EL ESTOICISMO ANTIGUO1 E l estoicismo fue una de las escuelas de filosofía que tuvieron más influencia en la antigüedad y su influencia persiste incluso en la actualidad. Tuvo sus orígenes en Atenas alrededor del año 300 a. C., y resultó especialmente popular en el mundo romano, mientras que más recientemente tuvo su influencia en pensadores tan diversos como Montaigne, Kant, Nietzsche y Deleuze. El estoicismo ofrece opiniones distintas y desafiantes tanto del mundo como un todo y del ser humano individual. Concibe el mundo de una manera materialista y determinista como un todo unificado, del que somos una parte del todo. Presenta al ser humano como un animal completamente racional, para quienes las emociones violentas son realmente el producto de los errores en el raciocinio. En la imaginación popular está ahora asociada principalmente con ideas de expresiones emocionales y resistencia heroica frente a la adversidad. Como veremos, como muchas otras imágenes populares esto se sustenta en un elemento de verdad combinado con una distorsión inoportuna. El objetivo de este texto es ofrecer una introducción a la filosofía estoica para aquellos lectores que se acercan por vez primera al estoicismo y no supone algún conocimiento de la filosofía antigua ni de filosofía en general. Podría ser usado por estudiantes de filosofía, de estudios clásicos y otros lectores interesados en general. Así como esbozar las ideas filosóficas centrales del estoicismo, uno de sus objetivos es introducir al lector a los diferentes autores antiguos y fuentes que podrían encontrar cuando se acerquen a investigar con más detalle el estoicismo. La gama de fuentes que nos ayudarán a reconstruir la filosofía estoica pueden ser asombrosas para el principiante desprevenido. Esto, en parte, refleja el hecho de que el trabajo de los primeros estoicos se ha perdido casi por completo, salvados por fragmentos referidos por otros autores y resúmenes de sus ideas trasmitidos frecuentemente por sus críticos. En cuanto a los últimos escritos estoicos del periodo romano –los más famosos fueron Séneca y Marco Aurelio- han sobrevivido, pero han sido considerados como poco originales y limitados a la ética práctica. En esta introducción prestaremos atención por igual a lo que sabemos de los primeros estoicos y los textos sobrevivientes unidos a los últimos estoicos. El capítulo I ofrece una introducción a los mismos estoicos antiguos, sus escritos y otros autores antiguos que han referido algún material sobre la filosofía del El presente texto es la traducción del texto de Sellars. Es una traducción ad usum privatum y con fines exclusivamente académica para los alumnos de la maestría en filosofía. La traducción no está revisada con atención por lo que puede contener errores. 1 1 estoicismo antiguo. El capítulo II considera cómo es que los mismos estoicos conciben la filosofía y cómo estructuran su propio sistema filosófico. Los capítulos III, IV y V ofrece una consideración de las doctrinas filosóficas del estoicismo organizada de acuerdo con la división estoica del discurso filosófico en tres partes: lógica, física y ética. El capítulo 6 ofrece un breve bosquejo del último impacto del estoicismo en la filosofía occidental. Y al final del texto se ofrece una guía detallada a fin de favorecer la lectura. No podemos no decir que en una introducción de este tipo algunos temas han sido omitidos y otros tratados de manera muy breve. No ha sido posible discutir la pertinencia de la interpretación de algunos puntos, y su forma de tratarlos en este texto aparecerá como algo superficial por aquellos que tiene y n ya un conocimiento de las fuentes antiguas y la literatura de la escuela. No afirmamos que la interpretación que ofrecemos en este texto sea definitiva y es una de las razones por las que ofrecemos una detallada y completa guía para motivar al lector para que explore otras consideraciones de la misma filosofía estoica por ellos mismos. Si los lectores están adecuadamente inspirados para profundizar más el tema entonces el texto habrá también cumplido satisfactoriamente con su cometido. Este texto fue escrito durante la permanencia de una Junior Research Fellowship en el Wolfson College, Oxford, y quisiera ser un reconocimiento y agradecimiento al Presidente y al Fellows por haberme recibido en su comunidad. Mucho trabajo preparatorio para este texto coincide con mis clases sobre la filosofía Helenista en el Kings College en Londres en 2004-5 y quisiera agradecer a mis co-lectores en el curso: M.M. McCabe, Verity Harte y Peter Gallagher. Quisiera dar las gracias también a Steven Garrard por todos su trabajo sobre a mi favor, así como a tres lectores anónimos que nos ofrecieron comentarios detallados y constructivos sobre el primer escrito. Kate Williams fue una excelente editora. Como siempre, no habría podido completar el texto de manera completa sin el respaldo de Dawn. John Sellars FUENTES Y ABREVIACIONES Los siguientes textos son las principales fuentes antiguas del estoicismo, aunque naturalmente la lista no es de ninguna manera exhaustiva. Sirve también como una guía para las abreviaciones usadas en este texto. Una bibliografía detallada de las ediciones usadas puede ser encontrada en la Guía para el Lector. Una lista completa de textos citados en el texto puede ser encontrada en el Índex de los pasajes. 2 Aetius: De Placitis Reliquiae, in H., Diels., ed., Doxographi Graeci (Berlín; de Gruyter, [1879] 1965). Alejandro de Afrodisia: In Top.=In Topica (Comentario a los Tópicos de Aristóteles) Mixt.=De Mixtone (Sobre la Mezcla) Arius Didymus Epitome of Stoic Ethics, citado por los parágrafos de las secciones de Stobaeus, Anthology, bk 2 ch. 7, printed in Pomeroy’s edition and in Inwood and Gerson’s Hellenistic Philosophy. Aulius Gellius NA= Noctes Atticae (Attic Nights) Calcidius In Tim.,= In Timaeus (Comentario al Timeo de Platón). Cicerón Acad.,=Academica Div.,= De Divinationes Fat.,=De Fato Fin.,=De Finibus ND=De natura deorum Parad.=Paradoxa Stoicorum Tusc.,=Tusculanae Disputationes Cleomedes Cael.,=Caelestia Diógenes Laercio DL=Diogenes Laertius Epicteto Diss.,= Dissertationes Ench..,=Enchiridion Galeno PHP=De Placitis Hippocratis et Platonis 3 Hiérocles El., Eth.,=Elementa Ethica Marco Aurelio Med.,=Meditations Musonius Rufus Diss.,=Dissertationum a Lucio Degestarum Reliquiae Plutarco Mor.,=Moralia, dos de los cuales son citados de manera separada. Com., Not.,=De communibus Notitiis St., Rep.,=De Stoicorum Repugnantiis Séneca Const.,=De Constantia Sapientis Ep.,=Epistulae Ira=De Ira Ot.=De Otio Prov.=De providentia Sexto Empírico Adv., Math.,=Adversus Mathematicos Pyrr., Hyp.,=Pyrrhoniae Hypotyposis Simplicio In Cael.,= in De Caelo In Cat.,=In Categorias In Phys.,=In Physica Stobaeus Anthologium Siriano In Metaph.=In Metaphyisica Dos abreviaciones han sido usadas para las más usuales antologías de textos estoicos traducidos al inglés: 4 IG=B. Inwood & L. P. Geroson, Hellenistic Philosophy: Introductory Readings, 2nd edn (Indianapolis, IN, Hackett, 1997) LS=A. A. Long & D. N. Sedley, The Hellenistic philosopher (Cambridge University Press, 1987). CRONOLOGIA Inevitablemente, algunas de estas fechas son solamente aproximadas; en muchos casos hemos confiado en los datos sugeridos en la Oxford Classical Dictionary. BCE 300 262 232 207/205 155 152 128 110 78 51 46 45 4/1 CE 41 49 50 65 66 Zenón de Citium comienza a enseñar en la Painted Stoa en Atenas. Muere Zenón; Cleantes comienza la segunda etapa del estoicismo. Crisipo se convierte en el tercer dirigente del estoicismo luego dela muerte de Cleantes. Crisipo muere y Zenón de Tarso se convierte en dirigente de la escuela Diógenes de Babilonia (sucesor de Zenón) presenta a los romanos el estoicismo durante la conocida visita de la embajada de filósofos atenienses a Roma. Antipater sucede a Diógenes en la dirección del estoicismo Panecio se vuelve el director de la escuela al suceder a Antipater. Panecio muere y la dirección de la escuela es representada al mismo tiempo por Mnesarcus y Dardanus. Cicerón escuchó las clases de Posidonio en Rodas. Muerte de Posidonio Suicidio de Cato el joven. Cicerón escribió una serie de importantes escritos filosóficos (que constituyen en la actualidad nuestra principal información sobre la filosofía estoica). Séneca nació en Córdoba al sur de España. Séneca es exiliado a Córcega por Claudio argumentando adulterio. Séneca es llamado del exilio (un periodo durante el cual compuso sus primeros escritos sobrevivientes). Cornutus inicia sus clases en Roma alrededor de este tiempo; entre sus discípulos se cuenta a Lucan y Persius. Séneca se compromete al suicidio bajo las órdenes de Cicerón. Musonius Rufo es desterrado por Nerón a la desolada isla de Gyros. 5 71 95 96-116 108 120 130 161 162-76 176 180 200 El Emperador Vespasiano destierra a todos los filósofos de Roma, pero excepto Musonius Rufus. El Emperador Domiciano destierra a todos los filósofos, incluido Epicteto; Epicteto funda su escuela en Nicópolis en Grecia occidental. Plutarco compone sus escritos polémicos contra los estoicos en este período. Arriano escucha e registra las clases de Epicteto alrededor de este tiempo. Hiérocles realiza sus actividades académicas por este tiempo. Muerte de Epicteto Marco Aurelio se convierte en Emperador Galeno compuso Sobre las doctrinas de Hipócrates y Platón conservando material importante sobre la psicología de Crisipo y Posidonio. Marco Aurelio fundó cuatro cátedras de filosofía en Atenas, incluyendo uno sobre filosofía estoica y uno sobre filosofía peripatética (más tarde sustentada por Alejandro de Afrodisia) Muerte de Marco Aurelio El estoicismo es aún considerado importante por este tiempo, como podemos saber por las polémicas de Alejandro de Afrodisia y Sexto Empírico. Ambos escribieron sus obras por este tiempo. INTRODUCCIÓN 1. ¿QUÉ ES EL ESTOICISMO? Estoicismo es una palabra con la que todos estamos familiarizados; el Oxford English Dictionary cita austeridad, dominio de las emociones y fortaleza como características de una actitud estoica hacia la vida. Esta imagen popular del estoicismo se ha desarrolló a lo largo de los pasados cuatro o cinco siglos de tal modo que lectores han encontrado descripciones de la filosofía estoica hechas por autores clásicos tales como Cicerón, Séneca y Plutarco. Así como muchas otras concepciones populares, lo que contiene un elemento de verdad pero, como veremos, es difícil que se nos diga toda la verdad. En la antigüedad estoicismo se refería a una escuela filosófica fundada por Zenón de Citium alrededor del año 300 a.C., Esta escuela se reunía de manera informal en la “la puerta pintada”, una columnata cubierta ubicada al extremo norte del ágora (plaza) de Atenas, y que fue por eso que los estoicos adquirieron su nombre. Era este un período de intensa actividad filosófica en Atenas; la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles eran todavía vigorosos, mientras el contemporáneo de Zenón, Epicuro 6 había establecido su propia escuela a las afueras del muro de la ciudad. Otros filósofos inspirados por el ejemplo de Sócrates –que había muerto alrededor de unos cien años antes- también florecieron, especialmente los cínicos. Como los cínicos –y en contraste con aquellos en la Academia, el Liceo y el Jardín de Epicuro- los estoicos como escuela no poseyeron alguna propiedad formal, en cambio se reunían en lugares públicos en el centro de la ciudad. Zenón atraía una amplia audiencia y después de su muerte su discípulo Cleantes continuó la tradición. Cleantes mismo fue sucedido por Crisipo, tradicionalmente celebrado por haber sido el más importante de los primeros estoicos. La tradición de enseñar en la Stoa continuó probablemente de alguna manera hasta el siglo primero antes de Cristo. Por esta época, Roma se había convertido en la fuerza cultural y política más importante en el mundo antiguo. Los romanos encontraron que muchas ideas estoicas congeniaban con ellos y el estoicismo floreció dentro del mundo cultural romano. En el siglo I a. C., Cicerón presenta al mundo de habla latina un número importante de resúmenes de la filosofía estoica. Los estoicos crecieron en número durante el siglo I d. C., de Séneca, Lucano y Persius a Musonius Rufus a Epicteto. El siglo II vio la culminación de la apropiación de estoicismo en el Emperador Marco Aurelio, que puso su propia marca al estoicismo en sus Meditaciones. Como podemos ver, el estoicismo atrajo a individuos de origen un amplio rango geográfico y antecedentes culturales: de Diógenes de Babilonia de oriente al Séneca del sur de España en el occidente; de un ex esclavo Epicteto al Emperador Marco Aurelio; inmigrantes a Atenas venidos del cercano oriente a miembros de la corte Imperial de Roma. ¿Qué era lo que les atraía del estoicismo a tan diverso conjunto de personajes? Quizá la primera cosa que sea indicada es, como se capta en la imagen popular del estoicismo, la filosofía estoica no solamente es una serie de afirmaciones filosóficas sobre la naturaleza del mundo o de lo que podemos conocer o de lo que es verdadero o falso; es ante todo una actitud o modo de vida. El estoicismo implica complejas teorías filosóficas de ontología (teoría de lo que existe), epistemología (teoría del conocimiento) y ética, pero estas teorías se sitúan dentro de una muy particular concepción de lo que es la filosofía. Siguiendo a Sócrates, los estoicos presentaron la filosofía como interesada primeramente en el asunto de cómo se debería vivir. Los estoicos no eran los únicos interesados en este aspecto, sin embargo, lo mismo aplica para los antiguos epicúreos y los cínicos entre otros. ¿En qué se diferencia el modo de vida estoica de aquel que proponen las otras antiguas escuelas filosóficas? Aquí llegamos a las teorías ontológicas, epistemológicas y éticas –teorías que parecen similares en forma a aquellas propuestas por filósofos modernos- pues la actitud o 7 modo de vida estoica se construye en estas afirmaciones teóricas. Por supuesto, examinaremos las tendencias centrales del sistema filosófico estoico en algunos detalles en los siguientes capítulos, pero en breve los estoicos proponen una ontología materialista en la que Dios penetra por completo el cosmos como una fuerza material. Afirman que solamente la virtud es suficiente para la felicidad y que los bienes externos y las circunstancias son irrelevantes (o al menos lejos de ser importante como mucha gente tiende a suponer). Argumentan que nuestras emociones son meramente el producto del error de nuestros juicios y pueden ser erradicadas por una forma de terapia epistémica (cogitativa). Reunieron todas estas doctrinas en la imagen ideal del sabio estoico que podría ser perfectamente racional, emotivo, indiferente en esto o sus circunstancias y, tristemente, feliz incluso cuando sea torturado en el potro. Aunque el estoicismo había declinado en cuanto a su influencia a principios de siglo III d. C., su impacto filosófico no había tenido un fin. A pesar de la pérdida de casi todos los textos de los fundadores del estoicismo en Atenas, la influencia de la escuela continuó en los filósofos posteriores, la primera vía es la disposición confiable de los textos latinos de Cicerón y Séneca durante la Edad Media y el Renacimiento, y la segunda vía la colección de los fragmentos de los primeros estoicos reunidos de una amplia variedad de antiguos autores que citan sus escritos ahora perdidos o nos informan de sus opiniones. El estoicismo tuvo una influencia especial durante el siglo XVI y XVII, y forma una de las numerosas influencias que contribuyeron al importante desarrollo filosófico durante este período. Filósofos que van de Erasmo, Calvino y Montaigne a Descartes, Pascal, Malebranche y Leibniz, estaban bien informados sobre las idas estoicas. Debates durante este período sobre la naturaleza del yo, el poder de la razón humana, el destino y la voluntad, y las emociones frecuentemente hacen referencia al estoicismo. Esta influencia tardía del estoicismo ha continuado hasta la actualidad, y el más notable ejemplo se puede encontrar en los escritos de Michel Foucault y sus análisis acerca del “cuidado de sí mismo” y “tecnologías del sí mismo”. Así el estoicismo no fue solamente una de las más populares escuelas de filosofía en la antigüedad sino también una constante presencia a través de toda la historia del pensamiento filosófico occidental. La tarea de explicar el estoicismo como filosofía es compleja por grandes razones. Más cuando la mayor parte de los primeros textos se han perdido. Por tanto hemos de confiar en los informes posteriores de autores que frecuentemente son críticos hacia el estoicismo y algunas veces escriben en climas intelectuales completamente diferentes. Los textos que tenemos son tardíos, y es algunas veces difícil de determinar qué tan cuidadosamente reflejan la ortodoxia de los primeros estoicos y qué tanto encarna desarrollos posteriores. Todo esto puede hacer la tarea 8 desconcertante para aquellos que son nuevos en el tema. El resto de este capítulo introductorio está destinado a ayudar a los principiantes en el tema a fin de introducir las principales figuras en la historia del estoicismo así como el número de aquellos autores que cualquiera que se acerque por primera vez es probable que encuentre. Concluye con algunos pensamientos sobre el porqué muchos de los textos de los primeros estoicos se han perdido, ideas que aunque expresadas de una forma especulativa son de ayuda para entrar en tema del capítulo 2. Algunos lectores pueden comenzar con el capítulo 2 si lo desean, puede volver a la información contextual de este capítulo como y cuando sea necesario. CAPÍTULO PRIMERO LOS PRINCIPALES ESTOICOS Y SUS ESCRITOS 1.1 ZENÓN DE CITIUM Zenón, el fundador del estoicismo, nació en el 330 a.C., en la ciudad de Citium en Chipre. Según la antigua tradición biográfica, Zenón viajó a Atenas en sus primeros veinte años y a su llegada visitó una librería donde encontró una copia de los Morabilia de Jenofonte. Mientras miraba el libro Zenón preguntó al librero dónde podría encontrar a un hombre como Sócrates; y en este momento pasaba el cínico Crates y el librero le dijo a Zenón “Sigue a ese hombre” (DL 7, 2-3). De este modo la educación filosófica de Zenón comenzó –con los cínicos. Los cínicos eran reconocidos por defender una vida de acuerdo con la naturaleza, en oposición a la vida conformada por las costumbres y conversaciones locales. Afirmaban que todo lo que está de acuerdo con la naturaleza es necesario, mientras que aquellas cosas que están en conformidad con la convención son meramente arbitrarias. Los cínicos argumentan que uno podría centrar toda su atención en conseguir aquellas cosas necesarias que están de acuerdo con la naturaleza (comida, agua, refugio y vestido elementales), y no prestar ninguna atención a todo lo que lo que no es necesario y las reglas arbitrarias, regulación y supuestos de la cultura particular en la que uno espera encontrarse a sí mismo. Como veremos, la idea de “vivir de acuerdo con la naturaleza” fue una idea cínica que los estoicos adoptaron y desarrollaron. Sin embargo, Zenón no habiendo deseado convertirse en un cínico, buscó explorar otras discusiones filosóficas que tenían lugar en Atenas por ese tiempo. El mismo nos 9 informa que estudió Polemo, que entonces era el dirigente de la Academia de Platón, con quien sin duda alguna tuvo oportunidad de estudiar la filosofía de Platón de manera detallada. También nos refiere que había estudiado con Stilpon, un miembro de la escuela de Megára, importante por sus contribuciones a la lógica, que en cuanto a la ética simpatizaba con los cínicos. La combinación de Stilpon de ética cínica y lógica megárica allanó el camino para una mezcla semejante en Zenón que se desarrollaría más tarde dentro del estoicismo. Luego de su amplia y ecléctica educación filosófica Zenón eventualmente comenzó a enseñar él mismo alrededor del año 300 d. C., En lugar de intentar establecer alguna escuela formal, Zenón ser reuniría con aquellos que querían escucharlo en uno de los columnatas cubiertas o Stoa que bordeaban el ágora de Atenas. Su sitio preferido era la Stoa pintada que estaba al lado norte del ágora. Mientras tanto sus seguidores fueron llamados “Zenonians”, los cuales rápidamente fueron conocidos como aquellos que ser reunían en la Stoa: estoicos. Es común entre los estudiosos que para analizar lo que sabemos de las enseñanzas de Zenón compararlo con lo que sabemos sobre las doctrinas de sus varios educadores. Aunque este modo de proceder puede ser de mucha ayuda algunas veces este método tiene la desafortunada consecuencia de presentar a Zenón como una especie de charlatán intelectual, tomando ideas de aquí y de allá sin mucha aportación personal de su parte. Si bien Zenón estuvo sin duda alguna influido por muchos maestros con los que había estudiado, no hay que descartar sus propias contribuciones filosóficas en la fundación del estoicismo, ni limitarla a una mera síntesis creativa de doctrinas para ofrecerse a los seguidores. Con sólo algunos fragmentos que permanecieron de sus trabajos es difícil evaluar con propiedad su propia contribución, pero de la evidencia que sobrevive parece claro que la fundación de las doctrinas importantes del estoicismo en lógica, física y ética fueron en realidad establecidas por el fundador de la escuela. El más importante de los trabajos conocidos de Zenón es su República. Este trabajo sobre utopía política fue muy controvertido en la antigüedad, tanto entre las críticas hostiles y los apologistas estoicos. Los fragmentos sobrevivientes muestran que defendía la abolición de los tribunales de justicia, el dinero corriente, el matrimonio y la educación tradicional. Se nos dice que fue uno de los primeros escritos de Zenón, escrito cuando estaba bajo la influencia de su mentor cínico Crates (DL 7, 4).2 Sin embargo, esto puedo haber sido un movimiento de un apologista estoico tardío, Diógenes Laercio, VII, 4, “Por un cierto tiempo, pues, Zenón fue alumno de Crates; porque en aquel mismo tiempo escribió la República, algunos bromeaban diciendo que lo había escrito sobre la cola del perro”. 2 10 destinado a distanciar al Zenón maduro del contenido escandaloso de la República (veremos con más detalle la República de Zenón en el capítulo 5). Los títulos de algunos de sus escritos conocidos reflejan los temas centrales de la filosofía estoica, tales como Vivir de acuerdo a la Naturaleza y Sobre las emociones. (DL 7, 4). Los discípulos de Zenón fueron Perseus, Herillus, Dionisio, Spherus, Aristón y Cleántes. Los dos últimos parecen ser los más importantes. 1.2 ARISTÓN DE QUÍOS Aristón de Quíos, discípulo de Zenón, se centró principalmente su atención en temas de ética, prestando muy poca atención a la lógica y la física. 3 Parece ser él quien rechazó el añadido a la ética estoica la idea de que algunos objetos externos, conocidos como indiferentes, pueden ser preferibles a otros; por ejemplo, que la riqueza sea preferible a la pobreza o incluso pensar que estrictamente hablando sean ambos indiferentes (véase capítulo 5). De este modo quiere mantener una actitud muchos más austera y cínica, una que se remontaba hasta Sócrates. A la larga se perdió el argumento, y los conceptos de indiferentes “preferentes” y “no-preferentes” se convirtió en un elemento estándar de la ética estoica. Y esto sin duda alguna contribuyó al mayor atractivo de los estoicos, especialmente más tarde cuando se introdujo en la cultura romana, y así la derrota de Aristón fue probablemente para el mejor interés del estoicismo. Sin embargo, su postura de inflexible heterodoxia también se vino abajo entre el público en general en sus días, y sus lecturas son referidas como siendo especialmente populares (DL, 161). 1.3 CLEANTES DE ASSOS Cleántes, lo mismo que Zenón antes que él y muchos otros estoicos posteriores, vinieron a Atenas de oriente, y en su caso de Assos en Turquía. Estudió con Zenón y le sucedió como dirigente de la escuela, alrededor del 263 a. C., Su principal renombre le viene de hecho de ser el autor de uno de los textos estoicos más amplios que nos hayan llegado (aunque a decir verdad no es muy extenso). Este es Himno a Zeus y que se ha preservado en una antología de materiales compilado siglos más tarde por Juan Stobaeus. El himno (traducido en LS I y IG II, 21) es de un tono indudablemente DL, 7, 160, “[…] afirma que el fin es vivir perfectamente indiferente a todo lo que no es ni virtud ni vicio, no admitiendo ninguna distinción entre cosas indiferentes, sino considerándolas todas iguales. Comparando al sabio con el actor consumado que debe asumir la máscara sea la Tersite o de Agmenón representando los dos roles con una admirable entereza. Eliminó la física y la lígica, sosteniendo que la primera está por encima de nosotros, la segunda no tiene nada que ver con respecto a nosotros, solamente la ética es la que nos corresponde” 3 11 religioso (como el mismo título lo sugiere) y se coloca dentro de lo que extrañamente podríamos decir que es la física estoica. En realidad, Diógenes Laercio nos dice que Cleántes tenía poca aptitud para la física (DL 7, 170)4, aunque se nos dice que había escrito dos volúmenes sobre la física de Zenón y cuatro volúmenes sobre Heráclito. Los informes tradicionales sobre la física estoica citan con mucha frecuencia a Heráclito como una fuente importante en la formación de la física estoica, y pudo haber sido a través de los trabajos de Cleántes que él mismo realizó sobre Heráclito la marca que dejó el desarrollo de la doctrina estoica. 1.4 CRISIPO DE SOLI El tercer dirigente del estoicismo en Atenas después de Zenón y Cleántes fue Crisipo de Soli, una ciudad de Sicilia, en Asia menor. Sucedió a Cleántes como dirigente de la escuela alrededor de 232 a. C. y murió a la edad de 73 años, alrededor de 205 a.C. La importancia de Crisipo en el desarrollo de la filosofía estoica esta resumido en una frase frecuentemente citada por Diógenes Laercio: “Si no hubiese existido Crisipo, tampoco habría existido ningún estoicismo” (DL 7, 183). Fue especialmente importante para la continuación del estoicismo debido a sus respuestas a los ataques los filósofos escépticos de la academia, tales como Arcesilao. Es quizá el más importante de los primeros estoicos y podría decirse que el más importante de todos los filósofos estoicos. Su más importante y significativa contribución al desarrollo del estoicismo fue establecer en un sistema las ideas de sus predecesores, añadiendo su propia reflexión personal y estableciendo una alta filosofía sistemática, sistema que se habría convertido en base de un estoicismo ortodoxo. Es, por ejemplo, que solamente mirando después Crisipo que podemos juzgar a Aristón como un heterodoxo; antes de Crisipo los asuntos no estaban aún establecidos. Probablemente fue el más famoso en la antigüedad por su habilidad lógica, pero también fue reconocido como diestro en todas las partes de la filosofía. Se nos dice que escribió alrededor de 705 libros, de los cuales existe un sustancial catálogo de sus libros. Sin embargo, todo lo que sobrevive son fragmentos citados por autores tardíos, principalmente por Plutarco y Galeno, ambos autores escribieron obras para atacar a Crisipo. Actualmente existen aún más fragmentos que han sido descubiertos entre los rollos de papiro desenterrados en Herculaneum, tales como partes de sus escritos Sobre la Providencia y Cuestiones de lógica. Es probable que existan otros escritos de Crisipo entre los rollos carbonizados que han sido descubiertos, esperando poder ser descifrados (Gigante 1995:3). 4 DL, 7, 170, “[…] Era diligente, pero sin aptitudes naturales y excesivamanete lento” 12 En siguiente dirigente del estoicismo después de Crisipo fue Zenón de Tarso. Su sucesor fue Diógenes de Babilonia. Diógenes fue uno de los tres filósofos atenienses que fueron en una embajada a Roma en 155 a. C., un acontecimiento importante que favoreció la introducción de la filosofía griega en el mundo romano. 2. EL ESTOICISMO MEDIO Los anteriores personajes que hemos presentado hasta el momento son conocidos tradicionalmente como los primeros estoicos. Luego de estos primeros estoicos viene el estoicismo medio. La validez de esta división ha sido puesta en cuestión por algunos académicos, y tal vez tengan razón al respecto (véase Sedley 2003), sin embargo la distinción está bastante bien establecida. Una de las pretendidas características del estoicismo medios que lo distingue del primer estoicismo es un creciente eclecticismo, los estoicos recurrieron a materiales filosóficos de otras escuelas antiguas. Con estos personajes, pues, hemos de preguntar en qué medida puede un filósofo desviarse de la enseñanza de los primeros estoicos y volver a otras tradiciones filosóficas sobre ciertos temas mientras que todavía seguía siendo estoicos en un sentido muy importante. Quizá el primer estoicos después de Crisipo con quién se plantea la cuestión de la ortodoxia es Antipater de Tarso, que sucedió a Diógenes Laercio como dirigente de la escuela. Antipater intentó poner de relieve el fundamento común entre estoicismo y platonismo. Pero la cuestión del eclecticismo y la ortodoxia se presenta en primer plano cuando nos topamos con Panecio de Rodas, discípulo de Antipater. 2.1 PANECIO DE RODAS Panecio nació en Rodas alrededor del año 185 a. C. Estudió en primer lugar en Pergamum y más tarde en Atenas, bajo los estoicos Diógenes de Babilonia y Antipater de Tarso. Más tarde pasó tiempo en Roma, en el círculo de gente que estaba alrededor del famoso general romano Escipión el Africano. Se convirtió en dirigente del estoicismo en 128 a. C., sucediendo a Antipater. Murió alrededor del 110 a. C. La posterior influencia de Panecio en no poca parte se palpa en Cicerón, que recurrió de manera extensa a la obra de Panencio De las acciones apropiadas (Peri Kathekonta) cuando escribió su escrito más importante De Officiis (De los deberes). Se nos informa que Panecio admiraba tanto a Platón como a Aristóteles. Aunque permaneció fiel a la doctrina estoica (suficiente como para poder ser dirigente del estoicismo), hubo algunos puntos doctrinales en los cuales se desvió. Rechaza la doctrina estoica de la destrucción periódica del mundo, afirmando en cambio su 13 eternidad (DL 7, 142).5 Puede ser visto como relajar en algo la ética estoica negando que la virtud es suficiente para poseer la propia felicidad (sugiriendo que los bienes materiales también son requeridos: DL 7, 128)6, y mover el foco de atención del ideal del sabio al hombre promedio de las calles (Séneca, Ep., 116, 5). Sin embargo, a pesar de su heterodoxia en estos puntos y su informada admiración por Platón, permaneció fiel a la ortodoxia estoica negando la doctrina platónica de la inmortalidad del alma (Cfr., Cicerón, Tusc., I, 79). Se podría indicar también que algunos de sus opiniones heterodoxas habían sido adoptadas por otros anteriores estoicos; Diógenes de Babilonia, por ejemplo, había rechazado la destrucción periódica del mundo, y que Panecio simplemente siguió una de las principales ideas de su maestro. 2.2 POSIDONIO DE APAMEA Posidonio nación en Apamea en Siria alrededor del año 135 a. C., Estudió en Atenas con Panecio (cuando Panecio murió en 110 a. C., Posidonio habría tenido alrededor de unos 25 años de edad). En vez de permanecer en Atenas se movió a Rodas y fue allí donde enseñó filosofía. Esto pudo haber sido la causa de que la dirigencia de la escuela estoica en Atenas haya pasado juntamente a Mnesarco y Dardanus luego de la muerte de Panecio). Mientras estuvo en Rodas, Posidionio viajando alrededor del Mediterráneo, reunió una gran cantidad de materiales culturales y científicos de mentalidad aristotélica. Su más famoso discípulo probablemente fue Cicerón. Posidonio murió alrededor de 51 a. C., cuando contaba con alrededor de ochenta años. Sobre todo, Posidonio fue un erudito, contribuyó no solamente a la filosofía estoica, sino también a la historia, geografía, astronomía, meteorología, biología y antropología. Panecio y Posidonio se desviaron de algunas de las doctrinas de los primeros estoicos. Pero esto necesariamente no debe ser visto como una deficiencia. Si hubiesen aceptado todo lo que se enseñaba en el estoicismo sin pensarlo, entonces habrían sido más bien discípulos religiosos que filósofos. Parece claro que Cleantes y Crisipo no fueron ciegos seguidores de Zenón, sino que extendieron y desarrollaron el pensamiento del fundador en tal modo que reflejan sus propias tendencias filosóficas, DL VII, 142, “[…] Del origen y disolución del cosmos tratan: Zenón en la obra Sobre el Cosmos, Crisipo en el libro primero de la Física, Posidonio en libro primero Sobre el Cosmos, y Cleántes y Antipater en décimo libro Sobre el Cosmos. Pero Panecio sostiene la incorruptibilidad del cosmos” 5 DL VII, 128, […] Pero Panecio y Posidonio sostienen además que la virtud no es suficiente, sino que es necesario también la buena salud, la abundancia de los medios para vivir, y la fuerza”. 6 14 cada uno haciendo su propia contribución individual para el desarrollo de la filosofía estoica. Si suponemos que estos filósofos estoicos post-Crisipo eran en efecto filósofos en vez de ser devotos de las palabras de Crisipo, entonces podríamos esperar alguna desviación de sus doctrinas. Si Posidonio y Panecio merecen el título de filósofos en absoluto, entonces podríamos esperar de ellos algunas de sus propias conclusiones filosóficas y en desacuerdo con algunas de las doctrinas de los estoicos anteriores. No hay nada de inconsistencia en hacer esto mientras al mismo tiempo afirman la filosofía estoica como la escuela filosófica con que se tiene más simpatía intelectual. En efecto, si este no fuera el caso entonces la noción completa de escuela filosófica o tradición correría el riesgo de convertirse en una contradicción en términos. Podría también indicarse que aunque tanto Panecio como Posidonio muestra admiración hacia Platón y Aristóteles, esto puede ser menos un reflejo de su personal eclecticismo sino más bien el reflejo del amplio cambio del clima filosófico del período. Mientras que los primeros estoicos tuvieron interés en mostrar su independencia filosófica frente a Platón, pero a fines del siglo segundo a. C., Platón era considerado como una fuente del estoicismo en vez de ser un adversario filosófico. Este período también vio un renovado interés por la filosofía de Aristóteles; cada vez más fue considerado como un filósofo de estatura importante en vez de ser simplemente considerado como fundador de una escuela competitiva. Como tal, cualquier aspirante a filosofía tendría que apreciar su pensamiento. 3. LOS ÚLTIMOS ESCRITORES ESTOICOS El estoicismo de los dos primeros siglos de nuestra era tiene características muy diferentes al estoicismo de los primeros tres siglos a. C., La razón de este cambio es simple para el estoicismo de este último período tenemos textos completos que podemos leer, en vez de tener citas que dependen por haber sido preservadas por otros autores, frecuentemente hostiles, y de segunda mano que nos informan sobre sus ideas. Han existido debates académicos sobre la cuestión en qué medida la filosofía estoica se desarrolla en este periodo. Sobre la opinión tradicional, los últimos estoicos perdieron su interés en temas técnicos como lógica y física, y poniendo toda su atención en la ética práctica. Sin embargo, esta impresión puede simplemente reflejar la naturaleza de los textos que han llegado a nosotros en vez de algún cambio sustantivo en el interés filosófico. Los autores mejor conocidos son Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, pero también debemos considerar como figuras menores a Cornutus y Musonius Rufus, así como a Hierócles y Cleomedes. 3.1 SÉNECA 15 Séneca es el primer estoico del que tenemos una considerable literatura que nos ha llegado; en efecto su corpus es la más grande colección de textos sobrevivientes para cualquier estoico. Cuando se tiene en mente que el siguiente corpus más amplio de escritos, los de Epicteto, probablemente escritos por discípulo Arriano, y que las Meditaciones de Marco Aurelio tiene alguna característica peculiar que las hace muy diferentes de cualquier otro texto, entonces los trabajos filosóficos de Séneca toman una importancia adicional. Si queremos leer a un autor estoico directamente entonces debemos volver a Séneca como el más importante autor estoico cuyos trabajos han sobrevivido. Desgraciadamente la reputación de Séneca no ha sido bien apreciada. Por una parte, ha sido acusado a través de los años como un hipócrita, derivado de la aparente incongruencia entre sus más altos preceptos morales y algunos detalles de su vida (incluyendo su rol como tutor del tirano emperador Nerón). Por otra parte, sus escritos morales frecuentemente han sido marginados en el estudio de la filosofía antigua (aunque en la actualidad esto ha cambiado), debido a que no alcanzan el mismo rigor teórico que encontramos en Platón y Aristóteles. También ha sido acusado de eclecticismo (Rist, 1989), con la complicidad que puede incluso no ser una buena fuente para la información del estoicismo ortodoxo. Pero podría ser un error juzgar a Séneca solamente en términos de su permanencia fiel a las enseñanzas de los primeros estoicos. Uno podría también tener en mente que históricamente Séneca ha sido una fuente clave para la última generación de lectores y ha sido un personaje central en la conformación de la imagen del estoicismo en occidente. En parte esto se debió a la existencia de una serie de cartas entre Séneca y san Pablo que fueron tenidas como genuinas (aunque en la actualidad son tenidas como falsas) y de este modo los Padres de la Iglesia, lectores medievales y los humanistas del Renacimiento se acercaron a Séneca como un filósofo pagano cuyos trabajos estaban en simpatía (o al menos no en un conflicto directo) con el cristianismo. De los escritos filosóficos sobrevivientes de Séneca incluye una serie de Epístolas morales, dirigidas a Lucilio, que trata de una manera muy amplia una gama de temas filosóficos, y una serie de Diálogos. Los Diálogos están de hecho muy cercanos a lo que podríamos llamar ensayos en su forma literaria. Tales son: Sobre la Providencia, De la constancia del sabio, De la Ira, Consolación a Marcia, De la vida feliz, Del Ocio, De la tranquilidad del alma, De la brevedad de la vida, La consolación a Polibio y la Consolación a Helvia a su madre. Además de estos, existen también extensos trabajos de prosa que tratan de temas éticos dentro del contexto del liderazgo político: De los beneficios, De la clemencia. También sobreviven estudios sobre cuestiones de física y meteorología, Cuestiones naturales. 16 Fuera de estos escritos en prosa, Séneca escribió una serie de tragedias que tuvieron una grande influencia en la literatura posterior, cuyo contenido ha sido tomado por algunos como reflejo de su filosofía (Rosenmeyer 1989). También compuso una sátira sobre la deificación del Emperador Claudio, titulada Apocolocyntosis. 3.2 CORNUTUS Lucio Anneo Cornutus tiene alguna conexión con Séneca, tal vez por algún tiempo fue su esclavo familiar. Nació alrededor del año 20 d. C., comenzó a enseñar filosofía y retórica en Roma alrededor del año 50 d. C., Entre sus discípulos se encuentran el poeta Lucano (sobrino de Séneca) y Perseo, cuyas sátiras dice haber editado después de la muerte de éste. Como muchos de los estoicos romanos de este periodo, fue exiliado en un momento dado, pero no se sabe si regresó a Roma. Cornutus es mejor conocido como el autor de la Introducción a la teología griega, una consideración alegórica de la mitología tradicional griega. Escribió también un trabajo (actualmente perdido) sobre la lógica aristotélica y su interpretación de uno de los primeros estoicos llamado Athenodorus. 3.3 MUSONIUS RUFUS Musonius Rufus fue un etrusco y probablemente nació antes del año 30 d. C., Como miembro del orden de caballería era miembro de la alta clase social, y su vida como maestro de la filosofía estoica durante un volátil período político que estuvo marcada por el destierro y el exilio en un buen número de ocasiones. Fue exiliado a Siria por dos años por Nerón, y a su regreso fue más tarde desterrado a una isla aislada. Cuando Vespasiano desterró a los filósofos de Roma en el año 71 d.C. Musonius no fue obligado a dejarla, pero más tarde fue desterrado por el mismo emperador por razones desconocidas. Cuando volvió a Roma enseñó filosofía y fue en allí donde Epicteto debió haber escuchado sus clases. Aunque no tenemos una fecha precisa de su muerte, se piensa que murió el año 100 d. C., Algunos datos sobre su vida se puede encontrar en los trabajos de Tácito y Filostrato. La evidencia literaria referente a Musonius Rufus es de dos grupos: el primero es una serie de lecturas preservadas por Stobaeus que probablemente son notas tomadas de sus clases por uno de sus estudiantes (Lucius); el segundo una colección de anécdotas y dichos reunidos de los escritos de Stobaeus, Epicteto, Aulius Gellios y otros. Parece que todos estos testimonios se derivan de las enseñanzas orales de Musonius en vez de algún escrito formal que haya elegido publicar. Como Sócrates antes que él y después Epicteto, parece que Musonius no eligió escribir nada. 17 Aunque hay algunos temas interesantes desarrollados en textos relativamente cortos que sobreviven, incluyendo una importante discusión sobre la igualdad de género, es de un significado real de Musonius como maestro. Su más famosos discípulo es Epicteto, y sin más información sobre Musonius es difícil decir precisamente qué tanta fue la influencia de las ideas de Musonius y el método que dieron forma a la filosofía de Epicteto. Además de Epicteto, también fueron discípulos de Musonius el orador Dión Crisóstomo y el estoico Eufrates de Tiro. Su reputación en la antigüedad fue considerable y académicos modernos lo han denominado como el “Sócrates romano”. Su estatus como sabio estoico (aunque quizá no es sentido técnico) combinado con su influencia como maestro de Epicteto, Eufrates, Dión y otros ha conducido a algunos a pensar que sus significación fue tan grande que debería ser tratado como un tercer fundador del estoicismo, luego de Zenón y Crisipo (Arnold 1911: 117). El contenido de la poca literatura que permanece puede tales pueden hacer pensar en una reivindicación de tipo escéptico, sin embargo es claro que Musonius gozó de una alta reputación de sabio en la antigüedad. A través de su influencia sobre Epicteto, y más tarde su influencia en Marco Aurelio, Musonius en efecto se encuentra como el iniciador de una nueva dinastía en la tradición estoica en los dos primeros siglos después de Cristo. 3.4 EPICTETO Con mucho el más importante filósofo estoico que aparece en la estela de Musonius es Epicteto. Nacido alrededor del año 50 d. C. en Asía Menor, comienza su vida como un esclavo y entró al servicio de un romano de clase alta, Epafrodito, secretario del Emperador Nerón y Domiciano. Epicteto sin duda alguna habría estado en el centro de Roma y tuvo alguna experiencia de la corte Imperial. Mientras tanto siendo esclavo en Roma le fue permitido escuchar las clases de Musonius Rufus, y más tarde le fue concedida su libertad. Parece razonable suponer que Epicteto comenzó su propia carrera de maestro en Roma, quizá protegido por Musonius. Sin embargo no permaneció en Roma por mucho tiempo; en 95 d. C., Domiciano desterró a todos los filósofos de Italia, precisamente como un acto en la amplia persecución política que realizó contra sus críticos. De este modo Epicteto se movió a Nicópolis en la costa occidental de Grecia, y fue allí donde estableció la escuela donde las clases que han llegado a nosotros fueron tenidas. Murió alrededor del 130 a. C., Parece que muchas figuras, incluyendo al emperador Adriano, vinieron a visitarlo a Nicópolis, debido precisamente a su creciente reputación (existe un diálogo entre Epicteto y Adriano, desafortunadamente, sin duda alguna falsa). Dos textos asociados con Epicteto han llegado a nosotros: los Discursos y el Manual. Una cosa que surge de manera inmediata en estos escritos es la admiración de Epicteto por Sócrates, el modelo filosófico fundamental. Y como Sócrates, en la medida 18 en que lo sabemos, Epicteto no escribió nada para su publicación. Los textos que tenemos no son del mismo Epicteto sino que se afirma generalmente que son informes de sus clases hechos por uno de sus discípulos. El discípulo en cuestión es Arriano, también conocido por la historia de las campañas de Alejandro Magno. En el prefacio a los Discursos Arriano afirma que lo escribió es lo mejor que por capacidad y memoria es lo que palabra por palabra pudo escuchar de las lecciones de Epicteto. Por lo tanto se disculpa de su estilo de escribir. En efecto, los Discursos son muy diferentes en estilo comparados con otros escritos de Arriano, escritos en un estilo menos literario y con un lenguaje más común (la koiné o griego común del Nuevo Testamento). Aunque no podemos dudar de la sinceridad de Arriano sobre este punto, indudablemente es inevitable que lo que nos ha conservado es solamente una consideración parcial tanto de lo que en realidad Epicteto enseñó y lo que buscaba en sus lecciones. En la actualidad existen cuatro libros de los Discursos. Fuentes antiguas tardías mencionan los escritos de Epicteto en ocho y doce libros, y Aulio Gelio conserva un fragmento del libro 5 de los Discursos, sin duda alguna, pues, no tenemos todo lo que Arriano escribió de las lecciones de Epicteto. El Manuel fue reunido por Arriano, según un testimonio del neoplatónico Simplicio en su comentario al mismo. En efecto es un compendio de los Discursos, es una destilación de sus temas importantes. En este caso, el juicio y la selección de Arriano son obviamente importantes en la formación del carácter y contenido del escrito (considerar la diferencia dramática que podría resultar si un número de personas pregunta por la razón de seleccionar una serie de pasajes claves de la Ética a Nicómaco de Aristóteles). Sin embargo el resultado es un resumen importante de la filosofía práctica estoica, y abriendo el capítulo captura perfectamente la esencia de la filosofía de Epicteto como la conocemos: “De las cosas, algunas dependen de nosotros, y algunas no dependen de nosotros. Dependen de nosotros la opinión, deseo, aversión y, en una palabra, todas nuestras acciones. No dependen de nosotros nuestro cuerpo, posesiones, reputaciones, oficios y, en una palabra, todo lo que no son nuestras acciones” (Ench., I, 1). La clave de la felicidad, sostiene Epicteto, es analizar continuamente nuestra experiencia del mundo en términos de esta división entre lo que “depende de nosotros” y lo que “no depende de nosotros”. Al menos toda miseria humana, sostiene, es el resultado de que las personas no entienden la naturaleza y el significado de la división, asumiendo la idea de que tienen el control de cosas que no dependen de ellos, de fundamentar sus felicidad sobre cosas externas “que no dependen de nosotros” y haciéndose altamente vulnerables a las vicisitudes de la fortuna. En cambio, deberíamos fundamentar nuestra felicidad en aquellas cosas que “dependen 19 de nosotros”, sobre aquellas cosas que no nos pueden ser quitadas. Si hacemos esto, nuestra felicidad sería literalmente inalterable. 3.5 MARCO AURELIO El emperador romano Marco Aurelio (121-180 d. C.) fue un gran estudioso y admirador de la filosofía de Epicteto que se encuentra presente en los Discursos, una copia que tomó prestada de sus propios maestros. De este modo puede ser tenido como parte de la tradición fundada por Musonius. Pero Marco Aurelio no podría ser muy diferente ni de Musonius o Epicteto. El emperador no fue evidentemente un maestro de filosofía ni un sabio de tiempo completo en las plazas públicas. Sin embargo los textos que han llegado hasta nosotros bajo el título de Meditaciones, encontramos algo que claramente ha consumido mucho tiempo en la especulación filosófica. Marco trata una variedad de temas en un modo no-técnico en los textos ni fue concebido para tener una amplia circulación, como usualmente se presupone, pero escrito quizá con alguna vista hacia la posteridad. Quizá uno de los temas dominantes es la relación entre el individuo y el cosmos. He aquí solamente un ejemplo: “El tiempo de la vida humana, un punto; su sustancia, fluyente; su sensación, turbia; la composición del conjunto del cuerpo, fácilmente corruptible; su alma, una peonza; su fortuna, algo difícil de conjeturar; su fama, indescifrable. En pocas palabras: todo lo que pertenece al cuerpo, un río; un sueño y vapor, lo que es propio del alma; la vida, guerra y estancia en tierra extraña; la fama póstuma, olvido” (II, 17). Hay otros pasajes semejantes como estos en las Meditaciones y para algunos lectores ello puede parecer exactamente repetitivo. Pero esto en parte refleja quizá su rol como notas filosóficas e ideas en las que Marco Aurelio está trabajando consigo mismo, viniendo sobre el mismo tema una y otra vez en orden a ayudarse a sí mismo digiriendo las ideas con las que está reflexionando. 3.6 HIERÓCLES Y CLEOMEDES Los escritos de Séneca, Epicteto y Marco Aurelio habían estado en amplia circulación desde el renacimiento (y Séneca fue relativamente bien conocido en Occidente incluso mucho antes, durante la Edad Media). Recientes investigadores han puesto a la luz dos textos dos estoicos poco conocidos: Hierócles y Cleomedes. Poco conocemos de Hierócles. Es mencionado por Aulo Gelio y algunos textos atribuidos a él se conservan en la antología de Stobeo. Probablemente vivió alrededor del siglo II d. C., Sin embargo, es importante como autor de un escrito titulado Elementos de Ética (Elementa Ethica), descubierto en un papiro encontrado en Egipto, y publicado por primera vez en 1906. Este texto ofrece una muy interesante y valiosa consideración sobre la fundamentación de la ética estoica. Es también importante en 20 cuanto toma la forma de un tratado escolar, en contraste con los escritos populares de moral de Séneca y Epicteto, y ofrece una visión de lo que los numerosos tratados éticos estoicos pudo haber tenido frente a sí. Es “lo más parecido a un libro de texto no contaminado o una serie de lecciones sobre la corriente principal de un filósofo estoico” (Long 1993: 94). Cleomedes es incluso mucho menos conocido, es autor de un texto de cosmología estoica titulado Caelestia. Este texto permaneció en la antigüedad y fue trasmitido a través de un manuscrito, pero desafortunadamente ninguna otra información permanece sobre Cleomedes en alguna otra fuente sobre él. Generalmente se ha pensado que vivió en el primero o segundo siglo después de Cristo, aunque no contamos con ninguna firme evidencia, pudo haber vivido más tarde. El tratado es sobre astronomía y cosmología (su carácter científico puede ayudarnos a explicar el porqué de su permanencia) y exhibe la influencia de Posidonio. Representa, al lado de las Cuestiones naturales de Séneca, como un raro ejemplo de un amplio texto estoico que se refiere a cuestiones de física. Su existencia muestra también las hipótesis tradicionales que los estoicos en los primeros siglos de nuestra era estaban preocupados únicamente de cuestiones éticas. Recientes investigaciones tanto de Hiérocles como de Cleomedes han hecho mucho para modificar la opinión tradicional de los últimos estoicos. En esta visión la moral popular de Séneca, Musonius y Epicteto, al lado de las notas divagantes de Marco Aurelio, que ilustraría meramente una escuela en decadencia, dejando de lado los intereses temáticos de lógica y física, ya no innovadores, ya no plenamente conscientes de la teoría ortodoxa estoica y contentos de recurrir a otras escuelas de una manera no sistemática. Los tratados de Hiérocles y Cleomedes nos ofrecen vislumbrar una tradición continua en la escuela que pone atención a la ética estoica y la teoría física. Sin embargo, recientes investigaciones sobre Epicteto ha señalado la atención en sus intereses sobre lógica y otros aspectos del currículo tradicional de la filosofía estoica (Barnes, 1997). Los investigadores son cada vez más sensibles a la naturaleza parcial de la información sobre Musonius y Epicteto, que bien pudieron haber participado en cuestiones teóricas que van más allá del aula sobre cuestiones de la temática del currículo estoico. Sabemos por testimonio de Plutarco y Galeno, así como de Epicteto mismo, que los tratados de Crisipo estaban en circulación y fueron leídos a lo largo de los siglos primero y segundo de nuestra era. Cuando leemos el último estoicismo preocupado por cuestiones éticas, entonces, no deberíamos leerlos de manera aislada sino como escritos dentro de un contexto y leídos como tal en el conjunto del sistema filosófico de los primeros estoicos. 4. OTRAS FUENTES 21 Aunque estos textos de los últimos estoicos son fuentes valiosas para la filosofía estoica, para la información sobre las ideas de los primeros estoicos es necesario confiar en las informaciones y citas que nos dan otros autores, autores que frecuentemente son críticos de la filosofía estoica. Cualquier estudio sobre filosofía estoica inevitablemente se encontrará con los escritos (o pasajes entresacados de estos mismos escritos) de los siguientes autores antiguos. Es importante conocer algo sobre estos autores y su propia tendencia filosófica en orden a considerar su información en el contexto del estoicismo. 4.1 CICERÓN Una de las primeras informaciones sobre la filosofía estoica que sobrevive es la de Cicerón, que se ubica en el primer siglo a. C. (e incluso más antigua que la de Séneca). Marco Tulio Cicerón (103-43 a. C.) fue un político romano con un pasado aristocrático. Como tal fue educado en sus primeros años en filosofía y retórica griega. Estudio en Atenas y Rodas, escuchando las lecciones de Posidonio. Es un autor prodigioso, escribió una gran cantidad de Discursos, Cartas y escritos de retórica así como un corpus filosófico importante. De sus escritos filosóficos los siguientes contienen una buena y valiosa cantidad de ideas estoicas: Academica, De Divinatione, De Officiis, De Finibus bonorum et malorum, De Fato, De Natura deorum, Paradoxa stoicorum, Tusculanae Disputationes. De manera extraordinaria, muchos de estos trabajos fueron escritos hacia el final de la vida de Cicerón (44-45 a. C.). En conjunto formas una de las primeras y más importantes fuentes para la filosofía estoica. Investigadores en el siglo XIX eran frecuentemente indiferentes a Cicerón como un escritor filosófico, entresacaban de sus escritos fragmentos de los primeros pensadores griegos aunque prestaban muy poca atención al mismo Cicerón. Sin embargo Cicerón estuvo familiarizado con los principales filósofos de su tiempo y hay muy poca duda de que era una persona dotada de mentalidad filosófica. Sus escritos filosóficos, incluso cuando son primeramente fuentes de información sobre el estoicismo, merecen ser leídos como ensayos coherentes y bien elaborados en vez de ser considerados como un compendio de opiniones de otros personajes. La propia postura de Cicerón fue Académica (es decir, escéptica), pero también se inclinó hacia un cierto eclecticismo. Aunque ciertamente rechaza la epistemología estoica, en algunos lugares aprueba la ética estoica, o al menos admira el ideal ético estoico. No siendo él mismo un estoico, es un observador bien informado y que muestra cierta simpatía con algunos puntos de dicha filosofía. 4.2 PLUTARCO 22 Plutarco de Chaerone (50-120 d. C.), famoso por sus Vidas Paralelas de eminentes griegos y romanos, también escribió un corpus sustancial de obras filosóficas, ahora reunidos bajo el título colectivo de Moralia. Plutarco fue un platónico y, en comparación con Cicerón, fue ampliamente hostil a los estoicos. A lo largo de la Moralia los estoicos frecuentemente son mencionados, pero en dos escritos en particular Plutarco centró su atención en los estoicos. Éstos son De stoicorum repugnantiis y De communibus notitiis adversus stoicos. En estos dos ensayos Plutarco dedica su esfuerzo en mostrar los problemas y contradicciones inherentes en la filosofía estoica, especialmente en Crisipo. Por tanto, Plutarco irónicamente se ha convertido en uno de los principales informantes de citas directas de Crisipo, y una fuente importante para el conocimiento de la filosofía de los primeros estoicos. Hay un tercer ensayo de Plutarco sobre los estoicos Compendium argumenti stoicos absurdiora poetis dicere, pero es muy corto y de mucho menos importancia. 4.3 GALENO Otra fuente importante para citas directas de Crisipo es Galeno de Pergamm (129-199 d. C.), el prolijo y más importante autor de escritos médicos. Galeno escribió obras que tratan de la filosofía estoica –un comentario a Primera silogística de Crisipo y un libro sobre Epicteto entre otras- todas las cuales desafortunadamente se perdieron. Sin embargo, entre sus escritos que han sobrevivido hay dos textos que tienen especial importancia para el estudio de la filosofía estoica. El primero es De placita Hippocratis et Platonis. Esta obra es un estudio detallado sobre la fisiología y psicología que intenta combinar las teorías médicas antiguas que colocan el alma en el cerebro y aquella de la psicología tripartita de Platón. En el desarrollo de su intención critica tanto la afirmación de Crisipo de que la facultad gobernante se encuentra en el corazón y su psicología monista. Para la segunda de sus críticas Galeno recurre a los escritos de Posidonio y presenta su visión como un estoico heterodoxo que critica la psicología de Crisipo. Galeno cita extensamente a ambos de estos estoicos y en el desarrollo nos presenta la más importante discusión sobre la teoría estoica del alma que se nos conservado. Igualmente nos ha conservado los fragmentos más extensos que se han conservado de Crisipo. El segundo trabajo de Galeno es su Institutio logica, que contiene algún material útil sobre la lógica estoica. Sin embargo, hasta cierto punto es meramente un suplemento al más importante escrito sobre el tema que nos ha llegado: Sexto Empírico. 4.4 SEXTO EMPÍRICO Sexto Empírico –probablemente activo en el 200 d. C.- fue un seguidor de la tradición filosófica escéptica que afirma ser descendiente del filósofo griego Pirrón (y también 23 es conocido como escepticismo pirroniano, para distinguirlo de escepticismo de la academia). Pudo haber sido, como Galeno, un médico. Sus principales escritos son: Esbozos pirrónicos y Adversus Mathematicos, el segundo de los cuales puede de hecho consistir en dos diferentes escritos. El contenido de estos dos escritos refleja cada uno en cierta medida, el tema de los libros II y III de los Esbozos pirrónicos repetidos (en mayor longitud) en los libros 7-11 del Adversus Mathematicos. Sexto es una fuente importante para una gran cantidad de aspectos de la filosofía estoica pero es importante cuando tenemos que estudiar la lógica estoica, para la cual existen muy pocas fuentes. Su consideración de la lógica estoica en el libro II de los Esbozos pirrónicos y el libro VIII del Adversus Mathematicos. 4.5 ALEJANDRO DE AFRODISIA Alejandro de Afrodisia tuvo la cátedra de filosofía aristotélica en Atenas alrededor del año 200 d. C. Esta pudo haber sido una de las cuatro cátedras que se nos informa que fueron creadas por Marco Aurelio un par de décadas antes (el reciente descubrimiento de una inscripción en la ciudad nativa de Alejandro sustenta lo dicho). Alejandro escribió una gran cantidad de comentarios sobre los escritos de Aristóteles además de una serie de textos cortos. Crítico del estoicismo, Alejandro argumenta en su contra y en su desarrollo refiere algunas de sus doctrinas en una cantidad de escritos. Dos de sus escritos cortos en particular nos ofrecen una fuente importante del estoicismo: De fato y De Mixtione. El enfrentamiento de Alejandro con el estoicismo sugiere que seguía siendo una fuerza intelectual en Atenas a lo más tardar en el año 200 d. C. En efecto, al lado de la catedra de filosofía aristotélica de Aristóteles había también una cátedra de filosofía estoica (las otras dos eran la que se dedicaba a la filosofía platónica y epicúrea). Presumiblemente Alejandro entró en debate con las sustentante de la cátedra de la filosofía estoica, y es probable que los estudiantes fueran capaces de escuchar las lecciones de más de una cátedra si es que así lo deseaban. Mucho de esto inevitablemente es mera especulación, pero la atención detallada que Alejandro prestó a las ideas estoicas sugiere que el estoicismo estaba lejos de ser simplemente un interés histórico. 4.6 DIÓGENES LAERCIO Una de las más importantes fuentes para el estoicismo es el libro VII de Vitae Philosophorum por Diógenes Laercio. Desafortunadamente nada conocemos sobre el individuo Diógenes Laercio. Usualmente se coloca en algún punto del siglo III d. C., En algunas ocasiones su supone que era partidario del epicureísmo, porque el libro final de Vitae está dedicado de manera completa a Epicuro, que es citado en extenso. Este 24 último libro pudo haber sido concebido por Diógenes Laercio como la culminación de la historia de la filosofía que estaba presentado. La consideración de Diógenes de los estoicos presenta a una de las primeras fuentes que nombra: Diócles de Magnesia, que se puede colocar en el siglo I a. C., aunque tal consideración cronológica es tan incierta como lo es para Diógenes. 4.7 STOBAEUS Las ideas estoicas permanecieron en una viva discusión filosófica hasta fines de la antigüedad. En el 529 d. C., el emperador Justiniano ordenó la clausura de las escuelas filosóficas de Atenas. Por este tiempo es altamente probable que alguna escuela estoica haya existido por algún tiempo. Pero una escuela neoplatónica dirigida por Damascius aún permanencia y sus miembros sintieron la fuerza del decreto de Justiniano. Según el historiador Agathias, Damascius y el neoplatonismo huyó a Persia, aunque no permanecieron allí por mucho tiempo, y a dónde se fueron después de esto sigue siendo un tema de controversia. Un miembro de este grupo de neoplatonismo itinerante fue Simplicio, autor de un número importante de comentarios sobre los escritos de Aristóteles. En estos comentarios Simplicio nos informa de algunas doctrinas estoicas sobre un amplio conjunto de temas filosóficos (así como material de muchos otros filósofos antiguos que de otra manera se habría perdido). Simplicio también escribió un comentario sobre Manual de Epicteto. Este comentario es único en manera tal que es el único comentario sobre un texto estoico que ha sobrevivido de la antigüedad. Sin embargo, el comentario mismo está más interesado en desarrollar temas de ética neoplatónica que explicar a Epicteto en sus propios términos. Sin embargo esto da testimonio del hecho que Epicteto continuaba siendo leído aún en el siglo VI d. C. Simplicio también nos refiere una gama de doctrinas estoicas en sus varios comentarios de los trabajos de Aristóteles. Sin embargo, en sus comentarios sobre las Categorías de Aristóteles nos dice que más escritos estoicos eran inasequibles en este tiempo. Parece probable, entonces, que su conocimiento del estoicismo más allá de Epicteto deriva de informes de segunda mano, tales como los comentaristas aristotélicos del neoplatónico Porfirio del siglo III d. C., que Simplicio nos dice que contenían mucho sobre el estoicismo. 5. DECADENCIA Y PERDIDA DE LOS TEXTOS ESTOICOS Como hemos visto, la amplia cantidad de textos de los primeros estoicos se habían perdido. De Zenón, Cleantes, Crisipo, Panecio y Posidonio todo lo que queda de sus ideas principales son fragmentos citados por autores tardíos y de segunda mando. 25 Más recientemente, hemos sido afortunados por haber encontrado algunos textos para Crisipo que han sido descubiertos en Herculaneum, pero por otra parte los textos de autores estoicos anteriores a Séneca se han perdido completamente. ¿Por qué? ¿Y cómo puede esta pérdida de tantos textos estoicos se relaciona con la decadencia de la escuela estoica con la antigüedad? Tradicionalmente la decadencia de la fortuna del estoicismo alrededor del 200 d. C., en adelante ha sido vinculada con el resurgir de la popularidad del neoplatonismo, cuyo fundador, Plotino, nació en 205 d. C., Pero esta no es una explicación satisfactoria. No es obvio por qué alguien filosóficamente atraído por el materialismo inmanente del estoicismo podría ser igualmente atraído al otro lado del mundo metafísico del neoplatonismo, precisamente porque éste iba levantándose en popularidad. En vez de ver esto por una razón externa, tal como la competición con otra escuela, sería más válido considerar una causa interna al estoicismo. Semejante causa puede ser encontrada en Epicteto. Epicteto es reconocido por un buen número de autores del siglo II d. C., como siendo el principal estoico de ese momento. Aulio Gelio dice de él que es el más grande de los estoicos (NA 1, 2, 6), Fronto lo llama sabio (en su Epístola 2, 52), mientras Celso nos dice que incluso fue más famoso que Platón (Contra Celso, 6, 2). Se dice que sus textos circularon ampliamente. Su fama en este punto es ilustrada por una anécdota referida por Lucian en su diálogo contra el Ignorante: “Creo que todavía vive el hombre que pagó trecientas dracmas por la lámpara de barro de Epicteto el estoico. Supongo que pensó que sólo había que leer con la luz de esta lámpara, y que la sabiduría de Epicteto le pareciera ser comunicada en sus sueños, y asumir el mismo el aspecto de este venerable sabio” (Adversus Indoctum 13). Como en tiempos modernos las estrellas del cine, los admiradores están aparentemente preparados para pagar grandes cantidades de dinero para tener aquellos elementos tenidos por sus ídolos. Cualquier estoico aspirante en el siglo II sin duda alguna habría buscado ansiosamente los Discursos de Epicteto tal como los había trasmitido Arriano, o incluso alguno de los discípulos de Epicteto, si alguno de ellos se había convertido en maestro. Y los sucesores póstumos de Epicteto pudieron ser el factor decisivo en la decadencia de los primeros estoicos como una tradición continua. En orden a desarrollar esta hipótesis sería necesario considerar la concepción de filosofía de los primeros estoicos y su actitud hacia los primeros textos de la escuela. La concepción filosófica de Epicteto da valor a las acciones en vez de las palabras. El estoico real no es aquel que solamente aprende a recitar las palabras de Crisipo; sino más bien es uno que puede mostrar sus acciones en armonía con sus palabras. La tarea de la filosofía es entender la Naturaleza, de tal modo que puede uno vivir de 26 acuerdo con la naturaleza y de este modo alcanzar la felicidad o eudaimonia. El estudio de las teorías filosóficas está subordinado –para Epicteto- a una finalidad práctica. De este modo presenta la filosofía como “arte de vivir”, un arte (technê) que, como todas las demás artes y artesanías, estará orientado hacia resultados prácticos. Y como para otras artes y artesanías, será necesario no solamente aprender los principios que sustentan el arte de vivir sino también practicarlos o ejercitarlos en orden a aprender cómo poner en estos principios en acción. Dice: “Luego de haber asimilado estos principios, muéstranos algún resultado del cambio en la facultad gobernante de tu alma, precisamente como los atletas muestras sus músculos como resultad de su alimento y ejercicio, y como aquellos que han dominado el arte pueden mostrar los resultados de su aprendizaje. El arquitecto no pasa de lado y dice ‘escúchenme decir un discurso sobre el arte de la construcción”, sino que toma el contrato para la casa, la construye y de este modo muestra que tiene el arte” (Diss., 3, 21. 3-4). El filósofo debería hacer exactamente lo mismo, Epicteto sugiere, mostrando sus habilidades no en finas palabras sino en finas acciones. No debería ser gran sorpresa que Epicteto, entonces, muestre una actitud bastante ambivalente hacia los textos escolares. En efecto, existe evidencia que Epicteto usó canónicamente los textos estoicos, de Crisipo, por ejemplo, en sus propias lecciones, pero esta evidencia no encaja dentro de los pasajes pues los estudiantes no tuvieron el cuidado de tomar en serio tales textos. “¿Es esta, pues, la más grande y admirable cosa, entender o interpretar a Crisipo? ¿Qué significa esto? ¿Pero qué es, pues, la admirable cosa? Entender la voluntad de la naturaleza. ¿Bien, entonces, la entiendes desde ti mismo? ¿En este caso, que necesitas tener para algo de este modo? […] Pero, por Zeus, no entiendo la voluntad de la naturaleza. ¿Quién entonces la interpreta? Dicen que Crisipo. Voy y pregunto lo que este intérprete de la naturaleza dice. Entonces no consigo entender lo que quiere decir y busco a alguien que pueda interpretarlo. […] Porque no es sobre su propia consideración por la que tenemos necesidad de Crisipo (o sus intérpretes) sino ser capaces de seguir la naturaleza” (Diss., I, 17, 13-18). No hay que perder de vista la tarea filosófica y perderse en la interpretación textual, sugiere Epicteto. Ni se debería considerar la interpretación textual como una habilidad digna de alabanza: “Tomar [de Crisipo] el tratado Sobre el impulso, veamos cómo lo he leído yo mismo. Este no lo que he visto como esclavo, sino cómo ejerces tu impulso para actuar o no, cómo dominas tus deseos y aversiones, cómo te acercas a las cosas, cómo te aplicas tú mismo a ellas, y te preparas a ellas, y si en armonía o no con la naturaleza” (Diss. I, 4, 14). Dominar los argumentos filosóficos sutiles y complejos no es el fin último de la filosofía. “¿Si pudieras analizar silogismos como Crisipo, lo que serviría para prevenirte contra la aflicción, la desgracia, la envidia y, en una palabra, distraído y miserable? No es un cosa simple” (Dis., 2, 23.44). Para 27 Epicteto, pues, la tarea del filósofo es muy diferente a la del filólogo. El estudiante exitoso de filosofía no malgastará el tiempo analizando los textos; mejor concentrará su atención en transformar la parte gobernante de su alma en conformidad con los principios filosóficos que ha aprendido. Naturalmente, el alumno estudiará textos filosóficos, pero solamente como un medio hacia un fin. Los libros son como signos o mapas que nos dirigen a dónde queremos ir; el viajero que gasta mucho de su tiempo analizando los mapas y nunca va a alguna parte ha fracasado como viajero. El filósofo que todo su tiempo analizando textos y nunca pone en práctica su contenido es igualmente un fracaso. Porque Epicteto, que no es un autor prolijo como Crisipo, a quien considera como su modelo filosófico; es Sócrates, quien mejor expresa su filosofía en actitudes que en palabras. Y, como Sócrates, Epicteto mismo elige no escribir, reservando su filosofía a su modo de vida. El estudiante estoico que comprende exitosamente la filosofía de Epicteto centraría toda su atención en transformar su modo de vida en un arduo intento por acercarse a la vida del sabio. Como Epicteto, aspiraría a ser como Diógenes el Cínico y, sobre todo, como Sócrates. Pero lo que no harían es comprometerse es en estudios filológicos de textos académicos ni escribir comentarios sobre los mismos. Esta actitud ambivalente hacia el estudio de los textos y la producción de comentarios, muy diferente de los aristotélicos y platónicos de la época, puede ser una de las razones del decline del estoicismo y la pérdida de muchos de los primeros textos estoicos. Porque solamente se requiere una o dos generaciones de discípulos que pongan poca o ninguna atención a la preservación de los textos para hacer literalmente imposible que la siguiente generación de potenciales estoicos pudieran estudiar el estoicismo en su conjunto. Esta actitud ambivalente hacia los textos no marca por completo toda la tradición estoica. Los primeros estoicos como Crisipo, que escribió copiosamente y pudo incluso haber escrito comentarios a los textos de los primeros estoicos, así por ejemplo el Sobre la República pudo tal vez ser un comentario al De República escrito por Zenón. Cleantes escribió un comentario sobre Heráclito (DL VII, 174), quien fue una fuente importante para la física estoica, y, más tarde, Atenodoro escribió un comentario o una respuesta polémica a las Categorías de Aristóteles (Porfirio, in Cat., 86, 22-4). Tal vez más significativo, la enciclopedia bizantina conocida como el Suda incluye una entrada sobre un Aristócles el estoico que escribió un comentario sobre el texto de Crisipo titulado Cómo nombramos y concebimos a cada una de las cosas. De este modo podemos decir que no todos los estoicos habían tenido objeciones ideológicas contra la forma del comentario como tal. Y estoicos contemporáneos a Epicteto, tales como Hierócles y Cleomedes, no parecen compartir el interés central de Epicteto acerca de la filosofía práctica sino prestan más atención a las discusiones académicas de temas filosóficos. Pero en algo la actitud desfavorable de Epicteto hacia los textos combinada 28 con su subsecuente popularidad pudo haber sido la influencia decisiva para los estoicos de fines del siglo II y principios del III. Cualquier estoico aspirante habría leído a Epicteto, el más famoso estoico del tiempo, y habría aprendido a no poner atención a la interpretación de textos escolares sino más bien a los ejercicios filosóficos prácticos. Ciertamente no habrían gastado tiempo escribiendo grandes comentarios a los textos de los primeros estoicos, a pesar de que Alejandro de Afrodisia nos informa que en esta época el comentario se había convertido en un modelo estándar para los escritos filosóficos (In Top., 27, 13-16). El éxito de Epicteto en el siglo II –o, para ser más preciso, el éxito del informe literario de Arriano sobre las enseñanzas de Epicteto- pudo haber contribuido a la trágica pérdida de muchos de los textos de los primeros estoicos y la decadencia inevitable del estoicismo. Irónicamente, gracias a los oponentes tales como Plutarco y Galeno tenemos fragmentos de los escritos de Crisipo que de otro modo se habrían perdido completamente. Incluso más irónicamente, esto se ve como si por culpa de Epicteto (pero igualmente Arriano) se dio la decadencia del estoicismo y la pérdida de muchos textos estoicos. CAPITULO SEGUNDO EL SISTEMA ESTOICO 1. ¿QUÉ ENTENDIAN LOS ESTOICOS POR FILOSOFÍA? Al final del capítulo anterior hemos tocado brevemente sobre la concepción que Epicteto tiene de la filosofía y el modo inconsciente que contribuyó a la subsecuente pérdida de los textos de los primeros estoicos. Como se ha visto, para Epicteto la filosofía no es solamente el ser capaz de entender e interpretar los textos filosóficos; es también algo más práctico y existencial. Como tal, la filosofía para él es una actividad muy diferente de la disciplina académica moderna. Antes de volver a la filosofía estoica directamente es importante considerar precisamente cómo conciben los estoicos la filosofía y cómo su concepción de filosofía difiere de la nuestra. Si asumimos que los estoicos eran filósofos simplemente en el mismo sentido en que un moderno académico es filósofos, entonces corremos el riesgo de comentar innumerables equivocaciones y distorsiones. En particular, podemos finalmente simplemente abstraer aquellas partes de la filosofía estoica que se ajustarían a las categorías de la filosofía moderna e ignorando todo aquello que en 29 efecto no se acomodaría. Mientras que tal acercamiento puede ser intelectualmente fructífero, no nos capacita para entender la filosofía estoica en sus propios términos. Comenzaremos, pues, por considerar algunas ideas estoicas sobre la naturaleza y función de la filosofía. El siguiente pasaje proviene de Epicteto: “La filosofía no se compromete, dice, a procurar al hombre lo que le es exterior, pues de lo contrario se ocuparía de cosas extrañas y no de lo que es su propia materia. Porque así como la madera es el material para el carpintero, el bronce para el escultor, así cada una de las propias vidas individuales es el material para el arte de vivir” (Diss., I, 15.2). Aquí Epicteto presenta la filosofía estoica como un arte (technê), un arte que está interesado en la transformación del propio modo de vida. En otra parte (Diss., 2, 19, 20.25) sugiere que el mejor indicador de la persona filosófica no es lo que diga sino su conducta. Sugiere que su estudiante intentaría observarse él mismo en sus acciones diarias a fin de que pudiera descubrir a que escuela filosófica realmente pertenece. Predice que muchos de sus estudiantes –todos cuales, naturalmente, estudian el estoicismo- encontrarán que son epicúreos (afirmando que el placer es el principio de la sabiduría), otros pocos descubrirán que son aristotélicos (afirmando que la virtud es el principio de la felicidad, pero requiriendo las circunstancias externas). Pero Epicteto duda que pueda encontrar muchos estoicos entre sus estudiantes (afirmando que el principio de la felicidad está en la virtud, sin la consideración de las circunstancias). Naturalmente, todos los estudiantes serán capaces de recitar los argumentos y doctrinas estoicas, pero como hemos visto esto no es suficiente para Epicteto. El verdadero estoico debe ser capaz de traducir estas doctrinas en una conducta concreta. No es suficiente decir que uno puede ser virtuoso, y de este modo feliz, sin tener en cuenta las circunstancias; uno debe ser realmente feliz sin tener en consideración las circunstancias, si se está en peligro, es desgraciado, enfermo o moribundo. Este último pensamiento se refleja en un escalofriante pasaje de Séneca: “¿Cómo puedo saber con qué entereza has de soportar la pérdida de tus hijos, si ves a tu alrededor a todos los que has criado? Te he oído consolar a otros; recién te hubiera podido conocer al ver cómo te consolabas a ti mismo, cómo te vedabas a ti mismo el dolor” (De Prov., 4, 5). Para Séneca como para Epicteto es mejor actuar que hablar. En efecto, Séneca mismo es explícito sobre esta concepción de la filosofía. En una de sus cartas escribe: “La filosofía no es una actividad agradable al público, ni se presta a la ostentación. No se funda en las palabras, sino en las obras. Ni se emplea para que transcurra el día con algún entretenimiento, para eliminar del ocio el fastidio; configura y modela el espíritu, ordena la vida, rige las acciones, muestra lo que debe hacer y lo que debe omitir […] sin ella nadie puede vivir sin temor, nadie con seguridad” (Epis., 16, 3). Semejantes pensamiento pueden ser encontrados en Musonius Rufus (Discursos 5). En respuesta a la cuestión acerca de la relativa 30 importancia de la teoría y la práctica, Musonius pregunta a quien a prefería uno confiar su vida: ¿a un médico sin experiencia que puede hablar muy bien sobre medicina, o a un experimentado y con una buena trayectoria en su ciencia, pero que no articula bien a hablar sobre tal ciencia? ¿De nuevo, podría uno mejor escuchar a uno que está versado en la teoría de la música que nunca ha tocado antes algún instrumento, o a uno que nada conoce de teoría musical pero que es un experimentado ejecutor de algún instrumento? La respuesta a ambas cuestiones es obvia. Lo mismo aplica en filosofía; evaluaríamos muchos mejor a alguien que trata de poner en práctica su filosofía que alguno que solamente habla de sobre filosofía. Tristemente, la falta de algún texto completo de los primeros estoicos hace esto difícil de conocer con seguridad si Zenón o Crisipo tuvieron esta concepción práctica de la filosofía esbozada por Musonius, Séneca y Epicteto. Es muy posible que haya podido ser una innovación tardía. Pero esto es en realidad muy improbable. Si Zenón estudió con Crates el cínico, entonces se esperaría de él una orientación igualmente práctica de su filosofía. El hecho de que Zenón no permaneciera en la escuela Cínica, sin embargo, buscando estudiar con Polemon, y eventualmente fundando su propia escuela, es una evidencia bastante clara que no deseaba convertirse en un cínico ortodoxo. Pero sin embargo, la orientación práctica del cinismo sin duda alguna dejó su propia marca. Y a pesar de algunos intentos posteriores de argumentar contra esta influencia del cinismo y afirmar que estuvo limitada en su juventud, estudios actuales han mostrado que los temas de la filosofía cínica pueden encontrarse en el estoicismo antiguo (Gulet-Cazé 2003). Con una fuerte orientación práctica tanto los cínicos inmediatamente anteriores a los primeros estoicos y los últimos estoicos, parece razonable suponer que esta orientación marcó también la aproximación a la filosofía de los primeros estoicos. De hecho, hay alguna evidencia en favor de esta suposición. En una información que está tomada de una escrito perdido de Crisipo, Cicerón describe el uso de la analogía médica que hicieron los primeros estoicos (Tusc., 3, 1, 21). Ecos de las discusiones de Sócrates que se pueden encontrar en los primeros diálogos de Platón, supone que así como hay salud y enfermedad para el cuerpo también existe salud y enfermedad para el alma. Pero aunque existe un arte establecido para el cuerpo, no se ha prestado mucha atención a la enfermedad del alma que es mucho más seria que la enfermedad del cuerpo. El arte que está comprometido con la cura y terapia del alma es la filosofía, es lo que sostiene Cicerón siguiendo a Crisipo. La filosofía, pues, es un arte dedicado a la curación de las enfermedades del alma así como la medicina está comprometida con la curación del cuerpo. ¿Cuáles pueden ser estas enfermedades del alma? Para los estoicos estas enfermedades son las célebres pasiones, y las pasiones son por sí mismas el resultado de un juicio falso (capítulo 5). El proceso de descubrir la falsedad 31 del juicio que produce las desagradables pasiones es un proceso de diagnóstico semejante a un diagnóstico físico emprendido por un doctor. De hecho, las pasiones estrictamente hablando son solamente síntomas de un profundo disturbio mental, es decir las falsas creencias que son el resultado de los juicios falsos. La tarea de la filosofía, entendida como esta arte de curar el alma, es curarnos de aquellas falsas creencias por medio de la enseñanza que los lleve a eliminar los falsos juicios. El filósofo, para Crisipo, es un físico del alma (Galeno PHP 5.2.23). Sin embargo, a diferencia del físico que trata del cuerpo, el físico estoico del alma estará menos interesado en curar las enfermedades mentales de otros sino estará más comprometido con la condición de su propia alma: “A buen seguro, la medicina del alma es la filosofía, cuyo auxilio no se ha de pedir de fuera, como en las enfermedades del cuerpo, sino con todos nuestros recursos y fuerzas debemos trabajar para poder curarnos a nosotros mismos” (Tusc., III, III, 6). Esta concepción de la filosofía como un arte para tratar las enfermedades del alma que solamente se puede practicar en uno mismo forma el contexto de nuestro pasaje de introducción traído de Epicteto (I, 15, 2). Cuando Epicteto dice que cada vida individual es el material del arte de vivir, estaba respondiendo a un hombre que le había preguntado cómo podría ser posible detener a su hermano estando enojado con él. La respuesta de Epicteto fue decir que el hombre debería estar más interesado en su propia reacción pasional hacia el enojo de su hermano que con la ira de su hermano mismo. Solamente su hermano puede hacer esto. Puede verse en esto que los estoicos desarrollaron un tema que tuvo su origen en Sócrates, es decir el pensamiento de que la tarea más urgente a la que debemos enfrentar es tener cuidado de nuestras propias almas (Sellers, 2003: 36-39). Nadie puede hacer esto por nosotros; debemos ante todo dominar el arte de “tener cuidado de nosotros mismos”, por nosotros mismos. De este modo el físico estoico del alma no pretende llevar a cabo una especie de terapia evangélica que pretende curar el alma de todos aquellos que se encuentra; más bien comprometido en una tarea más personal y privada, aunque –como Sócrates y Diógenes del Cínico- puede intentar motivar a los otros a abrazar el mismo trabajo personal por sí mismos. Como veremos más adelante, los estoicos son materialistas y el alma es entendida como una cierta clase de materia en un cierto estado. Cualquier discusión referente a la curación del alma de las pasiones, falsas creencias y juicios equivocados puede igualmente describirse en términos de alteraciones da la disposición física del alma. También Crisipo nos da una analogía destinada a mostrar que cualquier alteración en la disposición del alma tendrá necesariamente un impacto en lo modo en que actuamos (Aulio Gelio, NA 7, 2.11). Sugiere que nos imaginemos un cilindro tirado en el suelo. A fin de que el cilindro puede moverse requerirá un empuje externo, pero el 32 modo de moverse, rodando, dependerá de su naturaleza interna o forma, es decir su sección circular. El movimiento del cilindro será, pues, el producto de la interacción tanto de la causa externa (el empuje) y la causa interna (su forma). Para Crisipo, la disposición del alma es análoga a la forma del cilindro, en tanto que los estímulos externos son semejantes al empuje. Siempre que uno actué en respuesta a un acontecimiento externo, su acción estará necesariamente formada por la disposición de su alma así como de los eventos externos. En otras palabras, transformando la disposición de un alma individual habrá un impacto directo en sus acciones y de este modo sobre su propia vida. Es de este modo como se entiende que la filosofía se concibe como un arte para curar el alma y es también el arte de vivir; transformamos nuestra vidas transformando la disposición habitual de nuestras almas. Así como veremos en capítulos posteriores, los primeros estoicos desarrollan un complejo sistema filosófico que incluye la lógica formal, la teoría del conocimiento y el lenguaje, ontología y cosmología, así como teoría ética. Sin embargo, es importante recordar que estos varios aspectos del sistema filosófico estoico fueron desarrollados dentro de un contexto de orientación altamente práctico. El fin de la filosofía, para los estoicos, fue la transformación completa de la propia vida. Este proceso de transformación estuvo centrado en devenir, en la medida de lo posible, en su imagen personalizada: el sabio estoico. 2. EL ROL DEL SABIO ESTOICO Central para la filosofía estoica es el ideal del sabio estoico. Si la filosofía es un arte de vivir dedicada a transformar la propia vida., entonces el final último de este arte es convertir la propia vida en la vida de un sabio. Todas las partes de la filosofía están, de este modo, orientadas a la consecución de este fin. El sabio está descrito de una variedad de fuentes como aquel que no nunca está impedido, que es infalible, que es más poderos que cualquier, también es rico, fuerte, libre, feliz y la única persona verdaderamente que merece el título de rey (Cicerón, De fin., 3, 75; Tusc., 3, 10, 21). Arius Didymus añade lo siguiente a su síntesis de la ética estoica: “Dicen también que todo lo que el sabio hace lo hace bien. Esto es obvio, en la manera en que decimos que el que toca la flauta o la lira hace todo bien […] es de la misma manera que una persona sensible hace todo bien con respecto a cualquier cosa que hace […] Es por ello que piensan que el sabio hace todo bien de acuerdo con un correcto razonamiento, que es el arte que trata la vida como un todo”. El sabio, pues, es un individuo que domina el arte de vivir, y de este modo actúa siempre bien en las áreas de su vida, precisamente como el tocador de la flauta siempre la toca bien 33 cuando la está tocando. Habiendo dominado el arte de vivir, el sabio será completamente libre de las enfermedades del alma, y su sabiduría será definida simplemente en términos de que goza de una perfecta salud del alma (Tusc., 3, 10). Ahora bien, siguiendo a Galeno, podríamos decir que el alma del sabio será completamente inmune a tales enfermedades, mientras que otros estarán sanos pero no serán completamente inmunes, otros estarán fácilmente inclinados a la enfermedad, mientras que aquellos que son vencidos por las pasiones estarán enfermos (PHP, 5.2.9). En general, sin embargo, los estoicos tienden a presentar a todos aquellos que no son sabios como impíos, necios y locos (cfr., Plutarco, St., Rep., 1048 e). Si el sabio es como una criatura rara como podríamos esperarlo, entonces estos términos incómodos se aplicarán a muy pocos. No es sorprendente que esto no hubiera caído bien a los críticos de los estoicos. Los peculiares atributos del sabio condujeron a un número de conclusiones que vinieron a ser conocidas como paradojas estoicas. Cicerón nos proporciona una gran ayuda resumiendo algunas de ellas en un textos muy corto: Paradoxa stoicorum. Entre los temas discutidos por Cicerón se encuentran las afirmaciones estoicas se encuentra aquella de que “todo nosabio es malo”, “que solamente el sabio es rico” y “que solamente el sabio es libre y todo no-sabio es esclavo”. Tratando de esto último escribe: “¿Si esclavitud significa, como es así, la obediencia de un espíritu abyecto y quebrantado que no tiene ninguna volición por sí mismo, quién podría negar que toda gente voluble y envidiosa y todos los viciosos son realmente esclavos?” (Parax., 35). A pesar de la popularidad del estoicismo en el mundo romano, uno puede entender porque un opulento noble romano propietario de esclavos podría haber apreciado escuchar los argumentos que de que los esclavos eran pobres y esclavos al mismo tiempo porque no habían alcanzado (posiblemente inalcanzable) el ideal del sabio estoico. Los estoicos reconocieron una tercera o clase intermedia de individuos: aquellos que están progresando (prokopé). Son filósofos en el sentido etimológico de la palabra: amantes de la sabiduría que aspiran ante todo a la sabiduría pero que en sí mismos no son sabios. Sin embargo, tales individuos hablando estrictamente siguen estando entre los locos, como es ilustrado por un pasaje de Crisipo: “Es verdad, como dicen los estoicos, que un hombre no se ahoga en el mar estando a un codo de la superficie a menos que se sumerja 500 brazas, de este modo los que están en camino de la virtud no tienen que ver tanto con vicio como aquellos que están alejados de él […] sin embargo los que están haciendo progreso continúan siendo tontos y malvados hasta hallan alcanzado la virtud” (Plutarco, De Com., Not., 1063 a). De este modo, pues, incluso el filósofo sigue siendo esclavo, impío, tonto, loco y malvado. En efecto, ninguno de los primeros filósofos estoicos perece que se hayan 34 presentado a sí mismo como sabios, incluso si luego alguno de sus posteriores seguidores pudo haber estado tentado en venerarlos como tales (Brouwer 2002). Si esto es así para los filósofos ¿entonces quién puede ser contado como un ejemplo de un sabio? No es sorprendente, existía alguna duda sobre si en realidad semejante individuo existía, o si incluso sí realmente podría existir. A la luz de estas dudas una cuestión que surge es si el ideal del sabio es una real posibilidad práctica que pueda realmente ser realizado en la realidad o si es un ideal regulativo puramente ideal hacia el que se trabaja pero el cual no es alcanzable en realidad. Esta segunda respuesta ha formado la base por una crítica común a los estoicos de todos los tiempos, actualizados entro otros por Erasmo y Kant, y ya hechos en la antigüedad. Esto está en íntima relación con la cuestión de si ha existido un sabio estoico. Solamente necesitamos ser capaces de señalar un ejemplo concreto del genuino sabio estoico a fin de ser capaz de decir que es una posibilidad real de convertirse en sabio, no importa qué tan difícil pueda ser esto para la realización. A fin de contrarrestar el desafío de que el sabio es un ideal imposible, los defensores del estoicismo sugieren el nombre de individuos que creen que alcanzaron el status de sabio. Entre los estoicos romanos, el ejemplo preferido era Catón el Joven. Catón el Joven (95-46 a. C.), un oponente a la política de Julio César, cuya vida nos es contada por Plutarco en su Catón el Joven y la Pharsalia de Lucano, es el más famoso que se suicidó en Utica, una ciudad del norte de África que gobernaba durante la guerra civil de Roma, en vez de enfrentar la captura por parte de César. Cuando es apremiado para que presente un ejemplo de un sabio estoico, la respuesta de Séneca fue siempre señalar a Catón. La admiración de Séneca por Catón fue tan grande que sugiere que incluso Catón puede ir más allá del ideal del sabio: “No tendrás razón en decir lo que sueles, que este nuestro sabio no se halla en parte alguna. Porque nosotros no fingimos esta vana grandeza de la naturaleza humana, ni publicamos gran concepto de cosa falsa, sino como lo formamos os lo damos y os lo daremos, si bien raramente y con grande intervalo de los tiempos se halla, porque las cosas grandes que exceden el vulgar y acostumbrado modo no nacen cada día. Antes recelo que nuestro Catón, que dio motivo a nuestra disputa, es superior a nuestro ejemplo” (De la constancia del sabio, VII, 1). Aunque Cicerón es hasta cierto punto muy crítico de este ideal estoico, sin embargo reconoce que en efecto Catón tuvo domino sobre su vida como estoico en vez de argumentar en favor de ella (Parad., 2). El poeta estoico Lucano es incluso más enfático sobre el estatus preeminente de Catón: “Catón fue en verdad un verdadero padre para su pueblo, y mucho más digno que otros que han sido grandes por este título, que tienen altares elevados en su memoria. Un día cuando seamos finalmente libres de la esclavitud, si eso ocurre alguna vez, Catón será deificado; y entonces Roma tendrá un dios cuyo nombre no es necesario avergonzarse para jurar” (Pharsalia, 9. 601-4). 35 Mientras los estoicos romanos como Séneca y Lucano admiran a Catón el Joven como un posible ejemplo de sabio, en el mundo de habla griega era Sócrates el que con frecuencia fue presentado como ejemplo de sabio. Vimos en el capítulo I vimos la afirmación de que Zenón fue inspirado en primer lugar al estudio de la filosofía luego de leer sobre Sócrates a través de los Memoralia de Jenofonte. En efecto, uno puede decir que la filosofía estoico comenzó literalmente con la admiración de Zenón por la vida de Sócrates. Filodemo refiere que algunos estoicos en realidad querían ser llamados “socráticos” (De Stoicis, 13, 3-4). En los escritos de los últimos estoicos como Epicteto, Sócrates forma un paradigma para el ideal filosófico de vida. “Para ti, que no eres Sócrates, bástate vivir como hombre que quiere llegar a ser tan sabio como él” (Ench., 51, 3). Es también claro que Sócrates representó el modelo de un rol importante para muchos de los primeros estoicos (Long, 1988), de igual modo a como Epicuro funcionó como un rol modélico para los epicúreos. Pero naturalmente Sócrates no fue de ninguna manera un sabio estoico, ni siquiera habría podido serlo, viviendo antes de que el estoicismo fuera concebido. Simplemente fue un modelo de sabiduría que algún estoico tomó con la finalidad de encarnar los principales atributos de su propio ideal filosófico. Otros no estoicos que habían adoptado este camino como modelo del sabio incluye al legendario Hércules y Dionisio el Cínico. Epicteto nos presenta a Diógenes precisamente como un ejemplo de un interlocutor escéptico: “Pero al menos te puedo mostrar un hombre libre, a fin de que ceses de buscar un ejemplo: Diógenes era libre. ¿De dónde le viene su libertad? No del hecho de que haya nacido de padres libres (no fue así), sino que era libre por sí mismo: porque se había desprendido de todo aquello que hace a una persona esclava; de modo que no había manera de alguien llegara y se apoderase de él para esclavizarlo” (Diss., 4, 1, 152). A pesar de estos ejemplos, el gran problema del estoicismo de que ninguno de los primeros estoicos se presentó a sí mismo como siendo un sabio y los estoicos posteriores parecen haber vacilado en canonizar a los fundadores de la escuela. Ambas posturas podrían naturalmente estar acreditadas en cuanto a su precaución en este punto. Pero significa que la escuela no tiene una figura interna que pudiera mostrar un ejemplo vivo de su propio ideal filosófico. Ni Sócrates ni Diógenes eran estoicos, mientras que Catón fue específicamente un héroe romano, producto de un contexto político particular, que no podría haber sido un modelo obvio para el estoicismo en general. Los antiguos críticos fueron rápidos en indicar que hay un problema potencial en el sistema filosófico y se dirigen directamente a la cuestión de que dicho ideal sabio es algo que nunca y quizá nunca pueda existir o haya existido. Existe algo inútil dedicarse a intentar dominar su propia vida para volverse sabio si es un fin que no se puede alcanzar. A pesar de sus grandes cualidades, es algo absurdo la 36 afirmación de que Sócrates o Catón nunca hicieron un error en sus vidas, que se podría inferir de la afirmación de que eran sabios infalibles. En efecto, aparece que algunos estoicos posteriores tomaron estas inquietudes en serio y Panecio, por ejemplo, se movió su atención de las acciones hipotéticas del sabio perfecto a las acciones de individuos imperfectos que intentaban mejorar sus vidas en el aquí y ahora (Séneca, Epis., 116.5). En respuesta a esta clase de inquietudes uno puede decir que aunque el sabio estoico puede aparecer como un ideal abstracto imposible, fue de hecho un ideal que se sustenta en ejemplos concretos. Como hemos visto, el más importante de estos podría ser Sócrates, quizá seguido muy de cerca por Diógenes. Aunque es improbable que ni Sócrates o Diógenes hubieran afirmado haber vivido de acuerdo con algunos de los atributos del sabio perfecto, sin embargo encarnaron una gama de cualidades que los estoicos consideraban elogiables. Si nos acercamos a la imagen del sabio dentro de este contexto, conservando en mente los ejemplos concretos en los que se sustenta, entonces no parecerá un ideal no realizable. Aunque puede ser imposible devenir perfecto al punto de la infalibilidad, es posible, en palabras de Epicteto, “devenir como Sócrates”, no importa qué tan difícil sea la tarea, incluso si el “Sócrates” en mente no corresponde ampliamente con la figura histórica. El punto más importante que hay que acentuar aquí, sin embargo, es el modo en que estas preocupaciones sobre el sabio estoico enfatizan su orientación primeramente práctica. La tarea filosófica fundamental para el estoicismo es transformar su propio modo de vida en una vida de sabiduría. 3. LAS TRES PARTES DE LA FILOSOFÍA Hasta ahora nos hemos centrado en la dimensión práctica de la filosofía estoica. Para los antiguos filósofos como los Cínicos, este era todo lo realmente importante. Los estoicos, por el contrario, combinan este acercamiento práctico con un agudo interés en la teoría filosófica. En efecto, la más importante figura en la historia del estoicismo, Crisipo, fue probablemente mejor conocido en la antigüedad como un lógico. Antiguos informes sobre la doctrina estoica tal como nos es referida por Diógenes Laercio esboza un sistema de teorías filosóficas con numerosas divisiones y subdivisiones. He aquí precisamente un ejemplo: “Algunos estoicos dividen la parte de la lógica del sistema en dos ciencias de retórica y dialéctica […] la retórica misma, dicen, tiene tres divisiones; deliberativa, forense y panegírica […] dialéctica (dicen) se refiere a dos temas: el discurso y el lenguaje. Y el tema cae bajo los siguientes títulos: presentaciones […] proposiciones, etc.,” (DL VII, 41-43). En la cumbre de esta división hay una división básica de la filosofía en tres partes principales: “Dicen que el discurso filosófico tiene tres partes, uno de las cuales era la 37 física, otra la ética y la lógica” (DL VII, 39). Es importante recalcar desde el principio que estos tres términos –lógica, física y ética- fueron usados ligeramente una manera muy diferente a como son usadas en la actualidad. Lógica, por ejemplo, fue concebida en un sentido muy amplio de lo que es en la actualidad, abarcando no solamente la lógica formal, sino también la retórica y la epistemología. Igualmente, la física fue entendida para abarcar no solamente la filosofía natural sino también la ontología o metafísica y teología. Varios estoicos ofrecen diferentes símiles con el intento de explicar la relación entre las tres partes de la lógica, física y ética: “Los estoicos comparan a la filosofía con un ser vivo: los huesos y los nervios corresponden a la lógica, las partes de la carne a la ética, el alma a la física. O bien lo comparan a un huevo; la parte externa, el cascarón, es la lógica, la parte siguiente, lo blanco, es la ética, la parte más interna, la yema, es la física. O bien la comparan a un campo fértil: la cerca externa es la lógica, la fruta es la ética, la tierra o los árboles la física. (DL, 7, 40). Algunos comentaristas han analizado estos fragmentos e intentaron buscar si implica alguna prioridad de una de las partes sobre otras en la filosofía estoica. Pero todo lo que esta imagen parece sugerir es una relación fundamental entre las tres partes de la filosofía. Esto es evidente en el caso del símil del huevo, pero quizá menos obvio en la comparación con el ser vivo. En efecto, otra fuente nos informa que Posidonio rechazó la comparación con el huerto precisamente porque era muy fácil concebir que las partes existían de manera independiente una de otra, y explícitamente prefiere la comparación con un ser vivo porque acentúa que las tres partes de la filosofía son inseparables (Ad., Math., 7, 19). Aceptando esta relación fundamental, ¿puede ser posible colocar las tres partes en alguna forma en orden de prioridad? Un contexto en el que puede hacerse esto es cuando intentan determinar su orden en la enseñanza. Se informa que varios estoicos no están de acuerdo sobre el orden en que estas tres partes deberían ser enseñadas (DL, VII, 41). Crísipo afirmaba que los estudiantes deberían en primer lugar aprender lógica, luego la ética y finalmente la ética (y la teología, la más alta parte de la física). Sin embargo, como comenta Plutarco, muchas discusiones de Crisipo sobre la ética presuponen y habrían sido precedidas por discusiones en ética (St., Rep., 1035 a-f). Otras fuentes nos informan que Zenón, Crisipo y otros habían colocado la lógica en primer lugar, seguida por la física y finalmente por la ética. Otros sugieren que ninguna parte debería ser prioritaria una sobre otra, y que deberían enseñarse de manera mixta a fin de enfatizar esta íntima relación (DL VII, 40). Cualquier programa de enseñanza no puede de una vez por todas introducir el estoicismo. Pero a partir de los limitados fragmentos que tenemos parece probable que el orden de prioridad está solamente interesado con organizar un currículo y no implica ninguna prioridad filosófica fundamental de una parte sobre otra. Como veremos, cada una de las tres 38 partes de la filosofía estoica depende de las otras y no puede ser entendida plenamente sin las otras. 4. FILOSOFÍA Y DISCURSO FILOSÓFICO Hemos visto cómo la filosofía estoica fue dividida en tres partes en lógica, física y ética. Sin embargo, hablando estrictamente esto no es así. Diógenes Laercio nos dice que era el discurso filosófico era el que estaba dividido en este modo (DL VII, 39), mientras Plutarco dice que esta división aplica a los teoremas filosóficos (St. Rep., 1035 a). Esto es importante en cuanto puede ayudarnos a reconciliar la afirmación de que, por un lado la filosofía es un arte práctico que se interesa en la transformación de la vida del hombre en la de un sabio, mientras que por otro lado aparentemente es un tema teórico dividido en lógica, física y ética, cada una de las cuales se subdivide en una conjunto más complejo el discurso filosófico o teoría, pero no necesariamente filosófico en sí mismo. La filosofía misma, como hemos visto con Epicteto, es un intento por transformar la propia vida. Arius Dydimus escribe: “No es la persona que con afán escucha y escribe lo que los filósofos dicen el que está listo para filosofar, sino que la persona que está lista para vivir de acuerdo a las prescripciones de la filosofía en sus acciones y vive de acuerdo con ellas” (11 k). Tenemos una clara distinción, pues, entre discurso filosófico, que es hablar y escribir por los filósofos, y la misma filosofía, un modo de vida en el que las doctrinas filosóficas son expresadas en un comportamiento propio. ¿Pero cómo es que estas dos cosas se relacionan una con otra? ¿Los estoicos dan una consideración de cómo piensan su compleja teoría filosófica podría llevarse a cabo el modo que se pudiera avanzar hacia el ideal de sabio? Epicteto nos da precisamente una relación. Esboza dos modelos para la educación filosófica: “A los filósofos primero los ejercitamos en la teoría, donde hay menos dificultad, y entonces después los conducimos a la cuestión más difícil; porque en la teoría no hay nada que nos detenga de seguir lo que hemos aprendido, pero en la vida hay muchas cosas que nos distraen” (Diss., I, 26, 3). Primero aprendemos la doctrina o la teoría, dividida en los encabezados de lógica, física y ética, y entonces nos volvemos a la más difícil tarea que es la de intentar poner estas doctrina en práctica, transformando nuestras vidas a la luz de lo que hemos aprendido. La primera etapa comprende, al menos en las clases de Epicteto, el estudio de las dificultades más conocidas de los escritos de Crisipo. La segunda etapa comprende una serie de ejercicios (askêseis) que están destinados a la realización de la más difícil tarea, es decir convertir en acciones la doctrina filosófica contenido en los trabajos de Crisipo. En este caso Epicteto sigue a su maestro Musonius. Como 39 hemos visto, Musonius enfatiza el valor de la práctica sobre la teoría. Sin embargo, enfatiza esta expresión haciendo hincapié en la necesidad de la práctica sustentada en la teoría: “La teoría, que nos enseña cómo deberíamos actuar, se relaciona con la aplicación, y viene en primer lugar, ya que no es posible hacer bien algo realmente a menos que su ejecución práctica esté en armonía con la teoría” (Diss., 5). Así, el estudio de las doctrinas filosóficas es en verdad un primer paso en la educación filosófica, incluso para Musonious Rufus que tiene en muy alto grado la orientación práctica de la filosofía. ¿Pero cuál es la idea de Epicteto sobre la segunda etapa? Hemos sugerido que esta segunda etapa está constituida por alguna forma de ejercicio destinado a traducir el contenido de aquellas doctrinas en acciones. Comienza por presentar los ejercicios que serían necesarios para el alma –que Pierre Hadot ha llamado ejercicios espirituales (1998)- semejantes a los ejercicios del cuerpo que un atleta emprende. Con respecto a estos ejercicios espirituales, Musonius dice: “El ejercicio para el alma consiste ante todo en ver que las pruebas relativas a los bienes aparentes no son bienes reales y están siempre a la mano y como aquellas relativas a los males aparentes que nos son males reales, y en aprender a reconocer que la cosas que son bienes verdaderos y acostumbrarse a distinguirlos de los que no son verdaderos bienes” (Diss., 6). En otras palabras, aquellos ejercicios están destinados a transformar nuestro modo habitual de vivir a la luz de las teorías filosóficas que hemos aprendido a dominar en las clases. Una cosa es ser capaz de decir lo que es un bien verdadero y lo que solamente es un bien aparente; y otra muy diferente actuar inmediata y consistentemente a la luz de lo que hemos entendido. Hemos, dice Musonious un poco más adelante, construido una gran cantidad de malos hábitos que debemos vencer si queremos tener un progreso filosófico auténtico. Esta es la razón por la cual podemos reconocer que una acción es la mejor en vez de seguir alguna otra. La tarea de esta segunda etapa, por tanto, es habituar el alma a fin de haga elecciones de creencias filosóficas que puedan dar forma costumbres inconscientes, y determinar de este modo nuestro comportamiento diario. Este proceso se presenta con mucha frecuencia en término de acostumbrarse y digestión. Marco Aurelio presenta este proceso como coloreando el alma de un nuevo color, precisamente como uno podría pintar una pieza de ropa de un nuevo color (Med., 5, 16). La tarea es lo que podríamos llamar la digestión de las teorías filosóficas, semejante a la digestión de los alimentos. Epicteto escribe: “Las ovejas no vuelven a dar el heno ni la hierba que han comido, pero en recompensa engordan y dan leche y lana a sus dueños. Así tú no te has de ocupar en conversar con los ignorantes de tus preceptos, porque es señal de que no los has digerido. Debes instruirlos con tus acciones” (Ench., 46). 40 ¿Pero cómo digieres las teorías filosóficas? Un modo de asimilar la información es escribirla muchas veces, como los estudiantes escriben sus notas muchas veces a fin de ayudarse a recordar sus contenidos. Se ha sugerido que la repetición frecuente de los pasajes en las notas que conocemos como las Meditaciones de Marco Aurelio son un ejemplo de este tipo de escritura. En efecto, Epicteto aconseja que este es un modo como los filósofos podrían ejercitarse ellos mismos, a saber escribiendo cada día las doctrinas claves (Dis., I, 1, 25). Séneca propone otra estrategia. Sugiere que al final de cada día deberíamos tener tiempo para recordarnos a nosotros mismos una relación de los acontecimientos de cada día. Deberíamos interrogarnos y preguntarnos si hemos sido fieles a los principios filosóficos que hemos aceptado conscientemente, si hemos vencido alguna mala costumbre y si hemos resistido cualquier mal deseo (De Ira, 3, 36, 1-3). En ambos casos, tales ejercicios debería realizarse luego de que se ha dejado el salón de clase, es decir, luego de que uno ha estudiado las doctrinas filosóficas que ahora está intentado digerir. En este punto se podría proponer una objeción. Como veremos con más detalle en posteriores capítulos, los estoicos siguieron a Sócrates afirmando una concepción unificada y monista del alma teniendo en cuenta la relación entre conocimiento y acción. Sócrates es conocido por afirmar que la virtud está constituida por el conocimiento, que si uno conoce que x es correcto entonces necesariamente tiene que hacer x. Esto, a su vez, forma la base de la conocida negación por parte de Sócrates d la debilidad de la voluntad; incluso ninguno se equivocaría voluntariamente y siempre actuaría de acuerdo con lo que cree que es correcto. Ahora bien, si los estoicos son intelectualistas en este sentido socrático entonces seguramente dominar las doctrinas filosóficas en la primera etapa del plan de Epicteto sería suficiente para entregarse a las acciones filosóficamente correspondientes. ¿Si conocemos las doctrinas, y conocemos lo que es correcto, entonces no deberíamos actuar de acuerdo con éstos? La segunda etapa que es la de acostumbrase, el ejercicio y la terapia del alma (como se describe frecuentemente) debería, para los socráticos intelectualistas, ser completamente superfluo. Hay una gran cantidad de maneras para responder a estas ideas. Se debería distinguir entre los primeros estoicos, que tal vez sean fieles al intelectualismo socrático, y los estoicos posteriores que introducen las ideas de ejercicio y terapia luego de haber abandonado la posición socrática. Sin embargo, esto no parece ser el modo adecuado para resolver el problema, porque los estoicos posteriores tales como Séneca y Epicteto hacen uso de los temas de ejercicio y terapia afirmando la teoría estoica ortodoxa de las emociones que presupone una concepción monista e intelectualista del alma. Otro modo en de responder sería pensar un poco más sobre el modo en que se comienza a concebir el conocimiento. Recordar que el conocimiento es reconocido 41 por Sócrates como constituyendo la virtud. Al principio de este capítulo hemos visto que Epicteto presenta la filosofía como un arte, una technê, y este pensamiento también se presenta en Crisipo en su analogía médica. En un número de antiguas discusiones sobre arte y oficios se enfatiza que a fin de dominar un arte es necesario dominar los principios que sustentan el arte y entonces someterse a un entrenamiento práctico. En caso de convertirse en un doctor, por ejemplo, el estudiante de medicina habrá completado su amplia formación después de haber terminado su formación en el salón de clase y después de esto será calificado como doctor. Uno puede ver que hay dos etapas en este caso –y que son similares a la los etapas que han sido ya encontradas en Epicteto. Para Epicteto, la filosofía es un arte y dominio del arte requiere ambas etapas de formación así como también el arte de la medicina. La objeción de que los estoicos como intelectualistas socráticos, no deberían tener necesidad de ejercicios o terapias porque el conocimiento sería suficiente, asumiendo por sí mismos que los principios que sustentan un arte también constituyen su propio conocimiento. En otras palabras, se asume que el conocimiento filosófico debería identificarse con el dominio de las doctrinas filosóficas. Pero los estoicos como Epicteto no conciben la filosofía como un conocimiento de este modo. Porque concibe la filosofía como arte más que como un conocimiento filosófico, como dominar un arte o un oficio, requerirá tanto las doctrinas filosóficas y un subsecuente periodo de ejercicio y práctica destinado a digerir las doctrinas. Para Epicteto, dominar solamente las doctrinas filosóficas no constituirá un conocimiento, y así si alguno con tal dominio fracasa en el actuar de acuerdo con dichas doctrinas no actúa en contra de su conocimiento. Debemos decir que actúa contra la información que ha adquirido, pero no contra su conocimiento, porque en este momento no ha ganado algún conocimiento filosófico, habrá, como cualquier otro aprendiz del oficio, de someterse de practicar a fin de asimilar esa información. Solamente entonces alcanzará el conocimiento entendido como arte. En este sentido, la segunda etapa de la formación es fundamental. Sin embargo, Epicteto puede seguir siendo un socrático intelectualista mientras afirme esta concepción conocimiento filosófico, como para Sócrates, pues puede argumentar que una vez que tiene el conocimiento filosófico puede necesariamente construir una conducta. El sabio necesariamente actuará bien, precisamente como el arquitecto construirá necesariamente una buena casa (excepto la intención deliberada o las influencias externas). En efecto, esta objeción intelectualista contra la terapia estoica fue hecha por el estoico heterodoxo Aristón justo al principio de la historia de la escuela (y reportada por Séneca en la Epístola 94), un hecho que podemos tomar como evidencia para la afirmación de que tal terapia y ejercicio eran características no sólo de los estoicos 42 posteriores sino también de los primeros estoicos. Aristón argumenta que estos ejercicios (en forma de preceptos morales en general) podrían no ser benéficos para aquellos que permanecen en la ignorancia, porque su ignorancia nublaría su juicio, mientras los ejercicios serían superfluos para todo aquel que es encuentra libre de ignorancia, porque tales individuos ya conocerían que deben hacer (Epist., 94, 11). Es la segunda de estas afirmaciones que forma la objeción intelectualista. En su respuesta a esta objeción Séneca presta atención implícitamente al hecho de que solamente el sabio perfecto estará completamente libre de ignorancia. La inmensa mayoría de nosotros, sin embargo, tendrá costumbres no deseadas y emociones que dificultaran nuestra digestión de los principios filosóficos. Séneca también cita la opinión de Aristón contemporáneo de Crisipo, que afirma que esta segunda etapa de la educación filosófica “es en realidad útil, pero que es algo débil a menos que no derive de principios generales” (94, 4). Esta es una clara afirmación de las dos etapas de la educación filosófica que ya había adelantado Epicteto. De este modo, tenemos una concepción de la filosofía como un arte u oficio que, como los otros artes y oficios, comprende dos etapas de educación: la primera es el estudio de los discursos filosóficos, seguido de la práctica o concebido como un proceso de aprendizaje de acostumbrase y digestión. ¿Cómo pueden estas dos etapas modelar la educación filosófica en relación con la división tripartita de la filosofía en lógica, física y ética? Bien, recordemos que es el discurso filosófico el que se divide en tres partes, por tanto ya tenemos una forma de respuesta. Las tres partes del discurso filosóficos – lógica, física y ética- forma el contenido de la primera etapa de la educación filosófica. De este modo, el estudiante en las clases de Epicteto estudiará textos de los más importantes estoicos sobre uno de estos tres temas. ¿Qué acontece para la segunda etapa? ¿Será una práctica unificada o también se dividirá en tres partes? En orden a responder a esta cuestión consideremos lo que Epicteto llama los tres topoi o campos de estudio. Hay tres campos de estudio, en los que una persona que ha llegado a ser noble y bueno debe esforzarse por llevar a la práctica. [1] El que tienen que ver con los deseos y aversiones, por lo que no fracasará en lo que desea ni caerá en lo debería evitar. [2] El que tiene que ver con el impulso a actuar o no actuar, y, en general, lo apropiado para la conducta; de este modo puede actuar de un modo ordenado luego de una atenta consideración, y no a la ligera o de manera descuidada. [3] El tercero se refiere a la liberación del engaño y el juicio precipitado, y, en general, si está de acuerdo con el asentimiento. Ha sido sugerido que estas tres áreas forman los tres tipos de ejercicio en la segunda etapa de la formación filosófica que corresponde a los tres tipos de discurso que corresponden a la primera etapa. Esto es muy claro para aquellos que proponen esta 43 interpretación, pues se trata de una hipótesis muy atractiva, pero se deberá indicar que algunos investigadores no están convencido de la mismo y la cuestión sigue estando sin resolverse (Dobbin, 1998: 94). Teniendo en cuenta esta salvedad, veremos más adelante que es posible presentar esta hipótesis como siendo significativa. Desde el principio se deberá indicar que la afirmación no es que estas tres áreas de estudio son idénticas con las tres partes de la filosofía, sino más bien que pueden estar en relación con los tres discursos filosóficos. De este modo la cuestión es mostrar cómo pueden de hecho estarlo. El segundo topos, que tiene que ver con el impulso y la conducta apropiada, corresponde claramente a la ética. Luego que el discípulo ha estudiado la teoría estoica de las acciones apropiadas (de las que trataremos en el capítulo 5), requerirán una formación esbozada en el segundo topos para ayudarlos a poner esta teoría en práctica. Esta correlación es probablemente la más obvia de las tres. El tercer topos, que se refiere al juicio y al asentimiento, corresponde a la lógica. Tanto el juicio como el asentimiento (como veremos en el capítulo 3) son centrales en la epistemología estoica, esta mismo parte de la lógica estoica. Lo que corresponde al primer topos es lo que queda: la física. Por un proceso de eliminación, el primer topos corresponde a la física, si la hipótesis de que existe una correlación es adecuada. El primer topos aparece en primer lugar que se interesa por el deseo y la aversión, y no es inmediatamente obvio cómo la práctica en relación al deseo y la aversión pueda poner en práctica la teoría física del estoicismo. Sin embargo, es posible argumentar una conexión. El primer topos está dedicado a capacitar los deseos y aversiones del hombre, es decir, intenta poner en práctica el análisis filosófico referente a lo que se debería desear y lo se debería evitar. Comprendiendo lo que uno debería desear y lo que debería evitar, comprende la teoría filosófica en dos niveles. En un nivel microscópico comprenderá un análisis fisiológico del organismo humano, de lo que será benéfico o dañino para su constitución. Con tal análisis físico diremos que, por ejemplo, desearíamos alimentos sanos y evitar los que causas daños (venenos). En el nivel macroscópico comprenderá el entendimiento del orden de causas en el cosmos como un todo, conociendo lo que debería o no debería ser el resultado realista de eventos deseados. Este tipo de análisis físico, comprende la teoría estoica sobre el destino, que nos dirá, por ejemplo, que deberíamos solamente desear eventos que son de hecho posibles de realizarse dado el orden de causas que concurren para ello. En otras palabras, si uno pregunta cuáles son las implicaciones prácticas del estudio de la física estoica, la probable respuesta sería que entre más grande sea el entendimiento del modo en que actúa la naturaleza tanto a nivel cósmico como individual, deberían haber consecuencias que consideraríamos objetos realistas para desear y evitar. En este sentido, entonces, el 44 primer topos es en realidad una capacitación que está en relación con la teoría física estoica. Si aceptamos esta correlación, y como ha sido indicado no todos los académicos están de acuerdo, entonces lo que tenemos son tres tipos de capacitación en forma de tres topoi o “áreas de estudio” que constituyen la segunda etapa del programa educativo de Epicteto, reflejo de la división tripartita de la primera etapa del discurso filosófico en lógica, física y ética. Mucho de las consideraciones precedentes se basan en el material que nos ofrece Epicteto. Es difícil determinar qué tanto de este, si algo, es novedoso o si refleja mucho de la discusión del estoicismo antiguo sobre la estructura interna de la filosofía. Deberíamos ser prudentes, pues, y vacilar para no atribuirlo al estoicismo como un todo. Hemos dicho que este material constituye las fuentes más completas de lo que ha sobrevivido de la forma como los estoicos nos dan a conocer su reflexión sobre la naturaleza y función de la filosofía. 5. LA NATURALEZA INTERRELACIONAL DEL SISTEMA FILOSÓFICO Aunque es importante subrayar la orientación práctica de la filosofía estoica, e indicar el rol jugado por los ejercicios en algunos textos de estoicos posteriores, es importante no perder de vista la interrelación de las tres partes de la filosofía estoica. El énfasis en la cuestión de la práctica en escritores del estoicismo posterior ha conducido a los comentaristas a sugerir que hubo un cambio de interés de la lógica y la física hacia un interés casi total hacia la ética. La discusión en la anterior sección ha dejado en claro que la división entre discurso filosófico y el ejercicio o práctica de hecho cruza toda las tres partes tradicionales de la filosofía, por lo que es posible hablar de una física práctica y una lógica práctica al lado de la ética práctica (representada por los tres topoi), así como una ética teórica al lado de una teoría lógica y física (los tres tipos del discurso filosófico). De este modo, un cambio de énfasis hacia la cuestión práctica no lleva inevitablemente a la necesidad de priorizar una de las tres partes sobre las otras dos. Es importante para el estoicismo que esto sea de este modo, porque cada una de las partes del sistema estoico es necesaria para que su filosofía sea como un todo. Ninguna parte puede ser adecuadamente entendida sin entender al menos el desarrollo de los conceptos centrales en cada una de las otras partes. Por ejemplo, la finalidad ética de “vivir de acuerdo con la naturaleza” naturalmente dependerá al menos de algún entendimiento de las características de la naturaleza, el campo de la física. Igualmente, el fin ético de la liberación de las emociones dependerá de un entendimiento de los conceptos epistemológicos de juicio y asentimiento que da origen a las emociones, que 45 pertenecen al campo de la lógica. Los antiguos críticos también lo entendieron de este modo; por ejemplo, Sexto Empírico pensó que podría socavar el concepto estoico del arte de vivir si pudiera mostrar que su concepto epistemológico de “impresión adecuada” era cuestionable (PH 3, 242). El expositor del estoicismo en los escritos de Cicerón afirma “[…] pero me arrastró la admirable disposición de la doctrina y el increíble orden de las materias […] ¿Qué cosas no se encadenan unas con otras en tal forma que, si remueven una letra, todo se tambalea?” (De Finibus, III, 74). Sin duda alguna esto fue lo que pensó Sexto: todo lo que necesitaba era remover un bloque de la estructura y todo el edificio se vendría abajo. La interrelación sistemática de las tres partes de la filosofía estoica fue una fuerte y potencial debilidad del mismo. Mientras fue posible distinguir entre las tres partes de la filosofía en nuestro discurso, en la práctica, si esa es una especulación teórica o una acción humana, es posible que se volvieran completamente separadas unas de otras. Como hemos visto, el proceso de división es importante en la finalidad educativa, pero Séneca nos recuerda que “es útil dividir la filosofía, pero no despedazarla; pues abarcar las cosas muy grandes, como también las más pequeñas, resulta difícil” (Epist., 89, 2). Esta cercana interrelación entre las tres partes de la filosofía refleja una unidad orgánica recordada en los conocidos símiles que anteriormente ya indicábamos; la filosofía es como un huevo o es como un ser humano. El rechazo de Posidonio de símil del huerto fue precisamente porque no capturaba esta unidad orgánica del mismo modo que los símiles anteriores. En efecto, si quisiéramos ser más precisos, deberíamos decir que la filosofía propiamente es una unidad orgánica, una disposición material y orgánica del alma que puede transformar nuestro modo de vivir. Es solamente el discurso filosófico el que puede ser dividido en tres partes, pero incluso cada parte del discurso filosófico depende de conceptos que pertenecen a las otras partes. Es a la luz de esta naturaleza interrelacional del sistema filosófico estoico y la orientación siempre práctica, por lo Epicteto insiste en la necesidad de estudiar la lógica (Diss., I, 17). Cuando uno de sus estudiantes le interrumpe y dice que estudiar lógica es gastar el tiempo porque no le ayudará a mejorar su carácter, Epicteto le responde diciendo que cómo podemos esperar hacer algo si no somos capaces de definir lo que esperamos mejorar y ni capaces de distinguir entre lo verdadero y lo falso. En otra parte (Diss., 2, 25) Epicteto responde a alguno que solicita ser convencido de estudiar lógica diciéndole que solamente lo puede hacer haciendo uso de la argumentación, de este modo si el que pregunta quiere conocer si la lógica es necesaria o no debe en primer lugar ser capaz de juzgar si este argumento es o no válido. De este modo la lógica es necesaria incluso para responder a la cuestión de si la lógica es o no necesaria. Es claro, pues, que incluso el estoicismo más explícitamente práctico reconoce la necesidad de una potencial parte no-práctica del sistema estoica 46 tal como la lógica formal (Barnes, 1997). Es la lógica a la que nos referiremos en primer lugar en nuestra exposición del sistema estoico. 47