Notas al texto: El rol de estereotipar en la justificación del sistema y

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Notas al texto: El rol de estereotipar en la justificación del sistema y la producción de falsa
conciencia. *
John T. Jost y Mahzarin R. .Banaji
El concepto de justificación en el sentido de una idea que se usa para proveer legitimación o
soporte para otra idea o alguna forma de comportamiento, ha jugado un rol prominente en la
teorización de la Psicología Social. La noción que la gente justificará un estado de cosas para si
mismos o para los demás, ha sido implícito o explícito en diferentes teorías.
La investigación empírica ha demostrado que las personas buscan justificaciones o explicaciones
para:
1. eventos sociales
2. sus propios pensamientos, sentimientos o comportamientos
3. comportamientos agresivos o discriminatorios
4. su status o posición
5. el status o posición de los otros
6. actos agresivos o discriminatorios de otros miembros del propio grupo
7. condiciones sociales imperantes
Es más, la segunda parte del SXX puede ser recordada como la era de la investigación en
justificación en la Psicología Social. Se hace notar esta excesiva atención al concepto, para relevar
su impresionante ausencia en la teoría y especialmente en la investigación respecto de los
estereotipos.
En este texto se revisan trabajos relativos a la justificación del ego y de lo grupal, para proponer
una tercera categoría: la justificación del sistema. En síntesis, podemos decir que la justificación
del ego se refiere a la noción que los estereotipos se desarrollan para proteger la posición o el
comportamiento del yo. La justificación grupal asume que los estereotipos emergen al servicio de
proteger no solamente el yo sino también el status o conducta del grupo social como un todo.
Ambas visiones dejan algunos elementos sueltos; el mas relevante de ellos, es el de los
estereotipos negativos del yo o del endogrupo y el grado en que los estereotipos son ampliamente
compartidos entre los individuos y grupos.
Para responder a esto se propone que el concepto de justificación de sistema es necesario para
comprender adecuadamente las funciones sociales de los estereotipos.
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La justificación del sistema es el proceso psicológico mediante el cual, aun a expensas de lo
personal o lo grupal, las convenciones sociales son legitimadas. Por ello se propone en este
trabajo que el concepto de justificación de sistema intenta relevar el grado en que los estereotipos
emergen y son usados para explicar un cierto estado de las cosas, tales como los sistemas
sociales o económicos, el status o las jerarquías de poder, la distribución de recursos y la división
de roles. Así los estereotipos son creencias socializadas respecto de grupos sociales que
acompañan cualquier sistema caracterizado por la separación de la gente en roles, clases,
posiciones o status, y que tales creencias tienden a ser explicadas o percibidas como justificables
por quienes participan en ellas.
Central a esta discusión es el concepto de falsa conciencia, definida como la mantención de
creencias que son contrarias a los intereses personales o del propio grupo y que por lo tanto
contribuyen a la mantención de una posición de desventaja del yo o del grupo.
Al levantar el concepto de falsa conciencia, se postula una función adicional al estereotipo
mediante la cual, éstos sirven también a la justificación del sistema. Mas específicamente se
argumenta que bajo ciertas circunstancias, los estereotipos que operan para justificar un estado de
cosas , operarán aún a expensas de los intereses indviduales o colectivos.
Por ello este trabajo se propone relacionar los estereotipos con la falsa conciencia. De la
Psicología Social experimental se selecciona evidencia que permite demostrar que la gente genera
creencias acerca de si mismos y estereotipan respecto de grupos sociales de manera tal que les
permite justificar las situaciones existentes. De una investigación reciente de modos de acción del
estereotipo no concientes, se discute la posibilidad que las justificaciones estereotípicas operen
implícitamente; la naturaleza no conciente de la justificación de sistema puede permitir que la
existencia de ciertas ideologías sean ejercitadas sin conciencia de quienes perciben o son objetos
de las mismas.
El enfoque de la justificación del ego.
Lipman (1922) incorpora el término estereotipo a las ciencias sociales, enfatizando la función
cognitiva del mismo (simplificación y categorización) al mismo tiempo que motivacional. Así los
individuos estereotipan porque ello les permite mantener su status personal o conducta en relación
a otros. Esta visión surge tempranamente en la Psicología Social (Adorno, Allport), siendo común a
estos enfoque que el estereotipo sea usado para propósitos de defensa personal y también como
una racionalización de la explotación. El que los estereotipos sirvan a la justificación del ego fue
utilizado especialmente por las perspectivas psicoanalíticas (Adorno, Bethelheim). Siguiendo a
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Freud, estos autores propusieron que el estereotipo servía como un mecanismo de defensa
mediante el cual, conflictos internos son proyectados. Estos enfoques serán criticados por que no
contemplan el entorno social y de alguna manera han sido dejados de lado en la Psicología Social.
Sin perjuicio de lo anterior, existen algunas investigaciones que darían soporte a lo planteado por
Lipman de que los estereotipos son usados como mecanismos de defensa, más allá de los
elementos sociales.
En contraste, los autores de este artículo, argumentan a favor de una función de justificación del
sistema planteando que la atribución de un rol específico más que justificar motivaciones
individuales, son el resultado de un procesamiento de la información en un ambiente ideologizado.
Plantean al mismo tiempo que existen un conjunto de formas que permiten comprender el porque
esta hipótesis de justificación del ego es incompleta: 1) este sistema de justificación del ego no da
cuenta de la cantidad importante de casos de estereotipación negativa del si mismo (grupos
subordinados, minorías), de seguir este argumento se generaría una visión negativa y no defensiva
del ego. 2) muchas veces estos enfoques no toman en cuenta que las personas estereotipan sin
necesidad de justificación personal o de defender el propio status, además en muchos casos los
grupos desaventajados en la sociedad tienen estereotipos negativos respecto de otros grupos con
el mismo status. 3) los estereotipos se caracterizan por ser consensuales en sectores importantes
de la sociedad (hispanos y negros poseen estereotipos similares los unos de los otros y similares a
los que los blancos tenían de ellos), entonces ¿cómo explicar, desde la perspectiva de la
justificación del ego, la uniformidad de los mismos?
El enfoque de la justificación grupal
Tajfel (1981) planteó que los estereotipos sirven para justificar acciones de los endogrupos en
contra de los exogrupos. Así expandió la hipótesis de la justificación del ego al nivel de las
relaciones intergrupales.
El trabajo de Tajfel puede denominarse como el fundante de la segunda ola de justificación de los
estereotipos. En la medida que éstos sirven a funciones de justificación y racionalización del
tratamiento del endo hacia el exogrupo. Es más, los endogrupos tienden a usar estereotipos
negativos hacia los exogrupos en un intento de diferenciarse mediante la comparación social que
beneficiaría al propio grupo. Por ello la Teoría de la Identidad Social (TIS) es una teoría del
conflicto, en la medida que asume que los grupos compiten por los bienes simbólicos o materiales,
generando estereotipos para justificar tal competición. Aunque la demostración experimental de
que los grupos usan los estereotipos para diferenciarse positivamente no es concluyente, es
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posible decir que las últimas revisiones de la literatura asumen que las personas están motivadas
a mantener estereotipos positivos del endogrupo y negativos del exogrupo.
Queda así extendida la hipótesis de la justificación del ego hacia la justificación del un “ego
extendido” (el grupo). Con ello se superan varias de las dificultades planteadas en la hipótesis de
Lipman: a) un individuo podrá suscribir algunos estereotipos no necesariamente para justificar
alguna conducta personal o posición social, sino como una manera de defender las acciones de
otros con quienes comparte una identificación social. b) Como las TIS plantea la hipótesis de la
competición, ello puede explicar el porque grupos desaventajados suelen generar estereotipos de
otros similares. c) este enfoque también permite explicar como los estereotipos tienden a ser
similares entre grupos de personas que si fuesen generados como justificación del ego solamente.
Según Hogg & Abrams estos estereotipos sociales se deben a un proceso social de influencia
social que genera conformidad a las normas grupales. Así la TIS plantea que los estereotipos son
consensuales porque todos los miembros del grupo social se supone deben seguirlos con la
finalidad de establecer justificaciones colectivas para el comportamiento intergrupal.
Sin embargo esto no explica el porque los estereotipos suelen ser consensuales entre grupos,
aunque las relaciones intergrupales no son iguales. Al respecto existen variados estudios, entre
otros los que muestran que los estereotipos respecto de diferentes grupos están culturalmente
difundidos.
Condor (1990) critica a los teóricos de la TIS por tomar la consensualidad de los estereotipos como
un a priori sin decir porque diferentes grupos asumen los mismos estereotipos. Los autores de este
artículo, están de acuerdo en que la TIS no logra explicar lo consensual de los estereotipos, para
ello se hace necesario incluir la idea de dominación ideológica y generar evidencia psicológica de
la falsa conciencia para explicar el porqué los miembros de grupos minoritarios adhieren a normas
y justificaciones que no son de su interés.
Tampoco logra dar cuenta al fenómeno del autoestereotipo negativo y, por otra parte, la TIS no
puede dar cuenta del favoritismo exogrupal, planteando que este favoritismo no calza con la visión
de que los miembros del endogrupo crean y mantienen una identidad social positiva mediante la
generación un favoritismo endogrupal y la comparación social. 1
1
Cabe hacer notas que Tajfel y Turner originalmente levantaron el fenómeno del favoritismo
exogrupal entre grupos subordinados, en orden a criticar la teoría del conflicto realista, defendido
por Sherif. La TIS fue generada para dar cuenta de la identidad social negativa de los grupos
desaventajados y especialmente para proponer que existen presiones psicológicas hacia éstos
grupos para que mejoren su posición al desafiar las jerarquías establecidas. Esta visión podría
estar subestimando los alcances de la dominación ideológica y el grado en que los miembros de un
grupo subordinado persisten en explicar y justificar el orden que crea sus estado de opresión.
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Así las TIS sola no puede explicar fenómenos tales como la estereotipación negativa del
endogrupo.
En ciertos momentos la TIS o la perspectiva de la Categorización del Yo sugieren que los
individuos están motivados para formar estereotipos positivos del endogrupo, y, en otros
momentos, que los estereotipos del endogrupo reflejarán la posición del grupo en la sociedad,
pudiendo ser negativa o positiva. Por ejemplo Hogg y Abrams 1988, escriben que existiría un
interés establecido por preservar la superioridad evaluativa del endogrupo a toda costa., mientras
que Hogg y Turner (1987) plantean que la forma que tome el auto estereotipo (etnocéntrico,
ambivalente o depreciatorio) dependerá de las relaciones entre los grupos. La teoría parece
aceptar que los grupos con poco poder internalizarán las normas de los poderosos, pero también
predice que los grupos con escaso poder, desarrollarán sus propias normas para lograr
distintividad social positiva.
Aunque esta teoría (TIS) podría no ser incompatible con los fenómenos del autoestereotipo
negativo o el favoritismo exogrupal, parece no poseer un mecanismo para dar cuenta de ellos
debido a que una comparación social positiva sería capaz de dar cuenta de los estereotipos
positivos del endogrupo y de los estereotipos negativos del exogrupo. (Hinkle and Brown).
Los teóricos de la TIS tratan de resolver la ambigüedad entre la hipótesis de la justificación grupal y
la visión de que el favoritismo exogrupal entre los grupos desaventajados mediante una
percepción de la legitimidad o estabilidad del sistema, o del grado en que los miembros del grupo
son capaces de concebir alternativas cognitivas para el estado de las cosas.
La TIS supone que cuando las imágenes del endogrupo son percibidas tanto como legítimas como
difíciles de cambiar, los grupos desaventajados pueden internalizar estereotipos dañinos de si
mismos; cuando estos estereotipos son percibidos como injustos o posibles de cambiar, el
favoritismo endogrupal volverá a prevalecer.
El enfoque a la justificación del sistema, sugiere que la característica por la cual los grupos
subordinados se diferencian positivamente podría estar justificando es status-quo, toda vez que la
creación de estereotipos en los cuales los grupos subordinados son vistos por si mismos y los otros
como acomodándose o satisfechos o no especialmente preocupados por lograr algo. Las
percepciones concernientes a la estabilidad y legitimidad del status-quo el consenso o validación
de los estereotipos pueden ser síntomas de lo que llamamos justificación del sistema.
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El enfoque de la justificación del sistema
Ya es hora para la Psicología Social para que levante un tercer tipo de justificación de los
estereotipos, este consiste en que los estereotipos sirven funciones ideológicas además de o
frecuentemente en contradicción con, funciones motivacionales asociadas a la defensa personal o
grupal. Ello no quiere eliminar los niveles anteriores de explicación pero si intentar explicar aquellos
fenómenos ignorados o no explicados. Tal como Turner plantea que el individuo se mueve entre el
nivel individual y grupal de categorización, este nivel de justificación plantea que los individuos
algunas veces adoptarán un nivel de justificación de sistema que les permitirá mantener el estado
actual de las cosas. No creemos que este nivel sea el que genera todos los estereotipos, sólo
aquellos que sirvan a la función de mantención del status quo.
Se desarrollan argumentos que plantean que los estereotipos servirán a funciones ideológicas, en
particular aquellas que justifican la explotación de ciertos grupos por otros, y que explican la
pobreza o falta de poder de ciertos grupos y el éxito de otros, mediante hacer aparecer estas
diferencias como legítimas e incluso naturales.
Esta posición es consistente con un amplio cuerpo de investigaciones en Psicología Social que
plantean que uno de las más comunes características del acontecer social es que las personas
impregnarán a las regularidades sociales con una cualidad de “deber ser”.
Los teóricos que sostienen la perspectiva de la dominación social
(Sidanus, Pratto),
han
planteado estos mismos procesos ideológicos en términos de “mitos legitimadores” que permiten
justificar la opresión de un grupo por otro.
La perspectiva de justificación del sistema se refiere al proceso psicológico mediante el cual un
individuo percibe, comprende y explica una situación existente, con el resultado que la situación es
mantenida. La justificación del sistema se refiere al proceso psicológico mediante el cual ciertas
situaciones sociales son preservadas no obstante de los daños psicológicos y materiales que ellos
ocasionan a aquellos grupos o personas desaventajadas.
La clave aquí está en la falsa conciencia, ello permitirá también explicar el estereotipo negativo del
endogrupo de los grupos desaventajados y los niveles de socialización de ciertos estereotipos.
Evidencia del estereotipo como justificación del sistema
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Se revisan un conjunto de descubrimientos psicológicos que demostrarán que las personas
desarrollan ideas acerca de las características del si mismos y de otros a partir de algunos arreglos
sociales, tales como la división social de roles, la legalidad de las cosas o la victimización por
asalto. En estas circunstancias se ha observado que los individuos actúan de manera concordante
con su posición social más que cuestionar la legitimidad del orden social que las produjo.
Entonces el orden social tiende a ser explicado simplemente porque existe (mujeres crían hijos y
hombres son autónomo, o ser esclavo o señor). Los estereotipos al operar en estos contextos
tienden a ser vehículos para la justificación del sistema que produjo esa diferenciación.
Primer comentario (al calor esta lectura-traducción)
Somos sociales hasta la medula habría planteado G.H.Mead o somos los grupos a los que
pertenecemos (uno de las frases que utilizo como profesor de psicología social), entonces ¿cómo
escaparnos de aquello que nos constituye? Ello a propósito de la falsa conciencia: el que algo nos
perjudique o no, es parte de una condición subjetiva. Por otra parte es posible observar como la
opresión y/o el castigo no se deja esperar cuando las personas (especialmente aquellos que son
parte de grupos con bajo status) contradicen la norma o lo establecido. El poder ejerce un rol de
control sobre la conducta y sobre el pensamiento; en muchas ocasiones, aquel que diverge termina
adaptándose para evitar las consecuencias negativas de la divergencia o simplemente para no
mantener tantos niveles de disonancia. En jerga popular: “si no puedes contra ellos, únete a ellos”
La justificación del sistema es la justificación de nosotros mismos en la medida en que somos el
sistema al cual pertenecemos, ello no significa que esto no nos genere contradicciones y “nos
perjudique” personalmente en lo económico, lo social o afectivo. Sin embargo el “darse cuenta” de
las dificultades de cambiar el estado de cosas puede llevar a niveles de conformidad cognitivaafectiva-moral-religiosa y otras más.
Parece que los sistemas de dominación (sus dueños) trabajan con la inteligencia de la
perpetuación, para ello poseen un conjunto de mecanismos de socialización tales como la familia,
la escuela, las leyes, la policía y la economía. En relación a esta última, la concentración de la
riqueza y por ende del capital, permite que los poderosos puedan premiar o castigar a los
obedientes o desobedientes al permitirles recibir algunos de los beneficios del orden social
establecido; entre otros el trabajo.
Entonces la mantención del status-quo puede ser un mecanismo de sobrevivencia para muchos,
es en términos simbólicos la posibilidad que el padre continúe queriéndonos y nos permita recoger
algo de lo que el sistema genera. El camino del cambio es riesgoso; el desviado corre el riesgo de
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ser expulsado del grupo social al que pertenece. Este riesgo no es solo un riesgo potencial, la
historia de la humanidad está plagada de casos en los cuales los desviados han sido expulsados o
absueltos al volver al redil. (Adán es expulsado del paraíso terrenal, el militante del partido, el
creyente es procesado por la Inquisición y perdonado siempre y cuando se arrepienta, reniegue
públicamente de su “errónea” creencia y abrace la “correcta”). Como dice una canción, el poder es
“un monstruo grande y pisa fuerte”)
Sin embargo, y parafraseando otra canción “¿quién dijo que todo está perdido?”, también hay que
decir que el cambio sólo se genera en la contradicción y por ello la historia se escribe a partir de
este proceso. Desde Moscovici, y su concepción genética de los procesos de influencia, las
minorías activas son las que permiten reequilibrar las relaciones y que el status-quo se rompa.
Ahora bien el cambio social solo es posible en la medida en que aquellos que “toman conciencia”
de las contradicciones (injusticias, explotación, opresión), son capaces de unirse con otros para
generar el cambio o reequilibrar los poderes, reequilibrio que es momentáneo, que está tensionado
permanantemente, como el equilibrio cuasiestacionario de Lewin. Por ello lo grupal es una
dimensión fundamental para el cambio, no es posible oponer la fuerza (psicológica, de
organización, o de otro tipo) del cambio de manera solitaria frente al poder que se encuentra bien
organizado socialmente y que además sus códigos (vía socialización) habitan en cada uno de
nosotros (acabo de autocategorizarme, generar grupo psicológico, entre aquellos que están por el
cambio). Por ello lo grupal es un paradigma para aquellos que como los autores plantean o se
plantean la necesidad de “construir un mundo mejor” .
Los estereotipos basados en las clases sociales son poderosos y tienden a justificar el sistema. La
tendencia entonces es inferir atributos estereotípicos directamente de la información que surge del
status, lo que permite justificar diferencias en el mismo status; así, los estereotipos de la clase
trabajadora, permitiría pagarles menos. La similitud entre los estereotipos de la clase trabajadora y
los afroamericanos han llevado a algunos a sugerir que los estereotipos raciales fueron inferidos
desde aquellos desaventajados económicamente.
Los autores presentan varios estudios que permiten afirmar su hipótesis, las principales
conclusiones de éstos son los siguientes: a) los estereotipos emergen en orden a explicar o
justificar las divisiones existentes en el trabajo (Eagly 1987; Eagly & Steffen, 1984, 1986; Eagly y
Wood, 1982), b) los estereotipos de género reflejan, reproducen y permiten la división social de
roles mediante la atribución a cada sexo de aquellas cualidades esperadas para la ejecución de
sus respectivas funciones sociales (Hoffman & Hurst, 1990). C) las personas atribuirán rasgos a si
mismos y a los otros en forma tal que el status o rol que desempeñan sea justificado. (Ross et. al.
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1977), d) las personas que han sido estereotipadas, tienden asumir roles para si mismos que son
consistentes con las expectaciones estereotípicas que los otros tienen de ellos (Geis, 1993;
Skrypnek & Zinder, 1982; Swan, 1983), ello a tal punto que los grupos estigmatizados pueden
llegar a creer en su propia inferioridad (Steele 1992). El resultado es que los poderosos son
estereotipados de manera tal que se explica su éxito, lo mismo ocurre, pero de manera inversa,
con aquellos carentes de poder.
Otro cuerpo de evidencias (Lerner 1980) muestran que las personas se forman ideas negativas de
si mismas para que sea concordantes con la realidad social. En este sentido las personas tienden
a creer en un mundo justo en el cual la gente recibe lo que merece.
Los avances recientes en relación al concepto de “cogniciones inconcientes” (Greenwald, 1992;
Jacoby, Lindsay & Toth, 1992; Kihlstrom, 1990), nos ayudan a explicar porque los sujetos aceptan
creencias que los perjudican mediante una falsa conciencia; estos estudios son relevantes debido
a que, en primer lugar, demuestran que la exposición previa a información estereotípica
relacionada, puede influenciar los juicios y acciones, incluso cuando quienes perciben no se dan
cuenta de ello. Por otra parte estos estudios nos muestran disociaciones entre la expresión de
creencias conscientes e inconscientes (Devine 1989).
Este fenómeno de la justificación del sistema no ocurre siempre, sin embargo es relevante
presentarlo en la medida en que ha sido subestimado en la psicología social.
Para que el concepto de justificación del sistema adquiera utilidad, la investigación futura debiese
identificar las condiciones en las cuales se producen respuestas de justificación del sistema como
opuestas a la justificación del ego y del grupo.
Entre los elementos potenciales de la respuesta de justificación del sistema pueden mencionarse:
a) ausencia de una conciencia revolucionaria de clase (Gramsci, 1971; Gúrin, Miller & Gúrin, 1980;
Kalmuss, Gúrin & Towsend, 1980; Luckacs, 1971), b) aislamiento de los miembros de los grupos
desaventajados, c) bajos niveles de identificación grupal, d) juicios implícitos fuera de la
conciencia, e) el grado de injusticia del sistema.
Implicaciones de la justificación del sistema en el contenido de los estereotipos.
Las implicaciones son a) los contenidos de los estereotipos se derivan de ideologías dominantes y
de sus disposiciones sociales y que los cambios al sistema actual de disposiciones sociales
generará cambios en los contenidos de los estereotipos, b) que los estereotipos de los grupos
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subordinados pueden ser similares entre diferentes sistemas y que sus contenidos no necesitan
generarse desde la objetividad, por lo que los estereotipos de los grupos subordinados no
necesariamente deben de negativos y los de los dominantes positivos, se asume que los
contenidos específicos de los estereotipos pueden ser predichos de bases objetivas, factores
materiales tales como la posición o status en la sociedad y los sistemas de división del trabajo y de
prácticas sociales. c) una vez establecidos los estereotipos, los grupos estigmatizados pueden
empezar a actuar de tal manera que las expectativas negativas respecto de ellos se confirme lo
que a su vez asegurará la continuidad de su subordinación, produciéndose un efecto de
reproducción del sistema. d) Otra implicación de este enfoque es que una de las maneras más
expeditas de cambiar estereotipos es cambiar la realidad material.
e)Por otra parte se puede predecir de esta visión es que el contenido de los estereotipos de los
diferentes grupos y también de los grupos desaventajados pueden ser más similares que los que
hubiesen predicho las orientación de justificación del ego o del grupo. f) los estereotipos no
necesitan surgir de algo objetivo o de la comparación entre grupos, como tienen una función
justificadora pueden surgir de una falsa o verdadera conciencia por lo que puede o no tener
relación con las características del grupo. Por ello los grupos desaventajados no serán
necesariamente estereotipados de manera negativa sino de
aquella manera que justifique su
status o rol social. (brasileros negros vistos como humildes u creyentes). Lo mismo sucede para los
grupos privilegiados en relación a lo positivo, ello no necesariamente sucede (hombres vistos como
competitivos y agresivos).
Comentarios Finales
Complementario a los comentarios realizados en las páginas 7 y 8, quisiera afirmar en primer lugar
que el texto traducido y analizado me parece de la más alta relevancia, tanto teórica como política.
Debo reconocer, con alegría, que el contenido del texto ilumina un ámbito de la Psicología Social
de una manera sobre la cual no había reflexionado. La función de justificación del sistema de los
estereotipos, permite situar a la disciplina como una ciencia social que puede aportar al
conocimiento y también al cambio social.
Surgen algunas preguntas que me gustaría levantar para poder discutir: la primera dice relación
con la distinción clásica entre prejucio y estereotipo, el este texto me cuesta diferenciar la
formación cognitiva (estereotipo) y el componente emocional (prejuicio).
Por otra parte, reflexionar respecto de lo grupal como mecanismo clave para el proceso de
estereotipación. Estando gratamente sorprendido del aporte del enfoque de la justificación del
sistema y concordando que el enfoque de la justificación no da cuenta de varios fenómenos de las
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relaciones intergrupales (favoritismo exogrupal, similitud de los estereotipos entre grupos
diferentes), ¿es posible pensar que la justificación del sistema sólo es posible en el marco de las
relaciones intergrupales?, que lo que está en juego son estereotipos respecto de personas que son
parte de grupos o hablando desde Turner, el nivel de categorización es el grupal. Me gustaría abrir
una reflexión aclaratoria respecto de esto.
Otro tema que me inquieta tiene que ver con el proceso de categorización, en el sentido del
favoritismo endogrupal: si el mecanismo del favoritismo endogrupal y discriminación exogrupal se
da mediante el proceso de categorización-comparación social (Festinger) y al interés de mantener
una autoestima positiva del yo por intermedio del grupo, parecería que, inevitablemente, los grupos
tienen que generar relaciones de competencia, lo que pondría en cuestión la posibilidad de la
cooperación como mecanismo básico de convivencia social. Esta necesidad de ordenar el mundo y
las relaciones mediante categorización, entendido como un mecanismo cognitivo de ahorro
psicológico, de conocimiento del mundo y de guía para la acción, ¿sería un mecanismo (el
categorizar) con base en la estructura cognitiva propia de la especia humana, o el categorizar es
un mecanismo aprendido? No me refiero al contenido de las categorizaciones (creencias,
estereotipos).
La pregunta planteada en el párrafo anterior, tiene relevancia para mi en la medida es que si es un
mecanismo cognitivo “natural” de la especie y que si “naturalmente” tiende” la uno a mantener una
autoimagen positiva mediante el favoritismo endogrupal como una manera de favorecerse a si
mismo e interviene el mecanismo de comparación social parecería también “natural” es no
beneficiar al exogrupo. Siguiendo esta línea de pensamiento, y desde una motivación de
construcción de una dinámica que vaya más allá de la competencia y que piense en la cooperación
como lógica de construcción social ,¿significa ello que hay que pasar del nivel intermedio al
supraordenado? (niveles de categorización del yo de Turner). ; me viene a la cabeza conductas
como el altruismo social o la solidaridad mundial. La tensión entre la identidad grupal (personal,
histórica) y el ser habitante del mundo, la comprensión cada vez mayor de la interrelación de los
diferentes subsistemas (grupos), entre sí y la claridad que las dificultades generadas en los “otros”,
por efectos de la interrelación, son finalmente dificultades de mi grupo. Pongo por ejemplo el tema
de la pobreza, ¿es este un problema de los pobres o de toda la humanidad? O el problema de las
diferencias (o los privilegios) de género ¿acaso esa diferenciación no condena a unas y a otros.
Las primeras a solo desarrollar lo que ese espera de su rol y los segundos lo mismo?
Esto último es lo que se plantea de alguna manera en el artículo que estoy intentando comentar,
¿acaso la justificación del sistema como nivel superior y claramente más explicativo que lo otros
niveles, permite superar los temas que de alguna manera igual rebotarán en la calidad de vida de
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aquellos que mantienen las inequidades del sistema?, y que para mayor abundancia racionalizan
el estado de cosas como forma de reducir la disonancia que surge de la contradicción.
Comentario final: gran aporte del artículo, iluminador en términos de potenciar una visión
psicopolítica del proceso de estereotipación, que para mayor abundamiento (o drama) ocurre en
las tinieblas de lo no conciente u ocurría hasta la iluminación de estos autores en conjunto con el
artículo de Banaji y Greenwald.
Espero que surja de estos comentarios un diálogo y bibliografía que permita el esclarecimiento o
una mayor profundización de lo planteado.
* Tomado del British Journal of Social Psychology (1994), 33, 1-27
Resumen, traducción y comentarios realizado por Pablo Valdivieso. Enero 2003
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