Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 28 de junio de 2011.- VISTO: La actuación nº 2611/11 iniciada por el señor C. B., quien reclama ante la negativa de cobertura de la cirugía reparadora indicada a su hija M.S.B. La paciente es afiliada a la empresa de medicina prepaga Medicus S.A. Y CONSIDERANDO QUE: En su presentación el señor B. manifiesta que su hija padece “gigantomastia bilateral” y se le indicó una mastoplastia de reducción con el propósito de que esta práctica permita el alivio de los problemas de salud que esta situación le está provocando. En este sentido adjunta el resumen de historia clínica confeccionado por el médico tratante, doctor Fernando A. Mercado, quien expresa: “Paciente de sexo femenino de 18 años de edad consulta por severa dorsalgia, de prolongado tiempo de evolución, según refiere aumenta el dolor debido a que permanece varias horas parada en su trabajo (secretaria), y lo atribuye fundamentalmente a que presenta gigantomastia bilateral. Al examen se observa cifosis dorsal postural provocada por el peso y tamaño de ambas mamas, impresiona curvatura escoliótica lumbar, con signo del talle evidente. A la palpación se comprueba marcada contractura paravertebral a nivel de columna cervicodorsal dolorosa y llama la atención el surco que queda como impronta del uso del corpiño seguramente provocado por el excesivo peso de sus mamas. Se realiza espinograma de frente y perfil parada donde se observa curva escoliótica lumbar más pelvis oblicua. Considero que sería una buena medida realizar tratamiento quirúrgico de reducción de mamas, con el fin de aliviar los severos dolores que la paciente padece, tener en cuenta que esta dolencia no solo provoca trastornos físicos, también psicológicos debido a que la paciente no puede desarrollar sus tareas laborales con comodidad y la consecuente angustia”, obrante a fs. 3 de la actuación de referencia. A los efectos de la autorización de la cirugía citada, el señor Brasca refiere que presentó ante Medicus S.A. la orden junto con al resumen de historia clínica, comunicándosele posteriormente por vía telefónica que ese tipo de práctica no se hallaba contemplada en el reglamento de la empresa. Frente a esta situación el padre de la paciente dirigió una carta documento a la auditoría médica de Medicus S.A. solicitando una reevaluación del caso, la que finalmente fue respondida por el ingeniero Héctor Fernando Balestrini, quien informó: “... Le informamos que de acuerdo al Reglamento, Medicus no se hace cargo de cirugías plásticas o estéticas. Negamos que Medicus se encuentre obligada a cubrir dicha práctica en virtud de lo que establece el PMO...”, (fs. 5). A partir de la fundamentación elaborada por el profesional interviniente y la respuesta brindada por Medicus S.A., esta Defensoría del Pueblo considera oportuno realizar algunas consideraciones, en primer lugar en relación al problema de salud que presenta la afiliada, y luego acerca de la pertinencia de la cobertura de la práctica peticionada. Sin dejar de lado la importancia de la imagen corporal en una adolescente y su repercusión en la constitución de la personalidad y autoestima, es imprescindible señalar que la dolencia que presenta la paciente le está provocando un serio cuadro traumatológico, el que además de evidenciarse por la sintomatología referida por la señorita M.S.B., fue objetivado por el profesional tratante a través de maniobras semiológicas y estudios complementarios, tal como detalla en su informe. De acuerdo a lo publicado en la bibliografía atinente a la materia, la gigantomastia juvenil puede definirse cuando el volumen en cada mama supera los 1000ml de volumen1. Existe amplio consenso en que la mastoplastia es realizada para la eliminación de los síntomas somáticos y en busca de una mejora en el desempeño de las actividades diarias, colaborando además en la imagen corporal. Este último un aspecto no menor en la salud psíquica de las personas. Las alteraciones que el aumento mamario conlleva consisten en mastalgia, dolor cervical, dolor en hombros y en región lumbar, cefalea, alteraciones en la sensibilidad mamaria, parestesias en miembros superiores, intertrigo y estrías, sumándose a este cuadro dificultades en las actividades cotidianas y físicas, e interferencia en la actividad sexual2, añadiéndose, por tratarse de adolescentes, su efecto en el desarrollo de la propia personalidad en una etapa determinante de la vida 3. 1 “Gigantomastia y Mamoplastia Reductiva en adolescentes. Valoración a largo plazo”, Dr. Ignacio Trigos-Micoló. Cirugía Plástica Vol. 9, Núm. 2, Mayo-Agosto 1999, pp 71-77. 2 “Impacto da mastoplastia redutora na qualidade de vida pacientes portadoras de gigantomastia”, Marcelo Sacramento Cunha, Amanda Andrada Viana, Livio Lima Santos, Thiago Vial Costa, Nilmar Galdino Bandeira, José Válber Lima Meneses. Hospital das Clínicas da Faculdade de Medicina da Bahia UFBA e na Liga Baiana de Cirugía Plástica, Salvador, BA. Rev. Bras. Cir. Plást. 2009; 24(1): 43-6. 3 Idem 1. Hay evidencia en la bibliografía4 que la mastoplastia reductora produce claramente una mejoría significativa en la sintomatología y calidad de vida de estas jóvenes. En virtud de lo expuesto esta Defensoría del Pueblo entiende que el tratamiento propuesto a la señorita M.S.B. viene a reparar un problema de salud al combatir sus dolores, pretendiendo corregir sus problemas de columna, permitiéndole además aliviar la angustia que esta situación le provoca y el desarrollo pleno de su personalidad, y que en consecuencia el mismo debe ser cubierto por la prepaga. Entender lo contrario implica convalidar una desigualdad, cuyas consecuencias en la integración social, desde los planos laboral y sexual, contradicen el concepto de salud universalmente aceptado 5 y se constituye en un daño biológico que debe ser evitado y/o reparado, según el caso, sometiendo la cuestión a la tutela jurisdiccional de los derechos que resulten lesionados, si así la interesada lo estimare procedente. La conducta asumida por Medicus S.A. puede resultar abusiva en cuanto alega cuestiones no establecidas por reglamento, ya que las empresas de medicina prepaga adquieren un compromiso que trasciende el mero plano negocial y es un tipo de contrato cuyas características tienden a proteger la vida, salud e integridad de las personas. La salud ha sido reconocida -en el ámbito nacional e internacional- como un derecho humano inherente a la dignidad de las personas. La primera norma internacional que consagra expresamente el derecho a la salud data de 1946 y es la Constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que refiere como uno de los derechos fundamentales el disfrute del más alto nivel posible de salud. El Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales, en su Observación General nº 14, señaló que el derecho a la salud no debe entenderse como un derecho a estar sano. Entre los derechos figura el relativo a un sistema de la protección de la salud que brinde a las personas oportunidades iguales para disfrutar del más alto nivel posible de salud; el derecho a la salud debe entenderse como un derecho al disfrute de toda una gama de facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para alcanzar el más alto nivel posible de salud. El derecho a la salud es un derecho constitucional; motivo por el cual las normas de menor jerarquía invocadas por Medicus S.A., Programa Médico Obligatorio (PMO), carecen de sostén normativo. 4 Idem 1 y 2. 5 Organización Mundial de la Salud, 1946. Por otra parte, corresponde señalar que la práctica Mastoplastia sí se encuentra contemplada en el PMO, en su Anexo II - Catálogo de Prestaciones, bajo el código 060105, sin mencionarse en esa resolución restricciones ni indicaciones para casos especiales. Asimismo cabe aclarar que el Anexo II del PMO, deja perfectamente establecido que, “... El Agente del Seguro de Salud podrá ampliar los límites de cobertura de acuerdo a las necesidades de sus beneficiarios...”. En suma, resulta claro que el PMO establece prestaciones básicas y obligatorias que, por ser un “piso mínimo”, no excluyen otras prestaciones mayores ni impide que los agentes de salud obligados brinden prestaciones más amplias o más adecuadas al caso. En este sentido la Ley 26.682 “Marco Regulatorio de Medicina Prepaga” establece en su art. 7º: ... Los sujetos comprendidos en el artículo 1º de la presente ley deben cubrir, como mínimo en sus planes de cobertura médico asistencial, el Programa Médico Obligatorio vigente según Resolución del Ministerio de Salud de la Nación...” (lo resaltado es propio). Por otro lado, tanto la Constitución Nacional en el art. 42, como la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en su art. 46, establecen el derecho en la relación de consumo a la protección de la salud y por ende debe atenderse a su seguridad. En efecto, en el plexo constitucional se prescribe que “Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de trato equitativo y digno...” (art. 42 de la Constitución Nacional, lo resaltado es propio). En ese mismo sentido la jurisprudencia imperante ha establecido que no se puede prescindir de la función social que tiene el contrato de medicina prepaga, en virtud de los bienes en juego como la salud y la vida de las personas (CAUSA 2865/2006 - “T.C.R. c/Unión Personal Accord Salud s/amparo” - CNCIV Y COMFED - SALA I - 15/08/2006). Si bien las Empresas de Medicina Prepaga presentan rasgos mercantiles conforme el Código de Comercio, lo que las diferencia de otras empresas es que ellas tienden a proteger las garantías a la vida, la salud, seguridad e integridad de las personas, excediendo su compromiso del mero plano negocial (CSJN 13/03/2001 Recurso de Hecho “Hospital Británico de Buenos Aires c/Estado Nacional - Ministerio de Salud y Acción Social” del Dictamen del Procurador General de la Nación, el Dial AM74C). El prestador de un servicio de salud, por la índole de los servicios que presta, debe proteger las garantías constitucionales que protegen el derecho a la vida, la salud, la seguridad y la integridad de las personas (Etcheverry, Roberto E. c/OMINT Sociedad Anónima y de Servicios). La Cámara Federal de Mar del Plata entendió que “... la contracara del derecho a la vida, a una buena calidad de vida y a una adecuada atención médica es una obligación ‘activamente universal’ que no consiste en una abstención u omisión, sino en un hacer que existe ante o frente a toda la sociedad, de esta forma, en cada situación debe asignársele a tal derecho el contenido de la prestación posible debida al paciente enfermo” (Cfr. CFed. Mar del Plata, sentencia del día 17 de junio de 1999 en la causa “Recalde, Norberto c. Dirección de Bienestar de la Armada, diario LL, 13/9/99). La Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) al abordar el análisis y caracterización del sistema médico prepago ha señalado que: “... resulta fundamental tener en cuenta que los contratos de medicina prepaga que son aquellos en los que una empresa especializada se obliga a prestar servicios de asistencia médica a una persona o grupo de ellas recibiendo, como contraprestación, el pago de una suma de dinero que generalmente es periódico-, no están contemplados dentro de ninguna de las figuras previstas por los códigos de fondo o leyes especiales, siendo en consecuencia innominados o atípicos. La característica principal de estos negocios jurídicos es que, a través del ahorro consistente en pagos anticipados verificados en el transcurso del tiempo, los pacientes se protegen de riesgos futuros en su vida o salud. Es decir, el beneficiario se asegura de que si necesita los servicios prometidos, podrá tomarlos, aunque no tenga certeza de cuándo ni en qué cantidad, pudiendo ocurrir inclusive que nunca los requiera, en cuyo caso el gasto realizado se traducirá únicamente en la tranquilidad que le dio la cobertura durante todo ese tiempo...” (CSJN, 13/03/2001, Etcheverry, Roberto E. c/ OMINT Sociedad Anónima y Servicios, Fallos: 310:662). La Ley 24.240 y su modificatoria -Ley 26.361-consagra el deber de seguridad para la tutela del consumidor (arts. 5 y 6) y la interpretación del contrato se hará en el sentido más favorable para el consumidor y cuando existan dudas sobre el alcance de su obligación se estará a la que sea menos gravosa (art. 37). En suma, lo que se quiere poner de manifiesto es que los conflictos prestacionales que se producen respecto de quienes son afiliados a una entidad de medicina prepaga, deben ser analizados desde un doble prisma de protección: por un lado, desde la esfera tuitiva que emana de los principios constitucionales y normas de la legislación relativa a los usuarios y consumidores; pero, además, y más allá de los vínculos y modalidades contractuales (de consumo) en las que el sistema médico prepago se desarrolla, no se debe soslayar que siempre está presente el derecho a la salud integral que, en tanto derecho humano fundamental de raigambre constitucional (art. 75 inc. 22) CN), ofrece un paraguas de protección adicional. En ese mismo sentido la CSJN viene exhibiendo en sus pronunciamientos una mayor preocupación por los derechos humanos relativos a la salud, sosteniendo que ante la duda sobre el alcance de la cobertura deberá decidirse en favor del paciente (cf. art. 1198 CC y Ley de Defensa del Consumidor), ya que es la persona “... lo que se acentúa en el supuesto del contrato de prestación médica, habida cuenta de la jerarquía de los valores que se hallan en juego: la vida y el derecho a obtener conveniente y oportuna asistencia sanitaria”, y “... que tal derecho se vería frustrado si se admitiera que la falta de exclusión de un tratamiento no importa su lógica inclusión en la cobertura pactada, siendo inadmisible la referencia histórica al estado de conocimiento médico existente al tiempo de la contratación, toda vez que se traduciría -con grave detrimento del servicio de salud- en la privación de los adelantos terapéuticos que el progreso científico incorpora -en forma casi cotidiana- al campo de las prestaciones médico-asistenciales” (“P. de M.I.J.M. c/Asociación Civil Hospital Alemán”, LL 2002-C-630; y en igual sentido “E.R.E. c/Omint S.A. de Servicios”, LL 2001-B-687). Por lo tanto, el tratamiento médico debe adecuarse a la particular condición del afectado en su salud, habida cuenta que el derecho a la vida importa el de una calidad de vida digna, y que la concepción de esta última depende directamente de la dinámica del desarrollo científico permanente. Y es que vivir -en sentido biológico- lleva consigo el derecho a vivir con la dignidad y en las condiciones que, como persona, exige todo ser humano, y en consecuencia la calidad de vida debe integrarse a la salud. Atento lo expuesto, corresponde emitir pronunciamiento sobre el particular. POR TODO ELLO: LA DEFENSORIA DEL PUEBLO DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES RESUELVE: 1) Recomendar al Presidente de Medicus S.A. arbitre los medios necesarios a los efectos de brindar cobertura a la práctica mastoplastia de reducción a la afiliada nº 0986590800 1, la señorita M.S.B., D.N.I. nº . 2) Poner en conocimiento de la presente Resolución al Director General de Defensa y Protección del Consumidor del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, doctor Juan Manuel Gallo. 3) Brindar a la presente Resolución el trámite dispuesto por la Ley 1845 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 4) Notificar al presentante, registrar, reservar en el Area para su seguimiento, y oportunamente, archivar. Código 441 Ang/ab. Sal.nic cd/D/LDS RESOLUCION Nº 1607/11