Discurso inaugural Luis Mier y Terán Casanueva* ...el futuro de nuestro país depende, en buena medida, de la solidez y la fortaleza de Hacia un Plan Nacional de Posgrado nuestros programas de posgrado... ó E s un gran honor para mí participar con ustedes en este importante foro. Estoy seguro que entre todos los aquí presentes existe la firme convicción de que el futuro de nuestro país depende, en buena medida, de la solidez y la fortaleza de nuestros programas de posgrado. Reflexionar en torno a sus necesidades, capacidades y límites y, sobre todo, crear estrategias que nos permitan consolidar programas de colaboración interinstitucional, es una tarea urgente y prioritaria que deberá verse reflejada en un futuro inmediato en nuestro trabajo cotidiano. Existen, hoy en día, algunos avances importantes en torno a la consolidación del posgrado en México. La formación del Consejo Mexicano de Estudios de Posgrado (Comepo) es sin duda una valiosa oportunidad para el mejor funcionamiento de los programas de posgrado que actualmente existen en nuestro país, así como un vehículo extraordinario para consolidar las redes necesarias para un intercambio ágil y eficaz de las experiencias de cada institución de educación superior ( IES). Resulta imprescindible fomentar este espíritu de c olaboración interinstitucional en torno a los programas de posgrado. Nos anima la certeza de vivir en un horizonte histórico marcado por la necesidad de fortalecer, al interior de nuestro país, el desarrollo de la 7 investigación y contribuir así al fortalecimiento de la ciencia y la tecnología nacional y, en general, de nues tra cultura. Sabemos que el conocimiento ha cobrado una importancia creciente como motor de la riqueza en la economía mundial. En virtud del aumento del comercio internacional, del cambio tecnológico y de las alteraciones en la estructura laboral, el conocimiento se percibe como un factor que aumenta las posibilidades productivas de una sociedad y por tanto, de su crecimiento económico. Sin embargo, hay más. El conocimiento es fuente insustituible para el desarrollo pleno de las oportunidades vitales del ser humano, de sus libertades. Una sociedad culta tiene capacidad de decidir el rumbo que quiere tomar, de comprenderse y de proyectarse. Es por ello que México —un país eminentemente de jóvenes— se encuentra ante el mayor desafío de su porvenir. El posgrado nacional es importante para enfrentar adecuadamente este desafío al menos en tres aspectos decisivos. En la generación de investigación significativa para la ampliación del conocimiento, así como para la atención y solución de los problemas nacionales; en la formación de profesionistas altamente calificados en los saberes que exige su disciplina, con capacidad creativa, además de innovadora y con habilidades de aprendizaje constante. Finalmente, el fortalecimiento del posgrado nacional está íntimamente relacionado con la expansión educativa necesaria para el futuro de México, a través de la formación de los profesores que requiere en forma global el sistema de educación superior. No debemos olvidar que en los programas de posgrado se refleja el nivel de las investigaciones que realizamos. No solamente porque el trabajo de aquellos que aún se encuentran en periodos formativos debe responder a las reglas de la discusión 8 internacional que cada especialidad requiere, sino porque la investigación nacional del futuro se prepara y se define en la experiencia que cada programa de posgrado deja en sus alumnos. En este sentido, la fuerza de los programas de posgrado radica en que son espacios en donde la docencia y la investigación se vinculan de manera indisoluble. Los alumnos aprenden investigando y los docentes fortalecen sus argumentos y consolidan sus proyectos de investigación al presentar a los estudiantes el avance de sus resultados. Es por ello que resulta tan importante el intercambio entre las distintas instituciones nacionales donde se desarrollan programas de posgrado. Todos sabemos que los avances científicos se consiguen en la medida en que las ideas circulan y se confrontan con otras posturas y con nuevos resultados. El avance científico siempre ha funcionado en sistemas de redes, en donde el factor de unión es la preocupación por ofrecer soluciones mejores a los problemas planteados. En cierto sentido, a pesar del establecimiento de comunidades científicas, existe una especie de división del trabajo que atiende, sobre todo, a los recursos y las potencialidades que tiene cada centro de investigación o cada IES. Es por ello que debemos fomentar una intensa reflexión que nos permita diagnosticar la situación en la que hoy en día se encuentran nuestros posgrados. En esta reflexión, conviene considerar la diversidad de formas que asumen los programas de posgrado, tanto en ciencia y tecnología como en ciencias sociales y humanidades, y en específico la relación de esta heterogeneidad con la complejidad del horizonte en que se desarrollan los campos de investigación, las disciplinas, profesiones y la fragmentación de los requerimientos de mercados de trabajo. Esto supone hacer un esfuerzo por reconocer y diagnosticar necesidades diversas en el desarrollo de investigación y, por otra parte, en la formación de recursos humanos vinculada al desarrollo de la capacidad productiva del país. En este sentido, es necesario generar circuitos de enlazamiento entre la investigación básica, el desarrollo tecnológico, la formación de recursos humanos y los procesos industriales. Este esfuerzo constituye sin duda uno de los desafíos más grandes que enfrentan los programas de posgrado, no sólo en México. Este diagnóstico debe ser colectivo. El fortalecimiento del posgrado nacional no es posible con la realización de esfuerzos particulares y aislados, sino únicamente con la formulación de propósitos comunes, y la participación y colaboración general de las IES del país, compartiendo experiencias pero también capacidades y recursos en la realización de objetivos y retos compartidos, previamente identificados. Identificar retos compartidos para abordarlos y superarlos conjuntamente supone, a la vez, la definición de procesos de racionalización dirigidos a ese fin. Resulta de suma importancia para ello evaluar y reconocer con mayor precisión los alcances y límites de las capacidades de nuestros posgrados, así como los espacios de convergencia y complementariedad institucional que permitan su fortalecimiento; diseñar, por tanto, formas de cola- boración eficaces que sirvan al desempeño de cada uno y del conjunto, en un verdadero esfuerzo cooperativo cada vez más amplio. Estoy seguro que en las jornadas de trabajo que hoy comienzan encontraremos este espíritu y que daremos un paso más para consolidar un Plan Nacional de Posgrado. 9