CONCLUSIONES En el presente trabajo de tesis nos propusimos

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Esa flor roja sin inocencia: una lectura de valses y otras falsas
confesiones de Blanca Valera. Huamán Andía, Bethsabé.
CONCLUSIONES
Amo esta flor roja sin inocencia
Blanca Varela
En el presente trabajo de tesis nos propusimos tres objetivos, en primer lugar entregar
una lectura del libro Valses y otras falsas confesiones de Blanca Varela; en segundo
lugar dar cuenta de las principales directrices de la teoría de género como una forma de
entablar un diálogo con la crítica literaria y en tercer lugar propiciar con ello nuevas y
fructíferas lecturas sobre la obra vareliana.
Decidimos introducir en el título un verso de Varela que hemos consignado como
epígrafe para estas líneas finales y como marco para tratar el tema de las estrategias de
la inocencia, desarrolladas principalmente en el segundo y tercer capítulo de este
trabajo. La teoría de género se propone abolir todo tipo de discriminación hacia la
mujer, por lo cual creemos ha sido pertinente utilizarla para nuestra lectura que busca
evidenciar esa misma discriminación en el ámbito de la literatura. Esta discriminación
se expresa de dos modos, como indiferencia o como censura.
1. Sostenemos que la identidad del autor, su género y sexo, es determinante para la
valoración de su obra. Por ello, en el caso de Blanca Varela fue de vital importancia la
presencia de Octavio Paz, como respaldo para su poesía. Se deriva de ello que le
hubiera sido muy difícil a Varela conseguir un lugar importante en la literatura a pesar
de la calidad de su poesía, de no haber contado con el apoyo de personajes destacados,
por el sencillo hecho de ser mujer. La presencia de Octavio Paz tras la obra de Blanca
Varela fue un hecho crucial a la hora de su valoración crítica, pues permitió que
prevalecieran los méritos de la poesía vareliana por sobre los prejuicios asumidos hacia
la escritura hecha por mujeres. Lo decisivo que resultaron los comentarios de Paz se
expresa también en el hecho de que las características por él dadas en el prólogo al libro
de Varela se han repetido casi mecánicamente en la mayoría de comentarios posteriores.
Esa flor roja sin inocencia: una lectura de valses y otras falsas
confesiones de Blanca Valera. Huamán Andía, Bethsabé.
2. En la obra de Varela se desarrollan estrategias discursivas que apuntan a combatir los
prejuicios con los que se suele abordar las obras escritas por mujeres. En su primer libro
utiliza el travestismo discursivo, asumiendo una voz masculina, en Valses y otras falsas
confesiones, niega lo sentimental, negación que no es tal y por tanto podría ser
considerada una falacia. La poética vareliana es en sí misma una crítica a lo
hegemónico, a pesar de su supuesto compadrazgo con una tradición masculina leída
como universal, a pesar de su supuesto rechazo a las formas negadas por la estética
androcéntrica, como lo sentimental y sensorial. Varela mediante su travestismo
discursivo, mediante sus falsas confesiones, no sólo pone en evidencia para los más
observadores estas desigualdades, sino que deja en evidencia profundas grietas en la
sociedad dominante.
3. Existe antes que una poética andrógina, aquella que promulga la no pertinencia del
género a la hora de valorar las obras literarias, una poética androcéntrica, donde se
privilegia un estilo y un tipo de escritura masculina, la cual se asume como universal.
Para poder criticar la poética androcéntrica, andrógina, habría que recuperar la vivencia
del cuerpo, desde el cual se escribe, como la fuente que determina y modela un modo de
ver el mundo.
4. Sostenemos, en contra de la crítica que propone que el camino de la palabra para la
mujer ha sido y es libre y sin trabas, como el del hombre, que la mujer ha padecido y
padece una discriminación del ámbito de la escritura y que su reconocimiento en ese
ámbito está determinado por su cercanía o alejamiento a una falsa neutralidad escritural
asociada con lo masculino y una supuesta negación de lo confesional. Nuestra pregunta
final sería si acaso no sea tan sólo la mirada del crítico, de la sociedad, de los roles
impuestos, lo que enceguece la relación con el texto. Por ello para un lector Varela
resulta siendo sumamente confesional y sensorial y para otros, entre ellos la crítica
especializada, su estilo linda más bien con la negación de todo sentimentalismo. Y por
tanto cabría también preguntarse si acaso es posible definir lo confesional o lo racional,
como tales.
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