I. LA ANALOGÍA EN DERECHO 1. El artículo 4 del Código Civil. Analogía legis y analogía iuris Cuando el art. 4.1 CC autoriza la aplicación analógica de una norma a un supuesto que esa norma no regula, está partiendo de una realidad: el legislador, en ocasiones, no ha sido previsor o no ha podido serlo y se ha generado una anomía o laguna legal1. No existirá tal laguna cuando el legislador, excepcionalmente, autoriza al juez para resolver según la equidad2, pues 1. “Ante un problema de anomia que se presenta, al no ser el ordenamiento jurídico previsor, la analogía evidentemente es la técnica adecuada ante una realidad social que se presenta dinámica y con profusión en los tiempos actuales y exige respuesta judicial.” (STS PD\R(QRFDVLRQHVVHDÀUPDTXHORVLQVWUXPHQWRVTXHODOyJLFDMXUtGLFDRIUHce al aplicador para resolver la anomia son dos: la analogía y el argumento a contrario. La primera se basa en el principio jurídico ubi eadem ratio, ibi eadem dispositio y, el segundo, se basa en el principio contrario ubi lex voluit dixit, ubi noluit tacuit (Mantovani, F., Diritto Penale, Cedam, Padova, 1979, pág.103). El argumento a contrario puede contraponerse, no sólo a la analogía, sino también a la interpretación analógica, si por ésta se entiende el razonamiento o método exegético que opera en la interpretación sistemática. Sobre el particular YROYHUpPiVDGHODQWHDODFXHVWLyQVHUHÀHUH*LPEHUQDW2UGHLJ(Concepto y método de la Ciencia del Derecho Penal, Tecnos, Madrid, 1998, págs. 68-77 2. El art. 3.2 CC dice “La equidad habrá de ponderarse en la aplicación de las normas, si bien las resoluciones de los tribunales sólo podrán descansar de manera exclusiva en ella cuando la ley expresamente lo permita.”. Es claro que la equidad no es una fuente del Derecho, sino un modo de interpretar y aplicar las normas, si bien hay que reconocer que “en la aplicación de la equidad hay un matiz de creación jurídica superior a la mera aplicación de una norma vigente (STS 1ª, 8 marzo 1982). Por otro lado, la autorización para resolver sólo en base a la equidad debe de estar legalmente prevista, lo que quiere decir que, en tales casos, la fuente es la ley y ésta indica una forma de resolver acudiendo a la equidad. La MXULVSUXGHQFLDVHPDQLÀHVWDHQHVWHVHQWLGRDOGHFLUTXH´ODHTXLGDGQRFRQVWLWX\HXQD fuente del Derecho...y es un criterio atemperador de la norma estricta, salvo que la ley X 15 La atenuante analógica de dilaciones indebidas en estos casos hay norma aplicable, que contiene el supuesto de hecho, y la fuente a la que se acude es esa norma autorizante -la ley-, que permite al juez una solución de equidad. Fuera de estos supuestos y ante la falta de norma, podrá entrar en juego la analogía, extendiendo a un caso no previsto la normativa de un caso similar si previsto, si entre los dos “se aprecie identidad de razón”. Esta es la analogia legis y se contempla expresamente en el art. 4.1 CC. Por otro lado, se habla de un segundo tipo de analogía, la analogia iuris3, que consiste en extraer de un conjunto de normas unos principios generales para solucionar el caso no previsto. La peculiaridad de esta segunda clase de analogía está en que se trata de “un mecanismo de obtención y de aplicación de los principios generales permita el juicio de equidad (STS 1ª, 16 octubre 1990). Sobre la relación de complementariedad, y no de contradicción; entre el derecho y la equidad, ver Henkel, H., Introducción a la Filosofía del Derecho, traducción de Gimbernat Ordeig, E., Taurus, Madrid, 1968, págs. 531-532. Cuando expresamente el CC llama a la equidad (arts. 1103, 1154 y 1690), la regla para resolver la situación está en la Ley, lo que ocurre es que la Ley permite al juez acudir al criterio de la equidad, concediéndole una “facultad de arbitrio...no susceptible de recurso de casación o dicho de otro modo, no es revisable por el Tribunal Supremo al tratarse de un juicio de equidad” (STS 1ª, 25 marzo 1988, citando muchas otras en el mismo sentido). La equidad es un “elemento de interpretación a la vez que corrector de la generalidad de la Ley...no pudiendo tener acceso a la casación más que cuando fuere arbitrario o desorELWDGRµ676PD\RHQHOPLVPRVHQWLGR676MXQLR(QGHÀQLWLYD la equidad “opera en el campo de la hermenéutica” (STS 1ª, 18 julio 1986) y como pone de relieve la Exposición de Motivos de la Ley 3/1973, de 17 de marzo, es “un elemento tendente a lograr una aplicación de las normas sensible a las particularidades de cada caso”; “es un elemento de interpretación a la vez de corrector de la generalidad de la ley” (STS 1ª, 9 mayo 1983). Para Lumia la equidad es “el máximo de discrecionalidad que la ley concede al juez en algunos casos por razones de oportunidad cuando la singularidad de ciertas relaciones se presta mal a una disciplina uniforme” (Principios de teoría e ideología del Derecho, traducción de A. Ruiz Miguel, Debate, Madrid, 1978, pág. 75). 3. La analogía iuris “es el procedimiento por el cual se obtiene una nueva regla para un caso QRSUHYLVWRQR\DSRUODUHJODTXHVHUHÀHUHDXQFDVRLQGLYLGXDOFRPRVXFHGHHQODanalogia legis, sino de todo el sistema o de una parte del sistema, es decir que este procedimiento QRGLÀHUHGHOTXHVHHPSOHDFXDQGRVHUHFXUUHDORVSULQFLSLRVJHQHUDOHVGHOGHUHFKRµ%Rbbio, N., Teoría General del Derecho, Debate, Madrid, 1991, pág. 248). 16 Araceli Manjón-Cabeza Olmeda del Derecho”4 , por lo que, en este caso, la fuente de resolución no está en una concreta norma (que se extiende a un caso no contemplado), sino en los principios generales extraídos del Ordenamiento. Por otro lado, debe de tenerse en cuenta que la admisión de la analogía no supone una alteración del sistema general de fuentes: 1º) Se acude a la ley exactamente prevista para resolver un caso o a la aplicación analógica de esa ley a otro caso no previsto pero similar; 2º) sólo en defecto de ley o de analogía legal, se acudirá a la costumbre; y 3º) faltando costumbre, se acudirá a la analogía iuris o principios generales del Derecho. Así lo entiende la doctrina, tras comparar el antiguo art. 6.2 CC, antes de la reforma de 1974 y el vigente art. 15. 4. STS 1ª, 12 septiembre 2005, que dice además que “a diferencia de la analogia legis, en la técnica de la analogia iuris no se parte para la aplicación analógica de una sola norma, ni se procede de lo particular a lo particular, sino que partiendo de una serie o conjunto de normas, se trata de deducir de ellas un principio general del Derecho... parte de un conjunto de preceptos, de los que extrae, por inducción, su principio inspirador y lo aplica al caso no regulado”. 5. Así lo sostiene Torralba, porque el derogado art. 6.2 decía que “cuando no haya ley exactamente aplicable al punto controvertido, se aplicará la costumbre del lugar, y, en su defecto, los principios generales del derecho.”. En cambio, el vigente art. 1 establece que “La costumbre sólo regirá en defecto de ley aplicable...”, lo que debe de entenderse como ley existente o como analogía legis (en V.V.A.A., Comentarios a las reformas del Código Civil, Tecnos, Madrid, 1997, SiJ3RUORTXHVHUHÀHUHDORVSULQFLSLRVJHQHUDOHVGHOGHUHFKRGRFWULQD\MXULVSUXGHQFLD sostenían, a pesar de la redacción del antiguo art. 6, que los mismos presidían la aplicación de la ley y de la costumbre y, además, se aplicaban directamente cuando faltaba ley y costumbre,X 17 La atenuante analógica de dilaciones indebidas 2. Lagunas de ley y lagunas de derecho. El artículo 1.7 del Código Civil Tal como acabamos de ver, las lagunas legales se resuelven por el sistema de autointegración, pues es el propio Ordenamiento el que establece los procedimientos de resolución, conteniéndolos dentro de sí y sin posibilitar la heterointegración, es decir, el recurso a otros ordenamientos. Relacionada con lo anterior está la diferenciación entre lagunas de ley y lagunas de Derecho. Las primeras se resuelven acudiendo al sistema de fuentes, bien por extensión analógica de una norma (analogia legis), bien en base a la costumbre, o a un principio general o a varios (analogia iuris). Las llamadas lagunas de derecho o del Ordenamiento suponen que no hay ninguna fuente -ni ley, ni costumbre, ni principios- para resolver. Sin embargo estas lagunas no se reconocen en el ordenamiento6, toda vez que el art. 1.7 CC establece el deber inexcusable de los jueces y Tribunales de resolver en todo caso atendiendo al sistema de fuentes7 . Ese deber supone que ningún supuesto ha de quedar Este entendimiento es el que se recoge en el vigente art. 1.4 que dice “Los principios generales del derecho se aplicarán en defecto de ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del ordenamiento jurídico”. 6. Según la Exposición de Motivos del texto del Título Preliminar del CC (Decreto 1836/1974, de 31 de mayo), “la formulación de un sistema de fuentes implica la exclusión de las lagunas del Derecho”. 7. Téngase en cuenta que el art. 448 CP castiga por prevaricación al “... Juez o Magistrado TXHVHQHJDVHDMX]JDUVRSUHWH[WRGHRVFXULGDGLQVXÀFLHQFLDRVLOHQFLRGHOD/H\µ6H trata de “... una negativa abiertamente ilegal a cumplir, en cualquier materia, con la función jurisdiccional que compete a Jueces y Magistrados (art. 117 CE y art. 1 LOPJ), lesionando así el derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE). En suma, consiste en no decidir o pronunciarse sobre pretensiones formuladas ante los órganos jurisdiccionales.” (STS 22 junio 2001). El derogado art. 6.1 del CC decía que “el Tribunal que rehuse fallar a pretexto de VLOHQFLRRVFXULGDGRLQVXÀFLHQFLDGHODOH\LQFXUULUiHQUHVSRQVDELOLGDGµ6REUHHVWDPDWHULD puede verse el interesante diálogo que establece Norberto Bobbio con Carlos Cossio (Bobbio, N., “La plenitud del orden jurídico y la interpretación de Carlos Cossio”, en Revista de Teoría X 18 Araceli Manjón-Cabeza Olmeda sin solución, pero su materialización no es igual en todos los casos. En materias de Derecho Privado, cualquier situación debe tener regulación, en el sentido de respuesta positiva. En Derecho Penal esa exigencia se colma plenamente, no sólo aplicando el precepto penal sancionador o excluyente de la sanción, por MXVWLÀFDFLyQH[FXOSDFLyQQRSXQLELOLGDGRIDOWDGHUHTXLVLWRV de procebilidad, sino también, no aplicando ningún precepto por atipicidad del comportamiento. Lo atípico en Derecho Penal no es una laguna y, por tanto, no debe colmarse analógicamente, aunque exista una norma que declara la tipicidad de un supuesto similar y con idéntica razón. Es en Derecho Penal donde cobra mayor vigencia la idea de que el ordenamiento jurídico es pleno8 y que contiene una norma general excluyente o norma de clausura que dice que todo lo que no esté expresamente prohibido o mandado, está permitido: es la plasmación y Filosofía del Derecho del Instituto Tecnológico Autónomo de México, núm. 21, 2004, págs. 255-260, a propósito de la obra de Cossio, C., La plenitud del orden jurídico y la interpretación judicial de la ley, Losada, Buenos Aires, 1939. El artículo de Bobbio puede consultarse en http://www.cervantesvirtual.com). Cossio se refería al art. 7 del Proyecto de CC argentino que establecía que “los jueces no se abstendrán de juzgar en caso de silencio, oscuridad o LQVXÀFLHQFLDGHODVOH\HVµ&RQVLGHUDEDTXHHVWHSUHFHSWRHUDLQ~WLO\GHEtDVHUHOLPLQDGR pues la obligación de dictar sentencia se desprende de la estructura lógica del ordenamiento, es decir, de la plenitud del ordenamiento jurídico, y no de la voluntad del legislador. Sobre este diálogo entre los dos autores citados y su contenido en materia de interpretación analógica, YHU)LOLSSL$´1RUEHUWR%REELR\&DUORV&RVVLR/DÀORVRItDMXUtGLFDGHODLQWHUSUHWDFLyQDQDOygica”, en Revista de Teoría y Filosofía del Derecho del Instituto Tecnológico Autónomo de México, núm. 21, 2004, págs. 261-270 (puede consultarse en http://www.cervantesvirtual.com). .HOVHQVHUHÀHUHDODUJXPHQWRGHODV´denominadas “lagunas”, en las que falta la norma general para aplicarla al caso particular, como un error “que reposa en la ignorancia del hecho de que cuando el orden jurídico no estatuye ninguna obligación a cargo de un individuo, su comportamiento está permitido” (Teoría pura del Derecho, traducción de Vernengo, R. J., de la segunda edición alemana, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1981, págs.254-258). 19 La atenuante analógica de dilaciones indebidas del argumentum a contrario9. Y, aunque parezca un contrasentido, el ordenamiento penal es pleno y carece de lagunas, por su carácter fragmentario, o sea, porque “de propósito”, mediante ODWLSLÀFDFLyQVHVHOHFFLRQDORTXHVHTXLHUHFDVWLJDU\ORTXH se quiere dejar impune. Hablar de lagunas en Derecho Penal sólo tiene sentido de lege ferenda. Cuando el juez penal dicta sentencia declarando que el autoconsumo de drogas o el cultivo preordenado al consumo son atípicos e impunes, no está dejando una laguna, sino que está aplicando la ley penal y, en ese sentido, está resolviendo. Puede decirse que el ordenamiento civil y el juez que lo aplica deben de prever todo, pero el ordenamiento penal y su aplicador tienen como misión separar lo relevante de lo irrelevante. Por eso dice Orts Berenguer que si unas conductas no están contempladas en la ley penal “antes de pensar que allí ha surgido una laguna, habrá que inclinarse 9. Por eso, aunque se pretenda admitir que en el ordenamiento general pueda existir un espacio jurídico vacío o una porción de no Derecho, sin embargo ello no es posible en Derecho Penal. Por otro lado, elegir aquí el argumento a contrario y no la analogía (que nos llevaría a concluir que también está prohibido lo análogo a lo prohibido), es obligado, toda vez que, se dice que cuanto más especializada o restringida es una norma, más se tenderá a aplicar el argumento a contrario y menos la analogía (art. 4.2 CC, referido a las normas penales y a las excepcionales). Es interesante ver la réplica que sobre este particular hace Gimbernat Ordeig a Dahm, cuando le contesta que la extensión del campo de aplicación es importante pero que no es el único criterio, porque a veces, la opción por el argumento a contrario o la interpretación analógica nos la indicará el criterio teleológico o la lógica (Concepto y método..., ob. cit., págs. 69 –70). Pero creo necesario señalar que una cosa es la DÀUPDFLyQTXH\RKHKHFKRHQHOWH[WRGHTXHHQ'HUHFKR3HQDOMXHJDODQRUPDGHFODXVXUD “todo lo no prohibido, está permitido”, lo que impide la analogía creadora de delitos y, otra FRVDGLVWLQWDHVODDÀUPDFLyQGH*LPEHUQDWpOVHUHÀHUHDFyPRSURFHGHUDLQWHUSUHWDUXQD norma que si que existe y que guarda silencio en algo, comparándola con otras que también existen y que no guardan silencio: en estos supuestos puede proceder el argumento a contrario o la interpretación analógica, según los casos. Gimbernat aquí se mueve en el campo de la interpretación de preceptos que existen (que admiten interpretación analógica o a contrario, extensiva o restrictiva), lo que no tiene nada que ver con el caso de inexistencia GHWLSLÀFDFLyQ\GHOUHFKD]RGHODDQDORJtDFUHDGRUDGHGHOLWRV&RPRYHUHPRVPiVDGHODQWH una cosa es la analogía, prohibida en Derecho Penal, y otra la interpretación analógica, necesaria y no prohibida. 20 Araceli Manjón-Cabeza Olmeda por la creencia de que no se las ha querido incriminar”10. Para entender el distinto funcionamiento y régimen de la analogía en Derecho Privado, especialmente en el contractual, y en Derecho Público, especialmente en Derecho Penal, debe partirse de la idea de que en el primero, rige la autonomía privada y la atipicidad, frente a la exigencia de legalidad y tipicidad del segundo11. Lo anterior quiere decir, entre otras cosas, que en Derecho Penal, lo atípico, queda al margen de la aplicación de la norma sancionadora y se resuelve no aplicando norma alguna; por el contrario, en Derecho Privado, especialmente en materia contractual, lo atípico es relevante, está permitido12 y debe de resolverse mediante la aplicación de la norma, porque junto con los contratos típicos, especialmente normados, se admiten los atípicos (factoring, mecenazgo, know-how, etc.), los contratos combinados (leasing, prestaciones de medicina estética con resultado garantizado, hospedaje, gestión hotelera, etc.) y los contratos coligados (dos o más contratos se unen en una sola operación). Todas estas situaciones contractuales no previstas en los textos legales deben ser resueltas por los Tribunales apli- 10. $WHQXDQWHGHDQiORJDVLJQLÀFDFLyQ(VWXGLRGHODUWGHO&yGLJR3HQDO, Universidad de Valencia, Valencia, 1978, pág.13. 11. Sobre el particular ver Salvador Coderch, P., Fernández Crende, A. y Azagra, A., “Autonomía privada, fraude de ley e interpretación de los negocios jurídicos”, en InDret, núm. 3, 2004 (http://www.indret.com). Destacan estos autores la doble dimensión de la autonomía SULYDGDLQGLYLGXDO\VRFLDORQRUPDWLYD/DSULPHUDVHUHÀHUHDODDXWRUUHJXODFLyQGHORV LQWHUHVHVGHODVSDUWHVTXHSXHGHQFUHDUPRGLÀFDURH[WLQJXLUUHODFLRQHVMXUtGLFDVHOLJLHQdo el ordenamiento aplicable, la jurisdicción competente, el tipo de negocio y sus elementos esenciales y accidentales. La dimensión social o normativa de la autonomía privada, se UHÀHUHDORVHIHFWRVSDUDWHUFHURVDMHQRVDODUHODFLyQ\DODFRQWULEXFLyQDOGHVDUUROORGHO Derecho Privado. 12. Según el art. 1255 del CC “Los contratantes pueden establecer los pactos, cláusulas y condiciones que tengan por conveniente siempre que no sean contrarios a las leyes, a la moral, ni al orden público.”. 21 La atenuante analógica de dilaciones indebidas cando unas normas que se extraen por distintos procedimientos (absorción, superposición, combinación), entre los que la analogía juega un papel determinante. La semejanza y la “identidad de razón” entre el caso atípico y el típico legitiman la aplicación de la norma que contiene este último a aquél otro que no está expresamente comprendido, por indicarlo así el art. 4.1 CC. Es el mismo art. 4 el que, en su párr. 2, referido a las leyes penales, impide lo anterior, puesto que al caso distinto del expresamente comprendido, aunque semejante y con identidad de razón, no se le puede aplicar la norma penal por analogía. Luego no bastará probar que un supuesto no expresamente contemplado en un precepto del CP es semejante y tiene idéntica razón al previsto, pues, aún siendo así, la analogía está prohibida. Y la explicación no es en absoluto caprichosa, sino que se deriva necesariamente del principio de legalidad penal y su mandato de taxatividad y del papel que la tipicidad juega en materia de Derecho Penal. A lo penalmente atípico no hay que aplicarle ninguna norma penal, mientras que a lo contractualmente atípico hay que buscarle una norma y aplicársela. El ámbito de la analogía en Derecho Privado no se limita a lo contractual y afecta a materias tales como las relaciones semejantes a las matrimoniales13, los derechos reales o la responsabilidad civil del art. 1902. También por analogía se aplican los 13. No sólo a las relaciones análogas al matrimonio, sino también a las llamadas ALT (alone living togheter o relación estable de pareja pero sin convivencia en el mismo domicilio). La STS 1ª, de 16 de diciembre de 1996 establece que las normas sobre uso de la vivienda familiar en el matrimonio o tras la ruptura del vínculo han de aplicarse analógicamente a la convivencia prolongada entre un hombre y una mujer como pareja. Sobre la analogía entre el matrimonio y la unión “more uxorio” ver SSTS 1ª, de 10 de marzo de 1998 y 30 de diciembre de 1994. 22 Araceli Manjón-Cabeza Olmeda arts. 590 (construcciones peligrosas o nocivas), 190214 y 1908 (responsabilidad por daños causados por caídas de arboles, explosiones, humos o emanaciones) a las situaciones no previstas de ruidos; o el art. 96.2 a la custodia compartida repartida. 14. Señalan nuevas fuentes de responsabilidad del art. 1902, Salvador Coderch y otros: la responsabilidad de los Magistrados del Tribunal Constitucional, el mobbing y nuevos supuestos de daños morales (“Autonomía privada...”, ob. cit., pág. 5). Sobre la responsabilidad de los Magistrados del Tribunal Constitucional ver STS 1ª, 51/2004, de 23 de enero, en la que se declara que han incurrido en responsabilidad extracontractual o aquiliana. 23