La película que ha grabado en nuestra retina la imagen que perdurará del monstruo FICHA TÉCNICA: Título original: Frankenstein Nacionalidad: EEUU Año: 1931 Dirección: James Whale Guión: Francis Edwards Faragoh, Robert Florey, John Balderston, Garrett Fort (basado en la novela Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary W. Shelley y la obra de Peggy Webling) Producción: Carl Laemmle Jr. Dirección de Fotografía: Arthur Edeson Montaje: Clarence Kolster, Maurice Pivar Dirección Artística: Charles D. Hall Música: David Broekman Maquillaje: Jack Pierce Reparto: Colin Clive (Henry Frankenstein), Mae Clarke (Elizabeth), John Boles (Victor Moritz), Boris Karloff (el Monstruo), Edward Van Sloan (Dr. Waldman), Dwight Frye (Fritz,el enano), Frederick Kerr (Barón Frankenstein), Lionel Belmore (Burgomaestre Herr Vogel), Michael Mark (Ludwig, padre campesino), Marilyn Harris (Maria, la niña) Duración: 71 min. (B/N) HOJA INFORMATIVA Nº 63 Marzo 2005 COMENTARIOS: 1931 supuso el año en el que comenzó el cine de terror norteamericano. Mientras en Europa durante las dos primeras décadas del siglo XX el movimiento expresionista alemán había abordado ya temáticas de corte fantástico, no es hasta la realización de Drácula (Tod Browning, 1931) y El Dr.Frankenstein (James Whale, 1931), películas ambas deudoras en su estética del expresionismo, que el cine norteamericano se sumergió en el horror, siendo responsables ambas de crear personajes míticos que se han convertido en los iconos del terror de la cultura popular del siglo XX. En particular, debemos a Dr. Frankestein la imagen del monstruo con tornillos en la cabeza y caminar de zombi que con una voz sepulcral emite monosílabos o gritos en ocasiones, retrato que dista del que nos presenta la novela gótica en que se basa el film Frankestein o el moderno Prometeo de Mary W. Shelley. Si es cierto que de la novela conserva el espíritu vertebrador de la misma, que no es otro que el castigo a la vanidad del hombre cuando este pretende comportarse como un Dios al intentar crear un ser humano. Sin embargo, la grandeza de esta cinta se debe no tanto al guión sino a la atmósfera desolada y tenebrosa que logró crear Whale ayudado por los fantásticos decorados de Herman Rosse aunque obviamente, lo más destacable es el propio monstruo encarnado por el actor desconocido hasta ese momento Boris Karloff. Debemos decir que fue la segunda opción de Whale para el papel protagonista ya que en un principio este había sido ofrecido a otro actor que ya se había hecho famoso con otra película de horror muy reciente, Bela Lugosi, el primer intérprete de Drácula, pero que lo había rechazado. El kilo de maquillaje y los pesados zapatos de asfalto que lo dejaban caminando con ese paso tambaleante que se ha convertido en inolvidable así como la actuación llena de matices de Karloff como la atormentada y desconcertada criatura fueron los grandes aciertos que propiciaron que la película se haya elevado a la categoría de clásico aupando así al estrellato al actor. No fue la última ocasión en la que se enfundó el papel de monstruo aunque ciertamente no siempre con la misma fortuna. Paradójicamente, Karloff en un momento de su carrera interrumpió su interpretación del monstruo para interpretar a su creador, el Dr. Frankenstein, para truo en su vejez lograr quizás lo que fue su mejor interpretación al hacer casi de sí mismo, un actor viejo que se esta maquillando para representar una vez más al monstruo de Frankenstein, mientras que fuera del camerino un trastornado de la guerra del Vietnam ocasiona una matanza (Objetivos, Peter Bodganovitch 1968). Junto con la igualmente exitosa Drácula, esta película inició la época dorada de las películas de terror de Universal Studio durante toda la década de los años 30, convirtiendo cada estreno en un acontecimiento social en donde el público profería gritos de horror y se producían incluso desmayos. No fue esta la primera versión cinematográfica del monstruo de Frankenstein (la primera es una versión muda de 1910 de 10 minutos de duración realizada en los estudios de Thomas Edison) y por supuesto no ha sido la última, sin embargo, a nuestro parecer, es la definitiva y la que ha grabado en nuestra retina la imagen que perdurará del monstruo.