¿Para qué la Inspección de Educación?

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¿Para qué la Inspección de Educación?
Moderador
D. José Luis Castán Esteban. Inspector Jefe de Educación de Teruel. Gobierno de
de Aragón.
Participan como ponentes:
 Dª. Amada Moreno Gómez. Maestra de Ed. Infantil y Ed. Primaria. Directora
del Colegio Rural Agrupado (CRA) "Los Sauces". Cañamares (Cuenca).
Dª. Julia Gómez Catalán. Maestra de Ed. Infantil y Ed. Primaria. Jefa de
estudios del CRA "Los Sauces". Cañamares (Cuenca).
 Dª. Piedad Tirado Cano. Presidenta de la Asociación de madres y padres del
IES "San José" de Cuenca. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
 D. Lucio Martínez Aragón. Inspector de Educación (jubilado). Valladolid. Junta
de Castilla y León.
 D. Manuel López Navarro. Inspector de Educación. Cádiz. Junta de Andalucía.
Amada Moreno Gómez y
Julia Gómez Catalán
Nos toca a nosotras introducir una breve visión desde el centro educativo.
Tenemos muchos años de docencia como tutoras y también los últimos años formamos parte del
equipo directivo de un colegio rural agrupado en la serranía de Cuenca. Desde esta doble visión
intentaremos dar unas pinceladas, esperamos que constructivas de cómo vemos la inspección desde
el centro.
Dicho esto, analicemos las funciones de la inspección y cómo repercuten en el centro educativo.
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Las funciones establecidas en la LOE y desarrolladas por las correspondientes normativas de las
CCAA. , las podemos agrupar en tres apartados:

Ejercer el control del cumplimiento de la normativa legal.

Realizar evaluación del funcionamiento del centro educativo y del profesorado.

Asesorar y orientar para la aplicación de las normas que regulan la actividad escolar e informar de
los derechos y deberes de la comunidad educativa.
Las intervenciones más frecuentes que se vienen desarrollando en nuestro centro son:

Asesorar en los procesos de puesta en marcha y finalización del curso escolar.

Participar en propuestas de planificación educativa (cupo, plantilla…)

Supervisión de los documentos de organización y planificación de los centros y de la
documentación administrativa y académica y emitir informes.

Control del cumplimiento de horario y asistencia del personal docente.

Actividades de evaluación externa (pruebas de diagnóstico...)

Evaluación función directiva.

Valoración docente.
¿Cómo se lleva a cabo la intervención en el centro?
En cuanto a intervenciones sistemáticas:

El centro remite al servicio de inspección la documentación pertinente, elaborada de acuerdo con
la normativa vigente.

Posteriormente l@ inspector@ de referencia viene al centro y en una intervención protocolaria y
burocrática, supervisan e informan al equipo directivo de lo que está correcto y los aspectos a
mejorar.

Desde el centro se tienen en cuenta las observaciones realizadas y se intenta subsanar y mejorar.
Para cualquier situación que surge a lo largo del curso hay una relación fluida tanto por correo
electrónico como telefónicamente con objeto solucionar las dudas y problemas.
Vías de mejora

Es necesario delimitar las funciones entre asesorías educativas y la inspección.

Mayor compromiso en la mejora de infraestructuras y recursos del centro.

Mejorar la evaluación de los resultados académicos del alumnado y asesorar al profesorado para
su mejora.

Intervenciones con la comunidad educativa, familias, profesorado...., para mediar en la resolución
de conflictos.

Impulsar la formación docente.

El perfil profesional de inspector no es fácil, es importante la formación, independencia,
cualidades personales....

Planificación, al menos, a medio plazo.

La planificación política tiene que contar con el asesoramiento de la Inspección, como órgano
conocedor de la realidad.
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Conclusión
De estos tres grandes ejes que hemos enunciado al principio el que más nos interesa a los
centros es el tercero, el asesoramiento, es imprescindible que nos sintamos ayudados y
acompañados en la gestión y organización de nuestro centro, primero asesorar para después
controlar y evaluar.
Me parece que la inspección ha hecho un esfuerzo en este sentido, que no se la perciba como
drásticamente controladora y evaluadora, de forma que aunque, es fuente de autoridad, no es una
inspección temida, pero sigue siendo demasiado burocrática.
La inspección es necesaria, la autoridad que proporciona al centro da seguridad a los equipos
directivos en la toma de decisiones, la implantación de medidas y en la resolución de conflictos.
Todos los agentes educativos debemos trabajar en la misma dirección, la mejora del sistema
educativo, formando al alumnado en su vertiente personal y competencial.
Piedad Tirado Cano
En la Asociación hemos hecho nuestro el aforismo citado por José Antonio Marina:
Para educar a un niño hace falta toda la tribu
Todos estamos implicados en la educación y todos somos necesarios y complementarios,
independientemente del sector del que procedamos.
Nuestra experiencia como padres, tanto en la escuela como en el instituto, con respecto a la
Inspección se reduce-tristemente- al mensaje emitido desde los propios centros: que tenemos que
acudir a ella en casos de control y ejecución; en definitiva se nos inculca la percepción de la Inspección
como amenaza.
Por otro lado, también se nos transmite la idea de la Inspección como último recurso, una vez
fracasadas las actuaciones intermedias.
Aunque en los ambientes educativos se propaga la idea de que nosotros como padres tenemos más
poder para conseguir logros por parte de la Inspección, sin embargo, en la práctica no lo constatamos.
Encontramos barreras burocráticas que bloquean, ralentizan e interrumpen el proceso para resolver
conflictos.
Percibimos un encasillamiento de las funciones de los distintos sectores, que no sólo se limitan a ellas
sino que rayan el tópico, entre ellas las siguientes:
 Profesores: responsables sólo de la docencia,
 Padres: encargados de la afectividad, de las normas, del saber estar y de los valores,
 AMPAS: organizar actividades extraescolares, canalizar las problemáticas individuales de los
alumnos y del centro,
 Inspección: control y ejecución.
Por tanto, proponemos que se rompan esos muros que dificultan la comunicación y el diálogo. Es
necesaria más colaboración, más fluidez. El asesoramiento de la Inspección nos debe de llegar a todos.
No hemos de ser siempre nosotros los que nos acerquemos demandando algo y sea ese el único
contacto.
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Lucio Martínez Aragón
La razón de ser de la Inspección en el momento actual depende de a quien se le pregunte: Gobierno,
administraciones, centros (equipos directivos y profesores), padres, alumnos, sociedad.
A.- El Gobierno lo expresa en el Congreso de Diputados en la Ley Orgánica que atribuye a la Inspección
las funciones tradicionales de informar, asesorar, mediar, controlar, evaluar.
B.- Administraciones Educativas: La administración central expresa el sentido de la Inspección, en un
decreto que suele ser fiel a Ley Orgánica. Sin embargo, las administraciones periféricas plasman el
sentido de la Inspección en una orden menos fiel a la Ley Orgánica. Los directores generales que
dirigen las inspecciones autonómicas desarrollan a fondo el artículo 151 h) que dice: Cualesquiera
otras (funciones) que le sean atribuidas por las Administraciones educativas, dentro del ámbito de sus
competencias. Este artículo es utilizado como un saco sin fondo por las consejerías de las
Comunidades autónomas para incluir lo que les interesa tanto en las resoluciones como en los planes
generales de actuación, que se concretan en los planes provinciales de actuación, a los cuales cada
director/a provincial añade todo lo que le beneficia en los planes semanales o quincenales. Nos
encontramos ante una variación sustancial de la Ley Orgánica en las administraciones autonómicas y
provinciales, que encuentran la eficacia de la Inspección en el cumplimiento de tareas burocráticas
que benefician a las unidades administrativas de las direcciones provinciales y de las consejerías, las
cuales agradecen que les resolvamos los problemas sobre: Creaciones y supresiones de unidades,
plantillas de profesores, horarios de profesores, disciplina escolar, denuncias.
C- Los directores y equipos directivos, encuentran el sentido de los inspectores en que solucionen los
problemas que se plantean en los centros. A sabiendas de que su funciones y atribuciones les
permiten solucionarlos.
D.-Los órganos colegiados (consejos escolares y claustros de profesores) encuentran el sentido de la
Inspección en que sean interlocutores en sus demandas y propuestas y que realicen funciones de
mediación.
E.-Los profesores especialistas integrados en departamentos de secundaria, equipos de primaria,
equipos de orientación, itinerantes, etc, encuentran el sentido de la Inspección en que solucione sus
problemas con la dirección provincial y con los equipos directivos.
F- Padres: Las asociaciones de padres, las federaciones y confederaciones de padres encuentran el
sentido de la Inspección en que sea garante de la docencia en términos de calidad y que los
inspectores sean interlocutores en sus demandas y propuestas
G- Alumnos: los alumnos de los centros y las asociaciones de alumnos, apenas conocen las funciones
de los inspectores y creo que apenas solicitan nuestra intervención. Sin embargo en mi planteamiento
son los más importantes
H- Sociedad: los medios de comunicación (Prensa, radio, TV) apenas buscan el sentido de la inspección
en el sistema educativo, pero sí solicitan que controlemos los problemas que existen en los centros.
Son abundantes las tertulias sobre educación y muy pocas veces se cita a la Inspección como mejora
de la educación. Solo se nos cita para controlar y solucionar problemas.
En definitiva, cada sector educativo tiene una opinión diferente sobre el “para qué la inspección”, por
tanto, es necesario que nosotros concretemos el itinerario o vía de mejora que proporcione mayor
eficacia a la Inspección, en función del sistema educativo. Las conclusiones de los encuentros anuales
de USIE (Palencia (2010), Oviedo (2011) y Toledo (2012) proporcionan ideas suficientes para
presentar un itinerario de mejora matizado y personalizado por el autor.
La Inspección Educativa debe centrarse en aspectos relevantes del sistema educativo y en el
siguiente orden de importancia:
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1º La Inspección debe centrarse ante todo en conseguir el éxito en el aprendizaje del alumnado,
entendido como la adquisición de conocimientos, destrezas, habilidades, actitudes, valores y
competencias. La Inspección Educativa debe desarrollar las funciones especificadas en la Ley Orgánica,
centrándose en que las enseñanzas de los distintos niveles y ciclos se impartan con la mayor calidad
posible, mediante actuaciones como las siguientes:



Supervisión y asesoramiento de la elaboración de los documentos de planificación docente y de la
práctica docente
Supervisión de las programaciones didácticas y las concreciones curriculares.
Evaluación del alumnado basado en “situaciones de aprendizaje”, que aporten una información
válida, fiable y coherente sobre la adquisición de las competencias básicas incluidas en el currículo
de las enseñanzas obligatorias.
La inspección educativa se creó para este cometido. Todos sabemos que en épocas pasadas (años 60 a
80) la inspección tenía mucho prestigio y su intervención se refería solamente a aspectos curriculares.
2º La Inspección debe centrarse también en conseguir el éxito del profesorado, ayudándole a
desarrollar estrategias y actuaciones adecuadas para lograr el aprendizaje del alumnado y
defendiendo el reconocimiento social de su actuación profesional.
La Inspección debe ayudar a conseguir la coordinación de los docentes responsables de cada grupo de
alumnos, evitando la excesiva fragmentación de docentes sobre el mismo grupo, que disminuye el
aprendizaje del alumnado. La actuación sobre control del cumplimiento de horarios, especialidades,
etc., debe realizarse con relación al éxito en el aprendizaje del alumnado y no solo en relación a cupos,
plantillas, creaciones, supresiones de profesorado.
La Inspección debe contribuir a generar en los centros una convivencia auténtica sin la cual no es
posible desarrollar un proceso de enseñanza-aprendizaje de calidad; debe abordarse en distintos
planos:



En las relaciones interpersonales entre los diferentes sectores de la comunidad escolar: padres,
profesores y alumnos
En el proceso instructivo: enseñanza y convivencia deben ser considerados elementos integrados.
En la gestión de la disciplina y conflictividad que conllevan la motivación y el interés académico.
3º La Inspección Educativa debe perseguir la mejora y el éxito de las instituciones educativas,
plasmada en altos niveles de éxito escolar del alumnado y equidad en el sistema educativo. El logro de
esta mejora debe realizarse a través del ejercicio de sus funciones de asesoramiento y de evaluación
de acciones de calidad de las instituciones educativas, que deben rendir cuentas a la sociedad
demostrando que los recursos se han utilizado de forma eficiente y que han conducido a una mejora
de los resultados
Ha variado el concepto de evaluación de las instituciones educativas: desde una evaluación de la
mejora, a una evaluación para la mejora, y actualmente, a una evaluación como mejora. Es decir,
evaluación se identifica con mejora y, por tanto, tiene que producir consecuencias positivas en los
centros que se evalúan y dejar de ser un mero ritual comprobador o verificador.
Es precisa una redefinición de las tareas asignadas a la Inspección en evaluación de centros, basada
ahora principalmente en el procedimiento examinador externo para verificar el uso y aplicación
correcta de normas legales establecidas. Es necesario complementar dicha evaluación con otros
procedimientos modernos, como el intercambio de buenas prácticas (benchmarching), el fomento de
la autorregulación, la autoevaluación (EFQM, ISO 9000) la certificación y la acreditación.
Consideramos que la función de evaluación de centros puede compartirse con otros agentes e
instituciones, pero el resultado de mejora en cada centro solo puede garantizarse si lo coordina la
Inspección.
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4º La Inspección debe colaborar con otras muchas instituciones creadas para la consecución de la
mejora y el éxito del sistema educativo y debe desarrollar un papel más relevante y activo que el
actual, si se cumplen las siguientes cualidades:

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



Una Inspección del Estado y de las Comunidades Autónomas coordinadas, potenciadas y
adaptadas a las necesidades de la sociedad actual.
Una Inspección que participe en el diagnóstico del sistema educativo, en la implementación de
las mejoras que se deriven y en las evaluaciones generales de diagnóstico.
Una Inspección que muestre la figura del inspector como referente para los docentes, equipos
directivos y comunidad educativa e incluida en el futuro Estatuto de la Función Pública Docente y
en la Carrera Docente.
Una Inspección que participa en los Planes y Programas de las administraciones educativas,
interviniendo en sus procesos de diseño, desarrollo y evaluación profesional.
Una Inspección que colabore en el esfuerzo formativo de cada sector, especialmente de los
profesores, directores e inspectores. Una formación continua que enlace la realidad con la teoría
tanto en el campo de las áreas y materias del conocimiento como en el de los saberes
pedagógicos.
Una Inspección que colabore en el compromiso y esfuerzo de cada uno de los sectores implicados
en el proceso educativo (alumnos, padres, profesores) en los niveles central, autonómico y
provincial.
Manuel López Navarro
Se nos pregunta en esta mesa redonda por la finalidad, por el para qué de los funcionarios del Cuerpo
de Inspectores de Educación. Las preguntas, si no son malintencionadas, se formulan por
desconocimiento o por dudas; en este caso, debemos concluir que se pregunta por dudas en esa
finalidad. Y porque hay confusión sobre el papel a desempeñar, como si la Inspección estuviera ahora
mismo fuera de sitio, en tierra de nadie. Daremos una respuesta ortodoxa, pero también una versión
de mejora desde el punto de vista personal.
En primer lugar la respuesta ortodoxa: la Constitución Española establece en su artículo 27.8 que “Los
poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para garantizar el cumplimiento
de las leyes.” En el artículo 148 de la LOE, el primero del Título VII, se recoge que la Inspección
educativa (como tarea, actuación o función que corresponde a las Administraciones públicas) “se
realizará sobre todos los elementos y aspectos del sistema educativo, a fin de asegurar el
cumplimiento de las leyes, la garantía de los derechos y la observación de los deberes de cuantos
participan en los procesos de enseñanza y aprendizaje, la mejora del sistema educativo y la calidad y
equidad de la enseñanza” Y en el artículo 152 de la LOE, titulado “Inspectores de Educación” se
atribuye esa tarea o actuación de Inspección educativa a los funcionarios públicos del Cuerpo de
Inspectores de Educación (y a los del CISAE, a extinguir). Literalmente: “La Inspección educativa será
ejercida por las Administraciones educativas a través de funcionarios públicos del Cuerpo de
Inspectores de Educación así como a los pertenecientes al CISAE”. Por tanto, la Inspección de
Educación tiene como finalidad ser el instrumento con el que los poderes públicos (las
Administraciones educativas correspondientes) llevan a cabo ese mandato constitucional de
“Inspeccionar y homologar el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las leyes”. Por
autoridad interpuesta o delegada, los inspectores ejercemos la Inspección educativa sobre todos los
elementos y aspectos del sistema educativo.
¿Por qué entonces esa sensación de estar fuera de sitio? La Inspección tradicional era la de Primaria,
donde la actuación del Inspector incluía asesorar y corregir metodológicamente al profesor, algo que
apenas cuajó en las más modernas inspecciones de Enseñanzas Medias, donde los inspectores
realizaban sobre todo tareas de planificación de unidades, cupos de profesorado y nombramientos de
cargos directivos. El unificado Cuerpo de Inspectores de Educación, cuyas funciones se desarrollan en
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todas las enseñanzas y centros no universitarios, reúne ambas tradiciones, pero en un panorama de
apertura didáctica y metodológica (reconocimiento constitucional de libertad de cátedra) y con
autonomía curricular y organizativa de los centros, en una sociedad compleja y dinámica, todo lo cual
complica para el Inspector ejercer de guía pedagógico.
Esas dificultades, o quizás otras necesidades de la Administración educativa, llevaron a que los
inspectores se ocuparan de tareas burocráticas y de gestión, recopiladores de datos (estadillos),
planificación y escolarización, gestión de los servicios complementarios de los centros, etc., tareas
impropias de la Inspección y que se han ido dejando a servicios administrativos creados en las
delegaciones provinciales, provocando, quizás, un vacío en el quehacer de los inspectores. La
sobredimensión de las delegaciones provinciales, con “encargados de…”, “responsables de…”,
“coordinadores de…”, todos ellos puestos de libre designación o adscripción de docentes de confianza
del titular de la Delegación, añade relatividad a los informes de Inspección, una Inspección que tiene
funciones y atribuciones de régimen pasivo (observar y trasladar lo observado) en una sociedad
dinámica donde hace falta la actuación ágil, inmediata para que sea eficaz. Los delegados provinciales
(en Andalucía lo son de Educación, Cultura y Deporte) no disponen de los tiempos necesarios para
ocuparse de tantos detalles importantes para la vida de los centros, ni para analizar con sosiego los
informes de Inspección, que quedan en muchos casos sin la necesaria respuesta, generando en los
inspectores la sensación de irrelevancia.
Una moderna tendencia para ocupar el quehacer inspector, en algunas Comunidades Autónomas, es
la de ejercer el papel de apoyo, guía o asesoramiento, literalmente “de acompañamiento” de centros
o grupos de profesores que desarrollan programas o proyectos considerados estratégicos o de
innovación. En mi opinión ese acompañamiento desvirtúa la esencia inspectora y queda contaminado
el inspector tanto para inspeccionar como para evaluar, al ser juez y parte.
Otro enfoque actual es el de aplicar el binomio autonomía de los centros – rendición de cuentas,
teniendo los inspectores en esa segunda parte labor supervisora. Este enfoque no lo creo apropiado
para instituciones como los centros educativos, que tratan con material tan sensible como niños y
adolescentes. Independientemente de que la rendición de cuentas se aplique a algunos ámbitos del
funcionamiento de los centros, no puede perderse el control in situ de la Inspección, en el momento
preciso para corregir la disfunción. A todos se nos habrá presentado el caso del IES que, en noviembre,
nos dice que tienen un alumno de 1º de ESO, con muy bajo nivel curricular y que en su historial
académico consta que suspendió casi todo del tercer ciclo de Primaria, pero que no ha repetido
nunca. En ese momento es tarde para actuar, no vamos a retrotraer al alumno al colegio de Primaria,
quedando sin corregir la mala decisión anterior. Por eso, está muy bien la rendición de cuentas a
posteriori, pero la Inspección debe trabajar al día, de forma que la dupla autonomía de los centros /
rendición de cuentas sea el trío: autonomía de los centros + supervisión in situ + rendición de cuentas.
Todas estas cuestiones: la de no realizar verdadera inspección pedagógica, muy difícil al actuar en
todas las enseñanzas; tener o haber dejado de tener, tareas administrativas y de gestión; existir un
cuello de botella para que una sola persona tenga que decidir sobre problemática en algunos
centenares de centros de la provincia; no ser adecuada la interpretación del “Inspector
acompañante”, porque esa profundidad asesora le resta tiempos para otros centros, y hay que pensar
también en los centros (en el alumnado) que nunca desarrollan programas o proyectos novedosos (y
hay que cumplir la “homologación” y “la equidad de la enseñanza”); y por último porque la rendición
de cuentas está bien para las cuentas, pero no para el discurrir de actuaciones y decisiones docentes
que han de tener supervisión y respuesta inmediata.
¿Para qué entonces, la Inspección de Educación? La Inspección de Educación tiene su sitio, es el de
inspeccionar, se llame supervisar o controlar, y el de evaluar, propiamente la función docente y la
directiva, así como colaborar en la de centros. La de asesorar debe limitarse a la parcela de derechos y
deberes de los miembros de la comunidad educativa, porque otra cosa sería convertirla en una oficina
de información, habida cuenta de que la potestad interpretativa de las normas no radica en la
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Inspección. ¿Resulta entonces que la Inspección es sobre todo una “policía administrativa y
pedagógica”? Ojalá, porque para velar por el cumplimiento de las normas se necesita alguna potestad
ejecutiva o sancionadora.
El mandato constitucional es el de “inspeccionar y homologar” el sistema educativo. La homologación
podemos entenderla aquí como un nivel adecuado de aseguramiento de la calidad educativa que
abarque a todos, con actuaciones de la Inspección en todos los centros, contextualizadas y dentro de
un Plan de Actuación, pero que supervise los puntos básicos de la organización de los centros y de su
funcionamiento, a modo de ITV (Inspección Técnica de Vehículos), en este caso diríamos de ITE
(Inspección Técnica Educativa), que sería eficaz si la Inspección tuviera potestad disciplinaria para
faltas leves o para pequeños incumplimientos: poder sancionar con hasta tres días de suspensión de
empleo y sueldo, por ejemplo, con lo cual se aligeraría el cuello de botella que supone que hasta lo
más leve tenga que ser resuelto por una sola persona. Otra ocupación de los inspectores ha de ser la
evaluación de la función docente, que debe regularse y realizarse periódicamente, en el ámbito de la
carrera docente. Solo con las evaluaciones de la función docente, sea por sexenios o por decenios,
quedarían claros tanto el tiempo como el sitio de la Inspección.
La Inspección no es lo que nos dicen los políticos cuando al reunirse con el colectivo de inspectores
nos halagan los oídos, sino lo que se recoge en el BOE y los boletines oficiales de cada Comunidad. Ahí
es donde deben incluirse potestades que la hagan más eficaz y pueda cumplir las funciones de
inspeccionar y homologar, en nombre de la Administración educativa, el sistema educativo y
garantizar el cumplimiento de las leyes. Para aprovechar el potencial que tiene la Inspección, y dada la
complejidad del marco educativo, las faltas leves o incumplimientos no graves, pueden ser
solucionados otorgando al Inspector potestad disciplinaria para imponer hasta tres días de suspensión
de empleo y sueldo, con todas las garantías y revisiones necesarias. Y que todos los centros tengan
anualmente lo que he llamado I.T.E. (inspección Técnica Educativa), y los profesores una evaluación
periódica realizada por la Inspección. Con ello, los inspectores aportaríamos nuestro granito de arena
a la finalidad del sistema educativo.
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