Corriente del Golfo

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Dover
Washington, DC
8
9
Norfolk
10.2
Jacksonville
Charleston
10.3
10
11
Savannah
10.1
Daytona Beach
13
14
10.2
Tampa
Miami
12
Key West
0
50
100
200 km
10. Corriente del Golfo
Regiones geomorfológicas bentónicas del nivel II:
10.1 10.2 10.3 Meseta de Blake
Talud de la corriente del Golfo
Planicie de la corriente del Golfo
En esta región no se encuentran regiones costeras del nivel III.
Contexto regional
La región ecológica de la corriente del Golfo está definida y dominada por esta corriente: un río dentro del océano. En esta región
mar adentro existen muchas especies migratorias, como la ballena
jorobada y el atún aleta azul, y es el hogar de la única población
conocida de cherna en América del Norte. Debido a la interacción
de la corriente del Golfo con elementos batimétricos como la protuberancia de Charleston, se presentan surgencias que enriquecen
las aguas superficiales corriente abajo. Los estrechos de Florida marcan el extremo sur de la región, que continúa hacia el norte y mar
adentro de la cuenca costera del Atlántico, siguiendo la corriente del
Golfo hasta los bancos exteriores de Carolina del Norte y el cabo Hatteras, donde la región termina al virar la corriente hacia el noreste
(fuera de la región que abarca el presente estudio). La región incluye
secciones de talud, de planicie abisal y de varios elementos del fondo
importantes.
Características físicas y oceanográficas
Esta región representa el flujo de la corriente del Golfo a lo largo de
la costa sureste de Estados Unidos, zona donde la corriente se acerca
más al continente. La corriente del Golfo marca el límite occidental
del giro subtropical del Atlántico norte. Fluye a lo largo del borde de
la plataforma continental a profundidades de hasta 2,000 metros. A
menudo descrita como un río dentro del océano, esta corriente tiene
un ancho que alcanza hasta 320 kilómetros (con un flujo central de
alrededor de 144 kilómetros de ancho) y transporta aguas tropicales
cálidas hacia el polo a velocidades de hasta 2.5 metros por segundo.
Se forma a partir de la corriente de Florida, que emana del golfo de
México, y forma un chorro entre el continente, Cuba y las Bahamas
que acelera su velocidad a lo largo de la costa de Florida. En el borde
occidental de la corriente a menudo se forman remolinos que se
desprenden en dirección norte para formar anillos de centro cálido
que entran en la contigua región de la transición del norte de la
corriente del Golfo. Estos fenómenos oceanográficos, que pueden
tener muchos kilómetros de diámetro, transportan fauna semitropical hasta las partes frías influenciadas por la corriente de Labrador.
La batimetría de la región incorpora dos zonas distintas. En la porción norte, pasando la amplia plataforma continental cerca de Virginia y Carolina del Norte, el fondo marino de la región se inclina
pronunciadamente hasta una planicie abisal profunda. En la parte
sur, la plataforma de la región adyacente desemboca en una caída
pronunciada, pero relativamente poco profunda (200-1,000 metros)
hasta llegar a la inmensa meseta de Blake, área casi tres veces mayor
que la de la plataforma adyacente. Al este de la meseta de Blake, el
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Ficha técnica
Fundamento: Ecorregión definida por la corriente del Golfo, gran corriente que fluye principalmente
en dirección noreste.
Superficie: 307,813 km2.
Temperatura de la superficie marina: Promedio de 23 °C en invierno y entre 27 y 30 °C en verano.
Corrientes y giros principales: Corriente del Golfo, con surgencias a lo largo del quiebre de la plataforma.
Otras características oceanográficas: La corriente del Golfo —importante corriente extensa que
parte de los estrechos de Florida y va hacia el noreste a velocidades de .15 a 2.5 m/s— transporta
consigo aguas tropicales cálidas y, junto con ellas, la biota, lejos de su rango de distribución normal.
Fisiografía: A partir del quiebre de la plataforma se extiende hasta el océano profundo, e incluye la
meseta de Blake y montes marinos profundos. La estructura del talud debajo de la corriente del Golfo
es compleja, con muchos montes marinos, cañones y coordilleras o crestas submarinas.
Profundidad: Plataforma (0-200 m, aprox.), 0%; talud (200 a 2,500-3,000 m, aprox.), 59%, incluida la
meseta de Blake; planicie abisal (>3,000 m), 41%.
Tipo de sustrato: Montes marinos profundos de limo y basalto.
Tipos y subtipos de comunidades principales: Bentos de océano profundo y comunidades de
necton de aguas abiertas. Las comunidades bentónicas incluyen bancos de coral Lophelia de aguas
profundas.
Productividad: Moderadamente elevada (150-300 g C/m2/año); las surgencias a lo largo del frente
de la corriente del Golfo, al igual que las intrusiones de esta corriente, provocan brotes efímeros de plancton.
Especies en riesgo: Cachalote, ballenas de aleta y franca boreal, tortuga laúd, merluza plateada,
marlín blanco, conejo amarillo y coral oculina.
Actividades humanas y efectos negativos: La sobrepesca es la mayor amenaza. Las poblaciones actuales
de marlín blanco alcanzan apenas entre 5 y 15 por ciento de la capacidad portadora o de carga del medio.
septentrional de esta región, con lo cual se extiende el rango de distribución de muchas especies subtropicales, como el dorado y el peto
o wahoo, al igual que peces mariposa, señoritas y viejas, y múlidos.
La interacción de la corriente con el borde de la plataforma y
con elementos batimétricos, como la protuberancia de Charleston
en la frontera de Carolina del Sur y Georgia, ocasiona surgencias que
traen aguas profundas ricas en nutrientes a las aguas superficiales
corriente abajo (al norte). En consecuencia, las aguas alrededor de
la protuberancia de Charleston son muy productivas, con una compleja red alimentaria que da sustento a una de las zonas de pesca
más populares del sur de la cuenca del Atlántico (en la región ecológica 11, adyacente). Los remolinos generados por el movimiento
de la corriente y que pasan por tales elementos batimétricos son un
medio importante de transporte de peces arrecifales a los hábitats de
la plataforma ubicados al norte, frente a Carolina del Norte y del Sur.
Abajo de la corriente del Golfo, un extenso sistema de bancos de
coral más profundos, en los que predominan Lophelia y Dendrophelia, forma arrecifes en y debajo del quiebre de la plataforma. En particular, en los estrechos de Florida y en la meseta de Blake —cerca de
Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia y Florida— se encuentran corales hermatípicos (Enallopsammia spp. y Lophelia pertusa).
Estas estructuras sustentan una amplia diversidad de peces y espe-
talud cae en forma también pronunciada hasta la planicie abisal, a una
profundidad de aproximadamente 5,000 metros. Los sedimentos se
componen de arcillas limosas. La temperatura de la superficie marina
varía entre un promedio de 23°C en invierno y 27-30°C en verano.
Contexto biológico
La biología de esta región es semejante a la de la región ecológica
9, al norte, ya que de alguna manera es su continuación. Las aguas
profundas dan sustento a densas poblaciones de atún aleta azul, marlines azul y blanco y conejo amarillo en el talud continental. En la
zona de la protuberancia de Charleston y la meseta de Blake habita
la única población conocida de cherna en América del Norte, especie
longeva, de crecimiento lento y madurez tardía, que prefiere hábitats
de arrecifes profundos. De hecho, ésta es la única zona de desove
de este pez documentada en el Atlántico norte. El cachalote y las
ballenas franca boreal, de aleta y jorobada, así como la tortuga laúd,
migran por toda la región, cuya parte meridional representa el límite
sur del rango de distribución de estas especies. Debido al dominio
de la corriente del Golfo, y también porque la corriente se mantiene
alejada de la costa a causa de la barrera de la plataforma continental, la biología de esta región es muy diferente a la que se presenta
en la región del Atlántico carolino adyacente. La corriente del Golfo
transporta agua de temperatura moderada lejos, más allá del límite
58 Ecorregiones marinas de América del Norte
Entre los numerosos y diversos organismos que suelen refugiarse en los bancos de coral Lophelia figuran cangrejos y
langostas de aguas profundas como esta especie (Eumunida picta), apenas recientemente documentada en el golfo de
México. Fotografía: Ken Sulak, USGS (Life on the Edge 2004 mission).
cies de macroinvertebrados, y son, según parece, las más extensas
formaciones de arrecifes del Atlántico noroccidental que se conocen
(Hain y Corcoran, 2004).
Actividades humanas y efectos negativos
Existen importantes pesquerías comerciales y recreativas a lo largo del
borde de la corriente del Golfo, donde ésta interactúa con el quiebre de
la plataforma, creando puntos clave de surgencia que dan lugar a una
muy elevada productividad biológica. En esta región abunda la captura
de atún (aleta azul y ojo grande), así como de marlín blanco o aguja
blanca, gurrubata y varias especies de pez conejo (sobre todo, conejo
amarillo). Sin embargo, tanto la sobrepesca (del pez espada, en particular) como la captura incidental de especies ajenas a la pesca objetivo
(pez espada, marlín y pez vela de talla menor) resultan preocupantes
en la región, sobre todo alrededor de la protuberancia de Charleston. La
pesca recreativa y comercial, así como la navegación comercial, impli-
can la presencia de muchas naves en la región, lo que puede causar
daños graves en los ecosistemas. Por ejemplo, las actividades pesqueras
han destruido los arrecifes de coral oculina o arbusto de marfil en altamar frente a la costa septentrional de Florida. Una vez dañado este coral
de aguas profundas —frágil y de muy lento crecimiento— , su restablecimiento resulta en extremo difícil. Con los años, la pesca de peces arrecifales —como el mero y la cherna— y de especies pelágicas migratorias
ha diezmado grandes segmentos del arrecife. En 1994, con el fin de ayudar a la conservación del banco de coral oculina y a la recuperación de
este hábitat ecológicamente importante y único, una parte considerable
de la zona se cerró a la pesca y se designó hábitat de interés particular
(Oculina Bank Habitat of Particular Concern), convirtiéndose en el primer sitio de aguas profundas en recibir semejante protección en el este
de Estados Unidos. Actualmente, el arrecife está protegido en su porción menos profunda, pero el resto se encuentra en o incluso más allá
del quiebre de la plataforma (y la sobrepesca de mero aún continúa).
Tortuga laúd —la más grande de las tortugas marinas— en la costa de Florida, con peces rémora adosados sobre su caparazón. Fotografía: Michael P. O‘Neill.
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