QUINTO CENTENARIO DE LA SONRISA DE LA GIOCONDA1 En 1503 una joven mujer se sentó frente al atril de Leonardo da Vinci en algún lugar de Florencia. Ni su nombre, ni su edad, ni por qué sonríe han podido ser establecidos con certeza. Leonardo trabajó en este cuadro durante el resto de su vida y la obra pasó de un dueño a otro. Cinco siglos después, La Gioconda es considerada cumbre de la pintura occidental y aún se mantiene el misterio sobre aquella mujer que descorrió el velo oscuro de su rostro, apoyó una mano sobre la otra y se dispuso, sin saberlo, a ser inmortalizada. ¿Qué tiene este cuadro, bastante pequeño, de una mujer de belleza sólo mediana, que seis millones de visitantes acuden anualmente al Louvre para verlo? He aquí precisamente el objeto de deseo de miles de investigaciones: esa sonrisa que ha sido reinterpretada por innumerables artistas, desde Dalí a Warhol, pasando por Botero, y que tiene más reproducciones que ninguna otra obra conocida. Con motivo de su quingentésimo aniversario –500 años–, La Gioconda será trasladada a una sala de extrema seguridad en el museo del Louvre en 2005 para evitar cualquier imprevisto. En 1911 la Mona Lisa fue robada y apareció dos años después, en Florencia, para ser devuelta al Louvre en 1914. El retrato, que mide 53 por 77 cm, fue pintado sobre un trozo de madera y representa las dos técnicas que Da Vinci elevó a la perfección: el sfumato y el claroscuro. Pero aparte de su técnica, el magnetismo de la obra radica en su sugestiva ambigüedad. Existen ocho teorías al menos que plantean quién sería esta mujer. La última investigación, publicada en marzo de 2002, dice que sería una cortesana llamada Caterina Storza, a quien sus contemporáneos apodaban "La Tigresa", en honor a sus promiscuas costumbres. La opción con más arrastre, sin embargo, es que se trataría de Lisa, la joven esposa del notario florentino Francesco del Giocondo. Giorgio Vasari, el primer biógrafo de Leonardo, establece que Da Vinci hizo para Francesco del Giocondo el retrato de Mona Lisa, su mujer. Según él, la mujer sufría de bruxismo, alopecia, Parkinson y una parálisis del nervio facial, que sería el origen de su enigmática sonrisa. Hay otras explicaciones. Carmen Bambach, del 1 Boletín Galería Antiqvaria, Febrero 2003 (II) [http://www.antiqvaria.com/antiq/noticias50/not9.htm] 1 Metropolitan Museum of Art de Nueva York, señala que la sonrisa de la Gioconda representa un ideal de fisonomía y belleza que Leonardo consideraba adecuado para una mujer joven y de su condición social. La profesora Margaret Livingstone, de la Universidad de Harvard, planteó que la célebre sonrisa sólo se ve cuando se mira hacia otras zonas de la pintura, pero desaparece al mirar directamente su boca. Esto explica el misterio de la sonrisa que pintó Da Vinci: sólo se puede ver si se mira a los ojos de la Mona Lisa, o a otra parte de su cara. Según Livingston, "La excepcional calidad de la sonrisa de la Gioconda se explica por el hecho de que está concebida en bajas frecuencias espaciales, y por ello, nuestro sistema visual periférico es capaz de apreciarla mejor". Da Vinci jugó con las sombras producidas por las mejillas para acentuar la boca de la Gioconda, por ello, su sonrisa es más pronunciada cuando miramos hacia sus ojos o hacia el fondo, sin embargo, si miramos directamente a la boca, la sonrisa parece desaparecer. El contrato de trabajo que Da Vinci firmó es otro misterio del asunto. No hay rastros de él. Por otra parte, Leonardo nunca consintió en separarse del cuadro porque, o jamás concluyó el proyecto, o porque quien quiera que haya encargado el retrato no se sintió satisfecho con el resultado. De esta forma, la imagen de la Mona Lisa acompañó a Leonardo hasta su muerte en 1519. ____________________________________ 2