Descargar documento en formato PDF

Anuncio
PRESENTACION
En estos dieciocho años de vida en el caguan, he sembrado muchos árboles y
enseñe y compartí con los campesinos para que hicieran lo mismo. Todo esto
sucedió a la razón de la campaña “No a la coca, Si al Cacao y Caucho”, promovida
por la Parroquia de Remolino en 1989; fue un proyecto para el campesino cocalero,
que quería sustituir sus cultivos ilícitos por otros lícitos, la estrategia no era la
amenaza, la constricción, la persecución, o tratando a los cultivadores de hoja de
coca como criminales; al contrario fue un pacto amigable y de confianza mutua.
Se promovió la capacitación, la educación integral, que lo reconciliara con si mismo,
con su medio ambiente, cobrándole a su pedazo de tierra que conquisto, algo
diferente de un producto delictivo, que lo sindicaba por el estado de ser responsable
de toda la desestabilización social que Colombia vivía.
Solamente cuando este campesino estigmatizado, decidió por su cuenta, ser
protagonista del cambio de su propio destino, los resultados empezaron a verse,
hasta merecerse un reconocimiento nacional como el Premio nacional de Paz 2004.
En todo este proceso el protagonista nunca fue el dinero o el árbol de Cacao o
Caucho, siempre fue el campesino, pero la propuesta no fue asumida por todos,
solamente la acogió un grupo de campesinos que tenían vocación diferente, corazón
y espíritu renovador que ha enaltecido la reindivicacion sagrada del agricultor y
habitante de esta parte de la amazonia colombiana.
Largo fue el camino que llevo a estos campesinos a los cultivos ilícitos y largo tenia
que ser el tiempo del cambio, la reconstrucción del tejido social necesitaba de un
proceso difícil pero no imposible, de creer en lo diferente, de valorar los recursos
disponibles y de interiorizar la capacidad y tesón de trabajo para aspirar a
evolucionar y cambiar su destino. Este fue el reto y la razón de la campaña.
P. JACINTO FRANZOI
Creador de la campaña y símbolo del proceso cacaotero en la región del Bajo
Caguan.
SISTEMATIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA ORGANIZATIVA
DEL COMITÉ DE CACAOTEROS DE REMOLINO DEL CAGUAN
“UNA VIVENCIA POSIBLE CONTRA LA CORRIENTE”
1. RECONSTRUYENDO LA HISTORIA
1.1.1
ANTECEDENTES Y CARACTERIZACIÓN DE LA POBLACIÓN
1
La región del Bajo Caguán y del Suncillas, ubicada en el municipio de Cartagena del
Chairá, departamento del Caquetá, comprende la jurisdicción de la Inspección de
Remolino del Caguán y, geográficamente va desde la Inspección de Santafé hasta la
desembocadura del río Caguán al río Caquetá, enmarcada al oriente por el río Yarí y
al occidente por el río Suncillas, incluyendo su radio de influencia.
El Caguán se ha ido construyendo como región económica, social y cultural como
producto de tres colonizaciones, diferenciadas entre sí, al obedecer cada una a
características diferentes por el origen de la población protagonista, los intereses que
los movieron y por el actuar colectivo:
1. La colonización inicial en la primera mitad de la década de 1970, promovida
por la búsqueda de pieles y fauna, cuando el negocio del momento era la
explotación de los animales para ser vendidos como mascotas o sus pieles
exhibidas como adorno casero o en los trajes de alta costura en la industria de
confecciones.
El colono de la primera colonización lo describe Bertil Trujillo con estas
palabras “Los primeros que bajaron al Bajo Caguán fueron los que iban a
conseguir pieles y se quedaron haciendo finca, eran los verdaderos colonos,
estaban mucho antes que la coca, eran poquitos. Cuando yo bajé inicialmente
en el año de 1975, encontré unas fincas muy bonitas con ganado, con comida,
marranos, de eso vivían, ese colono era sano, honesto”.
2. La colonización cocalera, motivada por el auge de la coca, vista como la
panacea para salir de los problemas económicos de la población deprimida
urbana y campesina.
Jair Laiseca afirma: “Aquí se encuentra gente de todos los rincones de
Colombia, que vinieron al Caguán a conseguir plata tras lo ilícito y se formó
una cultura en la gente, la cultura cocalera, la cultura de lo fácil”.
3. La colonización ganadera como consecuencia del establecimiento de finca
con la acumulación económica de la explotación cocalera.
De esa gran masa de población, calculada en 70.000 personas por la FARC1 y
los organismos del Estado en los Diálogos de Paz en el gobierno de Belisario
Betancurt en 1984, que luego de tres fuertes crisis quedó reducida a una
población en el campo, que ya sea por su origen campesino o que siendo
citadinos por la fuerza se convirtieron en trabajadores del agro, de una u otra
manera lograron hacer finca básicamente ganadera con coca, esa es la
población actual del Bajo Caguán y del Suncillas.
1
Fuerzas Revolucionarias de Colombia “FARC”
2
Remolino del Caguán, fundado en 1977, se convirtió en un pueblo de coca, un
emporio cocalero muy grande y cada ocho días era mercado; para la compra
de la base o pasta de coca se miraban bultos de plata como ver bultos de
yuca o de plátano. En 1996 al circulante monetario de Remolino le entraba
cada semana aproximadamente unos doce mil millones de pesos, mientras
que el presupuesto anual departamental del Caquetá era de ocho mil millones
de pesos; esa plata la cogía la gente y no se sabía que se hacia, lo único que
quedaba era desavenencias entre vecinos, desunión y desorganización
comunitaria, hogares desbaratados, huérfanos, muertos, personas en la
cárcel, desaparecidos, terrenos abandonados, gente en la más inopia
pobreza, viciosos, borrachos, prostitución...maldita plata.
Emporio de falsa riqueza, donde la vida se reducía a trabajar en los cultivos y de
gastar el dinero fruto de ese trabajo en las discotecas, en la compra de ropa de
marca y joyas de oro para lucir en el mismo círculo cerrado de Remolino; allí hubo un
antecedente organizativo que marcó un proceso para aquellos que les importaba
construir región.
1.1.2
ANTECEDENTE ORGANIZATIVO
Bertil Trujillo comenta: “Porque el área de Santafé para abajo estaba en Reserva
Forestal y había gente que quería hacer finca, para eso necesitaban que se les
titulara la tierra y, así tener derecho a crédito, a que se les prestara los servicios del
Estado; para ello, había la necesidad de levantar parcialmente la Reserva, entonces
en 1984 se creó el Comité de Colonización del Guayas, Bajo Caguán y Suncillas y
viajamos a Florencia a reuniones, que a la vez, fueron el nacimiento del P.N.R2.
Miguel Ángel Piñeros, Roberspier Rodríguez, funcionarios del INCORA3 y otra gente
gestionaron el levantamiento de la Reserva Forestal, para que los colonos tuvieran
derecho a los títulos de la tierra, a crédito, a la asistencia técnica y al mercadeo.
Entonces llamaron al Comité de Colonización a firmar el convenio y los colonos se
comprometieron a tener responsabilidades, a guardar las márgenes de las
quebradas, los nacimientos, a no desforestar las áreas de pendiente y de no
deforestar la totalidad del área adjudicada.
1.1. 3
ANTECEDENTES INSTITUCIONALES
El primero de enero de 1988 se creó la Parroquia San Isidro Labrador, según
Decreto No. 006 del Vicariato Apostólico de San Vicente – Puerto Leguízamo,
firmado por monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, Vicario Apostólico y el Padre
Francisco Mellino, Canciller, a la vez el 10 de enero de 1988 fue designado el Padre
2
Plan Nacional de Rehabilitación, programa de la Presidencia de la República en los gobiernos de Belisario
Betancur y de Virgilio Barco.
3
Instituto Colombiano de la Reforma Agraria “INCORa”
3
italiano Jacinto Franzoi, de la Comunidad de Los Consolatos, para el servicio
pastoral misionero en Remolino del Caguán como Párroco de la naciente Parroquia.
El 1 de julio del 1988 entró el Ejército a Remolino, recogieron toda la gente en la
cancha de fútbol y, el General Eddi Payares Cote, Gobernador del Caquetá, le dijo a
las personas concentradas: “Hasta hoy hubo coca en el Caguán y tendrán que
ponerse a trabajar sanamente”.
A raíz de la incursión del Ejercito Nacional, se comienza hablar que existía una
hambruna en el Caguán y hay una misión humanitaria de todas las instituciones para
trabajar un torno del hambre, pero también de sustitución de los cultivos de coca por
cultivos lícitos alternativos viables; para ello las instituciones adquirieron el
compromiso de llevar a la región del Bajo Caguán y entregarle al Comité de
Colonización semillas de caucho, cacao, inclusive de chontaduro. El compromiso se
plasmó en un acta suscrita por la Gobernación del Caquetá, el INCORA, INDERENA,
IDEMA, entre otras y el Comité de Colonización, convirtiéndose en antesala a la
Campaña No a la Coca Si al Cacao y al Caucho.
El Padre Jacinto a la pregunta sobre ¿si la gente estaba preparada para seguir
viviendo sin lo ilícito?, tomó la idea de promover nuevos cultivos que reorientaran la
base económica del campo y, comenzó otra era en el Caguán, la de pensar que la
coca tenía fin; esta fue la antesala de la Campaña ”No a la coca, si al cacao y al
caucho” y de la organización del Comité de Cacaoteros y del Comité de Caucheros .
El Padre Jacinto formuló un proyecto que fue financiado por los feligreses de las
parroquias católicas del norte de Italia, que se cristalizó en la Campaña “NO A LA
COCA Y SÍ AL CACAO Y AL CAUCHO”. Jair Laiseca recuerda la campaña:
“Regamos semilla por todos los lados, en ningún momento nos sentamos a planear,
porque la propuesta inicial eran 30 familias con una hectárea, para esas 30 el dinero
era suficiente, pero se le dio a mas de ochenta y luego nos dimos cuenta que era
necesario por lo menos tres hectáreas por familia para que fuera sostenible
económicamente; simplemente hacíamos la lista de quienes querían semilla de
cacao y listo, después los reuníamos para darles una charla sobre el manejo, no se
hacía la evaluación del terreno de reconocimiento para observar si eran aptos.”
En la Parroquia se llevaba registros de control, donde constaba la familia y la semilla
entregada, por eso considerando el promedio de pérdidas se hizo un estimativo de
plantación. Con base en eso en los años 1991 y 1992, cuando se efectuaron las
visitas de reconocimiento a los cultivos los resultados de la realidad fueron muy
diferentes, había unos que tenían la semilla de cacao por allá en el zarzo esperando
que le quedara un tiempo para ir a sembrarla, eso sucedió también con el caucho.
Con la campaña de “No a la coca, si al Caucho y al Cacao” la aventura fue pelear
contra ese monstruo, la narco economía... la narco filosofía regional, se esperaba
que las personas cambiaran, pero por las dificultades en la región la gente toma lo
que halla, pero cuando vieron que los militares no volvieron a decir nada, dejaban
bajar de todo, entonces se dieron las nuevas bonanzas por los repuntes de los
4
precios de la coca; de ello dependió que parte de los proyectos de la Parroquia se
fueran a pique. Los resultados esperados se estimaban del 30 o el 40 % de trabajo
fructífero para la región, pero se llegó sólo al 10%.
Al respecto Jair reflexiona: “Al venir las cosechas las cosas no eran así, porque la
gente era como si teniendo hambre sólo viera un plato que se había dado, sin pensar
que necesitaba para el futuro, porque con el nuevo auge de la coca no había quien
cuidara del campo. Vino el Comité como organización y tuvimos que ponernos a
estudiar la agro transformación y lo que pasaba con los cultivos de cacao.”
1.2.
EL PROCESO ORGANIZATIVO
Con base en la lista de las personas que recibieron semilla se realizaron por parte de
la Parroquia visitas a las familias, entonces comenzó a surgir la necesidad de la
primera organización o comité provisional, que se estableció en el segundo semestre
de 1992, en ese año nombran como Presidente a Guillermo Gonzáles, Secretaria
Amparo Ortiz Caicedo y Tesorero a Berthil Trujillo. Todo ese año fue de cómo
descubrir la verdad de lo que estaba pasando con las plantaciones. A final del año se
hizo una asamblea que aprobó la propuesta de constituir el Comité de Cacaoteros de
Remolino del Caguán y el Suncillas.
A raíz que empezó a salir el grano de cacao en forma significativa, pasando de los
kilos a arrobas, sin que hubiera quien comprara permanentemente y los precios muy
bajos, se precipitó la consolidación de la organización con el fin de comprar el grano
del cacao.
En el segundo trimestre de 1993, abril, se reorganiza la Junta Directiva del Comité de
Cacaoteros, siendo ratificado el Presidente Guillermo Gonzáles, Secretaria Libia
Agudelo, Tesorero Rodrigo Velaidez y Fiscal Rosendo Espinosa; se tomó la decisión
de comprar el cacao para elaborar el chocolate casero de bolitas (chuculas).
Otro hecho se produce en junio de 1995, cuando se legitima y oficializa el Comité, se
construyen los estatutos, se registra ante la Cámara de Comercio de Florencia,
apoyado por la Secretaría Departamental de Agricultura del Caquetá y el SENA4,
dentro del convenio con CIFISAM5.
A finales de 1995 la Junta Directiva gestiona un proyecto para poder tener una
fábrica completa de transformación del cacao, que se cristaliza en mayo de 1996,
cuando se consigue una maquinaria de segunda donada por el Fondo Amazónico, un
mes después de haberse sacado la primera cochada, aparece la coyuntura de las
4
Servicio Nacional de Aprendizaje “SENA”.
Centro de Investigación, Formación e Información para el Servicio Amazónico “CIFISAM”, Fundación del
Vicariato Apostólico de San Vicente – Puerto Leguízamo.
5
5
Marchas Campesinas Cocaleras que prácticamente detienen todo el proceso, sólo en
1997 retoma la organización la producción de chocolate.
En el proceso organizativo la Parroquia ha tenido una alta incidencia en los valores
morales y sociales, la ética, el valor de la vida, no asumir y no tomar partido para
calificar o descalificar a otros y de hacer un trabajo desinteresado. En los referentes
administrativos y gestión de proyectos jugaron un papel importante CIFISAM y el
SENA.
Estando ya constituido el Comité, la primera plata del Fondo Amazónico para la
compra de la maquinaria y el Fondo Rotatorio para el Fomento del Cautivo de Cacao
la manejó la Parroquia, porque la organización de los cacaoteros no tenía capacidad
para manejar recursos, existía la figura del Tesorero pero no había capacidad
administrativa y de manejo. En 1998, luego de las Marchas Campesinas la
organización toma un nuevo aire, se reinicia la actividad del Comité con el
nombramiento de nueva Junta Directiva que asume hasta 1999 y se cambia la
etiqueta de Chocaguán.
El Comité tiene unos tiempos de poca actividad, pesando en ella no sólo la presencia
de la figura del Padre Jacinto como padrino, sino que la actividad de los cultivos de
coca hace que los campesinos le dediquen poco tiempo al cultivo del cacao. 1999
fue un año de adormecimiento del Comité, porque volvió a resurgir la actividad
cocalera,
Luego con la intensificación de las fumigaciones a áreas a los cultivos de coca, en el
2000 decae la actividad cocalera y, es cuando un grupo de personas encabezadas
por el presidente Omar Astudillo, Dioselina Sabogal, Jair Laiseca y otros retoman la
actividad del Comité de Cacaoteros, pero con una visión muy local, sin visión
futurista, se limitaban a administrar los pesos que llegaban por la venta de
Chocaguán y la compra de 500 o 800 kilos que llegaban mensualmente; cada cuatro
meses se trabajaba una semana en producción de chocolate; con esas 2.000 a 2.500
libras se seguía atendiendo el mercado sin visión empresarial y tampoco dedicación
total para el avance del Comité; a finales del 2.001 se aterriza a raíz de un
acompañamiento de unos orientadores internacionales, construyendo una
perspectiva de hacer empresa y, en consecuencia se formula un proyecto que se
cristalizó en el 2002.
Estos orientadores llegan a Remolino del Caguán a raíz de un trabajo que se venía
haciendo entre CIFISAM y Acción Andina Colombia, se logra visualizar la importancia
que tiene el trabajar en forma permanente una planta de trasformación de cacao en
una región como el Caguán y el Suncillas, con una población habida de soluciones
alternativas a la dependencia de la economía ilícita. La visión que se construye con
ellos toma como meta estructurar el desarrollo empresarial que tuviera cuatro
componentes principales:
1. El desarrollo productivo proyectando, no solo al manejo tradicional del cacao
sino dándole el énfasis agroforestal y orgánico del cultivo.
6
2. En el proceso agroindustrial, mejorar las condiciones de producción y
presentación, porque Chocaguán era un producto que tenía muchas
deficiencias técnicas: mala presentación por un empaque no adecuado. No
disponía de códigos de barras, ni registro sanitario que garantizara el
cumplimiento de todos los requerimientos que exigen las normas INCONTEC6
para que un producto destinado al consumo humano pueda ser
comercializado.
3. El componente de comercialización, o sea las estrategias a partir del
desarrollo del producto, dándolo a conocer a través de la participación en
eventos y ferias, generando planes de marketing, buscando consolidar la
comercialización a través de canales de distribución.
4. El desarrollo organizativo, para despertar la capacidad que tienen los
dirigentes y asociados para hacer gestión política, para construir nuevos
proyectos, para llevar registros, ordenar, planear, desarrollar, evaluar y
potenciar esa capacidad que los campesinos tienen para el desarrollo
organizativo.
Hay un punto de quiebre entre el pasado y el presente del Comité; la nueva era se
inicia el 1 de junio de 2002 y nace con unos recursos bastante significativos,
alrededor de unos $190´000.000 que dio el FIDA7, por intermedio de IICA8, esta plata
iba dirigida a desarrollar los compones visualizados, casi un año antes en el ejercicio
de la realidad con el acompañamiento de Acción Andina.
Lo más meritorio y decisivo para el crecimiento del Comité es que del 2002 hasta el
2005, casi 3 años, se da el hecho que por primera vez una organización campesina
en el río Caguán ejecute directamente recursos de financiamiento de proyectos.
En marzo de 2002 habían dos opciones, que CIFISAM o la Parroquia de San Isidro
Labrador ejecutara los recursos, pero se hizo una argumentación bastante sólida,
teniendo en cuenta que tenía un respaldo de toda la cadena productiva y la
motivación de FIDA estaba en términos del desarrollo empresarial y, por eso se dio la
posibilidad para que la organización manejara los recursos.
Para estos recursos varios agentes facilitaron el proceso, después de un año fue
reconocido y valorado por el mismo PADEMER, como una de las tres experiencias
exitosas en Colombia, de unas 90 que había. Valoración que tuvo en cuenta el
manejo, la ejecución y los resultados presupuéstales. Visitaron al Comité dos veces
con reconocimiento de que el manejo fue bastante acertado. Después a finales del
2004, el PADEMER y el IICA le entregan unos $ 90´000.000 para realizar una
segunda fase la que se terminó de ejecutar en diciembre del 2005.
En el año 2002, en la asamblea de octubre renuncia Omar Astudillo y asume José
Reina “El Primo” hasta octubre del 2003, ya se había ejecutado el proyecto de
6
Instituto Colombiano de Normas Técnicas “ICONTEC”
Fondo Interamericano de Desarrollo Agropecuario “FIDA”
8
Instituto Interamericano de Desarrollo Agropecuario “IICA”
7
7
PADEMER, Rubén Darío Betancurt asume la presidencia en octubre de 2003 hasta
hoy 2005 y sigue vigente.
El Premio Nacional de Paz de 2004, marcó un hito en la historia del Comité de
Cacaoteros, por cuanto en la búsqueda de los organizadores del Premio tenían
como objetivo identificar y mostrar experiencias de resistencia civil en zonas de
conflicto; entendida ésta como las acciones en el campo productivo, de la soberanía
alimentaría o en el campo de la organización.
Coincide en que el Comité de Cacaoteros de Remolino del Caguán y Suncillas es
una agrupación que haciendo resistencia civil en medio del conflicto desde lo
productivo, se ha mantenido autónomo frente a los actores armados, ese es un
principio que casi ninguna organización con un contexto de conflicto armado lo
mantiene.
El premio en la historia es un hito, puede hablarse el Comité antes y después, hay
que resaltar dos cosas: el premio lanza al Comité a nivel político, haciendo que la
nueva Junta Directiva asuma un reto de orientador y de voceros políticos en la región
y, lo segundo, lanza y catapulta a la organización como un modelo a seguir en la
regiones de conflicto.
En el año 2005, se recibieron invitaciones para compartir experiencias en Granada Meta, Guaviare y en el 2006 en Ecuador, Bolivia, Venezuela y Perú. Se ha ganado
posición en lo político y como experiencia modelo agroindustrial y productiva, ésto
hace que al Comité se le abra una serie de perspectivas que ájalá sean de gran
beneficio para todos sus asociados.
En el año 2005, la Oficina de la Lucha Contra la Droga y el Delito de las Naciones
Unidas, se vinculo con el proceso, cuando en el mes de febrero aprobaron apoyar el
establecimiento de un jardín clonal de cacao y están comprometidos a financiar un
proyecto para el 2006 que busca consolidar el desarrollo empresarial.
De igual manera, se ha logrado ganar algunos concursos, la invitación a participar en
la feria de Agroexpo en Bogotá. Se está gestionando con las embajadas de Holanda
y Francia otro proyecto para la fundamentación y mejoramiento genético y, la
Presidencia de la República le ofreció al Comité ser aglutinador y operador de los
proyectos de los créditos para todas las personas asociadas al Comité y otras que se
quieran vincular. Entonces, el Premio Nacional de Paz ha sido un instrumento valioso
para que el Comité tenga acceso a nuevas perspectivas y seguir creciendo como
organización y empresa.
A través de la historia del Comité Cacaoteros la relación existente entre directiva y
asociados se ha caracterizado porque anteriormente no se diferenciaban los papeles
de los directivos y de los socios, lo que ha dado una gran lección de empoderamiento
del juego de roles que hoy en día cuando los identifican plenamente; lo que ha
permitido una relación más abierta, donde un directivo está en capacidad de ofrecer
a los asociados una información clara y precisa, mientras que anteriormente poco se
8
daba. Hay una relación de extensión del conocimiento y los mismos asociados han
sido sujetos de capacitaciones.
1.3
PROCESO AGROINDUSTRIAL
En el segundo trimestre de 1993, Mayo, se tomó la decisión de comprar el cacao
para elaborar el chocolate casero de bolitas (chuculas), bajo la responsabilidad de
Misael Rodríguez, campesinos histórico producto de cacao.
Pasados unos días con los recursos de la tesorería propia del Comité, fruto de las
veinticinco afiliaciones de campesinos, a razón de mil pesos y contribuciones
mensuales de sostenimiento de mil pesos, $12.000 anuales, con esos dineros se
hizo una rifa y un encuentro “La primera noche de las estrellas”, con esos recursos a
finales de 1993 se mandan hacer una gaveras en madera para sacar el chocolate en
libras en forma de panela, se compran los instrumentos, materia prima y las primeras
etiquetas de color blanco con una mazorca de cacao verde, se le colocaba papel
aluminio para que chocolate no le fuera a pasar a la etiqueta
El proceso era muy artesanal: Se tostaba en hornos de leña y se trituraba en molinos
caseros para moler maíz para arepas, una vez derretido en estufa se vertía en un
recipiente de aluminio y luego en los moldes o gaveras en madera para darle la
forma, las gaveras en madera duraron seis trabajadas y se rompieron, entonces en
1994 se mandaron hacer unas en aluminio de 50 unidades.
A finales de 1995 el Fondo Amazónico compró la maquinaria y al representante legal
le tocó que ir a Bucaramanga a recibirla. En ese proceso de la maquinaria se
capacitó a una gente en la parte del procesamiento agroindustrial y en la parte
técnica. Gustavo Ospina y Jair Laiseca se capacitaron en la Luker en Manizales
aprendiendo todo lo relacionado con el manejo técnico del cultivo del cacao, y
Gerardo Moreno y Gustavo Alfil viajaron a Bucaramanga para aprender el manejo de
las máquinas en el proceso de transformación y elaboración del chocolate.
Los primeros días de noviembre de 1995, se elaboraron las primeras libras de
chocolate con toda la maquinaría, presentándolo problemas en el producto final por
el empaque. Luego las máquinas comenzaron a presentar problemas y hubo la
necesidad de desmontarlas y sacarlas a reparación a Florencia.
En mayo de 1996 se inauguró la fábrica con la bendición de Monseñor Luis Augusto
Castro Quiroga, pero por las Marchas Campesinas de ese año se vio paralizada la
producción y en los años 1997 y 1998 aparecieron miles de problemas en la calidad
del producto, fundamentalmente por la calidad del cacao y la presentación del
chocolate.
Con las dos fases del proyecto PADEMER se logra tener una visión integral de la
cadena productiva y a la familia del cacaotero como el eje de la actividad productiva,
mejorándose la calidad del cacao para el proceso de transformación agroindustrial, a
9
la vez se le da una presentación diferente a Chocaguán y se logra estandarizar la
calidad del chocolate.
A Chocaguán se le imprime una nueva imagen con etiqueta y color con identidad
corporativa y se abren nuevos canales de colocación y comercialización en el
mercado caqueteño; pero a la vez, se da a conocer en espacios nacionales a través
de las ferias y eventos comerciales de microempresariales. A la vez se mejora
técnicamente el producto con una formula estandarizada que le da aceptación en el
gusto promedio de los consumidores y presentación.
2.
REFLEXIÓN SOBRE EL PROCESO ORGANIZATIVO
En la región del Bajo Caguán y el Suncillas por lo general el proceso organizativo de
las organizaciones sociales ha estado siempre ligadas en forma inversamente
proporcional a los altibajos de la actividad cocalera; cuando está activa, las
organizaciones declinan y cuando la coca está menguada, especialmente por
comercialización y por presencia de las Fuerzas Militares en la región o por
enfrentamientos y alteraciones del orden público el proceso organizativo se activa
como tabla salvadora, máxime cuando el proceso tiene que ver con la producción
lícita alternativa.
El Comité de Cacaoteros de Remolino del Caguán y el Suncillas no ha sido ajeno a
estos vaivenes, pero ha logrado permanecer construyendo su propia historia contra
corriente, gracias a que ha contado con la acción tutora de la Parroquia de San Isidro
Labrador, del Vicariato Apostólico de San Vicente – Puerto Leguízamo, CIFISAM y
de un grupo de personas que se han mantenido neutrales y equilibradas en las
dinámicas de la economía ilícita y de las fuerzas encontradas en el conflicto armado.
Los entrevistados lo reconocen así: “Gracias a la incidencia del acompañamiento de
la Iglesia Católica a través de la Parroquia de San Isidro y de personas que tuvieron
una mirada muy neutral frente al conflicto, permitió que el Comité se hubiera
mantenido ajeno a tomar partido por algún actor armado”.
Pero en el caso particular del Comité la organización es expresión en sí de una
naciente cultura cacaotera, convirtiéndose a la vez en uno de los mayores retos,
porque no es fácil pasar de una cultura cocalera a otra que implique su destrucción y
rechazo.
Lo anterior lo demuestran hechos históricos como lo ocurrido en el año 1996 cuando
las Marchas Campesinas Cocaleras, se pensó que eran el colador para que se
fueran los aventureros y se quedaran los arraizados a formar su futuro y la Parroquia,
las fundaciones y el Comité pensaron que con esos se iba a trabajar; pero resulta
que volvió otra vez la coca y desbarataron todo.
Ahora en el 2005 se dice lo mismo, la coca está en situaciones difíciles y
prácticamente acabada porque luego de las fumigaciones llegó la plaga, hay
10
presencia militar por todo el río Caguán en forma permanente y continua, lo que ha
generado depresión en los precios de la pasta o base de coca, pero los cultivadores
han hallado cualquier número de variedades resistentes y han sostenido esos
árboles aunque no produzcan, porque todavía tienen la visión de la coca y las
esperanzas en un nuevo repunte de la actividad.
En este momento se puede ver que hay unos principios de cambio de mentalidad
pero aun no de cultura, se tienen familias que demuestran con hechos, pero es un
proceso que necesitará aun muchos años, pero hay que trabajarlo, hay que sacar la
experiencia. Como se dice de todo lo vivido, sacar lo mejor para fortalecer el trabajo
y poderlo hacer.
En la medida en que los productores se llamen cacaoteros o agropecuarios y
adquieran conocimiento, mejorando su capacidad de análisis y de acción, están en
capacidad de empoderarse y empezar a generar sentido de pertenencia a la
organización.
Las culturas se generan de una economía para satisfacer integralmente al ser
humano, la crisis que está viviendo la región del Caguán ha permitido que la
economía del cacao, como actividad diferente o alternativa a la coca, facilite a
muchas familias valorar el cultivo de cacao y, por ende valorarse como personas
porque ya son reconocidas.
En este momento histórico un cambio en la región del Caguán es posible si
efectivamente se logra consolidar el proceso, para que las familias puedan ampliar
sus cultivos. Como también para aquellas que están en capacidad, tanto
agroecológica como de trabajo, la ganadería sostenible con sentido de explotación
racional.
El proceso de consolidación exige canalizar la comercialización y mercado para los
cultivos tradicionales. Hay muchos cultivos que son necesarios reactivar como arroz,
maíz, yuca, plátano y sobre todo los frutales amazónicos y plantas medicinales con
canales de comercialización debidamente ubicados y procesos de transformación
establecidos. Así el campesino del Caguán estaría en capacidad de producir valor
agregado, desarrollando actividades que produzcan un cambio de una economía
ilícita por la lícita rentable y sustentable que fundamente una nueva cultura
productiva y organizativa.
3.
REFLEXIÓN SOBRE EL CONTEXTO
El Bajo Caguán, formado inicialmente por colonos honestos de extracción
campesina, que detrás de las pieles abrieron selva para establecer fincas productivas
a través de un proceso lento pero lícito, cambio su dinámica pobladora con la
aparición desde 1976 del cultivo ilícito de la coca y su permisiva proliferación por los
gobiernos de turno.
11
Territorio que ofrecía todas las condiciones para que se estableciera el reinado de la
economía ilícita, porque además de ser geográficamente distante de los centros
urbanos y de poder político administrativo, no existía una presencia institucional y de
servicios del Estado.
Presencia que esporádicamente se ha reducido a la acción militar por ser parte de
Colombia, pero no ha obedecido a un plan de integración al desarrollo nacional; tan
sólo ahora habitantes que quedan en la región abrigan la esperanza que con el Plan
Colombia llegue también financiación para proyectos productivos y sociales. Con
esta tensión se vive y los campesinos están pagando los platos rotos, por lo que se
percibe un ambiente de éxodo masivo; no tanto por la confrontación, sino por la
guerra socio-psicológica que se está viviendo en estos momentos.
El proceso de conformación de la región cocalera se dio a través del plantero o
productor, que inicialmente entró a establecer hasta cinco hectáreas, generalmente
iban cada cuarenta y cinco días hacer la labor de recolección, procesaban, vendían y
se echaban la plata al bolsillo y viajaban de regreso al lugar de origen, por lo general
era gente urbana.
Algunos por no decir la mayoría, tenían finca en El Doncello, Puerto Rico, San
Vicente del Caguán, El Paujíl y Las Montañitas para ellos era un soporte económico,
entonces; pero esta forma de explotación no duro mucho tiempo porque al difundirse
la noticia de la bonanza, llegó al Caguán gente de todos partes con el interés de
hacer plata y los pequeños cultivos se transformaron en cultivos de grandes
extensiones comerciales.
Al panorama de la coca se suma la presencia de las Fuerzas Revolucionarias de
Colombia “FARC”, como ente regulador del orden y que en la medida en la cual
conocen del negocio, comienzan a manejar el mercado y finalmente a monopolizar la
compra y venta; para ello fijó precios de sustentación, manejó todas la actividades de
compradores, condicionó las entradas y salidas del alcaloide; medidas que
finalmente produjeron el efecto contrario de lo esperado, porque resultó que la
comercialización controlada terminó acabando con los precios y los canales de
comercialización que antes tenían un amplio margen de seguridad para los
productores en la realización económica de la mercancía desaparecieron.
.
El caos generado como consecuencia de la situación de la coca y que no tiene
perspectiva de retorno, permite pensar en un cambio de la economía de la región con
base a la consolidación de las producciones lícitas y, entre ellas la cacaotera.
Pero con razón hay que tener en cuenta que este proceso de más de veinte años fue
constituyendo una cultura basada en la economía de rápida reproducción del
proceso productivo, de abundante circulante monetario y de doble moral, que con el
devenir de los tiempos, ha transportado el cultivador a otras zonas del Caquetá,
especialmente a la cordillera amazónica, diversificando la producción lícita con
pequeños cultivos de coca y vendiendo a mejor precio “la base” en los pueblos del
Piedemonte, convirtiéndose en competencia comercial para los productores
12
sobrevivientes en la llanura, hoy en día controlada en gran parte por las Fuerzas
Armadas del Estado.
.
Contra esta cultura de la coca, los agentes privados y públicos de desarrollo, la
Parroquia de San Isidro Labrador y los pocos campesinos conscientes
pertenecientes a las organizaciones sociales como el Comité de Cacaoteros, se han
enfrentado con aparentes pocos resultados de cambio; pero todo proceso cultural
requiere para su sustitución de otro proceso que encarne una nueva visión de la
sociedad, y que requiere a la vez de más del tiempo que ha necesitado la
construcción de la cultura a cambiar.
En el caso del Caguán los tenues resultados de los grandes esfuerzos e inversiones
que se han hecho, tanto en lo económico como en social y político, tienen que ver
con el hecho de que el campesino existente es fruto de la horda poblacional atraída
por la coca; donde muy pocos eran campesinos y muchos aventureros de cuidad,
que tuvieron que volverse campesinos.
La cultura de la coca castró o bloqueó la capacidad de pensamiento, de análisis y
gestión de los campesinos del bajo Caguán. Porque al estar atravesada por los
actores armados, hace que la gente se sienta vulnerable y que no sean autónomos y
soberanos para tomar decisiones.
En estos últimos tres años de acabose de la coca es muy difícil que los pobladores
logren pasar del entendimiento a la acción; el nivel de respuesta que hace parte de
las organizaciones comunitarias es muy lento, porque a ellos les cuesta. El mérito
está en el mantenimiento de esta experiencia organizativa y productiva que en zona
de conflicto ha logrado avances significativos. De otro lado, tiene que ver con los
modelos de desarrollo de zonas en conflicto, y en el caso del Caguán se suma la
falta de políticas de desarrollo para la Amazonía colombiana.
La recomposición de las zonas cocaleras en el país, y eso lo hacen los actores
armados desde que pasaron las Marchas Campesinas, traslada la economía a otro
lugar. Las economías ilícitas cumplen ciclos, en el Caguán si se canaliza el esfuerzo
no sólo en los cacaoteros sino en la gente que ha quedado en la zona, es el
momento para lograr cambios después de treinta años.
Pero la advertencia es que para tener una cultura cacaotera toca aun trabajar mucho
todavía; ésto se deriva de que en lo común los campesinos sin motivación tienen los
cultivos abandonados completamente, prefieren hacer cualquier otra cosa que
dedicarse al cultivo del cacao. En el Caguán se ha validado que el cultivo del cacao,
es eficiente económica y ambientalmente, pero la gente no quiere apropiarse de él
en forma masiva.
Pero a pesar de que el proceso es lento se pueden reconocer dos niveles en la
naciente cultura cacaotera: En los socios, se está generando cultura cacaotera en
medio de la cultura de la coca, que durante estos quince años se ha venido
trajinando la dedicación de por lo menos de veinte productores, que están ofertando
13
el cacao a la fábrica de Chocaguán, En los directivos la cultura cacaotera se revela
en el compromiso con la organización al promover los procesos de desarrollo.
Esta cultura cacaotera nace de un cambio basado en la estructura económica
productiva, pero para ello no es suficiente el cacao como línea de producción, habría
que integrarle otros componentes como la ganadería sostenible para aquellas
familias que están en capacidad tanto agroecológica como de trabajo y, poder
canalizar una serie de comercialización y mercado para los cultivos tradicionales
como: arroz, maíz, yuca, plátano y sobre todo los frutales amazónicos y plantas
medicinales debidamente ubicados y establecer canales de comercialización
efectivos y prácticos, y procesos de transformación.
4.
LECCIONES APRENDIDAS
4.1
ENSEÑANZAS EN LO ORGANIZATIVO
El proceso organizativo del Comité de Cacaoteros de Remolino del Caguán y El
Suncillas, ha propiciado en los socios y directivos enseñanzas que van ligadas a la
experiencia organizativa y a la condición de productores de cacao, que en muchos
casos implicó asumir como actividad totalmente nueva en sus vidas.
Por eso el proceso de empoderamiento y de sentido de pertenencia a la organización
se ha ido generando en la medida en que el productor, el directivo o el
comercializador, van ganando conocimiento y mejoran su capacidad de análisis y de
acción sobre la producción agrícola, la transformación agroindustrial, la empresa y la
organización. En este sentido, el crecimiento de los cacaoteros es inmenso porque
partieron de cero y se ha logrado mantener el proceso organizativo y empresarial a
pesar de estar contra la corriente de la cultura establecida de la coca.
El campesino, así sea en bajo número, ya sea que las circunstancias de los vaivenes
de la producción ilícita se lo hayan obligado, aprendió una actividad nueva y, tienen
el germen de una cultura agrícola, orgánica, lícita y cacaotera.
Igualmente, aprendieron que al ganar conocimiento en el manejo responsable de los
directivos y la neutralidad de su conducta colectiva, el Comité de Cacaoteros ha
logrado mantenerse a pesar de las inestabilidades poblacionales en la región, a las
alteraciones del orden público, al conflicto armado y las presiones de los diversos
agentes de la guerra.
Se ha aprendido tener un sentido dentro de la misma región. Las culturas se generan
de una economía para satisfacer al ser humano, la crisis que está viviendo la región
ha permitido que la economía del cacao como actividad diferente o alternativa a la
coca, le halla facilitado a muchas familias valorar el cultivo de cacao y valorarse
como personas, porque ya son reconocidas.
Se ha aprendido a valorar la producción lícita, al lograr ingresos que le permite al
productor paliar la aguda crisis por donde está pasando el Caguán; por eso, se
14
puede afirmar que en este momento histórico se está iniciando un cambio productivo
y social en la región.
Las Marchas Campesinas Cocaleras marcaron un hito, no solamente para la
organización del Comité de Cacaoteros, sino para todas las organizaciones del río
Caguán, porque rompieron con las organizaciones que tenían cierta autonomía,
algunas perdieron su capacidad de gestión. El Comité de Cacaoteros logró
reestablecerse durante el proceso de 1988 hasta el 2005, manteniéndose con
autonomía y soberanía, debido a la influencia de la Parroquia y a personas que no se
han ligado con ningún actor armado.
De la anterior reflexión, se observa que la principal enseñanza organizativa es que
aprendieron a mantenerse siempre en línea recta, con sus referentes claros, con
objetivos bien definidos y, sus planeaciones y acciones en torno a los intereses de
los cacaoteros.
Esta enseñanza a la vez es uno de los logros de mayor significado y, por eso se dio
el reconocimiento del Premio Nacional de Paz 2004, que de alguna manera confrontó
a los actores armados. Este reconocimiento del Premio de Paz para una
organización de la Amazonía, revive la historia de muchos lugares, donde tiene que
venir alguien de afuera para recabar la importancia que se tiene al interior, porque
las personas que están dentro de las actividades locales haciendo organización no
ven más de lo que pasa a su alrededor, en este caso de Chocaguan.
Otra lección aprendida, es conocer y manejar dentro de la dimensión real las
dinámicas externas, que son las que en últimas afectan y condicionan cualquier
proceso local. Lo que a pesar de las adversidades les ha permitido tener sentido
amplio sobre las posibilidades reales de permanencia y crecimiento.
La continuidad de los proyectos se ha entendido y se establece en la planeación de
las acciones, percibiendo las amenazas, como es el caso del cacao con las
fumigaciones, comprendiendo y advirtiendo las consecuencias, peligros y
limitaciones; lo que le ha impreso a la experiencia del Comité de Cacaoteros
capacidad de discernimiento y fortaleza en las acciones.
Otra lección, es aprender a manejar las circunstancias para cristalizar logros a pesar
de los pocos recursos económicos, técnicos y humanos, pero que realmente se ha
contado con personas apropiadas, así sea con bajos conocimientos organizativos;
debilidad que han sorteado a través de alianzas estratégicas, fundamentalmente con
la Parroquia.
Mediante ejercicios de capacitación se logró que la Junta Directiva y algunos socios
ganaran competencias para visualizar la realidad del contexto local, identificando
núcleos problemáticos y asumir propositivamente las soluciones. Así mismo ganaron
capacidad para identificar núcleos de oportunidades, muestra de ello es el Premio
Nacional de Paz 2004. Se puede apreciar que en el año 2005 se pudo cristalizar un
apoyo de las Naciones Unidas para el inicio del Jardín Clonal, con el fin de alcanzar
15
la autonomía y la soberanía en materia de distribución de material genético y mejorar
la calidad de la producción de la fábrica y de Chocaguán como producto.
Por primera vez se comenzaron a llevar registros, no sólo de actas de trabajo, sino
también para la producción en la empresa y establecer parámetros de control en el
avance organizativo.
Desde la ejecución de las dos fases del proyecto PADEMER, se logró ganar
capacidad de formulación y gestión de proyectos, donde los directivos del Comité
identificaron claramente objetivos, metodología, resultados y todos los aspectos que
hacen que una organización se empodere y algunos empiecen a creer en lo que
están haciendo.
Otra gran enseñanza es que los procesos organizativos deben estar ligados con
procesos tangibles que lo visibilicen. El Comité de Cacaoteros existe gracias a los
espacios generados en la línea productiva del cacao, la transformación agroindustrial
y la comercialización de Chocaguán
Por eso el sentido de pertenencia va un poco más desarrollado a lo organizativo
hacia la fábrica y la producción de Chocaguán lineado con los cultivos, ya que en
1996 y 1997 el Comité se organizó con ese objetivo. Ahí hay personas que saben
con mucho detalle como es el proceso de producción del chocolate hasta llevarlo a
presentar en su empaque. Ese fue el hecho que mantuvo vivo después de las
Marchas Campesinas; en el intervalo de tiempo de 1997 a 2001 al Comité de
Cacaoteros, al sacar hacia el mercado cada semana producción.
Pero a esto se le suma también que se ha contado con una buena gama de
capacitaciones y formaciones, que se le ha dado a los asociados en materia de
desarrollo organizativo, el resultado de los años 2002 - 2003 – 2004 - 2005 es que la
gente se está apropiando de la organización.
El proceso organizativo ha generado en la gente independencia, autonomía para
pensar y poder decidir y, soñar que están construyendo su propio futuro. Sin
embargo,
lamentablemente la situación de la región no permite que se exprese
libremente.
En el 2002 se formuló el proyecto con la visión de “desarrollo integral de los
productores”, se partió del fortalecimiento de las unidades productivas a partir del
núcleo familiar, con personal especializado para trabajar con la familia, enmarcado
para atender no sólo al patrón o cabeza de familia, sino también a su compañera y a
los hijos.
En el año 2005 las acciones acercaron a los jóvenes. Los cacaoteros tradicionales
son en su mayoría personas que pasan de los 50 años de edad, lo que hace
necesario pensar en renovar el talento humano para manejar los cultivos. Este
acompañamiento ha permitido que jóvenes se interesen por las actividades de los
16
cultivos y además por las mismas actividades del Comité y que hagan parte de la
Junta Directiva.
En el periodo año 1992 al 2001, calificado como la edad moderna del cacao en el
Caguán, se identifican enseñanzas de creer en ellos mismos y valorar lo que están
haciendo, el sentido de evaluar las cosas sencillas, a pesar de los avances que no
sean tangibles, por eso es muy meritoria la labor del Comité en establecer y
mantener instalada la cadena productiva. Por eso, los agentes externos con
capacidades de analizar fenómenos en lo local en el Caguán, han reconocido que la
experiencia tiene valores significativos, al estar enmarcada dentro de un contexto de
adversidad tremendo.
El proceso organizativo que se vive en la región es una enseñanza en sí, porque las
personas que vivieron la etapa de capacitación, ahora son partícipes de las juntas y
núcleos comunales. Experiencia que ha dejado enseñanzas en cuanto al manejo de
una organización comunitaria y sus recursos para sacarla a flote.
4.2. ENSEÑANZAS
PRODUCTIVO
EN
EL
PROCESO
AGROINDUSTRIAL
Y
Dado a que el proceso en sí ha sido una escuela permanente de capacitación y
enseñanzas, las mayores lecciones aprendidas se dan en el proceso agroindustrial
de transformación del cacao en chocolate.
La motivación para que se organizara el Comité de Cacaotero fue precisamente la
urgencia de darle salida a la producción de cacao, que con las edades de los cultivos
se manifestaba en aumento, por lo que el Comité optó por la compra del grano para
transformarlo en chocolate, primero en forma de bolas, luego en forma de panela y
finalmente con la presentación comercial en pastillas.
Cuando se arrancó con la transformación el conocimiento sobre el proceso era
incipiente por no decir nulo, pero ahora se tiene un producto de buena calidad,
estandarizado y con amplia aceptación en el mercado. ¿Cómo lo lograron? Por
medio de una cadena de aprendizajes orientado por el ensayo de personas
calificadas cercanas al Comité y capacitaciones con la Luker, Nacional de
Chocolates.
Como estas dos empresas son celosas con las formulas, se creó la propia de
Chocaguán a partir de ensayos que enseñaron desde cómo hacer los experimentos
para comenzar a descubrir cuanto duraba una libra de chocolate, aplicarle tanta
cantidad de insumos, ponerle tanta temperatura y luego poner la otra y comenzar a
guardar una libra de cada experimento, para ver cual era el mejor proceso y así
hallar el punto. Con el acompañamiento con el proyecto PADEMER se aprendió a
organizar la fórmula y se comenzó a trabajar el producto, con inconvenientes
mínimos.
17
Para el proceso agroindustrial se aprendió a conocer todos los factores
climatológicos, porque en la Amazonia cada dos horas está cambiando la
temperatura y la humedad, lo que es necesario tener en cuenta para trabajar
cualquier producto.
Crecer en ese conocimiento en forma empírica les permitió garantizar un flujo
permanente de chocolate y poder ofrecer un producto de alta calidad. Sólo con
calidad y presencia permanente se puede garantizar mercados y la permanencia en
ellos.
4.3.
ENSEÑANZAS DEL CONTEXTO
El afrontar un contexto tan adverso para desarrollar una experiencia que ha mostrado
ser un valuarte en la región, ejemplo para emular por regiones con características
similares de conflicto y de dependencia de la cultura cocalera, es de hecho una gama
de enseñanzas tanto personales como colectivas.
En lo personal los cacaoteros aprendieron a descubrir valores y sus propias
capacidades que se tienen para aportar al desarrollo de la región. En lo colectivo, el
reconocimiento de las potencialidades de la organización para construir procesos
transformadores y de cambio desde la adversidad.
El proyecto dejó enseñanzas muy buenas, primero que todo ha demostrado que a
pesar que era una zona totalmente con presencia de cultivos ilícitos, con esfuerzo y
con perseverancia se pueden lograr cambios.
A través de la constancia que se ha tenido en la ejecución de los proyectos
desarrollados por el Vicariato Apostólico de San Vicente – Puerto Leguízamo y,
especialmente por la Parroquia de San Isidro de Remolino, han dejado enseñanzas y
un camino abierto a muchas personas para que comiencen a ver la vida desde otro
punto de vista de bienestar económico y social. Mientras que con la coca el resultado
del bienestar era la muerte para otras personas que consumen droga y viven en
otros países e inclusive en el propio. Desde el proyecto PADEMER se trabajó mucho
sobre eso, fue una verdadera enseñanza, pero no habiendo otra alternativa los
campesinos tuvieron que seguir cultivando los palos de coca.
Una gran enseñanza es precisamente el conocimiento técnico y de las exigencias del
cultivo en cuanto al terreno, humedad y clima. Como las primeras plantaciones se
establecieron en rastrojo o monte, la experiencia enseñó que la sombra no le hace
bien al cultivo, porque de hecho aumenta la humedad, lo que propicia todos los
problemas fitosanitarios; sin embargo, en forma contraria también se aprendió que
con manejo con poda adecuada los cultivos con sombra no tienen problemas y, el
rastrojo sirve de protección. También se observó que a los cultivos los afecta los
vientos muy fuertes y el golpe del aire con el calor afecta el follaje.
Entre las lecciones aprendidas están que el mesón al tener el nivel freático bajo,
hasta cuatro metros de profundidad, no es terreno apto para el cultivo del cacao y en
18
cambio las vegas con buen drenaje si lo son, por ser suelos franco - arenosos; pero
en las terrazas hay terrenos que cumplen con características muy buenas. Ahora se
le puede decir al campesino, busque el terreno donde usted siembra la yuca para
que siembre el cacao, el campesino no le da un palo de yuca en un humedal como
tampoco a un terreno árido y seco.
5.
CONCLUSIONES
Con la bonanza cocalera en el Caguán y el Suncillas, se dinamizó el proceso de
colonización por población aventurera proveniente de los sectores económicos
deprimidos, mayoritariamente de las ciudades y en ocasiones del campo, que
buscaban resolver sus problemas económicos; pero con las grandes crisis del
comercio de la coca y la presión militar del Estado en la recuperación de la región y
la lucha contra los cultivos ilícitos hicieron que la gran mayoría de la población
aventura saliera de la región y que se quedaran los moradores que a fuerza se
convirtieron en campesinos.
Con este sustrato social y con una cultura cocalera de más de veinte años, fue la
población receptora de los programas de la Parroquia, especialmente de la campaña
“NO A LA COCA, SI AL CACAO Y AL CAUCHO”, convirtiéndose en freno para los
resultados porque además de ir contra cultura el proceso de cambio de citadino a
campesino se convierte en alto limitante.
Todo proceso social que busque cambiar culturas, implica trabajo constante durante
largo tiempo con resultados limitados y en ocasiones controvertidos. Los agricultores
que en la actualidad demuestran un inicio de cultura cacaotera son de origen
campesino y de regiones donde el cultivo del cacao está presente en la economía
campesina; sin embargo, se convierten a la vez en punta de lanza para irrumpir entre
los campesinos y lograr cambios en la cultura por medio de la base económica
productiva.
El proceso organizativo del Comité de Cacaoteros se ha sostenido y se proyecta en
el contexto del Caguán, gracias a que cuenta con la integración de la cadena
productiva del cacao y con Chocaguán, símbolo del esfuerzo contra corriente que ha
significado cambios en la construcción de una sociedad diferente. No es menos
importante la capacidad que ha tenido el Comité como organización para mantenerse
neutral frente a los actores armados.
6.
RECOMENDACIONES
En el proceso organizativo es conveniente incentivar al socio a integrarse con el
Comité de Cacaoteros con pertenencia, para ello la visión integral del productor y su
familia es básico potenciarla.
Es necesario mantener la independencia y la autonomía ganada con la neutralidad
frente a los actores armados.
19
Sin perder la comprensión de las dificultades, las limitantes del contexto y los
limitados resultados en los procesos de cambio de mentalidad y cultura, aprovechar
las puertas abiertas con el otorgamiento del Premio Nacional de Paz 2004 para
posicionar el Comité y su trabajo con el campesino.
20
Descargar