¿Por qué un curso de “espiritualidad” de la Nueva
era, necesitaría usar terminología cristiana—a no ser que sea para seducir a cristianos
ingenuos?
Otro proponente clave de la Nueva era, Deepak Chopra, recientemente ha vuelto su
mirada al cristianismo, con su libro amenazante The Third Jesus. Chopra, un escritor
“espiritual” de estilo propio, y gurú oriental, ha sido una fuerza importante detrás del rápido
crecimiento del espiritualismo de la Nueva Era en Norteamérica, durante las últimas cuatro
décadas. De acuerdo con su libro, las enseñanzas de Jesús sobre la conducta y la moralidad,
eran “demasiado radicales para vivir por ellas” (p. 2). Haciendo hincapié a lo que él llama la
naturaleza poco práctica de las instrucciones de Jesús, él escribe: “Usted puede batallar toda
su vida por ser un buen cristiano, sin lograr lo que Jesús quería explícitamente.” Pero lo que
Chopra y otros como él no entienden es, que con Dios, todas las cosas son posibles (Mateo
19:26). Mientras Dios no espera que los cristianos se vuelvan perfectos en ésta vida, debemos
de estar trabajando diligentemente hacia la perfección—para ser transformados (un proceso)
según la imagen de Cristo (Romanos 8:29). Al final, tal conversión y transformación, es
imposible sin el Espíritu Santo de Dios.
En lugar de tomar las enseñanzas de Jesús literalmente—haga a los demás, lo que le
gustaría que los demás le hicieran a usted (Mateo 7:12); ame a sus enemigos, bendiga a los
que los maldicen (Mateo 5:44); no resista el mal, sino ponga la otra mejilla (Mateo 5:39); etc.
—Chopra afirma, que Jesús estaba encaminando a sus discípulos “hacia un reino místico, el
único lugar donde la naturaleza humana puede cambiar radicalmente” (p. 2). La obediencia
literal a mandamientos y leyes prácticas, es remplazada por el camino de búsqueda “místico y
radical,” de la “conciencia de Dios” (p. 10). Espantosamente, él escribe que “el cristianismo
se vio obligado a comprometer la visión de Jesús… Es fácil ver porqué el mundo nuevo que
Cristo previó, fue rápidamente abandonado después de que Él murió. Tenía que ser
modificado por “realistas” (pp. 3, 18). Por consiguiente, el plan de Jesús sólo podía lograrse
mediante la consecución del “nivel más alto de ilustración.” “Nuestra tarea,” escribe, “es
profundizar en las escrituras, y probar que el mapa hacia la ilustración si existe ahí” (p. 10).
Desastrosamente, la “visión mundial” no bíblica de Chopra, se ha visto favorecida
entre “cristianos” que desprecian guardar los mandamientos. Después de todo, somos
antagónicos por naturaleza, hacia las leyes y preceptos de Dios (Romanos 8:7). Solo Dios
sabe cuántos cristianos débiles que recorren el perímetro, han caído en ese psico-balbuceo
inspirado por demonios. De hecho, una razón clave para la apelación de religiones de la
Nueva Era es que éstas, al igual que el “cristianismo sin costo,” requieren poco o nada
de compromiso o fidelidad, hacia una norma de conducta. Los practicantes de la Nueva
Era, viven esencialmente a su antojo; los absolutos morales simplemente no existen. Su
“estado de ilustración” tan buscado, los pone esencialmente al mismo nivel que Dios. Adán y
Eva intentaron esto—“ustedes serán dioses, decidiendo el bien y el mal”—y miren a dónde
nos ha traído.
Cristianos devotos que estudian sus biblias, pueden detectar fácilmente, los peligros de
las enseñanzas de la Nueva Era. Al final, la religión de la Nueva Era es una buena forma de
sentirse bien, e inventar su propia forma de “espiritualidad,” que puede conducir al contacto
con “el príncipe del poder del aire [Satanás el diablo], el espíritu que ahora trabaja con los
hijos de desobediencia” (Efesios 2:2). Desafortunadamente muchos jóvenes optan por tales
“religiones,” porque son apagados por un “cristianismo” que aparentemente, no marca
ninguna deferencia real en sus vidas. Mientras el cristianismo tradicional continúa
declinando por varias razones—no menos de lo que es su ineficacia total—cada vez más
personas (especialmente los jóvenes), serán tentados a experimentar con varias religiones
Orientales/de la Nueva Era. Sin embargo, la mayoría buscarán una marca de cristianismo, que
puedan llamar propia—pero definitivamente estará fuera del “ladrillo y mortero” de la iglesia
corporativa.
Encontrando a Dios—Fuera de la Iglesia Corporativa
Shane Claiborne—autor del polémico libro La Revolución Irresistible, en la cual Claiborne
describe lo que él considera una fe auténtica, arraigada en acción—está sólidamente detrás de
la idea de “más pequeño es mejor.” En una entrevista con Duin, él dijo, “El mundo tiene sed
de otra forma de vida. Nuestra cultura está hambrienta de respuestas, ya que las viejas
están en bancarrota.” (p. 44; énfasis agregado). Los grupos pequeños y las convivencias de
hogar, mencionó, están “dándole visibilidad al cristianismo como una forma de vivir, en lugar
de sólo verlo como una forma de creer… [Hay más] al cristianismo que simplemente creer.
Cuando la gente ve que hay maneras de vivir, que no van conforme a los patrones del mundo,
eso es muy atractivo” (p. 43). Aquí, Claiborne reafirma lo que ya ha sido verificado por
Kinnaman en su libro unChristian—que el cristianismo nominal, es más visto por los externos
como un “conjunto de creencias,” que como una forma de vida genuina.
Barna apoya totalmente la idea de la iglesia en casa. De su propia experiencia, dice,
“Es lo mejor que jamás hemos hecho… Todos en la iglesia [casera] están realmente
involucrados. Realmente cuidamos los unos de los otros. Se trata de una gran familia
extendida de veintitrés personas” (Duin, p. 59).
De acuerdo con los investigadores, muchos de los que se están cambiando a iglesias en
casa, dicen estar cansados de jerarquías de la iglesia, que son demasiado controladoras.
También están hartos de las políticas dela iglesia. Pero, como señala Duin, aquellos que no
encajan en la “religiosidad” estándar, también se dan cuanta de que necesitan una convivencia
de ideas afines—de que no pueden optar simplemente por salir del cuerpo de Cristo. Tienen
que llegar a ver que la verdadera iglesia es espiritual—donde “dos o tres personas se reúnen”
en el nombre de Jesús (p. 61; ver Mateo 18:20). La asistencia está basada en el deseo, en lugar
de la obligación.
Un estudio del Grupo Barna en el 2007, demostró que los cristianos tenían un “nivel
más alto de satisfacción” con su iglesia en casa, que la que tenían con su iglesia regular. Barna
concluye que quienes se sienten atraídos a las iglesias en casa, son adultos jóvenes interesados
en encontrar espiritualidad y fe—pero que son apagados por la iglesia organizada—o
personas de la postguerra, que están buscando una experiencia mas profunda e intensa con
Dios (Duin, p. 61).
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