¿Cómo aprenden los estudiantes en la actualidad?

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¿Cómo aprenden los estudiantes
en la actualidad?
Daniel Rivas Alvarado
Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”
Departamento de Comunicaciones y Cultura
1
T
engo más de 35 años de ejercer la docencia en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”; los últimos 25 años en la carrera de
Comunicación Social. Ahora quiero hacer una reflexión sobre la realidad
vivida en los primeros 10 años del siglo XXI: los nuevos estudiantes de
comunicación y su comportamiento en las clases. Todos los días después
de realizar nuestras tareas docentes formulamos y escuchamos quejas y realizamos lamentos. Lo que persigo ahora con esta reflexión, principalmente,
es ordenar los lamentos y una serie de preguntas, dudas, ideas y posibles
respuestas a la realidad que vivimos en las clases.
No soy especialista o teórico en educación, pero he ejercido la docencia toda
mi vida y en casi todos los niveles. Si la docencia no hubiese llenado mi
vida, no estuviera en la universidad.
1. ¿Qué está
sucediendo con
nuestros
estudiantes?
Cuando digo “a la realidad que vivimos en las clases” es porque no estoy
solo, hay otras voces en el cuerpo docente de la universidad que dicen lo
mismo o algo semejante. Tampoco somos nosotros solamente. Las mismas
lamentaciones se escuchan a lo largo y ancho de América Latina, Europa
y otras regiones de nuestro planeta. ¡¿Qué pasa con nuestros estudiantes?!
Todos los días los profesores en la universidad nos enfrentamos a situaciones
no muy gratas durante las clases. En general, los estudiantes no leen lo que
se les manda leer, parece que no estudian, no preguntan en clase ni fuera
de clase (salvo raras excepciones), no saben o conocen acerca de muchas
situaciones que los profesores presentamos en clase, no tienen un vocabulario adecuado que les ayude a situarse en los temas tratados, no tienen
significados para muchas palabras, y si no tienen significados tampoco existe
el hábito de buscar esas palabras. Tampoco es que los profesores estemos
buscando o usando palabras rebuscadas y situaciones insostenibles. Para que
exista comunicación deben existir significados similares o semejantes, debemos hablar un mismo idioma, un mismo lenguaje, vivir en un contexto de
clase o aprendizaje. Dan la impresión que poco les interesa lo que se presenta
en las clases. Su motivación parece rondar en otras realidades o situaciones.
Muchos de ellos están pendientes del teléfono celular, la tableta, 2
el BlackBerry y los están manipulando y enviando mensajes. El teléfono inteligente y todos sus derivados se ha convertido, en general, en una especie
de fetiche para muchas personas y para los más jóvenes. No hay ambiente
de clases o estudio. Esta es una situación que a cualquier profesor o profesora
hace pensar y cuestionarse.
En realidad es incómodo y frustrante. Cabe formular algunas preguntas que
ayudan a plantear o centrar el problema: ¿Son los profesores el problema en
la actual situación de enseñanza-aprendizaje o son los estudiantes quienes
viven otra realidad, la cual no es comprendida o asimilada por los profesores
y profesoras? ¿Qué se puede hacer si el estudiante ya no lee y no ha leído lo
que se le mandó leer? Esta situación problemática se sitúa en un contexto
complejo que incluye a los profesores, los estudiantes, la sociedad actual
(los padres de familia), la cultura, el sistema educativo y el aprendizaje, etc.
Estamos seguros que hay más preguntas que respuestas a esta situación problemática. No hay situación más difícil que tratar de enseñar a quien parece
que no quiere aprender, esta última idea la leí en un texto de Daniel
Prieto Castillo, el cual no tengo a la mano. En un libro de Mario Kaplún
encontramos este adagio “Si quieres enseñar latín a Pedro, primero conoce a
Pedro y después conoce el latín”. (Kaplún, M. 1985 Pág. 124) Es muy difícil
decir que conocemos a los estudiantes a quienes supuestamente enseñamos,
y supuestamente ellos aprenden.
En los tiempos actuales, ¿qué es aprender y cómo se aprende? Nos referimos
al proceso de educación formal, la educación o aprendizaje en la universidad. El problema en la secundaria y en la escuela primaria no lo conozco,
no lo manejo como está ahora en la actualidad, pero estoy seguro que los
estudiantes que recibimos en la universidad son consecuencia de un sistema
educativo que tiene problemas1.
En la mayoría de los casos los estudiantes no saben a qué vienen a la universidad. Ya lo hemos preguntado varias veces y la respuesta es el silencio o las
caras de interrogación a las cuales se suma la inocencia, la inmadurez y el no
saber dónde están sentados.
Eso sí, siguen con sus teléfonos inteligentes y siguen prendidos de la pantallita que tienen por delante. Pero pensar y reflexionar, relacionar, concatenar
ideas, muy poco o casi nada. Preguntarse sobre los problemas que aquejan
a la humanidad, mucho menos. ¿Cuáles son sus ideales y utopías? Estas
últimas son palabras raras o en desuso.
Las preguntas son muchas y variadas. Además estamos mezclando materias y
conceptos que en la práctica docente o pedagógica están presentes simultáneamente, pero que al analizar y querer encontrar respuestas, hay que separarlos y afrontar parte por parte. Trataré de separar los elementos y ordenar
un poco las ideas al respecto. Otro punto importante, antes de continuar
es que no debemos olvidar que estamos hablando del nivel universitario.
No son niños de primaria quienes llegan a la universidad. No hay tiempo
ya para desarrollar hábitos que tenían que haber logrado en años anteriores
en primaria y secundaria. Necesitamos avanzar en el conocimiento y en la
profundización de diferentes asignaturas y problemas que están de la mano
con una profesión (no olvidemos que se ponen notas y al final se entrega un
título que los acredita como tales.
Podemos seguir preguntándonos ¿qué es enseñar, ahora, actualmente? ¿Tiene sentido hacer docencia, como hace algunos años? En resumen, ¿por qué es tan diferente ser docente ahora, que hace
algunos años? ¿Nos comunicamos verdaderamente con nuestros estudiantes?
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Así es el sistema.) No estamos leyendo caricaturas para divertirnos o tratando de hacerles fácil el camino para que no se aburran o no se muevan a otra
universidad. Generalmente las lecturas universitarias tienen cierta dificultad y muchas son complejas, necesitan de concentración y no distracción.
Como decíamos anteriormente, hoy no existe ese contexto, el contexto es
otro y los profesores parece que debemos ubicarnos en otra realidad. La
solución no es hacerles fáciles las cosas para que ellos se sientan felices, satisfechos y divertidos; y crean o tengan la ilusión que han aprendido. Para
estudiar hay que esforzarse. Tampoco es hacerles difíciles las clases, porque
no es ese el punto ni el objetivo. Pero nos preguntamos ¿qué estamos haciendo con estos estudiantes?
Formuladas algunas preguntas y tratado de identificar el problema he buscado respuestas donde me ha sido posible. Al inicio pensé que era un poco
fácil dar una respuesta, pero poco a poco me fui dando cuenta que el problema es bastante complejo. No es que tenga una solución, sí he encontrado
opiniones, investigaciones hechas, artículos y libros escritos en diferentes
lugares, tiempos y perspectivas etc. etc. Después de ir hurgando por diferentes lugares y buscando explicaciones, creo que puedo hablar de aquellos
que están fascinados con las nuevas tecnologías, (hasta ahora parecen ser la
mayoría) como posible explicación de la problemática que estamos viviendo,
y los otros que dicen que el internet nos está haciendo un poco idiotas o
superficiales (Nicholas Carr escribe el libro: “¿Qué está haciendo internet
con nuestras mentes? Superficiales” (2011) y mantiene esa explicación, tiene como base muchas investigaciones realizadas) Por supuesto esta es una
primera aproximación y espero encontrar más. Pero es muy congruente con
una posible respuesta. Existen otros puntos, temas y elementos que hay que
clarificar o plantear para entender lo que está sucediendo. Esos otros puntos
habrá que tratarlos en otras reflexiones. Tratemos de volver al punto que
dejamos acerca del ordenamiento de las ideas.
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L
os siguientes párrafos de este apartado no son una respuesta al problema.
Es nada más un recordar sobre lo que sabemos de esos conceptos claves
en el tema actual. Para enseñar y aprender hay que ser efectivos en la comunicación. Más adelante hablaré del proceso de comunicación en la clase.
No voy a escribir un tratado sobre los tres elementos, pero puedo ordenar
un poco las ideas que tengo con lo investigado y la práctica en la docencia.
2. Aprender, enseñar
y comunicarse en
clase
¿Qué es aprender? Hasta ahora, cuando tratamos de aprender algo es porque
no sabemos sobre aquello que queremos aprender o quizá queramos perfeccionar. Me doy cuenta que un estudiante ha aprendido cuando maneja los
conceptos o teorías que estamos estudiando y los aplica en un trabajo práctico. En todo este proceso el diálogo y la comunicación son elementos primordiales. Ese aprendizaje puede ser práctico, concreto o puedo ser abstracto. Hay asignaturas que son más prácticas que teóricas como por ejemplo un
curso de fotografía, diseño, redacción. Siempre se necesita teorizar, explicar
porqué se hace esto o aquello, pero hay otras en las cuales se necesita teorizar más, se necesita entender y comprender conceptos, hacer abstracciones,
relaciones, análisis, etc. como en Teorías de la Comunicación o Filosofía. Si
queremos aprender nos sometemos a una disciplina y ponemos atención o
tratamos de hacerlo por nuestra cuenta. Pero esto significa que has creado
el camino para aprender. Estos caminos no surgen espontáneamente. Sin
decirlo explícitamente tenemos un objetivo y tratamos de lograrlo. No se
me olvida un estudiante de la primera promoción de la carrera de Comunicación y Periodismo en la UCA. Marcos trabajaba en un canal de televisión
y le pregunté por qué venía a estudiar, si él sabía mucho sobre televisión, y
me respondió: “Yo sé hacer las cosas, pero no sé porqué se hacen y quiero
saberlo”. En este caso Marcos buscaba las razones, las teorías y no tanto
las prácticas. Cuando aprendemos verdaderamente es cuando lo hacemos
nosotros mismos. Podemos hablar y hablar en clase, pero si el estudiante no
practica, no lo hace el mismo, no aprende. No podemos decir que ha aprendido y que ya lo sabe porque el profesor habló en clase. Como lo he repetido
en las clases de investigación a investigar se aprende investigando no solo
leyendo libros sobre investigación. “Aprender es una actividad que acontece
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en el alumno y que éste realiza. Nadie puede aprender por otro. El profesor
no puede obligar al alumno a aprender; lo que quiere decir que enseñar no
es lo mismo que aprender. Por eso, si el alumno no aprende, todo esfuerzo
hecho para enseñarle se pierde” (Bordenave y Martins 1997, Pag.35).
En los primeros ciclos de estudio en la universidad, el estudiante no tiene
claro qué ha venido a hacer a la universidad; no tiene claro por qué ha
venido a estudiar a la universidad. No tiene claridad en sus objetivos. ¿Qué
pasa cuando su vida ha sido divertirse y estar en el facebook u otra red que
lo divierte? ¿Qué pasa cuando sus padres o alguien le han comprado una
tableta, un teléfono inteligente y pasa todo el día entretenido jugando o
visitando diferentes páginas web y nadie le ha dicho que eso distrae demasiado para asistir a clases, a una conferencia o a un servicio religioso? Muchos
estudiantes no distinguen entre jugar con estos aparatitos fuera de clase y
estar en clase. Les da lo mismo o no lo entienden porque nadie les ha hecho
ver la diferencia o guiado en este camino. Llegan a la universidad creyendo
que el juego continúa y la diversión es eterna. No son capaces de guardarlos
y distinguir las distintas realidades.
La universidad hace esfuerzos por capacitar a los profesores y está bien. Sin
embargo, más de algún expositor o expositora dijo que no entendía por qué
algunos profesores seguían prohibiendo el teléfono celular en clase. Hablar
generalidades es fácil y quizá cómodo, pero cuando estamos viviendo situaciones como la que estamos exponiendo, las dudas y preguntas de algunos
expositores no nos sirven para nada. No todas las asignaturas se pueden
planificar con las mismas estrategias. Generalmente para aprender hay
que crear las condiciones, esto es ponerse en contexto para poder asimilar
conceptos e ideas. Sabemos que la gente aprende de diferentes maneras.
Por desgracia no podemos atender los diferentes estilos de aprendizaje y
enseñanza con grupos de 40 o más estudiantes. Más adelante mencionaré
algunas investigaciones que demuestran qué está pasando con el cerebro de
la gente. (Carr, Nicholas 2011) Bueno, esto es una vivencia de las clases en
la universidad.
¿Qué es enseñar? Enseñar es trabajar y crear las condiciones para que otro
aprenda. Toda vez que ese otro quiera aprender y tenga la motivación, la
intención de aprender. No nos olvidemos que no es lo mismo la enseñanza
en la universidad que en la escuela primaria o secundaria. Suponemos que
la motivación al llegar a la universidad es más interna, es más personal y
por supuesto hay una mayor madurez mental y emocional. Vienes a la universidad porque quieres aprender o saber (y al final te llamen licenciado,
maestro o doctor).
El profesor tiene que conocer el contenido de lo que va a enseñar y se preocupa porque el contenido lo dominen los estudiantes. Para esto tiene que
preparar las clases y buscar los caminos para que los estudiantes dominen y
practiquen lo enseñado o lo que pretenden aprender. No se preocupará por
ver cómo los divierte o los entretiene. Entiendo la enseñanza como un caminar juntos para construir juntos los contenidos, para construir los significados, como dice una de las teorías de la comunicación, vamos gestionando
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juntos los significados para que ambos vayamos por el camino correcto. El
problema se da cuando alguno de esos elementos hace falta o no se cumple.
Hay otra verdad que no podemos dejar de mencionarla, la enseñanza en
las clases siempre ha sido mayor que el aprendizaje, dicho de otra manera,
la cantidad de esfuerzo por enseñar (profesor) es mayor que el esfuerzo por
aprender (estudiante). ¿Cuánto y qué recordamos de las clases que recibimos
cuando queremos asociar lo aprendido con alguna de las clases? Quizá muy
poco o muy pocas veces. Lo que sí recordamos y no se olvida es aquello que
aprendimos porque lo hicimos o porque lo construimos o porque lo creamos
o lo escribimos como producto de nuestra labor personal. Pero no porque
lo escuchamos en clase. Son muy pocos ejemplos de nuestra vida los que
tenemos registrados en nuestro cerebro, solamente por haberlos escuchado
en clase. Este hecho lo explica muy bien la teoría constructivista de comunicación que es una forma de explicar cómo el ser humano va desarrollando su
inteligencia y va construyendo sus conocimientos. “El conocimiento es activamente construido por el sujeto cognoscente y no pasivamente recibido del
entorno…Llegar a conocer es un proceso adaptativo que organiza el mundo
experiencial propio, no se descubre un independiente y preexistente mundo
fuera de la mente del conocedor.” (Fernández C. y Galguera L. 2009 Pág.47)
¿Qué es comunicarse en clase con el estudiante? Para comunicarse con alguien hay que conocer a ese alguien. Con mucha más razón si hablamos de
las experiencias de clase. No hablamos de informar a nadie sobre algo. No
hablamos de transmitir conocimientos.
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Hablamos de comunicación y comunicación es diálogo. Cuando dialogamos
hablamos el mismo lenguaje. Tenemos los mismos significados o significados similares o semejantes. Estamos en la misma onda. “La comunicación es
un proceso de interrelación personal que envuelve profundamente a los seres
humanos. Por otra parte, de la eficiente comunicación dependen no sólo el
aprendizaje sino también el respeto mutuo, la cooperación y la creatividad.”
(Bordenave y Martins 1997 Pág. 211).
Dije que no haría ningún tratado con cada uno de estos elementos. Sin
embargo podemos mencionar algunos elementos del proceso de comunicación con un fin más práctico que teórico y relacionarlos con las experiencias
vividas. Sin olvidar que lo que pretendemos es ordenar un poco las ideas y
las experiencias para mitigar la confusión que vivimos en los últimos años.
Los elementos centrales de este proceso son el profesor y el estudiante. Los
demás elementos son los mensajes (contenidos), los canales (medios) y procesos de retroalimentación (evaluaciones, etc.).
Hablando del profesor y el estudiante, ambos llevan al proceso de comunicación (la clase) unos repertorios personales y ambos deberían tener objetivos
comunes para entenderse y dialogar. Estos repertorios parecen ser distintos
en estos momentos que vivimos (experiencias, conocimientos, creencias,
valores, signos, etc.) y los esfuerzos por llegar a una efectiva comunicación
son bastante difíciles. Tampoco es cuestión de culpar a nadie en este momento. Estamos seguros que el profesor hace, en la mayoría de veces, lo
posible por comunicarse y el estudiante hace lo posible de entender qué está
sucediendo, aunque su realidad sea otra. Este punto es muy importante.
Hablando de aprendizaje diríamos que el conocimiento (repertorios) que
traen los estudiantes a la universidad es determinante para comprender, entenderse y comunicarse con los profesores o los profesores con ellos. En estos
momentos se unen la ciencia del aprendizaje (cómo se aprende), la ciencia
de la pedagogía (cómo se enseña) y la comunicación (cómo nos entendemos y comprendemos). Por eso decíamos anteriormente que la situación se
presenta como muy compleja porque mezclamos todas estas perspectivas en
un solo recipiente.
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El análisis y la necesidad de entender qué sucede nos han hecho encontrarnos con las distinciones que estamos haciendo en estos momentos. Decíamos que este punto de los repertorios es muy importante, tanto para la
enseñanza, el aprendizaje y la comunicación. Si hablamos de repertorios estamos refiriéndonos a los conocimientos preexistentes en las personas y estos
conocimientos preexistentes son elementos con los cuales nos comunicamos
y también aprendemos y enseñamos.
“En el sentido más general, la visión contemporánea del aprendizaje es que
la gente construye conocimiento nuevo y comprensión, tomando como
base lo que ya sabe y cree” (National Research Council, 2000 Pág.6) Estas
ideas son básicas cuando enseñamos cómo aprendemos los significados que
tenemos en nuestros cerebros. No podemos comunicarnos sin tener significados iguales o similares. Además, sobre los significados anteriores vamos
construyendo y aprendiendo nuevos significados o reformando los que ya
tenemos. Desde la enseñanza o la pedagogía el profesor debe saber estas
ideas y tenerlas claras.
“Los maestros deben, entonces, partir de aquellas ideas, de tal manera que
ayuden a cada estudiante a lograr una comprensión más madura. Si se ignoran las ideas y creencias iniciales de los estudiantes, las comprensiones que
ellos realizan pueden ser muy diferentes de las que el profesor se propone
alcanzar.”(National Research Council, 2000 Pág. 6)
Terminamos esta parte con algunas preguntas necesarias: ¿sabemos los profesores qué es aprender y cómo se aprende?; ¿manejamos verdaderamente los
procesos de enseñanza y aprendizaje?; Las preguntas anteriores están dirigidas solamente a quien pretende enseñar. Pero bien, ¿y el estudiante?; ¿viene
preparado o tiene las bases necesarias para iniciar la universidad?, ¿ha aprendido a ser responsable para asumir las tareas necesarias de la universidad?
Como dijimos al inicio de esta reflexión, hay más preguntas que respuestas.
Pero vale la pena cuestionarse y reflexionar al respecto.
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E
ste sistema educativo parece que es eterno. No ha cambiado desde que
se creó. Básicamente sigue igual desde sus inicios. Se le han puesto remiendos para que siga funcionando, pero no hay mayores cambios. Fue
hecho para que sirviera a una sociedad distinta a la de ahora, pero en la
actualidad sigue en pie como si nada. ¿Será posible? Sí es posible, porque
de lo contrario ya hubieran desaparecido los horarios rígidos, los contenidos
casi inflexibles, las aulas como centros de la enseñanza y el aprendizaje, los
títulos rimbombantes, los cuales siguen teniendo un aire medieval.
El peso de la actividad está puesto en la enseñanza y no en el aprendizaje.
Como dice Sobhi Tawil, investigador de UNESCO: “Resulta sorprendente
que el modelo de escolarización continúe asociando el aprendizaje más que
nada con la enseñanza en el aula, cuando lo cierto es que en la actualidad
gran parte del aprendizaje se realiza en el hogar y en otros lugares…El espacio físico definido por el aula como el principal lugar de aprendizaje…sigue
siendo un elemento central de los sistemas de educación formal en todos
los niveles de aprendizaje. Este paradigma centrado en la sala de clases está
siendo progresivamente cuestionado con la actual ampliación del acceso a
la información y el surgimiento de espacios de aprendizaje situados más allá
de las aulas y las escuelas.” (Tawil, Sobhi 2013 Pág.125) Por consiguiente
todas las actividades asociadas a las clases entre cuatro paredes siguen siendo
las mismas.
3. Al sistema
educativo actual no
se le cuestiona
y si se le cuestiona
no pasa nada
El sistema educativo es parte del sistema productivo de la sociedad. El sistema educativo prepara gente para que haga caminar a todo el sistema productivo. Esto último hace casi imposibles los cambios profundos y reales
a instituciones que han durado siglos. Parte importante del problema que
vivimos hoy en las clases solamente se puede entender si comprendemos
lo que pasa con este sistema educativo. Este sistema educativo fue hecho
para servir a era industrial que producía objetos en serie e iguales y con una
rapidez sorprendente.
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“
El sistema
educativo prepara
gente para que haga
caminar a todo el
sistema productivo.”
“Toda escuela se diseñó para funcionar a una velocidad uniforme, con sus
campanas y rígido programa de actividades diarias” inspirados en el sistema
productivo de la era industrial (Senge, Peter, 2002 Pág.) La escuela se separó
de la vida diaria, como en las fábricas tenía capataces y el producto era todo
igual. Vino la producción en serie, así es como tenemos bachilleres, licenciados, maestros y doctores. Desde entonces el maestro manda en clases como
el capataz en las fábricas. El centro de esta maquinaria es el maestro que
enseña y no el alumno que aprende.
Pero es bueno aclarar que la televisión y los medios masivos de comunicación
no existían todavía. Estos llegaron más tarde y no digamos en la actualidad
con la computadora y todas las nuevas formas sofisticadas de comunicación,
distracción y diversión. Los nuevos medios de comunicación están produciendo otro tipo de individuos, otra sociedad muy distinta a la sociedad de
la era industrial. El problema con el que nos enfrentamos ahora es: ¿produce
realmente aprendizaje este sistema educativo?; ¿está produciendo, en la actualidad, la gente que se necesita para la nueva sociedad? Lo único que se
va haciendo es buscando acomodarlos a los cambios tecnológicos que están
provocando cambios en la sociedad. Estos cambios tienen que ver hoy con
la sociedad del conocimiento. Como dice el mismo Tawil, “con el constante
desarrollo de las sociedades del conocimiento está creciendo la influencia de
las nuevas tecnologías en la creación de conocimientos. No solo continúan
aumentando exponencialmente la velocidad de generación de información
y el volumen de la misma, sino que además está cambiando la naturaleza
de los datos…El crecimiento exponencial del volumen de información en
constante cambio está poniendo en duda el papel y la autoridad de los acervos de conocimiento tradicionales controlados por instituciones educativas
genuinas y por una élite de especialistas.” (Tawil, Sobhi. 2013 Pág. 125)
Podemos afirmar que el sistema educativo necesita cambiar, necesita innovarse, necesita responder totalmente a una nueva sociedad, a un nuevo estudiante que es producto de las nuevas tecnologías y por lo tanto es distinto
al de la era industrial. El profesor, como parte de este sistema, no está
preparado para una sociedad que cambia constantemente. El profesor sigue
guiando a estudiantes para un mundo que ya ha cambiado o se ha transformado. Peter Senge cita a Gordon Brown el cual afirma: “Para ser maestro
hay que ser profeta porque uno está tratando de preparar personal para un
mundo que está a 30 o 50 años en el futuro.” (Senge Peter, 2002 Pág. 64)
Por otra parte tenemos al profeta de las comunicaciones, Marshall MacLuhan, quien afirma que el maestro está preparando estudiantes para un
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mundo que ya no existe. Hace más de cuarenta años Marshall MacLuhan
hizo algunas predicciones y enfatizó sobre los cambios que ahora estamos
viviendo. El estudiante, el alumno que los profesores tenemos en la cabeza
ya no existe. Por esto mismo nos preguntamos ¿qué está pensando el estudiante? Le estamos exigiendo que sea alguien que no puede ser porque es
producto de una nueva realidad que no es la realidad del profesor actual.
“Hace cien años los niños sabían poco de lo que pasaba en el mundo. Hoy
el adolescente tiene tanto acceso a la información sobre el mundo como los
padres y los maestros. Además, medios tecnológicos como los computadores, los juegos de video e Internet les ofrecen una combinación de diversión
y aprendizaje en formas que las aulas no pueden igualar: son controlados por
el aprendiz, están disponibles cuando este quiera e incorporados en redes
electrónicas de interés común entre los compañeros.” (Senge, Peter 2002
Págs. 63-64)
Estamos viviendo una serie de contradicciones las cuales no dejarán de exis-
tir fácilmente. Parecería que el estudiante sabe tanto como el profesor, sabe
tanto como sus padres y como vive en la era digital, lo sabe todo. Por esta
razón hablamos de contradicciones. Este estudiante, si sabe tanto, o por
lo menos tiene a su alcance todas las bondades de las nuevas tecnologías,
tendría que estar dialogando en clase, complementando las ideas que se
exponen, pero esto no está sucediendo. Como lo expresamos antes, no lee o
casi no lee, entiende poco cuando se le pregunta acerca de lo que tenían que
leer. Parece muy cohibido o retraído en las situaciones de clase que se presentan. Al final el profesor no tiene ninguna retroalimentación que le ayude
a entender qué hay en las cabezas de ellos. Nos preguntamos si tenemos que
dejar esa forma de enseñar, de “dar” clases, porque no tiene sentido seguir
actuando de esa manera. ¿Son solamente los profesores los que deben cambiar o es toda la escuela o todo el sistema educativo quienes deben cambiar?
En realidad los estudiantes seguirán su camino.
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A
ntes de continuar reflexionando sobre las preguntas formuladas desde
el inicio es necesario aclarar que la mayoría de autores de los artículos
y libros que desarrollan el tema viven en países con muchos avances tecnológicos o por lo menos han hecho un mayor uso de las nuevas tecnologías.
Los Estados Unidos, por ejemplo, van 30 o 40 años adelante en los usos de
las nuevas tecnologías y en los avances de investigación. La realidad de ellos
es bastante diferente a nuestra realidad, por lo tanto es un poco arriesgado
hacer afirmaciones respecto de nosotros en los países no avanzados. Sin embargo, se pueden hacer algunas comparaciones, más que todo porque “cuando ellos estornudan, a nosotros también nos da gripe”. Además, aunque no
estemos avanzados, la problemática también la vivimos nosotros y podemos
entender y explicar algunas cosas desde las aportaciones que hacen ellos.
4. ¿Qué dicen
los que están
adelantados y
fascinados con las
nuevas tecnologías?
2
Nos hemos encontrado con algunos textos que son claves para comprender
la situación actual: “Understanding the Digital Generation. Teaching and
Learning in the New Digital Landscape” de Ian Jukes, Ted McCain y Lee
Crockett (2010). Estos últimos autores tienen otros libros relacionados directamente con el tema y pertenecen a un proyecto llamado 21st Century
Fluency Project (www.fluency21.com) pero por algunas razones no los hemos conseguido. El otro libro “A New Culture of Learning. Cultivating the
Imagination for a Word of constant Change” de Douglas Thomas and John
Seely Brown (2011)2. También nos hace reflexionar sobre la nueva cultura
del aprendizaje. Existen otros libros que se pueden encontrar en la Internet y
están en español como por ejemplo “Aprendizaje Invisible. Hacia una nueva
ecología de la educación” de Cristóbal Cobo y John W. Moravec. (2011) En
términos generales son libros que están exponiendo la nueva realidad creada
por el mundo digital. Hemos encontrado también un documento, bastante
completo, emanado de un congreso patrocinado por la Fundación Telefónica de España llamado “Encuentro Internacional de Educación 2012-2013
Cómo debe ser la educación del siglo XXI” y del cual salió una publicación
digital “20 Claves Educativas para el 2020” (Encuentro Internacional de
Educación http://encuentro.educared.org). Todos estos libros y documentos
son los que nos han servido para ordenar algunas ideas de esta reflexión que
(Me tomaré la libertad de traducir sin tener complejos de culpa o que me acusen de ser poco académico o científico)
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estamos haciendo.
En realidad el mundo ha cambiado mucho y es muy distinto a los últimos
25 o 30 años. A esta generación de jovencitos los estudiosos del tema les
denominan la generación digital. Estos se caracterizan por ser adictos al Internet, lo cual les ha llevado, entre otras muchas consecuencias, a ser poco
sociables. Por ejemplo en clase les cuesta hablar, les cuesta comunicarse, les
cuesta participar, no leen como lo hacían los jóvenes algunos años atrás,
les cuesta mucho concentrarse y están en constante actividad. Ellos están
haciendo muchas cosas al mismo tiempo: chatear con sus amigos, contestar
correos o enviar mensajes, ver videos, navegando en el internet y si pueden
escuchando música. Como lo decíamos anteriormente tienen sus juguetitos consigo para continuar jugando. Pero como lo comenta Ian Juques y
compañeros (Juques, Ian y otros 2010) esto tiene consecuencias negativas
para el aprendizaje en la escuela (en nuestro caso la universidad) porque no
pueden concentrarse para realizar una tarea, como muchas veces tenemos
que hacerlo en la escuela y en la universidad. Las investigaciones demuestran
que no somos capaces, biológicamente, de procesar toda esa información
simultáneamente. Tenemos que saltar de una tarea a otra y esta actividad es
un problema cuando tratamos de que los estudiantes se enfoquen en una
tarea importante. Esto mismo pasa en la vida laboral. Los investigaciones
demuestran que cuando una persona es interrumpida le cuesta el 50% más
completar esa tarea y no solo eso, sino que comete el 50% más de errores
El tiempo y dedicación que los estudiantes están dando a todas estas herramientas digitales tiene efectos negativos no solo en el proceso de educación
y aprendizaje, sino en otras áreas de su desarrollo: poco ejercicio físico, poca
apreciación por la naturaleza, poca lectura y como consecuencia un comportamiento obsesivo y adictivo que tendrá consecuencias no positivas en su
vida personal (Juques, Ian y otros 2010).
“
En realidad el mundo
ha cambiado mucho
y es muy distinto a los
últimos 25 o 30 años.
A esta generación de
jovencitos los estudiosos
del tema les denominan
la generación digital.”
Este tipo de problemas, y más específicamente los relacionados con la enseñanza y el aprendizaje al estilo siglo XX es el que hemos planteado en las
preguntas iniciales de esta reflexión. Hay algunas posibles explicaciones y
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las comentaremos más adelante, pero todavía no tenemos soluciones a los
problemas posiblemente generados por las nuevas tecnologías de la comunicación.
No estamos en contra, ni mucho menos, de los avances tecnológicos y si
estuviéramos no tendría sentido o estaríamos totalmente errados. A través
de la historia siempre ha habido problemas para que una nueva tecnología
se desarrolle y tome su lugar. Basta examinar grandes momentos de la humanidad. En el libro de Teorías de la Comunicación de Carlos Fernández y
Laura Galguera (2009) resumen muy bien las ideas de Marshall MacLuhan
escritas en su libro La Galaxia de Gutenberg (1962) El primer gran momento dice es el uso del alfabeto fonético que transformó la comunicación que
se daba en un campo abierto ilimitado a uno limitado. La palabra escrita
se impuso a la tradición oral. Esto fue el campo propicio para la conciencia
individual, la conciencia especializada que es fuente de otras creaciones. El
segundo gran momento es el aparecimiento del libro impreso que promovió
la comprensión lineal, continua y uniforme. Crece el individualismo y la
erudición solitaria. Esto hace posible la reflexión, el análisis y la racionalidad. El tercer gran momento es el aparecimiento de los medios electrónicos.
Es el momento en que los cables transportan la palabra hablada. Pierde
terreno el libro impreso, el leer y escribir. Pierde poder la lectura que era la
forma por excelencia para buscar información. Ahora se involucra a otros
sentidos. (Fernández, C. y Laura Galguera 2009 Págs. 92-93)
Bien, ¿quién es el joven que llega hoy a la universidad?, ¿cómo es ese joven
que viene con una tableta, o un teléfono en la mano y un par audífonos en
sus oídos? Veamos parte del contexto y algunas características, además de las
ya mencionadas anteriormente.
La mayoría de ellos, los que ahora han iniciado la universidad, han nacido
con la computadora, el teléfono celular, el teléfono inteligente, la tableta,
los videos digitales, los juegos en la computadora y el internet con las ya
famosas redes sociales y un sinfín de aplicaciones que hacen más fácil la
comunicación, la información y la interacción instantánea con los demás.
Este mundo está definiendo su personalidad y comportamiento. En consecuencia los cambios en su pensamiento y las formas de comunicarse y actuar
son muy diferentes a quienes les tratamos de enseñar en la actualidad.
Estos muchachos tienen un mundo abierto no solo en la TV por cable sino
en el internet. Ellos pueden observar en directo qué está sucediendo al otro
lado del mundo en el mismo momento. En el momento saben lo que pasó
en China, en Indonesia o en Australia. Con una computadora o teléfono
inteligente han perdido la noción del tiempo, el espacio y creen que todo
está listo para ser consumido en el momento. Viven en un mundo muy distinto. ¿Cómo no se van a aburrir en una clase expositiva o leyendo un libro
de 100 o 200 páginas?; ¿Cómo no se van a aburrir cuando hay que reflexionar, pensar, resumir e intercambiar opiniones? Como dicen nuestros amigos
Jukes, McCain y Crockett (2010) El resultado de esta generación digital,
acostumbrados a cambiar de velocidad, a realizar actividades simultáneas,
a ver imágenes, videos o gráficos, a la actividad continua, a la fantasía y a
la imaginación, con toda seguridad que la pasarán muy aburridos con este
sistema educativo, es decir en la escuela y en la universidad.
Parece que el concepto de aprendizaje se está sopesando y tiene su mayor
peso no en la educación formal, sino en la educación informal, fuera de
la escuela. Hoy se habla de una nueva cultura del aprendizaje. Los autores,
Douglas Thomas y John Seely Brown, inician su libro “A New Culture of
Learning” (2011) diciendo que cuando las personas piensan en el aprendizaje, usualmente piensan en la escuela. Y cuando la gente piensa en la escuela,
usualmente piensa en los profesores o maestros. Y prosiguen; en este libro
tomamos una perspectiva diferente. Desde nuestro punto de vista, el tipo
de aprendizaje que definirá el siglo XXI no está sucediendo o no se está
llevando a cabo en el salón de clase de hoy. En cambio los muchachos están
aprendiendo más y en forma divertida fuera del sistema educativo. Ellos
se motivan o viven motivados y “pegados” a su teléfono inteligente o la
computadora portátil, si la tienen. Lo importante de estas ideas es que las in-
15
vestigaciones que se han realizado, y están por realizarse, están demostrando
que el cerebro de estos jóvenes está cambiando y no solo son nuestras apreciaciones. Las investigaciones están demostrando que el cerebro de los jóvenes nacidos en esta era digital está cambiando físicamente y químicamente.
Ellos han desarrollado lo que se puede llamar mentes hiperconectadas. El
proceso de información de sus estructuras cognitivas está en paralelo o sea
de una manera simultánea y no en forma secuencial como los no nacidos
en esta era. La forma de investigar estos temas ha tenido muchos adelantos.
Técnicas nuevas de investigación con scanner se han hecho presentes en la
neurociencia y en la neurobiología y han demostrado que el cerebro tiene
una gran capacidad de adaptación, tiene las características de ser plásticas y
permanece muy maleable a través de la vida. El cerebro se va reorganizando así mismo, va creando nuevas células, nuevas conexiones, estableciendo
nuevos circuitos, nuevos patrones de pensamiento. (Jukes, McCain y Crockett 2010 Págs. 19-33) Estas aportaciones nos ayudan a entender qué está
sucediendo en el cerebro de estos jovencitos. Es obvio que los profesores que
nacimos el siglo pasado tendremos algunas dificultades para guiarlos en su
aprendizaje. Este punto lo retomaremos más adelante.
Existen otras dos variables que es necesario recordar o puntualizar y que
están contribuyendo al desarrollo de mentes y cerebros diferentes, o sea de
jóvenes diferentes. En primer lugar los padres o la familia siguen jugando un
papel fundamental en el desarrollo de estos jóvenes. En esta época muchos
de ellos no han tenido una familia integral, quiero decir que ha faltado
alguno de los dos padres y uno o una sola no puede estar en todo, si con
dos es difícil, pensemos cuando una sola persona tiene que bregar con todo.
En esta época los dos padres trabajan y los hijos tienen que cuidarse solos y
solos también toman sus decisiones. En este caso el mundo digital y la televisión han venido a solucionar la soledad de estos jóvenes o los problemas
de tiempo que tienen los padres para atender a sus hijos. En segundo lugar
la otra variable importante es el tiempo dedicado a los aparatos electrónicos.
En un estudio realizado en el 2006 (datos citados por Jukes, McCain y
Crockett 2010) por Victoria Rideut y Elizabeth Hamel llamado “La familia
mediatizada: Los medios electrónicos en la vida de los infantes, bebes de 2
años, preescolares, escolares y padres de familia” se muestra una semana en la
vida de un jovencito en edad escolar y cómo están repartidas sus actividades.
El promedio semanal de horas incluyó lo siguiente: 0.5 horas con su papá,
2.6 con la mamá, 2.2 horas haciendo trabajos escolares, 0.5 horas leyendo
por diversión, y más de 25 horas viendo televisión, juegos de video e interactuando con aparatos digitales. Los mismos autores haciendo referencia a
otra investigación (Prensky, 2006, Pág.226) mencionan los siguientes datos:
los muchachos de la generación digital, al llegar a los 21 años de edad, ha-
16
brán dedicado más de 10,000 horas a los juegos de video, habrán enviado
y recibido 250,000 correos de texto y mensaje instantáneos; 10.000 horas
hablando por teléfono; 20,000 horas viendo televisión y solamente 4,300
horas dedicadas a la lectura. Los padres dedican muy poco tiempo a los
jovencitos escolares y esto tiene una gran repercusión en la vida de estos
muchachos. Los aparatos electrónicos son parte integral de su vida. Los llevan en sus genes. Las gratificaciones obtenidas son inmediatas y no tienen
que estar esperando nada. Todo está gratificado al instante, pero la lectura
y las clases no son una gratificación al instante. La excepción confirma la
regla; los jóvenes universitarios que han tenido la suerte de tener unos padres
dedicados a ellos, que les han ayudado a formar hábitos y que les enseñaron
a leer, reflexionar, cuestionar y que no solo les dijeron cómo hacer las cosas,
sino que les enseñaron con su ejemplo, se nota la diferencia.
Tenemos la experiencia con nuestros hijos pequeños, ellos desde que se
levantan en el fin de semana o cuando hay un pequeño descanso en el colegio, lo primero que piden es estar en la computadora o jugando en el Wii3
porque eso los hace felices, eso les divierte; y nosotros los padres también
felices porque nos dejan hacer otras cosas. Tenemos que poner reglas claras
si queremos tener hijos con un poco de cabeza.
3
Wi es una consola de juegos.
17
El problema que está en el fondo de esta situación planteada es el uso de
las nuevas tecnologías y el Internet. El problema que hay que enfrentar y
explicar son los posibles efectos negativos que está causando en los niños y
en los jóvenes el uso constante de estos aparatos electrónicos.
5. Efectos de las
nuevas tecnologías
y el Internet
Cuando aparecieron los medios de comunicación de masas (Teléfono, radio, TV, prensa escrita, cine) se formularon algunas teorías en las
cuales se hablaba de los efectos de estos medios. Es clásica la posición de los
teóricos norteamericanos con el enfoque de la Communication Research.
Desde la Aguja Hipodérmica, antes de la Segunda Guerra Mundial y después de la guerra, pasando por el enfoque de los efectos limitados, el establecimiento de la agenda, los usos y gratificaciones, los estudios sobre la
violencia y el sexo, las predicciones de MacLuhan sobre los medios hasta
nuestros días, etc. Desde entonces se han escuchado una multitud de teorías.
Ahora, en el primer cuarto del siglo XXI, sin lugar a dudas tenemos que
hablar de los efectos de las pequeñas pantallas o teléfonos inteligentes y de
los de Internet. No es para menos las experiencias vividas en los salones de
clase y las lamentaciones de las cuales hablamos al inicio de esta reflexión.
Ya se ha investigado un poco, pero falta mucho por investigar.
18
McLuhan tenía razón. Los medios de comunicación cambiarían nuestra
forma de ver el mundo, nuestra forma de percibir las cosas y no estamos
hablando del contenido, estamos hablando del medio mismo. Nicholas
Carr (2011) cita las mismas ideas del McLuhan y dice directamente y con
claridad lo siguiente:
L
o que no ven ni los entusiastas ni los escépticos es lo que McLuhan sí
vio: que, a largo plazo, el contenido de un medio importa menos que
el medio en sí mismo a la hora de influir en nuestros actos y pensamientos.
Como ventana al mundo, y a nosotros mismos, un medio popular moldea lo
que vemos y cómo lo vemos –y con el tiempo, si lo usamos lo suficiente, nos
cambia, como individuos y como sociedad-. “Los efectos de la tecnología
no se dan en el nivel de las opiniones o los conceptos”, escribió McLuhan.
Más bien alteran “los patrones de percepción continuamente y sin resistencia”… (Continúa más adelante Nicholas Carr)
N
i siquiera McLuhan podría haber anticipado el banquete
que nos ha proporcionado Internet: un plato detrás de otro,
cada uno más apetecible que el anterior, sin apenas momentos para recuperar el aliento entre bocado y bocado. A medida que las computadoras conectadas han menguado de tamaño hasta convertirse en iPhones y BlackBerrys,
el banquete se ha vuelto móvil, disponible siempre y en cualquier lugar.
Está en casa, en el coche, en clase, en la cartera, en nuestro bolsillo. (15-16)
19
“
La inmersión digital…ha afectado incluso al
modo en el que absorben información. Ya no
leen necesariamente una página de izquierda
derecha y de arriba abajo. Puede que salten,
buscando información pertinente.”
El mismo Nicholas Carr nos refiere a una investigación hecha en el año
2008. Una firma investigadora publicó los resultados de una investigación
sobre los efectos de Internet entre los jóvenes. Entrevistaron a 6000 jovencitos de la “generación web” o sea niños que han crecido usando Internet y
en el informe se dice: “La inmersión digital…ha afectado incluso al modo
en el que absorben información. Ya no leen necesariamente una página de
izquierda derecha y de arriba abajo. Puede que salten, buscando información
pertinente.”(Carr, N. 2011, p.21)
En realidad esta parte de la reflexión es la que se acercará más a una posible
explicación de las preguntas planteadas y las dudas formuladas. Los autores
consultados, hasta ahora, coinciden en las explicaciones y respuestas que
se están formulando. El primero de todos fue McLuhan, pero que no fue
bien ponderado ni aceptado en su tiempo. Nicholas Carr inicia su libro, ya
citado, con una reflexión sobre McLuhan afirmando sus ideas y de la cual
ya hemos hecho referencia anteriormente.
20
Lauro de Oliveira Lima, educador brasileño, comenta un artículo de McLuhan: “Mutation 1990” aparecido en la colección Medium de Paris, Francia.
El libro de Lauro de Oliveira está publicado en 1976, la edición en Español.
(De Oliveira, L. 1976) Estamos haciendo referencia a este pequeño libro
porque las palabras de McLuhan son claves para comprender y entender qué
está sucediendo ahora, aunque hayan sido expresadas hace más de 40 años.
Nos limitaremos a citar algunas que no pueden dejar de conocerse4:
“Llegará un día –quizá ya sea una realidad- en que los niños aprenderán
mucho más rápidamente en contacto con el mundo exterior que dentro del
recinto de la escuela”.
“…las escuelas gastan cada vez más, múltiples energías preparando a los
alumnos para un mundo que ya no existe”.
“Una red mundial de computadoras hará accesible en pocos minutos, cualquier tipo de información a los estudiantes de todo el mundo.”
“Es evidente que hoy la escuela (institución localizada en un edificio o en
un conjunto de edificios) no conservará el papel primordial, a menos que se
adapte a las mutaciones inevitables del mundo exterior.”
“Es evidente, también, que la educación del futuro será continua, ya que
se tratará menos de “ganarse” la vida que de aprender y renovar la propia
vida.”5
4
Otras citas que nos pueden interesar: “El curso magistral (clase expositiva)-el modo más corriente de educación de masas- exige al alumno sólo un mínimo de entrega” “…habrá una revolución en
lo que concierne a los papeles del alumno y del profesor” “Actualmente, el profesor dispone de un auditorio…los alumnos que no aprecian el espectáculo son considerados recalcitrantes”
5
Todas las citas hechas están sacadas del libro de Lauro de Oliveira Lima. Ver bibliografía al final
21
Sin lugar a dudas son afirmaciones que nos hacen pensar en la realidad
actual y que nos ayudan a iluminar algunas respuestas a nuestras dudas respecto a nuestras actuaciones como profesores y respecto al comportamiento
de nuestros estudiantes en los salones de clase.
¿Cuáles son las aportaciones más actuales de académicos e investigadores
respecto a esta problemática? Los siguientes párrafos son algunas ideas del
capítulo 7 “Mentalidad de malabarista” del libro ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Superficiales de Nicholas Carr. (2011), Págs.: 143176. El autor presenta una serie de referencias de investigaciones realizadas
desde principios de siglo XXI y finales del XX, lo cual nos revela la seriedad
con la cual se ha abordado la problemática. Mencionemos algunas ideas
expuestas e investigadas:
√ La Red está fomentando una lectura somera, un pensamiento
apresurado y distraído, un pensamiento superficial. Esto queda demostrado
por diferentes investigaciones de psicólogos, neurobiólogos, educadores y
diseñadores gráficos, como lo veremos más adelante.
√ La Red está moldeando la mente humana y es la más alta tecnología que altera nuestra mente. Ella hace uso casi de todos nuestros sentidos
al mismo tiempo y los estimula sensorialmente y cognoscitivamente.
√ La Red nos recompensa nuestras acciones mentales y físicas
con una velocidad asombrosa. El correo electrónico, el buscador de Google,
Facebook, etc. son un pequeño ejemplo de lo que decimos.
√ La Red atrae nuestra atención y la dispersa. Esto trae consecuencias profundas en el cerebro de los seres humanos. Nos distrae constantemente y no es posible pensar de forma creativa y profunda. Un investigador
llamado Michael Merzenich de la Universidad de Wisconsin concluye que
la Red es una especialización cultural que ha cambiado nuestros cerebros
22
de forma masiva y esto conlleva consecuencias neurológicas. Estos cambios
también están demostrados por otro investigador, Gary Small quien está
investigando los cambios psicológicos y neurológicos del uso de los medios
digitales, como las computadoras y los Smartphone. Este investigador y
otros colegas fueron los primeros en investigar experimentalmente los cambios producidos por el uso de Internet. Ellos demostraron que las personas
que leen libros tienen mucha actividad con el lenguaje, la memoria y el
procesamiento visual; lo cual es distinto en las personas que buscan en la
Red y la consecuencia es que distraen el cerebro y las actividades de concentración sostenida se vuelven muy difíciles y así sufren la comprensión y la
retención. Otra investigadora, Maryanne Wolf afirma que la lectura online
sacrifica la capacidad de la lectura profunda y nos convertimos en meros descodificadores de información. John Sweller es un psicopedagogo australiano
que ha estudiado por más de 30 años el aprendizaje y el procesamiento de
información. Sweller incorpora los conceptos de memoria a corto plazo y
memoria a largo plazo que son cruciales para explicar nuestro aprendizaje y
el entendimiento y lo que tenemos almacenado en nuestro cerebro.
Estos conceptos nos ayudan a entender cómo la Red influye en nuestro
pensamiento. La memoria a corto plazo es la memoria de trabajo, es como
el block de notas. De esta memoria se pasa a la memoria a largo plazo y
cuando queremos recordar algo tenemos que volver a la memoria a corto
plazo. La memoria a largo plazo es la sede del entendimiento. Dice Sweller
que la capacidad intelectual proviene de esquemas que hemos adquirido
en largos períodos de tiempo. La memoria de trabajo no mantiene mucha
información y lo que hace es pasarla a la memoria a largo plazo, la cual tiene
una gran capacidad de almacenamiento. Aquí está el meollo de la cuestión.
Cuando leemos libros, el paso de información de la memoria de trabajo a
la memoria a largo plazo es lento y lo regulamos a nuestra voluntad. Aquí
emplean la analogía del grifo y del dedal que llena una bañera. Con un grifo
se funciona bien, pero con muchos grifos a la vez se desborda el agua y no
se aprovecha. Así aprendemos y con nuestra concentración regulada transferimos lo aprendido a nuestra memoria a largo plazo. No nos olvidemos que
23
es esta memoria la sede de nuestro entendimiento. Así nos volvemos ricos
en asociaciones a largo plazo. Esto no sucede con la Red o con todos los
medios electrónicos actuales. Nos engañamos a al creer que hemos aprendido o sabemos o conocemos. El flujo de información es demasiado y no
somos capaces de retener o pasarlo a la memoria de largo plazo. Sucede un
atascamiento en la memoria de trabajo. Tampoco podemos traer la información de la memoria de largo plazo a la memoria de trabajo. La memoria
de trabajo recibe nuestro carga cognitiva, nuestro conocimiento. “Con la
Red, tenemos muchos grifos de información, todos manando a chorros. Y el
dedal se nos desborda mientras corremos de un grifo a otro. Sólo podemos
transferir una pequeña porción de los datos a la memoria a largo plazo, y lo
que transferimos es un coctel de gotas de diferentes grifos, no una corriente
continua con la coherencia de una sola fuente.” (Pág. 154)6 Cuando no
somos capaces de retener información, ni de pasarla de una memoria a otra
memoria, los experimentos nos explican que hemos forzado hasta el límite
el almacenamiento y no podemos distinguir la información relevante de la
irrelevante. Se debilita nuestra capacidad de comprensión y no podemos
retener lo que leemos.
“
6
Con la Red, tenemos
muchos grifos de
información, todos
manando a chorros.”
√ El internet impide el aprendizaje y el conocimiento profundo.
Experimentos realizados en 1990 demuestran que los lectores de hipertexto
no son capaces de recordar lo que han leído y lo que no han leído. En la
misma línea otros experimentos han demostrado que los que leen textos
lineales entienden más, aprenden más, recuerdan más y comprenden más
que los que andan papaloteando entre otros vínculos de la Red. La multitud
de vínculos del hipertexto contribuyen a la poca comprensión de parte de
lector, relacionado esto con la carga cognitiva dedicada al entendimiento de
lo leído. Es muy importante tener claro que la lectura y comprensión exigen establecer relaciones entre conceptos, inferir, relacionar conocimientos
anteriores y tener ideas claras fundamentales. Más de treinta y ocho experimentos relacionados con el hipertexto han demostrado que no ayudan al
rendimiento de la lectura porque la carga cognitiva es mayor que la memoria de trabajo de los lectores. Además el hipertexto combina la multimedia
Todas las páginas mencionadas en estos últimos párrafos pertenecen al capítulo 7 del libro de Nicholas Carr ya citado.
24
(sonido, imagen, animación), pero la atención exigida por la multimedia
sobrecarga la capacidad cognitiva y esto disminuye nuestro aprendizaje y
entendimiento. Esto no es una afirmación gratuita, sino resultado de experimentos y estudios relacionados. Los resultados que han arrojado demuestran cada vez que son más efectivos los que ponen atención sin la
computadora al lado que los usan la computadora. En la BBC de Londres
también publicaron un experimento de una maestra que hizo algo similar.
Al tomar nota con computadora se es menos efectivo que los que toman
nota a mano. (BBC Mundo. Salud,@bbc_ciencia Martes 27 de mayo de
2014)
√ La Red está pensada y hecha para dividir la atención. El ejemplo más claro es el email. La psicología ha demostrado, desde hace mucho,
que las interrupciones frecuentes rompen la atención, debilitan la memoria
y crean tensión y ansiedad. Se han hecho estudios que involucran nuestros
ojos para ver cómo leemos y cómo funciona la mente. Estos también nos
han ayudado a entender los efectos de la Red en nuestra cognición y atención. Las conclusiones son que la gente no lee verdaderamente, lo que hace
es buscar el titular, el resumen, las palabras clave, no lee el texto. “Casi
parece como si se conectara a Internet para no tener que leer” (Pg.168) En
otra investigación hecha por el profesor Ziming Liu en el año 2003 relacionada con el impacto en la lectura por parte de los medios digitales. Encuestó
a 113 profesionales: ingenieros, científicos, contadores, profesores, gerentes
de empresa y estudiantes de postgrado (entre 35 y 40 años) e investigó
cuánto habían cambiado sus hábitos de lectura en los últimos diez años.
Las respuestas fueron las siguientes: el 85% pasaba leyendo documentos
electrónicos; el 81% pasaba más tiempo navegando y explorando; el 82%
hacía lectura no lineal; 27% dijo que el tiempo que dedicaba a la lectura
profunda iba en aumento; el 45% dijo que iba disminuyendo. Solamente
el 16% dijo que estaba prestando una atención más sostenida a la lectura;
pero el 50% dijo que dedicaba menos atención sostenida a la lectura. Dice
Liu que la gente está leyendo, pero ese tipo de lectura es diferente, ni lineal,
ni fija. La lectura concentrada está disminuyendo cada vez más. “…estamos
evolucionando de ser cultivadores de conocimiento personal a cazadores recolectores en un bosque de datos electrónicos.”(Pg. 170)
√ ¿Cualquier actividad relacionada con la Red y la multitarea es
negativa para los seres humanos? La respuesta es no. Hay investigaciones que
25
que podemos pensar que nos hace más inteligentes y eso no cierto. Como lo
dice otro investigador Jordan Grafman, neurocientífico cognitivo, podremos
ser más ágiles con la multitareas, pero esto “perjudica nuestra capacidad
para pensar profunda y creativamente”. (Pág. 172) Además nos volvemos
menos originales. En el 2009 Patricia Greenfield, psicóloga, revisó más de
cincuenta estudios relacionados con los efectos de medios de comunicación
en nuestra inteligencia y concluyó que los medios desarrollan ciertas habilidades cognitivas, pero otras son desmejoradas. Por ejemplo con la Red,
aunque nos volvamos diestros con nuestra inteligencia visual y espacial, otras
capacidades son debilitadas, por ejemplo el “procesamiento profundo, en el
que se basa la adquisición consciente de conocimiento, el análisis inductivo,
el pensamiento crítico, la imaginación y la reflexión.” (Pág. 173) Investigadores de Stamford realizaron investigaciones en el año 2009 y encontraron
que los circuitos neuronales que se emplean para leer profundamente y en
forma concentrada y sostenida se están debilitando.
Vamos a terminar este apartado con dos ideas que de alguna manera ya
las hemos mencionado: Las funciones mentales que se están perdiendo son
“aquellas que fomentan el pensamiento tranquilo, lineal, las que utilizamos
al atravesar una narración extensa o un argumento elaborado, aquellas a las
que recurrimos cuando reflexionamos sobre nuestras experiencias o contemplamos un fenómeno externo o interno” ( Pág.174-175) y la otra idea es que
la Red o el internet está atrofiando “la capacidad de conocer en profundidad
una materia por nosotros mismos construir con nuestra propia mente el rico
y peculiar conjunto de conexiones que alumbran una inteligencia singular.”
(Pág.175-176)
demuestran cosas buenas. Por ejemplo relacionado con los videojuegos, los
jóvenes que practican cambian velozmente el enfoque visual (Pág.172) o sea
que alteran el proceso de atención visual. Gary Small otro investigador dice
que nos podemos hacer más experimentados en dichas tareas que requieren
una atención dirigida. Otros arguyen que nuestros trabajos dependen de la
conectividad. Por lo tanto no los podemos dejar de lado. El problema es
Como lo dijimos al principio de estos últimos párrafos, acerca de la información que tenemos sobre los cambios que está provocando Internet; estos
son las principales ideas del capítulo 7 del libro de Nicholas Carr que ya
hemos mencionado varias veces. Hasta ahora nos parece lo más completo
sobre el tema.
26
S
i aceptamos como verdaderas o válidas estas investigaciones mencionadas, parece que tenemos gran parte de las explicaciones que andamos
buscando. Hay otras variables importantes que no sabemos si se han investigado, o si se han investigado, no las tenemos a la vista; por ejemplo la
influencia de la familia o los padres o quienes estén cerca de los jóvenes en
relación con las nuevas tecnologías. La escuela y el sistema educativo son
otras variables que hay que estudiar e investigar, si queremos tener respuestas
un poco completas al problema. Existe información, pero la mayor parte
son ensayos, artículos periodísticos u opiniones sobre el problema, pero no
son respuestas basadas en experimentos o investigaciones académicas confiables y válidas. No podemos dejar de ser críticos y permitir que la maravilla
de la hipertextualidad nos obnubile.
Una vez hecha esta reflexión nos volvemos a preguntar: ¿Cómo aprenden
los estudiantes?, ¿qué es lo que aprenden?, ¿qué tienen en sus cerebros?,
¿tienen conocimiento verdadero sobre lo que sucede, aquellos que dirigen
universidades y tienen responsabilidad en el sistema educativo?, ¿están tomando decisiones acertadas?, ¿qué vamos hacer?, ¿qué vamos hacer los profesores si queremos ser honestos y sinceros con nuestros estudiantes?
6. Para terminar
Las nuevas tecnologías de la comunicación no pararán, éstas seguirán su
curso. El problema será siempre la respuesta del sistema educativo a los cambios generados por estas tecnologías. MacLuhan tenía razón. No se puede
entender los cambios culturales y sociales sino comprendemos y estudiamos
el quehacer de los nuevos medios de comunicación. ¿Cuáles son los cambios
serios y radicales que tenemos que hacer para responder a esta nueva realidad? Esta primera reflexión solamente es el inicio de una serie de reflexiones
que debemos hacer. Queda pendiente una reflexión más contundente sobre
cuáles son los caminos que se vislumbran en un sistema educativo diferente.
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Créditos
Equipo de diseño del
Departamento de comunicaciones y cultura:
Anamaría Espinoza
Oscar Garay
Fotografías:
Miguel Ángel
Anamaría Espinoza
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