Asexualidad: una ¨nueva¨ orientación sexual Según un estudio realizado entre 18.000 personas por la Universidad de Brock (Ontario, Canada), el 1% de la población son personas que no experimentan atracción ni excitación sexual por otro y, por lo tanto, no tienen la necesidad de contactarse genitalmente ni de mantener relaciones sexuales. Ellos existen desde siempre, individualmente, pero como grupo organizado se hicieron visibles hace relativamente poco, cuando empezaron a dar a conocer su postura, sus sentimientos y a reclamar por sus derechos. ¿Qué derechos? Los de sentir como sienten y a no ser juzgados por ser así. No son personas que estén angustiadas por su tipo de expresión sexual, a diferencia de las personas con fobias sexuales, donde la ansiedad y la angustia forman parte de sus síntomas, quieren cambiar y consultan. Al contrario, tienen una posición casi ¨militante¨, ¨revindicadora¨. A primera vista, el nombre con el que se autodenominan no parece ser el más adecuado, y hasta parece contradictorio con su propia autodefinición. Parecieran estar mal utilizando el término sexualidad para homologarlo con genitalidad, y no es lo mismo. En general, cuando los que trabajamos en Sexualidad utilizamos esta palabra lo que ¨nombramos¨ es la dimensión existencial del ser humano: somos seres sexuales desde que nacemos hasta que morimos. No somos amebas, ni bacterias ni protozooarios: ellos son especies asexuadas, nosotros, no. Somos seres sexuales INTEGRALES: la sexualidad implica a la biología, a la psicología, a las relaciones de pareja y sociales, a la ética, etc. Podemos ser mujeres o varones (inclusive trans), o en casos más raros (contados con los dedos de la mano) ¨indiferenciados¨, pero siempre somos sexuales. La sexualidad humana, en sí, es una sola: lo que varía es su EXPRESION: ahí esta la diversidad. Los ¨asexuales¨ se definen como personas que no experimentan atracción sexual ¨genital¨, ni excitación sexual con otra persona y por tanto tampoco la necesidad de contacto genital y descarga en una relación sexual con un otro. Pero sí tienen necesidad de afecto, intimidad (compartir pensamientos, sentimientos, etc) y contacto físico (caricias sin intención de provocar excitación sexual, abrazos) con otra persona. Me gusta más (o es más exacto) decir que son personas sin expresión genital de su sexualidad, Los asexuales, en cambio, dan otro significado al prefijo ¨a¨ delante de ¨sexual¨ para su autodefinición: el ¨a¨ indicaría no la ausencia de sexualidad, sino la ausencia de objeto/sujeto de atracción. Equivaldría al prefijo ¨homo¨, ¨hetero¨ o ¨bi¨: hacia quién se siente atraído/a sexualmente, donde ¨bisexual¨ no quiere decir que ¨tiene dos sexos¨. Los asexuales, entonces, se sienten atraídos sexual/genitalmente hacia… nadie. No es una elección no tener relaciones sexuales, en el caso de los ¨asexuales¨, a diferencia de los célibes. Un sacerdote o una monja tienen sexualidad (todos la tenemos, incluso el bebe recién nacido) y por vocación y normas, eligen no expresar su sexualidad en forma genital... y les cuesta muchísimo, porque se sienten atraídos hacia otras personas, se excitan, desean... Un ¨asexual¨ simplemente no desea tener a un otro en la cama, ni se excita, y por lo tanto, no se angustia por su falta de deseo, ni por su no-performance sexual/genital. De hecho, ahí viene su actitud revindicatoria: revindican su derecho a sentir como sienten, a no tener relaciones sexuales, y a no ser juzgados como ¨enfermos¨ por la falta de contacto genital. No es una represión disfrazada: en la sociedad occidental actual, donde mostrar que se es sexualmente activo y ¨potente¨ (como lo demuestra el consumo de sildenafil incluso en adolescentes) es una obligación, mostrarse como ¨asexual¨ requiere valor. Recalco todo el tiempo que ¨no se sienten genitalmente atraídas¨ por otras personas porque pueden sentirse atraídas en forma no genital: nosotros nos sentimos habitualmente atraídos hacia amigos, familiares, profesores, líderes de toda índole, sin que ello implique que los queremos llevar a la cama. Entonces las personas ¨asexuales¨ necesitan amigos o inclusive ¨alguien especial¨, una relación romántica (pero sin contacto genital) para ser felices. Y pueden vivir así, toda una vida, sin relaciones sexuales. La asexualidad ha existido siempre, y seguirá existiendo, simplemente porque es una orientación sexual, es decir, es parte de la diversidad sexual, como la heterosexualidad, la homosexualidad, la bisexualidad (de hecho, los ¨asexuales¨ pueden ser hetero, homo o birrománticos... se sienten atraídos intelectual/románticamente, pero sin deseo ni excitación genital). Como ocurre con las orientaciones sexuales, no se pueden cambiar, forman parte del SER de esa persona. Así como es deletéreo para una persona que desea y se excita con su pareja no expresarse genitalmente (por la causa que fuere: problemas de pareja, disfunciones, enfermedades, etc), y así como es nocivo vivir una doble vida por temor a asumirse como homosexual, de igual forma es contraproducente intentar crear un deseo y excitación sexual en una persona que nunca lo ha tenido, que no le interesa y que no se angustia por ello. ¿A quién le sirve tratar de imponer esa expresión genital? A nadie. ¿Vulneramos a una persona en el intento de imponer esta genitalidad? Sí, al ¨asexual¨, lo vulneramos en su intimidad y su autonomía. Algunos asexuales se masturban, y esto resulta difícil de comprender hasta para los sexólogos. Sin embargo, debemos recordar que la autoestimulación es una actividad sexual habitual desde el nacimiento hasta la muerte, que es más frecuente en determinadas etapas (adolescencia) y en determinadas circunstancias (cuando no se tiene pareja), pero se da siempre: en varones, en mujeres, jóvenes, viejos, solos, en pareja. La gente que está en pareja puede autoestimularse aunque se sienta satisfecha de las relaciones sexuales: se estimula porque, por ejemplo, quiere una sensación distinta, o quiere un momento para él o ella ¨exclusivo¨, sin la mirada del otro, con sus fantasías. Y esto es normal y saludable. Más aún, la gente se autoestimula no solo por excitación sexual: muchos y muchas lo hacen por ansiedad también. La persona asexual no se sentirá atraída por otra persona, pero puede tener cierta excitación sexual que quiere descargar consigo misma. ¿Y por qué negárselo? En resumen, la ¨asexualidad¨ es la falta de interés en las relaciones sexuales, en el contacto sexual con otra persona. Es intrínseco, se considera una orientación sexual y forma parte del Ser de la persona asexual, y por lo tanto no puede ¨modelarse¨ con una terapia. Puede ocurrir que una persona se sienta brevemente ¨asexual¨ en su adolescencia y luego sí sienta atracción por alguien y se asuma como hetero, homo, bisexual (formaría parte de los que están ¨explorando¨ ¨cuestionando¨ su sexualidad en la adolescencia). Los grupos de soporte como AVEN han surgido para revindicar el modo de sentir y de vivir de los asexuales, para que no se los vea como ¨enfermos a rehabilitar¨. En general no tienen relaciones de pareja con personas que no sean asexuales: congeniar una persona sin deseo sexual con otra que lo tiene es muy difícil, aunque una persona asexual puede tener relaciones sexuales sin que ello le provoque un ataque de pánico (cosa que si ocurre con una persona con una fobia sexual), pero, claro, este evento es muy esporádico. Una cosa similar ocurre cuando una lesbiana tiene relaciones sexuales con un varón, sin dejar de ser lesbiana (es mucho más frecuente de lo que se sospecha): esa ¨rara ocasión¨ no pone en duda la orientación sexual (en el caso del asexual, la ¨no¨ atracción, en el de la lesbiana, la ¨homo¨ atracción), simplemente ilustra que la expresión de la sexualidad es más flexible de lo creemos. Este artículo fue publicado parcialmente en Clarín, el 16/11/12. Link: http://www.entremujeres.com/pareja-y-sexo/pareja/viven-tener-sexo_0_811718829.html Para más información (páginas en inglés): http://www.asexuality.org www.transcendingboundaries.org