Los humedales costeros: ecosistemas fluctuantes

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 Los humedales costeros: ecosistemas
fluctuantes
Isabel Ruiz Pérez
Del conjunto de ecosistemas litorales, los humedales costeros son los
que presentan un mayor dinamismo y variación estacional, además de
poseer un gran valor ecológico. En ellos entran en contacto el agua
continental y el agua marina, creándose una gran variedad de
ambientes que se diferencian por su composición y su concentración
salina. Los más importantes son los estuarios, los deltas, las marismas
y albuferas, las lagunas costeras y las salinas.
En la desembocadura de los ríos siempre existe una zona de mezcla de
agua dulce y salada, que recibe el nombre de estuario. Los estuarios
típicos se encuentran tierra adentro y están dominados por las mareas,
de manera que poseen condiciones fluctuantes tanto de temperatura
como de salinidad. En la mayoría de los estuarios, el agua salada y la
dulce se mezclan de manera homogénea: el agua dulce se mueve en la
superficie hacia el mar mientras que en la profundidad se genera una
corriente de agua de mar en dirección al río rica en nutrientes. Al
mismo tiempo, los aportes de materia orgánica del río fertilizan el
estuario.
Estuario del río Adige (Italia)
En mares cerrados con mareas débiles, como el Mediterráneo, la
desembocadura forma un delta, con características opuestas a las de un
estuario: los deltas son lenguas de tierra que se adentran en el mar y
están dominados por el río. El agua marina que entra en un delta
apenas se mezcla con la dulce del río, ya que presenta una mayor
densidad y por ello queda en el fondo; se produce así una estratificación
llamada cuña salina.
Las marismas son zonas formadas por colmatación sedimentaria de
depresiones litorales cerradas (colmatar, según el diccionario, es
rellenar una hondonada haciendo pasar repetidas veces agua cargada
de sustancias terrosas que se van depositando en ella). Las marismas
que se encuentran al borde del mar son cubiertas periódicamente por
las mareas. En aguas cálidas tropicales y subtropicales son parte del
manglar.
Las lagunas costeras son ecosistemas sometidos a la influencia actual y
pasada de aguas continentales subterráneas o superficiales, y marinas.
Poseen una cubeta definida (depresión del terreno ocupada por aguas
permanentes y que forma una cuenca cerrada) y su característica
principal es la gran variación estacional. Se localizan sobre todo en
costas de mares sin mareas (Mediterráneo, Báltico, etc.) o en deltas de
grandes ríos, como el Mississipi o el Nilo.
Un caso especial de lagunas costeras serían las albuferas, formadas a
partir de bahías que se cerraron al mar por aportes sedimentarios
(cordones o barras arenosas). Pueden recibir aportes de agua de mar
por efecto del oleaje y aportes continentales provenientes de acuíferos.
Las salinas representan zonas encharcadas temporalmente de agua de
mar que alternan periodos de sequía y de inundación, y que funcionan
como evaporadores o concentradores de sal.
Todos estos humedales poseen una serie de características que los
convierten en áreas de gran interés ecológico. Por una parte, suelen
poseer aguas eutróficas, es decir, muy ricas en nutrientes, que hacen
que haya en ellos alta productividad primaria, o sea, organismos
capaces de producir su materia orgánica a partir de sustancias
inorgánicas, llamados autótrofos, y que son los primeros de la llamada
cadena alimentaria. Esto hace que estos ambientes sean indispensables
para la vida y posean una gran diversidad biológica y paisajística,
además de ser hábitats específicos de poblaciones vegetales y animales.
Son también áreas esenciales para las aves migratorias. Su implicación
en el ciclo del agua y en el mantenimiento de las redes alimentarias
hace de ellos ecosistemas interesantes y necesarios.
Manglar
En los humedales existe una gran variación estacional de salinidad y
temperatura y esto ejerce una fuerte presión selectiva en las
poblaciones de organismos animales y vegetales que los habitan. Por
esta razón los humedales cuentan en general con pocas especies que
desarrollen su ciclo vital completo en ellos; la mayoría no puede
sobrevivir en un ambiente con tantas fluctuaciones. Las especies que
permanecen todas las estaciones poseen una gran tolerancia y poder de
adaptación a las condiciones fluctuantes.
Un ejemplo importante de este tipo de especies son los manglares. Son
agrupaciones arbóreas (distintas especies de mangle) adaptadas a vivir
y desarrollarse en terrenos inundados por aguas salobres, propias de
zonas tropicales y subtropicales y asociadas a zonas costeras, pudiendo
encontrarse en contacto directo con el mar.
Estos árboles presentan una elevada tolerancia a la salinidad (son
especies eurihalinas), además de otras adaptaciones que les permiten
vivir en un ambiente tan fluctuante. Los manglares son ecosistemas que
permiten la vida de gran variedad de aves y organismos acuáticos,
sirven de lugar de cría y protección para muchos de ellos y representan
zonas de gran productividad por su gran aporte de materia orgánica.
La intervención del hombre en los humedales
Los ecosistemas costeros se hallan amenazados por la explotación y el
desarrollo humano. Su problemática es variada y hace que la superficie
mundial de los distintos humedales se vea en franca disminución. En el
caso de las zonas húmedas meridionales europeas, la causa principal de
su progresiva degradación es la agricultura intensiva. En las aguas de
estos ecosistemas se vierten toneladas de fertilizantes y pesticidas
provenientes de los arrozales e invernaderos que aumentan la
eutrofización, o saturación de nutrientes que causa la falta de oxígeno,
hasta niveles inviables para las especies que los habitan, Muchas de
estas zonas son destruidas por la especulación urbanística, la
construcción de campos de golf o la sobreexplotación de acuíferos y
salinas.
Otro problema, asociado en este caso a los deltas, es su regresión
debido a la construcción de embalses dedicados a la obtención de
energía hidroeléctrica, lo que provoca que los sedimentos se depositan
en ellos y no en la desembocadura de los ríos.
Uno de los ambientes costeros más amenazados actualmente es el
manglar. En los últimos veinte años su superficie mundial se ha visto
reducida a un 35%, debido a la contaminación de las aguas, la
deforestación, el aprovechamiento de las áreas para uso urbano o
industrial, su desecación para convertirlos en tierras de cultivo, incluso
su tala para labores acuícolas como el cultivo de especies de camarones
o langostinos.
Flamencos, aves migratorias propias de humedales
En ambientes mediterráneos, los deltas de los grandes ríos (Ebro, en
España; Roine, en Francia) también son ejemplos de zonas húmedas
muy cambiantes que cobijan a multitud de especies adaptadas a esas
condiciones. Hay que considerar que gran parte de los deltas
mediterráneos, al igual que las marismas y las albuferas, han sufrido
daños sobre todo por el cultivo del arroz. La cantidad de agua dulce que
entra normalmente a estos deltas se modifica por este cultivo y las
condiciones en ellos se hacen aún más fluctuantes. No obstante, por la
gran confluencia de ambientes que hay en ellos siguen siendo zonas de
gran diversidad biológica, ya que muchas especies las aprovechan como
área de cría.
Delta del Ebro (Tarragona, España
Los alevines que se crían en estos ambientes, por ejemplo, suelen ser
más eurihalinos, es decir, que enfrentan mejor los cambios de salinidad,
y por ello permanecen ahí protegidos de los depredadores adultos. Por
otra parte, la gran productividad de estas zonas las hace ideales para la
alimentación de especies marinas con valor económico importante.
Las zonas húmedas del planeta representan una riqueza ecológica
incalculable, además de sustentar la vida de numerosas especies
vegetales y animales que hoy en día se encuentran en peligro de
extinción por causa de su disminución. También son indispensables para
gran cantidad de aves migratorias especialmente adaptadas a estos
ambientes y dependientes completamente de ellos. Ante todas estas
consideraciones, debemos ser conscientes de la necesidad de
protegerlas y conservarlas.
Referencias:
Ruiz Pérez, I.,
Biología y ecología trófica de Pomatoschistus microps
(Krøyer, 1838) en el Delta del Ebro , tesis doctoral, Universidad de
Barcelona, 1995.
Margaleff, R., Limnología, Ed. Omega, Barcelona, 1983.
http://www.ucm.es/info/ecologia/Descriptiva/Estuarios1/ESTUARIOS1.htm
http://www.mma.es/costas/htm/actua/infor/actua3b.htm
http://www.lighthouse-foundation.org/
http://www.oceanoasis.org/fieldguide/mangroves-sp.html
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